De la muerte a la vida

De la muerte a la vida, enganchado a un balón

Número siete es el seudónimo de un joven que comenzó jugando en un equipo de barrio y acabó formando parte de un grupo de hinchas radicales cuyo modus operandi era ejercer la violencia a diestro y siniestro después de cada partido. Veinte años después y tras un proceso de conversión, alerta a las familias: la presión de los equipos de fútbol base y de los padres, que quieren que sus hijos sean futuros messis o casillas, puede hacer que los niños -como le ocurrió a él-, terminen confundiendo la violencia con diversión. Éste es su testimonio:

Noticia digital (14-VI-2012)

Mi relación con el fútbol se resume en una historia de amor y odio. Comencé a jugar al fútbol a nivel federado cuando cumplí exactamente 10 años. Por entonces, no era más que un chiquillo al que le encantaba hacer regates como los que veía por la televisión y marcar muchos goles para ser el mejor de todos. Año tras año, recibía ofertas de equipos grandes donde, supuestamente, podía aspirar a algo. Así, durante 8 años seguidos conseguí llevarme el trofeo de máximo goleador de la liga.

Jugar al fútbol era una liberación para mí: me divertía haciendo lo que más me gustaba y, de paso, iba asesinando, poco a poco, al gusanillo violento que revoloteaba por mis adentros. Mi padre era mi mejor aliado, él les gritaba violentamente a los árbitros y yo me llenaba de euforia al descubrir que quería a su pupilo hasta el punto de pelearse con quien fuera por mí.

A los 18 años y tras pasar por varios equipos casi profesionales, tenía una asignatura pendiente. Se llamaba violencia y, por más que intentaba quitármela de encima, seguía brillando con nombre propio en mi historial académico. Sin titubeos ni justificaciones, el fútbol había sacado lo mejor de mí para enseñarme que aquel deporte en el que tanto me divertía tenía muchas sorpresas preparadas para mí. Y no eran buenas…

Mi espíritu rebelde e inconformista no se contentaba con ser uno más del rebaño; quería destacar y, si era necesario, estaba dispuesto a cruzar cualquier barrera que importunase mi camino. En poco tiempo, el fútbol -disfrazado de malas compañías y aderezado con tintes de superioridad- me llevó a integrarme en un grupo radical que despuntaba de todos los demás. Yo me creía superior y eso me bastaba para estar por encima de todos los partidos que había perdido, y de todos los fracasos que habían acompañado mi carrera profesional.

Las peleas a las que me enfrentaba con doce o quince años, y donde un par de rasguños escocían mi orgullo, se convirtieron en batallas campales, acompañadas de carreras improvisadas, enemigos acérrimos y policías enfadados. Recuerdo partidos en que, una vez dentro del estadio, no miraba ni una sola vez el encuentro que disputaban y donde no me importaba lo más mínimo el resultado, ya que el mejor partido se disputaría en la calle tras el pitido final. Lunas rotas, vallas voladoras y porrazos aderezados con alcohol se convertían, partido tras partido, en el pan nuestro de cada ultra.

Era divertido, he de reconocer que lo era. Pero la vuelta a casa y el terrible silencio de la soledad resquebrajaban del principio al final mis sentidos. La adrenalina de cada reyerta escondía un veneno que, en frío, hacía tiritar por completo mi respiración. Podía ver entre espejismos a mi padre gritándome que no podía fallar ese gol, a mi primer entrenador castigándome en el banquillo por romperle la nariz a un contrario, o la mirada abatida de un niño con retraso al que humillé en el colegio delante de todos mis compañeros. Era una obsesión tan grande que, sin quererlo, me comencé a desengañar del fútbol -¡el amor de mi vida!- porque las alegrías que me proporcionaba eran tan efímeras que teñían de negro cada instante en que luchaba por ser feliz.

