¿Cómo puedo conseguir que mi párroco haga mejores homilías?

La implicación de los fieles en la predicación es más importante de lo que parece

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Hemos discutido a cerca de la ceguera espiritual y de mantener nuestros ojos espirituales abiertos. Ahora, miremos el tema de tener nuestros oídos abiertos.

Imagínate esto: Te despiertas un domingo por la mañana con estas palabras en tu boca: “No veo la hora de oír la homilía del sacerdote”. Aún más: te levantas de la cama y dices, “Será mejor que lleve un papel y una pluma para que pueda anotar consejos e inspiraciones de la homilía del padre mientras predica”. Ahora vamos con todo.

Manejar hacia la misa y decir, “Ojalá pueda conseguir una copia del texto de la homilía del padre para que pueda compartirla con mis amigos”.

¿Qué tan a menudo tienes domingos que empiecen de esta manera? (puedo imaginar la respuesta más probable a esa pregunta, pero me la guardo por el momento). Una pregunta más importante: ¿Te gustaría que tus domingos por la mañana empezaran de esa manera? Y una pregunta aún más importante: ¿Qué estarías dispuesto a hacer para ayudar a que tus domingos comenzaran de esa manera? Creo que es más probable que estés más dispuesto a oír mejores homilías más a menudo si sigues dos simples pasos.

Paso uno: Pide mejores homilías. Comienza pidiendo a Dios mejores homilías en tu parroquia. Déjame que aclare la cuestión. No le ofrezcas a Dios un consejo exasperado: “Querido Señor, por favor haz que ese pobre hombre diga ALGO digno de recordar esta mañana”. No – no hagas eso. Por amor a la Palabra de Dios, y por amor al hombre ordenado que predica esa Palabra, ora por nuestros obispos, sacerdotes y diáconos. He predicado desde 1996 y sé que el ministerio de la predicación litúrgica es una bendición y una carga. Pide a Dios que bendiga a nuestros predicadores. Pide la ayuda de los grandes santos famosos como predicadores – Nombres como Agustín, Domenico, Juan Crisóstomo, Pedro Crisólogo vienen todos a la mente. Soy muy alentado por muchos fieles que oran por mí antes de aproximarme al púlpito.

La siguiente persona a quien pedir mejores homilías es al mismo predicador. Ahora bien, no  vayas a tu pastor y le grites, “Predique mejor”. Eso no le ayudará y probablemente le hará daño. En lugar de eso, ofrece hacer por él lo que la gente ha hecho por mí. En 18 años de predicación, siempre he tenido gente generosa y piadosa que se ofrece a revisar los borradores de mis homilías mientras las preparo. Y he tenido gente que se ha sentado conmigo después de misa a revisar la homilía que acabo de dar. Les pregunto dos cosas sobre mi homilía: «¿Qué te parece bien? ¿Qué me recomiendas?»

Estas conversaciones me han convertido en mejor predicador, y han fortalecido el lazo entre la gente que me oye predicar y yo – y el lazo es un ingrediente clave en el saber escuchar mejor las homilías. En estas sesiones antes y después de la predicación, nos decimos mutuamente, implícita y explícitamente, “La Palabra de Dios es importante para mí y por el amor de Dios te debo lo mejor de mí”. Y eso me lleva al segundo paso de la escucha de mejores homilías.

Paso dos: Ven a misa preparado. Incluso la predicación de mi héroe, el obispo Fulton Sheen, no daría fruto si los congregados fueran suelo infértil ante la proclamación de la Palabra de Dios. Los predicadores de homilías saben que la mayoría de su comunidad va a misa sin estar preparada para escuchar fructíferamente la Palabra de Dios. La gente llega tarde y distraída, y ciertamente no tiene idea por adelantado de las lecturas del día, y no sabe cuáles fueron las lecturas previas o siguientes a la misa, y cómo están relacionadas. Incluso los mejores predicadores sienten limitaciones frustrantes (innecesariamente) cuando la mayoría de la gente va a misa sin estar preparada.

