Los 10 bulos más frecuentes sobre el aborto

Desmontados por Benigno Blanco

Los 10 bulos más frecuentes sobre el aborto que aparecerán estos días en los medios 

Actualizado 21 diciembre 2013

ReL

Un feto en el vientre de su madre
Un feto en el vientre de su madre

Benigno Blanco, Presidente del Foro de la Familia y una de las personas que más han trabajado en el mundo entero por erradicar el aborto en el mundo, responde a diez tópicos muy extendidos sobre la supresión del embarazo. Con la presentación de la reforma de la ley del aborto en España se reavivará un debate que nunca ha desaparecido de la sociedad.

Son muchos los mitos, las falacias y mentiras en torno a esta cuestión, y es necesario saber responder con argumentos claros. Este texto publicado en el semanario Alfa y Omega, que dirige Miguel Ángel Velasco, puede ser de utilidad.

1. Se trata del derecho de la mujer a decidir
No. Cuando la ley permite a los libres disponer de la vida de los esclavos, a los padres de la vida de los hijos recién nacidos, a los hombres de la vida de la mujer, a los arios de la vida de los judíos, a los blancos de la vida de los negros, o a las embarazadas de la vida de sus hijos no nacidos…; no se trata del derecho a decidir de los libres, los padres, los hombres, los arios, los blancos o las embarazadas, sino de la denegación del derecho a la vida de los esclavos, los recién nacidos, las mujeres, los judíos, los negros o los aún no nacidos.

2. Hay dudas razonables sobre cuándo se origina la vida humana
No es cierto. Hay evidencia científica de que la vida individual -y no sólo en la especia humana- se origina con la concepción al formarse el patrimonio genético del individuo que le definirá para siempre como uno de la especie humana sin margen de duda alguna. Y si alguien tuviese dudas al respecto, la más elemental consideración ética debe llevar a aplicar una presunción de humanidad o presunción de vida, pues no es admisible asumir el riesgo de matar a un hombre sobre la base de una duda (sobre si está o no está allí donde se dispara, por ejemplo).

3. Si no se legaliza el aborto, habrá abortos clandestinos y morirán muchas mujeres
No es cierto. No hay ninguna evidencia científica de que eso sea verdad, sino de lo contrario:

Cuando algo se legaliza, aumenta su número; y cuando algo se prohíbe, va disminuyendo su práctica. Si no fuese así, el derecho penal carecería de razón de ser.

* En los países donde el aborto está prohibido (por ejemplo, Irlanda) la mortalidad femenina por razones atinentes al embarazo y el parto es inferior a la de países vecinos donde el aborto es legal (por ejemplo, Gran Bretaña). Lo mismo sucede en Chile, único país de su entorno donde no se permite el aborto por ninguna causa, respecto a los países vecinos.

* En todos los países donde se ha legalizado el aborto, su número ha aumentado cada vez más; y en los países donde se vuelve a proteger la vida, su número disminuye, como ha sucedido en Polonia a partir de 1993.

Este argumento da por supuesta una falacia: la de que las mujeres, en cualquier caso, abortarán. Y eso no es cierto, las mujeres van asumiendo el aborto como una solución a sus problemas cuando éste es legal. Si la ley no lo permite, el aborto adquiere el carácter residual de todo lo ilícito.

4. La ONU reconoce el derecho al aborto con carácter universal
Es falso. Ningún instrumento de derecho internacional en materia de derechos humanos reconoce el derecho al aborto, ni con carácter universal (ONU), ni regional (tratados europeos o latinoamericanos de derechos humanos). Así lo ha establecido el TEDH respecto a Irlanda, por ejemplo.

Sí existen algunas plataformas, conferencias internacionales o comités varios en la comunidad internacional que han empezado a usar en los últimos años la expresión derechos sexuales y reproductivos, que algunos quieren interpretar como comprensiva del derecho al aborto; pero ni esas plataformas, conferencias o comités tienen valor jurídico vinculante para los Estados, ni nunca se ha admitido pacíficamente que esa expresión incluya el aborto.

5. La normalización del aborto es la única opción progresista y su implantación es imparable
No es cierto. La normalización legal del aborto es un fenómeno muy reciente -y siempre discutido y contestado en todos los sitios- que empezó (si dejamos de lado los países comunistas que no respetaron ningún derecho humano) en USA en 1973 y, desde ahí, se fue extendiendo a Europa, primero, y después al resto del mundo, a impulsos de ideologías, intereses económicos y estrategias políticas hoy muy contestadas (obsesión maltusiana por el control de la población, revolución sexual sesentayochista, imperialismo yanqui, presión de la industria del aborto y la anticoncepción sobre los Gobiernos, ideología de género, etc).

El aborto no sólo no está normalizado en el mundo, sino que encuentra cada vez más resistencia en todas partes y, en primer lugar, en Estados Unidos, donde empezó este fenómeno. En este país, ya una mayoría de la población se define como pro life -provida- y no como pro choice -pro-elección-, según la encuesta Gallup; y más de la mitad de los Estados de la Unión han aprobado en los últimos años leyes restrictivas del aborto con una cadencia que sigue en aumento, a pesar de contar en estos momentos con el Presidente más proabortista de su historia, Obama.

Por otra parte, varios países del ex bloque comunista han aprobado leyes restrictivas del aborto a partir de 1989 (el caso más exitoso es el de Polonia), y en toda la América Latina se está produciendo una gran resistencia a la aprobación del aborto que se exige a aquellos países de forma insistente y colonialista desde Naciones Unidas.

En la Europa occidental, el aborto es objeto de amplio debate social en países como España, Irlanda, Francia o Italia. En ningún sitio es algo normalizado y pacífico.

6. Sin el aborto, la bomba demográfica explotaría y la vida en la tierra sería imposible
No existe ninguna bomba demográfica sino, por el contrario, un grave problema demográfico de envejecimiento de la población que hace peligrar la subsistencia de nuestras sociedades (en Europa, y en España de forma particular, esto es evidente). Incluso los países que, como China, han apostado por el aborto como instrumento de control de la población, están dando marcha atrás por los terribles trastornos en su población que han provocado.

Incluso si fuese verdad que existiese un problema de crecimiento de la población, noparece que eliminar vidas humanas sea la forma más humana de resolver este problema. El fin no justifica los medios, máxime si los medios son homicidas.

7. El aborto es una conquista feminista a la que no podemos renunciar
No es cierto. El aborto es una solución machista a un problema de todos. El aborto es la garantía última de la irresponsabilidad sexual del varón que, gracias a él, deja en manos de la mujer toda la responsabilidad de las relaciones sexuales: gracias al aborto, el varón se desentiende de las consecuencias de su actividad sexual abocando a la mujer a abortar (y es ella quien cargará con el peso moral, sicológico y vital de esta decisión), o a asumir las consecuencias (la responsabilidad sobre el niño) en caso de no hacerlo.

El aborto sí que es violencia de género contra la mujer. Cuando se legaliza el aborto, la mujer se puede ver sometida a todo tipo de presiones para abortar recayendo sobre ella la responsabilidad de liberar a todo su entorno de la responsabilidad sobre la vida en marcha en su interior.

8. Sin aborto legal, la revolución sexual estaría en peligro
Este argumento sí es veraz. Sin el aborto legal, la irresponsabilidad sexual sistemática y generalizada no sería posible. La legalización del aborto es el precio que pagamos para ser sexualmente irresponsables de forma sistemática, sin consecuencias en el corto plazo. Pero este precio es muy alto: millones de niños que no llegan a nacer, millones de vidas de mujeres destrozadas, una sexualidad deshumanizada, pues su consecuencia no es la vida, sino la muerte, etc.

9. Las leyes permisivas del aborto no obligan a nadie: quien no quiera abortar no está obligado a hacerlo
Este argumento no es cierto, pues:

a) las leyes permisivas del aborto crean estructuras de violencia estructural sobre la mujer para que aborte que no existirían con carácter general si el aborto no fuese legal. Ésta es experiencia común en muchas mujeres que han abortado: no fueron libres, sino que acudieron al aborto presionadas por un entorno que sólo les ofrecía esa solución a sus problemas.

b) La legalización del aborto introduce en nuestro ordenamiento jurídico la violencia como forma legítima de resolver problemas, y esto afecta a toda la sociedad por el efecto pedagógico de las leyes.

c) El aborto legal supone que el Estado asume que no debe proteger la vida de un grupo de seres humanos, los no nacidos. Se degrada así el compromiso ético y humanista del Estado, la sociedad en su conjunto y el Derecho. Y esto siempre tiene consecuencias (negativas).

10. Exigir la prohibición del aborto es una inadmisible injerencia de la Iglesia en la vida pública de una sociedad pluralista
Hipócrates y Galeno no eran católicos -pues vivieron siglos antes de Cristo- y ya establecieron que la ética médica impedía la práctica del aborto. Si legalizásemos todo lo que la Iglesia prohíbe, deberíamos legalizar el asesinato, la violación, el robo…, y prácticamente todo lo que el Código Penal prohíbe. No parece éste, por tanto, argumento muy serio.

Fallece con 92 años el padre Loring

Escribió «Para Salvarte»: 1 millón de copias en España

Fallece con 92 años el padre Loring: evangelizador tenaz, apóstol del ciberespacio, bloguero de ReL

Actualizado 25 diciembre 2013

Pablo J. Ginés/ReL

El padre Loring en junio de 2012... viajero infatigable, ha emprendido su último periplo
El padre Loring en junio de 2012… viajero infatigable, ha emprendido su último periplo

El sacerdote jesuita y predicador incansable Jorge Loring Miró ha fallecido en este día de Navidad de 2013, en la clínica El Ángel de Málaga, con 92 años, después de sufrir un ataque cerebrobascular.

El funeral tendrá lugar a la una de la tarde del 26 de diciembre en la parroquia del Sagrado Corazón de la ciudad.

