La santidad es posible a los 15 años

Impulsan en Italia proceso de beatificación de un adolescente

 

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Amaba inmensamente la Eucaristía recibiéndola diariamente y a través de la adoración, también oraba el Santo Rosario confiando su vida a la Virgen María, era un gran amigo y tenía un corazón muy generoso; pero dejó este mundo muy rápido, ya que falleció cuando contaba con sólo 15 años por causa de una Leucemia fulminante.
 
Él era Carlo Acutis; un adolescente, como otros de nuestro tiempo, que dejó huella y un inmenso olor de santidad, su nombre podría estar inscrito muy pronto en el libro de los santos con el impulso que quieren dar en Italia a su proceso de beatificación.
 
«La figura de Carlo es posible resumirla en esta frase que él decía:La Eucaristía es mi camino para el Cielo. Mi hijo, desde temprana edad y, sobre todo después de su Primera Comunión no faltó a su cita diaria de la Misa y el Rosario, con momento de Adoración Eucarística. No obstante esta intensa vida espiritual, Carlo vivió plena e intensamente sus quince años, dejando en aquellos que lo conocieron una profunda huella», cuanta su madre, quien es citada en el site Santiebeati.it.
 
Una de sus más grandes pasiones era la tecnología, por eso Carlo no dudó en crear una página web para difundir la devoción de Jesús Sacramentado dando a conocer los milagros Eucarísticos que han tenido lugar en el mundo a lo largo de los siglos. «Era un joven experto con la computadora, tanto que se leía los textos de ingeniería informática dejando a todos estupefactos, pero este don lo ponía al servicio del voluntariado y la utilizaba también para ayudar a sus amigos», agrega la madre. (Ver la página web de Carlo)
 
Pero uno de sus rasgos más característicos, pese a su corta edad, era su generosidad, como lo cuenta su mamá: «Su generosidad lo llevó a interesarse por todos, desde los inmigrantes a los discapacitados, los niños, los mendigos. Estar cerca de Carlo era como estar cerca de una fuente de agua fresca. Poco antes de morir, él ofreció sus sufrimientos por el Papa y por la Iglesia».

Carlo era británico de nacimiento -nació en Londres el 3 de mayo de 1991- e italiano de corazón. Su infancia la trascurrió en Milán, donde realizó sus estudios, pero Asís era su segundo hogar, ya que solía pasar allí cada verano impulsado por seguir las huellas de uno de sus santos favoritos: San Francisco de Asís. Allí el joven era verdaderamente feliz y allí quiso permanecer.
 
Muere el 12 de octubre de 2006 asumiendo la cruz del sufrimiento de manera heroica, como lo dice su propia madre: «El heroísmo con el que afrontó su enfermedad y su muerte ha convencido a muchos que en él había verdaderamente algo especial. Cuando el doctor que lo seguía le pregunto si sufría mucho, Carlo le respondió: ‘¡Hay personas que sufren más que yo!'».
 
En el año 2011 la Diócesis de Milán introduce su proceso camino en honor a los altares, y en febrero de 2013 la Conferencia Episcopal Lombarda aprueba su causa de beatificación. Su cuerpo permanece en Asís, muy cerca al lugar donde se hallan los restos mortales de su santo franciscano.
 
De la redacción de Gaudium Press, con información de papaboys.org y santiebeati.it.
 
Artículo originalmente publicado por Gaudium Press

“Derecho al placer”

En algunos documentos de la ONU y en un programa de la SEP se habla del “derecho al placer”. Es un invento que la ONU quiso introducir en la Conferencia de Población Cairo+5 en la Haya,pero no se aceptó. En esa conferencia un joven –asesorado por personal de la ONU- dijo: “Los jóvenes tenemos derecho al placer sexual”. Nadie tiene derechos sexuales en ninguna parte del mundo, ni los adultos ni los jóvenes.

Ahora se habla mucho de los “derechos del niño y del adolescente,” y se le dice a la adolescente que tiene derecho al placer sexual protegido. Lo que no se le dice es que las relaciones sexuales crean vínculos y que, por ese motivo, muchas veces —aunque se evite el embarazo— la persona va a quedar herida y desilusionada cuando esa relación se dé por acabada, sobre todo en el caso de la mujer.

El derecho al placer no existe, desde el punto de vista jurídico. ¿Por qué? porque el Derecho es una sistematización de conductas externas. El Derecho no regula conductas o apetitos internos. Al Derecho no le incumben los actos internos ni las intenciones, a menos de que esas conductas se exterioricen.

El Derecho da facultad a la persona para realizar actos sexuales a cierta edad, con ciertas personas y de cierta manera; pero no faculta a que esos actos sean efectivamente gozosos o placenteros: Es más, no puede exigirlo. No puedo demandar ni pedir indemnización en caso de que falte. Y pasa lo mismo con los placeres de la buena mesa (gastronómicos). El Derecho regula conductas de alteridad, generales. El apetito cambia en cada individuo.