Soñaba con ser una estrella, y tenía pesadillas por haberme estrellado con la peor de las soledades. Ésa era mi vida, hasta que tropecé con la pistola de un camarada que, gracias a que Dios existe, jamás se llegó a disparar…

Hoy, veinte años después, miro a aquel entonces y tiemblo ante la actitud de tantos y tantos padres que, cada domingo, son capaces de ver cómo su hijo pierde la ilusión de vivir por un simple partido de fútbol. Veo niños llorando por perder un simple partido de aficionados y dejo de ver la palabra fútbol. Entiendo que la pasión y la rabia se apoderen de una inocencia que ronda una pubertad que no conoce, siquiera, de futuros o responsabilidades, pero no puedo tolerar el grito fanático de un padre profiriendo insultos hacia otros niños y pidiendo, incluso, a su hijo que le parta la cara a otro jugador. Es, entonces, cuando el fútbol deja de ser fútbol para convertirse en una guerra de clases y de poder, cuando pedir perdón a un contrario o darle la mano a la conclusión de un encuentro se deja sólo para los partidos amistosos, porque importa más un buen resultado que un rato de diversión sana al lado de amigos y compañeros.

Imagino que hemos llegado a estos límites obsesivos en España porque el fútbol se ha convertido en un deporte rey capaz de desbancar cualquier acontecimiento o circunstancia. Y nosotros, que pagamos unos precios galácticos por cada entrada que adquirimos para ver un partido, colaboramos con ello.

Sin embargo, no todo en el fútbol es malo. Hay valores que acompañan a este deporte y que dibujan la otra cara de la moneda. En mis años como aprendiz de futbolista, he encontrado grandes personas y buenos amigos, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Disfrutar de la victoria es fácil, pero mucho más difícil es aprender de la derrota. Y eso es lo que, al final del camino y al atardecer de la vida, te hace crecer verdaderamente. He de reconocer que perder es lo más duro pero, a la vez, lo más gratificante, al descubrir que, detrás de dos equipos y un balón, se encuentra un trofeo mucho más apasionante: el hecho de vivir para poder ganar y perder.

Yo lo experimenté con el tiempo y por eso hoy, después de correr durante tantos años detrás de una pelota, sigo descubriendo que el mejor tesoro no está en los partidos que jugué, en los triunfos que conseguí o en las derrotas que coseché, sino en la vida que gané y que sólo se conquista amando y respetando a nuestros semejantes. Con la libertad del que ansía ser feliz sin presiones y sin ahogos. Y ése es, verdaderamente, el mejor título del mundo.

Número siete

«quincena por la libertad»

Fortnight4Freedom: los obispos USA convocan «quincena por la libertad»

Por Juanjo Romero 

Fortnight for freedom - Quincena por la libertad

El año pasado comentaba la propuesta de Jean Raspail de apoyo a los cristianos perseguidos:oración.

¿Orar? Es lo mejor. Lo más verdadero […]

Imagino el día, en que todos los cristianos del mundo, especialmente los católicos, recen con una sola voz por sus hermanos de Oriente; públicamente, con la Jerarquía al frente, todas las iglesias y templos llenos; las campanas tañendo, la gente procesionando en masa, mil millones de fieles, mil quinientos millones, proclamando su condena, su solidaridad, su rebeldía. Un gran número. Un número patente y visible. El poder de los números…¿Tal vez, entonces, los gobiernos de los países en los que se persigue y asesina decidan a la vista de los hechos, reconsiderar la situación?

¿Suena a novela? Sí, soy novelista. Pero los cristianos en Oriente no se resignan a un exilio permanente que sí existe en otros lugares…

Yo le reprochaba el recurso al número, aunque lo entendiese.

Los obispos de Estados Unidos, cada uno en su diócesis (como tiene que ser) han lanzado una iniciativa similar para defender la libertad religiosa, tanto en su patria como en el mundo: «Fortnight for Freedom» (Fortnight4Freedom.org). Digo similar porque esta tiene una intención más purificada. A través de la USCBB (Conferencia Episcopal de los EE.UU.) hace un llamamiento a todas las diócesis, parroquias e instituciones católicas a participar en una «Quincena por la Libertad».

