Tras ser cocainómana, encuentra la liberación en Cristo

En la Comunidad del Cénaculo

Tras ser cocainómana, anoréxica y fracasar con los psicólogos; encuentra la liberación en Cristo

Valentina es una joven italiana perdida en el mundo de las drogas, que felizmente ha hallado el buen camino gracias a testimonios cristianos.

Actualizado 5 marzo 2011

ReL

Sor Elvira Petrozzi fundó en 1983 la Comunidad del Cenáculo como respuesta de la ternura de Dios Padre, al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general, que buscaban la alegría y el sentido verdadero de la vida.

A continuación reproducimos un testimonio impactante de una joven italiana que ha podido salir del abismo de la droga y la anorexia, gracias a la Comunidad del Cenáculo, lugar dónde ha encontrado sentido a su vida, y la solución a sus problemas.

Sanar heridas y reencontrar la vida
«Soy Valentina, tengo veinticinco años y hace algunos años que formo parte de la gran familia del Cenacolo, en la que reencontré mi vida. Era una niñita a la que no le faltaba nada, nacida en una familia próspera y con valores sanos.

»Me cuidaban más mis abuelos que mis padres porque trabajaban, pero hasta hoy creo que eso no me causó ningún problema. Hasta los doce años iba a la iglesia y al oratorio. Pero al crecer fui a estudiar la escuela superior en una ciudad más grande, conocí gente nueva y mi vida tomo un camino equivocado. Había decidido estudiar en la escuela de hotelería, conciente de que era un gran sacrificio pero sentía la pasión, justo ahí empezó la caída. Tenía mucho miedo de ser juzgada, aplastada, dejada de lado por los otros: primero el cigarrillo, luego los porros, dejar de ir a Misa y al oratorio los domingos…

Temor a no ser aceptada
»También cambiaron las amistades, y por el temor a no ser aceptada me comportaba como ellos para sentirme fuerte, grande, para ser “alguien”. Mientras estudiaba, en la época de vacaciones trabajaba en algún restaurante, probando lo que creía que era la libertad, sin padres que me controlen, con dinero en el bolsillo, iba a bailar yprobé el alcohol, el éxtasis, pastillas y cocaína… Esos años también caí en los problemas de alimentación, era anoréxica pero no lo podía aceptar.

Soluciones que no resultaron
»Probé con psicólogos pero no me sirvieron. Tenía un joven con el que estaba muy ligada, pero también entre nosotros había entrado el mal: muchas veces arriesgamos la vidadrogándonos juntos. Nos hacíamos el mal recíprocamente, hasta en lo físico, encontrándonos en situaciones cada vez más extrañas y peligrosas. A veces parecía que las cosas mejoraban un poco, pero luego todo se derrumbaba.

Esclava de mi novio
»A pesar de que el trabajo me gustaba mucho, los horarios me llevaban a la vida nocturna, a excederme cada vez más, así ya no alcanzaba el sueldo para los dos, entonces empezamos a robar. Estaba tan ligada a esta relación que me parecía tenía que vivir para él, así que un buen día dejé todo y me fui a vivir con él.

Necesidad de la droga
»Fue ahí cuando me di cuenta de que sin la droga no alcanzaba ni a saludarlo, ni a estar cerca, mientras todo se complicaba cada vez más. Permanecí en esa casa no más de un mes, luego de que les pedí ayuda a mis padres que, como siempre estaban dispuestos a recibirme y a ayudarme. Pero a pesar de todos los esfuerzos y las ayudas, especialmente de mi mamá, no escuchaba lo que me decían y lo rechazaba: no había diálogo.

Comunidad del Cenáculo
»Hasta que llegó el día, todavía no sé cómo, en que me encontré haciendo los “coloquios” en Torino, para entrar en la Comunidad. Luego de hablar con esas chicas, recuerdo sus sonrisas, su atención, su acogida, más que sus palabras, en el viaje de regreso le dije la verdad a mi mamá, que ya sabía todo. Durante las jornadas de prueba quería comportarme bien, escuchar lo que me decían, pero cuando regresaba a casa, todas las veces sólo era capaz de discutir con mi madre. Sentía que no podía esperar más, que había llegado la hora, que tenía que darle un giro a mi vida.

Dios al encuentro
»Hoy me doy cuenta de que Jesús ya me tenía de la mano para darme fuerza especialmente los últimos días antes de entrar: justo en ese momento volví a ver a mi chico, pero gracias a Dios tuve el coraje de dejar todo y comenzar este camino nuevo.

»Los primeros seis meses fueron duros: no le encontraba sentido a lo que hacía, no me interesaba, no entendía por qué yo tenía que cambiar cuando tantos jóvenes “amigos” seguían con su vida de siempre.

