Así vivo tras la muerte de mis dos hijos y mi mujer

Enrico Petrillo, viudo de Chiara Corbella: «Habría preferido que Chiara estuviera aquí, envejecer con ella, pero…»

Cuando Enrico Petrillo y Chiara Corbella estaban esperando a su hijo Francesco, a ella le diagnosticaron un cáncer muy agresivo. Juntos decidieron posponer el tratamiento para no perjudicar al niño y que pudiera nacer sin problemas.

Finalmente, Chiara falleció a los 28 años, un año después de que Francesco naciera totalmente sano. Enrico nos cuenta su historia.

Tras una larga semana de trabajo, el viernes por la noche, nos cita en su casa, en Roma, para charlar sobre Chiara, su mensaje y la increíble historia que vivieron juntos, no exenta de sufrimiento y pruebas y, al mismo tiempo, rebosante de amor.

En su rostro se refleja el cansancio. Estamos hablando de un padre que cría solo a un niño de cuatro años y que, por si fuera poco, acaba de enfrentarse de nuevo a la enfermedad.

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En pocos meses, ha atravesado una miocarditis y una pulmonía. Estuvo dos semanas en aislamiento porque los médicos llegaron a pensar que tenía tuberculosis.

Por eso, dice que en estos últimos meses ha vivido “otros miedos”. “No el de morirme yo”, puntualiza, “sino el miedo terrible de dejar solo a mi hijo Francesco”. Dice quellegó a pensar que Dios iba a permitir que muriese porque es consciente de que, en ocasiones, “Él tiene un proyecto que no siempre está claro”.

Pero estas son tan solo las primeras pinceladas de nuestra conversación. Antes de profundizar más en su vivencia con Chiara, interrumpe mi pregunta inicial y se pone en pie. “¿Podríamos rezar antes de empezar a hablar, no?”.

Es Enrico Petrillo, marido y padre. Trabaja como fisioterapeuta en un hospital de enfermos terminales y, hace cuatro años, se quedó viudo.

La historia con Chiara, su esposa, comenzó en el verano de 2002, cuando se conocieron en Medjugorje. Se casaron seis años después, el 21 de septiembre de 2008.

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A los pocos meses, Chiara se quedó embarazada de su primogénita, Maria Grazia Letizia. Hasta aquí, la historia es semejante a la de cualquier otro matrimonio joven.

Sin embargo, con las primeras ecografías llegó la primera prueba de fuego: la pequeña sufría anencefalia, una malformación que, generalmente, provoca el fallecimiento del bebé poco después de nacer.

A pesar de la condena a muerte que pesaba sobre su hija, Maria Grazia “les hizo abrir su corazón, abrió la puerta a la gracia y entró el amor verdadero, la eternidad”.

Chiara no dejaba de repetir que “cada patadita de la niña era un regalo”. Vivió media hora. Para el funeral de Maria Grazia, Enrico preparó un recordatorio con una sencilla frase: “Nacemos para no morir nunca”.

Era la primera vez que sus amigos y familiares la leían. Esta frase, que da título al libro en el que se narran las vivencias de este matrimonio, resonó a lo largo de cada paso del camino.

Enrico explica a Misión que se la oyó decir a un catequista, enfermo terminal de cáncer: “Se me grabó en el corazón. Forma parte de esas cosas que Dios envía para que se te queden”.

“¿Por qué el libro?”, preguntamos a Enrico. Responde, con enorme naturalidad, que a su historia con Chiara le han añadido elementos “románticos” que no hacen justicia a la realidad de los hechos. “Quería contar lo que pasó, pero no idealizarlo”, explica.

“Llueve sobre mojado”

Volvemos al pasado de nuevo y hablamos de su segundo hijo, Davide Giovanni. Pocos meses después de la muerte de Maria Grazia, los Petrillo esperan de nuevo la llegada de un bebé.

En esta ocasión, el niño viene con graves e insólitas malformaciones. En palabras del genetista: “Llueve sobre mojado”. Era un matrimonio jovencísimo para el que se repetía la misma historia.

