PROVIDA 30 ANIVERSARIO

Sunday, 11 December 2011

Congreso Mundial Provida

¡Felicidades Provida España!

¡La Federación Española de Asociaciones Provida ha cumplido 30 años! En 1981 se constituyó la Federación, pero la primera asociación, la de Barcelona, se creó en 1977. La primera Ley del aborto de España se aprobaría después, en 1985.

Con motivo de este aniversario, la Federación ha renovado su página web: http://www.provida.es/

Además, han creado un excelente vídeo documental que resume la historia de la creación de las primeras asociaciones y la creación de la federación en paralelo a la historia de la evolución de la sitación política. Con entrevistas a muchos de los protagonistas de la lucha provida en los últimos 30 años, el vídeo refleja muy bien la actividad de los grupos provida de España. 

¡¡Muchas gracias por estos 30 años!! Muchas gracias en nombre de los más de 40.000 nacidos gracias a los generosos voluntarios de Provida.

 ¡¡Seguid así!!

Santa y Doctora de la Iglesia en 2012

Es famosa por sus visiones y por sus profecías

Benedicto XVI nombrará en 2012 doctora de la Iglesia a la monja Hildegard Von Binden

Actualizado 16 diciembre 2011

Rome Reports

Hildegard von Binden vivió en el siglo XII. Además de monja, fue compositora, filósofa, física y ecologista. Una polifacética mujer, pionera en muchos campos durante la Edad Media.

Procedía de una familia acomodada y cuando tenía ocho años le enviaron a estudiar a un monasterio. Con el tiempo, decidió hacerse monja y más tarde se convirtió en la abadesa.

Sus visiones y profecías fueron reconocidas por el papa de aquel momento que le permitió hablar de ellas en público. 

Como no ha sido canonizada oficialmente, es probable que el Papa lo haga antes de nombrarla doctora de la Iglesia en octubre. 

Benedicto XVI dedicó a esta religiosa alemana varias audiencias generales. Dijo de ella que “sirvió a la Iglesia en una época en la que estaba herida por los pecados de los sacerdotes y los laicos”. 

Benedicto XVI señala que: “Los cátaros -que literalmente significa «puros»-, propugnaban una reforma radical de la Iglesia, sobre todo para combatir los abusos del clero. Ella les reprendió con fuerza por querer subvertir la naturaleza misma de la Iglesia, recordándoles que una verdadera renovación de la comunidad eclesial no se consigue tanto con el cambio de las estructuras, como con un sincero espíritu de penitencia y un camino continuo de conversión. Este es un mensaje que nunca debemos olvidar». 

Hasta ahora hay 33 doctores de la Iglesia y tan sólo tres de ellos son mujeres. Benedicto XVI también anunció durante la Jornada Mundial de la Juventud que nombrará doctor de la Iglesia al español San Juan de Ávila. 

Con este nombramiento la Iglesia católica reconoce que la aportación a la Teología que han hecho sigue siendo actual a pesar del paso del tiempo. 

Beatifican en Madrid a 23 mártires

Durante la Guerra Civil

Beatifican en Madrid a 23 mártires de Paracuellos que murieron perdonando a verdugos

En Paracuellos murieron asesinados más de 6.000 personas, muchos de ellos religiosos.

Actualizado 17 diciembre 2011

Aciprensa

El Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos,beatifica este sábado 17 de diciembre a 23 mártires en Madrid (España) asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil, y que además perdonaron a sus verdugos antes de morir.

La beatificación de los llamados Mártires de Paracuellos hará que sean elevado a los altaresun laico y 22 miembros Oblatos de María Inmaculada. Esta ceremonia se realiza coincidiendo con 150 años de la muerte de San Eugenio de Mazenot, fundador de la congregación, y con los 200 años de su ordenación sacerdotal.

El postulador de la causa, Joaquín Martínez Vega, cuenta en la edición para el 17 de diciembre del diario vaticano L’Osservatore Romano que los Oblatos abrieron un seminario en Pozuelo de Alarcón en 1929, lo que nunca fue bien visto por las filas anticlericales del lugar que «tenían como objetivo a los ‘frailes’«.

En los primeros meses de 1936 la tensión era intensa y recuerda que «todos los fines de semana los jóvenes marxistas que se reunían en el lugar llamado Fuente de la salud, cerca al convento, gritaban en sus puertas: ¡muerte a los padres!».

El 22 de julio, a las 3:00 p.m. «un nutrido contingente de milicianos, armados con escopetas y pistolas, atacó el convento. La primera cosa que hicieron fue arrestar a los religiosos que eran 38, reduciéndolos en una sola sala para vigilarlos, con las armas apuntándoles. Luego los milicianos comenzaron a buscar en el convento para buscar armas». 

