Una biografía para llenar el alma: Don Bosco

Palabra publica en español la considerada mejor biografía del santo, escrita por Hugo Wast

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Hace 128 años que murió Don Bosco. Por eso hoy celebramos su festividad. ¿Qué decir de este santo, fundador de los salesianos? Mucho se ha escrito sobre él. Biografías, historias, anécdotas, dirigidas a toda clase de lectores. Dedicación, trabajo y fe… con amor. Un amor filial a Dios manifestado en un esfuerzo total con la juventud necesitada. Así fue San Juan Bosco.

Como no, Ediciones Palabra tiene la mejor biografía. Tan es así, que va a publicar la 8ª edición de Don Bosco y su tiempo, un libro que define el perfil de este santo a la perfección: una de las glorias más puras de Italia y uno de los más grandes benefactores de la humanidad. Además, su actualidad no se pierde, pues la amable figura de Don Bosco, un tanto desenvuelta e incluso pintoresca, continúa ejerciendo su insoslayable atractivo.

Así, enmarcada en el momento histórico del Piamonte del siglo XIX, la vida de Don Bosco y sus aventuras cobran toda su dimensión en un ambiente en el que se entremezclaban de manera extraña el anticlericalismo y las múltiples iniciativas cristianas.

Fue el fundador de dos grandes familias religiosas: la Sociedad de los Salesianos y las Hermanas de María Auxiliadora, y, aún en la actualidad, sus hijas y sus hijos trabajan en todas partes del mundo. No es de extrañar, pues fue un educador nato, preocupado por la miseria de la juventud obrera. Don Bosco era pura sencillez y sentido común, y su buen humor y su espíritu de fe llenaba las almas. Sin ir más lejos, la espiritualidad salesiana, clave en su legado, mira a la vida con optimismo, aunque no ignora todo lo negativo que hay en ella. Hay una referencia constante de una vida hacia la persona de Jesucristo, a quien se considera cercano.

El autor de Don Bosco y su tiempo, el insigne Hugo Wast (seudónimo de Gustavo Martínez Zuviría, novelista y escritor argentino, nacido en Córdoba), de la Academia Argentina de Letras, y correspondiente de la Española y de la Colombiana, tiene en este libro una de sus mejores obras.

Gustavo, además de su dedicación a la literatura, desarrolló una abundante actividad en la Universidad y en diferentes altos cargos de su país (Ministro de Justicia, Ministro de Educación Pública, Director de la Biblioteca Nacional, Presidente de la Comisión Nacional de Cultura).

Su producción literaria es abundantísima y varios de sus libros obtuvieron premios muy destacados incluso fuera de su patria: Medalla de Oro de la Academia Española y Premio Nacional de Literatura.

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John Henry Newman puede ser santo en breve

Se presenta en el Vaticano un posible milagro atribuido a su intercesión

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Tras una investigación concienzuda en la localidad, la archidiócesis de Chicago está remitiendo al Vaticano pruebas de un posible milagro atribuido a la intercesión de John Henry Cardenal Newman, C.O.

Si la Congregación para las Causas de los Santos encuentra que la investigación es convincente, se trataría de un segundo milagro y cumpliría así con los requisitos para la canonización, a falta únicamente de la aprobación del Papa.

Aunque todavía se han hecho públicos pocos detalles, se supone que en el caso está involucrada una madre católica que  —tras pedir en sus oraciones por la intercesión de Newman— fue aliviada de una condición de salud que ponía en peligro su embarazo y su propia vida. Sus médicos han declarado a los investigadores que no pueden encontrar ninguna explicación a su sanación, que fue repentina y desafiaba los razonamientos médicos.

Como es costumbre, el Vaticano mantiene un cauto silencio mientras los informes de la investigación son sujetos a examen por la Congregación y su equipo de doctores y teólogos. Es probable que el doctor Andrea Ambrosi, el postulador emplazado en Roma para la causa de Newman, no haga comentarios sobre el milagro hasta que se reciba la aprobación, primero, de la junta investigadora, y segundo, del papa Francisco.

De entre los hombres santos modernos, el camino de Newman hasta la santidad podría considerarse un tanto prolongado, en particular si se compara con los veloces dictámenes de canonización de la beata Madre Teresa (cuya canonización está prevista para finales de este año), los santos papas Juan Pablo II y Juan XXIII, ambos canonizados en 2014, y otros. Aunque Newman falleció en 1890, la documentación inicial para su causa fue enviada a Roma 68 años después, en 1958, y su beatificación se celebró en 2010 por el papa Benedicto XVI, durante la productivavisita papal de Benedicto al Reino Unido.

Una explicación posible que se ha planteado para este retraso sugiere que se ha empleado ese tiempo paraexaminar con detalle los profusos escritos y correspondencia de Newman, aunque debería apuntarse que los escritos de Juan Pablo eran igualmente voluminosos y densos y no requirieron décadas de estudio. Una mejor explicación sería, simplemente, que las cosas suceden cuando Dios dispone que sucedan.

Newman es ya patrono de la Prelatura personal de Nuestra Señora de Walsingham y, de ser canonizado, muy probablemente será considerado el santo patrono de los conversos al catolicismo. Como antiguo sacerdote de la Iglesia de Inglaterra (y habiendo albergado, como confesó, una perspectiva muy negativa del catolicismo romano), la conversión de Newman comenzó mientras estudiaba a los primeros Padres de la Iglesia. (“Ser profundo en historia”, según escribía en su Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, “es dejar de ser protestante”.)

En octubre de 1845, fue incorporado a la Iglesia por un sacerdote pasionista, el beato Dominic Barbieri. Más tarde se ordenó como sacerdote católico en Roma, donde se unió a laCongregación del Oratorio de San Felipe Neri, para luego volver a Inglaterra y fundar lo que se ha terminado por conocer como el Oratorio de Birmingham.

El papa Benedicto afirmó sobre Newman, dejando constancia de su profundo legado intelectual, que “Él vivió profundamente esta visión tan humana del ministerio sacerdotal en su desvelo pastoral por el pueblo de Birmingham, durante los años dedicados al Oratorio que él mismo fundó, visitando a los enfermos y a los pobres, consolando al triste, o atendiendo a los encarcelados. No sorprende que a su muerte, tantos miles de personas se agolparan en las calles mientras su cuerpo era trasladado al lugar de su sepultura, a no más de media milla de aquí”.