La imagen que captó la fotógrafa israelí la dejó cautivada

Su proyecto: «Fotografiar la fe» 

La imagen que captó la fotógrafa israelí Gali Tibbon, no creyente, la dejó cautivada

«Cuando percibes la fuerza de lo espiritual, te golpea en todos los sentidos», explica.

Actualizado 31 octubre 2012

Mar Velasco / ReL

Empezó con la fotografía cuando tenía 14 años. Desde entonces, Gali Tibbon (Jerusalén, 1973) trabaja como fotógrafa independiente y, tras una década cubriendo como reportera gráfica las noticias diarias para France Press en la franja de Cisjordania, ha comenzado a interesarse por la religión y sus diversas representaciones

Sus últimos trabajos atrapan la esencia de las diversas peregrinaciones en Tierra Santa, los bautismos en el río Jordán, las antiguas prácticas de los Samaritanos o la vida en Lalibela, la ciudad santa de los ortodoxos etíopes. Sin embargo, su trabajo más conocido ha sido el de las peregrinaciones al Santo Sepulcro de Jerusalén, donde, en una colección de poderosas imágenes, llenas de sensibilidad artística, ha conseguido captar el rostro humano de la fe. Todas ellas se pueden contemplar en su página web.

“El hecho de provenir de una ciudad sagrada y espiritual como Jerusalén ha tenido una gran influencia en mi trabajo”, explica Gali a Religión en Libertad. “Me pareció algo muy natural intentar fotografiar la fe, porque mi mayor motivación es la ciudad santa en sí y toda su fuerza histórica. Jerusalén no es sólo el foco de la atención política internacional, sino también el centro de las tres grandes religiones monoteístas. Los textos antiguos y los mapas describen a Jerusalén como el centro del mundo, el punto de partida del mundo. A mitad de camino entre el este y el oeste, Jerusalén sigue siendo un mosaico en el que las culturas y las religiones nunca han conseguido fusionarse, cada una permanece claramente diferenciada de las demás. El hecho de que atraiga a miles de peregrinos cada año, de diversos países con distintos credos, ha hecho crecer en mí las ganas de explorar, de aprender, de entender y descubrir qué hay más allá…”, confiesa.

“Es muy difícil fotografiar una dimensión espiritual”

“Como fotógrafa siempre me rondaba la pregunta: ¿se puede realmente fotografiar la fe?”, explica Gali. “Es una cuestión difícil de responder, y para mí ha sido un gran desafío, del cual he aprendido mucho. Creo que la fe es difícil de fotografiar, es una dimensión espiritual del ser humano y es muy difícil traducirla a otra dimensión más realista, a una única imagen fija. Pero si, por ejemplo, veo a un peregrino de rodillas al pie de la Vía Dolorosa, puedo apreciar la fe que le impulsa a hacerlo, y si soy capaz de captar la expresión de su rostro y el sentimiento de devoción que refleja, entonces sí estoy fotografiando la fe. Es algo muy abstracto y complejo de fotografiar, pero cuando lo consigues, sabes que lo tienes. Es un momento inenarrable, mágico”, relata. «Pero también hay ocasiones en las que espero durante horas, disparo, pienso que lo tengo y, cuando vuelvo a casa, me siento al ordenador y me doy cuenta de que la foto no expresa nada de lo que sentí…”, confiesa. “En muchas ceremonias religiosas, la atmósfera es una mezcla de sentimientos y sensaciones que experimentan nuestros sentidos: la luz, el humo del incienso, los cantos… Yo intento traducir todo eso a imágenes, capturar todo ese ambiente único. Y solo a veces, después de cientos de disparos con la cámara, lo consigo”, explica Tibbon.

Aunque no profesa ninguna religión, Gali se considera una persona espiritual: “Es cierto, me gusta pensar en mí misma como una persona espiritual, y aunque no soy religiosa, me maravilla trabajar sobre el tema de la fe”, asegura. “He estado en muchas ceremonias religiosas y rituales, ¡creo que incluso mucho más que los que se consideran religiosos! No es frecuente sentir la energía espiritual que nos rodea, pero cuando uno la percibe, te golpea en todos los sentidos. Es impresionante cuando cientos de personas recitan los mismos versos o dicen las mismas palabras de una manera rítmica, hasta que todos se convierten en una sola voz. Hay algo que sí que he descubierto: que la religión se puede encontrar en muchos lugares, pero la auténtica espiritualidad es mucho más difícil de descubrir”, sostiene.

