La denuncia está bien fundada según la Santa Sede

La denuncia del autor del «El exorcista» contra la U. de Georgetown está bien fundada según la Santa Sede

A las 7:38 PM, por Juanjo Romero 

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El 4 de abril, Peter Blatty, autor de la famosa novela «El Exorcista» y antiguo alumno de la Universidad Jesuita de Georgetown recibía comunicación del arzobispo Angelo Vincenzo Zani, Secretario de la Congregación para la Educación Católica:

“Sus comunicaciones a este dicasterio sobre el asunto de la Universidad de Georgetown … constituyen una denuncia bien fundada. Nuestra congregación está tomando el tema en serio y cooperará con la Compañía de Jesús en este sentido.”

Peter Blatty se hartó hace dos años e inició un proceso canónico contra su antigua universidad para que o bien volviese a ser católica o bien abandonase el calificativo de católica y jesuita y así dejaba de engañar a la gente: «los escándalos son demasiados para ignorarlos por más tiempo». El detonante fue entrega de diplomas a la ‘ministra de sanidad’ Secretaria de Sanidad y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius –, una autodenominada católica que se jacta de ir contra las enseñanzas de la Iglesia respecto a la vida, al aborto, la anticoncepción o el matrimonio antinatural.

La negativa a cumplir con la Ex corde Ecclesiae y el escándalo a los fieles, estaban en la raíz de la denuncia. Quien tenía que actuar no actuaba. En lugar de sólo quejarse se puso en marcha:

 

Muchos creen que para hacer verdaderamente católica a Georgetown hay que girar hacia atrás las manecillas del reloj y de alguna manera limitar su propia naturaleza como universidad, como si la noción de ‘católica’ y ‘universidad’ fuese novedad, o una inherentemente contradicción. Por el contrario, hacer que Georgetown sea ‘católica’ es avanzar el reloj, ¡es convertir la Universidad en algo mejor de lo que es! Por supuesto, siempre hay quienes tienen miedo al cambio, quienes carecen de visión. Es posible que necesiten dejar paso y echarse al costado.

Juan Pablo II exhortó a todos a conservar para la Iglesia los lugares más altos de nuestra cultura: las universidades. […] Todos hemos sido negligentes durante demasiado tiempo: los laicos, el clero y también los obispos.

La petición firmada por Blatty y dos mil más llegó al Vaticano en septiembre. La respuesta es más que un simple acuse de recibo, ya que la califica técnicamente como bien fundada.

Blatty se muestra «profundamente satisfecho» y ha demostrado que no se va a conformar con palabras bonitas: «todavía hay mucho trabajo por hacer, y yo les prometo que vamos a perseverar». No me atrevo a ser muy optimista, pero reconozco que es más de lo que yo esperaba. Quitando el precedente de la actuación valiente y ejemplar del Cardenal Cipriani respecto a la ex Pontificia Universidad Católica del Perú, en estas situaciones hay tantos intereses creados que muchas veces la verdad, la justicia y la defensa de los fieles se convierten en aspectos secundarios.

Desde hace dos años sigo con interés el proceso. Si termina bien se abren inexploradas vías para que los fieles podamos defender nuestros derechos.

 

La fe que cimentó e impulsó la cultura occidental (II)

Hombres, nombres y hechos: la contribución del genio católico a la ciencia. (Publicado el 3 de noviembre de 2008).

Jorge Enrique Mújica, LC

El nacimiento de la universidad bajo la protección e impulso del Papado, la contribución técnica, muchas veces sencilla, pero hondamente enriquecedora de varias órdenes religiosas y monasterios, así como el ambiente académico sostenido y estimulado por numerosos intelectuales católicos cuya fe complementó perfectamente la razón, fueron caldos de cultivo donde la ciencia, contrario a lo que muchos suponen, fue secundada a lo largo de los siglos.

Quizá una de las formas más claras de evidenciar la contribución del genio católico, sea el de traer a colación el nombre de tantos hombres de ciencia que la impulsaron.

Profesor de la universidad de Oxford en el siglo XIII y admirado por sus contribuciones en matemáticas y óptica, al franciscano Roger Bacon se le considera el precursor del método científico moderno.

Otro sacerdote, aunque éste danés y converso del luteranismo, Nicolaus Steno (Niels Stensen en danés, 1638-1686), estableció la mayoría de los principios de la geología actual al grado de ser llamado, en ciertos ámbitos, padre de la estratigrafía y de cristalografía. Aunada a su labor científica, Steno también fue un modelo de santidad. Por este motivo Juan Pablo II lo beatificó en 1988.

Fue también un monje quien “inventó” la comunidad científica. Marin Mersenne (1558-1648) estudió en el colegio jesuita de La Flêche y fue compañero de René Descartes con quien mantuvo después una copiosa correspondencia epistolar.

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Tras su paso por La Flêche, la Sorbona y el Collage de France, Mesenne abrazó la vida religiosa ingresando en la orden de los mínimos fundada por san Francisco de Paula. Fue ahí donde desarrolló su fecundo apostolado de oración y ciencia realizando valiosas aportaciones al enunciar leyes pendulares y oscilatorias que siguen vigentes en la actualidad. Fue Mersenne quien desarrolló importantes investigaciones sobre la propagación del sonido y la introducción de los ‘números primos de Mersenne’, tan importantes en matemáticas. También se considera valiosa su contribución como musicólogo.

En torno a su celda del convento situado a mitad de París, se aglutinaron  Roberval, Descartes, Pascal y Gassendi, hombres de ciencia dispuestos a compartir sus conocimientos al servicio de la verdad en una época histórica donde no eran tan común la conciencia del transmitir el saber. La materialización del sueño que congregaba a sabios de aquella época se llamó inicialmente Academia Mersenne y luego Academia Parisiense. Más tarde, tomando la idea de Mersenne, nacería la Academia de las Ciencias de Francia (1666) y la Royal Society de Londres.

nicolas(1)Nacido el 1401 en la ciudad alemana de Krebs (Cusa en latín), el cardenal Nicolás de Cusasostuvo antes que Copérnico que la tierra no era el centro del universo, basándose en la observación de eclipses, y afirmó el movimiento de los planetas y estrellas, además de influir en otros sabios como Leonardo Da Vinci y Giordano Bruno.

En De docta ignorantia expuso una epistemología y teología distintas a las enseñadas hasta entonces propugnando, a partir de la idea de que el mundo es una imagen de Dios uno y trino, la infinitud del espacio que, más tarde, René Descartes  propondrá con la idea de un espacio-tiempo infinito. A Nicolás de Cusa debemos perfeccionamiento en el sistema de medición de relojes y balanzas y la creación del barómetro. Hombre de confianza de papas como Nicolás V, Eugenio IV y Pío II, fue también obispo de profunda vida eclesial.

Los jesuitas, ‘soldados de Dios’ para la ciencia

Pero quizá la congregación religiosa católica que más aportaciones estrictamente científicas haya dado a la humanidad, sea la de los jesuitas. No sin razón, Jonathan Wright recuerda en su libro Los jesuitas: una historia de ‘soldados de Dios’ (Debate, Barcelona, 2005) que “científicos tan influyentes como Fermat, Huygens, Leibniz y Newton no fueron los únicos para quienes los jesuitas figuraban entre sus más valiosos corresponsales” (Cf. p. 189).

Fue un hijo de san Ignacio, el padre Christóforo Scheiner, quien descubrió las manchas solares en enero de 1612 (Galileo las descubrió en marzo del mismo año) y quien fabricó el primer telescopio terrestre, además de los interesantes estudios sobre el ojo, la retina y la luz, recogidos luego en la obra Oculus.

El padre Atanasius Kirchner, conocido también como el creador de la geología moderna, defendió que las boskov1enfermedades eran causadas por micro-organismos, mucho antes que eltambién católico y padre de la microbiología, Luis Pasteur (1822-1895), lo hiciera e inventara la vacuna contra la rabia.

Físico, matemático, filósofo, poeta y diplomático, el padre Rudjer Joseph Boscovich es el precursor de la teoría atómica e incluso de la misma teoría de la relatividad. No por nada sir Harold Hartley, de la Royal Society, le calificó en pleno siglo XX como “uno de los más grandes intelectuales de todos los tiempos”.

