La canonización de Juan Pablo II cada vez más cerca

Santo Súbito

La canonización de Juan Pablo II está cada vez más cerca… ya se estudia el segundo milagro

Entre miles de posibles milagros, la Santa Sede estudia uno en particular de una curación de un sacerdote, científicamente inexplicable.

Actualizado 15 octubre 2011

Giacomo Galeazzi/Vatican Insider

Juan Pablo II será santo dentro de poco. El cardenal salesiano Angelo Amato está trabajando en la evaluación de un segundo milagro atribuíble a la intervención de Juan Pablo II. En contra de los escépticos que dentro y fuera de la Curia Romana presionan para que se frene el proceso que invocó el pueblo con furor, el “ministro” de Benedicto XVI, encargado de seguir los procesos de canonización y beatificación de toda la iglesia católica, en cambio, pretende acelerar el proceso. 

Segundo milagro del Papa polaco

Y declara que está muy cerca el reconocimiento del segundo milagro de Juan Pablo II, el Papa polaco tan amado en todo el orbe católico. El caso de cura científicamente inexplicable fue puesto «bajo investigación» del ministerio vaticano de las Causas de los Santos. Después de la beatificación del primero de mayo de 2011, para ser canonizado Juan Pablo II tendría que lograr que la Santa Sede reconociera un segundo milagro. 

Una lista de curaciones muy amplia

Una lista muy numerosa de curaciones milagrosas atribuidas a su intervención han pasado bajo la atenta mirada de la Postulación de la causa de canonización de Juan Pablo II. 

Una de ellas se considera particularmente relevante e idónea para acercar a Karol Wojtyla a la santidad, después de aquella que permitió que Benedicto XVI lo proclamara beato, es decir la curación de la monja francesa sor Marie Simon-Pierre, que sufría de la misma enfermedad que transformó los últimos años del Pontificado de JUan Pablo II en un calvario: el parkinson. 

El otro milagro, que sucedió después de la beatificación, será analizado sin prisas y con escrúpuloaseguran en el Vaticano, en donde se pone en evidencia que todavía sigue siendo motivo de alegría en todos el mundo la decisión de Benedicto XVI de llevar a los altares a Juan Pablo II hace 5 meses. El segundo milagro atribuido a la intervención del Beato Juan Pablo II debe ser reconocido, por parte del Pontífice, la Congregación para las Causas de los Santos. El dossier de los milagros atribuidos a Karol Wojtyla sigue nutriéndose con nuevas indicaciones.

Muchos milagros a la espera de ser considerados

Desde antes de la beatificación, muchos otros milagros han sido considerados en la Santa Sede, como los que tienen que ver con un hombre que se salvó en Cleeveland, Estados Unidos, de una herida muy grave en la cabeza provocada por un arma de fuego; otro caso es el de un niño polaco que tenía paralizadas las piernas y que inexplicablemente volvió a caminar tras haber rezado en la tumba de Juan Pablo II. 

El caso del niño había recibido incluso la aprobación del arzobispo de Cracovia, Stanislao Dzwisz, brazo derecho de Karol Wojtyla en Polonia y en el Vaticano durante cuatro décadas.El cardenal Dziwisz atestiguó que el pequeño, inmovilizado en una silla de ruedas por un tumor en los riñones, volvió «a caminar después de haber visitado la tumba de Juan Pablo II en las Grutas vaticanas». 

Testigo de un milagro

Y el purpurado confirmó: «fui testigo de muchas gracias que hizo Juan Pablo II. Sobre todo con enfermos de tumores. El chico polaco tiene 9 años, es de Danzica, no podía caminar porque un cáncer lo atacó a los riñones. Lo llevaron en una silla de ruedas a la tumba de Juan Pablo II. Allí rezó y, cuando salió de la Basílica de San Pedro, dijo a sus padres, sorprendidos: “Yo quiero caminar”. Se levantó y empezó a caminar». Por lo demás, el día de los funerales, miles de personas lo invocaron espontáneamente en italiano «Santo subito» (“Santo inmediatamente”). 

Herido en la cabeza

Además, en Cleveland, en el estado de Ohio, un chico de 16 años, herido gravemente en la cabeza durante un robo, se salvó y recuperó la salud cuando todos lo consideraban sin esperanzas. El capellán del hospital certificó que la prodigiosa recuperación se debió a un rosario bendito por Juan Pablo II. En enero de 2006 se abrió un sitio para recibir los testimonios de fieles sobre gracias o milagros después de la muerte de Juan Pablo II en el ámbito del proceso de beatificación del Papa. 