Se preguntaban si debían cerrarse a la vida. La respuesta de Enrico fue contundente: “Si Dios crea la vida para la eternidad, ¿debo yo negarme a ella?”. “Sí, muchas veces nos hemos hecho esa pregunta, ‘¿dónde me está llevando Dios con estas pruebas?’.

Era bonito fiarse y caminar juntos en este valle oscuro, donde sentíamos que alguien nos conducía aunque no viéramos”, recuerda. “Todo escapaba a cualquier lógica humana pero yo estaba en paz”, cuenta en el libro.

Con esa paz recibieron a Davide Giovanni que, después de 38 minutos, “nació al Cielo”, relata Enrico. Chiara escribe en marzo de 2010 que el pequeño Davide “ha vencido nuestro ‘derecho’ a desear un hijo que fuera para nosotros, porque él era solo para Dios”.

En ambos casos, Enrico asegura que, pese a las malformaciones de sus hijos, la palabra “aborto” nunca pasó por su mente. “Para nosotros, no existía el problema de elegir”.

“Pero ¿estabais contra el mundo?”, le preguntamos. “Más que tener al mundo en nuestra contra, estábamos con el Señor. En el momento en el que te lo preguntas, es como si hubieras abierto el diálogo y la posibilidad de otra cosa”.

La enfermedad

Después de ambas experiencias, muchos les recomendaban abandonar la idea de tener hijos biológicos. Otros, que esperasen. Pero “la idea de esperar nos entristecía”, en palabras de Chiara.

Una vez más, no dejaron pasar mucho tiempo hasta queChiara volvió a quedarse embarazada. Antes de descubrirlo, se notó un afta en la lengua, pero no le dio importancia. La llaga comenzó a crecer a medida que lo hacía su vientre.

Esperaban a Francesco quien, según todas las pruebas, venía absolutamente sano. Cuando visitamos a Enrico en su casa, Francesco lleva durmiendo un rato.

Enrico nos cuenta que le suele cantar una nana, “Dolce sentire” , el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, en la versión de la banda sonora de la películaHermano Sol, Hermana Luna, de Franco Zeffirelli.

Asís fue una figura muy importante en la historia del matrimonio. Allí conocieron a su director espiritual, el padre Vito, que hoy sigue acompañando a Enrico.

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Dice que sin Asís, probablemente, su matrimonio no habría existido. En marzo de 2012 llevaron al pequeño Francesco a la Porciúncula, para encomendarlo a la Virgen María. Los pequeños Maria Grazia Letizia y Davide Giovanni “nacieron al Cielo” portando una Tau en el cuello.

Sonreír hasta el final

Regresamos a 2011. La herida de Chiara en la lengua seguía creciendo y tras someterse a unas pruebas, es operada en marzo. Tenía un carcinoma. Ante esta situación, Chiara no se quejó y, de hecho, afrontó esta nueva prueba con una sonrisa.

“Pese a la cruz que vivíamos, sentíamos cerca la presencia del Señor; por eso, hemos reído y bromeado hasta el último momento. Esto nos maravillaba también a nosotros mismos. Chiara sonreía siempre”, recuerda Enrico.

Transcurrido un tiempo, Chiara no podía hablar ni tragar, y los dolores eran cada vez más intensos. En el hospital, pedía calmantes, pero, como estaba embarazada, no podían suministrarle nada que aliviara su dolor.

La de marzo era la primera fase de su tratamiento. Proponen al matrimonio anticipar el parto para que, así, Chiara pueda someterse cuanto antes a la quimioterapia y a la radioterapia.

La idea era que naciese a los siete meses, pero se niegan. La madre lo tiene claro: no sometería a ningún riesgo a su hijo. Finalmente Francesco nació en la semana 37, el 30 de mayo de 2011.

No había tiempo que perder para la segunda intervención, con la que limpiarían sus ganglios y la someten a cirugía dos días después.

