El hombre al que amaba tenía cáncer

Al final del embarazo de su quinto hijo se enteró de que el hombre al que amaba tenía cáncer

Una conmovedora historia de la bloguera Emily Meyers

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Emily Meyers es una joven de 25 años de edad con un bonito pelo rojo. En dos palabras, esta bloguera es, feminidad total. Crea tutoriales de maquillaje y peluquería. Es una modelo de fotografía.

Está en Instagram, graba vídeos en el Periscope, trabaja con marcas de ropa y joyería, practica fitness activamente y escribe textos llenos del Espíritu en su blog, incluyendo deliciosas recetas culinarias.

Todo está unido al cuidado de sus cinco hijos. ¡En cinco años! Y aunque esta inspiradora mujer vive en Idaho (USA), y aunque nos separan miles de kilómetros, recibí de ella una muy valiosa lección sobre el matrimonio. 

Todo comenzó en 2014, cuando Emily y su marido Martin anunciaron a su “familia de Internet” (como llamaban a sus fans) que esperaban su quinto hijo. Aún más felices. Siempre llenos de esperanza.

Igual y diferente

Emily, como la mayoría de las mujeres embarazadas, sufría náuseas matutinas. Como la mayoría de las mujeres embarazadas, tuvo que volver a reorganizar el ritmo de la vida cotidiana.

Como la mayoría de las mujeres embarazadas, soportaba el peso de una gran parte de las responsabilidades del hogar cuando su marido estaba trabajando fuera de casa.

Como la mayoría de las mujeres embarazadas, disfrutaba al máximo preparando su canastilla para ir al hospital antes de dar a luz.

Y como una de las pocas mujeres en el noveno mes de embarazo se enteró de que su querido marido tenía cáncer. 

Martin casi inmediatamente comenzó el tratamiento. Y aunque los resultados de la biopsia les llegaron como un tsunami en su vida familiar, no se derrumbaron, no cayeron en la desesperanza.

Su amor resultó ser un rompeolas más fuerte que la muerte. Martin decía que su vida y la vida de Emily estaban hechas del mismo material. Que su vida cotidiana estaba llena de cosas importantes, divertidas y no tan divertidas.

Y el significado de todo esto es que estas dos vidas se entrelazaron entre sí. Que pueden construir algo entre los dos, y la alegría de estar juntos la cuentan en toneladas.

 La lucha por la normalidad

Por este motivo, ellos no trataron tal diagnóstico como una sentencia de muerte. Tuvieron suficiente energía, entusiasmo y distancia del problema, para entre goteo y goteo, organizar una sesión fotográfica, ir a la peluquería, comprar ropa de fiesta e ir a pasear juntos por la ciudad, inmortalizando los últimos momentos del embarazo.

“Esa fue la primera cosa que desde el día del diagnóstico hicimos, como si no pasara nada. Nos sentimos que una vez más todo puede estar en orden, que una vez más podemos ser muy felices y ¡estuvimos muy felices aquel día!“, escribió Emily.

Ambos luchaban no sólo por la vida, sino también porsentirla y vivirla tal y como es. Recogiendo cuantos más buenos recuerdos, gestos sensibles y palabras alentadoras.

La vida cotidiana continuaba con su ritmo impredecible: tratamientos, la quimioterapia, otras terapias y llamadas para recoger el dinero para estas terapias, sin abandonar los rituales familiares, tales como comer juntos o jugar con los niños.

Rodeados del cariño de la familia, los vecinos y la comunidad podían contar con la ayuda en el cuidado de los niños, en cortar el césped, con la cena caliente servida por algún vecino, y sobre todo con la oración de su familia real y virtual.

Todo irá bien

Llegó el día para el que es imposible prepararse con antelación. No existe tiempo adecuado para este tipo de mensajes, en tres palabras: cáncer con metástasis.

“Entonces, la médico respiró profundamente y dijo, en tono de disculpa: Estamos hablando de unas pocas semanas. Tal vez. No puedo ni explicar lo que se siente. Yo, lo único que sabía era que guardaba su mano caliente en la mía y en mi mente tenía a nuestros cinco hijos pequeños, y sabía que pasara lo que pasara con Martin, todos estaremos juntos. Que nuestra familia es para siempre, y que siempre estaremos bien”,compartía Emily en Internet.

Este, no hace mucho tiempo, esculpido culturista, se apagaba rápidamente. Por él, Emily se hizo dos veces más fuerte. Por él, ella encontró en la fe la fuerza suficiente para seguir persiguiendo con pasión su vocación de ser su esposa.

En su blog Emily escribió que en el mantenimiento de la llama de su amor les ayudaba el hecho de flirtear. Y todo esto, para recordarse mutuamente lo mejor de ellos mismos.

El día del aniversario de su boda, Emily organizó una celebración en el aparcamiento del hospital.Bajó las ventanas y con las canciones de Michael Bublé disfrutó bailando lentamente junto a su marido.

