Una página web muy útil para sacerdotes

Al servicio de la Palabra 

Arte de Predicar, una página web muy útil para sacerdotes 

La ha creado un sacerdote peruano y ofrece multitud de ejemplos, consejos y citas para las homilías. 

Actualizado 16 junio 2012 

ACI / EWTN Noticias / ReL

Arte de Predicar es el nombre de un nuevo sitio web dedicado principalmente a sacerdotes y seminaristas con técnicas y consejos prácticos para dirigir una homilía u una pieza de oratoria sagrada.

«La idea de crear esta página web vino de mi propia necesidad de aprender, al darme cuenta de manera clara de que la homilética es un arte que requiere preparación y disciplina», señaló a ACI Prensa el padre José Ignacio Tola Claux, creador del sitio web y además oficial de la Pontificia Comisión para América Latina.

Explicó que hasta hace unos años la oratoria sacerdotal era mucho más considerada en la etapa formativa. Sin embargo, «hoy en día, a pesar del desarrollo existente en el mundo de las comunicaciones, los sacerdotes no se forman para saber comunicar y es algo que muchas veces se aprende sobre la marcha, con escasos resultados».

El sitio web cuenta con una sección de predicadores como Fray Antonio de Montesinos y San Juan Crisóstomo, así como citas del Papa Benedicto XVI, sermones o un enlace de audio y video, entre otros recursos.

El sacerdote peruano dijo que este sitio también puede ser aprovechado por todos los interesados en aprender a dirigir un mensaje público «con convicción, eficacia y formas y lenguajes adecuados a los oyentes, ya que muchas de las recomendaciones que se aplican pueden emplearse en cualquier otro campo de la comunicación humana, especialmente a la preparación para hablar en público».

 

Salieron llorando de ver «Cristiada»

Testigos de la persecución 

Por qué las 75 carmelitas de la Madre Luisita salieron llorando de ver «Cristiada» 

Son una comunidad muy querida en Los Ángeles. El arzobispo José Gómez las invitó a ir al cine «por una vez en la vida». Y valió la pena.

Actualizado 16 junio 2012

C.L. / ReL

Si para todos los católicos norteamericanos (a punto de perder la libertad religiosa, literalmente, a manos de Barack Obama) la película Cristiada está suponiendo un aldabonazo, tanto más para las Hermanas Carmelitas del Sacratísimo Corazón de Los Ángeles (Estados Unidos). Su comunidad tiene hondas raíces en México y en la persecución que narra la película, pero no son sólo raíces históricas: buena parte de las religiosas son ellas mismas mexicanas.

A principios de este mes, el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, las invitó a ver la película. «Raramente vamos al cine. Pero por una vez en la vida, tuvimos la oportunidad de asistir a unapremière para nosotras en Beverly Hills. Y las 75 hermanas dijimos que sí inmediatamente al generoso ofrecimiento del obispo», explica en su página web una de ellas.

Una historia que conocen bien

«¿Y por qué?», continúa: «Porque fue durante aquellos días,los días de horrenda persecución religiosa en México en los años veinte, cuando nació nuestra comunidad«, continúa.

En aquellas fechas la fundadora del convento, la Madre María Luisa Josefa del Santísimo Sacramento (la Madre Luisita, como es conocida, actualmente en proceso de beatificación), aceptó el ingreso de 55 jóvenes para entregarse a la vida carmelita.

La madre Luisita

La Madre Luisita (María Luisa de la Peña) había nacido en 1866 en Atotonilco el Alto, en Jalisco, el estado mexicano donde la revuelta cristera fue más firme. En 1882 se casó con un hombre de 30 años, en un matrimonio acordado a pesar de que ella quería entrar en un convento. No tuvieron hijos, y decidieron que los pobres fueran sus hijos. Su marido,Pascual Rojas, era un médico buen cristiano y él y su mujerfundaron en 1892 un hospital para los más necesitados. Pascual murió en 1896, y en 1904 María Luisa entró en el Carmelo de Guadalajara 

Luego estuvo varios años de evolución espiritual en diversos conventos, siempre bajo la dirección de los respectivos obispos, hasta que en 1921 empezó a vivir con otras 12 compañeras bajo la regla carmelita.

Pero, cuando en 1926 el presidente Plutarco Elías Calles introdujo las leyes antirreligiosas que prohibían el culto en todo el país, la Madre Luisita y sus religiosas abandonaron el país y se instalaron en Estados Unidos. Llegaron el 23 de junio de 1927 y al cruzar la frontera se arrodillaron, besaron el suelo tras unos meses de angustia y persecución, y rezaron un Te Deum de acción de gracias. Fue el inicio de los trabajos y fundaciones de la religiosa mexicana en Estados Unidos, hasta su muerte en 1937.