Nacido en Barcelona en 1921, Jorge Loring tenía muy vivas sus dos líneas genealógicas, la catalana y la andaluza, peroejerció la mayor parte de su ministerio sacerdotal en Andalucía, especialmente como predicador en los astilleros y otras industrias de Cádiz, Puerto de Santa María y la costa andaluza.

El Ayuntamiento de Cádiz ha declarado, en honor a su figura, que el consistorio mantenga a media asta las banderas durante 3 días.  El Ayuntamiento recuerda que «el padre Loring era muy conocido y querido en la ciudad y en 2006 fue nombrado Hijo Adoptivo de Cádiz«.

Se ordenó sacerdote en 1954, a los 33 años. Durante un cuarto de siglo fue el encargado espiritual de cinco grandes fábricas de Cádiz, pero su fama le vino por sus libros y conferencias sobre la Sábana Santa de Turín, del que era una autoridad mundial. Era un tema sobre el que impartió charlas por América y Europa hasta casi el final de su vida.

«Infatigable» e «incombustible»
El adjetivo que más se aplicaba en los últimos 20 años a este jesuita era «incansable», «infatigable» e «incombustible». Parecía que iba a vivir para siempre, y sin dejar de trabajar. En este mismo año 2013 publicó una reedición en Editorial Buenas Letras de su divertido libro «Anécdotas de una vida apostólica», donde cuenta numerosas «batallitas» de evangelización en las situaciones más extrañas: con masones en México, obreros de la construcción y aviadores, perdido en aeropuertos, en misiones callejeras por Barcelona, descubriendo Internet, etc…

Otra de sus obras más recientes es «Más de 200 respuestas a preguntas que usted se ha hecho sobre la fe, la moral y la doctrina católica» (febrero de 2010, LibrosLibres), en su particular estudio sencillo y contundente.

Era bisnieto de la familia industrial de Jorge Loring Oyarzábal y Amalia Heredia Livermore, y su padre fue el ingeniero malagueño Jorge Loring Martínez, que patentó diversos avances en navegación aérea y fundó una línea de zepelines entre Sevilla y Buenos Aires.

Por eso, Loring siempre usó su capacidad divulgativa y su lenguaje extremadamente sencillo y directo para refutar el supuesto conflicto entre ciencia y religión.

Como muchos otros jesuitas de la historia y de la actualidad, era un enamorado de la astronomía (aunque sólo a nivel aficionado).

Hablar del infierno… y no perder el humor
Como el también jesuita Jorge Bergoglio (Papa Francisco), a Loring le gustaba hablar del demonio y del infierno, sin ninguna concesión a la postmodernidad. Solía citar en entornos industriales sus visitas a altos hornos, el material fundido a altísimas temperaturas, para ayudarse con imágenes infernales, pero sin que faltase nunca el buen humor.

Con más de 63 ediciones, su libro «Para Salvarte» era una especie de enciclopedia en lenguaje divulgativo de la fe católica, siempre centrado en «lo que importa, que es salvarse». Sólo en España circulan más de 1 millón de ejemplares. Además publicó ediciones en México, Ecuador, Perú, Chile, EE.UU., Egipto, Israel, Rusia, etc.

Cura anciano…¡ciberapóstol de éxito!
Toda su vida recibió y contestó un flujo inacabable de correo, pero con la llegada de Internet se multiplicó y se convirtió en un «ciberapóstol» que intentaba responder a todo el mundo, incluso preguntas comprometidas sobre sexo o moral, aunque fuese remitiéndose a textos que ya había escrito, o con respuestas personalizadas.

En diciembre de 2009, cuando tenía 88 años, empezó a escribir en su blog de ReligionEnLibertad (llamado, cómo no, «Para salvarte») y se mantuvo fijo como blogero 4 años.

El pasado 9 de diciembre de 2013 aún publicaba este texto sobre la verdad, una declaración de intenciones (quizá un testamento) sobre una vida dedicada a hablar con firmeza y certeza sobre las cosas de Dios, sin dejarse nunca cortejar por relativismos ni tibiezas. Refleja a la perfección sus pasiones, su estilo y su ministerio de toda una vida. Publicamos aquí ese último texto en ReL.
La verdad 
(Jorge Loring, sj, 9 de diciembre de 2013)

Leí en IDEAS CLARAS del 23 de marzo, un artículo de J. R. Ayllón que me ha sugerido este escrito sobre LA VERDAD.

Podríamos definir la verdad como la concordancia de nuestras ideas intelectuales a la realidad.

Ante la verdad podemos adoptar tres posturas: la duda, la opinión y la certeza.

La duda: cuando no tenemos razones para optar por una cosa o por otra. Si en el campo me encuentro un manantial de agua dudo si es potable o no.

Puede ser potable porque es agua de la sierra; pero puede estar contaminada de sales tóxicas.

Hay que analizarla para salir de la duda.

La opinión se da cuando tengo razones para optar en un sentido, pero no son suficientes para la certeza: ¿hay seres inteligentes en otros astros?

Ni la ciencia ni la religión me impiden creerlo. Dado el número de miles de millones de astros del cosmos, parece probable que los haya.

Pero en el Observatorio de Arecibo (Puerto Rico) han mandado un mensaje binario que ha llegado a los límites de nuestra galaxia y no hemos recibido respuesta.

No estamos seguros de que los haya.

Se da certeza cuando puedo optar con seguridad. Esta seguridad puede venir:

1.- Por evidencia racional: el todo es mayor que su parte.

2.- Por comprobación experimental: el café me quita el sueño.

3.- Por testimonio ajeno:

Éste puede ser:

a) humano: La fórmula de Einstein, e=mc2. La energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado.

b) divino: palabras de Cristo-Dios: su presencia real en la Eucaristía.

Para garantizar la confianza del testimonio me tiene que constar de que “sabe lo que dice y dice lo que sabe”.

Es decir, no es ignorante del tema y no me engaña.

Y yo me digo: ¿hay alguien más listo que Dios, y que yo pueda saber que no me engaña?

Por eso:

SÉ DE QUIÉN ME HE FIADO: DEL AMIGO QUE NUNCA FALLA, JESUCRISTO

JORGE LORING, S.I.
jorgeloring@gmail.com
www.arconet.es/loring

«Medjugorje es la tarjeta de visita para conocer a Cristo»

Se convirtió al leer un libro sobre Medjugorje 

Natalia, ex directiva de la SGAE: «Medjugorje es la tarjeta de visita para conocer a Cristo» 

Actualizado 10 diciembre 2013

Jesús García / ReL

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La abogada Natalia Gómez de Enterría llegó a ser la mano derecha de Teddy Bautista en la Sociedad General de Autores (SGAE), en concreto su Directora de Recursos Humanos. Tras una experiencia que llega a atemorizar, incluidas amenazas de muerte, su vida cambió por completo al leer un libro sobre Medjugorje.

Sus éxitos profesionales y un sueldazopudiesen hacernos pensar que su vida era de revista. Fue nombrada Directora de Recursos Humanos en la Sociedad General de Autores y Editores de España, la conocida SGAE. Pero el caramelo que pareció este trabajo resultó estar envenenado. 

Hoy, habiendo despertado de aquella pesadilla, Natalia trabaja en un despacho de abogados y dedica sus pocos ratos libres a llevar peregrinos a Medjugorje, el lugar de la Tierra donde su vida dio un vuelco para bien y, según dice, para siempre. Esta es su historia.

-¿Natalia, como era tu vida antes de conocer Medjugorje?
-Digamos que anodina. Mi vida seguía un guión aparentemente perfecto. Venía de una buena familia, me saqué la carrera de Derecho, me casé… hasta que siendo todavía bastante joven y con dos hijos viví el fracaso de mi matrimonio. Hasta entonces tenía una vida de cuento, pero no era feliz. Yo pasaba por esta vida por pasar, pero estaba muy vacía

-¿Cómo era tu vivencia de la fe?
-Muy tradicional, muy cultural, por costumbre. Yo vengo de una familia católica, como tantas otras de España, pero mi fe no tenía nada de autenticidad. Era una pose, una etiqueta. Yo iba a Misa los domingos porque había que ir y me la pasaba entera distraída, deseando que acabara, sin valorar lo que realmente allí, en el altar, estaba sucediendo.

-¿Consideras un fracaso vital la ruptura de tu matrimonio?
-En cierta manera sí. No por la ruptura del Matrimonio, porque en realidad fue nulo y ahí no hubo Matrimonio, pero sí por la elección que tomamos en su día, y aunque no hubiese Matrimonio, esa es una herida que te marca. Pero también he de decir que la mayor de las alegrías de mi vida han sido y son mis dos hijos.

– ¿Qué sucede en una persona como tú, tradicionalmente católica, cuando se vive una situación tan compleja?
-Que se te mueve todo. Que te das cuenta de que llegas a un punto al que no querías haber llegado y que es un escenario absolutamente desconocido. Tu vida se rompe y te cuestionas si todo lo que te han enseñado en tu vida ha servido para algo.

– ¿Cómo saliste adelante?
-Pues para empezar con el apoyo de mi familia. Ellos siempre me han arropado. Luego, cambiando de trabajo. Me surgió una oportunidad increíble. La de Directora de Recursos Humanos de la Soceidad General de Autores (SGAE), un puesto con un sueldo que ni te cuento.

– Lo que se dice un caramelo.
-Sí, pero estaba envenenado.

-¿En qué sentido?
-A los quince días empecé a ver cosas desagradables que, como no tienes marcha atrás, pues haces como que no pasan y tiras para adelante. Viví una tensión insoportable, porque no me doblegué a ciertas presiones y tras cuatro años allí, de mucha tensión, de mucho agotamiento y de incluso miedo, me despidieron. Ahora todo este asunto está en los juzgados.