El padre Vito decía que ver a Chiara era como ver el cuerpo martirizado de Cristo el día de Viernes Santo.

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“Si aceptas el bien, ¿por qué no aceptar el mal?”; está escrito. Cuando Jesús está en la Cruz, la única persona que le dirige la palabra es otro que, como Él, está en la cruz.

Cuando padeces esos momentos de sufrimiento, tu amistad con el Señor se fortalece. También te das cuenta de que el sufrimiento es un regalo, porque pone en orden algunas cosas de la vida y te das cuenta de quién eres”, asegura Enrico.

Chiara comienza el tratamiento: cinco días de radioterapia a la semana y una sesión de quimioterapia cada veintiún días.

Después de un duro verano, los exámenes parecen revelar una mejoría, pero, a finales de marzo de 2012, los peores temores se hacen realidad: hay metástasis en un pecho, el hígado, los pulmones y un ojo.

Chiara permanece en el hospital recibiendo antibióticos y siendo sometida a nuevas pruebas. Era Pascua.

Mientras tanto, Enrico permanece en casa cuidando de Francesco: “Fue una de las semanas más horribles, pero el Señor nunca nos ha desilusionado”.

Para Enrico, el tumor de Chiara era como la tercera pregunta de Jesús a Pedro tras la Resurrección. Su respuesta, como la del apóstol: “Señor, tú sabes que te amo”.

“Sería perfectamente comprensible que estuvieses enfadado, ¿lo estás?”, preguntamos a Enrico. “Es una elección. Podría estar enfadado, sí. Si así lo eliges, puedes tomar las decisiones de tu vida junto al Señor o puedes elegir hacerlo sin Dios. Nunca me he enfadado porque el Señor estaba en nuestra vida y sabíamos que Él es un Padre bondadoso”.

Morir feliz

A finales de mayo Chiara está sufriendo un auténtico calvario, durante el que permanecía aferrada, más que nunca, a la cruz. El 12 de junio comienza a agonizar, pero mantiene una enorme serenidad y lucidez.

Su marido recuerda que vio a Chiara “morir feliz”.“No era la felicidad de la sonrisa, porque cuando mueres no hay sonrisa, pero era la alegría profunda de quien sabeadónde va.

Chiara no solo ha muerto serena, era algo más. Era como observar una de esas imágenes de Cristo sonriente en la cruz”.

Francesco siempre dice que tiene una madre en el cielo y un padre en la Tierra”. Antes de dejar este mundo, Chiara escribió una carta al pequeño en la que le pedía que siempre se fiara de Dios. “Hace poco le leí la carta, y le hizo mucha ilusión”.

Enrico y Chiara tuvieron tres hijos, pero, fruto de su matrimonio, nacieron muchos otros “hijos espirituales”.

“Humanamente, habría preferido que Chiara estuviera aquí, envejecer con ella, pero, al mismo tiempo, queda este consuelo: muchos niños han nacido porque sus padres oyeron el testimonio de Chiara cuando nació nuestra primera hija y deciden llevar adelante el embarazo. Este pensamiento me llena el corazón de gratitud”.

Tenía 28 años y murió rodeada de familiares y amigos. “Uno de los mensajes más bonitos que nos brindó es que se puede ser feliz ya en este mundo, pese a todo. Si tienes como referencia la eternidad, todo lo que sucede es poco en realidad”.

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Así se lo escribió Chiara a su pequeño: “Cualquier cosa que hagas solo tendrá sentido si piensas en la vida eterna. Si amas de verdad, te darás cuenta de que nada te pertenece, porque todo es un regalo”.

Como la misma vida de Chiara, una vida eterna porque nació para no morir jamás.

Artículo publicado originalmente por Revista Misión
Fotografías cedidas por Revista Misión y por Editorial Palabra

¿Cuántas veces se ha aparecido la Virgen?

