Diez cosas que deberías decir a tus monaguillos

Según el sacerdote bloguero Dwight Longenecker

Diez cosas que deberías decir a tus monaguillos (con copia también para sus padres)

Todo el mundo mira a los monaguillos - con su presencia y actos rituales bien hechos acercan al pueblo a Dios y a la liturgia
Todo el mundo mira a los monaguillos – con su presencia y actos rituales bien hechos acercan al pueblo a Dios y a la liturgia

Actualizado 24 marzo 2015

Dwight Longenecker

Dwight Longenecker es sacerdote católico y capellán de un colegio en Estados Unidos. Se crió en una familia y un colegio evangélicos fundamentalistas. En Inglaterra se hizo pastor anglicano. Casado y con hijos, entró en la Iglesia Católica y de vuelta a Estados Unidos es sacerdote católico por una dispensa especial. Su blog en inglés es StandingOnMyHead, muy leído y popular. Traducimos para ReL su artículo «Diez cosas que deberías decir a tus monaguillos».

Los monaguillos son REALMENTE importantes [mayúsculas del autor, ndt],  pero demasiado a menudo no saben porqué lo son. Esta es la razón por la que a veces llegan tarde o ni siquiera se presentan. A veces no parecen estar orgullosos de su función porque tal vez nadie les ha dicho la razón de su importancia.

Por lo tanto, si ayudas con los monaguillos, si tienes hijos que son monaguillos o si piensas que los monaguillos de tu parroquia deberían tener un aspecto impecable,aprende estas diez cosas para decírselas a tus monaguillos.

Esta es la idea: imprime esta entrada de blog y dásela a la persona que forma a los monaguillos o haz copias para los niños y sus padres

Te sorprenderá lo que cambia la celebración cuando los monaguillos son de primera.

Estas son las diez cosas que hay que decirles:

1. No eres necesario 
¡Hala! Este no parece el mejor modo de empezar, pero es verdad. El sacerdote puede hacer todo lo que tú haces en la misa. Esto significa que tú estás haciendo en la liturgia algo que es MÁS que útil. Lee los restantes nueve puntos para saber el qué.

2. Eres un testigo silencioso
En cuanto llegues a la iglesia, – veinte minutos antes de que empiece la Misa -, ponte tu sotana y empieza a preparar las cosas para la Misa. Con ello estarás diciendo a todo el que está en la iglesia: «Mirad, es importante llegar temprano. Es importante preparar la misa con respeto. Es importante hacerlo con tiempo y cuidadosamente». Recuerda, la gente está mirando todo lo que haces. Les encanta ver cómo lo haces, por lo que hazlo con reverencia y con cuidado.

3. Las acciones hablan más alto que las palabras 
Tienes que estar bien vestido para la misa. No hace falta que te pongas ropa elegante porque la sotana la cubrirá, pero lo que la gente vea debe estar bien. Ponte calzado negro. ¿Deportivas? ¿Deportivas fosforescentes? ¿Botas marrones? ¿Chancletas? ¡Anda ya! ¡Eres mejor que esto! Nada sobre tu apariencia tiene que llamar la atención. Nada de pendientes largos, por favor… ¡esto va también por vosotros, chicos! ¿Y qué decir de las lacas de uña de colores rabiosos y los peinados extravagantes? ¿Y de los tatuajes salvajes o los piercings? ¡Ajá! Esto atrae la atención sobre uno mismo. Todo lo que hagáis tiene que llevar la atención al altar, no a los monaguillos. Niñas, recogeros el pelo. Niños, peinaros. Y por favor, limpiaros la cara para eliminar esos restos de desayuno…

4. El lenguaje corporal habla en voz alta 
Cuando te dispongas para la misa muévete más lentamente. En la procesión, muévete con majestuosidad. Vivimos de manera muy rápida y para oír a Dios tenemos que estar en silencio y para ir al mismo paso que Dios tenemos que movernos más lentamente. Dios pasea tranquilamente, se toma las cosas con calma. Está aquí para siempre, por lo que mantén una buena postura y muévete bien y con lentitud. No corras nunca. Lo creas o no, esto ayuda a la gente a entrar en la celebracióncon la mentalidad adecuada, de manera respetuosa.