“Todavía puedo sentir la devoción de esa joven”

Como buena fotógrafa, Gali considera que la luz es una herramienta esencial en la fotografía, pero en su caso no solo como elemento físico, sino simbólico: “No es sólo un rayo de luz física lo que fotografía la fe. La luz es la creación de todas las cosas. A menudo, los creyentes interpretan un rayo de luz como una señal de DiosQue se haga la luz, dice el Génesis. En mi trabajo, luz y penumbra esculpen la foto, pero hay algo más”, asegura.

Por ejemplo, en la fotografía de la joven con el pañuelo rojo de la colección Ecos de los cristianos de Jerusalén, el rayo es el que ilumina a la joven, mientras que el resto de los fieles del templo quedan en penumbra. Cuando la hice, ella estaba llorando mientras rezaba, mirando al propio rayo de luz. Es una de mis fotografías favoritas, porque muestra muy bien lo que yo quería transmitir, que hay algo más allá de lo que ven los turistas que vienen a este lugar: el misticismo de los peregrinos. Aquel fue un momento muy especial, porque pude sentir la devoción de aquella mujer. Es más, todavía puedo sentirla cada vez que veo la fotografía…”, asegura a ReL

Cuando lo material decepciona, queda lo espiritual

La religión como refugio espiritual ante el materialismo es el nuevo proyecto fotográfico que acaricia Gali: “Tengo en mente algunas ideas que de alguna forma están relacionadas con la religión. Estoy tratando de encontrar cómo relacionar la religión con la actual crisis económica en todo el mundo, principalmente en Europa, en países como España o Grecia, donde se está sufriendo especialmente. Creo que a lo largo de la historia, cuando hay una crisis financiera de este calibre, ésta trae consigo algunas consecuencias: aumenta la xenofobia, la gente se siente más decepcionada por lo económico y se refugia en la religión. Es una contraposición al mundo materialista, una búsqueda de algo más espiritual, y es precisamente eso lo que me interesa”, concluye. 

Toda una demostración de que solo es necesario saber mirar para quedar cautivado por la Belleza y la Verdad que trasciende al ser humano.

‘Holywins’, la ‘alternativa’ de la Diócesis de Alcalá de Henares a Halloween.

‘Hollywins’, la ‘alternativa’ de la Diócesis de Alcalá de Henares a Halloween. Niños disfrazados de Santos y evangelización callejera para la noche del uno de noviembre.

«Invitamos a todos los niños a venir disfrazados de santos, como ya animó la Conferencia Episcopal Española en el año 2010. También pueden venir disfrazados de ángeles». Así nos llama la Diócesis de Alcalá Henares a participar en esta original iniciativa alternativa para la noche de todos los santos.

‘Holywins’ nació como iniciativa hace unos años en París, el curioso nombre juega con las palabras «holy» (santo) y ‘wins’ (vencer) para hacerlo parecido al de la fiesta pagana de origen anglosajón. Algo así como la santidad vence. Lleva celebrándose tres años en la diócesis de Alcalá de Henares con gran acogida.

Según anuncia la diócesis de Reig Pla: «El próximo miércoles, día 31 de octubre, tendrá lugar en la Catedral de Alcalá de Henares Holywins 2012, una buena ocasión para testimoniar nuestra fe y esperanza cristiana ante la muerte en la vigilia de la Fiesta de Todos los Santos. Una buena ocasión para anunciar el Amor de Dios por todos los hombres».

Por otro lado desde la diócesis señalan que «a partir de las 22:00 durante el tiempo de misión en la calle habrá un espacio para los niños: juegos, danzas, mimos y evangelización con los niños en la Plaza de la Catedral de Alcalá de Henares».

