Fidelidad a Dios

Se ha sobre-valorado la libertad en nuestros días. No está de moda la fidelidad. Educar para la fidelidad es formar para la libertad. Se puede permanecer en un hogar o en una vocación sin ser fiel. Es fiel quien goza la entrega. ¿Gozo las exigencias de mi vocación? Yo elegí hacer la Voluntad de Dios, me toca entonces una tarea. Nadie me puede formar sino yo mismo. Hay personas que hacen con agobio lo que otras hacen felices; quien vive con agobio actúa como si no fuera libre. El remedio está en la confianza en Dios.

Hay quienes la encuentran y, pasado un tiempo, la abandona por las exigencias que lleva consigo. Olvidan que la historia humana y la historia personal es una costosa subida hacia lo alto. La vida es breve. No tenemos seguro ni un solo día. “Dios, que prometió perdón al pecador, si hiciese penitencia, nunca le prometió el día de mañana”, dice San Gregorio (Homil 12, in Evang).

Dios nos ha elegido para transformar la historia. Pero cuando no vivimos lo ordinario con heroísmo viene el desencanto. San Bernardo dice: La soberbia derriba de lo más alto a lo más bajo y la humildad levanta de lo más bajo hasta lo más alto”…

Unos políticos norteamericanos fueron a la India y vieron kilómetros y kilómetros de gente sin techo, sin nada. Luego quisieron ver a Madre Teresa de Calcuta y le preguntaron: “Y usted, cuando ve esta desolación, ¿no le entra el desánimo al ver lo poco que se puede hacer?”. Aquella mujer santa le contestó: “El Señor no me ha llamado para el triunfo sino para que le sea fiel”.

El tesón de San Agustín es grande, escribe: “Graba, Señor, tus llagas en mi corazón, para que me sirvan de libro donde pueda leer tu dolor y tu amor. Tu dolor para soportar por ti toda suerte de dolores. Tu amor para anteponer el tuyo a todos los demás amores”. San Agustín afirma: Si entiendes todo lo que se te dice y manda, aquello no es de Dios.

Los cristianos de la primera hora tenían un concepto altísimo de la dignidad de su llamada. Comprendían que era imposible ser cristiano de verdad y pactar al mismo tiempo con el pecado.

Un autor del siglo XVI, español, escribe: “Entre todas las cosas humanas, ninguna hay que con mayor acuerdo se deba tratar (…) que sobre la elección de vida que debemos seguir. Porque si en este punto se acierta, todo lo demás es acertado; y, por el contrario, si se yerra, casi todo lo demás irá errado”, escribe fray Luis de Granada (Guía de pecadores).

En donde hay viñas, las suelen podar cada año, para que la vid dé frutos. Cuando no se tiene el coraje para podar sólo crecen hojas. “Cuando nos creemos dueños de nosotros mismos y con poder para juzgarlo todo, nos destruimos. Porque no estamos en una isla con nuestro propio yo, no nos hemos creado a nosotros mismos; hemos sido creados y creados para el amor, para la entrega, para la renuncia, sabiendo negarnos a nosotros mismos. Sólo si nos damos, sólo si perdemos la propia vida –como dijera Cristo- tendremos vida”. Cuando el hombre se deja podar, es cuando puede madurar y dar fruto (Cardenal Ratzinger, La sal de la tierra, p. 179).

Hay tres obstáculos que pueden hacer tambalear la fidelidad: La soberbia, la cruz y la desobediencia. Sabemos que la humildad es la verdad, y que la verdad es que tenemos dones naturales recibidos de lo alto. Tendemos a apropiarnos de ellos, a pensar que son méritos propios. Fray Luis de Granada advierte: La soberbia “es apetito desordenado de la propia excelencia”. La soberbia es reina y madre de todos los vicios. “La humildad hace de los hombres ángeles, y la soberbia, de los ángeles demonios” (…). “Así como el principal fundamento de la humildad es el conocimiento de sí mismo, así el de la soberbia es la ignorancia de sí mismo”. Mayor cuidado debemos poner en mirar lo que nos falta que lo que tenemos. “Si deseas alcanzar la virtud de la humildad, sigue el camino de la humillación; porque si no quieres ser humillado nunca llegarás a ser humilde” (p. 433) (…). “En el sufrimiento de las injurias se conoce el verdadero humilde”[1].

Si nos descuidamos podemos desfallecer cuando llega la cruz. Hay que querer aprender la “ciencia de la cruz”, como la Virgen, que sufrió lo indecible cuando Herodes persigue al Niño, cuando el Niño Jesús se le pierde a los 12 años, cuando Jesús muere en la Cruz. Ojalá que haya en nuestra vida una penitencia buscada, una penitencia acogida, en los sentidos internos y en los sentidos externos.

