SIMILITUD ENTRE LOS MENSAJES DE GARABANDAL Y MEDJUGORJE

Los mensajes de Garabandal y Medjugorje son prácticamente iguales. María viene  a la Tierra para llamarnos a la conversión y nos pide que oremos y que frecuentemos los sacramentos.

Pero como la humanidad se aleja cada vez más de Dios habrá una intervención divina decisiva, que en el caso de Garabandal se expresa a través del Aviso formal y masivo llamando a la conversión, un Milagro que lo respalda y el Castigo posterior.

Esto se reproduce más o menos de la misma forma en Medjugorje por lo que ha trascendido de los secretos trasmitidos a los videntes.

Como si fuera poco, a ambos grupos de videntes se les dijo que esto sucederá en el transcurso de sus vidas, al punto que tienen la misión de comunicar al mundo el suceso unos días antes de cada evento. Y como Conchita de Garabandal ronda los 60 años y Mirjana de Medjugorje los 50 años, entonces es razonable pensar que esta intervención divina decisiva se producirá en algún momento dentro de los próximos 20 años.

El enfoque de ambas apariciones (Garabandal en España en 1962 y Medjugorje desde 1981 en Bosnia Herzegovina) es que estos eventos tienen como fin ayudarnos en el camino de la conversión. María no quiere que vivamos llenos de temor, al contrario, quiere que verdaderamente vivamos su mensaje.

Si damos fe a estas dos apariciones – y por los frutos que se recogen en Medjugorje parecería que una gran cantidad de cristianos creen en ella -, entonces no deberíamos esperar una gran tribulación sin un aviso y un milagro previos, aunque sí podría haber algunos adelantos de la tribulación, y quizás sean estos problemas de descontrol de la naturaleza que estamos viviendo, la reingeniería social en marcha y la incipiente persecución de los cristianos, la persecución de los jihadistas, pero no una tribulación mayúscula.

El primer evento previsto es el aviso formal divino para la conversión, algo así como el último llamado para un vuelo en el aeropuerto. Ver la historia de Garabandal aquí.

videntes de garabandal en una aparicion

 

COMO SERÁ EL AVISO QUE SE PROFETIZA EN GARABANDAL 

De acuerdo a las videntes de Garabandal:

Será un aviso de carácter universal, se experimentará sobre toda la faz de la Tierra, sobre todo ser humano. Será una corrección de la conciencia del mundo.

Se verá en el cielo desde todo el mundo, e inmediatamente será transmitido al interior de nuestras almas.

Será un fenómeno astronómico semejante a un choque de estrellas, con mucho desprendimiento de luz, y ruido ensordecedor, pero no se nos caerá encima.

Será como el fuego, pero no quemará la carne, aunque se sentirá física e interiormente. Durará muy poco tiempo, pero sus efectos en el mundo serán grandes.

No hay que temer la muerte, sino es por miedo, y en algún caso especial, por la Misericordia de Dios.

Cada uno verá en muy poco tiempo, como es su alma a la luz de la verdad de Dios, conocerá que Él existe, y que ha estado presente en cada una de sus faltas. Será como un Juicio en miniatura.

Dios espera, que con este acto de Su Misericordia, enmendemos nuestros caminos y volvamos hacia Él nuestras vidas. Los que ya conocen y aman a Dios, se acercarán más a Él. Muchos se convertirán, pero aún muchos seguirán negando a Dios, negando al que Es.

Cómo será la Intervención Decisiva del Cielo en los próximos años

Las Videntes de Garabandal dieron Datos Precisos de Cómo será la Intervención Decisiva del Cielo en los próximos años

El escenario indicaría que sería en las próximas dos décadas.

Vivimos tiempos confusos y nada es seguro en este campo. Pero parecería que hay un cierto consenso que llegará al mundo una tribulación si los hombres no se convierten, y el tenor del castigo parecería depender de esto. Las dos apariciones con más reconocimiento popular hoy (Medjugorje y Garabandal), hablan de que el inicio de la intervención decisiva partirá con un aviso y posteriormente habrá un milagro, y que será durante la vida de sus videntes, o sea en el trascurso de los próximos 20 años.