De acuerdo, entonces, ¿cómo se prepara uno? San Ignacio de Loyola habló de “preparación a distancia” y “preparación cercana” para la oración. ¿Cómo aplicamos eso a la preparación para escuchar mejor la homilía de la misa? Comencemos con la preparación a distancia de la misa del domingo. Antes de entrar en la vida religiosa, me encontraba cada semana con amigos para discutir las Escrituras para la próxima misa del domingo. Íbamos a misa juntos. Después de la misa, tomábamos café y discutíamos las Escrituras, la homilía y la misa. Juntos teníamos un correcto sentido del domingo sabático. Esta práctica nos ayudó a aproximarnos a misa con expectación más diligente, permitiéndonos escuchar mejor las homilías. Y nos ayudó a ver con el resto de la Iglesia que nos movíamos juntos a lo largo del año litúrgico. Mis siete años con ese grupo me formaron como predicador de homilías.

Los que leen este escrito probablemente no son parte de aquel grupo en este momento. ¿No sería mejor si pudieras ser parte de una comunidad que viera la misa del domingo como algo a preparar conjuntamente? ¿No sería mejor si te aproximaras a la misa esperando irte con algo que saborear con tus amigos en el Señor? ¿No valdría la pena el esfuerzo de formar y mantener así un compromiso grupal a la misa y al domingo? ¿No estarías más dispuesto a escuchar todo el bien que se puede encontrar en una homilía si estuvieras preparado para la misa de esa manera? Innumerables documentos de la Iglesia hablan de la Eucaristía como la  “fuente y la cumbre” de nuestra fe; es más probable que experimentemos la Eucaristía de esa forma si le damos a la “fuente y la cumbre” de nuestra fe el tiempo y la atención que merece.

Haré una pausa mientas algunas personas ordenan sus objeciones a lo que he propuesto: tal grupo no puede encontrarse o formarse en tu parroquia; tienes niños que tienen necesidad de hablar en misa, y, por lo tanto, de futbol; tienes otras obligaciones que te limitan a tomar un café y tener una conversación piadosa después de misa, etc. Ok, está bien. Pero seguramente casi cualquiera puede suscribirse a la revista Magnificat donde todas las lecturas de la Escritura de las misas del mes se encuentran ahí, junto con buenos comentarios. Seguramente, podemos tomar por lo menos un tiempo durante la semana para leer con devoción las Escrituras para la misa siguiente. Seguramente todos podemos aproximarnos a la proclamada Palabra de Dios en misa con un sentido de expectación.

¿Qué hay de la preparación cercana para escuchar mejor homilías? Sugiero lo que algunas personas me han dicho que es probablemente imposible – ve a misa temprano. (La gente con niños menores de 10 años tienen margen en esto).

Tómate 10 o 15 minutos de oración personal en la iglesia. Pídele al Espíritu Santo que prepare tus sentidos, tu mente y tu corazón para esta misa. Sé que esto puede parecer mucho pedir. Los sacerdotes (la mitad) bromean sobre “el milagro del himno de entrada” – la cantidad de personas se duplica entre el comienzo y el final del himno de entrada, al comenzar la misa. La mayoría de la gente llega a tiempo a su trabajo cada día. ¿Podemos lograr llegar 15 minutos antes para la “fuente y cumbre” de nuestra fe?

En resumen, mejorar la predicación litúrgica es responsabilidad de todos. Mis hermanos y yo que hemos sido ordenados para predicar debemos aguantar la bendición y la carga de la predicación litúrgica con disciplina y alegría.

La comunidad nos puede ayudar con la oración y revisando antes y después que las homilías sean predicadas. La gente en los asientos pueden ayudarse así mismas preparándose para la misa– a través de grupos de oración de la Escritura durante la semana, con una atmósfera de silencio reverencial antes de la misa, y conversaciones piadosas después de la misa (afuera de la iglesia). Jesús dijo, “Quien tenga oídos, que oiga”. Con el compromiso y la práctica podemos aprender a tener nuestros oídos espirituales abiertos.

Cuando vuelva a escribir, hablaré sobre la gratitud, la cual es la respuesta natural y llena de gracia de aquellos cuyos ojos y oídos espirituales están abiertos. Hasta entonces, mantengámonos mutuamente en la oración.