El historiador de las matemáticas, Charles Bossut, incluyó a 16 jesuitas entre los primeros 303 matemáticos más eminentes, del siglo X antes de Cristo al siglo XIX después de Cristo. En el siglo XIX los jesuitas construyeron importantes observatorios astronómicos, geomagnéticos y de medición sísmica en América central y del sur, proporcionando avances notorios en estas disciplinas a nivel regional.

De hecho, fue un jesuita, el padre Frederick Louis Odenbach, quien planteó en 1908 la idea de lo que luego convertiría en el Servicio Sismológico Jesuita y que actualmente lleva el nombre de Asociación Sismológica Jesuita.

Pero sin duda el más famosos sismólogo de la Compañía de Jesús es el padre J.B. Macelwane, S.J., quien con su Introduction to Theoretichal Seismology ofreció a todo el continente americano, en 1936, el primer libro de texto sobre sismología. El padre Macelwane fue presidente de la American Geophysical Union y de la Seismological Society of America. La primera concede desde 1962 una medalla en honor del religioso a los geofísicos más jóvenes.

Pero no es todo. Treinta y cinco cráteres lunares recibieron su nombre de miembros de la Compañía de Jesús mientras que otro sacerdote, Nicolas Zucchi, es quien inventó el telescopio reflectante. En China, India, África y Latinoamérica, fueron los jesuitas quienes aportaron sus conocimientos para la creación de una infraestructura que mejoró la condición de vida de los nativos.

‘Fundadores de la economía científica’

La economía no ha estado exenta del enriquecimiento que la fe católica le ha brindado. EnHistory of Economic Analysis (Oxford University Press, Nueva York, 1954), el reconocido economista Joseph Schumpter dice, refiriéndose a los escolásticos católicos de la Edad Media, que fueron ellos “quienes merecen  más que nadie el título de ‘fundadores de la economía científica’” (Cf. p. 97).E

El franciscano Pierre de Jean Olivi (1248-1298) postuló una teoría del valor basada en la utilidad subjetiva y, siglos más tarde, otro fraile, san Bernardino de Siena, tomó prácticamente los postulados de Jean de Olivi. Años después confluyeron en la misma posición grandes pensadores católicos como los jesuitas Juan de Lugo (1583-1660) y Luis de Molina (1535-1600). A otro religioso, aunque éste abad, Ferdinando Galiani, se le considera como el creador de las ideas de abundancia y escasez como factores que determinan el precio.

Jean Buridan (1300-1358) destacó en pleno siglo XIV por su contribución sobre la teoría del dinero. Rector de la universidad de París, Buridan explicó cómo el dinero no había emanado de un decreto del gobierno sino de un proceso de intercambio libre simplificado notablemente precisamente en la moneda. Jean Buridan fue el iniciador de los ‘manuales’ de dinero y banca (hasta que el oro dejó de ser el patrón hacia 1930).

Pero Buridan dejó escuela. Nicolás Oresme, su discípulo, escribió un tratado sobre el origen, la naturaleza, las leyes y las alteraciones del dinero que le valió el título de “padre de la economía monetaria”.

En el campo de la teoría económica es loable el trabajo y contribución de Thomas de Vio (1468-1534), mejor conocido como el Cardenal Cayetano. De él escribió Murray N. Rothbard en su Economist Thougth Before Adam Smith: puede considerarse al Cardenal Cayetano, un príncipe de la Iglesia del siglo XVI, como el fundador de la teoría de las expectativas económicas” (Cf. p. 100-101). ¿En qué consistían esas expectativas? Thomas Woods nos los explica: “el valor del dinero en el presente podía verse afectado por las expectativas de mercado en el futuro. Así, el valor del dinero en un momento dado puede verse afectado cuando se prevén acontecimientos perturbadores y nocivos, desde una mala cosecha hasta una guerra, o cuando se esperan variaciones en las reservas monetarias” (Cf. Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental, Ciudadela, Madrid 2007, p. 198).

La aportación de los laicos

Ciertamente, no todo mundo fue sacerdote católico ni perteneció a una orden o congregación religiosa. Ha habido y images(5)siguen habiendo laicos cuya fe les ha dado el impulso para expresar mejor su pensamiento o plasmar mejor su arte.

En su obra Civilización (Alianza Editorial, Madrid, 1979), Kenneth Clark nos dice respecto a las grandes obras y autores del Renacimiento: “Guercino dedicaba muchas mañanas a la oración; Bernini realizaba frecuentes retiros y practicaba los Ejercicios Espirituales de san Ignacio; Rubens iba a Misa todos los días antes de comenzar su trabajo. Esta conformidad no obedecía al miedo a la Inquisición, sino a la sencilla creencia de que la vida de los hombres debía regirse por la fe que inspiraba a los grandes santos de la generación precedente”.

Así, por ejemplo, a un eminente católico francés del siglo pasado debemos el descubrimiento de los cromosomas que causan el síndrome de Down, Jerónimo Lejeune. Es también a tres hombres de política, Robert Schuman (1886-1963), Alcide de Gasperi(1881-1954), fundador del partido de la Democracia Cristiana en Italia) y Konrad Adenauer (1876-1967), primer canciller federal de la República Federal de Alemania y miembro del partido católico del Centro, Zentrumspartei), a quienes debemos sobremanera la gestación de la actual Unión Europea.

Pero ni las universidades, ni la preservación del acervo greco-latino, ni las enseñanzas académicas, el impulso y la contribución científica han sido lo más decisivo que ha aportado el cristianismo ya no solo a la cultura occidental. De hecho, hay que remontarse a los primeros siglos de nuestra era, a la epístola de san Pablo a los gálatas (capítulo 3, versículo 28) para entender y sopesar la valía de la novedad que Cristo aportó al mundo en temas específicos como el derecho internacional, los derechos humanos, la caridad cristiana y la educación.

 

 

La fe que cimentó e impulsó la cultura occidental (I)

Desmontando las leyendas negras de la Edad Media: el cristianismo sentó las bases de Occidente y posibilitó su desarrollo. (Publicado el 27 de octubre de 2008). 

Jorge Enrique Mújica, LC

Santo Tomás de Aquino, el más grande de los maestros de todos los tiempos
Santo Tomás de Aquino, el más grande de los maestros de todos los tiempos

Ahora todo lo que huele a cristianismo es rechazado a priori. Pocos se fijan en la validez de la propuesta católica y menos todavía en la justificación racional que le da soporte. Se descalifica a la fe por el solo hecho de serla y se evita mirar a ese legado de dos milenios de historia donde, objetivamente, la Iglesia católica ha tenido un papel positivo muy importante. 

Ha sido el cristianismo quien ha cimentado la cultura occidental y quien ha posibilitado su desarrollo. Las leyendas negras que gustan centrar su atención, sin argumentación histórica competente, en periodos o hechos puntuales como la Edad Media o la Inquisición, suelen cerrar los ojos a toda esa herencia que hoy tenemos. Se goza del fruto y se olvida la raíz. 

Cada vez es más fácil atacar al cristianismo con sofismas fáciles como que impide el progreso. Paradójicamente, es precisamente el progreso auténtico lo que han posibilitado los cristianos y el cristianismo. 

Edad Media: no sólo universidad, preservación de la literatura y catedrales 

La contribución de los monjes-copistas en la preservación de la literatura de la antigua Grecia y Roma, el arte arquitectónico y la construcción de catedrales -aún no superado en pleno siglo XXI-, y el nacimiento de las universidades al amparo del Papado, son contribuciones contundentes e irrefutables, acaso las más conocidas, pero no son las únicas. 

En un discurso de inicios del siglo XX, Henry H. Goodel, entonces presidente del Colegio Agrícola de Massachusetts, reconoció “el esfuerzo de estos grandes monjes del pasado a lo largo de mil quinientos años”. ¿Esfuerzo en qué? Goodel responde: “Fueron ellos quienes salvaron la agricultura en un momento en que nadie podía haberlo conseguido. La practicaron en el contexto de una vida y de unas condiciones nuevas, cuando nadie se habría atrevido a abordar esta empresa” (Cf. The influence of the monks in agricultura, discurso ante la Massachusetts State Board of Agriculture, el 23 de agosto de 1901). Para Alexander Clarence Flick, “los monasterios benedictinos eran una universidad agrícola para la región donde se ubicaban”. 

