Contar con la muerte

Contar con la muerte ayuda a vivir

Fuente: La Vanguardia

Maria Gentino

María Getino, antropóloga y profesora de Enfermería en la Universitat de Barcelona, ha publicado recientemente “La espera. Construcción social de la muerte en el mundo de los cuidados paliativos” (Laertes). Este libro refleja la experiencia de la autora que, durante tres años, ha tratado con pacientes terminales de cáncer y con sus familiares. En una entrevista al diario La Vanguardia (3-12-2012), Getino explica que, después de este tiempo tratando con los enfermos, ha cambiado su percepción de la muerte.

Para esta profesora, vivimos en un mundo en que se silencia la enfermedad terminal y la muerte. Esto no nos ayuda a vivir mejor. En muchos pueblos, el fallecimiento de las personas se sigue viviendo todavía como un acontecimiento normal de la vida. El duelo, el funeral, la comitiva que se dirige hacia el cementerio, son elementos que hacen de la muerte una realidad con la que hay que contar, de un modo más notorio que en las grandes ciudades.

Respecto a la relación de los familiares con el enfermo, hay que llegar a una comunicación adecuada. No se trata de decir las cosas de modo abrupto y con poca comprensión. Pero tampoco es positivo que la familia y el enfermo eludan hasta el final la cercanía de la muerte. Algunos familiares se han lamentado, tras el fallecimiento de su ser querido, de no haberle dicho cosas que hubiera sido bueno expresar. Respecto a los niños, si se les explica la situación, pueden aceptar su propia muerte incluso mejor que los mayores.

Klüber-Ross, psiquiatra estudiosa del tema, ha mencionado diversas fases relativas a cómo vive el enfermo su enfermedad terminal. Es frecuente que el paciente comience por negar la realidad de su situación. Después puede experimentar un periodo de crispación, “¿por qué a mi?”. También hay etapas más positivas en las que el enfermo busca recursos –con frecuencia relacionados con necesidades de personas cercanas- para seguir viviendo. Les suele ayudar el consejo de vivir el día a día. Algunos enfermos dicen que su padecimiento les aproxima a sus familiares. En muchos casos, tienen más miedo al dolor o a las molestias que puedan causar que a la propia muerte. Por este motivo, aunque se les recomiende pasar sus últimos días en casa, prefieren estar en el hospital por disponer de una mejor asistencia sanitaria.

Respecto al papel de la religión, Getino sostiene que la fe ayuda a muchas personas a afrontar la enfermedad y la muerte; aunque también se dan casos de personas creyentes que se rebelan contra sus convicciones. La entrevistada termina diciendo que la muerte, especialmente si se trata de un hijo, supone una huella imborrable, pero una huella que puede ayudar a vivir la vida.

Exorcistas y un número de teléfono

Milán, exorcistas y un número de teléfono

La diócesis de Milán ha aumentado –duplicado, para ser más exactos- el número de exorcistas en la ciudad. El número de posesiones ha aumentado tanto que el cardenal arzobispo de la ciudad se ha visto obligado a poner a disposición un número de teléfono para poder reservar hora.

De seis hasta un total de 12 han aumentado los sacerdotes encargados en Milán de realizar exorcismos y se ha abierto una línea de lunes a viernes de 14.30 a 17 horas para llamar  pedir consejo. No se saben los motivos concretos que han llevado al cardenal Angelo Scola – arzobispo de Milán y uno de los hombres de confianza del Papa – a una acción de tal envergadura. Lo que sí es cierto es que de la necesidad nace el servicio, por lo que si han pedido refuerzos, será por que lo necesitan. Aunque hay que ver el trabajo del exorcista desde el punto de vista del servicio del sacerdote. Igual que hay encargados de escuelas u hospitales, también los hay que curan el alma que más lo necesita, es decir, en posesión demoníaca.