Padre Robert McTeigue, S.J. es miembro de la Compañía de Jesús de la Provincia de Maryland. Es profesor de filosofía y teología, tiene larga experiencia en dirección espiritual, retiros ministeriales, y formación religiosa. Enseña filosofía en la Universidad Ave Maria, en Fl, y es conocido por sus clases de retórica y ética médica.

¿La muerte puede ser “inesperada”?

En serio…

La pregunta decisiva frente a nosotros no es «¿Cómo voy a prepararme para la muerte?» sino «¿Cómo voy a prepararme para la vida eterna?»

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Tras haber pasado casi toda mi infancia y la mayor parte de mi vida adulta en ciudades violentas y barrios conflictivos, yo siempre suponía que en algún momento sería atracado. Siempre suponía que me iban a pillar desprevenido y robarme. Y aun así, cuando me roban, me sigue cogiendo por sorpresa.

He estado pensando en sorpresas desagradables porque recientemente enterré a unos seres queridos que habían muerto inesperadamente. Dos veces en los últimos meses descolgué el teléfono para escuchar: “Sentimos mucho decirle que…”.

En ambos casos, era como cuando te atracan: una pérdida repentina e impactante que me repito no debería haberme pillado por sorpresa. Dolor, remordimiento y confusión me invaden presurosos, aunque no parece haber lugar donde alojarlos. ¿Cómo podría responder un cristiano ante estas situaciones?

Según escribía monseñor Lorenzo Albacete: “La respuesta más cruel ante el sufrimiento es el intento de justificarlo, decirle al que sufre: ‘Esto sucede por esta razón. Lamento que no puedas ver la respuesta, pero para mí está claro’”. Debemos resistir la tentación de envolver el dolor y la fealdad de la vida y la muerte en un envoltorio suave y brillante, de limar los bordes afilados y esconder las manchas de sangre.

De la misma forma debemos resistir la tentación de ofrecer “remedios” prácticos. Los cristianos no deben contribuir a la letanía bienintencionada de bálsamos del tipo “5 cosas que hacer cuando estás triste” o “Ayuda feliz para dolientes desesperados”.

Sí, debemos entender la muerte de los seres queridos como un recordatorio de las incertidumbres de la vida; tenemos que rezar diariamente por que podamos recibir los sacramentos antes de morir; deberíamos recordar que no llevaremos con nosotros ninguna posesión terrenal al más allá. Pero incluso con todo esto, no es suficiente.

Cuando observamos la violencia a nuestro alrededor y la enfermedad en torno al hecho de enfrentar la muerte, y nos preguntamos “¿cuándo llegará mi turno?”, deberíamos recordar que nosotros que vivimos a través del tiempo debemos pasar por la muerte para adentrarnos en la eternidad.

La pregunta decisiva ante nosotros no es “¿cómo debo prepararme para la muerte?”, sino “¿cómo debo prepararme para la eternidad?”. Con el pecado malogramos nuestra eternidad; con Su muerte y resurrección, Jesús nos la devolvió. Por ello, la mejor forma de prepararnos para la vida eterna con Dios es morir y resucitar con Jesús en el Sagrado Sacrificio de la Misa.

Nuestro buen Padre Celestial bendice todo lo que se Le ofrece en sacrificio digno, sobre todo Su unigénito Hijo. En otras palabras, aquellos que deseen vivir para siempre con Dios deben vivir esta vida desde y para la Eucaristía, desde y para el Sagrado Sacrificio de la Misa, y con urgente caridad debemos invitar a otros a imitarnos.

Cuando invitamos a otros al Sagrado Sacrificio de la Misa y al camino de muerte y vida que exige, no les invitamos a una simple celebración, aunque sea noble, o una mera comida, aunque sea festiva, ni a una sencilla hermandad, aunque sea deleitosa.

