Está demostrado que la educación sexual en las escuelas no ayuda a reducir el índice de embarazos entre adolescentes. En los Estados Unidos, cuando se les dieron pastillas, condones y servicios de anticonceptivos, el problema empeoró y amentaron los embarazos en jovencitas.
La experta en población Jacqueline Kasun, estudiando los datos del IPPF (lo eqivalente a MEXFAM pero estadounidense), llegó a la siguiente conclusión: “Los estados que proveen acceso a programas de control natal financiados por el gobierno, muestran la tendencia a tener índices más altos de embarazos de adolescentes, nacimientos y abortos que los que no los tienen”. Subrayó que el Estado de California, que provee de anticonceptivos y facilita el aborto a menores sin el consentimiento paterno, y gasta más dinero que ningún otro estado de los Estados Unidos en anticonceptivos, es el que tiene mayor índice de abortos en adolescentes.
Cuando el aborto no era legal en Norteamérica, había 100 mil abortos al año, ahora que es legal, su número asciende a un millón y medio de abortos anuales. Aumentó más de diez veces. Si la actividad sexual aumenta, la posibilidad de embarazos también aumenta, aunque se usen anticonceptivos. El fallo de los anticonceptivos es la causa principal de este fenómeno. El índice de fallos de anticonceptivos en jóvenes que siempre los usan es de 10% (Selected Committee on Children, Youth and Families).
Un miembro de la junta de planeadores comentó: “La ironía es que el aumento en el número de nacimientos ilegítimos tuvo lugar precisamente cuando el uso de anticonceptivos se hizo más respetable y generalizado”. Después de quince años de este tipo de esfuerzos y de haber invertido quince billones de dólares, los índices de embarazo adolescente y de aborto siguen aumentando.
¿Qué han logrado los programas de educación sexual en Estados Unidos? Una encuesta llevada a cabo por la propia IPPF (International Planned Parenthood Federation: Federación Internacional de Planificación Familiar, en Estados Unidos; y su equivalente MEXFAM, en México) mostró que el índice de jóvenes que tuvieron relaciones sexuales prematrimoniales fue mayor entre los que habían recibido educación sexual. Otra consecuencia de los programas de educación sexual es que el índice de abortos provocados se ha duplicado entre adolescentes desde 1972, año en que comenzó el movimiento de educación sexual en escuelas oficiales.
Nuestros niños no necesitan aprender más biología ni más técnicas sexuales, sino que necesitan padres y maestros responsables que les enseñen virtudes, valores y razones para abstenerse de la actividad sexual hasta el día en que se casen, y que les enseñen a ser fieles cuando hayan contraído matrimonio.