La tarea del exorcista en muchas ocasiones es más de acompañamiento, escucha y dirección que de un verdadero exorcismo al estilo holywoodiano. Aunque de esos también los hay, sin duda. En una entrevista en la página web de la diócesis de Milán, el decano del colegio de exorcistas y responsable desde 1995 monseñor Angelo Mascheroni asegura que la mayor tarea del exorcista es «acompañar y consolar». Dirigir a quien tenga una influencia demoníaca – porque en esto también hay grados de posesión – para que se reencuentre con Dios y eso sólo puede hacerse con tiempo y dedicación.

A grandes problemas grandes remedios y el duplicar los sacerdotes especializados en expulsar demonios en una diócesis de unos 5 millones de personas, no es peccata minuta. En esa misma entrevista monseñor Mascheroni afirma que quien va a verle son personas de todo tipo porque Satán no hace ascos a ningún alma. Tampoco se ciñe sólo a los católicos. Hay exorcismos y posesiones entre ortodoxos, protestantes y practicantes de otras religiones. Sin embargo, además de una sencilla bendición, de las primeras cosas que Mascheroni hace para saber si una persona está poseída es rezar un simple Padrenuestro: «Porque se pide explícitamente ‘Líbranos del mal'», dice.

«Siempre pregunto si han visitado a magos o curanderos. O si van al psiquatra», afirma el responsable de los exorcistas, porque puede ser una enfermedad mental o quizás el inicio de una posesión que comenzó al mezclarse con el esoterismo, algo que puede curarse con un ‘exorcismo de andar por casa’ o lo que es lo mismo, con una buena confesión.

Lo que si está claro es que si no llamas a alguien es muy poco probable que venga, así que lo único que nos queda es, simplemente, no invocarlos.

@blancaruizanton

Los colores, en honor a María Auxiliadora

El intrépido salesiano que fundó el San Lorenzo de Almagro para rescatar a los niños de la calle 

Dedicó toda su vida a los jóvenes y sin saberlo creó en un Oratorio un histórico equipo de fútbol. Los colores del equipo son en honor a María Auxiliadora. 

Actualizado 5 diciembre 2012 

Javier Lozano / ReL 

12034_gonzalo_bergessio__jugador_del_san_lorenzo_de_almagroEl padre Lorenzo Massa dedicó toda su vida a los más jóvenes cumpliendo con creces la vocación a la que había sido llamado en la orden de los salesianos. Bajo el ejemplo de San Juan Bosco llevó a cabo numerosas iniciativas que tuvieron gran repercusión. De hecho, gracias a él fue creado el club de fútbol San Lorenzo de Almagro, uno de los más grandes de Argentina y de los históricos del fútbol mundial. Además, fue el responsable del inicio de los exploradores de Don Bosco y de la instauración de numerosas escuelas por todo el país.

Este sacerdote, hijo de italianos, nació en Buenos Aires en 1882 y pronto descubrió su vocación.  A los 25 años fue ordenado sacerdote y un año más tarde fue nombrado director del Oratorio de San Antonio de Padua, en el barrio bonaerense de Almagro. Allí comenzó esta increíble historia.

Sacar a los niños de la calle
Era un barrio obrero con gran inmigración y de clase baja donde mucho de los niños estaban condenados a la delincuencia desde pequeños. Mientras tanto, se divertían en la calle con un nuevo deporte que había llegado de Europa y que era conocido como “football”.  Paseando por el barrio, el padre Massa observó a estos pequeños y vio como uno de ellos casi moría aplastado por un tranvía al ir tras la pelota.

En ese momento se le ocurrió la idea de lo que más tarde se transformaría en algo grande, más de lo que él esperaba. El padre salesiano se acercó a los niños y les propuso continuar el juego en un lugar más seguro y apropiado, el patio del Oratorio de San Antonio. La única condición que les puso es que participaran en la misa y el catecismo, a lo que ellos accedieron gustosos. Este fue el germen de lo que más tarde se convertiría en el glorioso San Lorenzo de Almagro.

En honor a San Lorenzo
Con este acto consiguió dos cosas: sacar a los niños de la calle y sus peligros (no solo físicos) y a su vez acercarlos a la Iglesia. Este grupo se denominaba así mismo los “forzosos de Almagro”.