El horario será el siguiente:

20:30 Preparación a la misión (Alabanza, Adoración, rezo del Rosario, Exhortación y claves prácticas para evangelizar en la calle)

22:00 Misión en la calle

23:30 Procesión en la Plaza de los Santos Niños

00:00 Bendición final con el Santísimo

Halloween o Holy Wins

Por Jaime Velázquez

Resulta hasta gracioso ver a los niños, y otros no tan niños, disfrazarse en esta fecha e ir de puerta en puerta pidiendo“¿dulces o truco?”. Pues bien, nos hemos acostumbrado tanto a esta“celebración” que hay incluso quienes piensan que es un “Día de Muertos”   al estilo estadounidense. Pues no, no es así.

La palabra

Para comprender esta tradición que poco a poco se va arraigando en nuestra sociedad, es importante destacar el origen del Halloween. Empezaremos diciendo que la palabra “Halloween” tiene un origen católico, pues es una deformación lingüística de la frase «All Hallow’s   Eve» (Vigilia de todos los Santos) que conmemoraba la fiesta de Todos   los Santos, que desde el siglo IX se conmemora universalmente en la Iglesia   Católica en los días 1º de noviembre, por instrucción del Papa Gregorio IV.

Esta fiesta de víspera católica, a causa de las enfermedades, como la peste bubónica que mató casi a la mitad de la población   europea en el siglo XIV, se fue deformando en una sátira de la muerte misma,   de ahí que los franceses representaban figuras decorativas alusivas a nuestra propia mortalidad, ya sea mediante cuadro o caracterizaciones, dando lugar al hecho de que hoy los niños se disfrazan para salir a pedir dulces a las   calles. En aquellas épocas no se disfrazaban de momias o brujas, sino de   personajes famosos en cada sociedad.

¿Dulce o truco?

La costumbre de pedir dulces conlleva un origen aún   más perverso. Durante el siglo XVI, Inglaterra había adoptado el Anglicanismo   a causa de la lujuria del rey Enrique VIII, a quien el Papa Clemente VII le   negó una nulidad matrimonial con Catalina de Aragón, generando la ruptura de   la fidelidad religiosa.

A causa de esta ruptura y el surgimiento del anglicanismo, el pueblo católico   fue perseguido por casi 200 años, incluso estaba prohibida, bajo pena de   muerte, toda celebración religiosa católica. No sobra decir que durante esta   época, muchos católicos, sacerdotes, religiosos y laicos encontraron el   martirio.

Siendo el Rey de Inglaterra Jaime I, se descubrió un intento de asesinato en su contra por parte de católicos cansados de la opresión legal y religiosa. Para conmemorar este hecho, se fue haciendo costumbre en los primeros días del mes de noviembre, que jóvenes anglicanos, con máscaras, salieran a las   calles a exigir a los católicos que les entregaran cerveza y comida para celebrar el fallido intento de asesinato.

Estas costumbres emigraron y se arraigaron en las comunidades de colonos en América, pero no fue hasta el surgimiento del   mercantilismo que el Halloween tomó fuerza. Es a partir de la década de los   20’s del siglo pasado que se conmemoró por primera vez un desfile al estilo   Halloween en los Estados Unidos. Así que la fiesta, como la conocemos hoy,   tiene un origen reciente.

Satanismo

Comprendiendo el sentido anticatólico de la fiesta del Halloween, siendo una deformación de la víspera de la Fiesta de Todos los   Santos, aunado con el abuso de grupos religiosos contra los católicos, es que la Iglesia Católica siempre se ha pronunciado en contra de esta celebración,   no solo por su contenido histórico, sino por las corrientes de pensamiento   que en ella se ven involucradas.

La correspondencia entre el Halloween y el satanismo   no solo obedece al tipo de disfraces, sino a un verdadero sentido de   adoración satánica. El sumo sacerdote satanista Anton LaVey, quien además   escribió «La biblia satánica” decía que esa era la fiesta más importante   del satanismo. Como dato curioso, Anton Lavey murió en el hospital St. Mary   de Londres, un hospital católico, y su registro de fallecimiento es de fecha   31 de Octubre de 1997, aunque se especula con la veracidad de esta fecha.

