Debate sobre el abrazo de sor Verónica al Papa

Sigue la polémica

De la Cigoña y Josué Fonseca entran en el debate sobre el abrazo de sor Verónica al Papa

Dos reputados analistas intervienen en el polémica que se ha generado por un gesto de cariño ofrecido al Papa por la fundadora de Iesu Communio.

Actualizado 21 octubre 2011

ReL

El famoso creador de opinión Paco Pepe Fernández de la Cigoña, el más influyente blogero católico en el mundo hispano, señala en su blog de Intereconomía que «no entiendo la ojeriza a esta monja más que notable. Y que me parece absolutamente injustificada. No hablo desde ningún interés personal. Vi a Sor Verónica una vez en mi vida y no más de cinco o seis minutos. Era todavía clarisa en Lerma. Y había conseguido un número espectacular de vocaciones«.

Titula su artículo Sor Verónica, y comenta que «no entiendo por tanto como tan asombroso éxito vocacional, en vez de suscitar admiración y reconocimiento, levanta cicaterías y maledicencias. Dejó de ser clarisa, cierto. Como Santa Teresa de Calcuta dejó de ser irlandesa o Santa María Josefa Sancho de Guerra, Sierva de María. Y seguro que hay unos cuantos casos más. Nada pues que objetar».

«Pues unos cuantos, que se las dan de buenos católicos, y no dudo que lo sean, no les escatiman críticas y recelos. No lo entiendo. Y esta ha sido su intervención ante el Papa. También por mi parte mucho que aplaudir y nada que objetar«, concluye el respetado analista.

Al Papa

Por su parte, Josué Fonseca, que hace pocos días ha inagurado en ReL su blog «Inversiones en esperanza», con gran éxito de audiencia, señala en su artículo Abrazar al Papa que «en los últimos días he tenido ocasión de oír y leer de todo, pero, generalmente las voces son bien críticas con el gesto de la superiora de Iesus Communio. Muchos señalan que es una “falta de respeto”, una indelicadeza, incluso he leído la palabra “arrogancia”. Y, la verdad, el tema no me parece trivial en absoluto, ni más propio de la prensa sensacionalista o del corazón, que de los que modestamente tratamos de ser cronistas de la vida cristiana en nuestro tiempo»

Significado humano y teológico
«El abrazo y el beso están llenos de significado humano, y también teológico. No hace falta más que abrir la Palabra de Dios para verla repleta de manifestaciones de ese tipo. Se me vienen a la mente el abrazo y las lágrimas de David y Jonatán (1 Sam, 20, 41), y la conmovedora escena de Pablo, despidiéndose de los discípulos en Mileto (Hech, 20, 36). ¿Qué puedo decir? : personalmente quiero imaginarme mi encuentro definitivo con el Señor como un gran abrazo, un abrazo que tanto he anhelado…».

Gestos chocantes
«Por lo demás, la historia de los cristianos está llena de gestos chocantes. Empezando por la locura de la pecadora que viola en unos instantes no sé cuantas prescripciones legales del judaísmo para ungir los pies de Jesús, mientras éste la deja hacer ante la estupefacción de todos… y siguiendo por el beso apasionado de Clara al cadáver de Francisco. Tampoco los papas se han librado antes de ahora: una Teresita de Lisieux de 15 años, rompe todos los protocolos y se agarra a las rodillas de León XIII para implorarle la dispensa que le permita ingresar en el Carmelo. Más recientemente, Jean Vanier, fundador de la comunidad de L’Arche, cruzo la “línea de seguridad” para arrodillarse y abrazar las piernas de Juan Pablo II, durante el encuentro de éste con los representantes de los nuevos movimientos y comunidades en 1998″.

«Así que, ¿es para tanto? El problema tal vez estribe en una concepción concreta de la figura del obispo de Roma y lo que éste debe representar, y, consecuentemente en toda una imagen de la Iglesia, que se desea preservar –dice Fonseca–. El protocolo excesivo, el hieratismo, la “separación” de lo sagrado de lo cotidiano, incluso de las más entrañables manifestaciones de lo humano, conlleva inconscientemente una visión particular del cristianismo. En ella los representantes de Dios deben ser considerados, en cierta medida, “seres aparte”, en cuanto nos comunican con lo Sagrado, y deben por tanto estar “apartados” del resto de los creyentes, cuyo deber es simplemente obedecerles y respetarles».

Asuntos accesorios
«Los signos sustentan ideas, aunque sea de manera inconsciente, y por eso conviene sacarlas a la luz de vez en cuando. Personalmente me preocupa el ver como desde algunos sectores se insiste tanto en cuestiones que ni pertenecen al Dogma católico ni están siquiera en el depósito de la Tradición, y se utilizan como armas arrojadizas contra quienes sostienen ideas distintas. Mientras tanto, aspectos esenciales como la evangelización, la conversión o el compromiso con los que sufren, parecen quedar al margen».

Un signo de cariño
«De lo que sí estoy seguro es que abrazo de sor Verónica ha sido entendido por todo el mundo. Y también de que, para muchos que no creen, un gesto tan sencillo y sorprendente ha supuesto un signo de calor humanidad y cariño dentro de una Iglesia llena (¡pero llena!) de amor y servicio. Aunque, desgraciadamente, muchas veces lo disimule tan bien», concluye Josué Fonseca.

Santos Don Luigi Guanella, Bonifacia Rodríguez y Guido Maria Conforti

En el Vaticano

El Papa proclama santos a Don Luigi Guanella, Bonifacia Rodríguez y Guido Maria Conforti

Con los tres de hoy son ya 37 los santos que ha proclamado en estos años, en los que también ha beatificado a 600 fieles, en su mayoría españoles.

Actualizado 23 octubre 2011

ReL

Ante miles de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI proclamó hoy, Domingo Mundial de las Misiones, a tres nuevos santos que se entregaron por completo al anuncio apasionado del Evangelio y al servicio al prójimo.

En una solemne ceremonia en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI canonizó a Guido Maria Conforti (1865-1931), Obispo de Parma (Italia), y Fundador de la Pía Sociedad San Francisco Javier para las Misiones Exteriores; Don Luigi Guanella (1842-1915), conocido como el «Apóstol de la caridad», sacerdote italiano Fundador de la Congregación de los Siervos de la Caridad y del Instituto de las Hijas de Sata María de la Providencia; y a la española Bonifacia Rodríguez de Castro (1837-1905), Fundadora de la Congregación de las Siervas de San José.

En su homilía, el Santo Padre recordó que el Señor debe ser parte fundamental de la vida cotidiana de cada fiel: «Él debe estar presente como dice la Escritura, penetrar en todos los estratos de nuestro ser y llenarlos totalmente: el corazón debe saber de Él y dejarse tocar por Él, y así el alma, las energías de nuestros querer y decidir, así también como la inteligencia y el pensamiento. Es un poder decir ‘ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mi’».

El Papa destacó de San Guido María Conforti su abandono y confianza en las manos del Señor para ir a anunciar por el mundo el amor de Dios a quienes todavía no lo habían recibido.

«Su vida estuvo marcada por numerosas pruebas», dijo Benedicto XVI. Mons. Conforti siendo todavía un niño tuvo que superar la oposición de su padre a que ingresara en el Seminario, «dando prueba de firmeza de carácter al seguir la voluntad de Dios».

El Santo Padre invitó luego a aceptar a Dios con docilidad como el santo, «acogiéndola como indicación del camino trazado para él por la providencia divina; en toda circunstancia, aún en las derrotas más mortificantes, supo reconocer el designio de Dios, que lo guiaba a edificar su Reino, sobre todo en la renuncia de sí mismo y en la aceptación cotidiana de su voluntad, con un abandono confiado cada vez más pleno».