Otro obstáculo a la fidelidad es el afán de independencia. Nada aborrece tanto el demonio como la obediencia; nada glorifica él tanto como la “propia iniciativa” y la independencia personal. Todos los santos han amado y han obedecido a sus superiores. “Te equivocas —le decía Jesús a Santa Margarita María de Alacoque— si piensas agradarme recurriendo a actos y mortificaciones elegidos por propia voluntad y en oposición a lo ordenado por las superioras. Yo rechazo todo eso, como fruto corrompido por la propia voluntad. Por el contrario, me satisface que disfrutes de pequeñas comodidades, por obediencia, en vez de abrumarte de austeridad… ¡Nada de exceso en el celo! (…) Satanás está rabiando por engañarte. Por eso no hagas nada sin permiso de los que te guían, a fin de que no pueda engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes”.

No entendemos la dependencia absoluta que el hombre tiene de Dios. María sí lo entendió. Podemos decir al Señor: “Ilumina mis ojos para que vea mi nada. Por mí mismo no valgo nada. Danos fe para saber lo que cada uno de nosotros valemos a tus ojos, Señor. ¡Que no resista a lo que Tú me pides!”.

No está de más recordar una letrilla de Santa Teresa que dice:

Nada te turbe,

nada te espante, todo se pasa,

Dios no se muda,

La paciencia,

todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene

nada le falta:

¡Sólo Dios basta!

[1] Fray Luis de Granada, Guía de Pecadores, Apostolado de la Prensa, Madrid 1948.

Mujeres jóvenes cristianas que escaparon del ISIS lo atribuyen a la Virgen María

Permanecieron 8 horas escondidas bajo la cama en una habitación usada por los terroristas

web-blessed-virgin-mary-close-up-mbolina-shutterstock_453828706

Detalles, vía CNA: 

Siete mujeres jóvenes en Kirkuk atribuyen a la Virgen María el haber sobrevivido a ocho horas horribles escondidas bajo camas mientras combatientes del grupo Estado Islámico usaban su habitación como escondite durante un asalto a la ciudad iraquí.

“La Virgen María estaba con ellas”, dijo el sacerdote Roni Momika a Catholic News Agency el 23 de octubre.

El sacerdote, que ejerce su ministerio en campamentos de refugiados de Ankawa, provincia de Erbil, en el norte de Irak, estuvo en contacto telefónico con dos de las chicas mientras estaban escondidas bajo las camas.Le ofrecieron un relato pormenorizado de lo que sucedía.

Siete mujeres estudiantes universitarias de Kirkuk se encontraron bajo la amenaza del ataque del autodenominado Estado Islámico sobre la ciudad el pasado viernes 21 de octubre.

“Daesh entró en la casa de nuestras estudiantes, las chicas”, informó el sacerdote.

Cuando oyeron que llegaban los combatientes, las mujeres se lanzaron bajo las cuatro camas de una de las habitaciones, donde pasaron desapercibidas ocho horas, mientras los combatientes de Daesh usaban la habitación como refugio para comer, rezar y esconderse de las Fuerzas Armadas Iraquíes.

“Yo estuve hablando con ellas todo el tiempo”, dijo el padre Momika, señalando que había “una chica fuerte” que le dijo: “Padre, seguiré hablando con usted y contándole todas las novedades y lo que esté diciendo Daesh”.

Durante el tiempo que estuvieron allí, los combatientes no solo comieron y rezaron, sino que también usaron las camas para atender a dos de sus miembros que habían resultado heridos.

Puede leer el resto del artículo, en inglés, aquí.

El Ángel de la cárcel

La inspiradora historia de una gran mujer que fue monja y se divorció dos veces

Antonia Brenner

web-mother-antonia-brenner-courtesy-of-the-eudist-servants-of-the-11th-hour

¿Puede una mujer católica casarse y divorciarse dos veces, tener ocho hijos de dos hombres diferentes, hacerse monja y llegar a fundar una nueva orden religiosa? La respuesta es ¡sí! De hecho, esta misma mujer se acercó en persona al papa Juan Pablo II el día de la madre de 1990 para presentarle unos regalos en ocasión de la misa que el papa ofrecía durante su visita a México, y así recibir a cambio su bendición. Después de todo, todo es posible con Dios a nuestro lado.

La mujer a la que nos referimos es la Madre Antonia Brenner, conocida como “el ángel de la cárcel” en la penitenciaría de La Mesa, en Tijuana.

La Madre Antonia murió hace tres años, el 17 de octubre de 2013. En mi opinión, la historia demostrará que esta mujer fue un peso pesado entre las mujeres católicas de finales del siglo XX y principios del XXI.

