De Prada tira de Chesterton

Convierte el trabajo en mero «instrumento de producción»

De Prada tira de Chesterton para criticar la reforma laboral y advertir la «venganza del cielo»

El escritor se hace eco de las críticas del gran apologista del cristianismo sobre el capitalismo al que calificaba de «conspiración de cobardes».

Actualizado 13 febrero 2012

ReL

«La quiebra del orden social del trabajo, la ´conspiración de los cobardes´ que avizorase Chesterton hace casi un siglo,
prosigue implacable sus estrategias. Y llegará, más pronto que tarde, la venganza del cielo». Así es como concluye el escritorJuan Manuel de Prada un artículo en el que critica la reciente reforma laboral emprendida por el Gobierno español.

Tras el anuncio del Ejecutivo de los detalles de la reforma en materia de trabajo, De Prada recuerda las críticas del gran apologista del siglo XX G.K. Chesterton al capitalismo al que calificaba de «conspiración de cobardes», y al que responsabilizaba de haber destruido la familia, haber alentado divorcios y «tratado las viejas virtudes domésticas cada vez con mayor deprecio«, así como de haber «provocado una lucha moral y unacompetencia comercial entre los sexos» y haber «destruido la influencia de los padres a favor de la del empresario», entre otras plagas.

El escritor denuncia en ABC que en estos días «se nos trata de convencer de que unareforma laboral que limita las garantías que asisten al trabajador en caso de despido o negociación de sus condiciones laborales… ¡favorece la contratación!» y resalta el carácter «ilógico (o cínicamente perverso)» de ello pues sería, a su juicio, «como afirmar que el divorcio exprés favorece el matrimonio, o que la retirada de vallas favorece la propiedad».

«Lo que tal reforma laboral favorece es la conversión del trabajador en un instrumento del que se puede prescindir fácilmente, para ser sustituido por otro que esté dispuesto a trabajar —a modo de pieza de recambio más rentable— en condiciones más indignas, a cambio de un salario más miserable», explica. 

Para el pensador lo peor de todo esto es que ello «encierra una perversión cínica: del mismo modo que de un divorcio se pueden sacar dos matrimonios, de un despido también se pueden sacar dos puestos de trabajo (y hasta tres o cuatro); basta con desnaturalizar y rebajar la dignidad de la relación laboral que se ha roto, sustituyéndola por dos (y hasta tres o cuatro) relaciones degradadas, en las que el trabajador es defraudado en su jornal».

«Lo que subyace en esta reforma laboral es la conversión del trabajo en un mero ´instrumento de producción´«, lamenta De Prada.

Para leer el artículo completo de De Prada pinche aquí.

Dios es lógicamente inevitable

Le convenció la prueba de la contingencia «bien explicada»

«Yo no creía en Dios, pero sí en la Iglesia…hasta que vi que Dios es lógicamente inevitable»

Su posición atea era parecida a la del filósofo conservador Roger Scruton en sus memorias: podía asentir a cada punto de la fe católica excepto la existencia de Dios. Hasta que leyó a Edward Feser.

Actualizado 13 febrero 2012

Pablo Ginés/ReL

Hay muchas personas que dicen que creen en Dios, pero no en la Iglesia. Es más difícil encontrar gente como el escritor irlandés Maolsheachlann O Ceallaigh, cuya postura era exactamente la contraria:creía en los valores de la Iglesia católica(«inocencia, reverencia, tradición, comunidad», enumera) pero no en Dios. Cuenta su camino hacia la fe, como otros conversos, en Whyimcatholic.com.

Destellos de algo más profundo

Aunque su madre le llevaba alguna vez a misa, Maolsheachlann no recibió apenas ninguna formación religiosa. Nadie le dijo nunca que los católicos debían ir a misa los domingos. Sin embargo, en su infancia ya se manifestaba su gusto por lo misterioso, lo reverente. Cuando tenía 7 o 8 años vio en una esquina de su clase del colegio un estandarte con el signo Chi-Ro, las iniciales de Cristo en griego. Parecía pertenecer a otro mundo, a algo serio, sobrio, misterioso… no como tantos dibujos y colores infantiles del colegio. 