La película cuenta la realidad tal como fue

En ese momento de persecución, «cuando ya no hay misas, ya no hay matrimonios, ya no hay comuniones, ya no se permiten prácticas religiosas de ninguna clase, es cuando empieza la película. Por eso estábamos tan interesadas. Nuestra comunidad empezaba justo entonces«, explica la religiosa al transmitir la intensa experiencia que supuso para la comunidad ver Cristiada.

«Yo sabía que algunas de nuestras primeras hermanas habían sido encarceladas. Había escuchado historias de tener que dormir en cualquier sitio y tener que recogerlo todo a toda prisa y escapar por el tejado», cuenta la joven. Y añade un dato curioso: «Había leído cartas en clave escritas por la Madre Luisita llena de detalles sobre moda femenina. Ella era un alma sencilla y austera que sólo llevaba su hábito carmelita. ¿Por qué entonces todos aquellos detalles sobre lo más fashion en ropa de mujer? Viendo la película lo comprendí. Era para instruir a las religiosas, a quienes descubrían y arrestaban cuando al huir las distinguían por sus ropas pasadas de moda«.

Todo esto que ya conocía «se hizo real» para la religiosa que escribe este artículo al ver Cristiada: «La sangre. La tortura. La injusticia de todo ello. Y por encima de todo, la fe del pueblo. ¡Qué fe!».

La comunidad salió con los ojos húmedos tras ver la película, y llenas de agradecimiento al obispo Gómez.
Habían recibido un enorme impulso para la que llaman «su misión»: «Promover una vida espiritual más profunda en el pueblo de Dios, y fortificar a todos vosotros en la intimidad espiritual con Dios para fortaleceros en los tiempos difíciles».

«Os animamos a ver Cristiada, y cuando termine comprobaréis, como lo hice yo, que hay algunos paralelismos con la situación actual. ¡Viva Cristo Rey!«, concluye.

No deje de escuchar a las hijas de la Madre Luisita cantar Flor de Guadalajara.

 

La colosal figura del Padre Pío

Hace diez años lo canonizó Juan Pablo II 

«Nadie, que yo sepa, ha quedado indiferente tras explorar la colosal figura del Padre Pío» 

José María Zavala nos desvela un milagro reciente: «Me estoy muriendo», le dijo un amigo desahuciado por los médicos. Entonces actuó el santo. 

Actualizado 16 junio 2012

ReL

El 16 de junio de 2002 tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, en Roma, la mayor ceremonia de canonización jamás vista. Fue honrado así uno de los más grandes santos del siglo XX, nacido en 1887 en Pietrelcina (Italia) y muerto en 1968 en el convento de San Giovanni Rotondo donde pasó, prácticamente sin salir, su último medio siglo de vida.

Su confesonario y su misa reunían a multitudes venidas de todo el mundo, atraídas por la santidad que evidenciaban, entre otros signos, los estigmas de la Pasión que le acompañaron desde muy joven y las conversiones y milagros obtenidos por su intercesión.

Y eso ocurrió en vida, pero sobre todo después de muerto, como explica a ReL el escritor José María Zavala, autor de Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas (LibrosLibres).

¿Ha hecho más ruido el Padre Pío en estos diez años que en vida, como prometió una vez con sentido del humor?
Se cuentan ya por centenares, e incluso por millares, las conversiones y/o curaciones por intercesión de este gran santo en todo el mundo desde su canonización por Juan Pablo II, tal día como hoy pero de hace diez años. Y aun así, da la impresión de que sólo conocemos la punta del iceberg de la gran obra que, por su intercesión, sigue haciendo hoy el Señor en las almas de todos los pecadores.

De hecho, la quinta edición de su libro hubo de incluir un capítulo especial con casos conocidos presicamente a raíz de su publicación. A punto de salir la séptima edición, ¿tendría nuevos casos que contar? 
Anteayer mismo recibí el último testimonio en mi correo electrónico: el de Irene, quien, tras leer el libro del Padre Pío empezó a rezar la novena al santo para que ella y su marido encontrasen trabajo. Pues antes incluso de terminarla hallaron los dos un empleo… ¡en plena crisis económica! ¿Acaso no es un verdadero milagro?
 