Les estamos invitando, de hecho, a una forma de muerte, de resurrección y de vida que extinguirá lo indigno dentro de ellos y habrá elevado a una vida divina lo que quiera que reste en su interior que pueda ser transformado en Cristo. Llamamos a nuestro prójimo a la salvación y a una mayor gloria de Dios no a través de consignas cómodas ni con el rubor del entusiasmo fácil, sino por el camino de la cruz, por la fidelidad hasta la muerte, y hacia la victoria inesperada, aunque ya profetizada y cumplida: la resurrección.

Así que yo (como muchos de vosotros, quizás) he sido “atracado” recientemente por una muerte inesperada. La visión de las tumbas recién cavadas aún sigue fresca en mi retina. Todavía no se han secado todas las lágrimas. Asumiendo que mañana nos despertemos, tendremos que afrontar otro día más y, preparados o no, dar un paso más hacia la eternidad.

A no ser que nuestro Señor Bendito regrese en gloria antes de entonces, algún día alguien se alejará de mi recién estrenada tumba. Entre ahora y entonces, yo caminaré del cementerio al altar y luego a mis deberes diarios. La sabiduría de los santos nos dice que esta es la mejor forma de prepararse para la muerte y para la vida eterna.

Mientras tanto confío en que, como yo, encontréis alivio en las palabras de oración que escribió el beato Rupert Mayer, S.J.:

Señor, como Tú lo quieras, así ocurrirá.
Y como Tú lo quieras, así también lo desearé yo;
Ayúdame a entender de verdad Tu voluntad.
Señor, lo que Tú quieras, eso es lo que escogeré,
Y lo que Tú quieras, esa es mi ganancia;
Me basta y me es suficiente saber que soy todo tuyo.

Señor, porque Tú lo quieres, por eso mismo eso es bueno;
Y porque Tú lo quieres, por eso tengo ánimos.
Mi corazón descansa en Tus manos.
Señor, cuando Tú lo quieras, ese será el momento adecuado;
Y cuando Tú lo quieres, yo estoy dispuesto.
Hoy y en toda la eternidad.

Cuando escriba otra vez, ofreceré una meditación sobre la esperanza y la desesperación. Hasta entonces, recemos los unos por los otros.

Basta de tirar comida

Una cadena de EE.UU. empieza a vender productos “feos”

Walmart ofrece frutas y verduras con formas extrañas o defectos que normalmente se descartan aunque estén sanas

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Starting this week, Wal-Mart, America’s largest grocer, says it will start piloting sales of weather-dented apples at a discount in 300 of its Florida stores

Walmart, la empresa familiar de los Walton, la tercera mayor corporación pública del mundo (con ventas en 2015 de 167,000 millones de dólares); la cadena de mayor oferta de empleo privado en el mundo, con más de dos millones de empleados, y la minorista más grande del planeta, ha iniciado una prueba piloto en algunas de sus tiendas en Estados Unidos –de donde es originaria—que podría cambiar la historia del brutal desperdicio de alimentos útiles que actualmente se produce en todo el planeta.

Se trata de un sistema que ha sido propuesto por organizaciones sociales dedicadas a recuperar alimentos para los más pobres y que en inglés recibe el nombre de “ugly fruit and vegetables” (“fruta y vegetales feos”): alimentos que pueden parecer extraños por condiciones meteorológicas o por el calor mismo que daña sus superficies, pero que saben idéntico y conservan todas sus cualidades nutricias.

Las tiendas de comestibles, generalmente, no separan los alimentos maltratados. Por ello, pierden una gran cantidad en ventas, al tiempo que aumentan el desperdicio de comida. Walmart ha estimado –recientemente– que tan solo los consumidores en Estados Unidos desperdician 29,000 millones de dólares en alimentos comestibles cada año.

Esta primera semana de agosto, Walmart probará las ventas (con descuento) de manzanas dañadas por la temperatura, en lugar de tirarlas al basurero. Lo hará en bolsas de dos y cinco libras en 300 tiendas del Estado de Florida y, posiblemente, en otras tiendas un poco más adelante. Ya lo ha estado haciendo desde el pasado mes de abril en 400 tiendas del Estado de Texas con las llamadas “Spuglies” (patatas deformes y pequeñas).