Una investigación calcula que 2.500, 28 de ellas aprobadas

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Litmanova en Eslovaquia es un santuario de apariciones en 1990 reconocidas por los obispos, en los años en 2004, pero poco conocidas

Actualizado 23 diciembre 2015

Jaime Septién / Aleteia

En la edición del mes de diciembre de 2015, la revista National Geographic ha puesto en portada y como reportaje principal la devoción y la intercesión de la Virgen María como un fenómeno global, haciendo de la madre de Jesús “la mujer más poderosa del mundo.”

La apuesta editorial de la revista, recientemente adquirida por la 21th Century Fox del magnate australiano nacionalizado estadunidense Rupert Murdoch, es importante, toda vez que en el cuerpo de la nota se señala que María es más nombrada en el Corán que en la Biblia y que para católicos y musulmanes, es la mujer más santa de la historia.

Hay que recordar que National Geographic se publica mensualmente en más de 30 idiomas y que cuenta con 7.5 millones de suscriptores en todo el planeta.

El cazador de milagros
Buena parte del reportaje, firmado por la periodista Maureen Orth, está basada en las investigaciones de Michael O’Neill, impulsor del sitio web www.MiracleHunter.com y que presenta la historia, las estadísticas, las frecuencias y las apariciones marianas, tanto las de la fe popular como las aprobadas por los obispos locales y por el Vaticano.

En el sitio web se describe que la aparición más antigua de la que se tiene datos es la de la Virgen del Pilar a Santiago el Mayor, a las orillas del río Ebro, en Zaragoza (España), en el año 40 después de Cristo.

Las apariciones de la Virgen se han hecho mucho más frecuentes en las últimas décadas. Algunos estudiosos –-cita O’Neill en su página web—estiman que a lo largo de la historia después de Jesucristo, han ocurrido unas 2.500 apariciones marianas, de las cuales tan solo en el siglo XX se dieron cerca de 500.

Vídeo en YouTube de RomeReports sobre el Diccionario de Apariciones de René Laurentin

De acuerdo al Diccionario de Apariciones de la Virgen María, del sacerdote mariólogo René Laurentin, a lo largo de la historia, 308 de estas apariciones han sido a futuros santos o beatos. Generalmente estas apariciones no son reconocidas oficialmente por la Iglesia y solo se registra a siete papas (de los 266 que ha habido, desde san Pedro a Francisco) que han sido testigos de apariciones marianas.

Para este sitio web, las apariciones más famosas de la Virgen María son las de Guadalupe, en México (1531), Rue de Bac, Francia (1830), Lourdes, Francia (1858), Fátima, Portugal (1917) y Medjugorje, Bosnia-Herzegovina (a partir de 1981, aunque esta última todavía se encuentra pendiente el proceso vaticano de aprobación).

Proceso muy cauteloso
La aparición reconocida por el Vaticano en fecha más reciente es la de Laus, Francia, ocurrida en 1664 (y autorizada bajo Benedicto XVI, en 2008). Por otra parte, las más recientes apariciones con reconocimiento del Vaticano son las de Kibeho, en Ruanda, que terminaron en 1989.

Las apariciones en Itapirange, Brasil (especialmente las de 1994-1998) fueron declaradas como hechos sobrenaturales por el obispo local en 2009.

Las apariciones de 1859 en Champion (Wisconsin) son las primeras y únicas que han obtenido aprobación episcopal en la historia de Estados Unidos (diciembre 8 de 2010).

Por su parte, el obispo de Lipa, en Filipinas, monseñor Raymond C. Argüelles, declaró, apenas el 12 de septiembre de este mismo año 2015, como hechos sobrenaturales dignos de creerse las apariciones de esa jurisdicción en 1948. Esto las hace las apariciones aprobadas por un obispo local en fecha más reciente en todo el mundo.

De las 2.500 apariciones marianas registradas por el portal web, solamente 28 de ellas han recibido aprobación de los obispos locales y 16 han sido reconocidas por el Vaticano.

Adicionalmente, ha habido cuatro apariciones en Egipto, aprobadas por la Iglesia Ortodoxa Copta en los últimos 50 años.

