El espíritu de Don Bosco vive en la Amazonía

Misión en la Selva peruana: Conviviendo con la riqueza de los pueblos indígenas

luis bolla

¿Cómo puede entregarse un misionero a una vida que no conoce?. Esta vez no se trataba sólo de tener fe y anunciar el amor de Jesús. Había que donarse. Entregarse a una vida una comunidad que no se conocía. No estaba en su país. No eran sus reglas. Y lo peor, estaba solo.

Convertido en lucero del crespúsculo.

“Yankuam”, es su nombre. Así lo bautizó la comunidad de indígenas Achuar en la Selva de Perú. “Lucero del crepúsculo”, significaba. Sumergido en la vida de la subetnia de los aints o jíbaros, en la Amazonía entre Ecuador y Perú, el sacerdote salesiano, Luis Bolla, se convirtió en “la luz del camino”, para los nativos de esa tribu.

Pero, ¿Cómo logró cambiar la vida de encuentros tribales a; desarrollo colectivo, progreso, fomento educativo y asistencia en salud?, ¿Por qué dio tanto por ellos?. ¿Qué podría darle el pueblo Achuar, a la vida de éste misionero?.

Lo supo desde niño. A los 11 años, mientras los demás niños jugaban, en el oratorio salesiano ubicado en el pueblo de Schio en Italia, su ciudad natal, escuchó una voz que le dijo: “Serás misionero en la Selva entre indígenas, y les darás mi palabra. Caminarás mucho a pie”…así lo cuenta el sacerdote salesiano Luis Bolla, en sus memorias escritas en su obra póstuma “Mi nombre es Yankuam”, el encuentro del evangelio con los Achuar.

El misionero Achuar que cambió vidas.

Es cierto. ¿Quién no ha imaginado de niño jugar o compartir con un indio?, o cómo los llamaban antes, menciona el libro, “salvajes”. Luego de 17 años de haber compartido y aprendido a vivir desde la perspectiva de los Achuar, en la comunidad de Chuwint (Ecuador). Era uno de ellos. Vestía como ellos, comía lo que ellos, hablaba su lengua. Vivió con esperanza de saber que así podría servirles mejor.

Y así lo hizo. Llega al Perú a la zona de kuyuntsa en 1984, para atender las necesidades de un pueblo al que ya conocía muy bien. Inspirado por la capacidad de amar con ternura, el optimismo, y la fe, de San Juan Bosco, Bolla entronizó la vida de Jesús, en la de estas personas quienes aprendieron a mirar sus vidas y la de los demás, desde los ojos de Cristo.

Antropólogo, etnólogo, filólogo, e historiador, el misionero quien había renunciado al apoyo económico de la Congregación Salesiana, llevaba en su mochila sólo lo indispensable. Vivir para servir. Esa era su consigna.

El aporte histórico de su labor misionera.

Toda la riqueza cultural del pueblo Achuar debía permanecer en el tiempo. Así que “YanKuam” puso en grafías, lo que hasta el momento sólo era fonética. Y les entregó la escritura Achuar. Luego de 60 años de convivir en la Amazonía, al servicio de los indígenas logró traducir en lengua Achuar los evangelios del Nuevo Testamento.

Su labor no sólo se limitó a llevarlos hacía Jesús, sino que acompañó al pueblo Achuar en su organización, promovió su educación, cuidó de su salud. En 2012 a los 80 años dejó de existir.

Como un misionero, que había roto los esquemas tradicionales, como un hombre rico de ideas y proyectos, quién alcanzó su sueño de servir a los indígenas, así lo describe el sacerdote salesiano Vicente Santilli, editor del libro, en el perfil biográfico que hace del misionero en sus memorias misioneras, obra póstuma.

Al conmemorarse un año más del nacimiento de San Juan Bosco, el testimonio de vida de este ser humano nos recuerda el inagotable amor y entusiasmo de su obra.