Los monjes ayudaron a poblaciones enteras a aprovechar mejor la tierra previniendo así grandes hambrunas. Fueron ellos quienes desarrollaron el uso de fertilizantes naturales y el concepto de la siembra por temporadas, tipos y con descansos del campo. 

En este contexto, un monje de la abadía de san Pedro, en Hautvilliers del Marne, descubrió el champán. Nombrado bodeguero de la abadía en 1688, Dom Perignon hizo el hallazgo experimentando con distintas mezclas de vinos. La fórmula sigue usándose hasta nuestro presente. 

Quizá hoy, en una sociedad más bien abocada a lo tecnológico, no se alcance a valorar lo suficiente la contribución en materia de agricultura de los monjes. Sin embargo, sus aportaciones no fueron exclusivamente métodos de cultivo y explotación de la tierra. También fomentaron la sofisticación tecnológica en el uso de instrumentos y mecanismos para obtener mejores resultados. 

Los cistercienses son una de las órdenes que se valieron de sistemas hidráulicos, poco comunes en su época, al grado de ser denominados por Randall Collins “unidades económicas más eficaces que había existido en Europa, y acaso en el mundo, hasta la fecha” (Cf. Weberian Sociological Theory, Cambridge University Press, 1986, p. 53-54). Muchos monasterios cistercienses se valieron de la energía hidráulica para moler grano, tamizar la harina, elaborar telas y curtir pieles. Toda esta tecnología pasó luego al ámbito civil con sus consiguientes beneficios. 

Los monjes medievales también fueron pioneros en el trabajo industrial metalúrgico. A mediados del siglo XIII los monjes fueron los principales productores de hierro en la Campaña francesa. Sus métodos de explotación pasaron también a los laicos y justamente aquí se plasma y evidencia su contribución. 

Pero no es todo. A inicios del siglo XI, un monje de nombre Eilmer, voló con un planeador a más de 90 metros de altura. Como recuerda Stanley L. Jaki en su Medieval Creativity in Science and Technology, la hazaña sería recordada siglos más tarde por el sacerdote jesuita Francesco Lana-Terzi, quien desarrolló una técnica de vuelo más sistemática que le valió el nombre de padre de la aviación. De suyo, su libro Prodromo alla Arte Maestra (1670) fue el primero en describir la parte geométrica y física de una aeronave. 

Medidores del tiempo y transmisores del saber 

Los relojes había nacido por la necesidad de medir el tiempo y fueron los monjes benedictinos quienes los inventaron para dividir el día a partir de las horas en que debían rezar lalectio divina. Después vinieron quienes perfeccionaron la idea. Uno de ellos incluso llegó a Papa: fue Silvestre II. 

Silvestre II se consumó en el arte de la relojería en torno a 996 cuando personalmente construyó un reloj para la ciudad alemana de Magdeburgo. Siglos más tarde, Peter Lightfoot, un monje de Glastonbury, también hizo su contribución al arte. En pleno siglo XIV construyó uno de los relojes más antiguos y que aún hoy es conservado en el Museo de la Ciencia, en Londres. El precursor de la trigonometría occidental, Ricardo de Wallingford, abad de Saint Albans, es conocido por el reloj astronómico que elaboró también en el siglo XIV para su monasterio y que incluso era capaz de predecir los eclipses de luna. 

La labor de copista no era sencilla. Charles Montalembert cita en su libro The Monk of the West: From Saint Benedict to Saint Bernard (vol. V, Nimmo, Londres 1896, p.151-152una transcripción final en el comentario de san Jerónimo sobre el Libro bíblico de Daniel. Ahí, el copista agrega unas líneas que roban nuestra simpatía: “Tengan a bien los lectores que empleen este libro, no olvidar, se lo ruego, a quien se ocupó de copiarlo; fue un pobre hermano llamado Luis que, mientras transcribía este volumen llegado de un país extranjero, hubo de padecer el frío y de concluir de noche lo que no fuera capaz de escribir a la luz del día. Mas Tú, Señor, serás la recompensa de nuestro esfuerzo”. A monjes como a Luis y a las escuelas y bibliotecas dependientes de las catedrales debemos el gran cuerpo de literatura griega y latina que ha sobrevivido hasta hoy. 

Se recuperaron de un plumazo textos que de otro modo se habrían perdido para siempre –escriben L.D. Reynolds y N.G. Wilson–; al esfuerzo de este monasterio (se refiere a Montecassino, ndr) le debemos la conservación de los últimos Anales e Historias de Tácito, El asno de oro de Apuleyo, los Diálogos de Séneca, De lingua latina de Varro, De aquis de Frontino y treinta y tantos versos de la sexta sátira de Juvenal que no figuran en ningún otro manuscritos” (Cf. Scribes and Scholars: A Guide to the Transmission of Greek and Latin Literature, Clarendon Press, Oxford, 1991, p. 83). 

Fue la Iglesia católica quien se ocupó de preservar libros y documentos de importancia para nuestra civilización. Pero no todos los monasterios copiaban los mismos textos. Unos se ocupaban de determinadas materias y otros de unas distintas. De hecho, tampoco se redujo todo a un mero copiar. Muchos clérigos rescataron lo que de bueno y verdadero había en los escritores paganos. De esta manera, algunos monasterios destacaron por el conocimiento que sus miembros tenían en determinadas ramas del saber. 

Fueron buena parte de esos mismos religiosos quienes luego se dedicaron a la docencia formando así, poco a poco, a los que luego serían los profesores de las universidades que nacerían de la mano de la fe precisamente en un periodo hoy comúnmente tachado de oscuro: la Edad Media. 

¿Realmente lo fue? Parece que no. La universidad nació precisamente en el contexto cultural de estos siglos y fue un evento del todo nuevo pues ni en Grecia ni en Roma había existido nada parecido. Las facultades, exámenes, títulos, programas, etcétera, eran algo nuevo. 

En el libro The Medieval University, 1200-1400 (Sheed and Ward, Nueva York, 1961, p. 4), Lowrie J. Daly señala abiertamente que fue la Iglesia quien desarrolló el sistema universitario. “Era la única institución en Europa que mostraba un interés riguroso por la conservación y el cultivo del conocimiento”, remarca. La universidad de París y Bolonia, por ejemplo, iniciaron su marcha como escuelas catedralicias en la segunda mitad del siglo XII. Poco a poco el papado confirió un estímulo y apoyó a las nacientes casas de estudios. De hecho, era ley aceptada la imposibilidad de poder conferir títulos sin la aprobación del Papa, del rey o del Emperador. 

El afecto y solicitud de los pontífices fue clara desde el inicio. Inocencio IV (1243-1254) describía a la universidad como “ríos de ciencia que riegan y fertilizan la tierra de la Iglesia universal”; y Alejandro IV (1254-1261) las nombraba “lámparas que iluminan la casa de Dios”. El conocido historiador Daniel Rops recuerda, no sin razón, que “gracias a la constante intervención del papado la educación superior pudo ampliar sus fronteras; la Iglesia fue la matriz que produjo la universidad, el nido a partir del cual emprendió el vuelo” (Cf. La catedral y la cruzada, Círculo amigos de la historia, Madrid, 1978). 

La Edad Media también brilló por la pléyade de intelectuales cuya contribución académica sigue siendo estudiada en nuestro tiempo en muchas facultades civiles y eclesiásticas. Es el caso de grandes como san Anselmo y su argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios; Pedro Abelardo, profesor en París por diez años, quien en el prólogo de su libro Sic et Nontestimonia la importancia del quehacer intelectual de su época; Pedro Lombardo, arzobispo de París por algún tiempo, cuyas Sentencias fueron libro de texto para muchos estudiantes de su época en temas que van desde los atributos de Dios, pasando por temas de pecado y gracia, hasta las postrimerías; y santo Tomás de Aquino, el más grande de los escolásticos y maestros de todos los tiempos. En su Summa Theologiae plantea y responde miles de cuestiones sobre teología y filosofía. Fue uno de los primeros grandes pensadores cuya grandeza radicó en la defensa racional de la fe. Son conocidas sus cinco vías para demostrar la existencia de Dios y la armonización que logró de la filosofía de Platón y Aristóteles. 

Fue gracias a todo este ambiente que la ciencia pudo desarrollarse con mayor amplitud: todo lo que la fe había ayudado a desarrollar fue la base del progreso auténtico, un regalo del Medioevo al mundo contemporáneo, aunque pocas veces se reconozca. Al centro de todo, no huelga decirlo, estaba la Iglesia católica.