Han llegado miles de mensajes

Al Vaticano han llegado miles y miles de mensajes. Para tomar en consideración la candidatura, la Iglesia exige “señales” póstumos a la muerte de una figura en olor de santidad. Así, desde el 13 de mayo, cuando el Papa Benedicto XVI concedió una prórroga a los 5 años después de la muerte de una persona para comenzar el proceso de beatificación,decidieron recoger los testimonios por internet de todas partes del mundo en italiano, polaco, inglés, francés y español.

Conmovedora historia…

La canadiense Dawn Stefanowicz

Pasó su niñez envuelta en un ambiente totalmente gay. Hoy cuenta su conmovedora historia…

Vivió el sexo en casas de baño, travestimos, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo.

Actualizado 15 octubre 2011

ReL

Dawn Stefanowicz tiene una de esas historias que no le dejan indiferente a nadie. Vivió una infancia de estilo gay por un padre homosexual que la implicó en su vida desordenada y hedonista.

Hoy Dawn, que ya ha sobrepasado la cuarentena, vive en Ontario (Canadá) con su marido  y sus dos hijos. 

Ha continuación ReL reproduce su conmovedor testimonio. 

Crecer en un hogar homosexual

«Me llamo Dawn Stefanowicz. Crecí en un hogar homosexual en los años 60 y 70 en Toronto, expuesta a muchas personas distintas de la subcultura GLBT (gay, lesbiana, bisexual, transexual) y a prácticas sexuales explícitas. 

Expuesta a la vida gay

»Estuve expuesta a un alto riesgo de enfermedades de transmisión sexual debido al abuso sexual, a loscomportamientos de alto riesgo de mi padre y a numerosas parejas. Incluso cuando mi padre estaba en lo que parecían relaciones monógamas, continuaba haciendo «cruising» buscando sexo anónimo. 

Sida y suicidio

»Llegué a preocuparme profundamente, a amar y entender con compasión a mi padre. Compartía conmigo lo que lamentaba de la vida. Desgraciadamente, siendo niño unos adultos abusaron sexual y físicamente de él. Debido a esto, vivió con depresión, problemas de control, estallidos de rabia, tendencias suicidas y compulsión sexual. Intentaba satisfacer sunecesidad por el afecto de su padre, por su afirmación y atención, con relaciones promiscuas y transitorias. Las (ex) parejas de mi padre, con los que me traté y llegué a apreciar con sentimientos profundos, vieron sus vidas drásticamente acortadas por el Sida y el suicidio. Tristemente, mi padre murió de Sida en 1991. 

Seguir las reglas de la vida gay

»Las muchas experiencias personales, profesionales y sociales con mi padre no me enseñaron el respeto por la moralidad, la autoridad, el matrimonio o el amor paterno. Me sentía temerosamente acallada porque mi padre no me permitía hablar de él, sus compañeros de casa, su estilo de vida y sus encuentros en esa subcultura. Mientras viví en casa, tuve que vivir según sus reglas. 

Maltrato doméstico homosexual

»Sí, amaba a mi padre. Pero me sentía abandonada y despreciada porque mi padre me dejaba a menudo para estar varios días con sus compañeros. Sus parejas realmente no se interesaban por mí. Fui dañada por el maltrato doméstico homosexual, las tentativas sexuales con menores y la pérdida de parejas sexuales como si las personas fueran sólo cosas para usar. Busqué consuelo, busqué el amor de mi padre en diversos novios a partir de los 12 años.

Estilo de vida hedonista

»Desde corta edad, se me expuso a charlas sexualmente explícitas, estilos de vida hedonistas, subculturas GLBT y lugares de vacaciones gay. El sexo me parecía gratuito cuando era niña. Se me expuso a manifestaciones de sexualidad de todo tipo incluyendo sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo. Se aludía al sadomasoquismo y se mostraban algunos aspectos. Las drogas y el alcohol a menudo contribuían a bajar las inhibiciones en las relaciones de mi padre.