A raíz de ahí el padre Massa fue anotando en su diario sus encuentros con estos jóvenes, que pronto decidieron crear un club y cuya sede como no podía ser de otro modo era el Oratorio. Sin embargo, el nombre de “forzosos” no gustaba al sacerdote que lo veía violento, por lo que se reunió con ellos para buscar otra alternativa.

Tras pensar distintos nombres uno de los jugadores propuso como homenaje a quien le había abierto las puertas que el equipo se llamase Lorenzo Massa. El cura se negó  e hizo varios intentos para que rectificaran hasta que tuvo que aceptar un término medio. El equipo llevaría su nombre pero por el santo y se añadiría después el barrio de los jóvenes. Así nació oficialmente el San Lorenzo de Almagro. En el interior de un oratorio.

Por ello, el padre Massa les explicó que el nombre “hacía alusión al valeroso mártir romano San Lorenzo y a la heroica batalla de San Martín quienes en San Lorenzo, cerca de Rosario vencieron” y destacó igualmente “las virtudes y el empeño que necesitarían para cumplir su anhelo de llegar algún día a ubicarse entre los mejores equipos del fútbol argentino”.

El papel de María Auxiliadora
Tampoco la indumentaria del equipo era casual. El San Lorenzo de Almagro comenzó a usar una camiseta azul y roja  Un sacerdote amigo del padre Massa contaba años más tarde el por qué en una anécdota tras una conversación con él. “¿De dónde sacaste los colores de San Lorenzo? ¿Acaso del club Tigre? Me dijo que no lo conocía. Entonces, habrá sido del Estudiantil Porteño, de Ramos Mejía, insistí. Menos, me respondió. ¿Te fijaste en el fútbol internacional, en Barcelona, tal vez?, volví a preguntar. Tampoco, ven, ven…, me contestó. Me llevó caminando hacía la basílica de María Auxiliadora. Y cuando entramos me dijo: fíjate ahí arriba, en el camarín, como está vestida María Auxiliadora. Tenía una túnica roja y un manto azul. De ahí los saqué”, dijo orgulloso.

Llegan “los cuervos”
Poco a poco el equipo fue creciendo y tanto el oratorio como el patio se llenó de niños y jóvenes que antes vagaban por las calles. Además, los padres también acudían para verlos y se encontraban de paso con la Iglesia. Pronto se inició un gran vínculo entre el barrio y el oratorio. Además, fueron surgiendo nuevos equipos de atletismo, baloncesto…y en medio de todos estaba el padre Lorenzo Massa, orgulloso siempre de “sus muchachos”.

El actual apodo de los seguidores del San Lorenzo de Almagro también tiene al padre como protagonista. Cuando los vecinos de otros barrios veían llegar al equipo gritaban “ahí vienen los cuervos”, en alusión a la sotana negra del padre Lorenzo.

La otra gran obra de Lorenzo Massa
Sin embargo, esta no fue la única gran obra realizada por Lorenzo Massa. También sin saber de la importancia posterior fue el responsable  del nacimiento de los exploradores de Don Bosco. Los salesianos veían con preocupación como muchos jóvenes dejaban la Iglesia atraído por el movimiento scout llegado de Inglaterra, pero en su versión más laicista. El padre Massa y el superior salesiano, el padre José Vespignani llegaron a la conclusión de que “había que crear algo atractivo para los mayorcitos del Oratorio, algo parecido a los que el mismo Don Bosco había hecho también en su tiempo en Turín para evitar que los jóvenes se fueran tras la última moda y ya no volvieran al Oratorio”.

Este grupo rápidamente fue creciendo y expandiéndose por toda Argentina. Al igual que el padre Massa que fue destinado a numerosos lugares donde fundó misiones, escuelas y centros salesianos, “por el bien de la juventud en peligro, o para ganar almas para Dios, yo me comprometo sin temor alguno”. Eso sí, en su corazón siempre estuvieron sus “muchachos” de Almagro y cuyos aficionados siguen recordando a aquel sacerdote que les dio el club de sus amores.