 

«El espía de Dios»

Kurt Gerstein: le llamaban el «El espía de Dios»

Era cristiano, pero entró en los nazis para observar mejor: fue quien documentó las cámaras de gas

Actualizado 21 mayo 2014 

Álvaro de Juana / La Razón

La película Operación Valquiria, de 2008, recoge otro de los episodios de militares alemanes opuestos a la locura hitleriana
La película Operación Valquiria, de 2008, recoge otro de los episodios de militares alemanes opuestos a la locura hitleriana

Kurt Gerstein,apodado «El espía de Dios», reconoció la barbarie nazi y luchó desde dentro con la ayuda de sus creencias. Actuó como un caballo de Troya dentro del infierno nazi, en parte, gracias a su fe. 

Así lo acredita el llamado «Informe Gerstein», que se presentó como prueba en los Juicios de Nüremberg entre 1945 y 1946. 

El nombre del documento hace referencia al apellido de un oficial de las SS, Kurt Gerstein, que al comprobar las atrocidades del régimen nazi, inició una lucha interna para paliar la barbarie del nacionalsocialismo. Las declaraciones que este miembro del Ejército dejó por escrito revelan cómo sus creencias le provocaron un cambio de mentalidad y le ayudaron a comprender lo que allí ocurría. 

Higiene nazi
De hecho, al personaje se le otorgó el apelativo de «El espía de Dios». Gerstein, que fue educado en la escuela según el protestantismo, desarrolló su labor en uno de los puestos más importantes de la maquinaria
nazi: el Instituto de Higiene del cuerpo de combate de élite de las SS. Fue allí donde, después de que comprobaran la valía de su trabajo, sus superiores le pidieron trabajar en la llamada «Solución final», o lo que es lo mismo, el plan para exterminar a los judíos.

Kurt Gerstein, de uniforme
Kurt Gerstein, de uniforme

Según lo que el mismo oficial dejó por escrito, no conocía en realidad lo que sucedía en los campos de concentración, ni la finalidad de los experimentos que realizaba en su trabajo, aunque después de algunos sucesos, como la extraña muerte de su cuñada Berthe, víctima del programa eugenésico nazi conocido como «Aktion T-4», comenzó a hacerse una idea de que algo realmente monstruoso se escondía detrás. 

De hecho, años antes de ingresar en las SS, ya libró una importante lucha interna entre su fe cristiana y la ideología del nacionalsocialismo, hasta el punto de ser detenido por sus creencias y su activismo religioso. 

La Biblia y la niñera católica
Gerstein nació en Münster, una zona al norte de Alemania, y fue el sexto de siete hermanos. Aunque su familia no fue nunca muy devota, los años en la escuela y la influencia de una niñera católica causaron que dudara de las ideas políticas que ya andaban en boga y que su padre defendía, lo que le valió una mala relación con su progenitor durante toda su vida

Según recogen algunos documentos, durante los años universitarios en los que estudió Ingeniería de Minas, dedicó largos ratos a la lectura de la Biblia. Posteriormente, perteneció a varios movimientos cristianos, que, según los historiadores, fueron influenciados y presionados también por la ideología imperante. 

En aquellos años, Gerstein llegó a escribir que «Dios es aquél que todo lo dirige, a quien es preciso someterse sin discusión y, sobre todo, al que será preciso rendir cuentas»

Observar mejor desde dentro
Sin embargo, al mismo tiempo en su cabeza se fue instalando la idea de la necesidad de alcanzar la «pureza», lo que originó una lucha en su interior. La pertenencia del alemán al nazismo se fijó finalmente el 2 de mayo de 1933, al ingresar en el partido nazi, a pesar de las advertencias del pastor de la localidad de Hagen, Kurt Rehling, donde se crió

Según revela Valerie Hébert –profesora de la Universidad de Toronto e investigadora del Holocausto– en su obra «¿Resistencia disfrazada?, la historia de Kurt Gerstein», el militar le diría a su amigo pastor que desde dentro podría ayudar más a desenmascarar las verdaderas acciones de los nazis.

Pero fue durante su trabajo en el desarrollo del Zyklon-B, el gas letal que sustituyó al monóxido de carbono en las cámaras de gas de los campos de exterminio, cuando se daría realmente cuenta de lo que allí sucedía. 

Testigo de las cámaras de gas
En agosto de 1942 recibió la orden de llevar al campo de concentración de Belzec, en las cercanías de Lublín, en Polonia, unos 100 kg del gas letal,acompañado de otros miembros de su departamento. Allí, también según algunas investigaciones, le fue revelado el verdadero objetivo de sus trabajos: por un lado la desinfección masiva de las ropas de los prisioneros y por otro, cambiar el sistema de las cámaras de gas por uno más efectivo y mortal

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El personaje de Kurt Gerstein, con su cargamento de gas, en la película «Amén», de Costa Gavras, de 2002, a su vez basada en la obra de propaganda anticatólica y comunista «El vicario», de Rolf Hochhuth de 1963; Gerstein es de los pocos personajes reales en esta obra que acusa a la Iglesia de no hacer nada contra el Holocausto

El 18 del mismo mes, Gerstein fue llevado hasta el campo de Belzec, donde le mostraron el proceso de gaseamiento a un tren de 45 vagones llenos de prisioneros judíos. 

El alemán dió detalles en sus memorias de cómo actuaron con ellos: les sacaron de manera violenta de los vagones, les raparon y les obligaron a desnudarse y a entrar en procesión hacia las cámaras mientras los oficiales les aseguraban que nada malo les ocurriría.

Gerstein también por escrito lo que sintió en ese momento: «Recé con ellos, y grité a mi Dios y al de ellos. ¡Cuánto me gustaría haber podido entrar en las cámaras de gas con ellos!», explica en el texto. «¡Con qué gusto me habría muerto de la misma forma en que ellos habían muerto!», asegura. 

«Luego habrían encontrado a un oficial de las SS con uniforme en las cámaras de gas» y «muchos habrían creído que fue un accidente y habría sido sepultado y olvidado». 

Sin embargo, «yo no podía hacerlo todavía» porque aquello «me convertía en un testigo único», así que «sentí que no debía sucumbir a la tentación de morir con estas personas»

«Ahora sabía mucho acerca de estos asesinatos», afirmó de forma categórica en su informe.

Lo que vio aquel día le cambiaría la vida. Fue tanto el horror del que fue testigo y que refleja en sus memorias, que no llegó a entregar el cargamento del Zyklon-B, sino que lo escondió para que no pudieran hacer uso de él. 

Desde ese momento, comenzó su cruzada particular para que no se repitiera lo que había presenciado. 

Contando lo que vio
Para ello consiguió acercarse a varios diplomáticos, a los que contó lo sucedido: «Continué informando a cientos de personas de estas horribles matanzas». Entre ellas se encontraban también miembros de la iglesia protestante y de la católica. Gerstein intentó entrevistarse con estos últimos para que alertaran al Papa Pío XII. Sin embargo, según cuenta en sus memorias, no recibió la atención que esperaba. 

En abril de 1945 Gerstein fue detenido por las tropas aliadas francesas a pesar de contar sus acciones antinazis. Durante su cautiverio escribió las memorias, pero finalmente fue acusado de crímenes de guerra ante la incredulidad de las experiencias que narró

Solicitó a un amigo de la resistencia holandesa que testificase a su favor. Pero la petición llegó demasiado tarde al destinatario: Gerstein se ahorcó en su celda.

Después de numerosas investigaciones y algunos años, se comprobaron la veracidad de la mayoría de sus afirmaciones y acciones. 

El Papa y los nazis
Quizás Gerstein no dio con las personas adecuadas, pero tal como se ha revelado en los últimos años, la Iglesia hizo todo lo que pudo para contrarrestar el dominio nazi. 

En una exhaustiva investigación, el rabino David G. Dalin, profesor de Ciencias Políticas e Historia en Ave Maria University en Naples, Florida, corrobora que Pío XII tuvo amistad con la comunidad judía desde antes de ser elegido Papa. «En 1935 calificó a los nazis de falsos profetas con la soberbia de Lucifer». Poco más tarde, «atacó a las ideologías poseídas por la superstición de la superioridad de raza o de sangre», indica el rabino. Entre las confesiones que el Papa Pacelli realizó, aseguró que «los nazis eran diabólicos» y que «Hitler está completamente obsesionado».

