Pasó 20 años de insomnio y tristeza

La mexicana Laura Díaz de Gómez

Abortó, pasó 20 años de insomnio y tristeza, y hoy, tras perdonarse y volver a Dios, tiene paz

Bajó a lo más profundo de los infiernos en vida, y tras encontar la paz en el Señor, la felicidad volvió a su vida.

Actualizado 11 julio 2011

ReL

ReL publica el impresionante testimonio narrado por Laura Díaz de Gómez, del Distrito Federal de México, y que fue recogido por el portal oficial del Arzobispado de México – SIAME.

No querer abortar

«Mi testimonio lo comparto con ustedes porque sé lo que es abortar y sé también lo que significa “no querer interrumpir un proyecto de vida”.

»Nací en provincia y a los 16 años viajé al DF para estudiar. Llegué a la ciudad de México con mi maleta llena de ilusiones y de sueños, con ganas de triunfar y de alcanzar el éxito. Me alojé con una tía que era lesbiana. Allí comencé a impregnarme de muchas ideas y empecé a experimentar un fuerte rechazo a la Iglesia a pesar de que mi familia es católica y soy bautizada. Con mi tía viví experiencias muy fuertes, incluso hasta llegué a tener dudas sobre mi sexualidad. Pero como buena emprendedora, quise reafirmar mi inclinación saliendo con varios hombres. Desde los 18 años comencé a tener relaciones sexuales y me ponía a pensar: “total, si me afecta o me embarazo, no pasa nada, aborto y ya”.

Liberal, altanera y alejada de Dios

»A los 21 años estudiaba la carrera de comunicaciones en la UNAM; era una mujer completamente alejada de Dios, liberal y altanera; continuaba con mis aventuras ya que había logrado que mi papá me comprara un departamento… Hasta que un día quedé embarazada.

Un infierno de tristeza

Cuando esto ocurrió, no me alteré ni espanté, recordé aquellas ideas liberales y pensé algo así como lo que hoy se dice: “no puedo tener un bebé ahora porque interfiere con mi proyecto de vida”… así que decidí abortar. Pero con mi bebé murieron también todas mis ilusiones… creo que ese día yo misma me asesiné; me hundí en un infierno de tristeza y vi mi proyecto de vida destruido.

Un insomnio que dura 20 años

»Han sido 20 años de insomnio: iba a un psicólogo y a otro, eran unos momentos de histeria y pánico. Durante las clases en la facultad me salía del salón sin ningún motivo, me ponía muy nerviosa y corría a los jardines a buscar un lugar solitario para poder llorar.

»En la casa, sin saber porqué, no podía dormir en las noches y varias veces escuché el llanto de un bebé… me sentía terrible, era un dolor interminable y una tristeza espantosa. Tuve que dejar la carrera porque reprobé todas las materias, así que comencé a trabajar, pero no podía conservar un empleo por más de tres meses debido a las crisis que me atacaban.

Busqué respuesta en la brujería…

»Precisamente por eso hace unos días me dio mucho coraje cuando leí la declaración de una mujer que decía: “Dejen que las mujeres aborten en paz”. ¡Que tontería! no saben a donde están aventando a las mujeres. Caí en todo: brujería, vacío, soledad… aún no encuentro las palabras para explicarlo.

Encontré la paz

»Años más tarde me casé y me fui a vivir a Cancún. A un costado de la casa donde habitábamos había una capilla, cuyo sonido de las campanas, los cantos, la Misa entraban por mi ventana. Pero mi dureza y miedo no me dejaron entrar ahí. Por mucho tiempo permaneció así. En una ocasión, cansada de la vida, decidí entrar al templo y confesarle al sacerdote todo lo que me estaba ocurriendo. En ese momento me regresó la paz, porque el sacerdote me enseñó a perdonarme a mí misma.

Una vida que cambia

»Poco a poco fui encaminando mi vida y en ese sentido mi esposo fue uno de mis pilares, nunca me juzgó ni me criticó, y sé que le duele también porque a él le gustaría que yo tuviera una paz plena. Por lo que hice con mi bebé sé que no merecía tener un título, no merecía tener un hijo tan hermoso ni un esposo como el que ahora tengo. Cuando me casé no me podía embarazar, pero le pedí a Dios que me diera la oportunidad de tener una vida en mis manos y que esta vez no lo iba a defraudar. Y Dios me concedió a mi hijo que actualmente tiene cinco años.

No más víctimas del aborto

»Cuando regresé a México mi vida estaba cambiando, de la mano de Dios, porque gracias a Él encontré nuevamente el rumbo de mi vida y ahora pienso que el niño que no quise tener está en el cielo. He contado en mi parroquia este testimonio, pero quiero que más mujeres jóvenes lo escuchen, no quiero que nadie sufra la muerte humana -que yo viví- ni que pierdan la paz».

La Comunidad del Cénaculo abre casa en Barcelona

La Comunidad del Cénaculo

El centro con mayor porcentaje de éxito en la rehabilitación de drogadictos abre casa en Barcelona

Su hoja de ruta se basa en la oración, amistad y trabajo, y está fundado por la religiosa italiana Elvira Petrozzi.