-¿Qué se te pasa por la cabeza cuando recibes en el buzón de tu casa amenazas de muerte y cuando te queman el coche?
-Que algo estoy haciendo mal. Que he enfocado mal mi vida. Que ni yo ni mis hijos teníamos necesidad de todo esto. Me pregunto qué es lo que he hecho tan mal para que todo vaya tan mal. Me doy cuenta de que no tengo pareja, de que llevaba cuatro años trabajando como una mula, aguantando una presión brutal y que aparte de haber ganado mucho dinero, a cambio tenía amenazas de muerte en el buzón de mi casa.

-Por decirlo de alguna manera, veías tu vida como un fracaso.
-Sí. Empecé tras las amenazas una época muy mala. Era una pesadilla estando despierta.No comía, no dormía… No vivía, me moría. Toqué fondo.

-¿Estabas molesta con Dios, o con la Iglesia, o algo así?
-No, con Dios no. Con la Iglesia tampoco. Aunque sí que es verdad que una vez, cuando me dieron la nulidad de mi matrimonio, entré en una iglesia y me puse a llorar como una Magdalena. No había Misa en ese momento y la gente me miraba como si estuviese loca o algo así. Nadie se me acercó ni para darme un pañuelo con el que secarme los mocos o preguntarme si me había pasado algo. Yo pensé: “Vaya cristianos de mierda”. Sentí rechazo por aquella gente y me largué de allí. Aquella había sido la última vez que yo había entrado a una iglesia a rezar, y ya hacía años.

-¿No habías rezado nada en ese tiempo que estuviste trabajando en la SGAE?
-Recuerdo que un día sí que escribí una pequeña oración. Cogí un cuaderno, lo abrí por la primera página en blanco que encontré, y escribí: “Dios mío, cámbiame la vida”. Veinte días después me despidieron.

-¿Cómo te sentó el despido?
-Fenomenal. Fue una liberación. Me fui de allí con mi indemnización y todo en regla, con la conciencia tranquila y sabiendo que yo no hice ni más menos que lo que tenía que hacer.

-¿Crees que aquel despido fue la respuesta a tu oración?
-Yo sí que lo pienso. Aunque me sorprende, porque yo no escribí aquella oración con intención de rezar, ni de nada. Fue un desahogo, una frase hecha. Lo que pasa que Dios aprovecha lo poco que le demos para hacerse presente. Así fue.

-¿Cómo lo aprovechó Dios?
-Sembró en mí la inquietud de pasar unos días de descanso en un Monasterio. Yo en la vida había pensado nada igual, y no era tanto por rezar como por descansar, por sacar todo el ruido de mi cabeza unos días. Un buen día, en una librería cualquiera encontré un libro de monjas titulado ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?. Lo leí, me gustó sin más y vi que en la solapa del libro había otro título del mismo autor, y como este me había gustado, también lo compré.

– ¿Cuál era ese libro?
Medjugorje, de la editorial Libros Libres.

– ¿Sabías de qué iba?
-No tenía ni idea de qué podía significar esa palabra. No sabía en donde me estaba metiendo y sin saberlo estaba cambiando mi vida.

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– ¿Qué pasó al leer ese libro?
-Me cambió la vida. Lo devoré. No me duró ni dos sentadas. Me absorbió. Se me metió en la piel, nunca me había pasado. Ese libro emana verdad, sinceridad objetiva, lo que me hizo pensar que quizá también Dios podía tener algo para mí en ese lugar. Obviando las cualidades del autor, en ese libro hay una inspiración de Dios, porque según lo vas leyendo hay algo que trasciende a la letra, que te llama, que te empuja y que te incendia por dentro. A mí, por lo menos, a la vez que lo leía sentía que lo que contaba era cierto y que la Virgen existía, que estaba allí, en Medjugorje, y me llamaba.

-¿Fue Medjugorje -y no me refiero al libro, sino al contenido- definitivo para tu encuentro con Dios?
-Fue muy importante, pero realmente definitivo fue una experiencia de Dios que tuve poco después de leerlo, en Almería. Una experiencia que sé que es de verdad, que pasó, pero que entiendo que haya gente que no se la crea. Dios se hizo presente en mi vida de un modo personal, entre los dos.

-¿Te llamó para cenar o algo así?
-Hablo en serio. Un día que íbamos a la playa subí al coche con mi hermana, mi cuñado y su peque. Mi hermana y su marido estaban alegres y se mostraban muy cariñosos entre ellos, y ahí, al ver cómo se querían, en un momento en que yo estaba muy bien, se me hizo una pena muy grande en el corazón, como una ausencia. La ausencia de alguien que me quisiera y de alguien a quien querer. Me amargó una sensación de soledad, de abandono. En ese momento, yo oí en mi corazón una voz que dijo: “Yo te quiero a ti”.

-Ya. Una voz…
-Sí. Sé que parece una locura, pero fue cierto.

-¿Por qué sabes que fue cierto y no producto de tu imaginación?
-Por dos motivos. El primero, por que lo sentí exactamente igual que siento lo que me dices tú ahora. Yo no tengo ni idea de cómo sucede. Nunca antes me había pasado. Es una frase que viene de fuera y que tú captas, como cuando alguien te dice algo. Pero yo en ese momento no estaba pensando en nada religioso, ni rezando, ni pidiendo a Dios que me dijese que me quisiese. No lo sé explicar mejor.

-¿El segundo motivo por el que lo das por cierto?
-Que me brotó una sonrisa espontáneamente, de oreja a oreja. En ese instante, sé perfectamente que he vivido algo cierto, que ha sido alguien quien me ha dicho eso. Es una certeza extraña a ti. Yo me quedé perpleja, pero al mismo tiempo con la paz que te da la certeza de haber vivido algo y que por tanto, sabes de alguna manera inexplicable, que es cierto. No me lo invento. Yo oí una voz.

-¿Interpretas en ese momento que era la voz de Dios?
-Sí. Con toda certeza. No tuve ninguna duda y además, se vive con mucha paz, por raro que te pueda parecer. No te dan ganas de dar voces, ni de montar un numerito.Sabes que ha sido solo para ti y que se debe quedar en ese momento entre Dios y tú. En medio de esa ausencia, Dios se hizo presencia.

-Así… sin más…
-Mira, ¡yo iba a la playa! Llevaba mi bañador, mi toalla y mi crema para el sol. Iba en el coche, no iba pensando en nada especial. De repente pasa eso y ¡guau! Y nada más. Si lo quieres contar pues bien, y si no quieres, por mí también bien.

-¿Y fuiste a Medjugorje?
-Sí. No tardé mucho en ir. Allí se confirmó todo.

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-¿Qué viviste allí?
-El lunes empezaba un retiro que daba para los españoles un franciscano de la parroquia. Fui y aunque aquello no era muy emotivo, de repente yo empecé a llorar como una fuente. Me di cuenta enseguida de que no había ninguna causa en las palabras de aquel sacerdote para llorar, pero yo empecé y como si  nose fuese a acabar. No paré en hora y media. 

-¿Llorabas de pena? ¿Estabas triste o algo así?
-No fue un llanto de pena, ni de arrepentimientos, ni de dolor, ni de nada. Lloraba sencillamente porque las lágrimas me salían, pero sin ninguna causa conocida ni porque nada de lo que hubiese dicho aquel fraile me hubiese conmovido. No lo entendí, pero bueno. Al salir de aquella sala la gente me miraba como diciendo: “¿Qué le pasará a esta?”

»Salí a toda máquina hacia el Monte de las Apariciones y empecé a rezar. Seguía llorando mientras iba subiendo, tanto que no veía ni las piedras, y en en ese momento de subida, a solas, yo le dije a la Virgen: “¿Por qué me regalas a mí esto?”. Porque lo que me pasaba es que sin saber por qué y sin venir a cuento, yo estaba absolutamente feliz.No había hecho nada para sentirme así y sin embargo, estaba abrumada. Era imposible sentirse mas querida que en ese momento en ninguna parte del mundo, y yo me sentía así. Me sentía llena de amor y repetía: “¿Por qué me das esto? Yo, que he sido tan mierda y que he pasado una vida tan tonta, ¿qué he hecho para que me regaléis esto?”.

-¿A qué te refieres con “esto”?
-A una felicidad interior muy grande. Yo sentía que cada día que pasaba allí me regalaban más cosas. No te sé explicar cuales, pero por ejemplo, lo a gusto que estaba rezando, cada día más. Lo claras que veía las cosas de mi vida. Esta experiencia de la presencia de Dios no paraba de crecer. Llegué entonces a la cima del monte que no sé ni cómo llegué. Yo no veía más allá de mis narices, de verdad, y lloraba sin parar. 

»Me senté a cierta distancia de la imagen que hay allí arriba, en unas piedras. Me intenté relajar y me empecé a acordar de ciertos momentos de mi vida en los que yo había hecho una vida totalmente apartada de la Iglesia, y no me sentí bien. Me acordé también del día aquel que entré en una iglesia llorando y nadie me hizo ni caso y me enfadé. Entonces le empecé a hablar a Jesús. Le dije: “¡Qué cosas haces!”. Le dije eso porque me di cuenta de que aunque nadie me hizo ni caso aquel día, Él sí que me lo hizo.Esto de ahora es tan fuerte que se me ponen los pelos de punta…

-No empieces a llorar ahora, sigue con tu relato…
-Pues estaba diciéndole eso a Jesús, que yo me enfadé porque yo estaba allí, en una iglesia de Madrid, llorando desconsolada y nadie tuvo el detalle de acercarse a mí a darme un pañuelo, a ver si me había pasado algo, a ponerme una mano sobre el hombro y ya está, yjusto en ese momento sentí en mi hombro una mano. Levanté la mirada empapada de lágrimas y vi como pude a un chico, por cierto guapísimo, con unos ojazos. Era italiano, y me dijo: “¡Forza! La Madonna ti ama”. En ese momento, le dije a Dios: “Bien. Ya está. Para o me muero”. Le pedí a Dios que parase. Mi cuerpo no podía asumir nada más. Si Dios me hubiese regalado algo más, mi cuerpo se hubiese roto por algún lado.Le dije: “Señor, ya no más. Basta. Ni me roces. De tanto amor me vas a matar”.