La fruta y la verdura “fea” es normal que se produzca en las granjas y en los sembradíos, pero representa un dilema para los comerciantes puesto que, en realidad, el promedio de los consumidores ponemos a un lado los productos golpeados o con alguna cicatriz, incluso pequeñísimas cortaduras, o que son más pequeños “de lo normal”. Casi todos estos productos se tiran, contribuyendo al desperdicio alimentario que tanto ha denunciado el Papa Francisco (como una de las lacras del sistema capitalista de consumo).

“Mientras que textura y sabor permanecen perfectos, el exterior dañado hace estos frutos generalmente invendibles en el mercado, porque no cumplen estándares de grado (de apariencia) tradicionales”, dijo a este respecto Shawn Baldwin, vicepresidente de Wal-Mart Estados Unidos en el blog de la compañía.

El movimiento representa un reto para Walmart, quien intenta recuperar la opinión que tiene la gente sobre las áreas de productos frescos de sus 4,000 tiendas en Estados Unidos. También representa la respuesta a la petición hecha por 145,000 firmas –a través de Change.org—de consumidores que pidieron a Walmart dejar de tirar tanto alimento dañado, pero viable para el consumo humano. De que esto sea un éxito podrá depender que otras cadenas y otros países encuentren una medida similar. Y se reduzca, realmente, el hambre y el desperdicio de alimentos en todos el mundo.

Con información de Fortune

ISIS responde al Papa

Nuestra religión es de guerra y nosotros te odiamos

El Estado Islámico teme al Papa Francisco e intenta instrumentalizarlo

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La revista online del Estado Islámico, Dabiq, publicada mensualmente en inglés, dedica su último número a atacar enfáticamente al Papa Francisco. Entre otras cosas, el Papa es criticado por haber rezado por las víctimas de la masacre en Orlando, Florida, donde un criminal inspirado por el grupo fanático mató a 49 personas en un club gay de la ciudad.

El “razonamiento” (?) de los fanáticos es simple: si el Papa ora por las personas asesinadas en ese ataque, significa que la religión de los “infieles” cristianos está colocándose al lado de los homosexuales y, por tanto, “ensuciándose aún más” con la secularización.

La revista de los terroristas afirma también que “Francisco dejó la religión de lado para seducir a la opinión pública” y “conquistar el mayor apoyo posible en la cruzada contra las naciones musulmanas”. Según los teóricos del Estado Islámico, esa “conspiración” incluiría la participación incluso de los sectores musulmanes que se inclinan a la democracia y los “derechos occidentales”.

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“Destruyamos la cruz”

La portada de la revista ya empieza convocando: “¡Destruyamos la cruz!”. La frase aparece sobrepuesta a la imagen de un militante que arranca el símbolo del cristianismo del tejado de una iglesia, además de repetirse en cada una de las 82 páginas de la edición.

Los artículos son intercalados con entrevistas y “testimonios” como el de Umm Khalid al-Finlandiyyah, combatiente que partió desde Finlandia para unirse a la milicia fanática. Es llamativa, también, la foto de un niño rubio corriendo feliz en un jardín de Oriente Medio, con la leyenda: “Niños musulmanes criados en tierras del Islam”.

“Top 10” de las ejecuciones

Pero lo peor aún está por venir: en las últimas páginas, que las revistas occidentales generalmente reservan a entretenimento y ocio, la revista de los yihadistas trae lo que llama “Los 10 mejores videos del Estado Islámico”, mostrando ejecuciones cobardes, y una sección llamada “Por la espada”, con fotos de cabezas cortadas y cuerpos apedreados, acompañados de textos igualmente hediondos.

Precedente

La revista ya había puesto al Papa Francisco en su punto de mira en septiembre pasado, durante los intensos ataques de aviones rusos y franceses contra el Estado Islámico en Siria. La inteligencia norteamericana investigó con prioridad los riesgos contra Francisco después de la publicación, por la revista, de una foto de él al lado de otros religiosos; el título hablaba del “papa cruzado”, mientras que el subtítulo presentaba a los “apóstatas gubernamentales”.

Para la inteligencia americana, se trata más bien de un intento de usar la popularidad del pontífice con el fin de llegar al mayor número de personas posible.