La «última sonrisa» del Padre Pío

El periodista y político italiano Giuseppe Tamburrano

Un historiador socialista recuerda la «última sonrisa» del Padre Pío y su amistad con su padre ateo

 

Destaca la lealtad del santo con su progenitor, un socialista ateo (se convirtió antes de morir), cuando todos lo habían abandonado en la cárcel.

Actualizado 28 marzo 2011

ACI

El historiador, periodista y político socialista italiano, Giuseppe Tamburrano, recordó «la última sonrisa del Padre Pío» y la amistad y lealtad del santo sacerdote con su padre cuando todos lo habían abandonado en la cárcel a principios del siglo XX.

La última vez que se encontró con el Padre Pío, Tamburrano estaba en la universidad y ya se había inscrito en el partido comunista. El Santo, que lo conocía desde niño lo encaró: «¿Tú qué cosa has hecho?»

El joven pensaba que se refería a la militancia política y comenzó a defenderla. Pero el Padre Pío, relata Tamburrano, le dijo: «¿La política? ¿Y qué tiene que ver la política? Seguro que te has inscrito en jurisprudencia porque quieres ser abogado, pero no sabes acaso que todos son ladrones?». Una sonrisa cómplice iluminó el rostro del fraile capuchino tras el comentario, señala el artículo de L´Osservatore Romano (LOR).

En una entrevista con el semanario italiano Dipiù recogida por LOR, Tamburrano, comenta además que este episodio fue uno de tantos «con los que el Padre Pío tocaba el corazón».

El Santo de Pietrelcina fue amigo muy cercano del padre de Giuseppe, Luigi Tamburrano, que en 1920 fue encarcelado y abandonado por todos sus amigos luego de una masacre en San Giovanni Rotondo, el pueblo natal de ambos.

Sin embargo, el Padre Pío nunca lo dejó solo, siempre lo visitó mientras estuvo en prisión y no le importó que su amigo fuera un socialista ateo (se convirtió antes de morir en 1964): era su amigo y con eso bastaba, recuerda LOR.

El Santo Padre Pío de Pietrelcina, concluye Tamburrano, «hizo que a mi papá le volviera la sonrisa al rostro: por eso le estaré siempre agradecido».

El artículo de LOR fue publicado el 24 de marzo a raíz de la presentación del libro de Stefano Campanella titulado «Obediencia y paz: La verdadera historia de una falsa persecución» sobre la inconsistencia del «mito» del Papa Juan XXIII como perseguidor del Santo Padre Pío de Pietrelcina.

 

Se hace católica y del Opus Dei

Descendiente de Dolores Ibárruri

Una bisnieta de la Pasionaria, la legendaria dirigente del PCE, se hace católica y del Opus Dei

 

La famosa comunista se dió a conocer por su virulento anticlericalismo y su inquebrantable fe en el marxismo-leninismo de corte sovietico.

Actualizado 27 marzo 2011

ReL

Se llama Anna Biriukov, nació en Moscú en 1975 y en 1992, con 16 años, se trasladó con sus padres a vivir a Madrid.

Fue educada en el comunismo y en el ateísmo más severo. Militó en organizaciones del PCUS. Recibió una formación sovietica. Ni fue bautizada ni leyó nunca una Biblia. Todo lo religioso le era ajeno salvó algunas advertencias de su abuela Raïsa que le decía: «Anna, que Dios te ve» o «Anna, eso que has hecho no le gusta a la Virgen».

Lo explica en El Mundo la veterana periodista Pilar Urbano en una amplio reportaje titulado «La bisnieta de la Pasioneria que acabó en el Opus Dei«.

Luchadora en la Guerra Civil

Más de uno se llevará las manos a la cabeza al ver las vueltas que da la vida. Dolores Ubárruri, más conocida como la Pasionaria, fue una legendaria dirigente del Partido Comunista de España, temida por su ferocidad en la Guerra Civil, implacable con sus enemigos, en especial con los sacerdotes y, en cambio, protectora de las monjas en plena contienda, y buena cuenta de ello dió en su día la hoy beata Madre Maravillas de Jesús. El nombre de la Pasionaria provocaba escalofríos en el Madrid republicano del 36 por las tremendas y violentas historias que se contaban de ella.

Una bisnieta suya, Anna Biriukov, casada con un español y con seis hijos, da fe de su conversión al catolicismo y el descubrimiento de su vocación al Opus Dei.

Oveja negra

Dice que es «la oveja negra de una familia…roja. En Rusia ni juré la Biblia ni escupí en ella. No había Bíblia».

«Ya en Madrid, por amor a Nacho (su marido), empiezo a recibir catequesis. Voy descubriendo el Antiguo Testamento, el Evangelio, las riquezas espirituales de la Iglesia… Sobre todo me voy encontrando con una persona: Jesucristo. Es un proceso sereno -dice Anna-. No quiero que sea un trámite para la boda. Es más, no hay boda hasta tres años después. Llego a la fe con racionalidad, con sinceridad, con libertad. Y con mucha alegría. Bueno, digo que ´llego a la fe´, pero no llego sola. Dios me lleva. Y me bautizo».

Y, luego, el Opus Dei

Anna lleva a sus hijos a dos colegios de Fomento, Aldovea y Aldeafuente, cuyo asistencia religiosa está encomendada a sacerdotes de la Prelatura del Opus Dei.
«Dios se hizo oír. No respondí enseguida. Tardé. Ahí se produjo un escqueo, un juego del escondite. Pero Dios respetó mis dudas, mis temores. Hasta que un día descubrí el talismán con el que sería capaz de todo: la gracia. Y dije: ´Aquí estoy, quiero ser del Opus´».

Causa de Beatificación de Marta Obregón

Se inicia la Causa de Beatificación de Marta Obregón

«Rezo todos los días por la conversión del asesino de mi hija», dice la madre de la joven

La diócesis de Burgos inició en julio de 2007 los primeros pasos para introducir la Causa de Beatificación de Marta Obregón, al conocer su fama de santidad.

Actualizado 27 marzo 2011

Luis del Real Espanyol/ReL

«Para una madre- dice Pilar Rodríguez- tener que enterrar un hijo es muy duro, pero en mí caso, ha sido más doloroso aún. En el año 1992, mi hija estudiaba quinto de Periodismo en Madrid, y había venido a Burgos, que es dónde vivíamos nosotros, a preparar sus últimos exámenes».

Pilar Rodríguez siempre recordará aquella noche del 21 de enero de 1992, en la que su hija, Marta Obregón, fue asesinada por un delincuente cuando regresaba a su casa, después de haber estudiado durante toda la tarde en el club Arlanza, un centro de mujeres del Opus Dei.

Catorce puñaladas

«Marta apareció a los seis días en un campo, cubierta de nieve, con 14 puñaladas y todo el cuerpo lleno de golpes del asesino que la mató», rememora con dolor la madre de Marta.

La esperanza que sostiene

«En mi vida hay un antes y un después de este suceso. A raíz de esto todo se viene abajo. Tuve que hacer verdaderos esfuerzos por mi familia, ya que si yo me hundía, mi familia, también. Y es cuando puedes tomar dos caminos: uno, echar la culpa a Dios de lo que ha ocurrido, y solemos ser muy dados a esto; o, dos, acercarme mucho más a Él de lo que estaba«.

«He llorado muchísimo y empecé a acercarme más a los sacramentos; a rezar mucho más. También me acerqué mucho más a la Virgen y le pedía constantemente que me ayudará con tal asunto, o en el día de hoy… Le preguntaba al Señor: ¿por qué has permitido Tú la muerte de mi hija? Hoy empiezo a entender un poco más. Y es que Dios no tiene la culpa del mal que hay en el mundo».

Perdonar al asesino de tu hija y rezar por él

«Durante el primer año he rezado todos los días un Acordaos por el asesino de mi hija para que se convirtiera».

Una niña muy moderna

«Marta era una niña bastante especial -señala Pilar-. Era muy dinámica, muy alegre… una preciosidad de cría. Era estudiosísima; ayudaba a todo el mundo, en fin, era una cría de unas virtudes humanas muy buenas».

«Era una niña que llamaba la atención. Era super moderna de entre las hubiera; estaba al día en todo. Atraía a todo el mundo ya que tenía una simpatía arrolladora».

Murió perdonando a su asesino

 

Una joven moderna y feliz

«Cuando llegué al tanatario vi la cara de paz que tenía mi hija. Un canónigo de la catedral, al verla me dijo: ´esta niña ha muerto santa por que es impensable que con una muerta tan violenta tenga esa cara´. Parecía una Virgen niña, con paz. Mi hija murió perdonando a quién la estaba matando».

Del Camino Neocatecumenal

En aquella época Marta, que estudiaba Periodismo en la Universidad Complutense, trabajaba por la mañana y estudiaba por las tardes en el Club Arlanza de Burgos.

