Se ha modificado este post con la inclusión de un pequeño artículo del Garabandal Journal.

Mari Loli Lafleur (1949-2009) «UNA MUJER DE FE»
Por Harry Hanratty
Publicado originalmente en el ‘Garabandal Journal’ edición de marzo-abril de 2009. Tomado de: The Workers od Our Lady – Canada
Ella aceptó la voluntad de Dios en todo lo que tuvo que soportar en esta vida.
Garabandal, destinado a ser conocido mundialmente, era un lugar muy pobre y apartado cuando Mari Loli vio su primera luz el 1 de mayo de 1949. Ella fue uno de ocho hijos de Ceferino Mazón, presidente de la Junta Vecinal de San Sebastián de Garabandal, y su esposa Julia González. Ellos atendían una taberna en la planta baja de su vivienda.
Loli no era distinta de las demás niñas de su edad en la aldea hasta ese profético día del 18 de junio de 1961, cuando formó parte del grupo de cuatro niñas escogidas para participar de las visiones de Nuestra Señora y de San Miguel. Durante estas visiones la Virgen enfatizó la importancia de orar por los sacerdotes, y Loli, en mayor medida que las demás, parecía tener una vocación especial a este respecto. Su madre recuerda una de estas visiones: “Estábamos las dos solas cuando entró en éxtasis, ¡cómo lloró esa noche!, ¡cómo lloró esta criatura, Dios mío, y cómo sufrió! Nuestra Madre Santísima le dijo que rezara mucho por los sacerdotes y que debía hacer muchos sacrificios por ellos. Muchos sacerdotes van por el camino de la perdición, las cosas estaban mal y eso era algo que no me gustaba escuchar. Para mí los sacerdotes representaban lo más sagrado en el mundo y ¿escucharía lo que mi hija estaba diciendo?” Posteriormente Loli diría que el rezar por los sacerdotes y hacer sacrificios por ellos eran de las cosas más importantes que haría durante su vida..
Después que las visiones terminaron para ella en enero de 1963, comenzó a experimentar locuciones, la única de las niñas, junto con Conchita, que las tuvo. Ella las describía como comunicaciones interiores ya sea con Jesús o con María. En las últimas que tuvo con la Santísima Virgen le fue recordada la necesidad de rezar por los sacerdotes: “… La Virgen me hizo capaz de saber cuando un sacerdote estaba en pecado. Ella me ayudó a comprender que ellos necesitan muchas oraciones y sacrificios. También me hizo comprender la Crucifixión en la santa misa, de tal manera que entendiera la humildad y el sacrificio por el mundo”.
1961 De izquierda a derecha: Conchita, Mari Cruz, Mari Loli y Jacinta. 1962 Con Fr. Ramón Andreu
El 13 de octubre de 1963 ella escribió a Fr. Luis Retenaga acerca de una locución que recién había tenido de Nuestra Señora, en la cual Mari Loli le pedía una cruz de sufrimiento por los sacerdotes. La Virgen le respondió que podía ser cualquier carga que se llevara con paciencia y con humildad. En esta locución, quizás por primera vez, Loli comprendería acerca de las pruebas que tendría que soportar durante su vida. Y de nuevo le fue recordada la necesidad de rezar por los sacerdotes:
“¿Moriré pronto?”
“No. Tendrás que permanecer en el mundo para sufrir, en cualquier lugar que te hallares, sufrirás.”
“¡Permite que mis padres crean!”
“Ellos no creen, de tal manera que tu tendrás que sufrir aún más, sufrir con paciencia.”
Ella también me dijo, “Reza el rosario todos los días, reza por los sacerdotes ya que ellos son los que más sacrificios necesitan todos los días”.
“¿Por qué mis padres no creen?”
“Porque tienes que sufrir, tienes que sufrir mucho en este mundo”.
“¿Qué sacrificios debo hacer?”
“Debes ser más obediente”.