También en casa de un abuelo vio una vez una imagen de la Virgen con el niño y le parecio algo más solemne y romántico, una realidad más profunda, que lo que veía en los comics o en la TV, «en esa infancia infinitamente distraida, comercializada y banalizada de finales del siglo XX». Pero nada de esto cristalizó en él. 

Un año, en el colegio, «una monja anciana y adorable nos enseñó los misterios del Rosario, las apariciones de Fátima, la historia de Maximiliano Kolbe y otros temas sólidos». Pero todos los otros cursos la formación religiosa era pobre y aburrida, «videos que nos inspirasen y psicología pop».

Una mini-conversión adolescente

A los 14 años, en vacaciones de verano, visitó a su tía, esposa de granjero, en un pueblecito donde todos iban a misa. «Una iglesia repleta es en sí misma un estimulante para una imaginación religiosa dormida«, escribe. Él estaba descubriendo el poder de la poesía y los símbolos, y entonces retumbó la voz del sacerdote en el Evangelio: «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos«. Le pareció romántico, se le aceleró el pulso. Y ese verano consiguió un rosario, una medallita, un póster de los Diez Mandamientos y escribió un poema sobre la Resurrección… Pero cuando volvió a su ciudad todo eso desapareció «y volví de nuevo a mi indiferentismo religioso«.

El misterio y lo romántico

«Como adolescente me acosaba la idea de que las aguas de la vida eran poco profundas para mis ansias, una ansiedad existencial que crecería en los años siguientes». Todo le parecía poco. Por eso, le impactó una definión sobre el misterio. Un alumno dijo: «es algo que nunca podrás entender». El profesor respondió: «digámoslo en positivo; el misterio es algo de lo que siempre se puede aprender más y más«. Deseo de más allá, frente a la mera apariencia.

Como adolescente y joven, asumió el romanticismo tradicional, no el post-moderno. La poesía de Yeats y Wordsworth y Keats… ¡poemas que rimasen! Abrazó el romanticismo del pasado reciente irlandés, las fotos en blanco y negro, la visión agraria, anti-moderna del nacionalismo irlandés. Era el único chico en el colegio que defendía el uso de uniformes, a favor de la censura en «películas enfermizas», contra el uso del cannabis, etc… «Disfrutaba nadando contra corriente«, afirma. Pero era ateo.

Dios no, Iglesia sí

«Me había convertido en el ateo definitivo«, escribe sobre su juventud. Eso sí, muy a su disgusto. Defendía continuamente a la Iglesia de sus críticos. Su posición era parecida a la del filósofo conservador Roger Scruton en sus memorias Gentle Regrets: «podía asentir a cada punto de la fe católica excepto la existencia de Dios«.

Maolsheachlann analiza su carácter para explicar el por qué de su ateísmo. En parte, él era un chico tímido, malo en cosas prácticas, solitario, y nada de lo que emprendía parecía fructificar. Sus ansias y nostalgias nunca lograban satisfacerse. Puesto que lo divino y trascendente es el ansia y deseo más profundo, parecía lógico que no hubiese Dios, que tampoco ese ansia tuviese satisfacción.

Por otro lado, por su inclinación romántica, dado que todo lo veía en un continuo declive, una decadencia, una pérdida… ¿cómo no aceptar la muerte de Dios, la pérdida de Dios? Ahí encajaba su ateismo.

Escribir te obliga a hacer preguntas

Maolsheachlann había acabado periodismo y trabajaba en una biblioteca universitaria, tenía veintipico años, y empezó a escribir: cuentos de terror, novelas de fantasía, más poesía… «Todo el que escribe sabe que eso es un viaje en busca de sentido«, afirma. Porque ¿acaso algo tenía sentido? «¿Qué sentido tiene cualquier historia si, como dice Macbeth, la vida no es más que un cuento contado por un idiota, que nada significa? Porque si los ateos tienen razón, la vida no significa nada, eso era horriblemente claro. Y caí en la depresión más profunda de mi vida durante varios meses». Ese verano «el cosmos entero parecía insustancial, sin sentido, como una burbuja que flota en el aire y puede desaparecer en cualquier momento».