No podía ni santiguarle: entonces él despertó y lo hizo

Siempre estuvo en manos de la Virgen 

Ese día la agotada madre de Max, paralítico, no podía ni santiguarle: entonces él despertó y lo hizo 

Tras un accidente de coche llevaba inconsciente nueve años. Hoy lo cuenta todo: habla, escribe y hasta le dedica su libro al Papa. 

Actualizado 7 diciembre 2012 

ACI/EWTN

En la Navidad del año 2000, la italiana Lucrecia Tresoldi recibió un milagro: su hijo Maximiliano despertó del estado de inconsciencia en el que vivió por casi diez años tras sufrir un accidente automovilístico. Tenía sólo 20 años cuando quedó paralizado como “un tronco muerto sin posibilidad alguna de recuperación”, tal como los médicos le diagnosticaron el 15 de agosto de 1991.

Ella no tenía fuerzas… él sí
El 28 de diciembre de 2000 Lucrecia Tresoldi acostó a Max como cada noche desde que salió del hospital. En esta ocasión no tomó su mano para hacerle el signo de la cruz, se sentía deprimida y sin fuerzas: “Mira, esta noche ya no puedo más, no quiero ni rezar ni nada”, le dijo.

No obstante, como explica Lucrecia “el signo de la cruz fue realmente su salvación”: y en ese instante Max sacó las fuerzas para consolar a su madre, alzó la mano y se hizo él mismo el signo de la cruz. Después, la abrazó.

Para Lucrecia fue el mejor regalo de Navidad. Desde ese momento, Max comenzó a exteriorizar sus sentimientos y emociones. En declaraciones a ACI Prensa, Max afirma que él “siempre ha estado contento a pesar de su parálisis”.

Lucrecia señala que las primeras palabras que dijo Max fueron: “Yo soy feliz, estoy contento de estar con vosotros”. Acto seguido, dijo que había sido consciente de todo cuando no tenía fuerzas para expresarse, e incluso sabía la equivalencia de la lira italiana al euro.

Señalado por la Virgen
La madre de Max está segura de que Dios tenía un proyecto para su hijo: recordar al mundo que las personas con discapacidad tienen derecho a una vida digna, son fuente de vida y deben ser amadas y respetadas.

e-adesso-vado-al-maxMaximiliano nació un 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen, y el accidente fue un 15 de agosto, día de la Asunción. Para Lucrecia, el primer milagro que obró Dios en ella fue el deaceptar enseguida lo que estaba pasandoy poner a su hijo en las manos del Señor: “El día del accidente le dije a la Virgen: el 15 de agosto mi hijo estaba en tus manos, lo hiciste nacer el 8 de septiembre a pesar de tener que nacer un mes después, y no sé qué proyectos hiciste tú para tu hijo, pero yo lo dejo en vuestras manos. Sólo dadme las fuerzas de ir hacia adelante y aceptar todo esto’”.

Lucrecia explica que siempre fue una mujer muy frágil, pero la fe es lo primero que la sostuvo, junto a la unidad de su familia. «Cuando ocurrió todo, les dije: somos una familia y tenemos que trabajar todos unidos. Y también se unieron sus amigos y los voluntarios. Y así hemos formado un gran grupo, donde hoy son ellos los que nos dan las gracias porque han aprendido mucho”.

«Algunos que ya se han casado y tienen familia me dicen: lo que hemos aprendido en tu casa es realmente vida que hoy nos permite caminar adelante con nuestros hijos y no tener miedo de nada. Ésta es la fuerza que tenemos que dar a todas las familias que viven este drama tan horrible, decirles: no tengáis miedo”, anima Lucrecia.