«San Guido María Conforti mantuvo fija su mirada interna en la Cruz, que dulcemente lo atraía hacia ella; al contemplarla, él veía abrirse de par en par el horizonte del mundo entero, percibía el ‘urgente’ deseo escondido en el corazón de cada hombre, de recibir y de acoger el anuncio del único amor que salva».

«Él fue el primero en experimentar y testimoniar lo que les enseñaba a sus misioneros, es decir, que la perfección consiste en hacer la voluntad de Dios, siguiendo el modelo de Jesús Crucificado», explicó Benedicto XVI.

Benedicto XVI subrayó también las cualidades del Apóstol de la caridad: «gracias a la profunda y continua unión con Cristo, en la contemplación de su amor, Don Guanella, guiado por la Divina Providencia, se convirtió en compañero y maestro, consuelo y alivio de los más pobres y débiles».

«Que este nuevo Santo de la caridad sea para todos, en particular para los miembros de las Congregaciones fundadas por él, modelo de profundidad y síntesis fecunda entre la contemplación y la acción, así como el mismo la vivió y puso en marcha «.

«Alabemos y demos gracias al Señor porque en San Luis Guanella nos ha dado un profeta y un apóstol de la caridad», afirmó Benedicto XVI.

La vivencia humana y espiritual de Don Guanella se puede sintetizar, explicó el Santo Padre, en las últimas palabras que pronunció el santo antes de morir: «in caritate Christi».

«Es el amor de Cristo que ilumina la vida de cada hombre, revelando que al darse a sí mismo al otro no se pierde nada, sino que se realizando plenamente nuestra felicidad», aseguró el Papa.

«Que San Luis Guanella, nos ayude a crecer en la amistad con el Señor para ser en nuestros tiempos portadores de la plenitud del amor de Dios, y promover la vida en toda su manifestación y condición, permitiendo que la sociedad humana se convierta cada vez más en la familia de los hijos de Dios», expresó Benedicto XVI.

El Papa se refirió luego, en español, a Santa Bonifacia, quien sufrió injusticias y desamparo por ser una mujer trabajadora en su tiempo.

Benedicto XVI recordó un pasaje de la Primera Carta a los Tesalonicenses de San Pablo para referirse a la labor evangelizadora de esta nueva santa española: «cuando san Pablo escribe la carta, trabaja para ganarse el pan; parece evidente por el tono y los ejemplos empleados, que es en el taller donde él predica y encuentra sus primeros discípulos. Esta misma intuición movió a Santa Bonifacia, que desde el inicio supo aunar su seguimiento de Jesucristo con el esmerado trabajo cotidiano».

«Trabajar como había hecho desde pequeña, no era sólo un modo para no ser una carga para nadie, sino que suponía también tener la libertad para realizar su propia vocación, y le daba al mismo tiempo la posibilidad de atraer y formar a otras mujeres, que en el trabajo pueden encontrar a Dios y escuchar su llamada amorosa, discerniendo su propio proyecto de vida y capacitándolo para llevarlo a cabo», dijo luego el Papa.

Las Siervas de San José nacieron en un ambiente de humildad y sencillez evangélica, y que al imitar al Santo Custodio en el hogar de Nazaret, lo asumen como una escuela de vida cristiana.

El Papa resaltó además que la «Madre Bonifacia, que se consagra con ilusión al apostolado y comienza a obtener los primeros frutos de sus afanes, vive también esta experiencia de abandono, de rechazo precisamente de sus discípulas, y en ello aprende una nueva dimensión del seguimiento de Cristo: la Cruz».

El Santo Padre indicó que la nueva Santa es un modelo del trabajo de Dios, «un eco que llama a sus hijas, las Siervas de San José, y también a todos nosotros, a acoger su testimonio con la alegría del Espíritu Santo, sin temer la contrariedad, difundiendo en todas partes la Buena Noticia del Reino de los cielos».

«Nos encomendamos a su intercesión, y pedimos a Dios por todos los trabajadores, sobre todo por los que desempeñan los oficios más modestos y en ocasiones no suficientemente valorados, para que, en medio de sus quehaceres diarios, descubran la mano amiga de Dios y den testimonio de su amor, transformando su cansancio en un canto de alabanza al Creador», concluyó el Santo Padre.

La ruta de Sor Verónica

Actualizado 21 octubre 2011

La ruta de Sor Verónica: Iglesia y Cristo

Visten de tela vaquera y no llevan toca ni velo, sino un pañuelo atado al pelo. Son de clausura, pero sin reja, para hacer menos lejana la experiencia de la vida religiosa y contemplativa del que se atreve a conocerlas. En un mundo en el que se habla de crisis de vocaciones, las monjas de Iesu Comunio son la parte más visible y conocida de una nueva ola en la Iglesia que se ve sacudida por nuevas formas de vocaciones femeninas, con otras maneras. Verónica Berzosa, fundadora y madre de Iesu Communio, se ha convertido sin quererlo en la imagen de la nueva tropa.

Como un vendaval azul, que acaricia y no arrasa, ha entrado en la Iglesia el nuevo Instituto Religioso femenino Iesu Communio. Sin embargo, al contrario que el caprichoso viento, este vendaval de vocaciones y alegría cristiana tiene el rumbo firme, fruto de su centenario origen franciscano que lo ha impulsado como a una bala, y lejos de perderse en sí mismo, como anunciaban los peores agoreros, se abre a la Iglesia con toda la fuerza que le ha dado a su fundadora, la monja española Verónica Berzosa, el haber participado en el encuentro “Nuevos evangelizadores para una nueva evangelización”, celebrado en el Aula Paulo VI del Vaticano, la semana pasada. Su inclusión en el acto ha significado el espaldarazo definitivo para el carisma que encarna la fundadora. El Papa ha dicho entre líneas a toda la Iglesia: “Esta chica es de las mías, atendedla”. Pero ¿quiénes son Iesu Communio? ¿Quién es la hermana Verónica? ¿Son una rareza exótica o simplemente un caso más de esta nueva ola de vocaciones que inunda la Iglesia?

Parto feliz

Iesu Communio nació al mundo el año pasado, con el reconocimiento por parte del Papa, mediante un documento firmado el 4 de diciembre, de que un nuevo Instituto Religioso Femenino había nacido en la familia de la Iglesia. Fue un parto adelantado. La Iglesia no se esperó a salir de cuentas, y cogió a muchos durmiendo y sin esperarlo. Se dio con menos dolor que la gestación, larga y sometida a pruebas, pero para bien de todos, la criatura ya ha demostrado haber venido sana y entera, con ganas de dar guerra, que en el lenguaje religioso significa rezar y regalar amor de Dios como luz da una vela por el simple hecho de encenderla.

Si el parto fue más o menos rápido, la gestación ha tenido años de prueba, duda, dolor y sospecha. No en vano, las monjas que como en un aluvión iban entrando a formar parte del antiguo convento de Clarisas de Lerma, tomando el hábito de color pardo y siguiendo la estela de santa Clara, todas ellas, en su fuero interno, iban viendo que aquello a que se sentían llamadas iba tomando forma de otra manera. Sí, son de raíces franciscanas, pero el propio acontecer de los hechos iba tornando el color marrón en azul claro; haciendo traslucidos los barrotes de los locutorios hasta no verlos cuanto más cerca te sentabas de ellas; y viendo en la oración, la obediencia y el silencio, el timón, la vela y el viento de una nave que, en el fondo, sabían que llevaría a buen puerto. El faro siempre se vio brillar, y no a lo lejos, sino bien cerca, en el sagrario, junto a la vela.