La búsqueda, relata Martínez, fue infructuosa: «solo encontraron cuadros religiosos, imágenes, crucifijos, rosarios y ornamentos sacros. El 24 de julio, hacia las 3 o 4 de la mañana, ocurrieron las primeras ejecuciones».
«Sin interrogatorios, sin acusaciones, sin juicios, sin defensa, llamaron a siete religiosos separándolos del resto del grupo«, prosigue. 

Ellos fueron Juan Antonio Pérez Mayo, Manuel Gutiérrez Martín, Cecilio Vega Domínguez, Juan Pedro Cotillo Fernández, Pascual Aláez Medina, Francisco Polvorinos Gómez, Juan González Lorente. 

En este primer grupo fue fusilada también un laico, Cándido Castán San José, «conocido católico, padre de familia, casado y padre con dos hijos. Tenía 42 años».

El 25 de julio, los que quedaban fueron liberados. Sin embargo en octubre fueron arrestados todos y llevados a la cárcel Modelo. «Aquí sufrieron un lento martirio de hambre, frío, terror y amenazas, hasta que 15 de ellos sufrieron un cruel fin», añade.

El postulador de la causa relata luego que el 7 de noviembre fue fusilado en la localidad de Paracuellos de Jarama el sacerdote y formador del seminario, P. Jose Vega Riaño, de 31 años de edad, y Servillano Riaño Herrera, profeso temporal de 20 años de edad.
El 27 de noviembre fusilaron a 13 oblatos más: «el procedimiento fue el mismo para todos.No hubo acusación ni juicio, no hubo defensa ni explicaciones. Solo la proclamación de sus nombres por potentes altoparlantes».

Los oblatos asesinados ese día fueron el sacerdote y superior provincial, Francisco Esteban Lacal; Vicente Blanco Guadilla, superior del seminario; Gregorio Escobar García, Juan José Caballero Rodríguez, Publio Rodríguez Moslares, Justo Gil Pardo, Ángel Francisco Bocos Hernández, Marcelino Sánchez Fernández, José Guerra Andrés, Danile Gómez Lucas, Justo Fernández González, Clemente Rodríguez Tejerina y Eleuterio Prado Villarroel.

El postulador concluye el artículo señalando que los oblatos «murieron haciendo profesión de su fe (de la cual nunca renegaron) y perdonando a sus verdugos«.

Prefirió la adoptación al aborto

Estremecedor testimonio

Se quedó embarazada con 19 años, su novio la abandonó, pero prefirió la adoptación al aborto

Es italiana, estudia enfermería y ha relatado su dura historia con pelos y señales. Prefirió dar en adopción al hijo que no quería antes que abortarlo.

Actualizado 17 diciembre 2011

Juan Antonio Ruiz/ReL

Éste es el testimonio de una italiana llamada Isabel, de 19 años, estudiante de Enfermería, que se quedó embarazada tras una relación con un coetaneo que la dejó, diciéndole que no quería ser padre. Isabel, valientemente, ha decidido contar su historia a la página La Bussola Quotidiana, y ReL reproduce este sobrecogedor texto:

El primer impacto: «Ha dado positivo»

«Me parece que fue ayer el día que descubrí mi embarazo. Me hice la primera prueba: el ansia que crecía. La segunda prueba… positivo. Y lo miraba fijamente: positivo, ¡positivo! Una sensación de pérdida me cubre en un momento, el terror se apodera de mí y yo quedo paralizada, incapaz de reaccionar. 

Mis sueños desaparecieron

»Describir una situación así es difícil, casi imposible: es como una vibración que nace de las entrañas y se propaga por todo el cuerpo, un veneno letal desde el interior que te come las energías y apaga toda luz. La única cosa que era capaz de ver era mi vida literalmente destruida y desmembrada, mis proyectos aplastados, el futuro que estaba construyendo convertirse en una utopía inalcanzable. La persona que quería ser ya no existía, era un recuerdo lejano. Mis sueños desaparecieron, junto a mis 19 años; me los había jugado para siempre.

¿Cómo salir de este desastre?

»Sólo el mero pensamiento de tener que comenzar el embarazo provocaba a mis padres un mal indescriptible. La idea de ver la desilusión impresa en sus rostros y perder su estima, me hacía enloquecer. ¿Cómo salir de este desastre?

»No obstante todo esto, la idea de abortar me asustaba mucho, muchísimo más. Pensar en esos fríos instrumentos meterse dentro de mí y hacer pedazos un cuerpecito… ¡No! No habría podido soportarlo. Había visto en internet algunas terribles fotos de fetos abortados en las primerísimas semanas: pequeñas miniaturas de una persona hecha pedazos. No, no podía. 

Consciente de la vida que llevaba dentro

»Dentro de mí había una vida concebida por equivocación, ciertamente no querida, pero no podría resolver el problema en ese modo, no podría solucionar el error con otro más grande e irreparable. Y, aún así, no quería a ese niño.