Catorce días, del 21 de junio, vísperas de la fiesta de los mártires San Juan Fisher y Santo Tomás Moro al 4 de julio, Día de la independencia. Una quincena por la libertad que constituya un gran himno de oración por nuestro país. Nuestro calendario litúrgico celebra durante esos días la memoria de grandes mártires, que permanecieron fieles en la persecución por el poder político: Santos Juan Fisher y Tomás Moro, San Juan Bautista, Santos Pedro y Pablo y los Primeros Mártires de la Iglesia de Roma. Culminará el Día de la Independencia y será un periodo especial de oraciónestudio,catequeesis, y acción pública, en el que haremos hincapié en nuestra herencia cristiana y americana de la libertad. Las diócesis y parroquias de todo el país han programado un calendario especial de actividades que soportarán una gran campaña nacional de enseñanza y testimonio de la libertad religiosa.

¡Ahí queda eso! Supongo que los lectores del blog están al tanto de la represión de la libertad religiosa a la que van a someter a los católicos en USA. Podéis seguir cualesquiera de los enlaces anteriores.

Leer más… »

Habla de su amor por la Virgen de Guadalupe

Mamen Sánchez, periodista y novelista 

La directora adjunta de ¡Hola! habla de su amor por la Virgen de Guadalupe, la fe de sus padres… 

Con gran transparencia y naturalidad habla de la forma en la que vive su cristianismo en el día a día. 

Actualizado 13 junio 2012 

Luis del Real Espanyol/ReL

Mamen Sánchez es una mujer todoterreno. Esposa, madre de cinco hijos, directora adjunta de la revista ¡Hola!, novelista de éxito… y tremendamente sencilla y humana. 

Gonzalo Altozano la ha entrevistado en su programa de Intereconomía TV «No es bueno que Dios esté sólo», un espacio de referencia y gran divulgación que se emite todos los domingos a las 21:30 horas.

¡Hola!, revista internacional

Mamen co-dirige con su hermano la revista española más internacional con 18 ediciones por todo el mundo. Tienen ediciones propias en Reino Unido, México, Rusia, Grecia, Emiratos Árabes Unidos, Canadá, Turquía, Tailandia, Malasia, India, Serbia, Marruecos, Indonesia, Argentina, Perú, Bulgaria, Ecuador o Puerto Rico. Una verdadera multinacional del papel cuché.

Su abuelo Antonio fundó la revista en la Barcelona de la posguerra, y su padre, Eduardo Sánchez Junco, se encargó de consolidarla y expandirla por medio mundo.

Mamen habla de Dios con Gonzalo Altozano.

Una niña delante de Dios

«Soy bastante infantil con la fe. Soy más de sentimientos que de razonamientos, y sigorelacionándome con Dios de niña a Padre. Es más, me gustaría que cuando llegué al cielo la Virgen me llamara Mamencita. Como cuando la Virgen de Guadalupe hablaba con Juan Diego, le llamaba Juanito, algo así. Eso es una ternura».

La Virgen de Guadalupe

Mamen es también directora de la edición que ¡Hola! tiene en México. Por eso motivo debe viajar con frecuencia al país y es una gran devota de Ella. «A la Virgen de Guadalupe le tengo mucho cariño, y como voy mucho a México por trabajo y viajo sola, Ella es mi compañía. Voy a verla al Santuario y lo que veo ya es un milagro».

El torero Enrique Ponce le transmite su devoción

Cuenta Mamen que fue el torero Enrique Ponce quién le descubrió a la Virgen de Guadalupe. «Fui con él a la Monumental de México a una corrida ante 100.000 personas, y la tarde anterior fuimos al Santuario y nos transmitió la devoción a esta Virgen». 

La fe en la familia

Mamen cuenta cómo fue fermentando la fe católica gracias a sus padres. «Mis padres han sido muy creyentes. Mi madre es más contemplativa y mi padre era más práctico, pero tenía muchos escrúpulos y no hacía nada que fuera contra sus convicciones».
 
«Mi madre, en el coche, mientras nos llevaba al colegio rezaba con nosotros y eso mismo sigue haciendo mi marido con mis hijos».

¿Enfadarse con Dios?

Mamen dice que «es muy humano enfadarse con Dios por cosas que no entendemos y que nos hacen sufrir. A mí no me ha pasado porque tengo mucha confianza en Dios».