Video testimonial: https://youtu.be/pOklUfq5Cew

Libro: “Mi nombre es Yankuam” el encuentro del evangelio con los Ashuarhttp://salesianos.pe/content/2015/10/Padre-Luis-Bolla-patriarca-de-los-Achuar.pdf

RAUL & MAMEN

RAUL & Mamen

Raúl González ha sido una leyenda en el fútbol durante más de dos décadas. Jugó en el Real Madrid de 1992 a 2010, fue el máximo goleador (Cristiano Ronaldo acaba de superarlo por un tanto), posee el récord de partidos oficiales en la historia del club y ganó tres Champions League, dos Intercontinentales, una Supercopa de Europa, seis Ligas y cuatro Supercopas de España. Y Raúl, a los 38 años, se ha retirado. Lo entrevistamos a él y a su mujer Mamen Sanz en Manhattan, donde residen con sus cinco hijos. Mamen nos explica su día a día allí: “En Nueva York casi no usamos el coche. Vamos en metro o caminando. No es una ciudad pensada para cinco niños, no se ven esas familias por la calle. Pero hemos tenido suerte, acuden a un colegio católico que está a doce bloques andando. Se han integrado muy bien y el mayor está ya en la high school. El fin de semana vamos todos a Central Park a montar en bici o a correr”. Además, cuenta que están preparándose juntos para correr la Maratón de Nueva York y que sus hijos no tienen móvil ni tablet. “Prefiero que los niños jueguen entre ellos”. Raúl se ha retirado del fútbol y acaba de ser nombrado country manager por tres años para promocionar la Liga Profesional de Fútbol en EE UU pero los rumores de que se convierta en entrenador son constantes: “Me lo dicen, me quieren empujar. Necesito mi tiempo. Mi vida ha sido tan clara, ahora tengo que pensar, ver si echo de menos competir. Tengo un proyecto de formación, aprender lo que rodea al fútbol: dirección deportiva, negocio. Es un periodo de hacer cosas sin ninguna presión para decidir qué me gusta y en unos años regresar a Madrid”. Mamen nos cuenta su encuentro con Raúl: “Nos conocimos a través de un amigo común, que me presentó a Guti y a Álvaro también. La verdad es que me costó decidirme a salir con él. No me ofrecía mucha confianza el mundo de los futbolistas. Traté de apartarme una y otra vez, pero el destino no me dejó”. A ella dedicó él todos sus goles. Uno de sus gestos más famosos era correr por el césped besando su anillo de casado para celebrar un tanto. Dice Mamen de su marido: “Raúl lo hace todo fácil. Necesita muy poco para ser feliz. Me recuerda a mi padre. Mi padre era trabajador de Nissan, mi madre peluquera y lo dejó todo cuando nacimos. La de mis padres es una de las mayores historias de amor que he visto. Siguen sentándose frente a la tele cogidos de la mano. Son un ejemplo que me ha dejado un sello de identidad”. ¿Y cómo describiría su propia familia? “Lo que nos define a todos es el deporte. La pequeña es una atleta, ha heredado los genes de Raúl. Juega al tenis y al fútbol. El mayor cumple 16 y aún no nos ha pedido salir con amigos. Mientras piense en el deporte no lo hace en otras cosas”. Al preguntarle si le gustaría que alguno fuera futbolista responde: “Su padre ha puesto el listón tan alto que no lo tienen fácil. Les explico que es el sueño de millones de niños, que es una cuestión de probabilidad que lo consigan y que es una posibilidad lejana. Lo importante es que se centren en los estudios. La educación es lo que no te pueden quitar nunca”. Raúl habla sobre sus errores: “Con 19 o 20 años tuve que dar una rueda de prensa porque decían que salía por la noche, que bebía. Tuve que sentarme ahí para decir que quería seguir siendo futbolista. Piensan que los futbolistas debemos estar siempre en casa o en el gimnasio, pero ¡tenemos vida! Cuando pierdes tres o cuatro partidos estalla la crisis. Cristiano marca 50 goles y en cuanto no marca dos, ya empiezan con qué le pasa”. Al comentar lo que ha sucedido con Karim Benzemá y Leo Messi, los últimos escándalos en el mundo del fútbol, afirma: “Se nos exige demasiado. De niño me