Solía hacer todos los días media hora de oración, casi siempre de rodillas, ante el Sagrario, y hablaba con frecuencia con la directora del Club. Ésta recuerda que “era una mujer que había encontrado a Dios, pero seguía buscándolo cada vez con más intimidad. En los últimos meses siguió acudiendo al Camino Neocatecumenal, al que se sentía muy unida, y donde ella se sentía proyectada para ayudar al mundo… Era una mujer con profunda vida interior, que se palpaba en su actitud… Al mismo tiempo que buscaba con mucha fuerza a Dios, se daba a los demás”.

Proceso de canonización

Al conocer las circunstancias de su muerte y la fama de santidad de Marta, la diócesis de Burgos propuso su beatificación y en julio de 2007 se dieron los primeros pasos para introducir su Causa.

En la web Causa de Marta se relata con detalle la vida de esta Sierva de Dios. Se lee en la introducción: “Con esta sencilla Web queremos presentar el testimonio de una joven cristiana que dio su vida en defensa de su castidad«.

Dar ejemplo

Pilar recuerda que su hija había apuntado en un cuaderno: «Si yo pudiera dar ejemplo con mi vida». «Marta ya está dando ejemplo con su vida -apunta Pilar-. Se puede vivir una vida de piedad, como Marta, estando en el mundo y siendo moderna».

«Dios tenía unos planes para ella y ójala que se cumplan», dice la madre de Marta.

Sorpresa generalizada

Satisfacción religiosa y decepción histórica entre los espectadores de «Encontrarás dragones»

 

El perdón, el amor de Dios, la figura de un santo… Los valores de la película de Roland Joffé contrastan con su corrección política.

Actualizado 27 marzo 2011

ReL

Por fin se estrenó Encontrarás dragones, de Roland Joffé, la película que cuenta los intensos momentos vividos por San Josemaría Escrivá de Balaguer hasta que logró escapar del Madrid frentepopulista. Una intensa expectación había precedido durante los últimos meses la llegada de este film de un director de prestigio, agnóstico para más señas, en torno al fundador del Opus Dei.

Tras los primeros pases, la impresión general de los espectadores es coincidente en señalar el correcto tratamiento a la figura de San Josemaría y la adecuada transmisión por la película del espíritu cristiano de perdón y reconciliación tras los horrores de la guerra.

Pero también hay un malestar en buena parte del público por la visión que ofrece Joffé de la contienda, por su «corrección política», por la equidistancia entre víctimas (católicos, en particular los sacerdotes y religiosos) y verdugos (milicianos), y por la desigual y maniquea visión que se ofrece de los integrantes del bando nacional en relación al bando republicano. Muchos asistentes a los primeros pases han mostrado su sorpresa, y en algunos casos indignación, por estos hechos.

En cualquier caso el mensaje religioso del film sí ha calado hondo, y Encontrarás dragones se inscribe en la nueva oleada de cine espiritual que en los últimos años cuenta los estrenos por éxitos (Bella, A prueba de fuego, La última cima, Katyn, De dioses y hombres, etc.).

Encuentran dragones en el Vaticano

Roland Joffé y Ennio Morricone

Actualizado 25 marzo 2011

Rome Reports

Roland Joffé viajó a Roma para presentar su película sobre San Josemaría Escrivá en el Vaticano. Se trata de una cinta ambienta durante la Guerra Civil española. Una historia de celos, perdón y superación en la que San Josemaría Escrivá juega un papel fundamental.

“San Josemaría dijo que no sólo se encuentra Dios en la Iglesia, sino en la vida cotidiana. Me lo tomé muy en serio porque pienso que es una cosa maravillosa. Pero ¿qué pasa si tu vida cotidiana es una Guerra Civil? ¿Dónde está Dios en una Guerra Civil?”, dice Joffé.

25 años después de “La Misión”, Roland Joffé apuesta de nuevo por una historia de redención de dos personajes totalmente opuestos.

«Yo diría que es una historia para todos. Para todo ser humano que siente, que piensa, que tiene una familia, que ha estado o que se siente ideológicamente herido. Que está enfadado. Que siente la necesidad de venganza, de amor, que necesita amor o que quiere encontrarlo. Esta película es para ellos”, señala el famoso director.

De otro lado, Ignacio Gómez Sancha, productor de la película dijo que “esta película es para el 100% de la humanidad. Nosotros la hemos probado con creyentes, no creyentes. Asiáticos, americanos, africanos, de todo el mundo, y a todo el mundo le toca el corazón, así que nadie se la pierda”.

Morricone, de «La Misión» a los dragones

Le acompañó Ennio Morricone, compositor de bandas sonoras de Roland Joffé como la de “La Misión”. Dijo que esta película es “una obra maestra”.


“Con esta película Roland Joffé confirma su valía, su grandeza como director profundo e intenso, de altísima calidad. En esta película confirma lo que siempre ha sido: un gran director».

Entre los asistentes había algunas personas que conocieron personalmente a San Josemaría, quien falleció en 1975.

“Encontrarás Dragones”, una película para católicos y no católicos que no ha dejado indiferente a nadie y que se estrenará el 25 de marzo en los cines españoles y que el 6 de mayo dará el salto a la gran pantalla en Estados Unidos.

La Rosa Blanca, la resistencia cristiana a los nazis

Gran estreno en Intereconomía TV

La Rosa Blanca, la resistencia cristiana a los nazis y el revelador interrogatorio a Sophie Scholl

 

Este viernes «Lágrimas en la lluvia» emite, por primera vez en televisión, la impactante película de 2005 dirigida por Marc Rothemund.

Actualizado 25 marzo 2011

C.L./ReL

Intereconomía TV se apunta este viernes un éxito importante al emitir, en estreno en televisión, la película de 2005 Sophie Scholl: los últimos días, dirigida por Marc Rothemund e interpretada en el papel protagonista por Julia Dentsch. Será a partir de las 22.00 horas en el programa Lágrimas en la lluvia que dirige Juan Manuel de Prada.

El film narra los últimos días de la única integrante femenina del grupo de resistencia La Rosa Blanca, formado por estudiantes católicos y protestantes que en 1943 se lanzaron a la oposición contra el nazismo en nombre de la fe en Jesucristo, siendo en su mayor parte ejecutados.

Entre ellos, Sophie, que sufrió tras la detención un interrogatorio por la Gestapo muy revelador de las ideas y principios que estaban en juego a una parte y otra de la mesa.

La película fue Oso de Plata en la Berlinale de 2005 en las categorías de mejor director y mejor actriz, y estuvo nominada ese año para el Oscar a la mejor película extranjera.

Está considerada una de las grandes películas europeas de la primera década del siglo XXI, y servirá para ilustrar el habitual debate posterior de Lágrimas en la lluvia, esta semana en torno una cuestión muy debatida y explotada a fondo por la propaganda anticatólica, en particular para desprestigiar al Papa Pío XII: a saber, la posición de la Iglesia católica ante el nazismo.

Como invitados en esta vigesimocuarta edición del programa figuran José Manuel García Pelegrín, historiador, crítico cinematográfico y autor de dos obras sobre el tema, La Rosa Blanca y (como novedad en el mercado desde hace dos semanas) Cristianos contra Hitler; Pablo Hispán, doctor en Historia y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU; José Sánchez Herrero, catedrático de Historia en la Universidad de Sevilla y especialista en Historia de la Iglesia; y Jorge López Teulón, sacerdote, postulador de diversas causas de beatificación de mártires de la Guerra Civil, y autor del libro Los mártires de Hitler.

Recientemente, en una entrevista concedida a ReL, García Pelegrín explica que «la Iglesia fue el mayor enemigo del nazismo porque éste pretendía ser una auténtica religión». Su último libro contiene dos reveladores mapas de la realidad demográfica y electoral alemana que muestran cómo las zonas de mayor población católica fueron las de menor voto al partido nazi.

Entrevista a Roland Joffé

Para obtener más información sobre Escrivá y el Opus Dei, pulse aquí

Se recogen aquí las preguntas y respuestas más importantes de la conferencia de Prensa celebrada el 29 de octubre de 2009 sobre la película There be dragons (Encontrarás Dragones) de Roland Joffé, moderada por Paul Lauer, que se estrenará en España el 25 de marzo de 2011 con el título “Encontrarás Dragones”.


Fuente: Conferencia de prensa. La transcripción està disponible, en inglés, en http://www.scriptor.org/a-live-press-conference-transcript-about-there-be-dragons-a-film-directed-by-roland-joffe-october here -29t.html


Traducción: Luis Antonio de Larrauri


Paul Lauer: Hola a todos, soy Paul Lauer, de Motive Entertainment. Os estamos hablando desde España.

Se trata de una Conferencia de Prensa sobre “There be dragons”, una película increíble, dirigida por Roland Joffé. Olga Kurylenko se nos acaba de unir…

Olga Kurylenko: Hola.