Sin embargo dentro de la Iglesia Institucional hay escepticismo sobre ello, al punto que se está produciendo un movimiento de restricción de la visibilidad de estas apariciones.

Uno podría suponer que el mayor control de Medjugorje que asumiría la Iglesia, puede hasta justificarse si se producen estos eventos profetizados, porque habría allí un foco de información tan o más importante que la Iglesia y nadie está 100% que los videntes no se puedan “torcer” en el futuro.

Pero en Garabandal no existe ese riesgo porque los mensajes terminaron en 1965, y sin embargo, ya comenzó la maniobra de quitarle visibilidad, ver aquí.

Según las videntes de Garabandal, luego del Aviso con que se iniciará la intervención divina decisiva en la Tierra, vendrá lo que llaman el Milagro, que ocurrirá en los pinos de Garabandal y se podrá observar a gran distancia. Algunas personas se curarán y otras recobrarán la fe. El milagro será anunciado con ocho días de antelación, y estará de alguna forma relacionado con la Eucaristía. Este Milagro dejará una señal visible en los Pinos de Garabandal, que quedará hasta el fin del mundo. En Medjugorje se profetiza algo parecido.

Cuidado, esto no es una certeza, sino una probabilidad; para algunos muy alta y para otros despreciable. Pero el hecho inédito en la historia es que no ha habido dos apariciones con tanto arraigo popular que profeticen una intervención divina decisiva más o menos en la misma ventana de tiempo.

Sin embargo hay que tener en cuenta que los cristianos de todas la épocas siempre han creído que su época es las más pecadora y alejada de Dios y que en su propia vida se daría una intervención divina. Y es más, muchos místicos prestigiosos aventuraron fechas y fallaron.

Este informe lo sacamos de las variadas entrevistas que se han hecho a las videntes de Garabandal desde 1962 a la fecha. Puedes ver las entrevistas aquí.

POLUCIÓN DE PROFECÍAS

El “ruido” de profecías que hay en estos momentos se ha exacerbado con la renuncia de Benedicto XVI, la elección de Francisco y la utilización de algunos mensajes de videntes para operaciones de desestabilización del pontificado del Papa Francisco, poniendo un manto de duda sobre si su elección tuvo el aval de Jesucristo.

Algunas personas dan cierta credibilidad a estos mensajes, que son de algunos videntes que no dan la cara y con estilos muy alejados de lo que nos tienen acostumbrados los mensajes de las apariciones de Jesús y María históricamente.

Esta cierta confianza depositada se relaciona con el supuesto de que las profecías son verídicas a priori y que no requieren contrastación con la realidad.

Pero lo cierto es que muchos santos famosos han hecho profecías que no se han cumplido, hasta por ejemplo el famoso Padre Gobbi anunció la fecha de una intervención divina que no sucedió. Y es que las profecías, aún las de Fátima y Medjugorje, son en realidad hipótesis de algo que podría pasar, pero no podemos afirmar con certeza que sucederá sí o sí; podemos hablar de cierta probabilidad de que suceda, pero nada más.

Y respecto a lo que dice la Biblia sobre los sucesos de los tiempos finales, tampoco necesariamente debemos leerlo en forma textual, porque todos sabemos que su lenguaje es más alusivo que directamente afirmativo.

Dentro de este panorama, parecería que hay un cierto consenso de que habrá una gran tribulación, lo dicen la biblia y los videntes católicos desde hace siglos.

A nuestro juicio, las apariciones de Garabandal y Medjugorje son las predictoras más aceptadas por los fieles en estos momentos, por eso queremos sintetizar lo que han dicho, especialmente las videntes de Garabandal.

Como siempre cautela, discernimiento, cruce de información, corroboración con lo que sucede en la realidad.

