24/05/2013 – Entrevistas
La oración de liberación realizada por el Papa Francisco en la plaza de San Pedro da visibilidad a esta actividad sagrada, que busca beneficios espirituales sobre una persona que está poseída por el demonio. Reproducimos una entrevista sobre el tema con el padre Pedro Barrajón, rector del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
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En el programa televisivo ‘Vaderretro’ del canal SAT 2000 de la Conferencia Episcopal Italiana, pasaron un vídeo sobre una oración de liberación que el Papa Francisco hace imponiendo las manos a un joven en silla de ruedas. En dicho programa algunos consideraron que se trataba de un exorcismo aunque el Vaticano aclaró posteriormente que se trataba de la citada oración.
La noticia, que encontró amplio espacio en las páginas de los periódicos, abre interrogantes sobre qué es realmente un exorcismo y en qué consiste que una persona esté poseída por el demonio. Una realidad poco y mal comprendida que, sin embargo, cuenta con numerosísimos casos en todo el mundo.
De hecho, ante el aumento de casos de influencia demoníaca, el cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, ha decidido incrementar el número de exorcistas para intentar combatir las posesiones y las influencias malignas.
La decisión que acaba de tomar el cardenal Rouco de nombrar a ocho exorcistas para la archidiócesis no tiene precedentes en toda España y en su historia. Sin duda, la gran demanda que está recibiendo de sus fieles, y de la feligresía de otras diócesis que no tienen exorcistas, solicitando ayuda para liberarse de posesiones demoníacas, o bien de influencias maléficas (amarres, magia negra de brujas y quiromantes, mal de ojo, echadores de cartas y esoterismos varios, incluido el reiki), ha llevado al cardenal Rouco Varela a nombrar, de golpe, a ocho exorcistas para atender esta enorme avalancha de peticiones.
Son muchas las víctimas de ese mundo esotérico que crece sin cesar ante la secularización de la sociedad, presentándose síntomas cada vez más evidentes y cuantitativos de infestación demoníaca. El cardenal Rouco ha elegido a sacerdotes de su presbiterio de recta doctrina y profunda vida espiritual, que tienen como misión enfrentarse cara a cara con el diablo.
Para profundizar sobre el tema, el portal de noticias católicas Zenit entrevistó al padre Pedro Barrajón, rector del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, con sede en Roma, en cuyas aulas se realizaron varios cursos sobre exorcismo. Reproducimos a continuación esa entrevista.
¿Padre Barrajón, qué es un exorcismo?
Es un sacramental, un signo sagrado que obtiene efectos espirituales por medio la intercesión de la Iglesia, realizado por un obispo o sacerdote autorizado sobre una persona que está poseída por el demonio.
El rito está estructurado de modo que hay una introducción, una parte inicial, la lectura de la palabra de Dios y una serie de oraciones que incluye aquella en la que el exorcista pide al demonio salir de la persona en el nombre de Cristo.
¿Es necesario un rito particular?
Sí, es un rito celebrativo que inicia con la señal de la cruz, la proclamación de la Palabra de Dios, las letanías de los santos, la aspersión con agua bendita, la profesión de fe, la imposición de las manos, la renuncia a Satanás, la recitación de la oración del Señor, la bendición con la cruz, la insuflación y las oraciones propias de exorcismo y concluye con la bendición. Algunas de estas partes se podrían omitir. El rito está publicado por la Congregación del Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos en el año 2001.
“El agua bendita recuerda el bautismo en el que el fiel recibió la dignidad de hijo de Dios”
¿Lo puede realizar cualquier persona?
El rito lo puede realizar un obispo o sacerdote que tenga la autorización de su obispo.
¿La estola y el agua bendita para qué sirven?
Dado que se trata de un sacramental, el sacerdote usa la estola para la celebración del rito. El rito prevé la aspersión con agua bendita de la persona que recibe el exorcismo, de los presentes y del lugar donde se celebra. El agua bendita recuerda el bautismo en el que el fiel recibió la dignidad de hijo de Dios, se incorporó a la Iglesia, recibió la gracia de Dios y los dones del Espíritu Santo, profesó la fe y renunció a Satanás.