Lauer: Esto… muchas personas probablemente se estén preguntando de qué va esta película, además de lo que hayan leído en la invitación. Es, en cierto sentido, una película sobre Josemaría, el fundador del Opus Dei, que fue declarado santo. Pero es mucho más que eso. Se aborda aquí, me parece, la influencia que tuvo  Josemaría en la vida de otras personas. Me gustaría que nos hablara de esto.

Joffé: “Bueno, yo creo que una de las cosas que más me  ha impresionado de Josemaría es  que pensaba que para ser santo no tienes por qué retirarte [necesariamente] a vivir a un convento, ni hacerte sacerdote, sino que enseña que la santidad, la vida santa, es algo asequible para la gente corriente, algo a lo que puede llegar en su vida cotidiana. Eso, en su tiempo, era una idea verdaderamente  revolucionaria. Especialmente en una época como aquella, en la que la Iglesia se sentía amenazada de algún modo …

Esta es una concepción muy hermosa y muy acabada, pienso yo, porque abre el camino para que muchas personas puedan aspirar a obtener lo mejor de sí mismas en su propia vida.

Me parece que es formidable lo que decía Josemaría: “mira; puedes encontrar a Dios en tu vida cotidiana, en medio de cosas muy, muy sencillas; puedes tratarle mientras preparas la comida, mientras estás con tu familia, e incluso cuando discutes; porque tras la discusión puede ocurrir que salgas de ti mismo, distanciándote un poco de la situación, y digas: `Espera un momento. Soy un ser humano, pero también soy algo más que eso´.” Y creo que eso es algo muy creativo y muy humano. Y de eso es de lo que realmente trata la película.

Y eso también me llevó a realizar la película, porque… ¿cómo puedes hacer, en la práctica, una película sobre un santo? Es decir, ¿cómo se puede representar en el cine a un santo? Porque —precisamente por razón de su santidad— los santos pocas veces hacen cosas que interesen al gran público.

La idea de que uno pueda alcanzar la santidad en medio de la vida corriente de cada día me pareció muy sugestiva, porque me daba pie para hacer un guión que tratase sobre la gente corriente. Esta es una película, en cierto sentido, sobre lo que pensaba Josemaría; pero también es una película sobre la guerra, la guerra civil española, que fue una guerra espantosa;  una guerra en la que se vieron atrapadas muchas personas.

Es una película sobre personas que viven su vida corriente de forma un tanto sorprendente, muy emocionante y, al mismo tiempo, conmovedora. Y eso da idea de lo que significa ser santo: consiste en ser una persona que influye en la vida cotidiana de la gente que le rodea. En torno a esa idea se fue haciendo la película.

Lauer: Bueno, dicho esto, presentemos a Olga y hablemos un poco más de su opinión sobre Ildiko. Se te conoce, quizás, por ser la primera chica Bond que… la fastidia. No eras la típica chica Bond que aparecía cuando James había terminado su trabajo y quería volver a casa y, ya sabes, tener a alguien a quien…

Joffe: Abrazar.

Lauer: Abrazar. (Se ríe)

Kurylenko: (Risas) No, no le abracé.

Lauer: Eras una chica de acción, muy movidita. Ya sabes, sucia y maltratada por la vida. Y aquí haces de una chica húngara que se va a España a luchar. Quiero decir, se te ve con un rifle.

Kurylenko: Sí, y también sucia y maltratada por la vida. (Risas). Pero es un personaje diferente, con una personalidad diferente. Y es… al contrario que la Camille de “Bond”, no es una luchadora profesional. Es sencillamente una chica. Como ocurrió en la Guerra Civil española: los civiles cogían lo que tenían a mano y se ponían a luchar. Ella viene y sencillamente aprende las cosas sobre la marcha.

Desde los primeros tiros te das cuenta de su forma de ser. Cuando oye por primera vez las balas que le silban en los oídos, cuando ve las balas que le pasan por encima de la cabeza, y explosiones justo delante de ella y…; ella se mete en esta guerra, y dice “Voy a luchar”, y no tiene ni idea de cómo hacerlo hasta que no pisa efectivamente un campo de batalla. Para ella esto supone un gran golpe, le hace aterrizar y se da cuenta del lío en el que se va a meter. Porque, creo yo, hasta que no estás en medio de la lucha, hasta que no estás efectivamente en guerra, no te haces una idea de lo que es.

Lauer: ¿Y qué es lo que la ha llevado allí?

Kurylenko: Como ha dicho Roland, su idealismo. Su búsqueda del sentido de la vida. Es el tipo de persona que, pienso, de niña cree que es posible construir un mundo mejor, y de adulta sigue creyendo en la idea. Y piensa que ella puede aportar su granito de arena, ya sabes, tomar parte activa en el cambio. Y quiere… no quiere vivir su vida en vano. Quiere dejar algo valioso cuando se marche. Quiere dar un sentido a lo que hace. Quiere hacer algo.

Y pienso que cuando, ya en España, oye hablar de la Columna de Hierro y de que están reclutando a gente, decide ir a por ello, porque ve que la van a necesitar, que será útil, y que puede hacer que el cambio se haga realidad. Y también le mueve la búsqueda del sentido de las cosas. Ella quiere hacerlo realmente; está buscando el sentido de las cosas.

Lauer: (A Joffé) Esta pregunta te la hago desde una perspectiva más basada en la fe. En concreto, en relación con los líderes y pastores espirituales, con esas personas que capitanean espiritualmente a muchas almas y que se esfuerzan por enseñar  valores, el sentido de la fe, etcétera… Algunos de ellos utilizan el cine como un instrumento para dar a conocer ejemplos que sirvan de referencia a la gente . Esta es una película sobre un santo, pero es también una película sobre la vida real. ¿Qué encontrarán en esta película esos dirigentes espirituales que puedan compartir con sus comunidades o con los que les siguen?

Joffé: Pues creo que muchas cosas. Quizá yo destacaría la idea de la redención. Creo que la gran fuerza del cristianismo reside fundamentalmente en que se trata de una religión basada en el amor, en  el amor a Dios. Y también en la idea del perdón. Pienso que este es el meollo del mensaje cristiano, y un meollo verdaderamente importante. Porque sólo hay redención si viene de la mano del amor.
Lo extraordinario del cristianismo es que, en realidad, no es una religión que te juzgue.

Es una religión que te dice: “eres frágil, porque eres un ser humano; pero eres un ser humano creado por lo divino. Por lo tanto, la fragilidad forma parte de tu trayectoria vital”. Una de las cosas que me fascinaría tratar en esta película es la cuestión de los juicios humanos. ¿Cómo juzgas a otro hombre? ¿Puedes hacerlo? ¿Qué sacas con eso?

La cuestión está en saber qué trayectoria vital sigue cada persona. ¿Qué tipo de viaje estamos haciendo cuando nos encontramos que nos perdonan por comportarnos como se comportan los hombres?  Creo que, para cualquier comunidad humana éste es un asunto muy importante. Porque lo que mantiene unida a una comunidad es cómo entiende ésta que nadie es perfecto y que la imperfección forma parte de lo que se nos ha dado como hombres.

Ese esfuerzo por alcanzar la perfección puede convertirse en una tarea realmente hermosa, que debe hacerse del modo más humano y cariñoso posible.  Nunca se debe abandonar el amor, ni dejar de hablar con los que te rodean sobre sus ideas acerca del juicio y del amor, y lo que realmente significan estas palabras.

Traslada esto al ámbito familiar: a tus hijos, a tu cónyuge. Es extraordinariamente importante pensar en esto con referencia a las personas que te rodean. Sin olvidar que en el cristianismo nadie se encuentra “fuera”. El cristianismo no excluye a nadie; ofrece constantemente la posibilidad de llegar a ese punto en el que comprendes y aceptas la redención. Eso me parece muy importante.

Pienso que deberíamos hablar con los que nos rodean sobre esta idea: este caminar no termina nunca; siempre estamos en marcha en este viaje en el que cada uno intenta encontrar su propio camino. Los fracasos y los errores forman parte del viaje y, vistos así, resultan creativos y constructivos. Creo que todo esto es extraordinariamente interesante y que reflexionar sobre estas cosas puede ayudar a cicatrizar heridas dentro de cualquier grupo humano.

Lauer: ¿Qué hay en tu retrato de Josemaría, de San Josemaría, que lo humanice, que lo haga asequible para nosotros, el resto de los mortales, que quizás todavía no somos exactamente santos?

Joffé: Bueno, esa es una pregunta fascinante. Y creo que la respuesta está en su humildad. Josemaría se hubiera quedado muy sorprendido si alguien le hubiera dicho: “vas a ser un santo”. Creo que habría respondido: “yo soy un pecador.” Y si estuviera escuchando esta conversación se echaría las manos a la cabeza, como diciendo: “Oh, Dios mío. ¡Yo no soy un santo, por favor!”