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El sentimiento inteligente

sentimientoDe la misma manera que la inteligencia humana logra sacar del petróleo energía para que los aviones vuelen, o consigue producir luz eléctrica a partir del agua embalsada, también la inteligencia puede y debe actuar para obtener lo mejor de nuestra vida sentimental.

Pensemos, por ejemplo, en un sentimiento de miedo que nos está empujando a actuar cobardemente y traicionar nuestros principios. Ante ese estímulo, quizá deseamos claudicar, pero, al tiempo, queremos sobreponernos y superar el miedo. Ese doble nivel supone una doble incitación, una doble llamada, un doble obstáculo: de nuevo vemos que unos valores sentidos nos llaman desde nuestro corazón, y unos valores pensados desde nuestra cabeza.

Ante ese dilema, decidimos. Y, al hacerlo, entregamos el control de nuestro comportamiento a una u otra instancia: a la cabeza o al corazón. Lo propiamente humano es actuar de acuerdo con los dictados de sus valores pensados, aunque en algunos casos esos valores estén inevitablemente enfrentados al sentimiento.

—Hablas de dar prioridad a la cabeza sobre el corazón: ¿eso no conduce a estilos de vida fríos y cerebrales, ajenos a los sentimientos?

No se trata de partir al hombre en dos mitades: la cabeza y el corazón. Es preciso integrar cabeza y corazón, y el hecho de que la inteligencia tutele la vida sentimental no quiere decir que deba aniquilarla. Al contrario, la inteligencia –si es verdaderamente inteligente, y perdón por la redundancia– debe preocuparse de educar los sentimientos; no dedicarse a apagarlos sistemáticamente, sino a estimular unos y contener otros, según sean buenos o malos, adecuados o inadecuados.

Por ejemplo, la indignación puede ser adecuada o inadecuada. Ante una situación de injusticia grave que presenciamos, lo adecuado es sentir indignación, y si no es así, será quizá porque no percibimos esa injusticia (y esa ignorancia puede ser culpable), o porque percibimos la injusticia pero nos deja indiferentes (quizá por una mala insensibilidad, o por falta de compasión y de sentido de la justicia), o porque incluso nos alegra (en cuyo caso hay odio o envidia).

Sentir indignación ante la injusticia es algo positivo. Lo que probablemente ya no lo será es que esa indignación nos lleve a la furia, la rabia o la pérdida del propio control.

—Entonces, ¿cuál es la misión de la inteligencia en la educación de los sentimientos?

Debemos utilizar los afectos –vuelvo a glosar a José Antonio Marina– como utilizamos, por ejemplo, las fuerzas de la naturaleza. No podemos alterar las mareas, ni el viento, ni el encrespamiento del oleaje, pero podemos utilizar su fuerza para navegar.

El viento, la marea, el oleaje, las tormentas, etc., son como las fuerzas de los sentimientos espontáneos: surgen sin que podamos hacer nada por evitarlos, al menos en ese momento. Gracias a la inteligencia, podemos hacer que nuestra vida tome un determinado rumbo afectivo, con objeto de llegar al puerto de destino que buscamos. Para lograrlo, es preciso contar con esas fuerzas irremediables de nuestra afectividad primaria, pero sabiendo emplearlas de modo inteligente. El manejo del timón y nuestra habilidad con el juego de las velas es como la guía que la inteligencia ejerce sobre los sentimientos a través de la voluntad.

Una inteligente educación de los sentimientos y de la voluntad hará que sepamos adónde queremos ir, escojamos la mejor ruta, preveamos en lo posible las inclemencias del tiempo, y manejemos con pericia nuestros propios recursos para hacer frente a los vientos contrarios y aprovechar lo mejor posible los favorables

Alfonso Aguiló

Falleció rezando ante el Santísimo

Relanzan la causa del scalabriniano que falleció rezando ante el Santísimo

Tarcisio Rubín optó para ir a Argentina por el viaje para los migrantes más pobres

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En la era de las redes sociales, éstas son espontáneo punto de encuentro para constatar la fama de santidad de quienes nos precedieron en este peregrinaje. Entre los testimonios que desde la Argentina afloran por estos días, resalta esta semana el del siervo de Dios Tarcisio Rubín, scalabriniano, cuya causa de beatificación acaba de ser reabierta en su provincia adoptiva, Jujuy.
 