Mary Clarke nació en Beverly Hills, Estados Unidos, un 1 de diciembre de 1926. Su padre, Joe Clarke, era un empresario de éxito y Mary y sus dos hermanos se criaron rodeados de la opulencia y la ostentación del mundo del cine.

Entre sus vecinos había grandes celebridades de Hollywood como William Powell, Hedy Lamarr y John Barrymore.

Joe Clarke era un hombre de carácter afectuoso hacia todas las personas. Sin importar lo bien que tratara la vida a su familia, se aseguró de educar a sus hijos en la importancia de ayudar a los menos afortunados.

Este deseo de ayudar a los demás arraigó en Mary y estaba destinado a florecer. Sin embargo, antes de su “florescencia”, Mary se embarcó en una enrevesada travesía vital.

Mary se casó a los 18 años y tuvo tres hijos, aunque el primero falleció poco después del parto. Este matrimonio terminó en divorcio.

Como divorciada, Mary se sentía entonces distanciada de su educación católica. Se casó de nuevo, pero esta vez por lo civil en Las Vegas, con un hombre llamado Carl Brenner.

Ella y Carl tuvieron cinco hijos juntos, pero su matrimonio también estaba abocado al divorcio. Pero “Dios escribe recto con renglones torcidos”, y según parece el Espíritu Santo tuvo echado el ojo a Mary Clarke Brenner toda su vida. Estaba a punto de bañarla por completo en su gracia.

Mary cada vez se involucró más en obras de caridad. En 1965 conoció al sacerdote Henry Vetter. Él se la llevó consigo a un reparto de comida, medicinas y ropa a prisioneros de la Penitenciaría La Mesa, en Tijuana.

La mala situación de los reos en La Mesa (considerada como una de las peores prisiones de México) causó un gran impacto en ella y, con el tiempo, su creciente compasión y amor por el prójimo se centrarían en estas personas. Se convirtieron en su especialidad, su ministerio, su propósito en la vida.

Mary Brenner se pasó los siguientes 10 años yendo y viniendo de la penitenciaría La Mesa, llevándoles los suministros necesarios, pero sobre todo su amor y su misericordia.

Su presencia se hizo muy popular entre los prisioneros, tanto hombres como mujeres, que ya esperaban con entusiasmo las visitas de Mary, a quien empezaban a llamar “La Mamá”. El alcaide incluso le ofrecía alojamiento para que pudiera quedarse a dormir.

Mary escogió el nombre de Antonia (en honor a su mentor, Anthony Bowers) y pasó a ser Madre Antonia Brenner. Se cosió un hábito de monja, se lo puso y fue a ver al obispo Leo Maher, de San Diego. Se arrodilló ante él y le contó su historia.

Él ya lo sabía todo sobre ella, así que le dio su bendición y validó su ministerio. Y hasta fundó una nueva orden, las Siervas Eudistas de la Undécima Hora, para mujeres de 45 años y mayores que desearan servir a los menos afortunados.

Además de la bendición del obispo Maher, también recibió la bendición del obispo Juan Jesús Posadas, de Tijuana. Se le concedió la autorización de la Iglesia para su ministerio por parte de obispos de dos países separados.

Una vez sus hijos se emanciparon, Mary regaló todas sus propiedades, dejó su hogar en Ventura y se dirigió a la prisión de La Mesa. Le habían dado permiso para vivir allí.

Su nuevo hogar era una celda de 3 metros cuadrados en la sección femenina de la penitenciaría. Viviría como cualquier otro recluso, dormiría en su celda de cemento y se alimentaría de agua fría y comida de la prisión.

Entre las comodidades de su habitación se incluían un crucifijo en la pared, una Biblia, un diccionario de español y una rígida cama de prisión.

Por la mañana, formaba en línea junto al resto de los prisioneros para pasar lista. Ese sería su hogar durante los próximos 32 años.

“La Mamá” también recibió el apodo de “Ángel de la cárcel”. Convivía libremente con traficantes de droga, ladrones, asesinos, violadores y demás, a quienes daba pellizcos en las mejillas y ofrecía sus oraciones.

Muchos de estos hombres y mujeres se contaban entre los más violentos y desesperados del género humano. Y aun así, ella caminaba feliz con ellos, les confortaba y les consolaba, secaba sus lágrimas y sostenía sus cabezas entre sus manos en su lecho de muerte.

Llegó incluso a detener motines internos con su mera intervención.

La Madre Antonia Brenner consiguió ver de verdad el rostro de Cristo en todos y cada uno de los prisioneros con los que estableció contacto y extendió su misericordia y su amor a todos ellos.

¿Por qué otra razón estos endurecidos criminales, algunos de los cuales nunca habían amado ni recibido amor, iban a llamar cariñosamente “Mamá” a una señora salida de Beverly Hills? Ellos le respondían con el mismo amor que recibían.