Esto me parece extraordinariamente importante, porque ninguno de nosotros es santo. La santidad no es algo innato al hombre. Lo único que podemos hacer por nuestra parte es ofrecer la santidad a los demás como una señal de intenso respeto y belleza.

Entendámonos: un “santo” es sencillamente un héroe de la Iglesia. ¿Y en qué sentido fue Josemaría un héroe? Pienso que de este modo: muy pronto decidió que amar a Dios era la clave para vivir una vida rica y plena. Y descubrió, y sintió, también muy pronto, que debía compartir todo esto con los demás. Sabía que debía  compartirlo con [sentido del] humor, y con algo que para él era muy importante: con libertad.

Verás, Josemaría no quiso fundar una organización y que todos pensaran lo mismo. Su idea era establecer una relación libre entre personas basada en el amor a Dios.  Una relación en la que se le dijera a cada uno: “Ha sido el mismo Dios el que te ha dado la capacidad de elegir; por eso, a lo largo de tu vida tendrás que ir tomando, constantemente, una serie de decisiones.

Porque toda vida se construye a base de decisiones. Y algunas de las decisiones que vas a tener que tomar serán bastante complicadas y quizá no sean… puede que no sean exactamente las decisiones que esperabas tomar. Pero tienes que asumir esas decisiones hasta el final, actuando según tu conciencia”.

Josemaría nunca decía: “tienes que hacer esto”, sino: “¿Cómo encaja esto en tu propio desarrollo espiritual? Para eso me tienes aquí, a tu lado. Para eso estamos aquí, para hablar contigo.  Pero lo que haces en realidad es entendértelas con tu propia conciencia y con la idea que cada uno tiene sobre sí mismo”. En este sentido, pienso que lo que nos quería decir a cada uno era lo siguiente: “Mira, todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que elegir entre diversas opciones”.

Constantemente, cada día, en cada momento, tenemos que elegir entre diversas opciones. ¿Qué debo hacer: A, B, C o D? Unas decisiones son más importantes que otras. Algunas causan más impresión que otras. Algunas pueden tener consecuencias tremendas. Pero cada una de ellas es una decisión. Y cada una nos enseña algo sobre nosotros mismos y, lo que es más importante, sobre los que nos rodean.

Lauer: Um (se queda pensativo). Josemaría vivió en una época muy revuelta, la de la Guerra Civil y todo lo relacionado con ella. Y vive rodeado de divisiones y conflictos, no solo en el sentido del conflicto civil que se está desarrollando, sino en el del conflicto de esos otros personajes. Hablemos un poco de tu conflicto, Olga. ¿Qué le pasa a tu personaje? Y, en último término, cuando te acercaste al personaje, ¿con qué esperabas que el hombre de a pie, como yo, se quedara al ver tu interpretación?

Kurylenko: Bueno, en mi opinión Ildiko es una persona muy valiente, porque está totalmente abierta a la vida, y es muy curiosa. Y, como ha dicho Roland, todos debemos tomar decisiones, y pienso que ella comprende que las cosas se pueden complicar. No obstante, elige lo que cree que es oportuno en ese momento, teniendo en cuenta el conflicto en el que se encuentra. Se decide a actuar en un sentido.

Lauer: Por la causa.

Kurylenko: Si, por la causa. Y es una decisión muy valiente. Ella tiene… tiene unos principios muy claros, y no está dispuesta a dejarlos de lado. Los sigue. Y es bastante… no tiene miedo de mirar a la vida de frente, me parece a mí. Eso es muy importante, porque pienso que mucha gente tiene miedo de mirar la vida así, de frente.

Lauer: Sí, sin duda no tiene miedo. Es decir…

Kurylenko: Incluso aunque se vaya a la guerra, y, naturalmente, eso le da miedo; pero se trata de luchar contra el miedo. En eso consiste la valentía. No hay nadie que no tenga sus miedos. Todo el mundo tiene miedo, pero algunos se dejan vencer por él y se esconden, otros luchan contra ese miedo, se hacen violencia. Y en eso consiste el valor. Ella… ella es una mujer joven y frágil. No es en absoluto del tipo, ya sabes, (ríe) guerrero, pero sigue luchando. Pienso que tiene agallas.

Lauer: Como sabes, hay dos hombres que se cruzan en su vida…

Kurylenko: Sí, también está eso.

Lauer: …en esta guerra, y representan dos visiones de la vida muy diferentes.

Kurylenko: Sí, queda atrapada en este triángulo. Y, sí, representan dos visiones muy diferentes.

Lauer: Se siente atraída por uno y no por el otro. ¿Qué es lo que le atrae? ¿Y qué es lo que no le atrae?

Kurylenko: Bueno, a ella le atrae la luz. Se siente atraída por la persona en la que ve encarnado su punto de vista sobre el mundo. Sus ideas políticas. Y se siente atraída por alguien que es igual de idealista que ella. Por alguien valiente, que dará… bueno, digamos que da su vida por la causa. Así es ella. No le atrae la cobardía, y eso es lo que ve en el otro… junto con otras muchas cosas. Pienso que la cobardía es algo que desprecia.

Lauer: Olga. Aparte de con tu propio personaje, ¿con qué te identificas más en la película? Piensa quizás en otros personajes, o incluso en Josemaría, el protagonista. ¿Con qué faceta del personaje conectas más?

Kurylenko: Bueno, es interesante…. Pienso, como acaba de decir Roland, que es una película sobre el amor, y sobre el perdón; sobre perdonar a la gente y sobre quererles a pesar de toda la crueldad y toda la… la imperfección que todos tenemos. Esto es algo sobre lo que pienso constantemente, y que, de hecho, trato de seguir. Trato… trato verdaderamente de vivir mi vida en continua búsqueda. Trato de encontrar un sentido a mi vida.

Procuro ser honrada conmigo misma. Por esa razón Ildiko me era de algún modo cercana. Yo también me lanzo a la aventura. Me meto en diversas situaciones y luego veo qué es lo que resulta. Ella también tiene esa actitud.

Lauer: Cuando te dieron el guion, cuando oíste hablar por primera vez del proyecto, supongo que oíste que iba de la vida de un santo y todo eso; ¿te sorprendió lo que leíste?

Kurylenko: ¿Quieres decir el guion?

Lauer: Sí, y toda la historia. ¿Esperabas algo muy diferente?

Kurylenko: Pues sí, la verdad es que sí. Luego leí el guion, y me pareció sensacional. En serio, lo leí durante mis vacaciones, a finales del año pasado, y me habían llegado unos diez guiones, y, de los diez, este fue el único que me gustó. También tenía diversas ofertas de papeles principales. En esta película no soy protagonista, pero es el personaje más bonito con el que me había encontrado —en ese momento— desde hacía meses.

Estaba muy sorprendida. Pensé que, bueno, claro que me gustaría ser Ildiko. Me gustaría interpretarla. Este es el personaje que había estado buscando desde hacía mucho tiempo. Y este es el tipo de personaje que quiero (representar), aunque no solo este tipo, claro; es una persona con mucho trasfondo, y eso es lo que quiero interpretar. Hay tanto que contar sobre ella…

Es tan… pensar que ya tiene un papel importante en el argumento, y que sin embargo podría contarse una historia más detallada de lo que ocurre entre ella y Oriol.

Lauer: Has hablado sobre una ocasión en la que Roland te llamó antes de que tuvieras el papel, y te contó un poco de qué iba todo…

Kurylenko: Bueno, hablamos por teléfono, y fue todo muy extraño. Simplemente hablamos, y me preguntó si me gustaba el papel. Le dije «por supuesto», y, ya sabes «me encanta Ildiko; me encanta el papel. Me encantaría hacerlo». Y el me dijo «Bueno, creo que a mí también me gustaría que lo interpretaras tú». Y luego me describió brevemente una escena, por teléfono, y mi reacción fue muy curiosa, porque en pocos minutos estaba llorando. Y entonces pensé «Muy bien, puedo imaginarme lo que este director puede hacer conmigo en el rodaje».

Y, me hablaba de tal forma, que me estaba representando toda la película ante mis ojos; bueno, no toda la película, esta escena. Simplemente la vi. Me sentía como si fuera un espectador. La vi con los colores, con el sonido, casi tenía la música en la cabeza. Todo estaba allí, y lo hizo sólo con unas palabras. Y es cierto que, en el rodaje, esto se multiplicó por cien.

Nunca he tenido la experiencia de trabajar con un director como él, porque facilita a los actores todo lo necesario para que se metan en una escena, para que crean en una situación. Incluso sonaba música durante el rodaje, una cosa que nunca había visto antes, que los directores normalmente no hacen, porque requiere tiempo, preparación; quizás moleste a la gente; quizás incremente los costes, no sé… por diversas razones.