La causa había sido iniciada en 2008 con el anterior obispo de Jujuy, monseñor Marcelo Palentini, pero tras su fallecimiento en 2012, tras una larga enfermedad, había quedado paralizada.

Para reimpulsarla, el pasado lunes 8 de junio se reconstituyó el tribunal y se celebró una santa misa en la catedral basílica del Santísimo Salvador. La Eucaristía fue celebrada por el obispo monseñor César Daniel Fernández y concelebrada por varios sacerdotes diocesanos y padres scalabrinianos, llegados desde distintas partes del país.
 
¿Quién era?
 
Tarcisio Rubín nació en un pueblo de Padua, Italia, el 6 de mayo de 1929. Menor de diez hermanos, al terminar la primaria entró al seminario scalabriniano.

Ordenado sacerdote el 21 de marzo de 1953, ese año fue destinado a la misión para migrantes de Berna, Suiza. Unos años más tarde, en 1969, fue destinado a trabajar con los migrantes italianos en la misión de Wuppertal, Alemania, y tras una experiencia en Palestina, fue destinado a la Argentina.
 
A Buenos Aires arribó el 9 de abril de 1974, con su ya marcadoestilo austero. Optó por el viaje para los migrantes más pobres, en la última clase. Lo único que llevaba con él era su sotana puesta, un crucifijo, la biblia y el rosario.

Rápidamente se abocó al trabajo con los migrantes más marginados, especialmente, jujeños, bolivianos y chilenos de la zona mendocina.

En su labor pastoral en Mendoza, advertía cómo jujeños y bolivianos llegaban del noroeste argentino y eran migrantes «golondrinas» que al interrumpir la cosecha de caña de azúcar, durante los meses estivales bajaban a Mendoza para la vendimia.
 
Pero su labor allí conoció otro frente, por el que llegó a ser llamado el sacerdote para los sacerdotes. Es que se convirtió para el clero de Mendoza, aun sin tener cargo diocesano alguno, en un compañero y referente. Su ascética conmovía y para los retiros que preparaba, buscaba la colaboración además de un padre jesuita y un claretiano.
 
Estar cerca de los trabajadores “golondrina” lo llevó al norte argentino en tiempos muy difíciles para la historia argentina, con una bellísima carta de respaldo y recomendación del obispo de Mendoza. Sus misiones convocaban a distintas familias religiosas y presentaban exigentes esquemas, aunque flexibles a la inspiración del Espíritu Santo.
 
Compartía con los más pobres la vida. Llegó a dormir en el piso de galpones húmedos, envuelto en un poncho. Se prestaba a cualquier necesidad de la Iglesia, sin pensar dónde le tocaría dormir.

Sobre cómo dormía, testimonios de personas que debían asear su cuarto relatan que su cama estaba mayormente intacta, lo que hacía suponer que dormía en el piso. Además, muchas eran las noches que pasaba en la calle o en las estaciones de tren para estar cerca de los migrantes.
 
Pese a la tuberculosis que le aquejaba, no bajó el ritmo de trabajo.La mañana del 3 de octubre de 1983 fue encontrado muerto, frente al altar y ante el Santísimo. Estaba en una escuela de Alto Calilegua para celebrar las fiestas patronales.
 
Tras la reapertura de la causa de beatificación del padre Rubín, se continuará con la investigación diocesana, y se aunarán los testimonios recolectados en Mendoza y Jujuy.

El acto, “emocionante y lleno de esperanza”, como lo definió el obipo, es el puntapie para un camino que podría confirmar lo que se percibe en el testimonio de quienes lo conocieron: la santidad de Tarcisio Rubín.