El sorprendente día en que el propio diablo alabó la Inmaculada Concepción de María

Durante un exorcismo en Italia en 1823, dos sacerdotes dominicos hicieron reconocer al diablo el dogma que sería promulgado 30 años después

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8 de diciembre de 1854: el papa Pío IX promulga el dogma de la Inmaculada Concepción de María.

25 de marzo de 1858: en la fiesta de la Encarnación del Verbo, la Santísima Virgen se aparece en Lourdes a Santa Bernadette y confirma el dogma diciendo: “Soy la Inmaculada Concepción”.

Pero ya treinta años antes, otro hecho sobrenatural y sorprendente confirmó la Inmaculada Concepción de la Virgen Madre de Dios. Y quien la confesó fue alguien que jamás esperaríamos que lo hiciese. Un episodio que relata el p. Gabriele Amorth.

Era el ano 1823. El diablo había poseído a un joven analfabeto de apenas 12 años de edad, residente en la actual provincia italiana de Avellino, en la región de Apulia. Estaban en la ciudad dos religiosos dominicos, el p. Gassiti y el p. Pignataro, ambos autorizados por el obispo a realizar exorcismos.

Los sacerdotes hicieron una serie de preguntas al diablo que poseía al muchacho, entre ellas, una sobre la Inmaculada Concepción.

El diablo confesó que la Virgen de Nazaret jamás había estado bajo su poder: ni siquiera desde el primer instante de su vida, pues ella ya fue concebida “llena de gracia” y toda de Dios.

Aunque sea el “padre de la mentira”, el diablo puede ser obligado en el exorcismo a decir la verdad, incluso en materia de fe. Fue así que los dos sacerdotes exorcistas le obligaron a reverenciar a la Virgen y a alabar su Concepción Inmaculada en forma de versos.

Humillado, el diablo se vio forzado en nombre de Cristo a cantar la gloria de María, y lo hizo mediante un soneto en italiano, ¡perfecto en construcción y en teología!

Reproducimos el original italiano y, a continuación, la traducción al español:

En italiano:

Vera Madre son Io d’un Dio che è Figlio

e son figlia di Lui, benché sua Madre;

ab aeterno nacqu’Egli ed è mio Figlio,

in tempo Io nacqui e pur gli sono Madre.

Egli è mio creator ed è mio Figlio,

son Io sua creatura e gli son Madre;

fu prodigo divin l’esser mio Figlio

un Dio eterno, e Me d’aver per Madre.

L’esser quasi è comun tra Madre e Figlio

perché l’esser dal Figlio ebbe la Madre,

e l’esser dalla Madre ebbe anche il Figlio.

Or, se l’esser dal Figlio ebbe la Madre,

o s’ha da dir che fu macchiato il Figlio,

o senza macchia s’ha da dir la Madre.

En español:

Soy verdadera madre de un Dios que es Hijo,

Y soy su hija, aún al ser su madre;

El desde la eternidad existe y es mi Hijo,

Y yo nací en el tiempo y soy su madre.

Él es mi Creador y es mi Hijo,

Y yo soy su criatura y su madre;

Fue divino prodigio ser mi Hijo

Un Dios eterno y tenerme a mi por madre.

El ser de la madre es casi el ser del Hijo,

Visto que el Hijo dio el ser a la madre

Y fue la madre la que dio el ser al Hijo;

Si, pues, del Hijo tuvo el ser la madre,

O hay que decir que está manchado el Hijo

O hay que decir Inmaculada a la madre.

La llamada universal a la santidad

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El Papa Paulo VI preguntó:

̶ ¿Qué hora es?

Todos miraron su reloj. Él respondió:

̶ Es la hora de los laicos.