El portal de Belén y los paparazzis

«Al portal de Belén no hubiera ido ningún paparazzi. No fue un acontecimiento de portada de las revistas de entonces y, sin embargo, qué importante fue».

«Sin embargo -señala Mamen- el Papa siempre ha sido portada en ¡Hola! cuando ha venido a España. El Papa mueve masas y fue portada con motivo de la última JMJ tanto en la edición de España como la de México. La JMJ fue un acontecimiento excepcional y es normal que el Papa fuera portada en todos los medios del mundo».

El Papa, Madre Teresa y ¡Hola!

«El Papa ha estado en el ¡Hola! desde 1944, que fue portada por el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona. También ha sido portada de nuestra revista la Madre Teresa de Calcuta».

«¡Hola! no es una revista del corazón»

Sobre el verdadero sentido de la revista de la que es directora adjunta, señala con firmeza: «Cuando se dice que ¡Hola! es una revista del corazón, se identifica con un periodismo con el que no nos identificamos. Si se refiere con corazón a que ¡Hola! es una revista de temas humanos, que tienen mucha humanidad y sensibilidad, sí, pero si te refieres a un periodismo agresivo, feo, que saca los trapos sucios, escándalos, no».

 

Antipapas de nuestro tiempo (II)

Piedrecita, Rabí I, el elegante Juan Gregorio XVII, Pedro II de Pennsylvania y el Palmar de Troya 

La mayor parte de los antipapas no lo son por elección humana: el encargo les llega directamente a través de sus peculiares visiones. 

Actualizado 14 junio 2012

Carmelo López-Arias / ReL

En la primera entrega de esta serie nos hemos referido a antipapas que probablemente ni existen y forman parte de meras leyendas urbanas. A partir de ahora examinaremos el caso de personas con nombre y apellidos y rostro público, con las que quedará claro, una vez más, que la realidad supera a la ficción, y que ante una buena historia real no hay leyenda urbana que valga.

De los problemas mentales de Clemente XV a Rabí I

Uno de los antipapas de más largo recorrido fue Clemente XV (1905-1974), de nombre Michel Collin, francés que tenía visiones desde la Primera Comunión. Ese día, Jesús le dijo: “Serás sacerdote, luego obispo y luego Papa». Collin llamó a diversas puertas para dar el primer paso, y finalmente consiguió ser ordenado en 1933

Michel Collin en su Vaticano particular

Collin fue ganando adeptos a base de visiones y apariciones, y en 1963, a la muerte de Juan XXIII, la mismísima Virgen María le confió “las llaves de la Iglesia”. El así señalado proclamó que el tercer secreto de Fátima, entonces desconocido, incluía ese nombramiento. El 3 de junio se hizo coronar Papa, con el nombre de Clemente XV. Para ello debía ser obispo, pero Michel lo resolvió asegurando que el mismo Jesús le había consagrado obispo en 1935.
 
A pesar de tan señalado favor, por «humildad» y por si acaso a alguien suscitaba dudas la cosa, en 1966, hizo que el obispo cismático Cyprien Dangé “confirmase” su consagración. Llamó a su grupo Iglesia de Cristo Renovada, y murió en 1974 habiendo nombrado diecinueve cardenales de varias naciones en su pequeño «vaticano» de Clémery, en la Lorena francesa.

Estos purpurados eligieron a un sucesor, Rabí I. No es fácil seguirle la pista a Rabí I, cuyo nombre («maestro», en hebreo) es verdaderamente original en el ámbito de los antipapas. Y no es fácil seguirle la pista porque el grupo se dividió mucho al fallecer Clemente XV.

Sus seguidores (en torno a 25.000) esperaban su resurrección milagrosa en 1982. Pero no llegó. Así que en 1985 Collin se reencarnó en la persona de uno de sus seguidores. Eso decía, al menos, el interesado, Robert Fontaine, supuestamente estigmatizado. La mayor parte de la Iglesia de Cristo Renovada se disolvió en 1998.