Intervención milagrosa de Santa Teresita de Lisieux

Avería en el avión e intervención milagrosa de Santa Teresita de Lisieux

El increíble relato del obispo de la Amazonia Erwin Krautler durante uno de sus viajes entre los indios

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Fue la ayuda de Santa Teresa de Lisieux, la patrona de los misioneros, la que le salvó la vida. Lo asegura monseñor Erwin Kräutler, desde hace 50 años misionero en América Latina y durante 35 obispo de la diócesis más grande de Brasil (más que Italia entera), la de Altamira-Xingu.
 
Krautler cuenta la increíble aventura, que sucedió en 1983, en el libro «Ho udito il grido dell’Amazzonica» (He oído el grito de la Amazonia, recientemente publicado en Italia). Él, desde siempre en primera línea en defensa de las poblaciones locales, amenazadas por la deforestación del Amazonas, en 1983 se dirigía a visitar las comunidades dispersas a lo largo del río. “Encontré un pueblo esclavizado, al límite de la desesperación”.
 
“En un viaje entre las aldeas indígenas – recuerda el obispo – volviendo de Tucumã a Altamira, pasó algo que no olvidaré nunca. Antes de embarcar a Tucumã, el obispo-hermano, que es también piloto, me dijo que había hecho una revisión completa de la avioneta en Goiânia hacía poco tiempo. Despegamos en dirección a Altamira, que dista unas dos horas de vuelo”.
 
Cuando el altímetro indicó cinco mil pies, empezaron a sobrevolar la tupidísima selva de la región de las fuentes del Bacajá, afluente del Xingu. “Miraba hacia abajo admirando la selva virgen, los ipês en flor”, continua Krautler.
 
Pero ese no fue un viaje como los demás. De repente el motor empezó a perder fuerza, la hélice giraba cada vez más despacio, hasta pararse del todo. “Miré al piloto: estaba asustado, nervioso, pálido. ¡No hablaba! Estábamos a un paso de la muerte. Aunque sobreviviéramos a la caída, en esa selva nadie nos encontraría. Pero este análisis lo hice después”.
 
En ese momento, el obispo, que es misionero de la Congregación de los Misioneros de la Preciosísima Sangre, invocó a Santa Teresa: «¡Tu eres la patrona de los misioneros! ¡Por favor, muéstranos ahora lo que sabes hacer!».
 
“Por increíble que parezca – recuerda Krautler – después de tres minutos eternos, el motor volvió a funcionar. De lo profundo del corazón dije: «¡Gracias, Teresa! Contaré este milagro adonde vaya. ¡No te olvidaré nunca!».
 
El avión retomó altura hasta los ocho mil pies, y lejos en el horizonte apareció el majestuoso Xingu con sus cascadas, los lagos y las islas. “Media hora después, aterrizábamos sanos y salvos – explica el obispo de Amazonia – y contamos lo que nos había sucedido en pleno vuelo.
 
El mecánico del aeropuerto abrió el compartimento del motor de la avioneta, y se echó las manos a la cabeza: «Dios mío, ¿cómo podéis estar vivos? ¡El motor está totalmente averiado!». Me quedé helado, pero en seguida mi corazón saltó en mi pecho, oyendo de la boca del mecánico la confirmación de que había sido un milagro de santa Teresita”. 

¿En qué circunstancias hay que evitar comulgar?

Hay dos clases de disposiciones para comulgar dignamente: unas que se refieren al alma y otras al cuerpo

El fiel no debe comulgar cuando faltan las debidas disposiciones. Hay dos clases de disposiciones para comulgar dignamente. Unas que se refieren al alma y otras al cuerpo.

¿Cuáles las disposiciones con respecto al alma?

1.- Estar en gracia de Dios, es decir ausencia de pecado grave.

2.- Estar instruido en las principales verdades de fe.