Actualizado 12 julio 2011

Zenit

La Comunidad Cenáculo, dedicada a la rehabilitación de drogodependientes, ha abierto su primera casa en España, concretamente en la rectoría de la parroquia de Fogars de Montclús, en la provincia de Barcelona.

Monseñor Josep Àngel Sáiz, obispo de Terrassa, presidió el pasado 2 de julio una misa en la parroquia de la pequeña localidad, situada en pleno Montseny, con motivo de la inauguración de la casa, que acoge doce residentes en este primer momento.

En su homilía, el obispo habló sobre los pilares de la Comunidad Cenáculo: la oración, el trabajo y la amistad, y agradeció su presencia en la diócesis.

También hizo referencia al Inmaculado Corazón de María, fiesta del día, destacando la firmeza de la Virgen y su respuesta generosa a la llamada de Dios, informó el obispado de Terrassa.

A imagen de ella, añadió, los cristianos deben mantenerse firmes en medio de las dificultades y con un profundo sentido de servicio.

Después de la misa, se realizó el traslado del Santísimo al oratorio habilitado en las dependencias de la comunidad y finalmente los asistentes, cerca de un centenar, compartieron un refrigerio.

“En su momento -recuerda un comunicado del obispado de Terrassa-, responsables de la entidad se pusieron en contacto con el obispo de Terrassa para explorar la posibilidad de instalar una comunidad en el territorio diocesano, preferentemente en un espacio aislado y donde se pudiera favorecer el trabajo y la oración”.

La propuesta se trató en los organismos diocesanos y se estudió la posibilidad de ubicar las instalaciones en la rectoria de la parroquia de Fogars de Montclús.

El párroco, Ignasi Fuster, consultó la cuestión a la feligresía diseminada de la parroquia y a las autoridades locales y el proceso culminó con la firma de un convenio de cesión, entre la parroquia y la Comunidad Cenáculo.

La Comunidad del Cenáculo

La Comunidad Cenáculo es una asociación internacional fundada en Italia por la Hermana Elvira Petrozzi el año 1983.

Actualmente tiene 56 comunidades en distintos países del mundo, entre ellos los Estados Unidos, México, Brasil, Perú, Argentina, Italia, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Polonia, Austria, Francia, Inglaterra, Irlanda, Rusia y Eslovaquia.

La Comunidad Cenáculo utiliza un método en la vida en fraternidad, a través del trabajo manual y la oración, con el acompañamiento de voluntarios y profesionales y la ayuda de otras personas que han pasado por el proceso e rehabilitación.

Colaboran con la Comunidad voluntarios, consagrados y familias que viven y trabajan a tiempo completo y en total gratuidad al servicio de esta obra.

La «Casa Madre» de la Comunidad se encuentra en Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia.

A quienes llaman a las puertas de la Comunidad se les propone un estilo de vida sencillo, familiar, orientado a descubrir el trabajo vivido como un don de Dios, la amistad verdadera y la fe en la Palabra de Dios, hecha carne en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros.

Creemos que la vida cristiana, en su plenitud, es la respuesta verdadera a cada inquietud del hombre, y que nadie más de Aquél que lo ha creado, Dios Padre, es capaz de reconstruir los corazones confundidos y perdidos en una vida sin sentido – explica la Comunidad Cenáculo –. Nuestra fuerza quiere ser el Amor, aquel Amor que nace de la cruz de Cristo y que da vida a los muertos, libertad a los prisioneros y vista a los ciegos”.

“Somos nosotros los primeros en sorprendernos de aquello que el Señor está obrando ante de nuestros ojos y en darle las gracias porque nos hace espectadores cotidianos de su Resurrección, resultado de la cual cada día vemos la vida sonreír en los rostros de quienes habían perdido toda esperanza”, reconocen.

El 30 de mayo de 1998, en la solemnidad de Pentecostés, el obispo de Saluzzo, entonces monseñor Diego Bona, reconoció la «Comunidad Cenácolo» como «Asociación Privada de Fieles».

La Comunidad recuerda como un momento eclesial particularmente significativo la peregrinación que hicieron a Roma en compañía de su obispo el 16 de febrero del 2000, Año del Jubileo.

Juan Pablo II saludó entonces “con afecto al numeroso grupo de jóvenes de la Comunidad Cenáculo, provenientes de Italia, Croacia y Francia, guiados por el obispo de Saluzzo, monseñor Diego Bona”.

“El Papa está con vosotros –dijo-, aprecia vuestra obra y os recuerda en su oración. No os desaniméis ante las dificultades. Que la cruz sea vuestro apoyo y que en Cristo, muerto y resucitado, encontréis el estímulo constante para perseverar en el camino emprendido, de forma que seáis testigos de esperanza en la sociedad” (Cf. Juan Pablo II, Audiencia, miércoles 16 de febrero de 2000).

En enero de 2001 fue ordenado el primer sacerdote de la Comunidad. Y en la solemnidad de Pentecostés del mismo año el obispo renovó la Aprobación Eclesial para el Cenáculo como «Asociación Pública de Fieles».

Para más información: www.comunitacenacolo.it