Para conocer más historias de cristianos bajo el nazismo recomendamos«Cristianos contra Hitler» y «La Rosa Blanca», de José M.ª García Pelegrín

¿Es pecado cometer un sacrilegio?

Actualizado 21 mayo 2014

El padre misionero Carlo Buzzi acaba de poner de nuevo el dedo en la llaga… ¡del mismísimo Cristo! 

Dice don Carlo Buzzi, como nos recuerda el ecuánime vaticanista Sandro Magister, sobre el peliagudo asunto de la comunión a los divorciados vueltos a casar:

“Me han explicado que en el sínodo la mayoría de los obispos de las dos Américas, del Norte de Europa y de Australia votará a favor. Y, por tanto, superarán ciertamente los votos de los obispos de África y de Asia, entre los cuales hay muchos contrarios a susodicha moción.

“¡Pobres obispos de África y de Asia! Estamos reduciendo la Iglesia a una organización como la ONU o cualquier otro parlamento donde la mayoría gana. Es decir, precisamente esas instituciones que legal y democráticamente aprueban de todo, incluidos crímenes como el aborto, el matrimonio entre homosexuales y la adopción de niños por parte de los mismos, los experimentos con embriones que son seres humanos, la eutanasia y todo lo que venga.

Es la primera vez que la democracia, con sus métodos, penetra en la Iglesia Católica. ¿Tendrá derecho el Espíritu Santo, como cada obispo, a por lo menos un voto, dado que viene como representante de la Santísima Trinidad?”.

O sea, que si la mayoría de los obispos “aprueba” la comunión a los divorciados en el sínodo extraordinario de la familia del próximo mes de octubre, habrá respondido negativamente a esta pregunta: ¿Es pecado cometer un sacrilegio?

La misma pregunta que, mostrándose  partidario de administrar la comunión a los divorciados vueltos a casar, vino a formular el propio cardenal Walter Kasper, elogiado poco después por el Papa Francisco. 

Con razón, Carlo Buzzi, como Santiago Martín y cada vez más sacerdotes y laicos defensores de la Doctrina de Jesucristo, que es una y no está sometida a “mayorías parlamentarias”, advierten del gravísimo peligro de un cisma en el seno de la Iglesia Católica.

Que el Señor tenga verdadera misericordia de todos.

 

El pudor, ¿para qué sirve?

Actualizado 13 mayo 2014

Por su interés traigo al Blog un buen, y oportuno, artículo de  Eli Bengoetxea publicado en Sontushijos.org.  Creo que es muy necesario que hablemos del tema para evitar que las calles, y no digamos las playas y piscinas, se conviertan en “escaparates de carnicería”. Ya sé que no está de moda hablar del tema, pero me duele que infinidad de jovencitas estén adoptando ciertas modas que desdicen de su categoría como mujeres. Esta condición va mucho más allá de optar por un atractivo fácil que menoscaba su delicadeza. 

Existe en nuestro interior una zona inviolable, un espacio de intimidad que de forma natural tendemos a defender, y nos molesta si alguien la invade sin nuestro consentimiento. Así el pudor establece un límite entre lo que puede ser mostrado y lo que deseamos que permanezca protegido. El pudor también ordena las miradas y los gestos en conformidad con la relación de las personas. Es evidente que no mostramos el mismo grado de intimidad física con un desconocido que con un familiar cercano y muy querido. Tampoco comunicamos nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos a cualquiera, los reservamos para aquellas personas con las que tenemos más confianza.

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El pudor es un sentimiento universal, se da en todas las culturas aunque a veces se manifiesta de manera distinta en cada una de ellas.

Por respetar el espacio de intimidad uno toca la puerta antes de entrar, no abrimos los cajones de un despacho ajeno sin antes pedir permiso, no abrimos cartas o mails de otras personas, no entramos al baño cuando hay una persona dentro, no nos desvestimos delante de nuestro tío que ha venido de visita, ni delante de un profesor. Hay conversaciones telefónicas que nos sentimos incómodas si nos están escuchando, posturas que según dónde estemos o con quién no las adoptamos, no nos gusta que mientras hablan con nosotros no nos miren a los ojos, y nos incomodaría si en lugar de mirarnos a los ojos nos estuvieran mirando el escote o el trasero.

Por eso, la forma de vestir debe ayudar a que la mirada se centre en nosotras, no en una parte de nuestro cuerpo porque lo mostramos o resaltamos excesivo. La provocación siempre busca la mirada del otro, aunque sea para mostrar rechazo.

¿Qué busca una chica con un escote excesivo, una transparencia total, o con la ropa excesivamente ajustada en las zonas más sensuales del cuerpo? Muchas veces sin ser muy consciente de ello, mendiga una mirada. Una mirada que se dirige a su cuerpo, teniendo al menos la falsa ilusión de que a través de su cuerpo, le pueda alcanzar a ella.

Ofrecer a las miradas ajenas las partes íntimas del cuerpo implica dejarse poseer y vender a bajo precio lo que una o uno tiene de más peculiar, propio y personal. Protegerse pudorosamente de miradas extrañas no indica ñoñería, aceptación de tabúes… significa que evitas que lo más genuino e íntimo de la persona sea rebajado de rango y convertido en algo erótico.

El pudor nos protege y nos hace libres de miradas y situaciones incómodas. No consiste tanto en ocultar una parte de nuestra superficie corpórea cuanto en salvaguardarnos del uso irrespetuoso, manipulador, posesivo, de nuestra persona.

Toca pues a cada una y cada uno decidir, también por cómo vestimos, dónde queremos que los demás fijen su mirada… A eso dedican mucho tiempo y dinero, las empresas de moda. El pudor es un buen aliado que nos ayuda a acertar… si queremos.

 

Una profecía de Fulton Sheen

El Siervo de Dios veía en Fátima un puente con el Islam

¿Se convertirán los musulmanes a través de la Virgen de Fátima? Una profecía de Fulton Sheen

Actualizado 13 mayo 2014

Pablo Ginés / Cari Filii

El obispo Fulton Sheen, en proceso de beatificación, fue un gran predicador televisivo y radiofónico.
El obispo Fulton Sheen, en proceso de beatificación, fue un gran predicador televisivo y radiofónico.

El Siervo de Dios Fulton J. Sheen, obispo de Rochester (EEUU) y gran predicador radiofónico y televisivo que murió en 1979 (su programa de TV en los años 50 tenía unos 30 millones de espectadores semanales) escribió en 1952 un artículo titulado “María y los Musulmanes”, reimprimido en octubre de 2001 por la Fundación Cardenal Mindszenty en Mindszenty Report (y traducido al español por Corazones.org aquí).

El obispo consideraba que la Virgen María, especialmentea través de la advocación de Fátima, sería la llave para la conversión de muchos musulmanes. 

El obispo Sheen señalaba, para empezar, que el Islam ha sido uno de los más pedregosos y estériles terrenos de evangelización y una peculiaridad histórica.

Una herejía que no disminuye
Si el Islam es una herejía, tal y como lo cree Hilaire Belloc, entonces sería la única herejía que nunca disminuyó. Otras han tenido su momento de vigor para luego entrar en un decaimiento doctrinal al morir su líder, y finalmente evaporarse en un vago movimiento social. El mahometanismo, por el contrario, solo ha experimentado su primera fase. Nunca hubo tiempo en que disminuyera, ni es su números ni en la devoción de sus fieles”, señala.

“Los esfuerzos misioneros de la Iglesia para con este grupo han sido, al menos en la superficie, un fracaso, ya que los musulmanes, son hasta ahora, inconvertibles. La razón es que, para un seguidor de Mahoma convertirse al cristianismo, sería como para un cristiano convertirse en judío.Los musulmanes creen que ellos tienen la final y definitiva revelación de Dios para el mundo, y que Cristo solo fue un profeta que anunciaba a Mahoma, el último de los verdaderos profetas de Dios”, añade el obispo, que escribe en 1952.

María, venerada en el Islam
Después explica que María es una figura venerada y respetada en el Corán, como madre del Profeta Jesús (al que engendra y pare milagrosamente), y símbolo de pureza y obediencia a Dios. Sólo hay otra mujer que podría rivalizar en grandeza con ella: la hija de Mahoma, Fátima. Y sin embargo, María es mayor incluso que Fátima.