-¿Ese fue el gran punto de inflexión en tu peregrinación?
-Es posible, sí. Yo ya tenía plena conciencia del amor de Dios, y te aseguro una cosa. Es descomunal. Nuestro cuerpo no lo puede asumir. Los cinco días siguientes no paré de llorar. Con mucha calma, no era histerismo ni nada parecido. No lloraba de pena, ni de melancolía, tampoco era de emoción. Era llorar de yo qué sé qué.

-¿Qué pinta Cristo en todo esto?
-Todo esto es Cristo. Todo esto me lo ha dado Cristo. Me lo dio Él en Medjugorje y me lo sigue dando aquí y dónde yo esté. La Virgen María, en Medjugorje, me llevó a Cristo. Lo que hay en Medjugorje es una parroquia en la que viven creyendo que allí, en el Sagrario, está Jesús, vivo. Toda la vida que se derrama de Medjugorje nace de Cristo.

-Aquí en España, ¿dónde encuentras a Cristo?
-Sobre todo en la Eucaristía. Me he dado cuenta que su presencia ahí es tal, que si dos días seguidos no comulgo, me afecta. Estoy triste, me falta algo… Por eso procuro comulgar todos los días.

-Natalia, ¿qué le dirías a la gente que lea este testimonio?
-Que vayan a Medjugorje cuanto antes, antes de que la Virgen deje de aparecerse allí. Tienen que ir. No se lo pueden perder, por favor. Medjugorje es la tarjeta de visita para conocer a Jesús.

Este testimonio se puede leer íntegro en el libro Estamos de vuelta, de la editorial Libros Libres.

www.jesusgarciaescritor.es

«Estamos de vuelta»

Jesús García, en la presentación de «Estamos de vuelta» 

«No sé si la Virgen se aparece o no en Medjugorje, pero sí sé que cuanto sucede allí es bueno» 

Actualizado 18 diciembre 2013 

ReL

La presentación de Estamos de vuelta, el quinto libro del escritor y periodista Jesús García, congregó este martes en el Gran Hotel Velázquez de Madrid a casi doscientas personas. Son las consecuencias de haberse convertido el autor, como destacó en primer término el director de LibrosLibres, Álex Rosal, en uno de los principales autores de bestsellers del libro religioso en España. Un éxito fundamentado en títulos como Esclavos en el paraíso¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? o Medjugorje, el primer libro que, a modo de reportaje periodístico, dedicó a los sucesos que allí acaecen.

Este segundo obedece a otra estructura. Consta denueve entrevistas (un género que García domina) a sendas personas que, o bien encontraron en dicha localidad bosnia a un Dios que estaba ausente de sus vidas, o bien, si ya eran vidas cristianas, las vieron elevadas a un mayor deseo de entrega absoluta a Jesucristo y a María.

Nueve «valientes«
No sé si la Virgen se aparece o no en Medjugorje, pero sí sé que cuanto sucede allí es bueno”, afirmó Jesús. Y añadió que “Medjugorje es para valientes, para gente que está dispuesta a ponerse frente a Dios y dejar que Dios le diga: ¿qué pasa contigo?”.

El autor de Estamos de vuelta dedicó su intervención, precisamente, a recorrer sucintamente el caso de cada uno de sus entrevistados. Uno de ellos es Tamara Falcó, quien iba a estar presente en el acto, aunque razones de última hora se lo impidieron. Ella explica con detalle en el libro su conversión, “una historia muy directa entre ella y Dios”, subrayó García, que se inició con un encuentro casual con la Biblia, libro que la joven califica ahora como el «libro de instrucciones» para su vida.

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Luego Jesús mencionó a su amigo Rafael Lozano, el primero que le metió en el «lío» de peregrinar hasta la antigua Yugoslavia; a Javier Catalán, el hombre que consiguió que ¡la cadena SER! de Trujillo tuviese un espacio semanal de una hora dedicado a la Virgen María; a Irene de Ramiro y su marido Nikola, el serbio ex toxicómano con quien ha vivido una historia de amor digna de la mejor música romántica y «el mejor culebrón», bromeó el autor de Estamos de vuelta; a Eliseo de Gea, el sacerdote que, en el grupo de oración de Medjugorje formado en la cárcel de mujeres de Alcalá de Henares, descubrió una gran verdad, a saber, «la acción de la Virgen en quienes se encomiendan a ella”; a Guillermo Ortea, quien comprendió en Medjugorje que estaba siendo atacado por el demonio por haberse dedicado un tiempo al espiritismo; o a Carlos Ballbé, quien renunció a la posibilidad de jugar en uno de los mejores equipos de hockey sobre hierba del mundo para irse al seminario y –regalo de la Virgen- al final pudo participar con la selección española en los Juegos Olímpicos de Londres… siendo seminarista.

Y, sobre todo, al matrimonio formado por Juan Angoso (“que está en el cielo”) y Malales Canut. “Su historia ha sido el motor de este libro”, quiso destacar García, porque para vencer “la pereza y la desidia” que le invitaban a desistir, “siempre he tenido a Juan en la cabeza y a Malales en el corazón, porque la sonrisa de Malales y el ánimo de Juan me han tatuado el alma”. A él le detectaron un tumor que desapareció en Medjugorje, falleciendo sin embargo a consecuencia de una recidiva un año después de su curación. El relato de su muerte, alegre y citando en el paraíso a todos quienes le rodeaban, fue uno de los momentos impactantes de la tarde-noche.

El broche
En Medjugorje descubres el amor de Dios en forma sensible”, concluyó el autor de Estamos de vuelta, que ha plasmado esa realidad en las historias que incluye el texto. Son historias de gente “a quienes la vida les va aparentemente bien, pero a quienes en el fondo la vida les va muy mal, y es en Medjugorje donde se dan cuenta de lo que les pasa”.

jesus_garciaJesús García remató sus palabras con la misma reflexión de Javier Catalán (sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía) con la que las había abierto: “La presencia de Cristo en la eucaristía es la base de la vida de un cristiano. Yo ya no concibo mi vida sin comulgar a diario y sin hacer ratitos de adoración. Yo entiendo que haya gente que no se lo crea, pero el que dice creerlo, no entiendo que venga a misa como si tal cosa, una vez por semana, y hasta el domingo que viene no vuelva a la eucaristía».

Favores de la Virgen
Cerró el acto la novena protagonistas del libro, Natalia Gómez de Enterría, abogada y ex directiva de la SGAE (recientemente entrevistada por Jesús García para ReL), quien agradece que la Virgen le concediese, contra su “miopía” en la vida, “gafas espirituales con las que ahora veo y siento a Dios y entiendo su Palabra”. 

Natalia narró con detalle su conversión, que tiene su origen, paradójicamente, en el despido que la expulsó de la Sociedad General de Autores. Fue justo después de que ella escribiese en un cuaderno personal, en un momento de confusión y dolor, una frase: “¡Dios mío, cámbiame la vida!” (porque “lo tenía todo pero no era feliz”). Y fue justo antes de que la dirección de dicha organización fuese imputada por las acciones en las que ella se había negado a participar. 

“En Medjugorje entendí que la Virgen estaba viva, que me quería y que me estaba llamando”, prosigió Gómez de Enterría. Contó cómo conoció Medjugorje precisamente al comprar por casualidad el primer libro de Jesús García –a quien no conocía-, y cómo desde entonces quiso ir allí y no paró hasta conseguirlo. 

Natalia relató con detalle su primer viaje, siete días para un retiro donde experimentó toda una serie de fenómenos (del movimiento del sol al don de lágrimas, de las voces interiores a la oración continua) que transformaron su vida. “Allí aprendí a rezar con el corazón. Ya no tengo tanto –azo (cochazo, pisazo, sueldazo), pero ahora soy feliz, mucho más feliz”.

         
 FICHA TÉCNICA    COMPRA ONLINE
 
Título:   Estamos de vuelta   Ocio Hispano
 
Autor:   Jesús García    
 
Editorial:   LibrosLibres    
 
Páginas:   254 páginas    
 
Precio   20,00 €    
 

 

¿Cómo ser feliz? con enfermedades serias y neveras vacías

La familia escolarizada más numerosa de España 

¿Cómo ser feliz? Los Postigo-Pich, con 18 hijos, enfermedades serias y neveras vacías, lo explican

Actualizado 19 diciembre 2013 

P.J.G./ReL 

Rosa Pich-Aguilera, barcelonesa, ha dado a luz a 18 hijos. Ella es la novena de una familia de 16 hermanos. Su marido, José María Postigo, «Chema» para todo el mundo, es el séptimo entre 14 hermanos. 

Las familias numerosas no les asustaban y sabían como organizarse. 

Ella trabaja a tiempo parcial en una empresa de marketing; él, consultor en el sector cárnico. Y a veces, a fin de mes, tienen la nevera vacía. Pero lo que nunca falta en casa es la alegría. 

Los Postigo-Pich son la familia escolarizada más numerosa de España. 

Son católicos entusiastas y «gestores de caos». Se han forjado en el realismo que da la enfermedad y el saberse en las manos de Dios

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Cuando los hijos mueren
Su primera hija, Carmen, murió en verano de 2012, con 22 años. Una pérdida dura, pero según los médicos, cuando nació, le daban 3 años de vida. Rosa lo cuenta así a TeInteresa: “A las pocas horas de nacer tuvieron que llevársela de nuestro lado porque había nacido con una cardiopatía muy severa y debían trasladarla a un hospital con más medios técnicos. Esos primeros días los médicos nos avisaron de que no viviría más de tres años, pero gracias a Dios, con operaciones y marcapasos vivió hasta los 22”, cuenta la madre.

Ya graduada y con un master, el 1 de junio del 2012 acudió a una operación rutinaria de cambio de marcapasos. Su madre le dio un beso, la dejó en el quirófano, se fue a una reunión… y a media mañana Chema le llamaba para explicar que las venas de la joven estaban fallando. Murió 3 días después. 