Se volcó en la lectura. «Leí a C.S. Lewis y a G.K. Chesterton y varios autores cristianos más.Navegué por Internet, un seguidor silencioso del ácido e interminable debate sobre Dios en el ciberespacio. Vi debates sobre apologistas y escépticos en YouTube. Nada, nada era importante, excepto la pregunta última».

Desconfiar de lo que te gusta

Maolsheachlann quería creer, pero temía auto-engañarse. Recordaba que Arthur Conan Doyle, el «padre» del cerebral Sherlock Holmes, intentando consolarse de la muerte de su esposa e hijo, se había llegado a creer las patrañas del espiritismo, la ouija y hacer fotos a hadas. «La poesía en prosa y la apuesta de Pascal no serían bastante para mí«.

Para asegurarse una y otra vez, de forma sistemática, de que no se auto-engañaba,sometía a prueba cada argumento a favor de Dios «hasta un nivel ridículo, mucho más allá de las pruebas que exigiría a cualquier otro tema o teoría. […] Tengo un mecanismo de defensa contra el wishful thinking que se ha asilvestrado y hace que todo lo deseable parezca, a priori, implausible. Mientras buscaba a Dios, todos mis prejuicios estaban contra Él, todas las defensas erguidas».

Eso sí, sólo veía dos opciones: o el ateísmo, o el catolicismo. «Estaba seguro de eso. Ninguna otra fuerza en la tierra mostraba la misma dedicación a su mensaje, la misma resistencia a someterse al espíritu de la época, como la Iglesia Católica. Ninguna otra institución defendía las cosas buenas de la vida -familia, comunidad, pureza, patriotismo, celebración, masculinidad y feminidad, ritual y ceremonia- tan asiduamente. Cualquier otra religión se arrugaba, contemporizaba, se mostraba humana, demasiado humana«.

Dos libros: Ortodoxia The Last Superstition

La obra maestra de G. K. Chesterton, su libro «Ortodoxia«, le convenció de que el cristianismo era la llave de la cerradura de la vida, del cómo vivir, probada siglo tras siglo en circunstancias muy distintas. 

Pero el libro que cambió su vida fue «The Last Superstition«, una respuesta del filósofo tomista norteamericano Edward Feser al desafío del nuevo ateísmo groserodel estilo de Richard Dawkins. «Fue difícil abordar este libro, me lo tuve que leer dos veces y despacio, pero paladeé cada palabra», reconoce.

«Es una demostración lúcida, estricta, de que el materialismo filosófico no puede ser verdadero, que la existencia de un Dios todopoderoso, omnisapiente, todo bondad, es lógicamente inevitable, y de que las pruebas tradicionales de la existencia de Dios, esas pruebas que cualquier infiel encuentra tan fáciles de refutar, son mucho más sutiles de lo que sus críticos entienden y de hecho no admiten respuesta cuando se entienden bien».

De hecho, a Maolsheachlann le convenció una sola prueba: la contigencia. «Todo en el mundo físico depende de otras cosas, pero la cadena no puede remontarse por siempre, sino que debe terminar fuera del mundo físico, en algo necesario y eterno y perfecto. Esto me pareció, y me sigue pareciendo, sólido como una roca. Hace falta algo más de desarrollo para que este algo eterno y necesario sea Dios tal como lo entendemos, pero ahí están los argumentos y son convincentes». Al libro de Edward Feser se remite.

Nueva vida

«Después de meses sumergido, rompí la superficie de las aguas, pude respirar de nuevo, y el mundo a mi alrededor era todo nuevo», escribe.

«Así que ahora voy a misa cada domingo, rezo el Rosario casi cada día, intento conseguir una educación religiosa que retrasé tanto tiempo y trato de hacer lo que puedo para nadar contra la corriente del un secularismo creciente». Pero ¿lo hace sólo por su tendencia a ir contracorriente? No. Dice que todas las categorías políticas, culturales, se rompen ante la presencia de Dios, que los sacramentos y la gracia sanadora de Dios purifican sus intenciones, «a través de la Iglesia fundada en el fuego santo de Pentecostés».

Hoy Maolsheachlann es un gran difusor de la obra de G. K. Chesterton a través de la Sociedad Chesterton Irlandesa.