Crecer en un hogar no seguro

»Mi padre apreciaba el vestir unisex, los aspectos de género-neutro, y el intercambio de ropas cuando yo tenía 8 años. Yo no veía el valor de las diferencias biológicamente complementarias entre hombre y mujer. Ni pensaba acerca del matrimonio. Hice votos de no tener nunca hijos, porque no crecí en un ambiente de hogar seguro, sacrificial, centrado en los niños.

20 años de experiencias estresantes

»Más de dos décadas de exposición directa a estas experiencias estresantes me causaron inseguridad, de
presión, pensamientos suicidas, miedo, ansiedad, baja autoestima, insomnio y confusión sexual. Mi conciencia y mi inocencia fueron seriamente dañados. Fui testigo de que todos los otros miembros de la familia también sufrían.

Comienza la sanación

»Hasta que no llegué a los 20 y 30 años, hasta después de hacer las elecciones importantes de vida, no empecé a darme cuenta de cómo me había afectado crecer en este ambiente. Mi sanación implicó mirar de frente la realidad, aceptar las consecuencias a largo plazo y ofrecer perdón. ¿Podéis imaginar ser forzados a aceptar relaciones inestables y prácticas sexuales diversas desde corta edad y cómo afectó a mi desarrollo? Mi identidad de género, bienestar psicológico, relaciones con iguales quedaron afectadas. Desgraciadamente, hasta que mi padre, sus parejas sexuales y mi madre murieron, no pude hablar públicamente de mis experiencias.

Niños inocentes sin voz

»Al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores del matrimonio legal del mismo sexo. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros niños».

Más información: http://www.dawnstefanowicz.org

Sale del infierno tras encontrar a Dios

En la Comunidad del Cenáculo

Sus padres se separan, cae en la droga y el alcohol, y sale del infierno tras encontrar a Dios

Se puede salir de las drogas y el alcohol. Aquí hay un testimonio reciente de un joven austriaco que lo logró tras conocer a Jesús.

Actualizado 15 octubre 2011

ReL

La Comunidad del Cenáculo, fundada por la religiosa italiana Madre Elvira, se ha convertido en pocos años en la realidad con mayor eficacia del mundo para salir de las adicciones como la droga o el alcohol. Sus armas para luchar contra esas esclavitudes se basan en la oración y el trabajo. 

ReL reproduce el testimonio de un joven austriaco que logró salir de la droga y al alcohol, y recuperar la alegría de vivir, gracias a la Comunidad del Cenáculo que le enseñó el camino para encontrar a Dios.

Todo comienza con la separación de los padres

«Me llamo Rainer, tengo veintiséis años y soy de Viena  (Austria). Entré en la Comunidad por las heridas de la droga. Vengo de una familia que no era cristiana y mis padres se separaron cuando yo era muy chico. Todavía recuerdo que de niño muchas veces soñaba que mis padres se peleaban, así nacieron mis miedos e inseguridades. Crecí junto a mi madre y mi hermana; a mi padre lo veía cada dos semanas. Sufrí mucho por la división en mi familia, siempre mantenía la ilusión de que algún día se volverían a unir. 

Celoso por no tener una familia unida

»En la escuela comenzaron los primeros problemas: me portaba mal con los maestros y los compañeros,estaba muy celoso de los niños que tenían una familia unida. A los ocho años me tuvieron que cambiar de escuela por mi comportamiento, lo que me hizo sentir aún más distinto de los demás. 

Sin una convivencia estable

»En casa ya empezaba a perder el respeto hacia mi madre y contestarle mal. Con mi padre, en cambio, siempre era ordenado y obediente, por temor a su dureza. Desde pequeño comencé a tener una doble personalidad. No lograba mantener una relación estable, ni siquiera con mi hermana y a menudo nos peleábamos.

Alcohol y drogas a los doce años

»A los doce años probé el alcohol y las drogas livianas. Creía que había encontrado la solución a mis problemas, olvidando las horribles situaciones que vivía en casa y en la escuela.

»Comencé una vida falsa, un descenso que pronto me hizo caer en lo peor. Dejé la escuela y empecé a trabajar, mis primeros sueldos los gasté en la droga, cada vez más pesada, pero yo creía que era independiente y libre. 

El primer momento para cambiar de vida

»No me daba cuenta de cómo hacía sufrir a mi familia y tenía la fantasía de que nadie se daba cuenta de mi problema. Iba a casa sólo para bañarme y dormir; cortaba de raíz cualquier relación con mi familia. A los diecisiete años tuve una experiencia muy fea con la droga y un amigo terminó en el hospital. Cuando llegué a casa, me miré en el espejo y encontré un muerto, una persona incapaz de hacer algo bueno. Ese fue el momento en que decidí por primera vez cambiar de vida.