Tradicionalistas… con sacerdotisas

Pero las escisiones en el grupo de Collin habían empezado mucho antes. En 1967, uno de sus obispos, Gaston Tremblay (1928-2011), canadiense, se había separado de él y se había autoproclamado Papa bajo el nombre de Gregorio XVII

Fue en su juventud, durante ocho años, hermano de San Juan de Dios, y tenía frecuentes éxtasis en los cuales escuchaba la voz de Dios

Retrato oficial de Gregorio XVII (Juan Gregorio XVII para no molestar).

Abandonó la Iglesia en 1961 para unirse la Iglesia Renovada de Cristo. Clemente XV le ordenó sacerdote y le consagró obispo. Tremblay creó la Orden del Magnificat de la Madre de Dios

Luego se fue separando poco a poco de Collin, principalmente porque éste, imbuido del ambiente ufológico tan característico de los años sesenta y setenta,había llegado a otorgar a los ovnis un valor escatológico e incluso a atribuir a los extraterrestres una especie de guía espiritual.  
 
Así que en 1971 Tremblay fue elegido Papa por uncónclave de ocho obispos consagrados por él. Adoptó el nombre de Gregorio XVII y se hizo fuerte en su Monasterio de Santa Jovita, logrando adeptos en varios países del mundo. De vida fuertemente austera, mezclada con denuncias por abusos sectarios, mezcló un tradicionalismo aparente con la aceptación del sacerdocio femenino. Eso sí, sus religiosas sólo celebran misa en privado, salvo causa de fuerza mayor.

A partir de 1999, tras varios juicios y condenas, Tremblay mantuvo un perfil bajo, y murió el pasado 31 de diciembre de 2011. Su sucesor al frente de los autodenominados Apóstoles del Amor Infinito sería Michel Lavallée, llamado en la comunidad Mathurin de la Madre de Dios. No podemos asegurar que se haya proclamado Papa bajo el nombre de Mathurin I, pero sí que figura como presidente del consejo de administración de The Apostles of the Infinite Love, Inc., con sede social en Florida.

El Palmar de Troya

Tremblay había cambiado su nombre de Gregorio XVII a Juan Gregorio XVIIcuando se enteró de que en España, un tal Clemente Domínguez usaba también esa denominación. 

Todo un gesto deportivo y elegante, que nos permite llegar al caso de antipapa más conocido en España: el Palmar de Troya, fuente de abundante material informativo en los años setenta y ochenta.

Los supuestos estigmas del futuro Papa Clemente.

Todo empezó cuando Clemente Domínguez y Gómez (1946-2005) empezó a tener visiones, éxtasis y estigmas en 1970, junto con otros videntes del Palmar. En 1975 fundó la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, y en 1976 fue ordenado sacerdote primero, y consagrado obispo después, por el arzobispo vietnamieta Pedro-Martín Ngo-Dinh-Thuc, un obispo que, antes de morir reconciliado con la Iglesia (había sido titular de la diócesis de Hue en Vietnam del Sur), consagró obispos por todo el mundo al servicio de cismas varios, creando diversas líneas de continuidad sacramental.

Pedro II de El Palmar (no tiene nada que ver con el Pedro II de Dakota del Norte).

Cuando murió Pablo VI, Nuestro Señor eligió personalmente Papa a Clemente (quien se había quedado ciego en 1976 en un accidente de coche), quien transfirió la Santa Sede de Roma a su pueblo y adoptó el nombre de Gregorio XVII. Nacía la Iglesia Católica Palmariana, que logró abundantes recursos dentro y fuera de España.

Lamentablemente, según sus propios seguidores, el Papa Gregorio XVII, “tras todos sus valiosos servicios a la Iglesia, en los últimos años de su Pontificado cayó en herejía, causando una terrible confusión en la Iglesia”. En ese periodo nombró obispo a uno de su seguidores, Manuel Alonso Corral, que a la muerte de Clemente fue elegido Papa por parte de los palmarianos, bajo el nombre de Pedro II, en marzo de 2005. No obstante, dimitió a los pocos meses y le sucedió Jesús Hernández, un ex militar y ex abogado que adoptó el nombre de Gregorio XVIII.

Los Pedro II nacen como setas

Este fugaz Pedro II del Palmar es uno de los muchos antipapas que han adoptado este nombre, quizá porque, según las profecías de San Malaquías, será el nombre del último Papa antes del fin del mundo, y todos estos grupos tienen un marcado cariz apocalíptico. 