Los primeros cristianos, fieles corrientes –casados y célibes-, de toda edad y condición, se sabían llamados a la santidad (cfr. Romanos 1,7), “elegidos, por Dios, santos y amados” (Col 3,12). Buscaban la santidad en todas las actividades de la tierra: unos en el campo intelectual, otros en el trabajo manual; otros, en ambos. Pero al paso del tiempo eso se olvidó. Es necesario volver a recordarlo. “Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (1 Tes 4,3). Dios “nos ha elegido antes de la constitución del mundo para que seamos santos e inmaculados en su presencia” (Efesios 1,4).

Para San Pablo los bautizados son “santos por vocación”, o “llamados a ser santos” (Cf. Rm 1,7 y 1 Co 1,2). Y habitualmente designa a los bautizados con el término “los santos”. La santidad reside en el corazón, y se resume en el amor, en estar unidos a Jesucristo.

Una carta que tiene 20 siglos de antigüedad dice: “Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su habla, ni por sus costumbres. Porque ni habitan ciudades exclusivas suyas, ni hablan una lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los demás. A la verdad, esta doctrina no ha sido por ellos inventada gracias al talento y especulación de hombres curiosos, ni profesan, como otros hacen, una enseñanza humana; sino que, habitando ciudades griegas o bárbaras (que no hablan latín ni griego), según la suerte que a cada uno le cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género de vida a los usos y costumbres de cada país, dan muestra de un tenor peculiar de conducta admirable y, por confesión de todos, sorprendente”(Epístola a Diogneto).

La razón profunda de la santidad es clara desde el principio: que él, Dios, es santo. En la Biblia, la santidad es la síntesis de todos los atributos de Dios.

La santidad no es una imposición ni una carga, es un privilegio, un don, un supremo honor. Una obligación, sí, pero que proviene de nuestra dignidad de hijos de Dios. El hombre debe ser santo para hacer realidad su identidad más profunda: la de ser”imagen y semejanza de dios”. El hombre no es sólo naturaleza, sinovocación.

Pasados los primeros siglos de cristianismo, se olvida prácticamente el carácter universal de la llamada a la santidad y se llega a considerar como patrimonio exclusivo de los que se apartan del mundo, para dedicarse a la contemplación de las cosas divinas en la soledad del desierto o del claustro. Los fieles cristianos que siguen en el mundo aparecen como cristianos de “segunda categoría”.

Las necesidades apostólicas han originado un proceso de regreso al mundo por parte de algunos religiosos. Sin embargo, su estado sigue siendo distinto a los de los fieles corrientes. El Fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá, decía: Pueden ser divinos todos los caminos de la tierra, todos los estados, todas las profesiones, todas las tareas honestas. “Se puede santificar cualquier trabajo honesto, sean cuales fueren las circunstancias en que se desarrolla” (Conversaciones, n. 26).

El Concilio Vaticano II confirmó esta doctrina en diversos lugares de sus documentos: “Todos los fieles, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (Const. Lumen gentium,n. 40; Cfr. Gaudium et spes, nn. 35, 38, 48, etc). Este fue, a los ojos de muchos, el principal mensaje del Vaticano II.

El trabajo es una ocupación que, normalmente, se disfruta y a través de la cual adquirimos virtudes humanas, y, cuando no se disfruta, se sabe ofrecer a Dios con alegría, sabiendo que será un sacrificio aceptable pues ha sido hecho por agradar a Dios y por servir a los demás.

El laicismo sostiene que Dios no tiene lugar en ningún sitio, excepto en la Iglesia, y relega a Dios y a la vida espiritual al ámbito de la conciencia. Un buen cristiano suele decir: “Mete a Dios en tu vida ordinaria y en todas tus actividades. Invítalo a que te acompañe a todos los lugares a los que vayas, y cuéntale lo que traes en la cabeza y en el corazón”.

San Pablo dice: “Mirad, ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación” (2 Corintios 6,2). El “tiempo favorable” durará hasta la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos —en la vida personal de cada uno, hasta el momento de la muerte—; hasta entonces, cada uno de los días es “día de salvación”, ocasión de servir a Dios. Mientras tanto, ninguna adversidad debe apartarnos de este fin. “Nada te turbe, / Nada te espante, / Todo se pasa, / Dios no se muda, / La paciencia / Todo lo alcanza; / Quien a Dios tiene / Nada le falta: / Sólo Dios basta” (Santa Teresa de Jesús, Poes. 30).