En todo éste proceso, las hermanas fueron siempre guiadas por el actual obispo de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín, nunca por delante de él, y han ido dejándose hacer a fuego lento por el cocinero del cielo.

Lo que sucedió con ese documento, a parte del evento histórico que supone vivir el nacimiento de un nuevo carisma en la Iglesia –como ya dejé escrito en su día-, es que el Papa quitó de un plumazo el velo de sospecha y controversia que rodeaba a ésta comunidad bendecida por la presencia de un carisma propio y único en la Iglesia en la persona de una mujer. Como ocurriera en otros contextos con tantas de ellas, el Espíritu Santo se fijó en la pobreza y la fe de una joven de 18 años que, melena al viento y botas verde botella, llamó un día a la puerta de un convento que llevaba 23 años sin saber qué era una novicia, y que desde entonces ha reventado de velos blancos, experiencias vocacionales y profesiones perpetuas de más de cien mujeres, y más de doscientas, que lo dejan todo para entregarse enteras a la Iglesia.

Pocos años después de su entrada, la joven Verónica se convertía en Maestra de Novicias de un convento que no tenía novicias. Algún secreto ha de guardar su corazón, un trato entre ella y su Esposo. ¿Qué le ofrecería ella, además de su ya entregada vida entera, para que éste la bendijera de tal manera que empezaron a entrar chicas en su noviciado como chavales entran en una fiesta de cumpleaños? Pero que nadie se engañe. Oración, mucha oración, silencio y dolor, han entrado en el trato, seguro. No hay bendición sin cruz, como la propia Redención. Porque entre otras muchas cosas llamativas, como el hecho de las canciones, los bailes y las reuniones multitudinarias entre monjas y peregrinos, en el centenario convento de Lerma -y ahora en el de La Aguilera- rezar, se reza. Mucho y a conciencia.

La madre Verónica

Secretos a parte, que ya desvelará ella, de la madre Verónica Berzosa se dice mucho y poco se acierta. Todo es más sencillo de lo que se que imagina y cuenta. Ella mismo da testimonio en el convento de La Aguilera, de la muerte, en diferentes circunstancias aunque todas dramáticas, de las que fueron sus amigas de adolescencia, y el sentirse ella salvada por el amor absoluto que se la coló en el corazón sin pedirle ni permiso ni prebenda: el amor de Cristo vivo, latiente en la Iglesia, sediento en el mundo y, muchas veces, denostado en su propia Iglesia. La madre Verónica explica en el locutorio que ella lo que sentía era “una fuerza que me arrastraba allí dentro, mucho más poderosa que lo que dejaba fuera”.

La fundadora ha dado en Roma sus pautas de nueva evangelización de lo que es para ella eso, la nueva evangelización, y nos ha hecho el favor a todos de ser precisa, concreta y poco imaginativa, ya que su hoja de ruta se puede reducir a dos términos: Jesucristo e Iglesia. Pero lo mejor es que no te lo cuenta de carrerilla, como ese católico de fábrica que se aprendió el catecismo en la escuela y ya no lo suelta ni para rezar. No. Ella te explica y te cuenta algo tan sencillo como eso, tan básico, con el convencimiento del convencido, con el amor de la enamorada, como aquel que sabe más que cree, porque su fe ha sido probada y confirmada de tal manera que ha dejado paso a la certeza. La madre Verónica, desde sus límites y pobrezas, te habla de alguien a quien conoce, de alguien del que sabe, y lo hace sabiendo de quien se fía al hacerlo: de Cristo vivo y resucitado que habita en la Iglesia para dar vida al mundo incluso antes de la vida eterna.

Aparte de eso, que en años y siglos venideros se contemplará con el respeto y estudio concienzudo, sor Verónica le plantó al Papa el abrazo que a mí mismo me hubiese gustado darle, y que de haber tenido oportunidad, lo hubiese hecho. De modo que no solo no repruebo su gesto, sino que se lo agradezco, pues en ese abrazo al santo Padre me incluyo. No por nada en especial, sino porque me sale y me apetece, y punto.

El futuro de Iesu Communio es tan incierto como seguro. Incierto porque ni ellas mismas saben a donde las lleva el viento del Espíritu. Se rumorea sobre nuevas fundaciones, traslados, Roma… Y al mismo tiempo que incierto, su futuro es seguro por la misma razón. Ellas mismas lo saben… no depende de ellas.

Nuevas chicas en el barrio

Las monjas de Iesu Communio son la parte más conocida de un resurgir de las vocaciones femeninas en la Iglesia. Varios ejemplos son los que salpican España. El más llamativo es el noviciado de las Hermanas de la Cruz, que cuenta con más de sesenta postulantes y novicias en su clausura de Sevilla; o las Hermanas de Belén, que siendo una de las realidades monacales más estrictas de la Iglesia, supera a las setenta chicas y mujeres, la mayoría muy jóvenes, entre sus casa de Jerez y de Huesca. Las Hermanas Reparadoras de El Escorial, una realidad muy joven de la Iglesia, ya cuenta con cien hermanas, y las Clarisas de Soria empatan con ellas: cien hermanas en cuatro conventos diferentes.

Las Hermanitas del Cordero, las Reparadoras del Corazón de Cristo Sacerdote o las Siervas del Señor y de la Virgen de Matará, son ejemplo también de que la vida consagrada femenina se está repoblando con sabia nueva.

Publicado en el Semanario Alba (21/1011)

Joven católico polaco liberó a una muchacha judía en Auschwitz

Muere Jerzy Bielecki a los 90 años

El joven católico polaco que liberó a una muchacha judía en Auschwitz disfrazándose de oficial SS

El joven se enamoró de una judía en el campo de concentración, fueron novios y la liberó con un plan disparatado. Su historia es digna de un guión de Hollywood.

Actualizado 23 octubre 2011

F. de Andrés/ABC

Israel le otorgó la máxima distinción en 1985. Pero la historia de Jerzy Bielecki, el jóven católico polaco que en 1944 liberó a una joven judía en Auschwitz y que ha muerto pacíficamente en su casa de campo polaca a los 90 años, es más digna de un guión de Hollywood.

Jerzy tenía 19 años cuando los alemanes le apresaron en Polonia, bajo la sospecha de que pertenecía a la resistencia, y le enviaron en el primer transporte de presos varones -todos polacos- al campo de concentración de Auschwitz en abril de 1940. Casi tres años más tarde, en enero de 1943, una joven judía polaca de 22 años, Cyla Cybulska, fue detenida junto a sus padres y tres hermanos -dos varones y otra chica- en el gueto de Lomza, en el norte del país. La familia al completo fue enviada a Auschwitz-Birkenau. Los nazis asesinaron de inmediato en las cámaras de gas a los padres y a la hermana, pero Cyla y sus dos hermanos fueron enviados a trabajos forzados.

Jerzy y Cyla se conocieron en estas circunstancias en septiembre de 1940 y la chispa del amor prendió enseguida entre los dos presos. Jerzy decidió escapar con su novia, pero el plan que urdió parecía un disparate. Gracias a su amistad con uno de los trabajadores polacos del almacén del campo, consiguió un uniforme de oficial de las SS y logró elaborar un salvoconducto falso. De esta manera -y gracias a su buen alemán- consiguió hacer creer a algunos guardianes que era un oficial de los servicios secretos que se llevaba a la joven judía fuera del campo para interrogarla.