“María, entonces, es para los musulmanes la verdadera Sayyida o Señora. El único posible serio rival en su credo sería la hija del mismo Mahoma, cuyo nombre es Fátima. Pero después de la muerte de Fátima, Mahoma escribió: «Tú serás la mas bendita entre todas las mujeres del paraíso, después de María». En una variante del texto, Fátima dice: «Sobrepaso a toda mujer excepto a María».

La María de Fátima, Portugal
A continuación, Fulton Sheen plantea la pregunta sobre la Virgen María de Fátima, aparecida en el pueblecito de ese nombre en Portugal.

“¿Por qué la Santa Madre, en el siglo XX, se reveló en la pequeña aldea de Fátima, para que todas las futuras generaciones la conocieran como «Nuestra Señora de Fátima»? Ya que nada sucede desde el cielo si no es con la mayor fineza de detalle. Creo que la Santísima Virgen escogió ser conocida como «Nuestra Señora de Fátima», como promesa y signo de esperanza para el pueblo musulmán, y como asegurándoles que ellos, que le manifiestan tanto respeto, un día aceptarán también a su Divino Hijo.”

“Evidencia para respaldar estas opiniones se encuentra en el hecho histórico de que los musulmanes ocuparon Portugal durante siglos. Cuando al fin los echaron fuera, el último jefe musulmán tenía una hermosa hija llamada Fátima. Un joven católico se enamoró de ella y por él, ella no solo se quedó cuando se retiraron los musulmanes, sino que también abrazó la Fe. El joven esposo estaba tan enamorado de ella que le cambió el nombre al pueblo donde vivía por el de Fátima. Por lo tanto, el lugar donde la Virgen apareció en 1917 tiene una conexión histórica con Fátima, la hija de Mahoma (y con la conversión de los musulmanes)”.

La Virgen de Fátima y los musulmanes… en los 50
“La última prueba de la relación de Fátima y los musulmanes es la entusiasta recepción que los musulmanes en Africa, la India y otros lugares dieron a la estatua peregrina de Nuestra Señora de Fátima. Los musulmanes asistieron a servicios de la Iglesia en honor a Nuestra Señora y permitieron procesiones religiosas, y hasta oraciones frente a sus mezquitas. En Mozambique, los musulmanes que no se convirtieron comenzaron a ser cristianos después que la imagen de Nuestra Señora de Fátima fue erigida”,

Y desde su atalaya a principio de los años 50, el obispo Sheen formula un vaticinio: “Los misioneros del futuro van, cada vez más, a ver que su apostolado entre los musulmanes será exitoso en la medida en que proclamen a Nuestra Señora de Fátima; María es el adviento de Cristo, que trae Cristo al pueblo antes de que Cristo naciese. En el trabajo apologético, es siempre mejor comenzar con lo que la gente ya acepta. Ya que los musulmanes tienen devoción a la Virgen, nuestros misioneros deberán sentirse satisfechos con el solo hecho de aumentar y desarrollar esa devoción con la plena realización de que Nuestra Señora llevará a los musulmanes el resto del camino hasta su divino Hijo… Igual que aquellos que pierden la devoción a la Virgen pierden la fe en la divinidad de Cristo, aquellos que intensifican la devoción a ella, gradualmente adquieren fe en la divinidad de Cristo”.

“Muchos de nuestros grandes misioneros en África han logrado quebrantar el odio amargo y los prejuicios de los musulmanes para con los cristianos por medio de sus actos de caridad, escuelas y hospitales. Ahora nos queda tomar otro camino: Tomar el capítulo 41 del Corán y demostrarles que fueron sacados del Evangelio de Lucas, que María no podría ser, aún para ellos «La Más Bendita entre todas las mujeres del cielo, si no hubiera también dado a luz al Salvador del mundo”.

“Si Judit y Ester, del Antiguo Testamento, prefiguraban a María, entonces podría ser que Fátima era una figura posterior de María. Los musulmanes deberán de estar preparados para reconocer que, si Fátima cede paso en honor a La Santísima Madre, es porque ella es diferente a todas las madres del mundo, y que sin Cristo, ella nada sería”.

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Y 60 años después, ¿qué?
Pasados 60 años desde este artículo, ¿hasta qué punto se ha podido cumplir esta previsión?

Cuando Fulton Sheen escribía en 1952, no había en África ni 20 millones de católicos; hoy hay en el continente negro 160 millones de católicos, 8 veces más que en 1960, pero sólo un 15% del total de la población africana. El catolicismo ha crecido en África y –en menor medida- en Asia… pero también lo ha hecho el Islam.

En los años 60 y 70 se independizaron todos los países africanos colonizados por potencias europeas. En los años 80 el islamismo radical creció ligado al chiísmo iraní; en los 90, alsalafismo y el islamismo radical argelino; más tarde, al yihadismo. Y, de hecho, Arabia Saudí fomentó la expansión del Islam wahabista, especialmente en África, con la ayuda del petróleo que empezó a explotar ya en los años 40. Y millones de musulmanes viven en Europa y Estados Unidos.

Eso ha sucedido sin menoscabo de que la devoción a la Virgen de Fátima haya crecido en África y Asia, pero más allá de casos puntuales, no parece que se haya dado ese “puente” cultural que esperaba Fulton Sheen.

¿Y en el futuro?
Por otra parte, la era de Internet y un mundo más globalizado hace que la propuesta cristiana pueda llegar a lugares donde nunca antes se había podido formular. Quizá lo que Sheen preveía aún pueda suceder.

El pasado 6 de marzo de 2014 una comisión médica dictaminó la curación científicamente inexplicable de un bebé recién nacido que en 2010, en un hospital, durante 61 minutos no había mostrado signos de vida. Su familia había orado pidiendo la intercesión del Siervo de Dios Fulton Sheen. El bebé hoy tiene 4 años y está sano. Esta curación podría ser el milagro para beatificar al obispo. La web con su causa de beatificación es:
www.archbishopsheencause.org 

Rezaba 3 horas al día

Muere con 97 años Mercedes Salisachs, la escritora más longeva: rezaba 3 horas al día

Actualizado 9 mayo 2014

ReL

Escribía de las amarguras de la vida siempre con luminosidad y esperanza
Escribía de las amarguras de la vida siempre con luminosidad y esperanza

Católica, monárquica, liberal, catalana antinacionalista y escribiendo casi hasta sus últimos días, aunque fuese con una sola mano, en un lento teclear…

Mercedes Salisachs ha muerto dejando una obra fértil en lengua española y un ejemplo de inspiración para muchos.

Hija de un rico industrial barcelonés, Pedro Salisachs Jané, estudió peritaje mercantil en la Escuela de Comercio y en 1935 se casó con un industrial de la Casa Burés (José María Juncadella Burés), que murió en 1993. Con él tuvo cinco hijos, el segundo de los cuales, Miguel, murió con tan solo 21 años, siendo la fuente de inspiración para una de sus más conocidas novelas, «La gangrena», con la que obtuvo el Premio Planeta en 1975.

Pero en realidad, la muerte de Miguel supuso también un despertar espiritual poderoso en Mercedes Salisachs, que ya llevaba décadas escribiendo. Lo explicaba así en 2009 en una entrevista en el Semanario Alba:

-La fe en casa de sus padres, ¿cómo se vivía?
-En ese sentido llevábamos un tren de vida, cómo le diría yo, descafeinado. Practicábamos, sí, pero como se practica, qué sé yo, un almuerzo.

-Es decir, no profundizaban.
-Entonces casi nadie lo hacía. Íbamos a misa, rezábamos el rosario, guardábamos el ayuno…, pero por cumplir.

-¿Cuándo empezó a ahondar?
-En el 58, tras la muerte por accidente de mi hijo Miguel, de veintiún años. Quedé destrozada. Al principio, me enfadé con Dios. Hasta que me fui enterando de cosas. Que Miguel iba con su novia todos los días a misa a comulgar, que había hecho los primeros viernes…

-¿Él nunca le dijo nada?
-No. Y eso que hablábamos mucho de religión. Pero él era muy humilde. Divertido, abierto y artista, pero humilde. Pensé: “Si quiero volver a verle, tengo que hacer lo mismo que él”. Desde entonces, comulgo todos los días. Y rezo muchísimo. Yo diría que, a lo largo del día, unas tres horas. Todos los días hago las tres partes del rosario, salvo los lunes, que rezo cuatro, porque añado los misterios de la Luz. Esta es la parte, digamoslo así, ‘mecánica’.