Creo que algún día la Madre Antonia Brenner será canonizada como santa. Fue un ejemplo para todos, nos enseña hasta dónde puede llegar la generosidad de “amar al prójimo”, quienquiera que sea.

Su vida también nos demuestra que no importa quién o qué seamos, ni de donde vengamos ni lo que hayamos hecho, Dios siempre nos está llamando.

Madre Antonia, por favor reza por nosotros, en especial durante este Año de Misericordia.

Le dijo no al aborto y está cerca de ser reconocida santa

Esta madre de familia puso en jaque el concepto de aborto “terapéutico”

web-cecilia-perrin-argentina-beatification-c2a9-cecilia-perrc3adn-facebook

El jueves 20 de octubre se cierra la fase diocesana de la Causa de Beatificación de María Cecilia Perrín de Buide (1957-1985), laica argentina, madre de familia. En un acto del que participarán autoridades eclesiales de Bahía Blanca, diócesis en la que vivió esta mujer que desde niña participó de actividades del Movimiento de los Focolares, se cerrará esta etapa inicial del proceso, marcada por una profunda investigación documental.

Esta fase precede a la romana, donde continúa el análisis y puede, eventualmente, reconocerse las virtudes heroicas de la Sierva de Dios, y tras este reconocimiento, analizarse posibles milagros que lleven a la beatificación.

Las historias se suelen contar desde el inicio, pero en el caso de Cecilia vale una excepción. El espacio en el cual descansan sus restos mortales, en la Ciudadela Mariápolis Lía, son una suerte de bálsamo espiritual. Sobre su tumba, rodeada de árboles y de un ambiente de permanente paz y alegría, se lee una frase que ella misma acuñó en momentos de enfermedad y despiertan a la oración inmediata: “Tus caminos son una locura, rompen mi humanidad, pero son los únicos que quiero recorrer”. Allí, y así, en un cementerio que recorriendo y pensando su vida se convierte en luminoso, quería ser sepultada.

Cecilia nació en Punta Alta, provincia de Buenos Aires, el 22 de febrero de 1957. Conoció de niña la espiritualidad del Movimiento de los Focolares, del que participó como Gen (joven), y luego como voluntaria. Catequista, tras dos años de noviazgo contrajo matrimonio con Luis Buide, en 1983. A los pocos meses, concibe una niña, Agustina, pero una llaga, en febrero de 1984, le llama la atención. Esa llaga indicaba un cáncer que debía ser tratado de inmediato, pero el tratamiento perjudicaría la vida de la niña.

A Cecilia algunos médicos le sugieren un aborto “terapéutico”. Pero decidió seguir adelante con el embarazo, con el apoyo de su marido, familia y amigos, y pudo dar a luz en julio de 1984. A los 8 meses, regresó a la casa del Padre.

Todo el proceso de su enfermedad, de su entrega a la voluntad de Dios poniendo por delante la vida de su hija, quedó registrado en emocionantes cartas que escribió Cecilia durante esos meses.

“Hace días sentía de darle todo a Jesús, pero con la voluntad y el pensamiento, no con el sentimiento, no podía de esta forma decirle SI, porque me invadía un gran temor que me lo impedía. El otro día en el quirófano estando sola antes de que me durmieran pude decirle sintiéndolo: Sí, Jesús, te doy todo. Cuando desperté sentía una gran tranquilidad pese a que lo que me dijeron era bastante desalentador”, le escribió al entonces arzobispo de Bahía Blanca.

“Muchas veces hemos hablado de que Dios es Amor. Ahora les puedo decir que es la experiencia más profunda que vivo. La situación es difícil, pero no saben lo que es abandonarse a Él y decirle Vos actúa. Esta es tu voluntad, manifestate como Tú lo quieras. El cubre todo, todo. Su amor se hace sentir, pero sentir de veras. Es como que el corazón estalla. Parece una locura porque no se puede entender: sufrir el dolor físico y experimentar que más allá de ese gran dolor te invade una felicidad que no se te va. Yo siento que en el dolor uno se desprende de todo y se queda con lo íntimo de uno mismo y en esta intimidad está Dios y Él es Amor”, escribió a sus alumnos de quinto año.

“Días atrás sentía como si fuera lo mismo vivir que morir, o sea, que da igual. Es más, hubo momentos en donde veía que morir era más fácil, más descansado. Pero sabés, lo que ahora le pido a Jesús es que me gustaría ser expresión de su gloria, me gustaría mostrar esta vida que nos ha permitido probar”, escribió a Lía Brunet, referente del Movimiento de los Focolares que hoy da nombre a la Mariápolis en la que descansas sus restos.