En los últimos años han pululado por el mundo hasta media docena de Pedro IIAime Budet en Bélgica, Julius Tischler en Alemania, uno en Dakota del Norte (que se autodenomina «prior de Dakota», nuevo título pontificio), o Chester Olszewsky de Pennsylvania (Estados Unidos), antiguo pastor episcopaliano que, ya como Papa, cambió el Ave María e introdujo a la Virgen en la señal de la cruz.

Pero sólo vamos a fijarnos en dos: el australiano William Kamm, más conocido comoPiedrecita (Little Pebble: alusión a que «tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia») y el ex mecánico de automóviles Maurice Archieri.

Piedrecita, profeta y acosador

El australiano William Kamm (procesado en 2005 por agresión sexual a menores) es todo un «profeta». Más que por los aciertos, porque no da una, por la abundancia de pronósticos. Aparte de un gusto especial por anunciar alineamientos planetarios que no se producen,anticipó (y no atinó) que Indonesia invadiría su país y que un Boeing 747 se estrellaría en Sidney durante los Juegos Olímpicos de 2000. Los obispos de la diócesis de Wollongong han dictado todo tipo de sanciones contra él desde los años setenta, pero Piedrecita supo ampararse en un sacerdote norteamericano ordenado en la diócesis de Galveston-Houston en 1978, Malcolm L Broussard, que presume de ser obispo sin serlo

Piedrecita: un pontificado sin mucho glamour.

La verdad es que no es del todo exacto denominar a Piedrecita como Pedro II, porque él no afirma serlo todavía, sino que lo será en el futuro.

Primero afirmó que Juan Pablo II le había consagrado obispo en secreto, se supone que quitándole importancia al hecho de que vive con una mujer con la que ha tenido varios hijos. Y profetizó que el cónclave le elegiría Papa a él cuando Karol Wojtyla muriese. 

Pero, claro, eso no sucedió. Lo que pasa -dice Kamm- es que realmente Juan Pablo II no ha muerto: “Duerme en Dios y resurgirá en un nuevo cuerpo preternatural en el momento preciso” (lo de «cuerpo preternatural» trae de cabeza a los teólogos que estudian el tema). Mientras llega ese momento, Benedicto XVI le guarda el puesto a Piedrecita. Cuando muera Joseph Ratzinger, será entronizado un antipapa, y entonces volverá Juan Pablo II para desenmascararlo, y por fin Piedrecita se convertirá en Pedro II.

Kamm, como puede apreciarse, es un maestro en el arte de ganar tiempo a ver si alguna de sus profecías se cumple. Pero los católicos a quienes ha embaucado no son pocos, y los obispos australianos han tenido que pronunciarse en algunas ocasiones para desenmascararle.

De mecánico a Papa

El otro Pedro II era un antiguo mecánico de automóviles cuando en 1995, durante una oración el día de Pentecostés, tuvo una “visión intelectual” en la cual fue escogido Papa bajo ese nombre.

Se llama Maurice Archieri, y dice ser el vicario de Cristo de la Iglesia Real Oculta. Es «el responsable universal de la salvación de las almas ante la llegada de la Parusía», y se justifica en las profecías de un obispo ortodoxo ruso del siglo XIX, Ignacio Briantchaninov (1807-1867).

Pedro II fue consagrado obispo en 1997 por Jean Marc Gillon, obispo cismático galicano, pero remite su legitimidad a la Iglesia de Antioquía para la transmisión apostólica.

La elección como Papa había sido dos años antes. ¿No es esto raro? No, porque fue «por palabras sustanciales» del Espíritu Santo, y en consecuencia Archieri nos advierte de que “el reconocimiento y la unión con Pedro II son necesarios para recobrar la gracia santificante”. Ahora ya lo saben ustedes, no digan que no avisamos.
 
Primera entrega – Antipapas de nuestro tiempo: de Benedicto XL al Pío XIII chino, pasando por Inocencio XIV

[Agradecemos al padre Luis Gómez sus sugerencias y documentación para tirar de este curioso hilo.]