En una entrevista concedida en 2010 a Associated Press, Jerzy contaba sus sentimientos en aquellos momentos. «Sentía el pánico que me corría por toda la espalda a la espera de recibir el primer tiro al cruzar la puerta de salida».

Se perdieron la pista

Después de diversos avatares, la familia de Jerzy insistió en que éste se reuniera con ellos en Cracovia. Cyla fue escondida en casa de unos agricultores amigos. Pero al término de la guerra los dos enamorados fueron incapaces de reencontrarse. Jerzy acabó casándose en Polonia, y Cyla, por su parte, contrajo matrimonio con un judío, con el que acabó recalando en Nueva York.

En 1982, Cyla contó la historia de su liberación a su sirvienta polaca, que quedó estupefacta. Había escuchado la misma historia contada por el propio Jerzy en la televisión de su país antes de abandonarlo para trabajar en Estados Unidos. Ambas mujeres se pusieron manos a la obra para dar con el paradero de Jerzy, y el reencuentro se produjo en el aeropuerto de Cracovia en el verano de 1982. El enamorado acudió a la cita con un ramo de 39 rosas rojas, una por cada año en que habían estado separados.

Cyla Cybulska murió en Nueva York en 2002. Jerzy murió hoy, y deja mujer, dos hijas, cuatro nietos y un bisnieto. El lunes se celebrará el funeral católico en la localidad polaca de Nowy Targ.

Las apariciones de El Escorial

Las apariciones de El Escorial: habla el entorno de Luz Amparo

Nunca antes había hablado el entorno de Luz Amparo Cuevas, quien desde 1981 afirma recibir mensajes de la Virgen. El libro de José María Zavala que resume en ALBA Carmelo López-Arias pone sobre la mesa los elementos de debate.

El domingo 14 de junio de 1981, cuatro personas divisaron una nube blanca saliendo de un fresno en la finca de Prado Nuevo (El Escorial). Luz Amparo Cuevas, uno de sus hijos, su marido y un compañero de trabajo de este se dirigían a un pilón cercano para lavar los platos. Acababan de almorzar en un huerto municipal que cuidaban los dos hombres. Ella cayó de rodillas ante el árbol y permaneció inmóvil, como clavada al suelo, durante una hora. La nube –aseguró luego– “adquirió gradualmente la forma de un ser humano, hasta concretarse claramente en la figura de María Santísima”.

Acababa de nacer un fenómeno que, 30 años después, continúa vivo, y cuyos trazos esenciales ha plasmado el escritor José María Zavala en un libro de investigación periodística: Las apariciones de El Escorial (LibrosLibres).

Zavala recoge abundantes testimonios que permiten reconstruir cómo vive el entorno de Luz Amparo la fe en que los acontecimientos vividos por ella tienen carácter sobrenatural.

El arzobispado de Madrid en 1985, siendo titular de la diócesis el cardenal Ángel Suquía, aseguró que “no consta” el carácter sobrenatural de las aparicionesEn aquel momento se pidió encarecidamente a sacerdotes y religiosos que no participasen en acto alguno relacionado con el caso, pero en 1994 el mismo cardenal Suquía erigió canónicamente la asociación pública de fieles Reparadores de la Virgen de los Dolores. En los últimos tiempos, el cardenal Antonio María Rouco ha ido favoreciendo la atención espiritual a las personas que allí acuden, autorizando las confesiones y la celebración pública de la misa en una nave cercana cada primer sábado de mes.

En la actualidad, los Reparadores tienen tres residencias de ancianos, en Griñón (Madrid), Torralba del Moral (Soria) y Peñaranda de Duero (Burgos), además de una casa de formación sacerdotal en El Escorial.

Hace años que Luz Amparo, octogenaria y enferma, no aparece en público, y ha respetado la petición del cardenal Suquía de no acudir al fresno los días de mayor afluencia de gente.

Lo cual no obsta para que las grandes cuestiones que plantea El Escorial sigan siendo los fenómenos que rodean la vida de esta madre de siete hijos nacida en Pesebre (Albacete), que no pudo estudiar y pasó una infancia muy dura de pobreza y abandono.

En este sentido, el libro de Zavala es decisivo porque aporta una información documental de gran importancia, al recoger el testimonio de personas del entorno más íntimo de la vidente que nunca antes habían relatado cuanto han vivido y oído.

Entre otros, y como fuente principal, los escritos del carmelita Alfonso María López Sendín, su confesor, ya fallecido, y exhaustivas entrevistas con don José Arranz, sacerdote, capellán de los Reparadores, y Julia Sotillo, hoy amiga íntima de la vidente, a quien conoció cuando empezó a trabajar en su casa poco antes de las apariciones.

Según su entorno, Luz Amparo Cuevas ha vivido una gran cantidad y variedad de hechos extraordinarios y llamativosLos mensajes que le habría transmitido la Virgen forman hoy cinco libros. ¿Cómo los recibía? “Mientras repetía los mensajes con voz casi inaudible,ella no era consciente de lo que decía. Era como si suplantasen su personalidad, puesexpresaba palabras y conceptos que ni ella misma entendía, incluso en extrañas lenguas pese a ser casi analfabeta”, explica Zavala.

Bilocación

Estos mensajes piden a los fieles conversión, oración y penitencia, fidelidad a sacerdotes y religiosos –“¡Cuántas almas consagradas se han retirado del camino de Cristo y se han introducido en la vida de placeres, hija mía!”–, advierten de un castigo “muy próximo”, solicitan la construcción de una capilla –la Virgen “hizo incluso caminar en éxtasis a su elegida para delimitar las dimensiones exactas de la capilla: 14 por 28 metros”– yprometen que las aguas de la fuente cercana curarán si se construye.

Los mensajes han ido acompañados de visiones de la Virgen María, aunque también de Jesucristo y, en una ocasión, de las moradas celestiales y de un alma del purgatorio y un alma del infierno, que describieron a Luz Amparo su situación.

Mantuvo un encuentro místico con el padre Alfonso al día siguiente de su fallecimiento en 2002. “He dirigido tu alma todo lo mejor que he podido para encaminarla a Dios; sigue por el camino perfecto, desprendido, y humíllate, hija mía, que todo el que se humille será ensalzado…”, le dijo.

Luz Amparo padece los estigmas de la Pasión desde que sangrara por primera vez en 1980, medio año antes de la primera aparición, cuando en plena calle brotó sangre de manos, rodillas, pies, costado y frente. Esto ha sucedido ante distintos testigos. No es permanente, y suele ir acompañado de una extraordinaria rigidez del cuerpo, que en ocasiones adopta la forma de Cristo crucificado.

En el centro del pecho se le forma “un corazón en relieve, traspasado por una especie de flecha de cuyos extremos salían chorritos de sangre”, cuenta JuliaSe trataría de una huella de la transverberación, a modo de flecha de amor divino lanzada por un ángel, similar a la de Santa Teresa de Jesús. Sucedió en 1989, según atestigua don José. ¿Cada cuánto tiempo recibía los estigmas y el corazón transverberado?: “La propia vidente respondía así al presentador José María Íñigo, durante una entrevista televisada hace ya casi 30 años: ‘Al principio, me pasó una semana entera; luego, se me quedó el jueves y viernes; y más tarde, sólo los primeros viernes de mes; ahora me suele pasar varios viernes”.