¿Y alguna curación milagrosa?
Hablando de milagros, puede usted imaginarse la ilusión que me hizo constatar que Ricardo, un viejo compañero de estudios al que no veía desde el colegio, se ha curado por fin de un cáncer de colon por intercesión del Padre Pío. Tras treinta años sin verle, apareció en una de las charlas sobre el Padre Pío que dio el también sacerdote capuchino Elías Cabodevilla. Al final, Ricardo se acercó a verme para darme la tremenda noticia: «José María, me estoy muriendo», sentenció. Acto seguido, me explicó que los médicos le habían dado tan sólo un 5 por ciento de posibilidades de seguir con vida tras extirparle parte del hígado a causa de una metástasis. 
En la última cirugía, le abrieron en canal para echarle quimioterapia «a granel» y quemar las células cancerígenas con más bien nulas esperanzas de salvación.

¿Cuál era su estado de ánimo?
«José María», añadió él, con una serenidad que me conmovió, «no me da miedo morir; lo tengo asumido. Lo único que me preocupa es dejar viuda y dos niños de once y diez años…» Pensé entonces, emocionado, en que yo también tenía dos hijos de esa misma edad. 

¿Y le habló del Padre Pío?
«Tranquilo, que te vas a curar», osé decirle. Y añadí, de corazón: «Esta misma noche empezamos a rezar mi esposa, mis hijos y yo la novena al Padre Pío por ti; haz tú lo mismo». Las pruebas médicas posteriores evidenciaron su inexplicable curación.

¿Y alguna conversión de la que haya tenido noticia recientemente?
¿Más milagros? Esther ha experimentado su propia conversión y la de su pareja con la que convivía desde hacía siete años sin estar casada por la Iglesia. Hace unos meses contactó conmigo para anunciarme que acababa de poner en marcha su proceso de nulidad para que tanto ella como él pudiesen contraer santo matrimonio algún día si era la voluntad de Dios. “Desde que leí el libro, rezo todos los días al Padre Pío para que me ayude a ser mejor”, me dijo Esther. Gloria a Dios.

¿Cuándo conoció usted al Padre Pío y cómo ha influido en su vida?
Hace poco más de cuatro años, unos amigos nos invitaron a ver una película sobre el Padre Pío en su casa, producida por la RAI italiana para la televisión. Por el camino, le dije ya a mi esposa que me parecía un rollazo tragarnos la película de un fraile, que encima duraba más de tres horas. Pero, a medida que la veía, sentí que algo se removía en mi interior. Hasta el punto de que esa misma noche, al regresar a casa, me puse a investigar en Internet la vida del Padre Pío. Me impactó que tuviese los estigmas del Señor en manos, pies y costado durante cincuenta años consecutivos, y que hubiese muerto como quien dice “anteayer”, en 1968, sin que yo tuviese la menor noticia de su existencia. 

Y se puso a trabajar…
El Padre Pío irrumpió así en mi vida y me eligió, pese a todas mis miserias, como instrumento para darle a conocer en España y hacer el bien a tanta gente necesitada de Dios a través de un libro que no para de venderse. Desde que conozco al Padre Pío, recibo su ayuda para ser mejor persona y preocuparme por los demás. Nadie, que yo sepa, ha permanecido indiferente tras explorar la colosal figura del Padre Pío. 

Para este libro y posteriormente ha visitado varias veces la tumba del santo de Pietrelcina. ¿Vale la pena ir allí como lugar de peregrinación?
En San Giovanni Rotondo se encuentra el convento donde el Padre Pío vivió más de cincuenta años. Si uno acude allí con fe y sencillez de espíritu, sentirá su presencia. Igual que Teresa, quien, pese a estar alejada de Dios, viajó allí con su madre en busca del gran milagro que curase a ésta de un tumor en el cerebelo. Cuando regresaron a Madrid, tras una semana implorando la intercesión del Padre Pío, la madre estaba curada y la hija, convertida. El caso se relata con todo detalle en el libro; como muchos otros que yo mismo he presenciado.

Más allá de los favores obtenidos por su intercesión, ¿cuál es el mensaje del Padre Pío que lo hace tan actual para nuestro tiempo?
Como dijo el Papa Benedicto XV, “el Padre Pío es uno de esos hombres extraordinarios que el Señor envía de vez en cuando a la tierra para convertir a las almas”. Y sin remontarnos tanto en el tiempo, monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, aseguró en la presentación del libro que el santo italiano fue suscitado por Dios “para sacudir la incredulidad de nuestro siglo y para escándalo de las mentes secularizadas”. El Padre Pío nos recuerda que Jesucristo murió en la cruz por Amor, para salvarnos del pecado, y que con ayuda de la gracia santificante debemos parecernos lo más posible a Él.