Mientras se conoce esta información sobre el avance en la Causa de Beatificación de Cecilia Perrín, considerada de interés provincial por la Provincia de Buenos Aires hace algunos años, la ministra de Salud de esa misma provincia adhirió a un protocolo nacional que hasta ahora la provincia ignoraba para la realización de abortos considerados “terapéuticos”.

Cecilia Perrín, con su alegría y fe, aún en los momentos de mayor dolor físico, propone otro camino.

El misionero que predicó a los vikingos

Así fue la evangelización en Dinamarca y Suecia

web-peter-nicolai-arbo-public-domain

Al hablar de misioneros en este mes de octubre dedicado a ellos, pensamos en los que anunciaron a Jesús en América, África y Asia. Pero, ¿cómo se evangelizó Europa? En las regiones que formaban parte del imperio romano, el cristianismo se expandió desde la época de los apóstoles. Sin embargo, en otros lugares no hubo cristianismo hasta casi 1.000 años después. Es el caso de Suecia, un país que el Papa visitará dentro de unas semanas.

Margarita Cantera, profesora de Historia Medieval en la Universidad Complutense de Madrid, cuenta que muchas veces los evangelizadores de estas regiones fueron monjes.

Cuando se lo pedía el Papa o su obispo, “se adaptaban a las necesidades de la Iglesia” y renunciaban a la vida en su monasterio para ser misioneros. “Como estaban acostumbrados a vivir en comunidad, sabían organizar las nuevas diócesis” en los lugares donde llegaban.

A Dinamarca

Un buen ejemplo es san Anscario (Óscar), un benedictino del siglo IX. Nació en lo que hoy es el norte de Francia. Cuando tenía 25 años, otro compañero y él fueron los únicos en aceptar el encargo de Luis el Piadoso, hijo del emperador Carlomagno, de ir a Dinamarca.

Tenían que acompañar a Haraldo, que quería ser rey de los daneses y se había convertido al cristianismo para que los reyes cristianos le ayudaran.

Margarita cuenta que los vikingos, los pueblos de Escandinavia, “vivían sobre todo de saquear ciudades costeras”. Eran violentos. Por eso “entre los misioneros de estas tierras hay muchos mártires”.

Anscario no fue mártir pero lo pasó mal. Haraldo fue rey solo un año. Después, un enemigo le arrebató el trono y expulsó a los misioneros.

Apóstol de Suecia

Pero a Anscario ya le había picado el gusanillo de anunciar a Jesús a los vikingos. Por eso volvió a ofrecerse cuando el rey Björn de Suecia, que era pagano, pidió misioneros para predicar entre su gente.

Esta misión comenzó mal: su barco fue atacado por piratas. Pero luego Anscario tuvo un poco más de éxito, e incluso un consejero del rey se hizo cristiano.

A los 30 años fue nombrado obispo de la nueva diócesis de Hamburgo, en el norte de Alemania. Allí se volvió a ver las caras con los vikingos, que en el año 845 atacaron la ciudad. Anscario huyó llevándose solo las reliquias de santos que tenía.

Los últimos años de su vida los dedicó a reconstruir esta diócesis, a fortalecer el cristianismo de sus habitantes y a intentar ganarse a los reyes daneses y suecos para que le dejaran evangelizar en sus reinos y no expulsaran a los misioneros cada vez que cambiara el rey.

Esta pequeña semilla tardó un par de siglos en crecer, pero todavía hoy en estos lugares se recuerda a san Anscario como su gran apóstol.

Por María Martínez López
Artículo publicado originalmente por Alfa y Omega

Diálogo sobre el “noviazgo free” (sin compromisos)

0-celular8A raíz de un artículo que publiqué, recibí este email de una adolescente desconocida. Con su autorización lo publico:

Ella: “Hola mi nombre es NN. tengo 16 años y soy de (…), acabo de leer tu nota en el Semanario, la de EL SEXO, UN PASATIEMPO. Tengo una duda, tengo a mi novio, bueno en realidad es amigo con derecho o free como lo quieras llamar, hace un mes estuvimos juntos bueno ¿no o si? el chiste es q después de un beso fuimos mas allá (…) pero por x no pudimos o al menos no sentimos, ahora mi preocupación: se q estubo mal pero a los dos nos gusto y lo vamos hacer mañana, ahora no se q hacer porq si mi mama se entera me mata…” (es textual).

Yo: Estimada NN.

Si no tienes inconveniente dime qué edad tiene él. El mejor regalo que le puedes dar a tu esposo el día de tu boda es tu virginidad, o al menos tu lucha por vivir una segunda virginidad o “virginidad reciclada”. Él se sentirá contento de que te hayas guardado para él en exclusiva, aún si has caído alguna vez. También él se debe de guardar para ti, para que el amor de ambos sea más grande.