Rosa y Chema habían perdido muchos años antes otros dos hijos, el segundo y tercero: Javi murió con un año y medio; Montse, a los 10 días de nacer.

Enterramos a dos niños en cuatro meses”, recuerda Rosa. Ellos querían una familia numerosa y ahora muchos les decían que no tuvieran hijos, que nacían con enfermedades del corazón. Pero no se desanimaron.

«Nos liamos la manta a la cabeza y a día de hoy viven quince hijos. Es verdad que tres tienen algún problema de corazón aún, que estamos pendientes de operaciones, pero viven y están todos escolarizados, así que muy contentos”, señala Rosa.

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Esa «manta» liada a la cabeza, como en el atavío de los bandoleros clásicos del siglo XIX, es la fe. 

Tengo una fe vivida, gracias a Dios, porque si no, no hubiésemos podido soportar la muerte de estos dos hijos en cuatro meses. La gente me decía, ‘Rosa, ¿pero no te tirarías por la ventana?’. Pues sí, si no hubiéramos tenido esta fe me hubiera suicidado, pero gracias a Dios que la tengo”.

Como ser feliz…¡con la familia!
Ahora Rosa ha escrito un libro con la idea de ayudar a muchas familias, pero no necesariamente a familias numerosas, sino a cualquier pareja que cometa la audacia de casarse. El libro se llama «Cómo ser feliz con 1,2,3… hijos?» (Ed. Palabra). Y explica que el gran secreto no es la organización, ni el entusiasmo. Es el amor entre los esposos. 

«El secreto para cualquier familia es que los esposos se quieran por encima de todo; eso da seguridad a los hijos y te ahorra muchos problemas», explica a Darío Chimeno en el número de diciembre de la revista Mundo Cristiano. Por eso, uno de los capítulos se titula «Primero papá, primero mamá». 

Rosa escribió el libro al darse cuenta de que, por un lado, muchas personas les preguntaban «¿y cómo os organizáis, cómo vivís?»; por otro lado, a un nivel más formal se daba cuenta de que hablaba de esto en congresos sobre vida familiar en diversos países. Decidió que escribir un libro era la forma más cómoda y eficaz de compartir su «know-how», mejor que viajar por congresos. 

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«Hoy en día los padres hacen carrera universitaria y un master, saben mucho de su trabajo pero de lo de ser padre y madre… pues no, y esto se aprende siendo padre y madre. Pero si tienes un libro de una persona que ha pasado por la experiencia de 18 hijos, te ayuda mucho más”, explicaba a TeInteresa.

“Es un manual de cómo ser feliz basado en el día a día, probado, ya que yo creo quelo he aprendido de mis abuelos, en casa de mis padres… La gente busca la felicidad y no la encuentra. Yo creo que tenemos que aprender que la felicidad está en ese desayuno con tus hijos, en el que se cae el agua, o la leche, y discuten por la última loncha de jamón que luego tienen que repartir entre quince…».

Un poquito de orden, por favor
¿Y lo de la organización? Pues algo hay, por supuesto. Es inevitable en una familia que en algunos meses ha llegado a consumir 1.300 galletas y hasta 240 litros de leche. Algunas medidas: 

1) «Lo que hay es lo que hay, y si se ha gastado, pues se ha gastado. Lo que no vamos a hacer es ir a la compra a buscar el jamón dulce para el bocadillo del niño. Tiraremos de lata de paté, de lata de atún, o de lo que sea…”.

2) Productos «festivos», no: ni Cola Cao, ni Nocilla, ni coca-cola... Resultado: los niños, cuando son invitados a fiestas de amigos, disfrutan de esos productos más que nadie: «Siempre me cuentan, ‘¡mamá, no sabes lo que hemos comido!’. Ellos están felices”.

3) A partir de los 14 años, Rosa y Chema ‘cierran el grifo’ a sus hijos. “No les pago nada. Cada uno se gana su dinero de bolsillo. Durante el curso suelen realizar algunos pequeños trabajos como llevar niños a sus casas porque las madres no pueden, hacen de babysitter, dan clases particulares, o entrenan al equipo de fútbol de los pequeños del cole, y así tienen su dinero para comprarse sus caprichos”.

4) Asamblea familiar de inicio de curso: todos reunidos, con papel y lápiz se apunta qué tareas de la casa tocan a cada uno ese año… “La casa es de todos, y entre todos la cuidamos”

5) Las reuniones de «¿en qué tengo que mejorar?». Se juntan todos una vez en invierno y otra en verano y se marca un objetivo de mejora para cada uno. Por ejemplo, Rosa, que como madre ya tiene 15 hijos a los que mandar, tiene como objetivo no ser «mandona» con su marido. El llorón, que llore sólo una vez al día. La seria, que sonría más. 

6) Comer en familia, una fuente de felicidad. “Es cada día, es una rutina, pero es cuando nos encontramos todos, alrededor de la mesa, en el que nos miramos cada uno a los ojos y yo puedo saber si mis hijos están contentos, si tienen algún problema… Es un momento muy íntimo en el que estamos todos juntos, no cogemos el teléfono y la televisión es un intruso”. 

7) Tener claro que quien educa son los padres, no el Estado. Por eso Rosa anima a colaborar siempre con asociaciones de padres afines, colegios con un ideario afín a la familia, etc… Pide «hacer equipo con otros padres». 

8) Marcarse objetivos de superación: «si no avanzas, vas para atrás; siempre hay que tener metas, y cuando ya lo has conseguido, hay que ir a por otra… No podemos dormirnos, siempre podemos ir mejorando».

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«Hay que tener mucha ilusión y ganas de luchar, y no olvidar que te desgastarás cada día para que los demás vivan más, pero esto da la felicidad que tanto ansía la gente», asegura Rosa.

Y es que por eso el libro se llama «Como ser feliz», porque de eso se trata… «Toda la vida es una lucha feliz por los demás, para servirlos y así ser feliz», añade esta madre animosa. 

Los efectos de la RU 486 pueden pararse

«Dios mío, ¿qué he hecho?» Ashley corrió al médico a revertir la píldora abortiva: ambos rezaron… 

Actualizado 15 diciembre 2013

C.L. / ReL

Puede que no sea demasiado tarde, reza el cartel con el que los grupos provida recuerdan que la píldora abortiva puede ser reversible.
Puede que no sea demasiado tarde, reza el cartel con el que los grupos provida recuerdan que la píldora abortiva puede ser reversible.

Como recuerdan algunas historias recientes dadas a conocer por los grupos provida en Estados Unidos, se pueden revertir los efectos de la píldora abortiva RU 486, si se interviene a tiempo.

El caso de Emily
Así sucedió, por ejemplo, el pasado Día de Acción de Gracias en el Juan Diego Pregnancy Center de San José (California), donde, como cuenta California Catholic Daily, fue atendida con éxito Emily, una madre embarazada de seis semanas que sólo quince días antes había estado en un centro de Planning Parenthood (la principal industria del aborto en el país) para tomar la pastilla y abortar. Se había arrepentido de hacerlo al minuto siguiente, pero la enfermera del abortorio le dijo que ya era tarde. No es verdad, y Emily acudió al Centro Juan Diego tras saber, por los grupos provida, que es posible frenar a tiempo los efectos letales de la píldora.

El caso de Ashley
Otro hecho similar lo relató recientemente LifeNews, y en él se aplicó un protocolo médico que existe desde 2007 y fue creado por el doctor Matthew Harrison, uno de los dos (de los tres, en realidad) protagonistas de la historia.

El médico recibió la visita de Ashley, una joven de 20 años embarazada de siete semanas, quien había acudido a un abortorio dos días antes a solicitar la píldora abortiva RU 486. Se trata de un fármaco llamado mifeprex que bloquea la hormona progesterona imprescindible para contiinuar el embarazo, y que debe ser complementado después con otro, el misoprostol o cytotec, para inducir la expulsión del niño muerto. 

En algunos casos el primer medicamento no mata al bebé, y Ashley no había tomado la segunda pastilla, así que había una esperanza cuando el doctor Harrison se encontró con aquella circunstancia por primera vez. Ashley le explicó que había decidido matar a su hijo por presión de su novio y padre de la criatura, pero que cuando tomó la pastilla se arrepintió y dijo: «Dios mío, ¿qué he hecho?». Llamó a su madre, que no sabía nada, y ella la remitió a un centro médico, donde le recomendaban al facultativo que ahora escuchaba su caso.

Éste, inexperto ante el caso, pidió salir un momento, se fue a la habitación de al lado… y rezó. Tras consultar diversos recursos profesionales, decidió aplicarle a Ashley un tratamiento de progesterona, una dosis extra que, pensaba, podría contrapesar los efectos de la letal pastilla.

Había riesgos, de los que informó a Ashley. Primero, que el tratamiento no resultase y el bebé muriese. También, que hubiese complicaciones que prolongasen el proceso, con riesgo vital para madre e hijo. Pero la joven estaba decidida a intentar cualquier cosa para darle la vuelta a su trágico error. Firmó el consentimiento informado y animó al doctor: «Pase lo que pase, estamos en manos de Dios. Rezaré y mi hijo estará bien».

¡Y nació Kaylie!
Inició el tratamiento, y ese fin de semana sangró. Luego dejó de sangrar, y el embarazo continuó su curso. Y meses después el doctor Daniel L. Holland, socio del doctor Harrison en la consulta, atendió un parto perfecto del que nació una niña perfecta, Kaylie, una superviviente de la RU 486.

Los estudios en esta línea han continuado, con un reciente estudio de la doctora Mary Davenport publicado en The Annals of Pharmacotherapy [Anales de Farmacoterapia], en el cual, sobre 6 casos seguidos, 4 lograron dar a luz sin complicaciones un bebé sano. Toda una esperanza para aquellas mujeres que sólo cuando han ingerido el fármaco mortal comprenden la magnitud del paso que han dado.