-¿En qué consiste la ‘espontánea’?
-En hablar con Dios, sin pautas.

-¿Y la escucha?
-Yo creo que sí.

-¿En qué lo nota?
-En que me concede lo que le pido. A veces se hace esperar, pero termina por concedérmelo.

-¿Qué pide?
-¿Para mí? Nada. Bueno, sí, que aumente mi fe.

-¿No reza para curarse?
-No. Ya es milagro que, a pesar de los silencios, mis libros sigan editándose y vendiéndose.

-¿Se siente perseguida?
-Perseguida no; ignorada sí.

-¿Por sus creencias religiosas? 
-En parte por eso, en parte porque soy de derechas. Y españolista en Cataluña. Y mujer.

-Eso último ya no es un handicap.
-Sí, porque no soy lesbiana. Que si lo fuera… ¡Madre mía! Ahora la homosexualidad está de primerísima plana.

-¿Perdona a los que la silencian, a los que la ignoran?
-Sí, aunque es verdad que olvidar es más difícil que perdonar.

-Volviendo a sus libros. ¿Entiende la literatura como instrumento de evangelización?
-En mis libros muestro la vida tal como es: terrible. Con ellos busco que la gente reflexione.

-Ido su hijo Miguel, ¿con quién habla de estas cosas?
-Con Covadonga O’Shea, con Santiago Martín [el sacerdote, escritor y bloguero en ReL; nota de ReL], con mi nieta, que tanto me recuerda a mi hijo, ahora con ustedes…

-¿Y no le da pudor?
-¿Pudor? ¡Vergüenza me daría no hablar de Él! Pero si soy una firme defensora del catolicismo. Con la de regalos que me han caído del Más Allá…

-Habla del Más Allá.
-Porque tengo pruebas de su existencia.

-¿No le da miedo?
-Ninguno. La vida es un embarazo. Sí, empezamos a vivir cuando morimos. Es también el ensayo general de una representación que tendremos que realizar en el otro mundo.

-¿Y si el ensayo sale mal?
-Pues adiós, madre.

-¿Y si sale bien?
-La maravilla que puede ser.

-Una escritora como usted, ¿cómo se imagina a Dios?
-No soy capaz de hacerlo. En cambio, sí puedo plasmar la Santísima Trinidad. Cuando enciendo la chimenea, veo que la llama es color butano, amarillo y violáceo. Y pienso: así debe de ser la Trinidad: una bola de fuego de colores, que no quema, que está llena de amor.

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El Cuadro, su obra de madurez
En 2011 asombraba al mundo presentando con 94 años su relato «El Cuadro» (LibrosLibres), escrito ya prácticamente con una sola mano al teclado. 

«Es imposible combatir dialécticamente contra su bagaje cultural; su intuición y su talante creativo ni tan siquiera dan la oportunidad de intentarlo. Despliega una vitalidad arrolladora y una memoria espléndida. Su voz cautivadora, como las palabras que inundan sus páginas, poseen un acento personal y una belleza inaccesible que se aleja de lo cotidiano y lo ordinario», escribía el periodista de El Mundo que la entrevistó esos días. 

Salisachs explicó por qué escribía a esas alturas un librito como «El cuadro». «Tras leer en el periódico una noticia sobre una niña pérdida que regresó a su casa cuatro días después, elaboré un cuento de una página y media para la revista Misión«. Poco después, decidió prolongar el relato para escribir un cuento de 94 páginas. 

Juan Manuel de Prada, en ABC, expresaba su admiración por su obra. «En El cuadro,Mercedes Salisachs ha adelgazado su escritura al máximo, hasta reducirla a la pura osamenta. Es como si la escritora, expuesta ante las verdades definitivas que sólo en la penumbra de la edad última se vislumbran, quisiera aligerarse de equipaje, parapenetrar en la vibración más secreta de las almas, allá donde la retórica literaria no puede alcanzar. Mercedes Salisachs no evita las realidades amargas de la vida, esas regiones donde se retuercen las serpientes del dolor; pero la sabiduría de la edad última le ha enseñado a sobrevolarlas pudorosamente, con la vista clavada en un horizonte que restaña las heridas. Y así su novela, que empieza siendo la crónica de una orfandad, entretejida de silencios y de ausencias trágicas, se va llenando poco a poco deuna presencia paternal y gozosa, a medida que avanza la pesquisa del niño protagonista. Con noventa y cuatro años cumplidos, impedida y llena de achaques, Mercedes Salisachs nos revela en El cuadro la canción que la mantiene jubilosa y llena de brío: una canción por la que merece caminar a su lado, con el alma avizor y la vocación intacta, como si acabáramos de estrenar la vida.»

Mercedes aprovechó esas entrevistas de 2011 para asegurar que, en su opinión, los nacionalismos «son lo peor que ha pasado en la historia de la democracia española, lo único que consiguen es desvertebrar la unión de este país», asegura. 

En su juventud tuvo problemas con la censura. Y con la mirada despectiva de sus amistades burguesas. En 1955, con el seudónimo «María Encín», debutó en las letras con ´Primera mañana, última mañana´: tenía 39 años. «Firmaba con María Encín porque si lo hacía con mi nombre me ponían verde, con tono despectivo me denominaban la literata«

Escribió casi de todos los géneros, menos poesía y teatro, aunque leía mucha poesía. «Trato de trasladar la lírica a la narración de mis novelas para darles un ritmo especial». Para ella lo crucial era que «una obra conecte emocionalmente con el lector desde el principio». 

Ninguno de sus libros llegó al cine, algo que siempre deseó que sucediera. En 2011 esperaba que «El cuadro» llegase a la gran pantalla. 

«Mira que tengo novelas que pueden ser adaptadas al cine como ´Una mujer en el pueblo´´El viaje de Sodoma´. Mientras esté viva no lo harán, pero con mi muerte, se lo pensarán», expresaba hace 3 años.

Recibió el premio de novela histórica Alfonso X el Sabio por ´Goodbye, España´ (sobre la reina Victoria Eugenia), trabajó como directora editorial de Plaza&Janés, y en 1956 ganó el premio Ciudad de Barcelona con la obra Una mujer llega al pueblo. En 1983 le llegaría el premio Ateneo de Sevilla con El volumen de la ausencia y en el 2004 el premio Fernando Lara con El último laberinto. Publicó unos 40 libros y ganó una veintena de premios. 

Entre su obra se encuentran ´Los que se quedan´ -1942-, ´La heroína de Betulia´ -1948-, ´Carretera intermedia´ -1956 y finalista IV Premio Planeta 1955-, ´Más allá de los raíles´ -1957-, ´La estación de las hojas amarillas´ -1963-, ´El declive y la cuesta´ -1966-, ´La última aventura´ -1967-, ´Adagio confidencial -1973- y ´Viaje a Sodoma´ -1977-. También ha publicado ´El proyecto y otros relatos´ -1978-, ´La presencia´ -1979-, ´Derribos: crónicas íntimas de un tiempo saldado´ -1981-, ´La sinfonía de las moscas´ -1982-, ´Sea breve, por favor´ -1983-, ´La danza de los salmones´ -1985-, ´Bacteria mutante´ -1996-, ´El secreto de las flores´ -1977-, ´La voz del árbol´ -1998-, ´Los clamores del silencio´ -2000-. Por último, ha publicado ´La conversación´ -2002-, ´Desde la dimensión intermedia´ -2003-, ´Reflejos de luna´ -2005- y ´Entre la sombra y la luz´ -2007-, y su último libro fue ´El caudal de las noches vacías´ (Martínez Roca, 2013).

Enseña el catecismo a los niños

En 1859 en Champion a Adele Brise

El mensaje de las apariciones aprobadas de la Virgen en Wisconsin: «Enseña el catecismo a los niños»

Actualizado 9 mayo 2014

Pablo J. Ginés / Cari Filii News

Procesión multitudinaria en los años 60 en Champion-Wisconsin- en memoria de esta aparición - localmente la devoción fue siempre firme
Procesión multitudinaria en los años 60 en Champion-Wisconsin- en memoria de esta aparición – localmente la devoción fue siempre firme

En el año 2010 la Iglesia de Estados Unidos aprobó por primera vez y de forma oficial una aparición mariana en suelo estadounidense.