El desear y el apetecer desaparecen en cuanto alcanzan su fin (el placer) y quedan satisfechos. Por eso ni el desear ni el apetecer pueden fundamentar la compañía. Querer es muy distinto al mero desear y diferente al apetecer.

En resumen: si existiera el “derecho al placer”, el Derecho se haría imposible de aplicar; habría una enorme inseguridad jurídica porque sería muy difícil darle gusto a todos y cada uno. Además, el placer tiene límites y no se puede medir.

Cuando la mujer o el hombre cambian el placer por la felicidad, fácilmente caen en la búsqueda de lo instantáneo, se pierde el sentido histórico y sólo se vive el momento. Dice un psiquiatra: “En el instantaneísmo hedonista es tanta la soledad que manifiesta, que asistimos al extrañamiento del yo y a su más completa vacuidad” (A. Polaino-Lorente).

Quien se olvida del ser y opta por el instante de placer acaba por debilitar la realidad. Esta situación es terreno fértil para la soledad despersonalizante. Cada instante es percibido como algo diferente del anterior y distinto del posterior. Esas diferencias entre los diversos instantes, hacen del ser humano un conglomerado de experiencias fugaces, impermeables entre sí y solitarias, que no sólo no sirven para fundar la identidad personal sino que —lo que es peor— contribuyen a su despersonalización.

No obstante, es edificante ver que hay jóvenes que no dependen sólo de sus hormonas, sino que son han logrado un gran autodominio y son señores de sí mismos.

Los términos “derechos sexuales” y “orientación sexual”, lo mismo que la anticoncepción de emergencia no han sido aprobados por las conferencias de la ONU. Esto es lo que tiene más peso a la hora de argumentar con los de la SEP, de la Sría de Salud y con legisladores. Algunas ONGs se mueven como si fuesen términos ya aprobados. Quieren que México sea pionero en este tópico y se adelante a la ONU con esa terminología perversa.

En el matrimonio hay que creer en el amor

il-bacio-hayesConsolidar un matrimonio nunca es fácil, se logra al paso del tiempo. Hay grandes diferencias de caracteres y han de ser aceptadas, asimiladas y luego amadas por cada cónyuge. No es tarea fácil pero eso no quiere decir que sea imposible. Cada pareja atraviesa sus momentos de angustia en los que la noche oscura los arropa. Sólo el camino del amor y el servicio puede llegar a disolver cualquier situación difícil que se presente.

El matrimonio es un gran compromiso, requiere del trabajo de cada día. No se trata sólo de buscar ser feliz, sino de buscar la felicidad del otro en el mayor grado posible. Si se descuidan los detalles de cariño, hay fracturas. Se necesita perseverancia, comunicación, perdonar y pedir perdón.

Cada día hay una oportunidad nueva para mejorar la relación, para inyectarle ese Amor que Dios nos da, porque en el matrimonio también se practica eso de “amar al prójimo”.

El verdadero amor no existe si no es fiel, y no puede existir si no es honesto. Sólo un matrimonio indisoluble será apoyo firme para la comunidad familiar. El reto de los esposo es estar juntos, aprender a amarse para siempre y buscar el modo de que ese amor crezca. El amor todo lo vence.

El Señor hace la creación y no se queda con ella, nos la da. Dios está en todo pero no lo controla todo. Nosotros podemos dañar la creación y podemos dañarnos a nosotros mismos.

Dios nos creó a su imagen y semejanza. La primera orden que Dios dio al ser humano es: Sé fecundo. Con los anticonceptivos el demonio dice: “Deja de ser fecundo”. Toda la profanación del ser humano en los siglos XX y XXI está dirigida a la mujer. El demonio inventa el mal y luego inventa que el mal viene de Dios.

Si la prioridad del ser humano es el placer, no la procreación, entonces la prioridad de la vida es el sexo. Eso conduce a una sociedad sexualizada, y esa sociedad impulsa a la promiscuidad, a incrementar el uso de anticonceptivos, el embarazo no planeado y el aborto.

Una señora tuvo tres hijos y pensó en ligarse las trompas. A última hora no lo permitió. Su esposo le preguntó el porqué. Ella le dijo: “No tengo derecho a quitarle a Dios la última palabra”.

La mujer es el único animal hembra que tiene himen, que está sellada. Todo eso tiene un sentido profundo del Señor. El demonio está en contra de la virginidad y el matrimonio. Ataca todo lo que Dios ha declarado santo desde el principio.

Benedicto XVI afirma que “el hombre sólo logra ser él mismo en la entrega de sí mismo, y sólo abriéndose al otro, a los otros, a los hijos, a la familia; sólo dejándose plasmar en el sufrimiento, descubre la amplitud de ser persona humana. Con el rechazo de estos lazos desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana” (21-XII-2012).

En el noviazgo, en el matrimonio y en la virginidad, lo importante es creer en el amor.