SE ABRE LA PUERTA A SU BEATIFICACIÓN

La comisión médica de Causa de los Santos aprueba un milagro en un niño no nacido por intercesión de Pablo VI

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14/12/13 11:00 AM

La beatificación de Pablo VI podría ser una realidad en los próximos meses, después de que la comisión médica dependiente de la Congregación para las Causas de los Santos diera validez a la «curación inexplicable» de un feto en California, en el que, caso de ser confirmado por los cardenales, supondría el primer milagro del Papa Montini. 

(Ecclesia/InfoCatólica) Ahora, a falta del dictamen oficial, todo parece indicar que la beatificación de Pablo VI podría tener lugar en 2014, coincidiendo con el 50 aniversario del histórico viaje del Papa a Tierra Santa. La comisión está presidida por Patrizio Polisca, médico personal primero de Benedicto XVI y, ahora, del propio Francisco.

El caso fue elegido hace tiempo por el postulador de la causa, padre Antonio Marrazzo. El presunto milagro tiene que ver con la curación de un feto que se llevó a cabo a principios de los años noventa en California.

Durante el embarazo, los médicos habían encontrado graves problemas en el feto y, por las consecuencias a nivel cerebral que se dan en estos casos, los médicos habían sugerido que la única posible solución era el aborto. La mujer no escuchó el consejo de los médicos y se encomendó a la intercesión de Pablo VI. El bebé nació sano.

De la fe “de manual” a la práctica por convicción

Un deportista olímpico, un actor, un periodista, una top-model y una actriz. Todos ellos recibieron la fe en el seno de sus familias, pero la fama y el éxito les fueron alejando cada vez más de la Iglesia. Sus vidas han dado un vuelco y todos coinciden en que el éxito profesional no les dio la felicidad, la han alcanzado ahora, siguiendo a Jesucristo.  

Por Isis Barajas, Margarita García e Isabel Molina  

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Carlos Ballbé dejó el stick para entregarse de lleno a Cristo. Recibió su llamada al sacerdocio tras peregrinar, en varias ocasiones, al santuario mariano de Medjugorje. 

HA LLEGADO a lo más alto en el deporte: participar en los juegos olímpicos con la Selección Española de Hockey Hierba. Carlos Ballbé, o Litus, como le llaman desde pequeño, terminó allí su carrera como deportista para seguir su vocación: ser sacerdote. La vida de este joven barcelonés, hasta el verano de 2005, era la de un chico “normal”. Recibió de su familia y de su colegio los rudimentos de la fe; disfrutaba de los amigos, el deporte, la Universidad, –y aquí se complica la historia–, la fiesta y las chicas. Litus reconoce que fue empezar la carrera y vivir “por y para el hockey y la fiesta”. No era un chico problemático, simplemente trataba de disfrutar al máximo, sin pensar en si había que ir a clase al día siguiente o en si Dios pintaba algo en su vida. Se limitaba a ir a misa el domingo, sin comulgar si no se veía digno de ello. 

Un día cayó en manos de su padre un libro sobre las apariciones de Medjugorje, y no se lo pensó dos veces: se apuntó, y también a dos de sus hijos… “Ir a Bosnia en verano era lo último que me apetecía, pero no podíamos decirle que no a mi padre”, cuenta Litus, riéndose al recordar cómo contaba a las chicas que se iba de voluntario a Bosnia. Ese verano descubrió que Dios es real y tiene figura humana en Jesús. Y se le desmontó la idea de Iglesia que se había creado en su cabeza: “Todos son buenos y no pecan”. Y esto, gracias al testimonio que escuchó de personas pecadoras, a las que Dios, de la mano de María, les había cambiado la vida. 

Pero la euforia le duró una semana. Al volver a España se volcó de nuevo en el hockey, la carrera y la fiesta. “Tras Medjugorje mi día a día no cambió, pero ya no era capaz de responder sí a la pregunta ‘¿eres feliz?’”, explica Litus. Empezó a sentir un gran vacío, pero se consolaba pensando que su vida sería plena al alcanzar los triunfos deportivos que se avecinaban. Entonces trató de reordenar su vida. Inició una nueva carrera universitaria y empezó a salir con una chica que poco después le dejó. A esto se añadía la muerte de su abuela, a la que estaba muy unido. “Durante meses estuve muy mal y no entendía del todo por qué…” Con tanto acontecimiento, su corazón se ablanda y se abre a Dios, pero continuaba aferrado a la ilusión de alcanzar éxito en el deporte. 

En medio de este cúmulo de sentimientos, fue convocado para debutar en la Selección Española de Hockey Hierba. “Tenía que elegir: o la Copa de Europa o ir a Medjugorje”. El dilema se resolvió porque ese curso enfermó y perdió musculatura, por lo que no pudo jugar. Esa peregrinación fue clave, porque allí, mientras rezaba, pensaba en sus proyectos a la vez que le venía la pregunta: “¿Y si te entregas a mí?”. Desde entonces se sucedieron las señales que le hicieron imposible negarse a la llamada del sacerdocio. Hoy Litus está en el seminario y es un joven feliz. “Y no porque haga las cosas bien, sino porque no hay nada que me llene más que tener la certeza de estar haciendo lo que Dios quiere para mí”. 

Los Ángeles, México…Pilar Soto ha recorrido el mun­do buscando éxito personal y profesional, pero Dios y “el pobre Francisco” le esperaban en una parroquia de Madrid. Hoy no puede vivir sin la Eucaristía y la oración.  

“¡TERREMOTO PILAR Soto!”, así la llamaban en televisión, donde ha triunfado en programas como el mítico Grand Prix o La isla de los famosos (2003), de la que casi no sale con vida. Una mujer guapa, que tira por tierra el tópico de las rubias tontas, porque, como reconoce, le cuesta creer que habiendo estudiado tanto como lo hizo, –y sigue haciendo–, llegara a ser un “alma rota” que se enfrentó con la “hermana muerte” hace ya casi diez años. Fue en uno de sus habituales ingresos hospitalarios por la bulimia que padecía, cuando el médico le dijo que no podía hacer nada por ella. Entonces, por primera vez desde que hizo la comunión, rezó a Jesús. “Nunca en mi vida he sentido tanto miedo, traté de mover las piernas y fui incapaz. Sentí mucha vergüenza por todo lo que había hecho en mi vida y le supliqué a Dios que no me dejara marchar con tanto pecado. Que me permitiera demostrarle cuánto le amaba”. Y salió viva, pero a esta experiencia le siguieron los catorce meses más duros de su vida: abandonada por todos –llegó a dormir en un palomar–, menos por Dios. Le sostenía saber que le esperaba el “amor de los amores”. Durante aquellos meses repetía una jaculatoria de la Divina Misericordia que aprendió de su madre y el padre nuestro. “Me he convertido desde la nada –afirma–, de ahí solo te saca Dios”. A raíz de la muerte de Juan Pablo II se interesó por saber quién era el Papa y qué es la Iglesia, y el 11 de agosto de 2005 entró en una parroquia de Madrid donde sintió que el Espíritu Santo le confirmaba que la Iglesia era su nuevo hogar. Se confesó y después vinieron varios retiros, muchos momentos de oración, viajar a Asís… Pilar Soto relata con emoción los momentos que le han llevado a ser hoy una amante de san Francisco. Pero de quien está enamorada hasta los tuétanos es de Cristo, Quien ha hecho de ella una mujer nueva. 

Dice ser un “agnóstico recu­perado” al que lo de la fe “se lo explicaron mal”. Volcado con los más pobres, Pedro ha encontrado en Dios el sentido de su vocación solidaria y de su vida.  

PEDRO FUSTÉ es periodista. Ha trabajado en Radio Nacional de España, en M80 y en la Cadena SER. Durante cinco años ha estado al frente de la Fundación Tierra de Hombres y acaba de escribir Nos vemos en Medjugorje. Ha llegado a Dios de la mano de María. O, mejor dicho, ha vuelto a Dios, porque de pequeño, como muchos de su generación, recibió la fe en la familia y en el colegio. Recuerda de aquellos años anécdotas como la de llevar los lunes a clase la papeleta que el párroco repartía en misa y que acreditaba la asistencia. “Si no ibas, ¡te caía una buena bronca!”, recuerda. Vivencias como esta le produjeron rechazo hacia la Iglesia, pero seguía yendo a misa. Con los 20 años llegan la libertad, el coche… Se casó y tuvo dos hijas a las que les procuró formación cristiana, mientras él vivía una fe light. 

En 1999 se divorció y vivió un mo­­mento de descrédito total. Pero no quedó ahí la cosa. Al año siguiente, el 11 de marzo de 2000, sufrió un accidente de moto y perdió el brazo derecho. A raíz de aquello, y como él dice, al estilo Scarlett O’Hara, hizo una apuesta soberbia con Dios: “¡No vas a poder conmigo, mándame las pruebas que quieras. Déjame sin familia, sin trabajo y sin brazo, que no me voy a hundir!”. Y comenzó un tiempo de introspección. 

Pedro tiene un carácter predispuesto al prójimo y ha viajado a África en varias ocasiones, pensando que con su labor humanitaria hacía su aportación a los valores religiosos, hasta que entró en juego su hermano, que en 2007 le invitó a ir a Medjugorje. Allí, ante el escepticismo que le producía “tanto rezo del Rosario”, el sacerdote del grupo de peregrinos le aconsejó abrir los ojos y el corazón, y dejarse querer. Y, desde 2007 hasta hoy, han sido cinco los viajes que ha necesitado para llegar a darle sentido a su vida, a declararse un “agnóstico recuperado”. “Yo creía que era bueno –dice–, y bueno no lo eres nunca, si fueras bueno serías como Jesucristo y yo aspiro a ser un seguidor”. Conocer el amor de Dios es lo que lleva a Pedro a tratar de predicar con el ejemplo.“Es hora de práctica, no de manual”, asegura, y por eso trata de enfrentarse a la vida con una sonrisa. Y, en efecto, es un hombre sin un brazo, pero no deja de sonreír mientras repite: “Es lo que tiene vivir en la gracia de Dios”. 