Asimismo, hay registrados varios momentos de doble ubicación de Luz Amparo: “Yo misma la he visto varias veces en bilocación”, asegura Julia, “situaciones en las que un ángel tomaba su cuerpo”.
Por ejemplo, Luz Amparo estuvo a los pies de la cama de una persona que quería suicidarse, y lo evitó. Y una niña de cuatro años con dificultades para moverse “aseguraba que por las noches acudía a verla una tal Amparo para hacer gimnasia con ella”, y a quien reconoció en cuanto la vio en persona.

La vidente de El Escorial ha sido agredida por el demonio. Una vez, en Prado Nuevo, “el demonio la empujó varias veces tratando de estamparla contra el suelo. Fue preciso sujetarla entre varios para evitar que se lastimase”, cuenta don José.

Otro día el diablo llegó a tirarla por la ventana, explica Julia: “Vi que Amparo estaba nueve metros más abajo… El demonio la había arrojado por la ventana. Le pregunté: ‘¿Qué te ha pasado?’. Ella simplemente dijo: ‘Me mata; un día me mata’”. Y es que el diablo ya le había puesto “un ojo negro” durante un éxtasis, e “hizo jirones su ropa muchas veces”.

Don José se ha dejado aconsejar por ella en algún exorcismo para decidir si hay o no presencia diabólica: “Si está uno con Amparo, es posible que ella tenga visión de la posesión”. De hecho, “una vez, el diablo salió con la intervención directa de Amparo”, bajo su autorización: “Colocó su mano en la espalda del endemoniado, haciendo presión. En ese preciso instante, el poseso empezó a chillar como un cerdo en el matadero, quejándose de un inmenso dolor, hasta quedar liberado del todo”.

En Luz Amparo Cuevas coinciden dolores y consuelos. Entre estos últimos, una fragancia delicadísima, definida por el padre Alfonso comoun “misterioso aroma” que impregna el ambiente, un “intenso olor a rosas” que suele acompañar a sus éxtasis y perdura horas e incluso días.

Entre los primeros, además de los estigmas, la capacidad para sufrir la enfermedad de otra persona. Don José Arranz estuvo ingresado, por un accidente de tráfico, sin un solo dolor: “La convalecencia la pasó Luz Amparo en su propia casa”.

Multiplicación de alimentos

Como la de Julián Argüello, quien, tras una operación de hernia discal, esperaba un posoperatorio dolorosísimo. Pero no necesitó ni un calmante. Ni médicos ni enfermeras se lo explicaban, hasta que ella aclaró qué había pasado: “Claro hijo, tú has estado en la cruz pero los clavos los tengo yo”.

Otro don de la vidente ha dejado huella: “Yo misma la he visto varias veces leyendo el alma de la gente gracias a su carisma de introspección de conciencias…”, afirma Julia. “Cuando estás delante de ella, te saca hasta las entrañas…”, completa don José, quien lo sabe por su experiencia “y por la de otros muchos”.

Tanto Julia como el padre Alfonso refieren casos de “multiplicación de alimentos”, pero no es la única intervención celestial en su vida, que también registra la intervención angélica en tareas cotidianas.
Como cuando Julia y Luz Amparo echaron en falta los cordones de unas botas de montaña de uno de los niños: “Entonces la oí cuchichear y vi de repente los cordones flotando en el aire y cómo ella los cogía. El ángel se los estaba dando”.

Todos estos fenómenos que recoge Las apariciones de El Escorial –junto con la historias de las persecuciones padecidas, el afianzamiento de la obra o las conversiones que suceden en Prado Nuevo–, o no se conocían o carecían de respaldo testimonial.

Tras este libro, disponemos de un arsenal informativo mucho mayorpara responder las dos preguntas alternativas que quedan en pie.

O bien cuándo declarará el arzobispado de Madrid la sobrenaturalidad de los hechos, o bien qué vio en ellos –o además de ellos– para afirmar que esa sobrenaturalidad no consta. Porque, como afirma Zavala en la frase final de su libro, “cada cual sigue siendo muy libre de creer o no en las apariciones de El Escorial”.

El papado en la gran pantalla

La vida en el Vaticano y los diferentes papados han llamado la atención de numerosos directores de cine. Unos para contar la realidad, otros para deformarla, muchos han llevado la barca de Pedro a las pantallas. Lo cuenta en ALBA Itxu Díaz.

Desde San Pedro hasta Juan Pablo II, son muchos los papas que han sido objeto de biografías cinematográficas, o series de televisión, en las que se acercan al espectador los acontecimientos de mayor calado histórico de sus pontificados, navegando casi siempre entre la ficción y la realidad.

Sin duda es Juan Pablo II sobre el que más obras se han rodado. No en vano se le llamó “el papa de los artistas”. De un país lejanodirigida por Krzysztof Zanussi en 1981, fue el primer biopic sobre su figura. El filmerecorre la vida de Karol Wojtyla hasta el momento de su elección como papa. El mismo director adaptó años después una obra de teatro del propio Wojtyla titulada El hermano de nuestro Dios.

La película Papa Juan Pablo II, filmada por Herbert Wise en 1984, realiza un amplio recorrido biográfico por la vida de Karol Wojtyla.

Wise ofreció a Jon Voight, católico y padre de la actriz Angelina Jolie, el papel de Juan Pablo II, pero lo rechazó, recayendo finalmente en el británico Albert Finney

Sin embargo, en 2005, cuando la CBS ofreció de nuevo a Voight encarnar a Juan Pablo II en una serie dirigida por John Kent Harrison, aceptó finalmente la propuesta, llegando a alcanzar una nominación a los premios Emmy por su brillante actuación.

En 2005 se estrenó Karol: un hombre que se hizo papa de Giacomo Battiato, considerado uno de los mejores filmes sobre Juan Pablo II. La película, con banda sonora de Ennio Morricone, está basada en un libro de Gian Franco Svidercoschi, amigo del pontífice.

Protagonizada por Piotr Adamczyk, ha recibido excelentes críticas y la felicitación particular del papa Benedicto XVI. Un año después de su estreno, Battiato presentó la miniserie Karol: el Papa, el hombre, centrada en la vida de Wojtyla en los años posteriores a 1978.

Sínodo de obispos

El breve pero intenso pontificado de Juan XXIII, beatificado por Juan Pablo II en el año 2000, también ha merecido la atención de algunos directores. En El Santo Padre Juan XXIII, Riccardo Tognazzi ofrece un interesante biopic sobre la vida del Papa que convocó el concilio Vaticano II. El filme, estrenado en 2003, está protagonizado por el actor Bob Hoskins y cuenta también con música de Morricone.

Un año antes, la vida del pontífice Giovanni Roncalli fue objeto de una miniserie en la RAI llamada El papa de la paz. Esta producción dirigida por Giorgio Capitani, repasa la biografía de Juan XXIII, desde su vocación sacerdotal y los años de misiones en Rumanía y Francia, hasta los hitos de su papado, desvelando su rostro más humano.

El papel de Pío XII durante la ocupación alemana de Roma quedó plasmado en Bajo el cielo de Roma, dirigida por Christian uguay. El filme, estrenado en 2010 en Castelgandolfo, recibió el aplauso de Benedicto XVI

Tras la proyección, el Santo Padre dedicó unas palabras a los productores, destacando la importancia de este tipo de películas “pensadas para el gran público, con los medios más modernos y, al mismo tiempo, dirigidas a ilustrar personajes o acontecimientos del siglo pasado”.

El director italiano Giulio Base, por su parte, filmó la vida del primer papa en San Pedro, estrenada en el Vaticano ante el Sínodo de los obispos en 2005. La cinta repasa la biografía del discípulo de Jesús, mostrando el surgimiento de las primeras comunidades cristianas, y la entrega sin condiciones de san Pedro a su causa apostólica.