Otras fiestas ocultistas y espiritistas tienen lugar   en todo el mundo en esta fecha, y ha sido adoptada como fecha principal en el   surgimiento de los cultos nuevos, como son la Wicca y la New Age. Y como ya   sabemos, eso solo es por simple superstición.

El culto a lo grotesco

La lógica nos lleva a pensar que entre más grotesco sea algo, menos atractivo debería ser para el ser humano, pues en este caso, resulta lo contrario. La sociedad actual se ve fuertemente atacada por el “culto a lo grotesco”. Entre más repulsivo sea, mejor.

Los efectos del mercantilismo, del consumismo y, por qué no decirlo, de la estupidez humana, nos llevan a dar un culto absurdo a lo grotesco. Y eso incluye muchos aspectos de nuestras vidas, no solo en el Halloween. Cada día nos vamos haciendo inmunes a lo repulsivo. Aspectos de la vida cotidiana como la sexualidad, la vestimenta, la cultura urbana, los   espectáculos, la música se van vaciando de la belleza, sustituyéndose por lo   grotesco, por la fealdad.

Y Halloween es el ejemplo perfecto de esta falsa   cultura. Pues entre más feo te veas, mejor; entre más repulsivo seas, mejor;   entre más violento luzcas, mejor. Celebramos a la maldad y la representamos   en nuestros propios hijos, como si de verdad quisiéramos que fueran zombies,   brujas, momias, asesinos o monstruos. Muchos dirán que es solo un disfraz y   solo piden dulces, sin embargo, les vamos inculcando una ideología de que lo   malo es permitido, es válido ser malo, aunque sea por un día. Eso es   relativismo puro, un relajamiento en la vida de la virtud, una nube en la   formación de la conciencia de nuestros hijos.

Padres de familia

Independientemente del origen y sentido de la fiesta del Halloween, deben considerar algo más próximo en riesgo. Deben tomar en cuenta que no es prudente que los niños anden por las calles tocando de casa en casa pidiendo dulces. Están al alcance de la mano de cualquiera que quiera   lastimarlos, o incluso introducirlos al mundo de las drogas. Aún si los acompaña un adulto, es una ocasión de riesgo que debe considerarse   seriamente.

Para los adolescentes y jóvenes resulta en una   atractiva ocasión para divertirse y no pocas veces, termina en excesos de   alcohol u otras sustancias, lo que puede ser otro factor de riesgo. La   recomendación es simple, no celebren Halloween, no tenemos motivo alguno para   hacerlo. Ni siquiera es fiesta nuestra, es importada de comunidades con un   pasado anticatólico y no ofrece un mensaje válido, es solo celebrar lo   grotesco.

Opción

En países como Chile y Francia, se pretende dar un   cambio radical a esta fiesta y darle un cauce más positivo, o mejor dicho, más cristiano: retomar el All Hallow’s Eve del siglo IX. En Chile, por ejemplo, se pretende celebrar “El día de la Primavera” y que los niños se   disfracen de ángeles, santos y princesas, dejando de la lado las caracterizaciones grotescas.

El Episcopado Francés ha lanzado desde hace varios años, una fuerte campaña de publicidad del verdadero y correcto sentido de la Víspera de la Fiesta de   Todos lo Santos Se pretende sustituir el Halloween por el Holy Wins (La Santidad Gana) de una forma creativa, dando auge a lo santo, a lo bueno, a lo limpio, a lo puro; y no a lo grotesco.

El Beato Juan Pablo II dijo con toda claridad:

«San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos.   A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder   solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón   llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia   universal».

«Al rezar por los muertos -dice el Santo Padre-, la Iglesia contempla sobre todo   el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene la   salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres».

Vivir de manera correcta la celebración de la Víspera de la Fiesta de Todos los Santos solo nos puede traer como consecuencia una sola cosa, las Gracias Divinas por medio de la intercesión de Todos los Santos, a quienes rendimos honor y gloria por ceñir en ellos la corona de la victoria.

No celebres el Halloween, celebra el All Hallow’s Eve, como la iglesia lo ha venido haciendo desde hace 12 siglos. Vive y conoce tu fe.