Cuando se acepta, llega lo hermoso
Ahora la madre de Max lo explica todo en su libro: E adesso vado al Max. La obra fue coescrita con ayuda de los periodistas italianos Lucia Bellaspiga Pino Ciociola y ganó el premio literario Mujer es Vida 2012. Max recibió otro galardón por su testimonio: una escultura en cerámica del artista Gianni Celano Giannici que representa esa misma mano que después de 10 años de estado vegetativo se movió para hacer el signo de la cruz.

max-con-el-papa“Este libro explica precisamente que la vida de una persona, sea cual sea su estado, es siempre una vida y debe afrontarse. Es verdad que es difícil de afrontarlo, porque tener un hijo totalmente perfecto, y después encontrarte con un hijo que es totalmente distinto del que salió de casa, no es fácil. Perodesde el momento en que te das cuenta de que la vida debe seguir y se acepta, llega lo hermoso, la fuerza, la esperanza… es ahí donde llega todo”, concluye Lucrecia. Ahora Max también es capaz de escribir y lo demostró incluso ante elPapa Benedicto XVI. El 2 de junio de este año tuvo un encuentro con él en Milán y le entregó el libro firmado y con una dedicatoria.

«Soy una de las pocas personas que conozco que cree en Dios»

Creció en una familia católica 

Martin Freeman, de «El Hobbit»: «Soy una de las pocas personas que conozco que cree en Dios» 

El actor británico estudió con los salesianos. Jesús fue su «primera piedra de toque moral», y su historia, «la más grande jamás contada».

Actualizado 7 diciembre 2012 

Mar Velasco / ReL

Lo cotidiano de su aspecto, su estatura, su voz, caracterizan muchos de los papeles que ha interpretado. Martin Freeman hace de la 12060_martin_freeman_cotidianeidad un arte, y la mejor prueba de esta habilidad es el papel de Bilbo Bolsón, el célebre “Hobbit” protagonista de la historia de J. R. R. Tolkien, que le ha regalado el director Peter Jackson y que llegará en los próximos días a las pantallas de todo el mundo. 

Freeman nació en 1971, Aldershot, Hampshire, y es el pequeño de una familia de cinco hermanos. Con solo 10 años su padre, un oficial de la marina, murió de un ataque al corazón. Cuando murió, los padres de Freeman ya se habían separado. 

Fue criado por su madre, Filomena, como católico. De niño acudió a la escuela Cardenal Newman y más tarde fue alumno de los Padres Salesianos: “Mi primera piedra de toque moral fue Jesús”, reconoce Freeman. “Y aunque la relación con mi fe nunca ha sido fácil –no soy lo que se dice un católico practicante– soy una de las pocas personas que conozco que cree en Dios”, ha dicho. “La película Jesús de Nazaret de Zeffirelli, con el actor Robert Powell en el papel de Jesús, fue la primera encarnación de Jesús que vi. Yo tenía cinco años, y recuerdo que pensé: es increíble, brillante. Aquella película me tenía absolutamente admirado”. 

Desde muy joven, la actuación ha sido su vía de escape. Cuando en la Navidad de 2009 estrenó la comedia familiar Nativity!, afirmaba: “La idea de que el más humilde será exaltado es, sin duda, una gran idea, por eso, quizá, se dice que la vida de Jesús es la historia más grande jamás contada. Es una historia con un comienzo realmente hermoso. Cuando vemos una película siempre nos ponemos del lado del más desvalido. Pues bien, ¿quién es Jesús sino el más desvalido? Seas creyente o no, su historia es la mejor lección sobre cómo hay que mirar el mundo, y lo realmente difícil es aplicarlo al día a día, ser cristiano es realmente difícil”, asegura. 

“Para mí la religión tiene validez en la medida en que aporta buenas ideas y cosas buenas para ofrecer a los demás, como por ejemplo, la idea de la redención, la de que es posible cambiar, y cambiar las cosas a nuestro alrededor”, reconoce. Una idea, la de la transformación y la redención, que supo desarrollar mejor que nadie el maestro Tolkien en la historia de El Señor de los Anillos y su precuela, El Hobbit. Quizá no es la más grande jamás contada, pero sí una de las más grandes.