La figura del papado sin apellidos también ha llamado la atención de algunos cineastas, que la han utilizado como marco para tejer sus historias de ficción. Es el caso de Michael Anderson, que rodó en 1968 Las sandalias del pescador. Protagonizada por Anthony Quinn, relata la historia de un obispo ucraniano condenado a trabajos forzados en una prisión soviética. Tras su liberación, el obispo se convierte en asesor de Pío XIII y después de la muerte del pontífice, resulta elegido papa en un agitado cónclave.

Esta película de Anderson, que al igual que su obra maestra La vuelta al mundo en 80 días es una adaptación literaria, ha pasado a la historia como el filme que anticipó el nombramiento de un papa de un país del Este.

A pesar de los esfuerzos de Anderson y de Morris West, autor del libro en el que se basa la cinta, por construir una imagen fidedigna de la Iglesia Católica, Las sandalias del pescador ha recibido críticas por la demagógica propuesta que pone en boca del nuevo papa, que el mismo día de su nombramiento anuncia la venta de todos los bienes de la Iglesia para paliar el hambre de los pobresLejos de la ficción cinematográfica, merecen mención aparte los documentales dedicados a la figura del pontífice. También en este terreno, Juan Pablo II lleva la delantera a sus antecesores, siendo objeto de decenas de obras. En España y en el mundo, estrenado con motivo de los 25 años de su pontificado, recoge los hitos de su papado, incluyendo el atentado de Ali Agca, y la caída del muro de Berlín. Constructor de puentes repasa sus viajes apostólicos. Y la cercanía del papa a los jóvenes queda reflejada en 25 años con Juan Pablo II, que fotografía la cara más divertida del pontífice, en imágenes en las que aparece cantando con universitarios, o llorando de risa ante la actuación del payaso Japo.

La figura de Benedicto XVI también está siendo objeto de revisiones cinematográficas en formato documental. Es el caso de La aventura de la Verdad, filmado en 2008 por la agencia Rome Reports. La cinta ofrece un retrato íntimo de la vida del Santo Padre desde su infancia en la Alemania nazi, hasta el célebre discurso de Ratisbona. En fechas más recientes, la Santa Sede anunció el estreno de Francisco y el papa, con imágenes de la vida privada del papa. La película, de la productora alemana Fanes Film, muestra el día a día del Vaticano a través de los ojos de un niño, Francisco, que forma parte del Coro Pontificio de la Capilla Sixtina y que se prepara para ofrecer una actuación ante el Santo Padre.

Las santerías con camuflaje católico

Crecen en España las santerías con camuflaje católico

Crucifijos sumergidos en agua, aceites para atraer el dinero y provocar mal de ojo, invocaciones al diablo, velas negras, adivinación, remedios, purificaciones y maleficios… Hay de todo en una santería. Nos lo cuentan José Antonio Fúster y Javier Torres.

Tiendas abiertas al público, “pasen y vean”, en la que una suerte de religión panteísta africano-caribeña camuflada en el catolicismo se abre paso ofreciendo soluciones rápidas para los males cotidianos. Sus santos sincréticos, que no son católicos, son parte del negocio. Un negocio peligroso. Apenas hay dos tipos de tiendas para las que la crisis es negocio: la compra de oro a un precio por debajo del mercado y las santerías, unos comercios que ofrecen soluciones rápidas a personas en crisis…

La Iglesia ha dado la voz de alarma ante el auge de un fenómeno pseudoreligioso que hasta hace poco se circunscribía a los círculos de pobreza de naciones caribeñas y africanas, pero que ha llegado a Occidente con vocación de permanencia, gracias a la inmigraciónA simple vista, una santería, una cualquiera, es una tienda corriente, a pie de calle, con luces de neón y escaparates en los que se apiñan santos, pócimas, iconos y friegas que se autoproclaman eficaces para solucionar cualquier problema. La santería dice que todo lo cura y todo lo arregla a cambio de dinero y ofrendas. Mal de amores, familia, problemas laborales, rachas de mala suerte… Un flujo constante de clientes, la mayoría mujeres, entra y sale, entra y mira, entra y compra un remedio para un mal de ojo o un tantito…

A simple vista, las santerías son solo anaqueles abarrotados de velas, aceites, hierbas y figuras de santos: san Pedro, san José, san Manuel, la Virgen de la Caridad del Cobre, san Cosme y san Damián, san Gabriel, la Virgen de Regla… Y velas blancas y negras, crucifijos, collares de cuentas, remedos de rosarios… Podría parecer una mezcla entre una herboristería y una tienda caótica de artículos religiosos.

Santa Rita y la fidelidad

En una de esas santerías del centro de Madrid, las diferencias se observan con precisión. Los dependientes son sacerdotes santeros, babalaos, la cúspide (si la hubiera) de la pirámide santera.

Estos babalaos son teólogos de la prosperidad. Modernos charlatanes que por un precio de 69 euros la sesión, evalúan a la persona que acude a ellos y la inician en el uso de ofrendar a los santos para espantar los males. Nada tiene de malo recurrir a los santos, pero estos no lo son. Un santero que mire a los ojos de la Virgen de la Caridad del Cobre, en realidad mira a Yemayá, “la creadora del mundo”. Otro ejemplo: Obbá, la diosa de la fidelidad conyugal, es Santa Rita, patrona de los imposibles. Es sincretismo y pantomima.

Modernos charlatanes que por un precio de 69 euros la sesión, evalúan a la persona que acude a ellos y la inician en el uso de ofrendar a los santos para espantar los malesCuando los franceses y los españoles llenaron la Antilla de negros arrancados de África, fueron evangelizados deprisa, mal y a golpe de culata. Muchos simularon la conversión y buscaron rasgos comunes en las imágenes católicas para poder venerar a sus santos africanos. La diferencia esencial, según un babalao de una santería del centro de madrid, es que sus santos sí que ayudan a la gente, no como los católicos. “Digamos que no tardan tanto”.

El grave problema tantas veces denunciado por la Iglesia es que la santería asegura que esos santos africanos, santos sincréticos con apariencia católica, ‘acuden’ a la interpelación del babalao e interactúan en una comunicación instantánea que compromete a una persona angustiada que hipoteca su futuro siguiendo a ciegas el camino que marca un santero; algo condenado por el catecismo de la Iglesia.

Los babalaos consultados no niegan la mayor: “Es una ayuda inmediata que en el 98 por ciento de los casos libera a la persona de sus problemas”.

Para el diagnóstico, los santeros utilizan algo llamado ukele: un collar con cuentas como conchitas de mar que, según ellos, es un completo sistema de comunicación binario (unos y ceros, sí o no) entre el sacerdote y el santo al que se interpela. Así, mientras el cliente revela sus angustias, el babalao va tirando el ukele sobre la mesa y lo interpreta y apunta en un papel una retahíla de ceros, unos y cruces hasta darle un diagnóstico claro de sus males. El santero no adivina. Podría hacerlo -dicen los babalaos- pero no deben. Como si dijeran: yo lo sé todo, pero no te lo puedo decir hasta que tú no me lo digas.