Monja gracias a Dios… y a Elvis Presley

Andaba en búsqueda del «hombre perfecto»… y lo encontró

Se hizo monja gracias a Dios… y a Elvis Presley

No sólo Sor Rose Mary Esseff se encontró con Cristo de una manera «inesperada» sino también el español Mario Ortega, que agradece a Juan Pablo II su sacerdocio.

Actualizado 13 febrero 2012

Rome Reports

Sor Rose Mary Esseff dice que debe su vocación a Elvis Presley. Ella nació en Washington hace 40 años. Estaba terminando sus estudios de música, quería casarse y buscaba al hombre perfecto. 

Durante el último curso quiso visitar el convento de las Hermanas Dominicas de Santa Cecilia de Nashville, en Tennessee. Pero no tenía dinero ni transporte para ir. 

Una amiga suya iba a visitar la casa de Elvis Presley, Graceland, donde está enterrado el Rey del Rock, y se ofreció a llevarla al convento porque estaba en la misma dirección. Y por esa visita decidió incorporarse a esta comunidad de 270 hermanas.

“La vida religiosa, la vocación a la vida religiosa es un misterio porque requiere sacrificar algo tan natural y bueno como el matrimonio y la familia. En esta vocación Jesús llama a algo más profundo: imitar a Cristo de la manera más perfecta”, dice Sor Rose Mary .

Al principio fue un choque cultural. Le costaba renunciar a cosas tan corrientes como llamar por teléfono o ver la televisión cuando lo deseaba. Tenía que obedecer a sus superiores y había mucho trabajo ya que su congregación tiene muchos colegios por todo el mundo. 

“La obediencia no es un obstáculo o una carga. En realidad es una mayor libertad porque dejas todas las cosas que te impiden hacer exactamente lo que Dios quiere que hagas en este preciso momento”, continúa.

Debo mi vocación a Juan Pablo II

Mario Ortega nació el mismo año que Sor Rose Mary. Es de Cuenca, España, y es sacerdote desde hace 15 años. Forma parte del Instituto Secular Servi Trinitatis y estudia Comunicación institucional en Roma. Dice que debe su vocación a Juan Pablo II. Cuando empezó la universidad, fue a un evento que le cambió la vida.

“Coincidió con un acto precioso en España que fue la Jornada Mundial de la Juventud en el año 89 en Santiago de Compostelana y ahí me parecía que de alguna manera el Papa me estaba hablando a mí al decir: No tengáis miedo a ser santos, no tengáis miedo a dar vuestra vida por Cristo”, dice el sacerdote.

A su familia le sorprendió su decisión, pero cuando vieron que era feliz, se sintieron orgullosos. Ya ha trabajado en dos diócesis, varias parroquias, en el servicio militar, de profesor de religión y como periodista. Desde hace 22 años es religioso del “Servi Trinitatis”, un instituto secular nacido hace treinta años y formado por mujeres y hombres consagrados, sacerdotes y laicos que ayudan a los demás en su vocación, colaboran en parroquias y como misioneros. 

“Hay muchos carismas, -continúa- que se llaman así, en la vida de la Iglesia. Muchos carismas distintos pero todos convergen en lo mismo: un testimonio directo y claro de Cristo porque la vida consagrada es llevar hasta el fondo las exigencias propias del Bautismo mediante una nueva consagración”.

De la forma más inesperada Sor Rose Mary y el padre Mario conocieron su vocación. Nadie diría que un sólo viaje puede cambiarte la vida.

La apasionante historia de la nueva doctora de la Iglesia…

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Actualizado 14 febrero 2012

ReL

Descubra la vida y obra de esta Santa moderna de la Edad Media, que este próximo octubre será declarada Doctora de la Iglesia, de la mano de un experto en la santa de la Edad Media, el doctor en Historia y colaborador de ReL, José María Sánchez de Toca.

Todo lo que querría saber de esta santa tan desconocida en España y con una historia tan apasionante, está al alcance de su mano en una conferencia que se impartirá el próximo jueves 16 de febrero a las 20:00 horas:

• Parroquia de San Ildefonso, Calle Colón nº 16 (Metro de Tribunal).

• Jueves 16 de febrero de 2012 a las ocho de la tarde.

• Ponente: José Mª Sánchez de Toca, Dr. en Historia.