Abandonó el éxito y el dinero que da Hollywood para ser coherente con su fe y hacer películas que defienden la dignidad humana. “Si la gente buena se queda callada, el mal triunfa”, asegura.  

CONVERTIDO EN el último latin lover, el cantante y actor mexicano Eduardo Verástegui había llegado a la meca del cine y tenía a su alrededor un gran equipo de mánager, publicistas y abogados que le asesoraban en la brillante carrera artística que tenía por delante. Gozaba de fama, éxito y dinero, pero empezó a sentir un vacío profundo en su vida: no era feliz. Se consideraba católico, llevaba consigo un rosario e iba a misa una vez al año, pero un día, su profesora de inglés le preguntó de forma directa: “Si amas tanto a Dios como dices, ¿por qué le insultas tanto?”. Verástegui se dio cuenta entonces de que la vida que llevaba contradecía la fe que le habían transmitido sus padres. “El amor a Dios siempre lo tuve, solo que era un amor a mi medida, un amor acomodado”, nos explica el actor en su última visita a España. “Tuve un despertar. Es como si tú, que estás enamorada de tu esposo, te enteras diez años después de que has estado haciendo algo que a él le ofende, así que le pides perdón y prometes no volver a hacerlo. Eso me ocurrió a mí: un 80 por ciento de las cosas que hacía no le agradaban a Dios. Lo hacía por ignorancia, y cuando me di cuenta, Dios me dio la gracia para no rechazarle y cambiar”. 

Ahora, con su productora, Metanoia Films, se dedica a impulsar desde Hollywood películas que defienden la dignidad humana. Sobre la nueva evangelización, Verástegui insiste en que “la fe es un regalo” y “la Iglesia no es un club en el que tenemos que meter a más gente; cada uno tiene un ritmo distinto”. Pero añade que es “fundamental que pidamos a Dios que incremente nuestro amor y nuestra fe”. “Si la gente buena se queda callada, el mal triunfa. Si no damos nuestra vida por nuestra fe es porque todavía no estamos enamorados al cien por cien”. 

La top-model y actriz Amada Rosa Pérez se cansó de tenerlo todo y le dijo “basta” a su estilo de vida. “Quise suicidarme, pero no tuve la cobardía de quitarme la vida. Entonces, el Señor me dejó ‘morir’ y me resucitó para Él”. 

LO TENÍA todo: fama, dinero, belleza, reconocimiento… Había triunfado más allá de sus sueños en las pasarelas y en la televisión y, sin embargo, sentía que no tenía nada. “Estaba llena, pero llena de vacío, y ese vacío iba creciendo”, cuenta la colombiana. Entonces, un buen día, le pidió a Dios un gran favor: “Como no tenía la cobardía de quitarme la vida, le pedí a Él que me la quitara: ‘Llévame, Señor, contigo porque estoy cansada de este mundo’. ¡Bendito pecado que me hizo conocer a Dios! Acudí a Él, sin saber que me escuchaba”… Empezó a rezar el rosario, tam­bién para escapar de su realidad, y después de un tiempo comenzó a experimentar paz en su alma. “Una noche, llena de desesperación y angustia, me quedé profundamente dormida rezando el rosario y en sueños escuché una dulce voz dentro de mi corazón que me decía: ‘Ora, ora, ora, mi pequeña, que nunca es suficiente’. Es difícil explicarlo, pero en ese instante se detuvo el tiempo, desperté, rompí  a llorar y supe de inmediato que era la Santísima Virgen. Solo una intervención divina podía hacerme sentir tanto amor, tanta paz y tanto arrepentimiento al mismo tiempo”.

La paradoja de su relato, al igual que las demás historias de estas páginas, es que Amada Rosa creció en un ambiente católico, pero nunca conoció a ese Dios que hoy llena por completo su vida. “Me bautizaron al segundo día de nacer”, comenta. De pequeña, recibió también la primera comunión y, más tarde, la confirmación. Fueron dos eventos “muy importantes para mi madre, aunque en ese momento yo no era consciente de su gran significado”.

Con solo quince años se marchó de su casa y al poco tiempo comenzó su carrera como modelo. No tardó mucho en alcanzar el éxito y con él llegaron las interminables preguntas: “Estuve preguntándole al mundo qué era ese algo que me hacía falta y por qué todo el que alcanza sus metas no se siente pleno y en paz. El mundo jamás me supo responder. Con el tiempo, mis preguntas tuvieron una sola respuesta: Jesucristo, nuestro Señor”.

Tras su conversión, volvió a la confesión y a frecuentar los sacramentos, y decidió apartarse de todo aquello que le había hecho daño: “Me di cuenta de que tengo un Padre que me ama a pesar de haberle ofendido, que me recibió nuevamente con todo su infinito amor. Gracias a esto, tomé la decisión de renunciar a exhibir mi cuerpo y no volví a participar en producciones o programas que atenten contra mi salud espiritual y la de mis semejantes”.Hoy comparte su conversión con alegría, pues considera que todos los católicos han de contribuir con la Iglesia dando testimonio, dondequiera que estén. “Cada uno tiene una llamada; hay que descubrirla, preguntándole a Dios en la oración”. A su vez, ve la necesidad de que en la Iglesia se haga una catequesis sencilla y constante para explicar la misa, la riqueza de los sa­­cramentos y las verdades que encierra la fe, de una manera abierta, cálida y amorosa. “El hombre, hoy más que nunca, agoniza en este frío mundo. Necesita acogida, comprensión y amor”. 

Estoy dispuesto a dar mi sangre por Jesús

«Estoy dispuesto a dar mi sangre por Jesús, Él ya lo hizo por mí»

Lo ha sufrido todo por abandonar el islam y abrazar el cristianismo. Incluso su padre intentó matarlo, pero Jesús le salvó. Entonces, su familia celebró un funeral por él, y hasta cavaron su tumba. Sin embargo, Mario no tiene miedo a proclamar públicamente que Cristo es la Verdad, y miles de musulmanes se han convertido gracias a su testimonio.

Por Belén Manrique

 ¿Cómo fue su infancia?

showImageNací en la región de Kerala, en la India, en el seno de una familia musulmana. Cuando estaba en el vientre de mi ma­dre, ella sufrió una infección y los médicos dijeron que yo no sobreviviría. Pero mi madre, que es muy devota de Alá, le prometió que, si me salvaba, me ofrecería como sacerdote. Cuando cumplí ocho años, mis padres me enviaron a la Escuela árabe Darussalam. Con 18 años, me convertí en imán. Aunque ingresé en la escuela árabe por imposición de mis padres, me acabó gustando. El objetivo de la vida es servir al Señor, y yo me estaba preparando para ello.

¿Cómo era su relación con el islam? 

De niño no estaba muy contento con muchos de sus preceptos; hay leyes hasta para las cosas más cotidianas de la vida. Una vez que comí con cuchara, mi padre me regañó diciéndome que si Dios me había dado las manos, debía comer con ellas. En otra ocasión, echó de casa a mis hermanas porque querían ir a clases de baile. No teníamos ninguna libertad, por lo que empecé a plantearme el sentido de aquellos preceptos. A los musulmanes les falta conocimiento porque no tienen libertad para pensar. Pero yo rompí los límites y empecé a pensar por mí mismo.

En el título de su libro dice que encontró a Cristo en el Corán…

Un día, predicando en la mezquita, dije que Jesús no es Dios, que para mí hay un único Dios, cuyo nombre es Alá. Alá nunca se casó ni tuvo hijos, por lo que Jesús no es su hijo. Pero un musulmán del público se acercó y me preguntó que quién era Jesús. Me dijo: “No digas que Jesús no es Dios, debes decir quién es Jesús”. Para conocer quién es Jesús, me leí todo el Corán. Los musulmanes afirman que Jesús no es Dios, pero si les preguntas que, entonces, quién es, no tienen respuesta. 

¿Qué descubrió sobre Jesús? 

El nombre del profeta Mahoma aparece solo en cuatro sitios en el Corán, pero el nombre de Jesús, 25. Además, el Corán nunca menciona ningún nombre de mujer, a excepción del de María, la madre de Jesús. El capítulo 19 está dedicado a ella. El Corán dice que Jesús es “la Palabra y el Espíritu de Dios”. Cuando descubrí esto, empecé a estar muy confuso. El profeta Mahoma fue un hombre como nosotros, que vivió y murió, pero Jesús nació sin padre; vivió, pero no murió; todavía está vivo… Por lo que me surgió la pregunta: “¿Si el profeta Mahoma no está vivo pero Jesús sí, entonces, quién es más grande?”. Un día me puse a rezar: “Alá, dime qué debo hacer, ¿debo aceptar a Mahoma o a Jesús?”. Tras esta oración, abrí el Corán justo por el capítulo 10, verso 94: “Si tienes alguna duda acerca de lo que te hemos revelado, pregunta a quienes, antes que tú, ya leían la Escritura”. Este libro anterior al Corán es la Biblia, por lo que decidí estudiarla. Para ello, acudí al Divine Retreat Centre de Muringoor, el complejo de retiros más grande del mundo, donde me bauticé y me cambié de nombre, de Sulaiman a Mario. 

¿Había tenido algún contacto anterior con el cristianismo? 

Donde nací apenas había cristianos, todos eran musulmanes. Pero, en una ocasión, de niño, mi madre me llevó a un hospital que se llamaba “Fátima”. Fátima es un nombre islámico, pero el hospital está mantenido por monjas católicas, por lo que le pregunté a mi madre por qué los cristianos usaban un nombre musulmán. Mi madre me contó la historia de la Virgen María y me llamó la atención que, según el Corán, María y Jesús nacieran sin pecado original. 