»Contrariamente a lo que trágicamente me esperaba, cuando confesé a mis padres -llorando y llena de vergüenza- que esperaba un hijo, no se produjeron ni gritos ni azotes de puertas. Sólo un silencio acompañado de la preocupación en sus rostros, lágrimas apenas retenidas en los ojos de mi madre y, después, muchísimo consuelo y amor. Y no es que el camino haya sido fácil; todo lo contrario. Pero nunca ha disminuido este amor: el de mis padres, que en la pérdida me han entendido, y el de mi hermana mayor, que no me ha dejado sola ni un momento.

Era débil y estaba enamorada

»Los primeros tres meses han sido los más difíciles. Antes de la concepción, el papá del niño, jovencísimo como yo, se había mostrado inestable y, cosa todavía más grave, mentiroso y violento. Yo era débil y estaba enamorada, por lo que no lograba separarme del todo de él, pues de vez en cuando creía a sus palabras y promesas, a pesar de que me mostraba desprecio: «Sin mí te quedarás sola toda la vida», me decía. Cuando le dije que esperaba un niño, las reacciones vinieron en vaivenes. Primero, los prontos de ira, después las presiones psicológicas («A tu edad, el aborto es la única cosa inteligente por hacer») y después desaparecía para regresar dulce como el hombre más dócil del mundo, y yo lo acogía, cada vez, en el dolor. Al tercer mes, desapareció completamente; se encontró otra chica. Sin la carga.

Tristeza, odio…

»Fueron momentos de profunda tristeza. Sentía desprecio por la persona con la que había estado, pues me aparecía con toda evidencia lo irremediablemente vacío, superficial y frío que era. Me odié, lo hice por meses enteros, tal vez incluso ahora me odio por no haberme alejado antes, porque sin él ahora podría todavía tener una vida de veinteañera: los amigos, la universidad, el ocio.

«Mi alma se había roto»

»En el desconsuelo más total acepté, no sin dificultad, hablar con un sacerdote, pues mi alma se había roto. No quería ese hijo, pero sabía que no podría vivir más serenamente escogiendo la salida más «fácil» y más «obvia». En medio de los miedos y llena de dudas, tenía una cosa clara: no quería dañarme el alma llevando a cabo un acto tan terrorífico. Pero me sentía una madre degenerada: no quería matar esa vida, pero deseaba, esperaba e incluso oraba para que tuviese un aborto espontáneo. Don Fabio, el sacerdote, me tranquilizó, haciéndome sentir totalmente normal: «Este nacimiento será una gracia», decía. A decir verdad, yo no lo creía, pero me sentía consolada.

«Fiarme de Dios»

»Decidí fiarme del proyecto de Dios, un proyecto que no acepté al inicio y que aún hoy me cuesta entender. Parece surreal, pero poco antes de descubrir mi embarazo, había estado reflexionando sobre el proyecto de Dios en nuestras vidas. Me encontraba en el hospital, llevando a cabo la formación prevista en mi facultad, y cada día tenía que toparme con personas que luchaban contra enfermedades devastantes con una fuerza extraordinaria. Me sentía culpable, yo, porque estaba bien, porque mi vida era normalísima y no tenía dificultades particulares, porque dentro de ese hospital estaba sólo aprendiendo y estudiando, no como esos enfermos, postrados en la cama para combatir el dolor y rasgar un día la muerte. 

Dar gracias a Dios

»Recuerdo muy bien que un día, me dirigí a Dios con una gratitud inmensa en el corazón, dándole gracias por esta vida tan perfecta en comparación con la de aquellas vidas de sufrimiento. Y esa misma noche, mientras estaba recostada en mi cama, le pregunté cuál era su proyecto para mí, para mi vida.

»No podría ni imaginar que ni siquiera un mes después, mi normalísima vida se haya distorcionado. Sólo pensándolo, me dan ganas de reír.

«No me arrepiento de haber abortado»

»Mi hija nacerá en poco tiempo, en menos de un mes, y, lo admito, no siento ni amor ni afecto. Me dicen que es normal, que apenas nazca será distinto. Pero yo no sé qué hacer, no sé siquiera si la tendré o la daré en adopción. No sé qué sea lo mejor para mí, no sé qué sea lo peor para ella. No me queda sino confiar a Dios esta decisión, la enésima ya, esperando que me ilumine. Sé que cualquiera de las dos decisiones será difícil y dolorosa, pues cualquiera de las dos será una renuncia enorme. Eso sí, no me arrepiento de no haber abortado, habría sido innatural. Desde el principio me he dado cuenta que había una vida dentro de mí. No «una vida», en abstracto, sino ¡la vida de una persona dentro de mí! Recuerdo como si fuese ayer la primera ecografía, cuando aún estaba a tiempo de abortar. Sentí por primera vez el batir del corazoncito; lloré desesperada. Y, sin embargo, me río cada vez que uno me dice: «es un cúmulo de células». Si es así, déjalo ahí donde está y verás que sucede. ¿Qué quieres que sea un cúmulo de células? Dices que no es un niño. Bueno, entonces ¿para qué hay que hacerlo pedazos? Déjalo en tu cuerpo tranquilamente; total, no está vivo, ¿no? Venga, ¡es ridículo! Y sin embargo, cada día se pierden en el vacío los llantos silenciosos de niños que no tendrán nunca una vida, porque el egoísmo de sus madres ha contado más para ellas.