Tenemos todos una llamada a ser santos, ahora bien ¿qué es un santo? Pilar Urbano responde: “Un santo es un débil que se amuralla en Dios y en Él construye su fortaleza. Un santo es un imbécil del mundo –stulta mundi– que se ilustra y se doctora con la sabiduría de Dios. Un santo es un rebelde que a sí mismo se amarra con las cadenas de la libertad de Dios. Un santo es un miserable que lava su inmundicia en la misericordia de Dios (…). Un santo es un pusilánime que se dilata y se acrece con la magnificencia de Dios. Un santo es un ambicioso de tal envergadura que sólo se satisface poseyendo cada vez más y más (…a) Dios (…), un ladrón que le roba a Dios hasta el Amor con que poder amarle. Y Dios se deja saquear por sus santos. Ése es el gozo de Dios. Y ése, el secreto negocio de los santos” (El Hombre de Villa Tevere, p. 156). Así, pues, lo más importante, es lo que el hombre está dispuesto a dejar que Dios haga en él. Es una cuestión de confianza. No es tanto el “yo hago”, como el “hágase en mí”.

El santo es un hombre en quien el amor, la fe y la esperanza, son vivencias diarias, experiencias compartidas. Un santo es un hombre que se fía de Dios. Es una persona que tiene encuentros personalísimos con Dios, sin anonimatos: un yo y un Tú enhebran un diálogo vivo y con pulso, que recíprocamente les concierne y les afecta (cfr. Hombre de Villa Tevere, p 195).

Karol Wojtyla llegó a asemejarse a la descripción que G.K. Chesterton hace de Santo Tomás Moro: “Era, por encima de todo, un hombre histórico: él representó a la vez un tipo de hombre, un momento crucial y un destino último. Si no hubiera existido este singular hombre en aquel particular momento, toda la historia hubiera cambiado de rumbo” (citado en James Monti, The King’s good servant but God’s first, 1997, p. 15). En suma: La plenitud de la vocación cristiana es la identificación con Cristo.

La pornografía me ha enseñado lo que es el amor

La interesante experiencia de un joven que ha decidido ser sincero y compartir lo que ha vivido

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Parece extraño, pero sí, la pornografía me enseñó y ha enseñado a muchos jóvenes qué es el amor. Con la pornografía he aprendido la diferencia entre amar a una persona y consumir su cuerpo. He aprendido a “amar” mis deseos y a satisfacerlos, sea como sea. He aprendido a “amarme” a mí mismo, mi ombligo y mi pene. He aprendido.

Así es como nuestra juventud ha aprendido a amar. En los sitios web, en las películas o en cada escena de una telenovela, la pornografía explícita es cada vez más normal, más habitual, y se ha convertido en la propuesta pedagógica de algunos padres para enseñar la sexualidad a sus hijos. Así vivimos y maduramos. Se nos enseña a creer que las relaciones duraderas son las que funcionan bien en la cama, y que el amor se expresa cuando alcanzamos el máximo placer sexual. La pornografía me ha enseñado lo que entiende por amor. Amor en alquiler. Amor a la carta. Amor de … eso, cualquier cosa menos el amor.

Cuando comprendí cuán condicionados estamos, me he visto rodeado: por un lado el mundo sexualizado, por el otro la pornografía que nos enseña a amar. No hace falta mucho para darse cuenta de que los dos lados se tocan, como en los filmes americanos cuando las paredes se mueven. Sabemos bien lo que sucede al que se queda en medio.

Y es allí donde la pureza, como un “clavo salvador”, empujaba a uno de los lados y le impedía continuar con el aplastamiento inminente. Cuando me di cuenta de la belleza que lleva y del escudo en que se transforma, vi que había esperanza, que había un camino.