Pero esto no le detenía. Lo más importante era que estábamos ahí y estábamos metidos en la escena, y era extraordinario. Hay otras muchas cosas, pero estaríamos hablando durante horas. Otras muchas cosas que hizo que nunca antes había visto.

Lauer: Hablemos un poco sobre esa misteriosa organización, el Opus Dei. Tú eres el director y el guionista, pero… ¿realmente lo eres? ¿Estás haciendo tu película, Roland, o no eres más que una marioneta al servicio de los intereses de otros?

Joffé: ¿Soy un robot manipulado en la sombra por el Opus Dei, una organización capaz de conseguir todo lo que quiera? Es una pregunta muy buena, y pienso que sería conveniente dividirla en dos partes.

La primera parte sería: “¿Por qué a la gente le inquieta tanto el Opus Dei?”. Pues bien, la verdad es que no sé muy bien por qué. Tendría que empezar diciendo que a la gente le inquieta casi todo: hace unos doscientos años eran los jesuitas. Hace cien años, los Protocolos de Sión y los judíos. Y a algunas personas pueden inquietarles grupos determinados de musulmanes.

Mira, los hombres tendemos a pensar que, de alguna forma, todo el mal que hay en el mundo se debe a la acción de algún grupo concreto. En realidad pienso que eso… pienso que es una forma que tenemos de resolver el problema de nuestra propia maldad. En otras palabras, aunque todos sabemos que tenemos aspectos positivos y aspectos negativos, en la práctica nos cuesta mucho admitir nuestro lado malo. Al menos, a mí me ocurre así.

Por eso creo que es muy fácil insinuar que nuestro lado más oscuro es, en realidad, un grupo que ha unido sus fuerzas y está haciendo algo horriblemente malo, y eso es lo que está haciendo que el mundo sea tan horrible. Es una forma de pensar bastante primitiva, pero es así como funcionamos.

Bien, pero el Opus Dei no tiene nada que ver con eso. Creo que el Opus Dei no se ha preocupado en darse publicidad, porque es una organización bastante discreta. Josemaría no quería que la gente fuera diciendo por ahí “Somos miembros del Opus Dei”. No porque pensara que el hecho de pertenecer al Opus Dei debiera mantenerse en secreto, sino porque para él no casaba bien con la organización una cierta actitud de “superioridad moral”; a su manera tiene una mentalidad bastante abierta.

Cuando entiendes la estructura del Opus Dei y cuando entiendes a Josemaría, comprendes que: A) no hay ningún trasunto político del Opus Dei. El Opus Dei no es político. No tiene ninguna organización política. No existe una visión del Opus Dei sobre nada, porque se considera que cada miembro del Opus Dei es un individuo plenamente independiente, con todo lo que ello conlleva.

Ese sentido de la individualidad fue extraordinariamente importante para Josemaría, porque creía que cada uno debía tomar su propio camino espiritual hacia Dios. Decía a veces, y lo puso por escrito, que veía a personas que tomaban decisiones catastróficas, pero que él no era quién para decirles que esas decisiones eran catastróficas. Cada uno tenía que aprender a valorar la importancia de esas decisiones en su propia relación con Dios.

Obviamente, es difícil que una organización así pueda manipular el mundo de ninguna manera.

A veces la gente piensa que el Opus Dei es muy rico. Bueno, supongo que en cierto sentido tiene algo de riqueza, pero si se compara con otras organizaciones católicas o cristianas, no es particularmente  rico, en absoluto. Algunas personas dicen que influye mucho. Bien, pero ¿en qué sentido influye? Supuse que podría tener cierta influencia en la Iglesia, pero me informé de cuántos cardenales eran del Opus Dei, y creo que puede haber uno. Quizá ahora ya no haya ninguno.

¿Y cuántos obispos, de los aproximadamente trescientos que hay [Joffé se refiere a un país concreto], son del Opus Dei? Creo que dos o tres. No se puede decir que el Opus Dei tenga una influencia en la Iglesia mayor que la que tiene cualquier otra organización, aunque, obviamente, las organizaciones eclesiásticas compiten por tener un cierto grado de poder dentro de la Iglesia. Por supuesto, eso es normal.

Por lo tanto, creo que estamos simplemente ante un error. Pienso que es una idea errónea con la que la gente convive feliz, a gusto.

Y, ciertamente, en lo que a mí respecta, les dije a los productores, uno de los cuales es del Opus Dei, “¿Voy a tener libertad para escribir lo que quiera?”. Y me dijo: “Desde luego, si hemos acudido a ti es para que escribas lo que quieras.” Y le pregunté:” ¿Incluso si es crítico?” Y me contestó: “Incluso si es crítico.” “¿Incluso si la película tiene una escena —insistí— en la que alguien afirma que Dios es malo?” Y me respondió: “Bueno, si es una escena buena, escribe lo que quieras”. Y, de hecho, hay una escena de la película en la que un personaje plantea esa pregunta, y nadie me ha sugerido que la quitara.

Así que, si yo soy un robot, sin duda lo han hecho muy bien.

Lauer: Pero, ¿has gozado de verdadera independencia?  Quiero decir, hablando claro, no te han escrito el guión o se han encargado del montaje, ¿verdad?

Joffé: No. De hecho pienso que se podría decir que tienes menos independencia cuando trabajas para un Estudio.
(Risas)

Lauer: Hablando de eso, la película ha sido financiada de forma independiente, ¿verdad?

Joffé: Así es.

Lauer: Eso quiere decir que en esto se separa del  sistema que siguen los Estudios de cine. ¿Sabes quién la ha financiado o cómo se  ha financiado?

Joffé: Sí, ha sido financiada por numerosos inversores individuales. Ignacio Gómez Sancha, que ha pasado de trabajar en la banca a ser productor, fue hablando con todos esos inversores y les dijo: “Éste es nuestro proyecto, esta es la intención del proyecto, va de esto y esto. ¿No sería genial hacer una película de este tipo?”.

Y, para mi sorpresa y satisfacción, unas cien personas le dijeron que sí. Algunos invirtieron grandes sumas; otros, pequeñas cantidades. Pero todos querían que se hiciera una película de este tipo.

Lauer: ¿Son todos miembros del Opus Dei?

Joffé: Algunos de ellos lo serán, por supuesto. Y otros no lo serán. Hay dinero procedente del sector televisivo español (se refiere a Antena 3), y dudo mucho que la televisión española sea una sucursal del Opus Dei; aunque seguro que hay gente dispuesta a discutir también sobre esto…
(Risas)

No. Las personas que han invertido en la película son de procedencias muy diversas. Y aunque el 100% de ellos fueran del Opus Dei, eso no significa que tengan una opinión unánime, porque, como ya he dicho, no hay una “opinión del Opus Dei” sobre nada. Son personas que comparten muchos valores, pero eso no significa que lo compartan todo. He estado cenando con miembros del Opus Dei que me han dicho, en mitad de la comida: “Claro, es que él es muy de derechas”. A esto el otro respondió “Claro, es que él es muy de izquierdas”. Y, bueno, no hay ningún problema con eso. Es decir: estamos ante gente corriente, que es lo que son en realidad los miembros del Opus Dei.

Lauer: Me gustaría que habláramos del mensaje de Josemaría. Cuando lo dio a conocer, hubo algunas autoridades católicas a las que les pareció que sonaba bastante a protestante. ¿Qué puntos eran ésos que enseñaba Josemaría que le parecían tan novedosos a la Iglesia?

Joffé: Bueno, me imagino la conmoción que causaría. Imagínate que eres un obispo y estás sentado en tu despacho: con cierta frecuencia acuden a ti muchos sacerdotes jóvenes para comentarte sus proyectos, y un buen día se te presenta un sacerdote joven, llamativamente joven, recién ordenado, sin recursos de ningún tipo, y te dice: “Mira, me gustaría poner en marcha una organización con un objetivo fundamental: que la gente corriente pueda alcanzar la santidad”.

Para empezar, como obispo, esto te inquietaría un poco, porque te preguntas: “¿Y qué pretende, si no, la religión?” Porque si eres un obispo conservador, en el fondo no te acabas de creer que las personas corrientes puedan alcanzar la santidad, salvo que los sacerdotes lo hagan por ellas. Así que, de hecho, te deja un poco descolocado.

Y no solo eso; es que después va y añade: “Además, pienso que esa organización debería admitir tanto a hombres como a mujeres.” En esos momentos te quedarías un poco alucinado, porque ¿qué tipo de organización sería esa? Y te sigue contando: «Bueno, además todos van de civil, y no tienen que ser sacerdotes, y además pienso que encontrarán la santidad en su trabajo ordinario: como partera, minero, cocinero o lo que sea”. Y por si fuera poco, te explica: “Y pienso que esa organización debería estar abierta a personas no cristianas, y también a no católicos”.