¿Y los casos de posesión?
La posesión es el dominio por parte del demonio del cuerpo de una persona. No hay necesariamente un influjo sobre el alma. Para entender esto es como si un solo apartamento estuviera habitado por el inquilino habitual y otro que se introduce ahí para causar malestar o daño. Cuando sólo hay como molestias pero no es posesión propiamente se habla de vejación. Es importante que el sacerdote, antes de celebrar un exorcismo, tenga la certeza moral de es necesaria su celebración, es decir, de que no se trata de una enfermedad de tipo psicológico del tipo que sea: paranoia, esquizofrenia, histeria, etcétera; en la oración y con el consejo de hombres prudentes y santos, debe estar convencido de que se trata de un caso de verdadera posesión.
¿Cómo diferenciar entre una patología de un caso de posesión?
El exorcista debe orar y pedir el consejo de personas santas, prudentes y bien formadas y, si fuera el caso de competentes peritos como psicólogos y psiquiatras con una antropología cristiana de base u otro tipo de expertos que descarten que se trata de una enfermedad que se puede tratar por medios naturales.
¿Qué diferencia hay entre un exorcismo y una oración de liberación?
La oración de liberación se hace para personas que sufren molestias o vejaciones pero no a nivel de posesión. En estos casos bastaría la oración de liberación en la que se pide al Señor libre a la persona del influjo del Maligno. Para estas oraciones no se requiere el explícito permiso del obispo.
“El demonio un espíritu puro pervertido por su pecado de soberbia con el que se rebeló contra Dios y que busca el mal del hombre”
¿El demonio es una representación del mal o es una persona o ser?
Es un ser real con una inteligencia superior; un espíritu puro pervertido por su pecado de soberbia con el que se rebeló contra Dios y que busca el mal del hombre. No se trata de un ser metafórico, una especie de símbolo del mal. Sin embargo es difícil llegar a una compresión de su naturaleza precisamente a causa de la deficiencia de bondad y de verdad que estructuran su ser.
¿El Papa Francisco ha hablado varias veces sobre el diablo, cómo hay que entender esto?
Yo creo que una persona tan espiritual como es el Papa Francisco, muy unido a Dios, amante de la oración, de la mística y la ascética cristianas en la vida cotidiana, perciba también la acción del demonio en las personas, en el mundo y en el interior mismo de la Iglesia. Me han comentado que él tenía en Argentina amigos exorcistas, pero no tengo confirmación directa de este dato.
¿Los exorcistas hoy cómo operan?
Los exorcistas son sacerdotes que tienen el encargo ministerial de su obispo para celebrar este sacramental en bien de los fieles. Normalmente operan en una determinada iglesia y suelen ser ayudados por otras personas espirituales que oran junto con él, sujetan, si fuera necesario a la persona, durante el exorcismo, pues podría haber alguna manifestación violenta y los acompañan en este servicio de caridad para quien sufre estos males. Pueden existir horarios específicos o se hace una cita con él para la atención de los diversos casos.
“La persona puede cambiar la voz, la mirada, la actitud con los demás; puede además adquirir una fuerza física especial”
¿Cuando se realizan los exorcismos suceden cosas extrañas, como en las películas sobre el tema?
La persona durante el exorcismo puede cambiar la voz, la mirada, la actitud con los demás; puede además adquirir una fuerza física especial. Pero algunas películas exageran las manifestaciones de los exorcismos normales añadiendo detalles de mayor drama e intensidad.
¿Usted ha participado alguna vez a un exorcismo?
He participado en algunos exorcismos y en los cursos teológico-pastorales que tenemos para los sacerdotes en nuestro Ateneo sobre este tema, como conferencista de cuestiones teológicas. He podido escribir una sencilla obrita sobre los ángeles y demonios en el plan de salvación. Pero mi interés es más teológico que la práctica pastoral del exorcismo.
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