En otra locución cuya fecha es del 7 de febrero de 1966, Nuestra Señora de nuevo describió a Loli los sufrimientos que le esperaban. Ella escribió:
“Tuve una locución con la Santísima Virgen, ella me dijo que yo tendría que experimentar una gran cantidad de sufrimientos en este mundo, que tendría muchas pruebas que me harían sufrir mucho… Le pedí que diera a mi padre una prueba de las apariciones para que también creyera, ella me dijo que estaba muy complacida con mis sacrificios, pero que tenía que mejorar cada día y mortificarme en todas las cosas, que debía rezar el rosario todos los días como lo había hecho hasta el momento, ya que es una devoción que le agrada mucho, que nos ama mucho a todos y que desea que todos seamos muy buenos para que pronto nos reunamos en la gloria celestial con ella.”

1965 Yendo al valle para comprar provisiones para la taberna. 1966 Loli a la izquierda con Jacinta y el Padre Luis Luna en Zaragoza, donde las dos videntes asistían a la escuela. 1970 En Garabandal.
El padre de Loli falleció el 4 de junio de 1974 y aparentemente recibió la señal en su lecho de muerte, que había pedido, que confirmaba la veracidad de las apariciones, como se describe en el libro “Se fue con prisas a la montaña” [del P. Eusebio García de Pesquera O.F.M.].
Dudas
Según el diario de Conchita, en los primeros días de las apariciones la Virgen les dijo que ellas manifestarían dudas acerca de las visiones, cuando Loli escuchó esto, respondió: “¿Cómo diremos que no te hemos visto si te estamos viendo ahora mismo?” Pero esto sucedió a principios de 1963.
En 1966, Loli y Jacinta fueron inscritas en un internado de Zaragoza y fue allí, después de su última locución con Nuestra Señora, que se recrudecieron las dudas que habían comenzado unos años antes, así lo narró Fr. Francis Benac, SJ en 1978: “Comencé a sentir que todo era una mentira y que estaba engañando al mundo entero, me dije, ¿cómo puedo explicar todo esto?, por un lado me sentía avergonzada, mientras que por otro me sentía triste por lo que sentiría y dijera mi familia. Me sentía con remordimientos de consciencia porque sentía que había cometido un grave pecado y me preguntaba que me pasaría si muriera en ese instante, iría al infierno. En tal estado oré toda la noche, ‘Señor ayúdame a confesar mis pecados’. Durante esos días los estudiantes hicieron un retiro y como sabe Ud., al final todos se sentían muy felices, cantando y escribiendo sobre su hermosa experiencia espiritual. Pero me dije, ‘que afortunados son al hallarse en estado de gracia, mientras yo estoy en pecado mortal’. Tuve que confesar que no vimos a la Virgen, ‘en una noche insomne, lloré y lloré pidiendo a Dios que me ayudara a confesar todo esto’.”
La mañana siguiente pidió a la Madre Superiora ver al Padre Luis Luna, quien había propugnado para que ella y Jacinta se enrolaran en la escuela, cuando Fr. Luna llegó, encontró a Loli en el salón con el rostro bañado en lágrimas.
Después de haberle confesado que no había visto a Nuestra Señora y que había inventado todo, Fr. Luna, quien había sido testigo de las apariciones, era consciente de que las visionarias de apariciones tan acreditadas como las de Lourdes, Fátima y Pontmain habían experimentado dudas de sus visiones, no obstante, para facilitarle el alivio a Loli, le dio la absolución y la gran penitencia de un Ave María. Loli supo que el Padre no había tomado en serio lo que dijo, pero se sintió en paz por haber confesado todo. Las dudas persistieron y cuando regresó a Garabandal, dijo al nuevo cura, Fr. Olano, que deseaba ver al obispo para decirle que era mentira lo que le había dicho, incluso firmó una declaración donde expresaba que no había visto a Nuestra Señora, su padre que la había acompañado se negó a firmar. Jacinta y Conchita también firmaron similares declaraciones aunque posteriormente se retractaron de sus negaciones.