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5. La procesión es más que el hecho de entrar caminando en la iglesia
La procesión, en sí, es una antigua ceremonia religiosa. Al entrar en la iglesia estás guiando a todos a la presencia de Dios. Esto se remonta al Antiguo Testamento, cuando solían subir en procesión por la colina hasta Jerusalén y el Templo de Dios.La procesión eres tú guiando al pueblo de Dios a través de la tierra salvaje hasta la Tierra Prometida. La procesión es el triunfo real del rey entrando en la ciudad. Por lo tanto, la procesión tiene que hacerse majestuosamente, con solemnidad y dignidad. No corras con torpeza hasta tu sitio. 

¡Siente el orgullo de ser un monaguillo en el altar del rey! Cuando lleves la cruz en la cabeza de la procesión, llévala con solemnidad porque le estás diciendo a los fieles: «Mirad, todos estamos llamados a coger nuestra cruz y seguir a Cristo. Este es nuestro estandarte para la batalla. ¡Este es nuestro signo de llamada!». Por lo tanto, lleva la cruz silenciosa y solemnemente como un soldado en un desfile.

6. Ser el que sujeta un cirio o un libro es más de lo que piensas
¿Eres el que llevas el cirio? Estás diciendo: «Todos llevamos en nuestros corazones la luz de Cristo que hemos recibido en el Bautismo. Somos las luces en la oscuridad, las estrellas brillantes del universo». Los cirios acompañan a la cruz y al Evangelio porque el Evangelio y la cruz traen la luz al mundo. ¿Sujetas o llevas el libro? Representas a los evangelistas y a los apóstoles que llevaron la palabra de Dios al mundo. También nos recuerdas que estamos llamados a llevar la Buena Nueva del amor de Dios a todo el mundo.

7. Sois los ángeles ante el Trono 
En el momento del Santo, Santo, Santo debéis ir a los escalones que conducen al altar yarrodillaros para la oración de la consagración. En este momento representáis a los ángeles de Dios que se inclinan ante el trono de Dios en adoración. 

Dije esto una vez a mis monaguillos cuando los estaba formando y una de las madres dijo: «¡Usted bromea!». Ella bromeaba, pero esto dice claramente que vosotros, chicos y chicas normales y comunes, representáis a los ángeles ante el trono de Dios. Arrodillaos en la consagración. Tocad la campanilla con cuidado y belleza. El modo como vosotros adoréis en este momento elevará los corazones y las mentes de toda la gente. Si sois respetuosos, si estáis en silencio, todo ello con sinceridad, ayudaréis a todos a entrar más profundamente en la belleza de lo sagrado.

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El padre Dwight Longenecker con algunos de sus monaguillos

8. Servid el altar con actos rituales 

Haced una reverencia ante el altar. Haced una pequeña reverencia al sacerdote y al diácono después de que hayan cogido los elementos y se hayan lavado las manos.Estos pequeños actos rituales ayudan a la gente a entrar en una actitud ritual.Lo ritual trasciende nuestras propias personalidades y nos hace más grandes que nuestras pequeñas vidas ordinarias.  

Cuando servís en el altar de una manera ritual estáis ayudando a elevar los corazones y las mentes de todos. Realizad las acciones con solemnidad y dignidad. Este lenguaje visual ayuda a elevar la mente de las personas a Dios. Ni siquiera se dan cuenta. ¿Es genial, verdad?

9. Siente orgullo por lo que haces 
Sé fiel a tus tareas porque Dios te es fiel a ti. Presta atención a los detalles porque Dios está en los detalles. Convierte tus acciones en oraciones porque todo lleva a Dios si nosotros lo permitimos. Lo que estás haciendo es un servicio a Dios y abrirá tu corazón y te acercará a Él incluso cuando no te des cuenta de ello. Si te sientes orgulloso por servir bien en el altar, te sorprenderás al ver cómo esto empieza a afectar a toda tu vida. Pronto te sentirás orgulloso de tu aspecto, de tu trabajo en el colegio, tu deporte y tus amigos.

10. Eres muy necesario 
¿Dije que no eras necesario? Lo que quería decir es que eres MÁS que necesario: eres vital porque estás realizando no sólo un papel funcional, sino un papel simbólico, y el simbolismo es el lenguaje de la adoración. 

Tus acciones en la misa son mucho más simbólicas de lo que tú piensas y el modo como sirvas en la misa acercará a la gente a Dios.

Eres más que necesario porque la belleza es más que necesaria y lo que estás haciendo es bello

Hay demasiada poca belleza en nuestro mundo brutal, y al dedicar tu tiempo a hacer algo bello por Dios está haciendo del mundo un lugar mejor. ¡No te avergüences de esto y no subestimes tu importancia!

(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)

Dallas, Texas, EE. UU.

