Consejos para durar y ser felices

Los diez mandamientos de la pareja cristiana 

Centrados en Dios y centrados el uno en el otro, eso está claro, pero ¿cómo conseguirlo? Algunos textos vienen en nuestro auxilio.

Actualizado 9 marzo 2013

C.L. / ReL

Vivien Hoch, profesor y filósofo, redactor jefe deItinerarium, ha recogido, a modo de Tablas de la Ley, diez mandamientos (algunos bíblicos, pero no todos) que sugiere tengan presentes los matrimonios cristianos para no perder nunca de vista los fines y los frutos del sacramento que recibieron. A cada uno de ellos añade un comentario, que sintetizamos aquí.

El principio básico es el siguiente: «Para mayor gloria de Dios, Cristo, Verbo del Padre, escogió desde siempre por el Espíritu Santo a los hombres para conducirlos por el mundo y, mediante su gracia, para que fundasen una familia unida por el Amor en la perfección sobrenatural, a imagen de la Santísima Trinidad, y en la perfección natural, a imagen de la Sagrada Familia«.

¿Cuál es el camino para alcanzar ese fin?

I. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente (Mt 22, 37).
Ésta es la razón última por la que está el hombre sobre la faz de la tierra. Por tanto, Dios, su Amor y la Redención que nos concedió graciosamente mediante la muerte de su Hijo único debe ser el objeto, principio y fin de todas nuestras actividades, puesto que de ello dependen nuestra felicidad o nuestra desdicha, nuestra vida o nuestra muerte.

II. Por encima de todo está el amor (Col 3, 14-15).
Poner el Amor por encima de todo consiste en adaptar el primer mandamiento a nuestra vida de pareja. La vida de pareja es una larga y difícil muerte de uno mismo, dándose todo al otro. Cuanto más se sacrifica uno por el otro, más muere a sí mismo y más vive Dios en él. En la vida de pareja hay que poner el Amor por encima de todas las cosas, y sobre todo por encima de uno mismo.

III.Ese Amor no puede desaparecer, porque viene de Dios (cfr. I Jn 4, 7).
Mediante su Hijo Unigénito, Dios nos ha salvado de nosotros mismos para abrirnos al Amor, que es Él mismo. Justo porque ha elegido para nosotros el destino del Amor, este destino es eterno, y por tanto indestructible. Si el Amor parece faltar, o perderse, o cambiar, somos nosotros quienes lo percibimos así, pero no es Él en realidad. Él es incorruptible, mientras que nosotros somos corruptibles y cambiantes. Cualquier cosa que emprendamos, hay que hacerlo con la convicción inquebrantable de que el Amor existirá siempre en la pareja. Por tanto no se debe formular ni como hipótesis que todo pueda terminar algún día.Todo pensamiento de ese tipo viene del demonio, quien intenta siempre dividir y confundir los corazones.

IV. En y por ese Amor, formaremos una sola carne (Gn 2, 24).
Como el Amor es el principio de la cohesión de la pareja, dos partes que fuera del Amor son distintas, en Él forman un único principio, un único ser, con todo lo que eso implica: esencialmente, una única voluntad, y por consiguiente la supresión de toda voluntad propia.Lo que uno quiere por su propia cuenta, sin el aval del otro o sin dárselo a conocer, no vale nada.

V. El principio de vid de nuestro matrimonio será el de la vida trinitaria de Dios.
Hay que vivir uno del otro, y el otro del uno, siendo cada uno la imagen más brillante posible de lo que hay de más brillante en el otro: una procesión única, ininterrumpida y eterna de Amor. Uno solo ser en tres personas: el marido, la mujer y su vida divina.

VI. Seremos como dioses el uno para el otro (cfr. Jn 10, 34).
No consiste en idolatrar al otro, sino en respetarlo en cuanto hemos elegido llegar a Cristo a través suyo. Considerar al otro como un dios es considerarse a sí mismo como inferior, más débil, esclavo. En cada incomprensión, considerarse causa de la incomprensión, considerar que los errores vienen de uno mismo y ver al otro como puro e inmaculado. En ese sentido, cada aparición del otro será un momento sagrado, y por eso e la familia la relación entre ambos seres será también sagrada.

VII. Ninguna palabra, pensamiento o acción quedará oculta (cfr. Mt 6, 6).
Vivir en una única voluntad significa ya no vivir nunca solo. Es imposible ocultarse algo a sí mismo. Tampoco en la pareja. Desde el momento en el que pensamos no abrir nuestro corazón al otro sobre algo, viene el demonio y es un anuncio de grandes males. Los sentimientos y las pasiones sugieren constantemente miles de cosas que uno teme confiar a la otra parte. Pero no hay que confundir el Amor con la vida sentimental y pasional, y el mejor modo de no perderse en estas últimas es sacrificarlas por completo, con sufrimiento pero sin vergüenza, ofreciéndolas por Amor al otro. A Dios no se le puede ocultar nada, y si hacemos del otro nuestro camino para llegar a Dios, sería contradictorio ocultarle algo.