Dejar la droga pero no el alcohol

»Dejé la droga inmediatamente, así como a los amigos malos. Todo parecía que estaba bien, conocí una chica que fue mi primera novia y me parecía imposible ser tan afortunado. Lo único que no podía dejar del todo era el alcohol. Cada fin de semana, cuando salía con mi novia , bebía en exceso, un día, un amigo me ofreció de nuevo la droga. Acepté porque pensaba que esta vez lo podría controlar pero fue el comienzo de una nueva caída:perdí a mi novia, y en esa época se suicidó un gran amigo mío. Fue uno de los momentos más dolorosos de mi vida. 

En el precipicio

»Para disimular mi estado de ánimo, me arrojé en el mal, perdí el trabajo y todo lo que más quería. Mi familia trataba de estar cerca de mí, pero yo rechazaba su ayuda. En ese momento conocí otra chica, que aceptaba mi dependencia, la usé como “espalda” en los momentos difíciles. 

La posibilidad de cambiar

»Cambié muchos trabajos hasta que terminé de mozo en una cervecería. Allí conocí un chico que había estado seis años en la Comunidad. Al ver mi tristeza, me contó su experiencia de vida y la posibilidad de cambiar. Me parecía que no podía ser cierto lo que me contaba, porque yo sólo veía la droga, pero mis problemas aumentaban y ahora mi novia también me empujaba a cambiar. Con la ayuda de ella y de mi padre fui a los coloquios y me encontré por primera vez con los chicos del Cenacolo

No me creía lo que me decían

»Al principio me costaba creer lo que me decían, me costaba aceptar la propuesta de la oración. Cuando entré vi jóvenes sonrientes y felices con lo que hacían. Me impresionó mucho que por primera vez me ofrecieran una mano personas que yo no conocía y que no pedían nada a cambio. Las primeras semanas no quería ni escuchar hablar de oración y de fe. Repensando mi pasado me decía que Dios no podía existir: ¿cómo podría haber permitido que yo sufriera tanto? 

Esperanza en el cambio de vida

»Como veía que todos iban a la capilla a rezar, le hacía muchas preguntas sobre la fe a mi “ángel custodio”, el joven a quien me habían encomendado. Él me decía que fuera a la capilla y le confiara a Dios las cosas que me preocupaban. Así comencé mi “relación” con Dios. Me costaba mucho porque frente a la Eucaristía veía todo lo que había hecho y me veía a mí mismo. Estaba muy triste, pero al mismo tiempo la esperanza de cambiar mi vida me hacía aceptar las “ayudas” y los consejos de los que me rodeaban. Cosa que nunca había hecho.

Conocer a la Madre Elvira

»Luego de un mes tuve el gran regalo de venir a Italia y de encontrar por primera vez a Madre Elvira. Mirándola a los ojos vi mucha esperanza, y aunque no entendía lo que me decía, me tocaron su libertad y sus ganas de vivir. Gracias a su ejemplo, yo también di mi “sí” a Dios. En el camino comunitario recibí los Sacramentos de la Comunión y de la Confirmación. 

Ayudar a otros como «ángel de la guarda»

»Más adelante comprendí lo que es ser responsable por la vida de otro, cuando por primera vez fui “ángel custodio” de un chico joven: lo que había recibido tenía que entregarlo. También me hizo ver muchas faltas mías: poca paciencia, la falta de respeto, mucha inseguridad y apuro. Entendí que todavía no llegué a ninguna parte y que siempre hay algo para aprender, aún del joven que acaba de entrar.

Mi padre, feliz

»Cuando fui a casa para la verificar, después de dos años de camino, tuve una experiencia conmovedora y profunda: por primera vez vi a mi padre llorar de alegría y no de dolor; me liberó de muchos sentimientos de culpa que tenía por todo el mal que había hecho.

«Hoy soy feliz»

»Hoy estoy muy contento de que Dios me haya llamado a la Comunidad y agradezco de corazón a mi familia, a Madre Elvira, a todos los sacerdotes y personas que encontré en mi camino: ¡hoy soy un hombre feliz de vivir!».

Más información: Comunidad del Cenáculo