Aborto se convirtió en «virus» social

Autora de «Sin Planificar»

Aborto se convirtió en «virus» social, dice exabortista conversa a causa pro-vida

MADRID, 15 Dic. 11 / 01:28 am (ACI/Europa Press)

La exdirectora de una clínica especializada en abortos en Texas (EE.UU.) y autora del libro «Sin Planificar» (Ediciones Palabra), Abby Johnson, advirtió que el aborto se ha convertido en un «virus» que se ha infiltrado en la sociedad y ha animado a los que financian o trabajan en centros que practican abortos provocados a darse cuenta de la «humanidad» del niño «destruido».

Johnson, que se sometió en su vida a dos abortos y que trabajó durante años en una clínica que los realizaba, recuerda en la obra el momento en que supo que no debía seguir con su empleo.

La autora cuenta que un día la necesitaron para practicar un aborto con ecografía y que, mientras sujetaba la sonda y veía el perfil del feto de 13 semanas, deseó no estar allí.

«No podía imaginar hasta qué punto esos diez minutos sacudirían la base sobre la que se asentaban mis valores y terminarían cambiando mi vida», asegura en el libro. Así, relata cómo el médico introdujo la cánula y cuando la sintió el feto, éste empezó a dar patadas. Después, según afirma, conectó el modo succión y vio «un cuerpo minúsculo retorcerse violentamente».

Johnson espera que sus recuerdos remuevan la conciencia de quienes aún siguen trabajando, aunque advierte de que esos empleados «no son el enemigo» pues, a su juicio, son «buenas personas que han sido mal informadas» y que, en realidad, buscan lo mismo que los contrarios al aborto, es decir, ayudar a la mujer, solo que no del «mejor» modo.

«Los trabajadores y voluntarios de ambas partes tienen como objetivo ayudar a la mujer y a su familia y ofrecerle la mejor atención», ha asegurado, al tiempo que ha concretado que la diferencia estriba en que «los que apoyan el aborto la ayudan en el preciso momento de la crisis mientras que los pro-vida lo hacen a largo plazo, mirando lo que es mejor para la mujer».

«Dolor de por vida»

Además, explicó que, normalmente, el aborto deja a la mujer con secuelas de «dolor, culpa y sobrecarga emocional» que, en muchos casos, pueden durar «de por vida». Asimismo, ha señalado que «no sólo daña a la mujer sino a toda la familia y personas cercanas provocando un «efecto dominó».

Según indicó, antes ella misma era defensora del lema «mi cuerpo, mi elección», pero afirma que ahora se da cuenta del efecto que sus dos abortos tuvieron en su familia y lamenta que sus padres podrían ser abuelos de otros dos nietos si ella no hubiera elegido abortar.

El libro se presentará en la Universidad CEU San Pablo de Madrid el próximo 20 de diciembre a las 7:30 p.m. En el acto participarán el director de informativos de ABC Punto Radio, Ángel Expósito, la directora general de la Fundación Red Madre, Carmina García-Valdés, y la escritora María Vallejo-Nágera.

En España se han hecho públicas este martes las cifras de los abortos realizados durante el año 2010. En total, se han registrado 113.031 abortos, una cifra que supone un 1,3 por ciento más que en 2009, cuando abortaron 111.482 mujeres, según ha informado el Ministerio de Sanidad. En cifras absolutas, el aumento ha sido de 1.550 abortos.

Historia de una «prostituta» distinta

Actualizado 14 diciembre 2011

           He  estado pensando el publicar, o no, esta historia. Al final  he decidido hacerlo, pero poniendo entre comillas lo de “prostituta” por lo que voy a contar.

            Cada noche, al terminar en mis actividades de la Parroquia, tomo mi habitual camino de regreso a casa. Y hace un tiempo, en un cruce de calles por donde siempre paso, vi a una mujer apoyada en la esquina de un edificio con un bolso en la mano, y un tanto como cohibida. Se quedaba mirando los coches que pasaban. No le di más importancia. Pero la seguí viendo días sucesivos, y entonces ya me llamó a atención.

     Como se trataba de la Parroquia vecina pensé hacer algunas indagaciones, porque no me pareció lo que en un principio aparentaba ser. Sin duda buscaba “clientes”, pero no daba la impresión de ser una cualquiera. Después de unas prudentes pesquisas me enteré que era una madre de familia con apuros. Varios hijos pequeños, y el marido en el paro. Estaban pasando necesidad, y se vio obligada, con el consentimiento amargo de su marido, de “hacer la calle” para entrar algún dinero al hogar.

            La persona que la conocía guardaba bien el secreto de esta pobre mujer, pero  me contó el drama. Cada noche se despedía de sus hijos pequeños diciéndoles que se iba a trabajar, le daba un beso al marido, y salía hacia su puesto con gran dolor de su corazón. El poco dinero que podía conseguir le escocía en el alma, según me contaron, pero era el pan para sus hijos y su esposo.

            Intentamos prestarle ayuda con todo sigilo y  delicadeza para que resolviese su problema, o al menos se aliviase, sin humillaciones. Parece que esa ayuda le está llegando. Ya no la he vuelto a ver en la esquina de costumbre, y me alegro por ella y su familia. Realmente es una mujer con cierto grado de heroísmo, aunque no podamos aprobar esa conducta que se vio obligada a adoptar. No se en donde está la inmoralidad en este caso, si en ella o en la sociedad que lo provoca.

            Como esta mujer hay muchas. Una cosa son las que se lanzan a esa vida sin escrúpulos para sacar un sueldo, otra cosa son los que explotan a las pobres mujeres que buscan el pan de cada día y  terminan siendo las esclavas de una sociedad hipócrita, y otra muy distinta la pobre mujer   que no tiene mas salida que “alquilar su cuerpo” porque no encuentra otra solución para la vida de los suyos. Son dignas de lástima. Una verdadera injusticia.  Nos imaginamos el tremendo sufrimiento que le acarrea esa decisión. Y no podemos, no debemos, dar lugar a que esto suceda, y encima queramos “apedrearlas”.

            La crisis se está llevando por delante a muchos corazones que sufren por ver sufrir, que pierden la esperanza en el futuro, que no ven la salida del túnel en donde la vida los ha metido. Y esto nos debe hacer pensar, y ser más austeros en nuestro ritmo de vida. Hay pobrezas forzadas y otras que son voluntarias. Tanto una como otra Dios las premiará. Se acerca la Navidad. Gastos y más gastos. Fiestas de colores y luces de fantasía. Opulencia por parte de algunos, miseria por parte de muchos. ¿Qué hacemos?  ¿Nos animamos a vivir más sencillamente, de manera que no desentonemos en el Portal de Belén?

          Si logramos salvar la honradez y dignidad de muchas personas perdidas por este mundo cruel,  sin duda nuestras Navidades serán  más cristianas, más solidarias, más auténticas. Y muchas mujeres, como la de esta historia, podran cantar con los suyos al caer la tarde:“Noche de Dios”.

www.youtube.com/watch

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com