VIII. La desgracia de uno lo será de los dos, la alegría de uno lo será de los dos (Suma Teológica I-II, 28, 2).
Dos seres, cada uno con su personalidad, pero viviendo en una sola carne y una sola voluntad, viven el doble de cosas y con intensidad doble. Vivir el doble de alegrías es vivir el doble de Dios, compartir un hecho o una pasión lo hace más intenso. Muertos a sí mismos, los dos seres de una pareja viven la misma viva divina bajo la misma modalidad, no pueden por tanto vivir una misma cosa de forma diferente.

IX. El alejamiento sólo puede ser temporal y material (cfr. Ps 138).
Una misma carne, una misma vida divina y una misma voluntad en dos seres no puede separarse, aunque ambos seres puedan estar alejados temporal y materialmente. Viven una misma vida divina, pero esa vida divina es frágil y el demonio de este mundo es fuerte. No conviene alejarse demasiado tiempo ni demasiado a menudo, y es bueno que, estando separados, sólo piensen el uno en el otro.

X. Sólo Dios juzga nuestros esfuerzos comunes y unidos hacia Él (cfr. Ps 138).
San Pablo nos dice que los sufrimientos del tiempo presente no son nada comparados con la gloria prometida. Pero a veces, durante ese largo y difícil camino, Dios, en su infinita bondad, se permite visitarnos, y una sola de esas visitas convierte toda desdicha en un capricho infantil. Así que en el camino que quienes se aman han escogido, tanto para su misión familiar como para su apostolado en el mundo, tendrán que ser santos, pero no a los ojos del mundo, sino a los ojos de Dios.

Pincha aquí para leer el artículo de Vivien Hoch en su integridad (en francés).

Se fuga y salva a la niña

Le pagaban 10.000 dólares extra por matar el bebé 

La contratan de vientre de alquiler; después le piden abortar: ella se fuga y salva a la niña 

Actualizado 8 marzo 2013 

CNN / Aciprensa /ReL 

Una pareja estadounidense contrató a Crystal Kelley, una joven desempleada que necesitaba dinero desesperadamente, para que les alquilara su vientre y les gestara un bebé. Le iban a pagar 22.000 dólares. 

Esta pareja no identificada ya había tenido otros hijos a través de fertilización in vitro. Tenían dos embriones congelados y decidieron contratar un vientre de alquiler para tener un hijo más. 

La implantación se realizó en octubre de 2011 y poco después supieron que tendrían una niña. Tras una inicial alegría por el éxito de la implantación, la relación entre Kelley y los padres que la contrataron se tornó hostil al aparecer las señales de las complicaciones en la salud de la pequeña.

Ellos decidieron que el bebé no les gustaba: habían descubierto que tenía algunos problemas de salud. No pasaba el control de «perfección» de los «compradores«. La bebé tenía labio leporino, paladar hendido, un quiste en el cerebro y complicaciones en el corazón.

Así que la pareja ofreció 10.000 dólares adicionales a Crystal para que abortase al bebé «imperfecto»

Pero ella se negó. “Les dije que no podía hacerlo. Yo era la que sentía sus patadas, sus movimientos. Era una luchadora y yo iba a luchar por ella”, les dijo.

Al no poder obligarla a abortar, los padres de la niña le dijeron a Kelley que al nacer abandonarían al bebé, que la dejarían en manos del estado.

Crystal Kelley decidió que “no podía permitir que se convirtiera en uno de esos niños discapacitados que son olvidados y se pierden en el sistema”. En secreto, abandonó el estado de Connecticut rumbo a Michigan, donde las leyes estatales son distintas: allí, la ley establece que ella sería la madre de la bebé.

Crystal Kelley y la niña que gestó; se observa el defecto de labio leporino y paladar hendido, que se soluciona con cirugía
Crystal Kelley y la niña que gestó; se observa el defecto de labio leporino y paladar hendido, que se soluciona con cirugía

Debido a su difícil condición económica, Kelley decidió que la niña necesitaba una familia que la pudiera cuidar, y la otorgó en adopción a una pareja conocida, que le brindó su apoyo emocional durante ese tiempo difícil. Estos nuevos padres adoptivos están encantados con la niña.

Los especialistas pronostican que incluso si la niña supera sus problemas médicos hay un 50% de posibilidades de que no pueda caminar, hablar o usar sus manos normalmente, sus padres adoptivos aseguran que “se despierta cada mañana con una sonrisa contagiosa”.

“Saluda a su mundo con un constante sentido del entusiasmo”, asegura su madre adoptiva actual. “En última instancia, nos aferramos a la fe de que dándole amor, oportunidad, estímulo, a la bebé, ella será la que nos mostrará lo que es posible para suvida y lo que ella es capaz de lograr”, dijo en un detallado reportaje publicado por la CNN.

Hace pocos días, el portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Juan Antonio Martínez Camino, advirtió que el alquiler de vientres para gestar un bebé es un “tratamiento injusto”, porque “los seres humanos no son objeto de producción, no son cosas que se producen ni reses que se reproducen«.