Loli dejó el internado de Zaragoza y regresó a su aldea, en donde no estaba segura de lo que diría cuando la gente la interrogara sobre las apariciones. Pero mientras estuvo con Mercedes Salisachs en Barcelona de 1969 a 1971 para estudiar labores secretariales y de oficina, inglés y francés, tuvo un director espiritual. Ella le pidió le dijera qué hacer, él le respondió que debía hablar sobre las apariciones ya que esa misión Dios se la había confiado a ella.
1973 Bailando con Bill Henry en la recepción de la boda de Conchita en donde Loli fue una de las damas de honor.
Loli llegó por primera vez a Estados Unidos en 1972 por invitación de María Saraco, una bien conocida promotora del Mensaje de Garabandal, quien al tiempo vivía en Brockton, Massachusetts. Loli acompañó a María en algunas de sus conferencias, pero nunca dijo o hizo nada, excepto al ser saludada por sus admiradores. Posteriormente, sin embargo, accedió libremente a entrevistas a Fr. Joseph Pelletier, AA (a principios de los años 70), la revista Needles (1975), Fr. Benac, SJ (1978), revista Garabandal (1982), Fr. Jerome Palmer, OSB (1984). En varias ocasiones en la década de los 80 asistió al Seminario sobre Garabandal fundado por Regina Goodyear en Columbus, Ohio. Apareció en la televisión española y asistió en 1991 a la Conferencia Australiana sobre Garabandal con toda su familia.

Francis y Mari Loli
En 1974, Loli casó con Francis Lafleur a quien conoció en una de las Horas Santas de María Saraco, desde ese momento, ella y Frank, un devotísimo esposo, vieron a su familia crecer. Primero vino un varón, Francis, y después dos niñas, Melanie y María Dolores.
Hasta este momento de su vida, Mari Loli tuvo que haber compartido su sufrimiento por las dudas y otras pruebas y, como cualquier otra buena madre, las ansiedades de sus hijos en sus diferentes edades en un mundo como el de hoy. Sin embargo, a finales de la década de los 80, la profecía de Nuestra Señora sobre sus sufrimientos tomó un nuevo impulso al diagnosticársele lupus, una enfermedad descrita como “una inflamación crónica que ocurre cuando el sistema inmune del cuerpo ataca sus propios tejidos y órganos”.
Su lupus ya era bastante serio, pero en 2001 le vino algo peor, posiblemente ocasionado por el lupus, al diagnosticársele fibrosis pulmonar, una enfermedad que se manifiesta por el reemplazamiento de tejido sano de los pulmones por tejido más grueso, reduciendo la capacidad de los pulmones para transferir oxígeno al torrente sanguíneo. En esta etapa de la enfermedad de Loli su expectativa de vida era de 5 a 7 años. Es necesario mencionar que este fue un golpe demoledor para toda la familia. En sus últimos meses, ella se desplazaba en una silla de ruedas y utilizaba máscara de oxígeno la mayor parte del tiempo y tenía frecuentes episodios de tos. Con la garganta lastimada y la lengua seca sólo podía comer muy poco, además de sus pastillas para la tos…
Una hija de la Iglesia
Loli fue una verdadera hija de la Iglesia que observaba todas sus normas. Se me ha dicho que asistía a misa todos los días y comulgaba cada vez que podía. En una de sus locuciones, la Santísima Virgen le pidió rezar todo el rosario cada día y lo hizo por mucho tiempo hasta que relajó esta práctica. Dijo a Fr. Benac en la entrevista de 1978: “Reflexionando ahora sobre el particular, parecería que Nuestra Señora debió haber dicho para sí misma: ‘Esta niña no podrá manejar la situación por sí sola, será mejor que le envíe a alguien que la ayude para satisfacer mi pedido’.” Cuando conoció a Frank ella se percató que había estado rezando los quince misterios del rosario diariamente y así continuó haciéndolo durante su matrimonio.
1978 Loli con Frank, Jacinta y Jeff Moynihan en el Seminario de Columbus Ohio. 1987 Con la Madre Santa Teresa de Calcuta. 1988 Reunión con Juan Pablo II. 1991 En Australia con Frank, Francis, Melanie (de anteojos) y María.