La pureza puede no estar de moda para algunos, pero para quien comprende su belleza es como dar a la novia un anillo de diamantes y pedirla en matrimonio: ¡clásico y bello! Es la pureza, es solo ella la que puede indicarnos el camino del amor. No es la bruja mala que lo prohíbe todo e impide la felicidad instantánea. Es la salvadora que en el último momento nos saca de las fauces del devorador. Es ella la que guarda al amor del egoísmo y de todas las demás enfermedades sexuales corruptibles.

Conociendo la pureza, he conocido los ojos de mi novia, su sonrisa y su forma de hablar, y también su forma de bailar como algo bello, y las expresiones escépticas a todo caso médico explicado mal en los testimonios que se oyen. En la pureza he conocido su sueño de tener hijos y he comprendido que no era el momento de entrenarse para tenerlos, sino de entrenarnos para ser buenos padres, y esto está bastante lejos de la cama.

Comprendiendo la pureza y su función protectora, he logrado mirar con otros ojos la más bella creación de Dios: la mujer. He logrado ver en cada rostro y en cada cuerpo la mano de Dios. He contemplado su dignidad de hija y he alabado al Creador por tanta belleza. Sobre todo, he entendido que esta belleza fue creada para ser cuidada, custodiada y conservada, no consumida. Debo ser el que protege, y no el que destruye.

Si es así, tenemos que comprender que la pornografía nos enseña a amarnos a nosotros mismos; la pureza nos lleva a amar al otro. La pornografía nos lleva a consumir, la pureza a custodiar. La pornografía nos hace discutir, la pureza nos hace relacionarnos. La pureza nos devuelve la mirada que la pornografía robó, y el sentimiento que no existiría si yo viera solo piernas y pechos.

Si la pornografía os ha enseñado muchas cosas, rezad a Dios para que la pureza os reeduque. Que el Señor pueda suscitar en vuestro corazón el verdadero sentimiento robado por el sexo explícito e incontrolado. Pedid a Dios que la pureza y la claridad de su Santo Espíritu puedan, en primer lugar, devolveros la condición original: imagen y semejanza de Dios. Que Él traiga sobre todo el don de amar la pureza.

Este sacerdote cantante va a estropear el mundo

ALIVE

 

Though the rains come down and the rivers may rise I will lift my voice, I will raise my eyes. I will dance to a beat that never dies. I’m alive in Him.

Quizás hayas oído hablar de él como “el sacerdote del factor X”, pero no le etiquetes como un advenedizo. No es un “postizo”, ni como músico ni como sacerdote. Era un muchacho que una vez le dijo a Dios que sería cualquier cosa del mundo, excepto sacerdote. Los sacerdotes eran demasiado aburridos. Entonces conoció a un sacerdote italiano que estaba vivo, que estaba apasionado sobre todo lo que hacía. El padre Rob pensó: “Si llegara a ser algo como este hombre, consideraría convertirme en sacerdote”.

Y la música, que fue una fuente de curación durante un difícil periodo de su juventud, se convirtió en un importante instrumento en su vocación como sacerdote. La música llega a la gente. Habla un lenguaje único y ayuda a entender la necesidad de intimidad con Dios.

Padre Rob habla sobre que debemos “arruinar” el mundo. Debemos arruinarlo para Cristo, arruinarlos con fe y esperanza. De esto trata la canción “Alive”. Como dijo el Papa Benedicto XVI, “El mundo te ofrece comodidad. Pero tu no fuiste hecho para la comodidad. Fuiste hecho para la grandeza”. Fuiste hecho para vivir, no sólo para estar ahí. “Alive” es un himno, el himno de los hijos e hijas de Dios, que están vivos en Jesucristo.

Sal hoy afuera y vive. Estropea el mundo de los que están a tu alrededor. Estropéalo por Cristo. Estropéalo con amor. Llama a los demás a salir de su vida aburrida. Llámalos a la luz. Llámalos a la vida.

La canción “Alive” está tomado del  álbum  “Something about you”