A esas alturas la cabeza te estaría dando vueltas. Especialmente en un momento como aquel, en el que la Iglesia se encontraba amenazada en cierto sentido, porque el mundo estaba sufriendo un gran cambio, como ya hemos dicho. ¡Y no me extrañaría que te diera un telele!

De todos modos es comprensible que alguien pueda pensar que todo esto tiene algo de protestante. En cierto modo lo tiene, porque la corriente protestante ha sido extraordinariamente importante para la Iglesia. La Iglesia sería un lugar mucho peor si no hubiera habido una corriente protestante. Porque es de eso de lo que trata la religión: de buscar constantemente caminos por los que acercarse a lo divino. No puede haber un único camino; yo no puedo concebir a un Dios que pretendiera esto, que llegaras al camino, a la soluciónperfecta.

Lo que hay es una serie de interrogantes a los que cada ser humano y cada grupo de seres humanos responden de muy diversas formas. Esa es una de las cosas más atractivas de Josemaría: se las arregló, de forma sorprendente, para tener una visión profundamente ecuménica y, al mismo tiempo, totalmente católica en la práctica. Y creo que eso es algo super positivo.

Lauer: Olga. Todo este rollo sobre curas y religiones… ¿Es esta una película para todo el mundo?

Kurylenko: Yo creo que sí. Bueno, no lo creo, lo afirmo. Porque esta película trata sobre lo que más (Ríe sobre la confusión que produce traducir del ruso al inglés)…

¿Qué por qué esta película es importante para todos? Porque trata sobre las cuestiones más importantes, y esta película habla sobre el amor. Y eso es algo que nos concierne a todos. Habla del amor. Habla de buscar el sentido de la vida. Eso es lo que todos buscamos, espero. Indaga sobre la felicidad, que es lo que todos andamos buscando en la vida. Trata sobre tomar decisiones, y constantemente estamos tomando decisiones. Trata sobre luchar contra los sentimientos negativos; trata sobre luchar contra el odio y la ira. Y sobre tratar de ser mejores personas. Diferentes personajes tienen esto en mayor o menor medida.

Y trata, en relación con algunos, sobre cómo salir victorioso de esas luchas. Por ejemplo, pienso en uno de los personajes principales que es una persona bastante resentida y rencorosa, que se ha echado a perder. Y eso es algo muy presente en este mundo en que vivimos, siempre lo ha sido. Es cierto que hemos estado luchando con estas cosas durante… siglos, pero merece la pena seguir hablando de ello, ¡porque sigue siendo un problema! Y supongo que, como ha dicho Roland, eso es la santidad.

No hay santidad que no pase por luchas y sufrimiento. El santo no es una persona que está sentada en su silla y no hace nada, salvo tener grandes ideas. La santidad tiene más que ver con alguien que se levanta y va y hace algo, y, a pesar del odio evidente que recibe a cambio, sigue creyendo que un mundo mejor es posible; y sigue haciendo el bien. Eso es algo fácil de decir pero nada fácil de hacer.

Pero hay gente así, y Josemaría, por ejemplo, fue una de esas personas. Cuando la gente le escupía y le tiraba piedras, él seguía dirigiéndose a ellos con una sonrisa y amando a los que obraban así con él. Hay partes en la película, como esa vez que dice «Bueno, pero debemos seguir queriéndoles». Y es algo… suena realmente bien, pero en realidad es una lucha por la que deberíamos pasar todos, y es posible vencer. Muy idealista, pero posible, porque existen personas así.

No he conocido a Josemaría, pero sí a gente que es así, en nuestros días. Existen personas así. Son los que siguen el camino difícil en lugar del fácil, y eso es lo que hace la vida más interesante, más que la de los que eligen la vía fácil, pienso yo. Y esa actitud tiene sentido y da sentido a la vida.

Lauer: Este proyecto, ¿supone una nueva orientación profesional para ti, para los tipos de proyecto que quieres hacer?

Kurylenko: Da la casualidad, bueno, de alguna forma parece que es una nueva orientación, pero en realidad es la orientación que siempre he querido dar a mi carrera. Cuando empecé a actuar en Francia hacía un tipo de película muy diferente, si se compara con las que he hecho últimamente, antes de “There be Dragons”.

A veces la gente me dice “Eres una heroína de película de acción”, cuando nunca me había visto a mí misma haciendo ese tipo de cosas. Ni siquiera soñaba con ello. De hecho, el tipo de películas que me gusta ver y que me gusta hacer son completamente distintas. Películas como dramas, por ejemplo. Me gustan Bergman, Tarkovsky y ese tipo de películas.

Pero, claro, cuando la gente te ve en ese otro tipo de películas, piensa “Oh, puede moverse. ¿Por qué no la cogemos para otra película?, la chica pelea bien”. Y quizás peleo bien, y me lo paso bien haciéndolo, pero no es algo que me haya imaginado alguna vez que haría. Así que, esta película, aunque parezca una nueva orientación, va en la dirección en la que siempre me he visto.

Lauer: Me pregunto cómo se recibirá en España, concretamente, un proyecto de este tipo. Roland, antes has recordado que la Guerra Civil americana sigue estando todavía muy fresca en la memoria de la gente, a pesar de que sucedió hace más de cien años. No hay nadie en los Estados Unidos que no guarde una imagen y no tenga su opinión sobre el dolor y la lucha de la Guerra Civil, e incluso sobre las consecuencias que tuvo. Algo parecido sucede en España.

Pero allí no sólo permanece ese residuo de odio o ese tomar partido que los españoles de hoy… —todos aquellos con los que hablo proceden de un bando o del otro— sino que también se da ese odio y esa desconfianza hacia el Opus Dei, dándose la circunstancia de que el propio fundador es español. ¿Cómo piensas que se recibirá la película en este ambiente concreto? ¿Y qué es lo que crees que más les sorprenderá a los españoles?

Joffé: Verdaderamente es una gran pregunta, y pienso que se puede enfocar de muy diversos modos. Pienso que la gente irá al cine con puntos de vista muy distintos: no me gusta el Opus Dei, no me gusta Josemaría; me gusta Josemaría, no me gusta el socialismo… A los españoles les gusta apuntarse a una línea ideológica.

Especialmente a líneas ideológicas unidireccionales, sin matices o ramificaciones. Adoro a los españoles, pero tengo la impresión de que pueden llegar a ser «monocarriles» de tanto aferrarse a su idea, aunque es verdad que, en cierto sentido, eso puede resultar una ventaja.

Pienso que lo que sucederá cuando vean esta película es que, poco a poco, se empezarán a dar cuenta de que, en realidad, sólo conocen la mitad de lo que sucedió durante la Guerra Civil,  y que lo que nosotros sabemos sobre esta guerra es sólo la mitad de la historia. Las relaciones humanas y las cosas que le pasaban a la gente, de forma consciente o inconsciente, fueron mucho más complejas y profundas de lo que conocemos por la historia.

Y a medida que vayan dejando que se desarrolle el argumento de la película, irán descubriendo que esas personas que parecían enemigas entre sí se movían en el fondo por razones ideológicas muy parecidas. Por eso las diferencias parecían irreconciliables. Descubrirán también que se dieron numerosas traiciones. De hecho, me temo que la traición se dio tanto en la izquierda como en la derecha; lo mismo que la crueldad.

Pero no se puede concluir diciendo: “Muy bien; entonces todo es igual”. No se trata de eso. Lo que se puede decir es que todos los seres humanos experimentamos las mismas emociones, y que todos los seres humanos experimentamos idénticas luchas interiores. Por eso espero que, poco a poco, al principio de un modo casi imperceptible, y a medida que vayan pasando los minutos cada vez con más fuerza, un gran deseo de reconciliación vaya adueñándose de la sala cine.

Y pienso que cuando termine la película, la gente saldrá de la sala con una actitud de perdón, diciendo: “no debemos olvidar ni negar nuestra historia pasada, pero tampoco podemos seguir contemplándola desde una  perspectiva tan sesgada y unilateral”.

Y la razón por la que uno no puede seguir manteniendo esa visión unilateral y parcial de la historia es porque no hay ninguna verdad histórica sin fisuras que puedas defender a capa y espada. Todo lo que sucedió durante ese periodo fue extraordinariamente complejo. Dicho de otro modo: la visión sobre la historia que tiene la izquierda resulta tan parcial como la que tiene la derecha, y al revés; solo son una parte del todo. Por esa razón resulta crucial entender que tenemos que juntar las dos piezas, porque sólo cuando las hagamos encajar veremos que surge un todo más completo.

En la trama de esta película, Josemaría, con toda su bondad, es sólo una parte de la historia; del mismo modo que Manolo, con toda su… con toda su “maldad” entre comillas, es sólo una parte de la historia. Si juntas esas dos partes verás que surge un todo. Y ése es el mensaje de la película.