Dar el bebé en adopción

»Estoy ya al noveno mes, aún tendo muchas dudas, muchas incertezas. Pero de una cosa sí que estoy convencida: siempre hay una alternativa al aborto. Y quien sostiene que dejar que el propio hijo en adopción sea un acto peor que el aborto mismo, debería ponerse una mano en la conciencia, porque es un acto de amor, dolor y sacrificio. Podrás convivir contigo misma, sabiendo que aquel hijo vive porque tú has escogido no matarlo: sabiendo que una familia cuidará de él con amor, y también que él tendrá su oportunidad en esta tierra. Tú has tenido la oportunidad de vivir y es de justicia que la tenga también él. Y es que una oportunidad la merecemos todos».

Cosas sin hacer antes de morir

¿Qué lamentamos no haber hecho cuando estamos a punto de morir?

Un estudio de una experta en ‘cuidados paliativos’ a personas que están moribundas pone a reflexionar sobre la existencia de los seres humanos

La Vanguardia 

Vida | 14/12/2011

Barcelona. (Redacción).- Los testimonios de vida de las personas que han estado al borde de la muerte por diferentes motivos, descubren a los seres humanos y fomentan los balances en positivo que los individuos nuncan se atreven a hacer si no han pasado por ese trance de estar a punto de cruzar ese ‘túnel’ del que hablan los seres que se recuperan y logran afrontar una nueva oportunidad que da la existencia.

De este modo es que surgen las cosas de las que nos arrepentimos antes de morir y las acciones que debiéramos de hacer, si la vida nos diera otra oportunidad.

Toda esta disertación recoge el planteamiento que hace Bonnie Ware, una persona que durante muchos años ha estudiado e investigado aquello que los profesionales llaman  ‘cuidados paliativos’, en los enfermos terminales. Su obra, que lleva como título Regrets of the dying, y que bien podríamos traducirla como los lamentos de los moribundos, expone las cinco razones más típicas de remordimiento de aquellos seres que están en el tramo final de la vida, sin ninguna opción de reconducirla por mucho que hayan hecho y deshecho en la carrera de los años y de la subsistencia.

Según Bonnie Ware, estos son los cinco arrepentimientos mayormente expresados antes de morir:

1.- «Me gustaría haber tenido el valor de vivir una vida fiel a mís conceptos y no la vida que otros esperaban de mí»

Es el lamento más usual de los moribundos, debido a que tras el balance de vida muchas personas evidencian que no han podido cumplir una mínima parte de sus sueños. Esto obedece a que eligieron lo que creían que debían hacer, en lugar de lo que realmente querían hacer.

2.- «Me hubiese gustado no haber trabajado tan duro»

Es el clamor más frecuente entre los hombres, que hubiesen querido haber pasado más tiempo junto a su familia viendo crecer a sus hijos, en lugar de pasar tanto tiempo en sus puestos de trabajo.

3.- «Me gustaría haber tenido el valor suficiente para manifestar mis sentimientos»

Estas personas que se cohibieron de expresar sus sentimientos para no enfrentarse a quienes los rodeaban se arrepienten de conformase con vivir una existencia pobre y amarga, en la que no fueron ellos mismos.

4.- «Me hubiese gustado mantenerme en más contacto con mis amigos»

Similar a las personas que se arrepienten de haber dejado a un lado a sus seres queridos, es muy habitual reprocharse no haber cuidado lo suficiente aquellas amistades importantes. Cuando ya se está en el trance final es imposible recuperar el tiempo perdido.

5.- «Me gustaría haber sido más feliz»

Es el lamento más triste de los moribundos que prefirieron engañarse a sí mismos y continuar con unas existencias en las que no eran felices, en lugar luchar contra todos los miedos y cambiar de vida.

Estas premisas de Bonnie Ware que ha sacado de las personas que están en su lecho de muerte, hace que el balance de los moribundos pueda resultar un examen frustrante.

Según Ware, es bueno que todas las personas que están en la plenitud de sus condiciones reflexionen a tiempo para cambiar sus propósitos y puedan reconducir la marcha de los años para que en el momento de enfrentar la muerte, puedan partir tranquilos con el recorrido a lo largo de la vida.