fijaba en la gente que hacía las cosas bien, en Butragueño. Te podía gustar o no como jugador, pero las madres lo querían para novio de sus hijas. Los niños están ahí observando todo, repiten y hacen los gestos de los jugadores… Pero también a veces nosotros somos niños, hay niños de 20 años, de 25, no te dan un curso para enseñarte a tener mucho dinero, a poder comprarte lo que te da la gana, a que todo el mundo te alabe”. Sobre si el presidente de un club, debe dar ejemplo: “Sí. El club debe dar ejemplo y transmitirles su espíritu a los jugadores. El Madrid es un club muy grande, con unos valores, y sus jugadores y trabajadores deben estar en esa línea. Y el que no esté, no tiene cabida. Pero hay que marcar esas líneas muy bien”. Todo el dinero que ha ganado no se le ha subido a la cabeza: “Yo tenía a mis padres. Y mi forma de ser. Soy un poco raro… No me gustan los coches ni los relojes, me gusta la vida, los pequeños detalles, dar un paseo, el contacto con la naturaleza, ir al cine, ver deporte, estar con los amigos y tomar una cerveza…”. Su primer ídolo, “Futbolístico”, aclara, “Maradona”. Y sobre Mourinho: “Casi todos los jugadores hablan bien de él. Hizo un trabajo extraordinario en el Real Madrid”. Sobre Cristiano Ronaldo: “Una bestia física y buena gente. Tengo uno estupenda relación con él”. Le preguntamos a Mamen cuando se fueron de España, ¿cómo se lo explicaron a sus hijos? “Que por el trabajo de papá íbamos a tener otra experiencia. Que donde estuviéramos juntos, estaría nuestro hogar. El hogar no son los objetos, son las personas. En cada mudanza trato de llevar lo justo. La casa de Alemania la monté de Ikea, para no tener apego a las cosas. Lo único que me importa son las fotos de mi familia”. Raúl se fue al Schalke de Genselkirchen en 2010 y estuvo dos años, conquistó todas las copas que tenía que conquistar y se convirtió en un ídolo en Alemania. Después pasó otros dos años en Catar, con el Al-Sadd. Y por último, se mudó al New York Cosmos, un equipo pequeño que ni siquiera tiene estadio y juega en una universidad. ¿Por qué no se retiró en el Madrid? “Ese era mi sueño. Pero mis hijos iban teniendo una edad, el mayor notaba la presión: que si tu padre se tiene que retirar… Mamen y yo decidimos en 2010 que lo mejor era irse. Dejé el Real Madrid y a las tres horas aterricé en Alemania. Fue emotivo y a la vez liberador. Me renové en un día. Pensábamos que los niños no se iban a adaptar, y el primer día volvieron del colegio felices, les gustó porque nadie los conocía. Y después en Catar han jugado con niños árabes, aquí hablan inglés. No me arrepiento, el bagaje que tienen hoy no lo aprenden ni en los libros ni en la mejor universidad. Saben idiomas, son tolerantes y aceptan todo”. Raúl habla sobre sus últimos años en el Real Madrid. “He sido muy feliz allí, mis mejores años. Pero hubo un momento en que no disfrutaba. Cuando eres el capitán, llevas mucho tiempo y hay cambios de presidentes… Perdía energía en otras cosas y no estaba fresco en el terreno de juego. Además, a veces tu cabeza quiere, pero el cuerpo no te da… Jugaba con dolor. Llega un momento en que siempre te duele algo, te levantas por la mañana y piensas: Ay, ¿cómo voy a ser capaz de jugar?”. Se considera amigo de Pep Guardiola: “Nos gustaba mucho el fútbol, la rivalidad era muy bonita, igual que luego la he tenido con Pujol o con Xavi. Pep y yo coincidimos en la Selección. Siempre hubo química. Es uno de los mejores entrenadores de la historia”. Sobre la rivalidad con el Barça: “He paseado mil veces por Barcelona con Mamen y la gente nos trataba maravillosamente. La rivalidad ayuda a los dos clubs: el Barça no sería sin el Madrid y viceversa. Se necesitan mutuamente. Cuando ellos ganan Copas de Europa me alegro, al final es un equipo español y no he tenido ninguna duda de proclamarlo públicamente. ¿Por qué voy a desear el mal a alguien? No entra dentro de mi forma de ser.”