Sucedió 328 años más tarde que la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego en México (en 1531). De hecho, la vidente de caso estadounidense no era del país: era una humilde inmigrante belga que sólo llevaba cuatro años en Estados Unidos y no hablaba inglés, pero a nadie le importa.

David Laurin Ricken, el obispo de Green Bay (Wisconsin) decretó en 2010 la autenticidad de las apariciones de la Virgen a Adele Brise en 1859, y con ello la Iglesia Católica reconocía por primera vez una aparición mariana en el país.

Eso también ayuda a muchos católicos a quitarse el mal sabor de dos apariciones que la Iglesia ha declarado oficialmente ser falsas: las de Necedah (de 1949, también en Wisconsin) y las de Bayside (1968, en Nueva York).

Instrucciones: enseñar el catecismo

La aparición de Champion, que tuvo lugar un año después de los sucesos de Lourdes, es peculiar por su mensaje a la vidente. No pidió que se construyera una iglesia (como sí sucedió en Lourdes o en Laus en el siglo XVII, aparición aprobada en 2008) ni se limitó a llamar a la conversión, sino que pidió a la joven Adele: «reúne a los niños de este país salvaje y enséñales lo que deben saber para la salvación». Y más concreto aún: «enséñales con sus catecismos, cómo hacer la señal de la Cruz y cómo acercarse a los sacramentos; eso es lo que deseo que hagas. Vete y no tengas miedo, yo te ayudaré».

La Virgen, contra la crisis en la catequesis
Karen Tipps, que con su esposo Steve llevaba entonces 18 años cuidando como voluntaria el Santuario de Nuestra Señora del Buen Socorro, en el lugar de las apariciones, declaró entonces que veía una relación porque hoy hay «una crisis en la catequesis» y, decía, «el mensaje es para estos días».

«Reunir a los niños, enseñarles su catecismo, enseñarles la fe, es lo que necesitamos hacer, porque no les estamos dando la sustancia de su fe. Por eso está sucediendo ahora y por eso el obispo Ricken fue traído aquí», declaró Tipps en agencias católicas norteamericanas.

Al contrario que algunos casos modernos que no tienen aprobación eclesial y suman larguísimos mensajes a lo largo de numerosísimas apariciones, el mensaje de Champion es muy sencillo y corto: hubo sólo tres apariciones, y un mensaje sólo en la última.

Los hechos

Adele Brise llegó a Estados Unidos en 1855 con sus padres y sus tres hermanos. Ella tenía 24 años. En Bélgica había querido ser religiosa, pero la pobreza y inmigración lo habían impedido. Se establecieron en Wisconsin, una zona boscosa a la que llegaban muchos pioneros belgas para las áreas rurales, pero casi sin atención religiosa: durante mucho tiempo hubo un solo cura para medio estado.

Un día a principios de octubre de 1859, llevando grano al molino, Adele vio una dama vestida en un blanco brillante, con una cinta dorada en la cintura y una corona de estrellas en la cabeza. Estaba de pie entre dos árboles. Adele se asustó y quedó quieta un rato contemplándola. Al cabo de unos minutos, la imagen desapareció lentamente dejando una nube blanca.

Unos días después, el 9 de octubre de 1859, domingo, Adele acudía a misa con una vecina y su hermana Isabel, recorriendo la misma ruta. Al llegar a los árboles, volvió a ver la dama de blanco entre ellos. Pero ella siguió su camino, en la iglesia habló con el sacerdote, y él le dijo que si se trataba de un mensajero celestial volvería a verlo, y podría preguntarle quién era.

Según el resumen publicado en la web del santuario, cuando Adele y sus acompañantes volvían a casa por el mismo camino, la dama de blanco volvió a aparecer. Sólo Adele la veía, y le preguntó:

– En nombre de Dios, ¿quién eres y qué quieres de mi?

– Soy la Reina del Cielo que reza por la conversión de los pecadores, y deseo que hagas lo mismo. Has recibido la Sagrada Comunión esta mañana y eso está bien. Pero debes hacer más. Haz una confesión general y ofrece la Comunión por la conversión de los pecadores. Si no se convierten y hacen penitencia, mi Hijo se verá obligado a castigarles.

– Adele, ¿quién es? ¿Por qué no podemos verla como tú? – se quejaban las acompañantes de Adele
– Arrodillaos, la Dama dice que es la Reina del Cielo.
– Bienaventurados los que creen sin ver -dijo la Dama mirándolas con amabilidad. Y luego se dirigió a Adele: «¿Qué haces aquí ociosa mientras tus compañeras trabajan en la viña de mi Hijo?”

– ¿Qué más puedo hacer, querida Señora?- preguntó Adele
– Reúne a los niños de este país salvaje y enséñales lo que deberían saber para salvarse.

– ¿Pero cómo les enseñaré yo, que sé tan poco?
– Enséñales su catecismo, cómo signarse con el signo de la cruz, y cómo acercarse a los sacramentos; esto es lo que deseo que hagas. Ve y no temas nada. Yo te ayudaré.

Ese es todo el texto del mensaje: conversión, confesión, comunión, arrepentimiento y penitencia, enseñar a los niños lo necesario para salvarse, catecismo, hacer la señal de la cruz, acercarse a los sacramentos, y no tener miedo.

Adele Brise con sus alumnos y las hermanas que adoptaron su misión
Adele Brise con sus alumnos y las hermanas que adoptaron su misión

Una vida basada en una visión

Adele no tuvo nunca más visiones, pero vivió hasta su muerte en 1896, con 66 años, aquello que la Dama le había encargado. Su padre construyó una pequeña capilla en el lugar de la aparición. Desde 1861 acudieron peregrinos y se contaban curaciones o favores.

Adele tenía 28 años y recorría las casas y caminos hasta 80 kilómetros de su casa predicando su mensaje a los emigrantes francohablantes y animando a los niños a conocer el catecismo.

En 1865, el capellán de la colonia belga, el padre Philip Crud, convencido por sus palabras y ejemplo, le animó a dejar la itinerancia y crear una escuela. Con la ayuda de una compañera que hablaba inglés, y con cartas de recomendación del sacerdote, fue pidiendo donativos. Un puñado de mujeres se le unieron y abrieron un colegio gratuito al que acudían los niños pobres de emigrantes. La comida llegaba de milagro, donativos de padres generosos. Adele enseñaba el catecismo, y otras compañeras diversas materias. Formaron una comunidad de terciarias franciscanas, con hábito, pero sin ingresar plenamente en la vida religiosa.

Hubo peleas internas en 1890, Adele Brise murió en 1896 después de una vida dedicada a catequizar niños, y la comunidad disminuyó y se integró en las Hermanas Franciscanas, que se responsabilizaron de la capilla. En 1992 la capilla pasó a estar a cargo de unas carmelitas y en 2002 pasó a ser propiedad diocesana. Nunca dejaron de producirse testimonios de favores de la Virgen, y los obispos de Green Bay acudían a menudo en la fiesta de la Asunción a celebrar en la capilla, cuando participaban multitudes en procesión y las chicas d ela zona con flores en la caebza llevaban la imagen de la Virgen.

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Investigación: 2 años y tres expertos marianos

La aprobación del obispo Ricken llegó después de casi dos años de investigación sobre los hechos y sus frutos posteriores, una investigación que el obispo encargó a «tres expertos marianos.

«Nadie puede probar lo sobrenatural» dice una declaración del obispado. “La Iglesia juzga las apariciones en base a su consistencia con la sagrada Escritura, la sagrada Tradición y las enseñanzas de la Iglesia, los subsiguientes beneficios espirituales en las vidas de las personas, y si hay algo en la vida del vidente que desmiente la credibilidad del relato”.
Durante la fiesta de la Inmaculada Concepción, patrona de Estados Unidos, se dio la aprobación diocesana oficial a las apariciones y se leyó el decreto en una misa especial en el santuario de Champion: «declaro con certeza moral y de acuerdo con las normas de la Iglesia que los acontecimientos, apariciones y locuciones dadas a Adele Brise en octubre de 1859 presentan la sustancia de carácter sobrenatural, y yo por la presente apruebo estas apariciones como dignas de fe – aunque no obligatorias – para los fieles cristianos».