Ese es el mensaje que deseo transmitir con esta película: “España, asume los diversos aspectos de tu historia y considéralos como una experiencia común. No te dejes llevar por el odio, porque el odio no ayuda: como seres humanos debemos aprender a estar por encima del odio. Conserva en la memoria, sí,  el cariño por los tuyos, por aquellos seres queridos que creían en algo y murieron. Todo eso debe permanecer en tu recuerdo. Pero no debes permitir que todo eso cristalice en divisiones continuas y rigideces ideológicas que empequeñecen la visión del hombre”.

Pienso que ha llegado la hora de perdonar —antes hablaba de padres e hijos— y que ese perdón resulta decisivo para España. España es un país excepcional, maravilloso, con una historia extraordinaria… y bastante violenta. Pienso que sería hermoso… bueno, yo sería el hombre más feliz de la tierra sólo con que el diez por ciento de los españoles que vieran esta película salieran del cine diciendo: «Sí, vale la pena reconciliarse”.

Auténticos Héroes

Habla el presidente de FIAMC

«Los ginecólogos católicos hoy son auténticos héroes»

El próximo congreso en Roma, el VIII de Ginecólogos Católicos sobre la dignidad de la Maternidad.

Actualizado 24 marzo 2011

Zenit

La Federación Internacional de Médicos Católicos (FIAMC) ha convocado en Roma un Congreso sobre la dignidad de la Maternidad y de los Ginecólogos, que se celebrará en el Instituto Maria SS. Bambina del 31 de agosto al 4 de septiembre próximos.

Este Congreso, el VIII de Ginecólogos Católicos, está organizado por MaterCare International, organización perteneciente a la FIAMC, y tiene el apoyo del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios y de la Academia Pontificia para la Vida.

El objetivo de este congreso es por un lado subrayar el valor de la maternidad, y por otro, el papel insustituible de los ginecólogos y personal sanitario en su defensa.

El presidente de FIAMC, el doctor español José María Simón Castellví, explicó a ZENIT que las prioridades de los médicos católicos “son la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, la protección de la fertilidad (los hijos son un gran bien), el fomento de una sana antropología entre los esposos y el cuidado de la salud de madres e hijos”.

Los obstetras y ginecólogos, además de las matronas y otro personal sanitario, “son los dedos que tocan el bien de la vida que viene. Están situados en unos momentos clave de los seres humanos. Y pueden hacer mucho bien o mucho mal”, afirmó.

En la presentación del congreso, los ginecólogos católicos son considerados “signo de contradicción en el mu ndo de la cultura de la muerte”.

“Los ginecólogos católicos son auténticos héroes hoy en día. Están sometidos a grandes presiones. Por desgracia en muchos países «civilizados» es imposible formarse como ginecólogo católico sin practicar abortos”, subrayó el médico español.

“Por desgracia, existen grupos e incluso organismos públicos internacionales que en lugar de fomentar estos bienes apuestan por eliminar a inocentes en el seno materno con excusas que no se sostienen desde la Medicina y que combaten la fertilidad como si este niño fuera un insecto”.

El problema de Occidente, subrayó el facultativo, es “ver la fertilidad como un peligro para la salud personal o social. Y no lo es”.

“En los países desarrollados es necesario un esfuerzo cultural y espiritual para ver las relaciones con yugales y los hijos con un gran don que Dios nos da”, añadió.

Actualmente, afirmó, los principales retos que deben afrontar los ginecólogos católicos es la regulación natural de la fertilidad, la protección de la maternidad, el servicio intenso pero no sustitutivo a los esposos que son infértiles.

Madre en el Tercer mundo
Una de las grandes preocupaciones de la FIAMC y de MaterCare particularmente, explicó el doctor Simón, es que en el Tercer mundo “las madres son poco o mal atendidas sanitariamente”.

“Falta de todo, empezando por personal especializado”, explicó. “En el Tercer mundo se necesitan maternidades y nosotros las estamos construyendo. Ahora estamos construyendo una en Isiolo, Kenia”.

Para el presidente de la FIAMC, uno de los primeros objetivos es el de reducir la mortalidad materna: “Todos los día s mueren 1500 madres en el mundo, a menudo solas, en paises pobres. No podemos consentir eso”.

“La Medicina tiene hoy todos los instrumentos para ayudar a madres e hijos sin destruir nada y a nadie. Quizá en Occidente hoy no vemos al hijo como un bien para siempre. Cada ser humano es para siempre”.

Más información: www.fiamc.org

Reservas sobre la beatificación de Juan Pablo II

En la modesta revista digital «Remnan On Line»

Tradicionalistas publican una declaración de reservas sobre la beatificación de Juan Pablo II

Aducen el apoyo del Papa Wojtyla al Concilio Vaticano II, el tema de los abusos, la ex comunión de Lefebvre y la curación milagrosa de la monja francesa.

Actualizado 24 marzo 2011

Jorge Enrique Mújica/ReL

El 21 de marzo de 2011 fue publicado en la modesta revista digital «Remnan On Line» una declaración de reservas relativa a la próxima beatificación de Juan Pablo II. La declaración de católicos “conservadores” pone en duda la santidad de Juan Pablo II aduciendo argumentos como la presión popular a la que ha estado sometido Benedicto XVI, el apoyo del Papa Wojtyla al Concilio Vaticano II, el tema de los abusos, la ex comunión del obispo cismático Marcel Lefebvre y la misma curación milagrosa de la monja francesa.

El texto también induce a culpar al Papa polaco como causante del estado actual del cristianismo. La declaración publicada en el «Remnant On Line», de corte tradicionalista, está firmada por un reducido grupo de periodistas y profesores de origen estadounidense, europeo y de Australia.

Tras una minuciosa investigación, el Santo Padre Benedicto XVI, Pastor Supremo de la Iglesia, decidió proceder a la beatificación de Juan Pablo II el próximo 1 de mayo en Roma.

Lea un amplio y detallado reportaje sobre el particular en: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=14532

Fue pintor de iconos y puede llegar a santo

Gregorio Zhuravliov

No tenía brazos ni piernas, pero su familia le acogió, fue pintor de iconos y puede llegar a santo


Su ejemplo de superación y espiritualidad sigue vivo en sus cuadros y en su testimonio impresionante.

Actualizado 24 marzo 2011

T. Fedótova – P.J. Ginés/Forum Libertas

El tercer hijo de María Zhuravliova nació en 1858. Era una cosa pequeña, un bebé que no tenía brazos ni piernas.

Su padre no estaba en casa: había partido a las guerras del Cáucaso. El pope del pueblo acudió a bautizar al bebé. Lo llamaron Gregorio. Los parientes no se lo podían explicar: los dos padres eran sanos, sus dos hermanos mayores, también. ¿Por qué este niño era así?

– Es una pregunta para los médicos -respondió el pope. – Pero yo, como hombre de Iglesia, creo que es culpa del demonio: quizá él sabía que Dios predestinaba a este niño a convertirse en un gran general u obispo, y por eso el Maligno le quitó piernas y brazos. ¿Quién sabe?

El tío del niño, que hacía de padrino, al recibir al bebé para secarlo después de ser sumergido en el agua bautismal, gruñó:

-¡Vaya niño! Solo tiene una boca y nada más…

– No sabemos qué planes tiene Dios para él -le regañó el pope. – Por lo que a su boca se refiere, con ella también se pueden hacer grandes cosas. La boca no sólo sirve para comer. Dice la Escritura que “en el principio existía la Palabra”. Ya verás: quizá tú no le darás a él de comer, sino que será al revés.

El pequeño Grisha fue acogido por su familia, y también por su padre, cuando volvió de la guerra. Le hicieron un carrito especial. Sus hermanos lo llevaban a todas partes. El niño siempre estaba alegre y risueño y pronto se ganó el amor de todos los vecinos de Utiovka, a 1.200 kilómetros de Moscú, en dirección a Siberia.

El diácono del pueblo venía a casa a enseñarle a leer y escribir. El niño, apoyando el pecho contra la mesa y con un lápiz entre los dientes, con esmero escribía letras. Y, descubrieron con asombro, el pequeño Grisha también dibujaba. Sus vecinos a menudo le veían tumbado en el suelo, con un carbón en la boca, esbozando gente, animales, árboles…

Grisha, aquel niño alegre y tan especial, a menudo pedía a sus hermanos que le llevaran a la iglesia. Ellos lo elevaban allí frente a cada icono, y el pequeño miraba las imágenes sagradas, les hablaba y las lágrimas corrían por sus mejillas.

Años de formación

En 1873, Grisha era un chaval inteligente de 15 años, y sus vecinos y el gobernador de la provincia de Samara lo mandaron a estudiar con sus hermanos al colegio de la capital provincial. Les pagaban los estudios y el alojamiento. Los otros alumnos, tras vencer sus reservas contra el nuevo compañero minusválido, le amaron. Les sorprendía su constante alegría y su fuerza de ánimo, tan distintas de los altibajos de humor de los niños «normales”.

