El culto al cuerpo

por beckyreynaud

Una pareja de novios decide casarse, así que el novio va a ver al papá de la novia para pedir su mano:

-¿Así que se quieren casar, eh?

-Sí, señor.

-Y.. ¿Ya vio usted a mi mujer?

-Sí, pero me gusta más su hija.

 “El hombre es un animal religioso que se equivoca de dios” escribió Baudelaire. Pase lo que pase, siempre tendremos dioses necesitados de ofrendas y sacrificios. Asfixiado el verdadero Dios, eclipsados los valores del espíritu, el secularismo, aparentemente neutral y aséptico, propone nuevos dioses sustitutivos. Éstos exigen iguales e incluso mayores sacrificios.

Ahora se adora y venera el dios del cuerpo, apolíneo, juvenil, hermoso y esbelto. Y sus demandas son perentorias. El hecho de que los kilos no pasen inadvertidos es origen de trágicas frustraciones, muchos complejos, y se instala hasta en el inconsciente de las mentalidades la obsesión febril de adelgazar.

Muchos que se escandalizarían si oyeran hablar de ayunos y abstinencias no tienen inconveniente en someterse a los extremos rigores de la dieta más feroz. Es la misma ascética pero con motivaciones distintas y sometimiento a distintos dioses. Y si la artillería dietética y el bombardeo químico a través de fármacos adelgazantes fracasan, se emprende el asalto a la bayoneta con operaciones quirúrgicas reductivas.

La cirugía estética, técnica desdramatizada de rejuvenecimiento y embellecimiento, se ha puesto al servicio de esta omnipresente divinidad del culto a la figura. Es que actualmente la lucha contra las arrugas y los volúmenes indeseados ya no se limita a las dietas, el ejercicio físico y a los artificios del maquillaje. Ahora se trata de reconstruirse, de remodelar el propio aspecto desafiando los efectos del tiempo.

¿Qué sentido tiene tamaña tiranía justamente en un momento en que las mujeres rechazan que se las considere como objetos decorativos? ¿Cómo no ver en las exigencias estéticas que llevan a variadas liposucciones, lifting faciales e implantes de silicona como un refinado instrumento para aplastar psicológica y socialmente a las mujeres? Y si antiguamente los escrupulosos eran la deriva patológica de la buena formación religiosa y moral, ahora la anorexia es la mórbida e inconsciente desviación que cobra crecientes víctimas de este culto al cuerpo y su apolínea figura.

Es necesario un pensamiento anti idolatra que sea capaz de establecer una verdadera jerarquía de valores, que vigorice la libertad con convicciones fuertes y resista la presión de estereotipados modelos juveniles de belleza.

Me resisto a aceptar el aforismo de La Rochefoucald que sostiene que la vejez es el infierno de las mujeres. En la cara de muchos hombres y mujeres consagrados al meticuloso cuidado de sí mismos, entre tanto estiramiento de la piel y autobronceadores, hay mucha estéril convencionalidad, irrealidad y, sobre todo, una torpe relación con el tiempo. Por el contrario, se puede ser atractiva sin someterse a lámparas de cuarzo, medicinas cosméticas y asidua asistencia a centros de cirugía estética. Con los años, el rostro se vuelven también más intenso y lleno de significado, más atractivo y seductor, más aun, cuando en él se refleja una existencia compartida vivida en el amor, en la amistad y en hondos vínculos afectivos.

La creciente utilización de instrumentos para la transformación del cuerpo es una verdadera religión. Y como tal tiene su ritual, sacrificios, culto, posee dogmas y normas morales; y también tiene sus víctimas. Su objetivo es obtener la eterna juventud en un inútil, ridículo y patético desafío al tiempo y a la muerte. La verdad es que frente a este neopaganismo banal, vacío y artificial, prefiero la grandeza salvaje del paganismo antiguo.

Jorge Peña Vial

Universidad de los Andes

Arvo Net

Quieres a tus hijos, pero ¿rezas por ellos?

Eso también forma parte de la vocación de los padres

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Te invito hoy a meditar y orar sobre la gran gracia y responsabilidad de educar hijos de Dios. Son muchos los desafíos que enfrenta la familia en cada etapa del desarrollo de los hijos, porque cada hijo es diferente y cada etapa nos exige una nueva manera de atender a sus necesidades.

Pero cuando enfrentamos en Dios tales desafíos, crecemos junto a cada hijo. Cada niño es un don único de Dios: tiene características particulares que nadie más tiene y así lo debemos ver, como Dios nos ve. Ellos son una “segunda edición” nuestra, pero seres únicos, especiales.

Por otro lado, sería absurdo transmitirles la falsa noción de que es son centro del mundo y que todo está hecho para ellos. Al contrario, es necesario que desde temprano les sea transmitido, en la pedagogía propia para su edad, que Dios es el centro del mundo y ellos son un don que viene de Dios para el mundo.

Son muchos los niños criados con la mentalidad de que el mundo y hasta otras personas son simplemente objetos de consumo, y a veces llegan a la edad adulta sin sentido en la vida. Muchos se vuelven depresivos y terminan perdiéndose en la droga, en la prostitución, la marginalidad, o se vuelven adultos egoístas que influenciarán la sociedad con una mentalidad cada vez más destructiva.

Que en esta visita de Nuestra Señora a nuestra familia, seamos ungidos por el Espíritu Santo con el don de la sabiduría, que viene de lo alto, y es muy distinta de la sabiduría mundana. Que el Espíritu Santo, por intercesión de Nuestra Señora y su Hijo nos conceda la gracia de educar hijos para el amor. Que el amor supere el egocentrismo.

Oramos también por todos los educadores, por las escuelas y universidades y profesores para que sean instrumentos eficaces de una cultura de vida y no de muerte.

Que todo estudio sea sometido a la Palabra de Dios que es la mayor educación que podemos dar a nuestros hijos, para ser el punto de equilibrio y discernir sobre la información que ellos reciben cada vez más rápidamente en nuestros días.

Para que la cultura de nuestros hijos sea dirigida a favor de la vida, como dice la Biblia: “Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se la repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas. (Dt 6,4-9).

Cuando la Palabra de Dios es proclamada y vivida por lo menos por uno de los padres u otro responsable directo del niño, se vuelve posible cambiar la pregunta: “¿Qué puede ofrecerme hoy la vida?”, por esta otra: “¿Qué me pide hoy la vida?”. Esta será la cura diaria de cualquier egocentrismo que lleva a la muerte.

Es en beneficio de nuestros hijos que nosotros como padres ejercitemos a nuestros hijos a hacer, desde temprano y conforme a su capacidad, elecciones, que impliquen satisfacciones pero también responsabilidades. Así, estaremos ayudando a poblar un mundo de adultos santos, capaces de optar por la verdadera vida que sólo se encuentra en la voluntad de Dios.

Que el Señor rescate nuestra fe como padres, para que oremos con toda confianza por el futuro de nuestros hijos, para que ellos sean rescatados de donde estuvieran hoy para la verdadera felicidad que sólo se encuentra en la voluntad de Dios.