Ya desde niño tenía una sabiduría especial…

Puede ser porque, como dice la Biblia: “Antes de formarte en el vientre, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado”. Esta es la razón por la que mi madre prometió al Señor que, si me salvaba, me entregaría a Él. 

¿El Alá del imán Sulaiman es el mismo Dios que el del cristiano Mario?  

Dios es el mismo, pero la enseñanza ha cambiado. El Corán me enseñaba que Dios es un Dios que castiga, con el infierno o con el fuego. Pero la Biblia dice: “Dios te ama y te está esperando para recibirte y acogerte”. El Corán siempre llama al hombre “esclavo”, pero la Biblia nos llama hijos de Dios. Según el islam no hay perdón de los pecados, pero en el cristianismo el perdón está asegurado. Además, el Corán dice “mata a tu enemigo”; la Biblia, “ama a tu enemigo”. 

¿Cómo pueden vivir los musulmanes con ese miedo? 

En las escuelas islámicas se enseña a los niños que esta vida no vale, que en el Cielo habrá mujeres y vino, por lo que, como esperan ir a ese lugar, están preparados para morir. 

¿Cómo se tomó su familia su bautizo? 

Después de mi conversión, mis padres vinieron a buscarme al centro de retiros, me golpearon fuertemente y me llevaron a casa. Mi padre me pidió que fuera cristiano “en silencio”, pero pensé que, si tenemos solo una vida y la vivimos en contra de nuestra conciencia, no tendremos paz. Si seguía el consejo de mi padre, estaría traicionando mi fe. Al decirle esto, me encadenaron de pies y manos y me encerraron en una habitación; no me dieron nada de comer ni beber durante más de 20 días. Me quedé esquelético. Me echaron polvo de chile en ojos, nariz y boca. Sufro una úlcera de estómago desde entonces. Un día mi padre vino con un cuchillo. Me dijo que me iba a matar, por lo que me pre­pa­ré para morir. Decidí invocar el nombre de Jesús y, al hacerlo, mi cuerpo emitió como una descarga eléctrica; no sé de dónde me vino la fuerza, porque llevaba días sin probar bocado. Mi padre se cayó al suelo y, accidentalmente, se cortó con el cuchillo. Mis familiares se lo llevaron corriendo al hospital, olvidando cerrar la puerta, por lo que pude escapar y volver al centro de retiros. 

¿Volvió a ver a su familia? 

No les he vuelto a ver desde aquel día. Tienen miedo de hablar conmigo. Mi padre murió el año pasado. Sé que mi madre querría volver a verme, pero, si lo hace, la perseguirían. Tras mi conversión, mifamilia fue condenada al ostracismo, lo que significa, entre otras cosas, que, después de tu muerte, no permiten que se entierre tu cuerpo en ningún cementerio musulmán. Para rescindir la orden de ostracismo, mi familia decidió celebrar mi funeral y cavarme una tumba. Mi comunidad piensa que estoy muerto, lo cual es verdad: mi antiguo yo murió y mi nuevo ser vive. 

¿Ha perdonado a su padre? 

Por supuesto. Cuando Dios pidió a Abra­ham que sacrificara a su hijo, estuvo dispuesto a hacerlo por Él. Lo mismo hizo mi padre, así que aprecio su fe. 

Tras su conversión, ¿qué le sorprendió del cristianismo? 

Según el islam, Dios dejó de hablar con el hombre después de Mahoma. Los musulmanes rezan de memoria, siguen las reglas y normas, pero no tienen una experiencia personal de Dios; esto solo se puede tener en el cristianismo, donde, personalmente, he escuchado muchas veces a Jesucristo. 

¿Es consciente de que muchos católicos no tienen estas experiencias? 

Sí, esa es la razón por la que el cristianismo está disminuyendo en el mundo. Tengo la misión de trabajar para que los países occidentales conozcan a Cristo. La gente está demasiado preocupada por cómo disfrutar del mundo, sin pensar en el mañana ni en la vida eterna, incluso los líderes religiosos. Piensan más con el cerebro que con el corazón; en la India es al revés.  

¿Qué debemos aprender los cristianos de los musulmanes? 

Algo muy importante: su formación de la fe. Enseñan la fe islámica a los hijos desde los tres años, todos los días. Los cristianos solo dan catequesis los domingos. Cuando una mujer da a luz, le dicen al bebé al oído: “Dios es uno”. Esta es la razón por la que ellos están siempre dispuestos a hacer lo que sea por su religión. En el cristianismo, además, solo se enseñan cosas generales, como perdonar, amar a todo el mundo, moral, pero no la verdadera fe: cómo tener experiencia de Dios. Los musulmanes no sienten vergüenza por leer el Corán y rezar en público, pero los cristianos se avergüenzan de llevar el rosario o de leer la Biblia por la calle. 

¿Y los musulmanes de los cristianos? 

A amar. Existen muchos nombres para denominar a Dios, pero ninguno hace referencia al amor. 

¿Es el islam una amenaza para los países occidentales? 

Sí, Europa debe estar alerta porque el islam es la religión que está creciendo con mayor rapidez. Los hombres se casan hasta con cuatro mujeres, por lo que tienen hasta veinte hijos cada uno. Por eso, los cristianos deben plantearse tener hijos y la Iglesia debe continuar oponiéndose al aborto, al lesbianismo y al matrimonio gay, y fortalecer la vida familiar. Además, cuando los musulmanes interrogan a los cristianos, como estos no tienen suficiente formación espiritual, son incapaces de contestarles, por lo que comienzan a estudiar el islam y al final se convierten a esta religión. Está ocurriendo en el Reino Unido, en Francia, e incluso en América. 

LAS CINCO COSAS QUE LA GENTE MÁS LAMENTA EN SU LECHO DE MUERTE

ENFERMERA REVELA LAS CINCO COSAS QUE LA GENTE MÁS LAMENTA EN SU LECHO DE MUERTE

enfermo

Por: Bronnie Ware,
inspirationandchai.com.

Durante muchos años he trabajado en cuidados paliativos. Mis pacientes eran los que habían ido a casa a morir. Algunos momentos increíblemente especiales fueron compartidos. Estuve con ellos durante las últimas tres a doce semanas de sus vidas.

La gente madura mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad. Aprendí a nunca subestimar la capacidad de una persona para crecer.  Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno de ellos experimentó una variedad de emociones, como es de esperarse, la negación, el miedo, el enojo, remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Sin embargo, cada paciente encontró su paz antes de partir, cada uno de ellos.

Cuando se le preguntó acerca de los arrepentimientos que tenían o cualquier cosa que haría de manera diferente, los temas comunes surgieron una y otra vez . Éstos son los cinco más comunes:

1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.

Este fue el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta de que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás con claridad, es fácil ver cuántos sueños no se han cumplido. La mayoría de la gente no había cumplido aún la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las elecciones que habían hecho, o que no hicieron.

Es muy importante tratar de honrar al menos algunos de sus sueños en el camino. Desde el momento en que se pierde la salud , ya es demasiado tarde. La salud conlleva una libertad de la que muy pocos se dan cuenta, hasta que ya no la tienen.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

Esto salió de cada paciente de sexo masculino que cuidé. Se perdieron la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaron de este pesar. Pero como la mayoría eran de una generación anterior, muchos de los pacientes de sexo femenino no había sido el sostén de su familia. Todos los hombres que cuidé lamentaron profundamente el haber gastado tanto sus vidas en la cinta de una existencia de trabajo.

Al simplificar su estilo de vida y tomar decisiones conscientes en el camino, es posible que no necesite los ingresos que usted cree. Y mediante la creación de más espacio en su vida, usted será más feliz y más abierto a nuevas oportunidades, otras más se compatibles a su nuevo estilo de vida.

3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.

Muchas personas suprimieron sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a ser lo que eran realmente capaces de llegar a ser. Muchas enfermedades se desarrollan como un resultado relacionado con la amargura y el resentimiento que cargan.

No podemos controlar las reacciones de los demás. Sin embargo, aunque las personas pueden reaccionar inicialmente al cambiar la forma en que están hablando honestamente, al final se plantea la relación a un nivel completamente nuevo y más saludable. O eso, o soltar las relaciones poco saludable de su vida. De cualquier manera, usted gana.

4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.

A menudo no se dan cuenta realmente de los beneficios de los viejos amigos hasta después de semanas de convalecencia, y no siempre fue posible localizarlos. Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían dejado que amistades de oro se desvanecieran por el paso de los años. Pese a los lamentos profundos acerca de no dar a las amistades el tiempo y el esfuerzo que se merecían. Todo el mundo pierde a sus amigos cuando está muriendo .

Es común para cualquier persona en un estilo de vida ocupado, dejar que las amistades desaparezcan. Pero cuando usted se enfrenta con su muerte de cerca, los detalles físicos de la vida desaparecen. La gente quiere tener sus asuntos financieros en orden si es posible. Pero no es el dinero o el estatus lo que tiene una verdadera importancia para ellos. Quieren poner las cosas en orden más para el beneficio de aquellos a quienes aman. Por lo general, sin embargo, están demasiado enfermos y cansados para manejar esa tarea. Al final todo se reduce al amor y las relaciones. Eso es todo lo que queda en las últimas semanas, el amor y las relaciones.

5 . Me hubiese gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.

Esta es una sorprendentemente común. Muchos no se dieron cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Se habían quedado atrapados en patrones y hábitos antiguos. El llamado “confort” de la familiaridad desbordado en sus emociones, así como su vida física. El miedo al cambio les había hecho vivir fingiendo a los demás, y para su yo, que estaban contenidos. Cuando muy adentro, anhelaban reír de verdad y tener esa estupidez en su vida de nuevo.

Cuando usted está en su lecho de muerte, lo que los demás piensan de ti está muy lejos de tu mente. ¡Qué maravilloso es ser capaz de sonreír otra vez , mucho antes de que te estés muriendo!.

La vida es una elección. Es su vida. Elija conscientemente, elija sabiamente, elija honestamente. Elija felicidad.