Una mala orientación puede generar sentimientos de culpa y asco hacia un acto que crea vida y donación mutua. A algo tan maravilloso lo podemos echar a perder por superficialidad. Además, los hombres acostumbran ser chismosos, presumen de las “conquistas” que hacen y dejan por los suelos la honra de sus amigas. Luego dicen: “Esa muchacha es buena onda, se deja hacer de todo. Yo no la quiero para esposa y madre de mis hijos; es sólo para pasar el rato”.

Si aprecias a ese chico, no le des ocasión “a jugar a que estamos casados”. Sería una mentira actuar como casados cuando no lo están. Si juegas con la vida, luego la vida jugará contigo. Si tu mamá es tratable y te ama, ¿por qué no plantearle tus dudas?

Dos días después:

Ella: “Hola. Mi amigo tiene 19 años y estudia el 3er semestre de carrera. Gracias por tus consejos y por las experiencias que he leído, y gracias por decirme lo de la virginidad secundaria. Tendré q empezar desde cero y sé q puedo. Ayer estuve en internet y vi q para quedar embarazada no es difícil, (…) y la verdad me da mucho temor, y a él igual… Lo peor del caso es q es amigo de mi hermano, y pues como todo hermano es muy celoso, por supuesto mi hermano no sabe q tengo una relación con el. Pregunto: por lo q pasó con “mi novio” ¿tengo q terminar con él? GRACIAS POR TUS CONSEJOS, LOS TOMARE EN CUENTA. Y creo q voy a tener q hacer lo de la virginidad secundaria, bueno, si es q no hay bebé, y espero q no. Besos y muchas gracias”.

Yo: Me da gusto que veas que es posible una segunda virginidad, o “virginidad reciclada”. Siempre se puede volver a empezar. Lo lógico es huir de las ocasiones porque los seres humanos -¡todos!- somos frágiles, vulnerables. Lo lógico sería cortar con él -explicando que eres muy joven para ponerte en ocasión de ser madre-; más vale sufrir un poco ahora, y que sirva para tu madurez. Sin embargo, la última palabra la tienes tú, es tu vida. (…).

Al día siguiente

Ella: “pues lo de cortar como que ……….. lo pensaré porque lo quiero mucho: Igual y si lo corto. Lo de la publicación me parece bien, solo que no aparezca mi nombre ni Estado, y te digo q si porque a muchas chicas le pasa lo mismo: quieren estar con su novio aunque saben q está mal. Espero q pongas lo de la virginidad secundaria, porque muchos creen q al tener relaciones (por experimentación o curiosidad), pierden todo y su autoestima queda por los suelos, y sin embargo lo de la virginidad reciclada te la devuelve (créeme, te lo digo por experiencia). Bye, seguimos en contacto”.

Yo: Piénsalo, piénsalo bien. Los adultos querríamos ahorrarle a la gente joven muchos dolores de cabeza, pero hay cosas que no se entienden hasta que no se viven en carne propia. Casi nadie experimenta en cabeza ajena. Por cierto, hay un video con muchos argumentos, llamado “El sexo tiene un precio”.¡¡Es excelente!! Lo podrías compartir con tus amigas y amigos.

Recordaré esa última hora juntos durante toda mi vida

Lo que escribió este esposo a aquellos que cuidaron a su esposa ha inspirado al mundo

nbcnews-screencap

[Entre el ruido generado el 9 de octubre tras el segundo debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos Hillary Clinton y Donald Trump, se perdió una historia de auténtico interés humano que probablemente contribuyó más a la dignidad de una persona que cualquier cosa que dijeran uno u otro candidato o la opinión de los expertos. Es la historia de cómo un joven viudo necesitaba agradecer públicamente a los profesionales médicos que tan a menudo son minusvalorados. Como su carta ahora está colgada en la UCI del hospital CHA de Cambridge, nos gustaría compartirla también con vosotros. Una verdad buena y hermosa de Peter DeMarco – Ed.]

14523164_10154708109371614_5315398344452050615_n

Cuando empecé a contar a mis amigos y familiares sobre los siete días que estuvisteis tratando a mi mujer, Laura Levis, esos siete días que resultaron ser los últimos de su joven vida, mis oyentes me interrumpieron después de que mencionara el decimoquinto nombre de entre todos los que recuerdo: médicos, enfermeras, especialistas en el aparato respiratorio, trabajadores sociales y hasta gente del personal de limpieza que se preocuparon por ella.

“¿Cómo puedes recordar sus nombres?”, me preguntaron.

Cómo no iba a recordarlos, respondí yo.