Para el diagnóstico, los santeros utilizan algo llamado ukele: un collar con cuentas como conchitas de marOtra diferencia fundamental entre una santería y… cualquier otra tienda, es que los santeros pasan consulta en habitaciones pequeñas en la trastienda o en los sótanos del comercio, en los que la parafernalia sincrética deja paso a los genuinos iconos africano-antillanos: puros sobre vasos de ron, elefantes, figuras agigantadas de hombres de raza negra, machetes clavados en la tierra de una maceta, calaveras en postes, copas de agua en las que se sumerge un crucifijo, santitos anónimos en los que apoyan naipes y cartas del tarot ,platos en el suelo en el que vive el sincrético Elegguá, “el dueño de los caminos y el destino; el que abre o cierra el camino a la felicidad…”.

Hasta ahora, entre puros y calaveras, los santeros podrían pasar por simples charlatanes, pero la Iglesia ha alertado de ciertas herejías santeras que llegan a divinizar a la Virgen María y desorientan a los creyentes hasta conseguir que Benedicto XVI haya instado a los católicos a profundizar en el conocimiento de la Biblia para rechazar a tanto falso dios. Pero el auténtico problema de la santería se llama maleficio: el coqueteo con el demonio.

Maleficios y demonios

Dicen los santeros que reciben poderes para invocar a los muertos, realizar conjuros y llamar al diablo (si es necesario). Cuando una persona entra en la consulta de un babalao, va dispuesta a que un collar de cuentas con 256 posiciones evalúe su problema y le determine un camino -un remedio, ofrendas, sacrificios- que deberá seguir para sacudirse el maleficio que le persigue. Maleficio, sí.

Casi todas las personas que van a ver a un santero, saldrán del encuentro convencidas de que sus problemas de salud, dinero o amor, son por causa de la acción de un demonio sobre ellas. El ukele no falla. Para un santero, una racha de mala suerte o una relación amorosa que peligra llevan la marca del diablo que se ha instalado cerca de esa persona por la acción de un maleficio.

Los santeros se defienden asegurando que ellos son sacerdotes de una religión que -en principio- ha jurado hacer el bien y salvar a la humanidad (a un precio por sesión de 69 euros).

Para ellos, el babalao es el único capacitado para invocar a ese demonio, debilitarlo hasta que abandone a esa persona y librarle del maleficio. Ellos dicen que nada en ese ritual desmerece las prácticas de los exorcistas de la Iglesia católicaPero no está tan clara esa coincidencia. Si dirigir la vida de una persona con una cuenta binaria con 256 posiciones ya es peliagudo, bordear asuntos de enfermedad y dolor revela la cara más oscura de la santería. Una santera consultada por este semanario se puso extraordinariamente seria cuando se le preguntó por la relación entre un maleficio, el diablo y la enfermedad. “Es política de la casa que cuando alguien viene a la santería buscando una remedio para una enfermedad grave, se le derive a un hospital; sin embargo…. a título personal… yo he visto cosas increíbles… Yo mismo saqué de la muerte a la viejita que fue la que me crió. Llegué con ella al hospital y ella estaba muerta, pero conseguí que volviera. El médico me dijo que aquello era imposible… Con ayuda de mis santos la logré mantener a mi lado más de cinco años, pero al final vi que sufría, que imploraba la muerte… Y la dejé ir”.

Sin embargo, esa política de la casa de una de las santerías consultadas no es la misma buena práctica de otros comercios y otros babalaos. Según ellos mismos denuncian a micrófono cerrado, a diario, en cientos de casas de toda España, autoproclamados santeros y sacerdotes de Olofin, el dios todopoderoso, juegan con los crédulos y los desesperados a sanar enfermedades imposibles con complicados rituales y sangre de animales.

Los santeros aseguran que la enfermedad en una persona anciana es la forma que tiene Olofin de prepararnos para la muerte. Sin embargo, en una persona joven, la enfermedad grave indica que hay maleficios muy poderosos, diablos muy duros, una opresión demoníaca muy fuerte…Estas prácticas generan desconfianza entre las personas, que al final, y por unos pocos euros más, buscan santeros o pseudosanteros sin escrúpulos para ser ellos los primeros en servirse del ocultismo y la invocación maléfica.

De momento, la crisis económica, y también la crisis de valores que azota España, ha estimulado el negocio hasta convertir a las santerías en uno de los pocos comercios que disfrutan de un panorama despejado y unos beneficios consolidados. Los santeros y babalaos, que son personas que viven por encima de los demás en países tan pobres como Cuba, ya se han instalado en la clase media acomodada en España. De momento, ellos reconocen que la mayoría de sus clientes son inmigrantes cubanos y venezolanos, antillanos con problemas ; pero también empiezan a beneficiarse de la desesperación de decenas de miles de españoles -canarios en su mayoría-.

Uno de estos babalaos lo reconoce sin titubeos y sin complejos: “El comunismo jamás ha podido con nosotros, y tampoco podrá la Iglesia Católica. Poco a poco, los españoles comenzarán a creer en la santería. Esto es imparable”.

La última barrera entre la vida y la muerte

Escuela de rescate de Jesús Poveda: la última barrera entre la vida y la muerte

Voluntarios que se plantan cada semana a las puertas del abortorio Dator para convencer a las mujeres de que sigan adelante con su embarazo. Respeto y voluntad de ayuda son sus pilares. Así se lo enseña su maestro, el doctor Jesús Poveda.

Sábado frío en Madrid. Una joven de 17 años se acerca a DatorEstá embarazada, sus padres no lo saben y tiene poco tiempo para abortar porque en casa están de mudanza y tiene que volver antes de la noche. Dos personas se aproximan y le hablan de alternativas; ella escucha pero decide entrar. Horas después, aún en ayunas y con el cansancio acumulado, sale del centro de abortos, cae al suelo, se lleva las manos a la cabeza, da un grito desgarrador y clama: “¡Qué he hecho, he matado a mi hijo!”.

Las dos personas que horas antes intentaban hacerle cambiar de opinióncorren hacia ella, intentan levantarla del suelo, la abrazan, le dicen que se tranquilice.

El doctor Jesús Poveda -luchador provida desde 1983- la atiende, se la lleva a una cafetería cercana y le pide algo de comidaElla se niega a comer, se culpa por lo que acaba de hacer, llora. “Tu hijo te ha perdonado y Dios también, porque está viendo tu sufrimiento, ahora tienes que perdonarte tú”, le dicen, desesperados por que coma algo para evitar un desvanecimiento. Al final, lo que más consuela a la joven es saber que, gracias a ella, dos mujeres que iban a abortar se han dado la vuelta y se han ido a casa con sus hijos.

Porque de forma paralela a esta historia, los rescatadores de Poveda –voluntarios de la Escuela de Rescate a la Madrileña que trata de evitar los abortos a las puertas de centros como Dator- seguían hablando de ayuda y alternativas a las mujeres que se aproximaban a las puertas del establecimiento.

Justo cuando salió la joven arrepentida conversaban con dos parejas que tenían “muy claro” que querían abortar. Hasta que vieron y oyeron el llanto – “llorar de verdad”, apunta Poveda- y comprendieron lo que decían los rescatadores – “eso es el aborto”-.

Horario ampliado

Aunque en los dos años y medio de vida que lleva en marcha la Escuela ha conseguido salvar la vida de 300 niños, este reportaje comienza con una historia de las tristes, de las que acaban mal, porque define a la perfección losdos rasgos que caracterizan al grupo de rescatadores de Poveda: voluntad de ayuda y respeto a la mujer.

“Si la mujer coge el folleto explicativo que le damos, bien; si además se para a hablar con nosotros y nos escucha, mejor; y si ya decide cambiar de opinión y seguir adelante con su embarazo, entonces fabuloso. Pero si nos insulta y no nos hace caso, también bien. Respetamos a la mujer”, explica Poveda.