 

Una estrella de beisbol fiel a Dios y a su familia

Cuando emigraba de su Cuba natal, el jugador pensó en dejar la lancha libre para que pudieran salvarse sus padres y su hermana

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En la pretemporada de las grandes ligas de beisbol, las historias de los jugadores del llamado en Estados Unidos “el rey de los deportes” suelen ocupar más titulares que los resultados de los partidos amistosos entre los equipos de las dos conferencias (la nacional y la americana).
 
El año pasado, muy poca gente conocía al cubano José Abreu, pero este año los reflectores han ido sobre él pues fue nombrado “Novato del Año” en la temporada pasada, con un lugar importantísimo en los Medias Blancas de Chicago, su equipo, y en los promedios generales de un deporte que tiene mucho de estadística.
 
Una batalla contra las olas
 
José Dariel Abreu Correa nació en las Cruces, en Cuba. Fue jugador de la selección nacional cubana de beisbol y emigró, en un pequeño bote, junto con sus padres y su hermana en 2013, llegando, milagrosamente, sorteando olas de 6 metros de altura en una noche terrible, a las costas de Haití.  Y ya en 2014, el jugador de 28 años y 1.90 de estatura, saltó a la fama.
 
El tema de Abreu es la fe en Dios, la capacidad para enfrentar la adversidad y el valor de la familia. Las olas –según la historia contada por Chicago Magazine—fueron vencidas por los Abreurezando, y en un momento determinado el jugador cubano pensó en dejar la lancha libre para que pudieran salvarse sus padres y su hermana.
 
Abreu prefiere no hablar mucho del tema. Solamente da gracias a Dios de haber salvado a su familia y, ahora, de darle la oportunidad de estar en las grandes ligas, con un salario de 7 millones de dólares para el 2014, seguramente doblado para el 2015, aunque el contrato original con Medias Blancas fue de 6 años y 68 millones de dólares.
 
Quien aporta más detalles es su compañero de equipo, el también cubano Adrián Nieto. «José temía por su vida en ese pequeño bote», dijo Nieto al Chicago Magazine. «Todo el mundo estaba asustado. En momentos, dudaba de sí mismo. Tenía que animarse diciendo: «Vamos, tú tienes que ser el que se haga cargo aquí y esté mentalmente fuerte para que esto tenga éxito'».
 
Con la ayuda de Dios y de las oraciones, llegaron a las costas haitianas y después a República Dominicana, donde muchos equipos se interesaron en sus servicios pues había habido “buscadores” que lo vieron jugar en varios campos de entrenamiento de equipos de Estados Unidos en ese país y lo querían de inmediato hacer debutar en el máximo circuito profesional de béisbol del mundo.
 
“Eso hay que preguntárselo al Señor”

José estuvo triste, sin embargo, porque su familia permanecía en República Dominicana hasta que a mediados del año pasado, justamente en el Juego de las Estrellas que parte la temporada de beisbol en dos mitades, la familia Abreu ya pudo estar en las tribunas y vivir en Estados Unidos, al lado de la gran estrella.
 
«Es completamente diferente porque mi familia está aquí», dijo Abreu el lunes pasado por la noche. «Para mí, mi familia es todo. Ser capaz de traerlos aquí es grandioso para mí. Hace todo más fácil para mí en el equipo y en mi vida porque tengo su apoyo», concluyó diciendo este cubano de fe, que lleva en el dorsal el número 79, un número inusualmente alto (los equipos de beisbol tienen 9 jugadores cuando están a la defensiva) que escogió su madre “para que todo el mundo lo recuerde”.
 
Abreu creció en Cuba admirando a otros beisbolistas; ahora hay niños que se inician en el béisbol y lo ven a él como un ejemplo a seguir. Para ellos el jugador de los Medias Blancas tiene un consejo importante: «Primero que todo, estudiar. Que estudien, que respeten a sus padres y se comporten correctamente en la vida».
 
En alguna ocasión, la temporada pasada, Abreu tuvo una pequeña baja en su forma de batear la pelota, y lejos de atribuirla a cuestiones personales o del nuevo país, contestó a la pregunta de los reporteros sobre qué estaba pasando: «Eso habría que preguntárselo al Señor», dijo Abreu.

«Esas son cosas del béisbol que no pueden explicarse -explicó-. Dios te quita por un lado, pero te da por otro. Me quitó los Home Runs (el máximo batazo del beisbol), pero me dio el average (el promedio de bateo). Eso es así de simple”.

Dallas, Texas, EE. UU.