Su amor conyugal fue tejido con los detalles.Comprobaron cuánto poder tiene cogerse de las manos, el perdón y la simple alegría de su presencia cotidiana.

Es una lección que me tomo muy en serio, para como Emilyamar con el amor más fuerte que la muerte.

El pasado 16 de junio, a Martin se le llevó el Señor. Emily se despidió de él con las palabras: “… un día estaremos juntos de nuevo. Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas, volarán como las águilas, correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán (Isaías 40, 31).Hasta la próxima, te extraño, amado mío”.

Tiene 18 años, reza el Rosario y siempre lo lleva encima

Teresa García Serrano explica por qué y para qué rezarlo

Incluso lo regala a sus amigos de clase

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Teresa García Serrano tiene 18 años y reza el Rosario. Siempre lleva uno encima y da testimonio de su fe. En el coche, mientras va caminando… 

Evangeliza a sus compañeros de instituto.Cuando sus amigos le preguntan por qué lo lleva y por qué lo reza, ella les regala uno para que se inicien en la oración.

Con el Rosario a todas partes
Hay quien dice que los jóvenes ya no rezan el Rosario, que es una oración demasiado antigua y monótona para ellos. Otros afirman que el Rosario en familia solo sirve para que los niños aborrezcan el rezarlo.

Teresa García Serrano desmiente estas afirmaciones con la espontaneidad de sus dieciocho años recién cumplidos y a punto de comenzar sus estudios de Magisterio.

Teresa cuenta, entrevistada en el espacio de Orando con María de H.M Televisión, que aprendió a rezar el Rosario con su familia, de la mano de sus padres. Y no se ha avergonzado nunca de rezarlo, ni siquiera ante sus compañeros de clase en el instituto, ante los que ha dado testimonio muchas veces.

De hecho – cuenta ella – ha regalado varios Rosarios a compañeros suyos, con la esperanza de que un día también ellos le digan a nuestra Madre del Cielo, a través de esta oración, un “te quiero”.

Como ella hace cada día, porque “siempre hay tiempo para rezar el Rosario, siempre”, por la sencilla razón de que es una oración que “se puede rezar en cualquier lado, en cualquier momento del día”, “hay tantos y tantos momentos del día en los que puedes llevar tu Rosario en mano, o un denario, o con los diez dedos que nos ha dado Dios, y rezarlo cuando vas por la calle, cuando vas al colegio”. 

La entrevista en el espacio de Orando con María de H.M Televisión se visualiza y escucha en el siguiente vídeo.

Esta es la transcripción completa de la entrevista testimonial a Teresa García Serrano:

– ¿Quién es para ti la Virgen María?
– La Virgen para mí es una madre. Yo, siempre lo digo, tengo más confianza con la Virgen que con el Señor. Yo la cuento todo, y Ella siempre está ahí. Cuando éramos pequeños cantábamos una canción que dice que tenemos dos mamás, una en el Cielo y otra en la tierra. La Virgen María es mi madre, mi maestra, mi  modelo. Ella siempre está ahí para lo que la necesite. Tú te caes y Ella te levanta. Es una madre de verdad.

– ¿Cuándo comenzaste a rezar el Rosario?
– El Rosario siempre ha estado en mi vida porque en mi casa mis padres lo tenían como algo normal. Para nosotros no era nada raro ver un Rosario por casa, o reunirnos por la tarde para rezar el Rosario. A mí nunca me ha costado tener que rezar el Rosario. Recuerdo que mi madre me decía que al menos había que rezar un Misterio.

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Cuando nació mi hermano, como somos muy cercanos en edad, nos sentaba a rezar con mi padre y con ella. Y yo lo recuerdo como una cosa normal. Para mí el Rosario siempre ha estado presente, pero he notado el cambio de que, a medida que he ido creciendo, lo he sentido más mío, ha pasado a ser una oración que rezo porque yo quiero. A parte de que, gracias a mis padres, yo lo he podido rezar y llevar día a día, pues yo veo que es una oración muy mía, porque siempre la he tenido conmigo. El Rosario es del día a día, siempre.

– ¿Cuáles son tus misterios preferidos?
– El Rosario lo identifico con los Misterios Gozosos, porque en los Misterios gozosos es donde más “participa” la Virgen, por decirlo así. Pero mi Misterio favorito es el quinto de los Gloriosos, que es la Coronación de María como Reina y Señora de todo lo Creado.

Cuando rezo los Gozosos, los rezo como con más ímpetu, pero ese Misterio Glorioso es como ver que, después del triunfo de la Resurrección, siempre está ahí nuestra Madre,como culmen de toda la historia de la Salvación, por eso es mi misterio favorito.

– ¿Pides algo cuando rezas el Rosario?
– Yo siempre he sabido que, antes de comenzar a rezar el Rosario, se pide por unas intenciones. Y yo lo que hacía era una lista, siempre tenía mi lista con las intenciones del Rosario. Y yo sé que gracias a rezar el Rosario, tanto mi familia como yo hemos alcanzado gracias muy grandes.