Allí, en Samara, Gregorio conoció a los pintores de iconos del taller de Alexey Seksiaev. La atmósfera del taller, lleno de imágenes santas y olores a pintura, le llenaba de alegría. Un día se atrevió a mostrar a los pintores sus esbozos. Los papeles pasaron de mano en mano y se oyeron exclamaciones de aprobación. Así Gregorio fue aceptado en el taller y empezó a aprender el duro oficio de la iconografía más fina.

Los iconos se pintaban para ser vistos a la luz de las velas, en las iglesias, y por eso se realizaban bajo una iluminación especial. El dueño del taller puso a Grisha en una mesa especial, con correas para sostener su cuerpo encima de las tablas, le dio un quinqué de tres mechas y colgó encima de la mesa una esfera de cristal llena de agua que reflejaba la luz del quinqué y lo transformaba en un rayo potente. Esa sería su luz.

El hermano de Gregorio aprendía lo que no podía hacer el muchacho sin brazos ni piernas: fabricaba las tablas, preparaba las pinturas y la amalgama de oro. A Gregorio su hermano le ponía el pincel en la boca, y el joven pintor empezaba a perfilar rostros, manos y dedos, las imágenes de los santos y la Biblia.

Espasmos musculares

Era un trabajo muy duro: la tabla tenía que estar horizontal para que no goteara la pintura, mientras que el pincel tenía que llevarse perpendicularmente a la superficie. Con los ojos tan cerca de la tabla y colgado sobre el icono, en un par de horas Gregorio estaba exhausto. Le venían espasmos musculares a la mandíbula por el esfuerzo prolongado. Para sacar el pincel le tenían que aplicar compresas calientes en la cara. Pero el dibujo salía recto, firme y fino. Otros, con las manos, no podían pintar como Gregorio con los dientes. [A la izquierda, uno de sus iconos, que representa a «San León Papa de Roma»].

Pasaron los años. Terminado el colegio y el aprendizaje en el taller, Gregorio y sus hermanos volvieron a Utiovka. Allí Gregorio siguió pintando iconos por encargo. Ahora la gente hacía cola para conseguir sus iconos. Además de su finura y belleza, se trataba de imágenes «no hechas por la mano humana», lo que les daba un toque de santidad añadida. La fe decía a los vecinos que un minusválido sin piernas ni brazos, si conseguía pintar un icono en tan duras condiciones, era por la acción de Dios.

La lista de espera para los encargos era de años enteros. Gregorio empezó a ganar dinero, organizó un pequeño taller propio, preparó a un par de ayudantes y se llevó consigo a su tío, su padrino de bautizo, viudo y envejecido para entonces. Se cumplió la profecía: el anciano tío fue alimentado por el sobrino sin brazos ni piernas.

Para el año 1885, en Utióvka comenzaron a construir un templo dedicado a la Santísima Trinidad. A Gregorio le invitaron a pintar los frescos de la nueva iglesia. Para que sostenerle debajo de la cúpula, se fabricaron unos andamios especiales, según un croquis del mismo Gregorio. Su cuerpo, colgado en correas, podía moverse así en todas las direcciones. Con él trabajaban su hermano mayor y otro ayudante que le movían, preparaban las pinturas y le daban los pinceles. Era un trabajo en posición incómoda, durante horas. Sólo una constante oración a Cristo y a la Madre de Dios le sostenía.

Llagas y dolor

Las correas le provocaron llagas en la cintura, los omóplatos y la nuca. Los labios se agrietaron, los dientes delanteros se desgastaron y su vista disminuyo muchísimo. Cuando, después de una jornada de trabajo agotador, Gregorio no podía ni tomar bocado de tanto dolor en la boca, su hermana lloraba: “Es que eres todo un mártir, Grisha”. A la solemne consagración del nuevo templo Gregorio no pudo venir por enfermedad.

Un día vino al pueblo un mensajero del gobernador con una carta muy especial: el ministro de la corte imperial le invitaba a Gregorio a San Petersburgo. Como siempre, Gregorio se puso en camino con sus hermanos. En la capital todo el mundo quería conocerle: desde los coleccionistas de arte que peleaban por encargarle iconos y médicos ansiosos de estudiar su caso de minusvalía hasta estudiantes de bellas artes y curiosas damas de la corte.

Finalmente le visitó el emperador Alexander III con su esposa la emperatriz María Fedorovna. Alexander se sentó al lago de Gregorio, y la emperatriz comentó a su marido en francés: “Que cara tan agradable de soldado tiene”. La gente que estaba con Gregorio mostró a la pareja imperial los iconos del artista y regalaron uno a la emperatriz. El zar pidió que Gregorio le dejara ver cómo trabajaba. Tras visitarlo en su taller, le besó en la frente y le regaló su reloj de oro. Al día siguiente, con un decreto especial, a Gregorio se le asignó una pensión y carruaje de por vida.

Pintar, cantar, jugar

Gregorio con sus hermanos estuvieron tres años en la capital y luego volvieron a su pueblo natal. La vida de pueblo era sencilla: a primera hora iba a la iglesia que había pintado él mismo. Recordaban los vecinos que a menudo iba rodando por la hierba desde su casa hasta el templo que estaba al lado, prescindiendo de la ayuda de nadie. Allí cantaba con su voz limpia y potente. Tenía encantados a los críos del pueblo y a menudo, para divertirles, tomaba un látigo con los dientes y lo movía produciendo chasquidos ensordecedores. Después, desayunaba y pintaba un mundo puro y santo, libre de bajezas y debilidades humanas. Así, en las tablas de tilo y ciprés, su talento regalado por Dios, daba vida a un Evangelio en colores.

Gregorio pintó muchos iconos. Fue famoso en toda Rusia y en otros países ortodoxos. Pero en 1916, durante la guerra con Alemania, enfermó y notó que su alegría de siempre le iba abandonando. En un sueño tuvo una revelación: “pronto ya nadie me necesitará ni a mí ni a mis iconos”. Murió poco después.

Llegó la Revolución, que debía liberar al hombre de la superstición religiosa. Los comunistas destruyeron el campanario y aplastaron la tumba del pintor con los vehículos-oruga de los excavadores. Los bicheros bolcheviques arrancaron los iconos de las paredes de su iglesia. Como fue habitual en la Unión Soviética, buscaron una nueva utilidad al templo: almacén de verduras.

Los iconos, para hacer colmenas

Por la noche, en secreto, los comunistas llevaron los iconos de madera de la iglesia al abejar del koljós, para fabricar colmenas. Pero se salvaron de milagro: el apicultor Dmitri Lobachiov, también en secreto, repartió los iconos entre los pueblerinos, que le trajeron un número correspondiente de tablas y escondieron las santas imágenes, pintadas sin mano humana, de la persecución comunista.

El régimen comunista que debía transformar el mundo duró 70 años. En 1989 la iglesia de la Santa Trinidad fue devuelta a la comunidad ortodoxa. La administración comarcal asignó dinero para restaurar el campanario. Trajeron ocho campanas. En la mayor de ellas, en honor al pintor, estaba escrito “Gregorio”.

Los iconos escondidos durante decenios empezaron a regresar al templo. Algunos volvieron heridos. Así, una imagen que, gracias a su decoración típica dorada había estado en un museo de colegio, llevaba marcas de profanación y tenía un aspecto lamentable. Otro, tan grande que no cabía en una pared de casa pueblerina, estaba cortado por la mitad.

Una de las vecinas más antiguas de Utiovka pudo indicar el lugar del entierro de Gregorio. Hoy en su tumba se erige una cruz ortodoxa. Los paisanos del pintor promueven su canonización. La fama de santidad ya la tiene, se está a la espera de los milagros. La voz popular ya le ha dado categoría de protector celestial de su tierra.

«La personalidad del pintor me ha movido hacia Dios»

En 2008 se celebró en Samara el 150 aniversario del nacimiento de Gregorio Zhuravliov. El escritor Serguey Zhigalov, autor de una novela encargada especialmente para dar de conocer la vida de este extraordinario hijo de la tierra de Samara, fue preguntado por el corresponsal de un periódico ruso:

– ¿Le ha causado alguna influencia su trabajo sobre el pintor de iconos sin brazos ni piernas? ¿Le ha ayudado Grigori Zhuravliov a entender más profundamente la fe?

– Sí -respondió Zhigalov. – La personalidad de Zhuravliov me ha movido hacia Dios. Como decía Leskov [un escritor ruso], me “ha hecho tocar el borde del manto de Cristo”. Sin entender la fe ortodoxa, es imposible escribir un libro así. En el proceso de trabajo, conocí a la madre Agnia, una monja del monasterio de Nuestra Señora de Iver, que es responsable del taller de iconos. Y poco a poco yo mismo empecé a frecuentar la iglesia los domingos, confesarme y comulgar, leer las vidas de los santos. Y ahora, después de haber escrito este libro, ya no puedo vivir de otra manera.