3.- Tener la debida reverencia en el momento de la comunión.

4.- Creer firmemente que se va a recibir a Jesucristo.

“Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse; y en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes” (Can. 916).

¿Cuáles son las disposiciones con respecto al cuerpo?

1. Observar la norma sobre el ayuno eucarístico.

2. Tener un aspecto exterior adecuado: modesto y recogido.

Exclusión de la Comunión en razón de la edad o de enfermedad:
 
No se puede dar la comunión en las siguientes cuatro situaciones:

1. Dentro de las enfermedades están: Personas en coma, personas que no pueden deglutir, personas con constante respiración asistida, apoplejías, riesgo de vómitos, fiebre alta que cause alucinaciones, etcétera.

2. Adultos afectos de enfermedades mentales que privan del uso de razón.

3.  Los adolescentes y mayores con serios discapacidades intelectuales.

4. Los niños antes del suficiente desarrollo mental.

Respecto a situaciones varias, no deben comulgar:

1. Quien haya ya comulgado dos veces al día.

2. Quien haga parte de la masonería, sectas de todo tipo, etc.

3. Quien trata de usar la Eucaristía para hacer campaña política, o para buscar votos.

4. Quienes no estén bautizados.

5. Quien rechace la Eucaristía o dude de ella.

“No se puede dar la comunión a una persona no bautizada o que rechace la verdad íntegra de fe sobre el Misterio eucarístico. Cristo es la verdad y da testimonio de la verdad (cf. Jn 14, 6; 18, 37); el Sacramento de su cuerpo y su sangre no permite ficciones” (Ecclesia de Eucharistia, 38).

Finalmente es bueno hacer una aclaración: El hecho de que alguien no pueda o no deba comulgar no impide que vaya a misa; es más, quienes no puedan recibir la comunión tienen, como todos los demás fieles, el derecho a participar en la celebración eucarística y la obligación de la misa todos los domingos y los días de precepto señalados.
 
Es verdad que el modo pleno de participar en la misa es comulgar, pero hay que tener en cuenta que la participación en la santa misa tiene por sí misma un valor salvífico y constituye una perfecta forma de oración, independientemente de que se reciba o no la Comunión.

Sí existe el Más Allá

Elizabeth Kübler-Ross: La connotada científica que confirmó que sí existe el Más Allá

Esta médico y psiquiatra suiza recabó centenares de testimonios de experiencias extracorporales, lo que la llevó a concluir que “la muerte no era un fin, sino un radiante comienzo”.

elizabeth-kubler-rosLa doctora suiza Elizabeth Kübler-Ross se convirtió en el siglo XX en una de las mayores expertas mundiales en el campo de la muerte, al implementar modernos cuidados paliativos con personas moribundas para que éstas afrontaran el fin de su vida con serenidad y hasta con alegría. En su libro “On death and dying”, de 1969, describe las diferentes fases del enfermo. Sin embargo, esta médico, psiquiatra y escritora nacida en Zurich en 1926 también se transformó en una pionera en el campo de la investigación de las experiencias cercanas a la muerte, lo que le permitió concluir algo que espantó a muchos de sus colegas: sí existe vida después de la muerte.

La doctora se graduó en psiquiatría en Estados Unidos, recibiendo posteriormente 23 doctorados honoríficos. Se dedicó a estudiar miles de casos personas que habían sido declaradas clínicamente muertas y que fueron llamadas de nuevo a la vida.