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A lo mejor no lo ves, no lo palpas, pero tú sabes que es la Virgen la que está intercediendo gracias a que tú estás rezando ese Rosario con esa intención. Y siempre tenemos la costumbre, al empezar el Rosario, tener una serie de intenciones. Yo creo que sí, quesiempre vas a recibir una gracia bien para ti, o para el que la pidas.

– ¿Qué dicen tus compañeros de clase sobre el hecho de que reces el Rosario?
– Yo, en cuanto a la gente de mi edad y el Rosario, tengo varias historias divertidas porque yo siempre llevo el Rosario encima. Yo voy al Instituto y llevo el Rosario en la mano. Voy andando por la calle y llevo el Rosario en la mano. De hecho, todos mis compañeros pueden dar fe de ello, porque siempre lo tengo encima de la mesa o en el bolsillo.

Muchas veces me preguntan: “Pero, ¿por qué llevas esto?”, o “¿Qué significa esto para ti?” “Eres una pesada. ¿Por qué siempre lo llevas encima?” Pero cuando ellos entran en razones y les explico, al final me dicen: “Pero qué gozada que tú puedas rezar esto, y te sientas identificada y lo hagas como un acto de amor”. Porque yo siempre explico lo mismo: es como si tú estuvieras todos los días diciendo a tu madre: “Te quiero, te quiero, te quiero”. Pues es lo mismo, en cada Ave María le dices te quiero a tu Madre del Cielo.

Me hace mucha gracia, porque a veces unos dicen “qué tontería”, pero a otros les hace pensar y  dicen: “pues verdaderamente, ¿por qué no probar?” Y, de hecho, tengo amigos a los que les he regalado Rosarios, y les explico para que por lo menos sepan lo que es, para qué sirve, o para que no lo traten como un simple objeto religioso, o como un collar. Es muy bonito ver como reflexionan al dar tú tu testimonio de lo que para ti es el Rosario y de cómo tú lo rezas con fervor, y le dices “te quiero” a tu Madre cada vez que rezas ese Ave María. Es bonito decir a los demás lo que tú experimentas.

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– ¿Y qué dices a los que argumentan que no hay tiempo para rezar el Rosario?
Siempre hay tiempo para rezar el Rosario, siempre. No hay excusas porque se puede rezar en cualquier lado, en cualquier momento del día. Yo, al principio, me puse unos tiempos para rezar el Rosario, pero hay tantos y tantos momentos del día en que puedes llevar tu Rosario en la mano, o un denario, o con los diez dedos que nos ha dado Dios y rezarlo cuando vas por la calle, cuando vas al colegio. Yo, por ejemplo, lo rezo cuando voy al colegio, cuando vuelvo, si tengo alguna actividad extraescolar, en el coche…

Nosotros, en mi familia, lo rezamos juntos en el coche. Y luego, hay otra cosa, y es que túcuando algo te gusta siempre sacas tiempo para hacerlo. Entonces, si a ti te gusta decir te quiero a tu Madre cómo no vas a sacar tiempo para decírselo. Siempre hay tiempo para decirle cosas bonitas a nuestra Madre del Cielo.

– ¿Qué crees que piensa la sociedad sobre el Rosario?
– Yo creo que la sociedad tiene un concepto equivocado de lo que puede ser la oración del Rosario, porque vemos algo aburrido, porque no llegamos a comprender el valor de esa oración. Yo pienso que lo que le hace falta a la sociedad, es ese dar el paso de saber qué es eso, y de que todo el mundo que sabemos lo que es, y que lo rezamos, tanto los jóvenes como los adultos, compartamos eso que nosotros vemos: que el Rosario es bueno, que es algo que aporta, que no es una oración más.

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Hay oraciones y oraciones, pero luego está el Rosario, que es un compendio de todo, porque tiene todas las oraciones básicas, y además te diriges a nuestra Madre pero también te diriges al Señor, y todo lo que le hagas a nuestra Madre le agrada al Señor. Se tiene que dar a conocer, y dar a conocer las propiedades tan poderosas que tiene esta oración.

– ¿Cómo se conoce más a nuestra Madre?
Lo primero para conocer a nuestra Madre es querer conocerla. Yo creo que todo el mundo querría tener una madre como es la Virgen. Yo invito a todo el mundo, tanto jóvenes como adultos, a que la conozcan porque te cambia la vida. Yo tengo el privilegio y la suerte de haberla tenido cerca desde pequeña.

He vivido en un ambiente donde la Virgen era la Reina de la casa. Siempre la hemos tenido presente. En todas las habitaciones de la casa tenemos a la Virgen, y siempre es una referencia. Yo creo que es importante que la conozcamos, porque si no la conocemos pasa desapercibida, y no puede pasar desapercibida en nuestra vida la Virgen María. Yo os animo a conocerla porque es la mejor Madre de todas.