Todos y cada uno de vosotros tratasteis a Laura, que yacía inconsciente, con una profesionalidad, una amabilidad y una dignidad enormes. Cuando necesitaba inyecciones, os disculpabais porque iba a doler un poquito, os pudiera escuchar ella o no. Cuando escuchabais su corazón y pulmones con vuestros estetoscopios, y su bata se caía, vosotros la cubríais de nuevo con respeto. La abrigasteis con una manta no sólo cuando su temperatura corporal necesitaba estabilizarse, sino también cuando en la habitación hacía un poco de fresco y pensasteis que así dormiría más cómodamente.

Os preocupasteis con gran atención por sus padres, les ayudasteis a sentarse en el extraño sillón reclinable de la habitación, les traíais agua siempre que lo necesitaban y respondíais a todas mis preguntas médicas con una paciencia infinita. Mi suegro, que también es médico como ya sabéis, se sintió partícipe del cuidado de su hija. Y no tengo palabras para explicaros lo importante que ha sido eso para él.

Luego, está el cómo me tratasteis a mí. ¿Cómo podría haber encontrado la fuerza para aguantar esa semana sin vosotros?

¿Cuántas veces entrasteis en la habitación para encontrarme sollozando, con la cabeza gacha descansando sobre su mano, y tuvisteis el cuidado de hacer vuestras tareas silenciosamente, como si fuerais invisibles? ¿Cuántas veces me ayudasteis a acercar el sillón cuanto fuera posible junto a su cama, atravesando la maraña de cables y tubos alrededor de su cama para poder inclinarla hacia adelante sólo unos pocos centímetros?

¿Cuántas veces pasasteis para ver cómo estaba yo, si necesitaba algo, ya fuera comida, bebida, ropa limpia, una ducha caliente o para ver si necesitaba alguna aclaración sobre un procedimiento médico, o simplemente alguien con quien hablar?

¿Cuántas veces me disteis un abrazo y me consolasteis cuando yo me desmoronaba, u os interesabais por la vida de Laura y por qué tipo de persona era, y os tomabais el tiempo de mirar sus fotos o leer las cosas que había escrito sobre ella? ¿Cuántas veces me trajisteis malas noticias con palabras de compasión y tristeza en los ojos?

Cuando necesité un ordenador para un correo de emergencia, lo conseguisteis. Cuando pasé más o menos a escondidas a un visitante muy especial, Cola, nuestro gato blanco y negro, para que diera un último lametón a la cara de Laura, fingisteis “no haber visto nada”.

Y una noche especial, me disteis permiso total para hacer pasar a la UCI más de 50 personas de la vida de Laura, desde amigos a colegas de trabajo pasando por compañeros de universidad y familiares. Fue un derroche de amor que incluyó guitarra, ópera y baile; y además descubrí de formas nuevas cuán profundamente había llegado mi mujer a tocar las vidas de otros. Fue la última gran noche de nuestro matrimonio juntos, para ambos, y no habría sido posible sin vuestro apoyo.

14445945_10154664155736614_8105159262914286674_n

Hay otro momento —de hecho, una hora en concreto— que nunca olvidaré.

El día definitivo, mientras esperábamos a la cirugía de Laura para la donación de órganos, lo único que yo quería era estar a solas con ella. Pero seguían llegando familiares y amigos para despedirse y el reloj no perdonaba. Sobre las 4 p.m., por fin, cuando ya no quedaba nadie, yo estaba exhausto física y emocionalmente, y necesitaba una siesta. Así que le pregunté a sus enfermeras, Donna y Jen, si me podían ayudar a colocar el sillón cerca de Laura, que era incomodísimo, pero no me quedaba otra. Aunque ellas tuvieron una idea mejor.

Me pidieron que saliera de la habitación un momento y, cuando volví, habían movido a Laura al lado derecho de la cama y creado un hueco justo para que yo me acurrucara junto a ella una última vez. Les pregunté si podían darnos una hora sin ninguna interrupción, y ellas asintieron, cerraron las cortinas y las puertas y apagaron las luces.

Abracé mi cuerpo al suyo. Estaba preciosa, y se lo dije, mientras le acariciaba el pelo y el rostro.  Fue nuestro último momento de ternura como marido y mujer, y fue más natural, puro y reconfortante que cualquier cosa que haya sentido antes. Y luego me quedé dormido.

Recordaré esa última hora juntos durante toda mi vida. Fue el mejor de los regalos posibles, y por ello os tengo que dar las gracias, Donna y Jen.

Sinceramente, os doy las gracias a todos vosotros.

Con mi gratitud y amor eternos,
Peter DeMarco

Podéis ver la cobertura que hizo NBC News sobre la carta de Peter aquí:

Mamá, ¿me puedes hablar de Dios?

Cómo hablar de Dios con los hijos

aroni-738302_1920

Sofía está inquieta. Con sus seis años y su pelo enredado, entra y sale de la cocina con mil pretextos. Al final, ya no aguanta más. Se acerca a mamá y le dice: “¿Me puedes hablar de Dios?”