“El primer caso que me asombró fue el de una paciente de apellido Schwartz, que estuvo clínicamente muerta mientras se encontraba internada en un hospital. Ella se vio deslizarse lenta y tranquilamente fuera de su cuerpo físico y pronto flotó a una cierta distancia por encima de su cama. Nos contaba, con humor, cómo desde allí miraba su cuerpo extendido, que le parecía pálido y feo. Se encontraba extrañada y sorprendida, pero no asustada ni espantada. Nos contó cómo vio llegar al equipo de reanimación y nos explicó con detalle quién llegó primero y quién último. No sólo escuchó claramente cada palabra de la conversación, sino que pudo leer igualmente los pensamientos de cada uno. Tenía ganas de interpelarlos para decirles que no se dieran prisa puesto que se encontraba bien, pero pronto comprendió que los demás no la oían. La señora Schwartz decidió entonces detener sus esfuerzos y perdió su conciencia. Fue declarada muerta cuarenta y cinco minutos después de empezar la reanimación, y dio signos de vida después, viviendo todavía un año y medio más. Su relato no fue el único. Mucha gente abandona su cuerpo en el transcurso de una reanimación o una intervención quirúrgica y observa, efectivamente, dicha intervención”.

La doctora Kübler-Ross añade que “otro caso bastante dramático fue el de un hombre que perdió a sus suegros, a su mujer y a sus ocho hijos, que murieron carbonizados luego que la furgoneta en la que viajaban chocara con un camión cargado con carburante. Cuando el hombre se enteró del accidente permaneció semanas en estado de shock, no se volvió a presentar al trabajo, no era capaz de hablar con nadie, intentó buscar refugio en el alcohol y las drogas, y terminó tirado en la cuneta, en el sentido literal de la palabra. Su último recuerdo que tenía de esa vida que llevó durante dos años fue que estaba acostado, borracho y drogado, sobre un camino bastante sucio que bordeaba un bosque. Sólo tenía un pensamiento: no vivir más y reunirse de nuevo con su familia. Entonces, cuando se encontraba tirado en ese camino, fue atropellado por un vehículo que no alcanzó a verlo. En ese preciso momento se encontró él mismo a algunos metros por encima del lugar del accidente, mirando su cuerpo gravemente herido que yacía en la carretera. Entonces apareció su familia ante él, radiante de luminosidad y de amor. Una feliz sonrisa sobre cada rostro. Se comunicaron con él sin hablar, sólo por transmisión del pensamiento, y le hicieron saber la alegría y la felicidad que el reencuentro les proporcionaba. El hombre no fue capaz de darnos a conocer el tiempo que duró esa comunicación, pero nos dijo que quedó tan violentamente turbado frente a la salud, la belleza, el resplandor que ofrecían sus seres queridos, lo mismo que la aceptación de su actual vida y su amor incondicional, que juró no tocarlos ni seguirlos, sino volver a su cuerpo terrestre para comunicar al mundo lo que acababa de vivir, y de ese modo reparar sus vanas tentativas de suicidio. Enseguida se volvió a encontrar en el lugar del accidente y observó a distancia cómo el chofer estiraba su cuerpo en el interior del vehículo. Llegó la ambulancia y vio cómo lo transportaban a la sala de urgencias de un hospital. Cuando despertó y se recuperó, se juró a sí mismo no morirse mientras no hubiese tenido ocasión de compartir la experiencia de una vida después de la muerte con la mayor cantidad de gente posible”.

La doctora Kübler-Ross añadió: Una de mis enfermas que sufría esclerosis y que sólo podía desplazarse utilizando una silla de ruedas, lo primero que me dijo al volver de una experiencia en el umbral de la muerte fue: «Doctora Ross, ¡Yo podía bailar de nuevo!», o niñas que a consecuencia de una quimioterapia perdieron el pelo y me dijeron después de una experiencia semejante: «Tenía de nuevo mis rizos». Parecían que se volvían perfectos.

La muerte no existe

Tuvimos el caso de una niña de doce años que también estuvo clínicamente muerta. Lo que este caso tiene de particular es que su hermano estaba a su lado y la había abrazado con amor y ternura. Después de haber contado todo esto a su padre, ella le dijo: «Lo único que no comprendo de todo esto es que en realidad yo no tengo un hermano.» Su padre se puso a llorar y le contó que, en efecto, ella había tenido un hermano del que nadie le había hablado hasta ahora, que había muerto tres meses antes de su nacimiento”.