Con esas dos premisas como punto de partida los voluntarios de Poveda se dan cita cada sábado por la tarde en la esquina de Hermano Gárate con PensamientoJusto la esquina donde pierden la vida cada año miles de niños de cuyas madres sería imposible hacer un perfil. “Desde niñas de quince años hasta mujeres de treinta y muchos, cuarenta; inmigrantes y españolas, con dinero y sin él y todo esto antes de que entrara en vigor la actual ley del aborto. Antes, cuando era necesario el consentimiento de los padres, también venían menores solas o con amigas”, explican a ALBA los rescatadores.
Por parejas -siempre con una mujer como mínimo-abordan con respeto a quienes se acercan a Dator y les dan el tríptico informativo con el teléfono gratuito de atención a la mujer embarazada (900 500 505) y los recursos de alojamiento, trabajo, atención médica y psicológica que ofrecen diferentes asociaciones provida.

Además hablan a las mujeres del inicio de la vida, del estado del feto en cada momento del embarazo, del síndrome posaborto…
Aunque la Escuela comenzó los sábados de cuatro a seis de la tarde, los veteranos han ampliado el horario de rescates y se plantan a las puertas de Dator los sábados por la mañana, los domingos… cualquier hora es buena para salvar vidas. “Muchas madres solo necesitan saber que hay ayuda para seguir adelante con la vida de su hijo. Sabiendo eso, mi obligación es venir aquí cada sábado” explica María Soria, estudiante de Medicina de 19 años y rescatadora de la Escuela de Poveda casi desde el inicio. Desde aquel día que salía de rezar en una iglesia cercana y vio a un grupo de gente reunida en Dator; se acercó, les preguntó qué hacían y se unió a ellos el sábado siguiente.

Un pañuelo islámico

María ha experimentado las dos versiones de una misma historia: el final feliz, mujeres que se abrazan al rescatador con una sonrisa al saberse apoyadas para seguir adelante con la vida de su hijo, y el desenlace sombrío. Una vez hasta tuvo que ser protegida del brazo de un hombre corpulento, lleno de tatuajes, que acudía con su novia a Dator. María se acercó, les dijo “Vengo a ofrecerles ayuda” y se encontró con un “o te vas de aquí o te mato”.

Su novio Ike de Toro, también veterano en la Escuela, explica que en días como ese o en otras tardes de invierno en las que nada parece salir bien, en las que reciben incluso la mirada altanera de mujeres que acaban de abortar, “hay momentos en los que solo puedes pensar que ahí dentro están muriendo niños”.

Pero los días buenos son más y compensan. Dice Ike que sentirse “padre virtual” de tantos niños es una sensación incomparable y que, además, solo con su presencia ya han conseguido algo muy importante: “los sábados de cuatro a seis casi no dan citas porque saben que estamos aquí; así que eso hemos logrado”.

Los sábados de cuatro a seis casi no dan citas porque saben que los volunarios de Poveda están allíAunque hoy se han reunido para atender a los medios de comunicación por el aniversario de la Escuela, su entrenada mirada de rescate no descansa y, al girarse y ver salir de Dator a una pareja joven, cogen los folletos y salen corriendo. A su vuelta explican que son los amigos de una chica que está dentro abortando. “Pero cuando salga hablad con ella por si necesita ayuda, nosotros le hemos dicho que no lo haga”.

Otra joven que sale del establecimiento -se niegan a llamarlo clínica, “en vez de pacientes a las chicas las llaman clientes”-, les dice que no tiene tiempo para hablar con ellos y entonces Safa le tiende la mano con el folleto -“bueno, pues quédate con esto”-.

La joven se aleja leyéndolo y quizá ese gesto haya sido suficiente. «Como es una línea 24 horas, muchas veces nos cuentan que a las tres o cuatro de la madrugada del sábado al domingo llaman y les dicen que han estado en Dator y que unos chicos les han dado este papel”.

Hay días que ocurre así: salvan vidas sin saberloOtras, como el primer rescate de Safa, el milagro se produce delante de sus ojos. Era su primer día en la Escuela cuando se aproximó hacia Dator una chica tocada, igual que Safa, con un pañuelo islámico. Safa es de Siria y la joven que iba a abortar de Marruecos. “Me puse a hablar con ella en árabe y me dijo que, como en la religión musulmana no puedes tener relaciones sexuales antes del matrimonio y ella se había quedado embarazada tenía que abortar, que lo que había hecho estaba mal”. Safa le explicó que lo que iba a hacer era intentar arreglar un error con otro error aún mayor, que se estaba equivocando. Y la joven marroquí miró a Safa fijamente y le dijo: “Tienes razón. No puedo hacerlo”.

El día de su primer rescate Safa no pudo dormir, solo pensar que acababa de salvar una vidaSus amigos no entienden que esta joven de 18 años dedique la tarde del sábado a esa locura del rescate en lugar de ver una película o pasear con ellos por la calle. Y ella no les entiende a ellos. “Esto es lo más bonito que he hecho en la vida, de verdad. Es precioso”. 
No hace falta hacer preguntas. Ellos solos van recordando los buenos momentos vividos en la esquina de una calle que es la contradicción en sí misma. “Mira, ese que entra es el psiquiatra que firma los informes y la señora que está a su lado quieta está rezando el rosario. Viene mucho. A mí el médico un día me mandó a… bueno, ya te imaginas”, cuenta Mamen.

Cuestión de dinero

Y entonces les viene a la cabeza la historia de aquella chica a la que ofrecieron ayuda cuando entraba en Dator. “Nos miró y siguió andando pero a los diez minutos salió y se acercó a nosotros. Le preguntamos que por qué y nos dijo: ‘Con vosotros todo han sido sonrisas y buenas caras; dentro está todo el mundo amargado’”.
Aunque hablan poco con “los de dentro”, alguna vez han intentado preguntarles por qué hacen lo que hacen y ya no se escandalizan cuando recuerdan la respuesta que dio uno de los médicos al doctor Poveda: “No sabes lo que soy capaz de hacer por dinero”. “Si esto no moviera tanto dinero… ni la mitad de la mitad”, dice Ike.

Para él el dinero es justo lo contrario, un motivo por el que nunca se debería decidir acabar con la vida de un niño. Aunque es cierto que la crisis afecta también a las asociaciones de ayuda y que muchas madres no reciben todo lo que esperaban – “es muy difícil encontrar trabajo y casa para todas. Hay muy poco dinero”- ninguna, recuerdan los rescatadores, ninguna de las 300 les ha dicho jamás “ojalá no os hubiera hecho caso”. “Ninguna se arrepiente de tener a su hijo, y, sin embargo, hay muchas que se arrepienten de no haberlo tenido”.

Justo lo que podría haberle pasado a Cristina, una joven que tenía 21 años y cuatro hijos cuando pidió cita para abortar en Dator. Estaba embarazada de cinco meses. Mamen García habló con ella y le recordó que cada persona es única e irrepetible. Le pidió que no acabara con la vida de su quinto hijo. Cristina entró en Dator y ya tenía puesta la vía de la anestesia cuando pensó que la rescatadora tenía razón. Se arrancó la vía y salió corriendo. Ya en la calle se abrazó a Mamen, que es madrina de la pequeña Yamira, quinta hija de Cristina. Cuando en el hospital las enfermeras le reprocharon que tuviera cinco hijos con 21 años ella respondió:“¿Qué queréis, que aborte? He encontrado gente que me ayuda no solo económicamente. Sé que estarán conmigo hasta que los necesite”.

Esa gente. La gente de Poveda. La última barrera entre la vida y la muerte.