Para mamá sería más fácil si le preguntasen por el abuelito. Podría contar recuerdos, historias, aventuras. Mostraría lo bueno que era el abuelo, tendría entretenida a la niña. Pero Sofía quiere saber algo sobre Dios…

Mamá, entonces, buscará respuestas en el baúl de sus recuerdos. Pensará en lo que aprendió en el catecismo, o en lo que le enseñaron en casa o en la escuela. O, tal vez, recordará algunos de los más hermosos pasajes de la Biblia, o lo que ha escuchado en alguna buena homilía del domingo…

Hablar de Dios no resulta fácil si no tenemos una continua experiencia de Él. Debería sernos tan familiar como los abuelos, los hermanos o los hijos. Nuestra vida viene de su Corazón. Nacimos porque nos soñó. Cada respiro, cada pensamiento, cada acto lo hicimos delante de sus ojos. A la vez, pudimos tocarlo, sentirlo presente, en las mil aventuras de la vida.

Pero a veces nos dejamos absorber por las pequeñeces de cada día. Era más importante un juguete, o los deberes de la escuela, o lo que pasaban por la televisión. Nos obsesionamos por los amigos, por las fiestas, por el deporte. El trabajo llegó a ser algo imprescindible en el propio camino de la vida. La experiencia del enamoramiento, del noviazgo, del matrimonio, llenaron tanto el corazón que a veces parecía que no quedaba lugar para nadie más.

En todas las situaciones, en todos los momentos, Dios siguió a nuestro lado. En el libro, en el colibrí, en la azucena, en las gotas de una lluvia tempestuosa, en los rayos de sol junto a la playa, en los momentos íntimos de la Misa. Estuvo en tantos corazones buenos que nos ayudaron en el momento de la prueba, que nos visitaron en el hospital, que nos dieron una mano cuando el fracaso pacería haber ennegrecido el universo.

Sofía sigue en pie, en silencio, con sus ojos limpios y curiosos. Mamá se seca las manos y la mira de frente, mientras coloca en su sitio un mechón de cabello rebelde. Sofía se siente ante alguien importante que la quiere mucho y que le va a hablar de alguien aún más importante, de su Padre Dios.

“Mamá, ¿me puedes hablar de Dios?”

Artículo originalmente publicado por Familia Cristiana

¿Hasta dónde llegar en el noviazgo?

1nos-da-solAnte la misma caricia, una persona puede mantener el control y otra puede perderlo. Pero quiero ser más concreta: para preservar el valor de su virginidad, los y las jóvenes no deben permitir:

+ Lo que las haga sentir incómodas, inquietas o avergonzadas. Éstas son señales internas de que algo no está bien.
+ Aquello que sientan que les puede hacer perder el control de la situación a ustedes o a sus novios.
+ Besos, abrazos y caricias en situaciones peligrosas. Es decir, si están a solas por mucho tiempo, los mismos besos y caricias que en otras circunstancias no provocan ningún problema, podrían convertirse en una ocasión para ir más allá.
+ Contacto con las zonas genitales, ni siquiera por encima de la ropa.
+ Demasiado tiempo dedicado al contacto físico. La relación física durante el noviazgo con las manifestaciones adecuadas es importante; a través de ella expresan su amor y se conocen más. Pero debe haber un equilibrio en la relación. Los besos breves y tiernos son solamente una parte.

Necesitan tener también una buena comunicación, compartir ideas y experiencias, hacer cosas juntos, cumplir cada uno con su trabajo o sus estudios, dedicar tiempo a sus familias, desarrollarse cada uno en lo individual, incluida la parte espiritual, ir construyendo un proyecto en común si planean casarse… en suma, tener una vida completa. Largas horas dedicas a estar pegados como lapas favorece ir a donde no quieren, es decir, a tener relaciones sexuales, además, no permite que el noviazgo se desarrolle sanamente.
Si bien es cierto que los hombres se encienden más fácilmente, no lo es el que ellos «necesiten» tener relaciones sexuales. Ellos también pueden ser castos. Este ejercicio de dominio sobre sí mismos es una magnifica preparación para la vida matrimonial.
Sean fieles a sus principios y vivan un noviazgo lleno de alegría, de ternura, alejadas de todo aquello que pueda inquietar sus almas.

Algunos jóvenes piensan que con regalos pueden comprar las relaciones íntimas de la chica elegida. La mujer debe percibir qué pretende el joven con sus regalos, puede haber amor y desinterés o puede haber interés. El amor se da, no se vende. El que creyera poder comprarlo con su propio oro, sería despreciable.

Yusi Cervantes Leyzaola