Una regata sólo para eclesiásticos

El padre Haÿs, su creador, era regatista 

Naviclerus, una regata sólo para eclesiásticos 

Este año se celebra la segunda edición del 20 al 23 de agosto. En 2011 se recaudaron 20.000 euros para obras de caridad. 

Actualizado 22 agosto 2012 

C.L. / ReL 

Desde este lunes y hasta el jueves se está celebrando en La Trinité-sur-mer, en Morbihan (Bretañafrancesa), la segunda edición de Naviclerus, una curiosa iniciativa deportivo-benéfica producto de la pasión por la vela de Fabrice du Haÿs, un joven sacerdote de 33 años, antiguo regatista y windsurfista nacido en Versalles, que encontró la forma de continuar con su pasión dándole un sentido eclesial.

Se trata de una regata en la cual sólo pueden participar curas y seminaristas, y que consigue fondos para obras de caridad o para sostén, entre otros, de la Ayuda a la Iglesia Necesitada (cristianos perseguidos), del Arca (discapacitados psíquicos) o Fidesco (ayuda al desarrollo). Sirve además como pequeñas vacaciones para unos eclesiásticos que, por la mengua de vocaciones, durante el resto del año atienden un exceso de parroquias haciendo un exceso de kilómetros. 

Y la iniciativa va en ascenso. Si en 2011, cuando nació Naviclerus, la iniciativa congregó 56 participantes, este verano han sido 70, aunque el favorito vuelve a ser el ganador del año pasado, Bernard Jobert, un sacerdote de 52 años ex cadete de la Escuela Naval, cuenta a La Croix que, además del descanso (mental, que no físico) que supone la competición, destaca como virtud de este acontecimiento el «magnífico espíritu fraternal» que reina entre ellos: «Para los curas acostumbrados a hacer todo el año de mulos de carga, esto es una sorpresa continua«, bromea.

Provienen de 24 diócesis distintas y se reparten en una decena de barcos. En cada equipo siempre hay al menos, además del clero -que puede tener también su saber hacer, como los padres Du Haÿs y Jobert- tres personas expertas en competición a vela.

La regata ha suscitado la curiosidad local y la atracción de los medios, gracias a lo cual cuentan con un buen puñado de patrocinadores que el año pasado permitieron recaudar 20.000 euros, cifra que se espera este año ver ampliamente superada. El dinero se reparte a las distintas asociaciones beneficiarias en función de la clasificación final de la regata, lo que aporta a los regatistas representantes de cada una de ellas la motivación para la victoria.

El muñidor de Naviclerus, Fabrice du Haÿs, destacó a Le Figaro que el proyecto habría sido imposible sin la colaboración de SPI, la empresa que presta los barcos, en este caso clase Dufour 34. «A partir de ahí formamos un equipo de voluntarios», explica, y se deja llevar por su antiguo entusiasmo por la vida marina, que dejó (salvo estos cuatro días al año) por el alzacuellos que luce bajo su uniforme de regatista: «Estar en el mar representa un momento y un espacio para el diálogo, donde las experiencias de unos alimentan las de otros. Es un verdadero momento de felicidad«.

LOS ZAPATOS DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

LOS ZAPATOS DE SAN IGNACIO DE LOYOLA Y OTROS RECUERDOS

Junto a la iglesia del Gesù, en Roma, donde se encuentra la tumba del santo, está la casa donde vivió y murió el fundador de la Compañía de Jesús, convertida en un museo que nos transporta a su vida y a su época.

Promovió la «humanidad mística» de Cristo

Cora Evans, la mormona que se convirtió al catolicismo y podría ser beatificada 

Su marido, sus dos hijos y numerosos familiares y amigos la siguieron en su camino hacia la Iglesia. 

Actualizado 22 agosto 2012 

C.L. / ReL 

Las aspiraciones de Mitt Romney a la Casa Blanca, respaldadas por encuestas que le sitúan muy cerca de Barack Obama en intención de voto, no se han visto resentidas por su condición de mormón. Sería, en efecto, el primer presidente miembro de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, fundada por el joven Joe Smith en 1820 y que goza de especial relevancia en el estado de Utah.

Curiosamente, el 29 de marzo, cuando las primarias republicanas empezaban a revelar a Romney como el candidato con mejores expectativas a la nominación (que le disputó hasta el final el católico Rick Santorum), la Congregación para las Causas de los Santos remitía una carta al obispo de Monterrey (California), Richard García,autorizando la apertura de una investigación para determinar las virtudes heroicas de Cora Evans, una mormona conversa al catolicismo en 1935 y que aseguró haber tenido en 1946 una visión en la que Jesús la impulsó a difundir la devoción a su «humanidad mística«.

Diez años de búsqueda

Cora nació en 1904 y murió en 1957. Había rechazado el mormonismo en 1924 justo al casarse con su marido y descubrir los rituales secretos del matrimonio mormón en el templo de Salt Lake City, capital de Utah. En ese momento le decepcionaron las enseñanzas sobre Dios de su comunidad, y emprendió una búsqueda de la verdadera religión que duró diez años, y donde al principio no contaba el catolicismo, por el que sentía una gran aversión.

Pero el momento clave llegó el 9 de diciembre de 1934. Aquel día el dial de su radio se encontraba sobre una estación católica californiana, y ella estaba en cama, enferma y sin fuerzas para cambiar de emisora. Lo que oyó por las ondas esa mañana no tenía nada que ver con lo que le habían enseñado sobre la Iglesia, así que en cuanto se repuso acudió a la cercana parroquia de San José a informarse.

Fue así como descubrió la verdad que andaba buscando, y el 20 de marzo de 1935 se bautizó junto con sus dos hijos en Odgen (Utah). Mack, su marido, lo hizo poco después, y con el paso del tiempo muchos familiares y amigos mormones la imitaron.

«Cora amaba a los mormones, se consideraba herencia de ellos. Quería que conociesen a Jesús y comulgasen. Rezaba mucho por los mormones», afirmó en marzo Mike McDevitt, impulsor de su causa de beatificación, al diario Catholic San Francisco.

Las visiones

El 24 de diciembre de 1946, Cora Evans recibió una visión. Jesús se le apareció para pedirle que impulsase la devoción a la «humanidad mística de Cristo» o «divina inhabitación», según la cual Cristo está siempre entre nosotros y debemos comportarnos siempre como si estuviera presente, una espiritualidad muy centrada también en la santa misa.

El proceso abierto debe ahora determinar la realidad de esta visión. De ello se encargará el sacerdote Joseph Grimaldi, a quien monseñor García ha designado como postulador de la causa a nivel diocesano. Cora dejó abundantes escritos donde relataba sus visiones (aquella no fue la única, sino que recibió también algunas apariciones de santos). Según el padre Grimaldi, ya han sido examinados por un teólogo sin encontrar errores, aunque se realizarán nuevos estudios, como en cualquier proceso de esta naturaleza.

Según Grimaldi, un canonista con experiencia que ya participó en la investigación del milagro de canonización del Padre Damián (San Damián de Molokai), el caso de Cora Evans «parece muy esperanzador, a pesar de que ella es relativamente desconocida».

«Se la conoce particularmente por su espiritualidad», continúa Grimaldi: «Podría ser un buen ejemplo de alguien casado que llevó una vida muy buena y muy santa haciendo las cosas ordinarias de forma extraordinaria«, aunque según los informes también padeció los estigmas de la Pasión.

Una de las causas de la esperanza de que el proceso llegue a buen término es que los más deochenta retiros que ha predicado McDevitt sobre la «mística humanidad de Cristo» están siendo, según Grimaldi «muy bien recibidos».