Loli estaba a favor del movimiento pro-vida y a pesar de su lupus, se trasladó a Washington, D. C. en ocasión de una marcha por la vida.
Doquiera que hacía acto de presencia público para fomentar los acontecimientos sobrenaturales de Garabandal, ella siempre permiso para hacerlo al obispo de Santander, Juan Antonio del Val Gallo, con quien siempre tuvo una relación cordial. En 1982, cuando él estaba en el hospital de Santander convaleciente de un tratamiento para el cáncer de próstata, ella fue a visitarle y para obsequiarle uno de los últimos crucifijos que quedaban, conseguido por su madre, besado por Nuestra Señora en Garabandal.

1990s Julia, la madre de Loli, quien falleció el 18 de octubre de 1997. En la inserción Ceferino, aproximadamente en 1965.2001 En su antigua casa de Garabandal. En la inserción con su hermana Sari.2004 En Garabandal con unos visitantes australianos.
Loli era abnegada, cuando María Saraco sufrió un derrame cerebral masivo durante una visita a España en 2003, Loli, olvidándose de su propia condición física, voló a España y se hospedó durante un mes cerca del hospital donde estaba María, para acompañarla.
Mantuvo su secreto
Loli fue la única de las cuatro videntes en saber el año del Aviso, y mientras vivió nunca dijo que no podía revelarlo, pero ella sentía que no debía hacerlo. Esto le debió haber sido inspirado desde lo alto, ya que no pudo haberlo hecho sin revelar la proximidad del Milagro, ya que ambos eventos están separados por un año, cosa que sabemos por Loli. Ella confiaba hasta el final en mantener su secreto como incógnito, e incluso en una locución de 1966 se le dijo que olvidaría todo lo referente a las apariciones, pero ella nunca olvidó el año del Aviso.
Ella fue un extraordinario recurso para la causa del Movimiento de Garabandal, sólo siendo ella misma: amable, siempre con una sonrisa, adaptable, sincera y humilde. En la conferencia australiana, a ella y a Jacinta, quienes tenían crucifijos besados por Nuestra Señora en Garabandal, se les pidió que los sostuvieran de modo que las personas pudiesen besarlos, para lo cual formaron dos largas filas. Loli accedió pero era evidente su incomodidad por ser el foco de atención.
En cada aspecto de la vida ella era perfectamente normal y disfrutaba las llamadas telefónicas con Conchita y Jacinta, me pregunto quién pagaba las cuentas por llamadas de dos horas de larga distancia.
Una vez dijo a María Saraco que donde quiera que se encontrara y sentía que estaba al borde de sus sufrimientos, “la Santísima Virgen venía con una pieza de caramelo para mí”, queriendo decir que la consolaba y apoyaba en sus pruebas. Pero Loli no se quejaba de su enfermedad, Jane Pigott, quien fue una de las amigas más cercanas de Loli, acostumbraba llamarla por teléfono regularmente, me dijo que Loli, ya hacia el final, nunca habló de su condición física y sólo después de unas suaves lisonjas se abría un poco, como cuando le dijo a Jane que sentía dolor cuando hablaba, Jane inmediatamente ofreció cortar la comunicación, pero Loli no lo permitió porque disfrutaba oír su voz, esta conversación terminó cuando Loli sufrió un episodio de tos.
Durante la última aparición en Garabandal, el 13 de noviembre de 1965, Conchita pidió a la Santísima Virgen sostener al Niño Jesús en sus brazos: “soy tan feliz cuando los veo a los dos, ¿por qué no me llevan ahora mismo con ustedes al cielo?” Ella pudo haber hablado por todas cuando dijo eso, y no es del todo sorprendente cuando una vez Loli dijo a María Saraco: “que estaba viviendo por el día que murió”.
Nuestra Señora una vez le dijo que quería que fueran muy buenas para que pronto se reunieran con ella en la gloria celestial. Tenemos muchas razones para pensar que Mari Loli ya está ahí, viendo por su amada familia, desde lo alto.
Traducción de Alejandro Villarreal de bibliaytradicion.wordpress.com
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