Encontrar a Jesús en lo cotidiano
»Hoy le agradezco a la Virgen porque en ese período me quiso en Lourdes, llevándome junto a las hermanas que con su amor, su amistad y su ayuda fraterna, me hicieron encontrar a Jesús en los gestos de la vida cotidiana y en sus rostros. También con la oración di varios pasos: al principio todavía era egoísta, superficial, luego comprendí, abriendo el corazón cada vez un poco más, que la oración es mi vida; cada cosa hecha, dicha, pensada y vivida.

Agradecimiento a Dios
»Agradezco a Dios porque hoy reencontré mi vida, la verdadera, y porque descubrí en mí dones y deseos luminosos que ni pensaba tener. Gracias, porque hoy puedo darme, sufrir, alegrarme, luchar para ser una buena amiga, porque descubrí el gran valor de la amistad construida sobre la verdad, que muchas veces hace sufrir pero que ya es amor, es el único verdadero amor.

María, siempre allí
»Gracias María , porque me hiciste redescubrir la belleza de ser mujer y de amar, graciasporque perdoné las heridas vividas con mi familia, gracias por todos los buenos deseos que pones en mi corazón.

»Estoy feliz de formar parte de la “familia” del Cenacolo, bajo la mirada de Dios, que seguro preparó algo grande y bello para mí y que descubro cada día en la belleza siempre nueva que vivo con el asombro de un niño».

Más información: www.comunitacenacolo.it

Una vida de desenfreno hasta que Dios se cruzó en su camino

Dejó atrás el feminismo autodestructivo

La periodista del rock Dawn Eden: una vida de desenfreno hasta que Dios se cruzó en su camino

De difusora de la revolución sexual, como periodista de música rock, pasó a ser publicista de la castidad mediando la intervención de Chesterton.

Actualizado 7 marzo 2011

Jorge Enrique Mújica/ReL

«Pueden contarme entre esas hijas insatisfechas de la revolución sexual». Son palabras de una mujer que trae una vida de desenfreno a sus espaldas. Periodista especializada en música rock, colaboradora de publicaciones tan importantes como Billboard,MojoSalon New York Press, su vida pasada osciló entre el desenfreno sexual y el feminismo autodestructivo.

Pero en 1995 «algo pasó»: tras entrevistar al líder de la banda Sugarplastic, Ben Eshbanch, compró un libro recomendado por el entrevistado. El libro se titulaba «El hombre que fue jueves», del siervo de Dios Chesterton. No pasó mucho tiempo para que otras obras del mismo autor comenzaran a llenar su biblioteca personal.

Pasaron cuatro años hasta que una experiencia personal la marcó. Una noche de octubre experimentó una conversión que la llevaría a abrazar el catolicismo en 2006: «Escuché una voz de mujer que decía: algunas cosas no están para ser conocidas, sino para ser entendidas. Me arrodillé y me puse a rezar», refiere Eden. Lo que había leído en las obras de Chesterton, especialmente en Ortodoxia, encajaban y decían ahora todavía más.

Así, de esa vida disipada en la que a las entrevistas con las estrellas del rock seguía ordinariamente el sexo con las mismas, Dawn Eden tuvo el coraje de seguir con coherencia las implicaciones de la fe en que era recibida.

Ahora defiende públicamente los valores cristianos, aunque ello haya supuesto ser despedida de algunas de las publicaciones donde colaboraba (como el New York Post). Dios no la abandonó: New York Daily la contrató como editora. Ahora ofrece conferencias en defensa de la castidad y en 2008 publicó el libro «La aventura de la castidad: encontrando satisfacción con tu ropa puesta». Así, de difusora de la revolución sexual ha pasado a publicista de la castidad, gracias a ese encuentro con Dios que transforma las vidas y los corazones.

Mito erótico de los 50, cristiana y provida

Jane Russell, mito erótico de los 50, cristiana y provida

Juanjo Romero  

Jane RussellMe impresionó un librito-entrevista de María Simma que leí hace años. María tuvo (murió en 2004) frecuentes revelaciones particulares y la «dolorosa» misión de acompañar y redimir almas del purgatorio, que no pudiendo merecer ya en su estado, acudían a ella para que supliese.

Las historias son variadas, pero muchas tienen en común el insatisfecho cumplimiento de la última voluntad del difunto: actos de restitución de fama y propiedades, de reparación y de amor y de Amor. Desde entonces me gusta contar conversiones y vidas ejemplares, tienen ese no-se-qué de Verdad, precisamente por sus sombras, que las convierten también en legados de restitución, reparación y amor y que llegan a dar sentido a una vida.

La de hoy es de ese tipo. He puesto la tirita antes de la herida, para malpensados, y es que la «cultura de la vida» se ha convertido en un encabritado caballo hacia Damasco del que se sirve el Señor para sacudir conciencias. Lo hemos comprobado con el recién fallecido Dr. Nathanson, o en vida con Antonielli, Paul Shenck, Raquel Welch, o la «atea de remate».

El martes murió Jane Russell, y la prensa se ha limitado a destacar lo mismo que C. Mejía Godoy«son tus perjumenes mujer, los que me sulibeyan», que, aun siendo evidente, no es lo más destacable de esta extraordinaria actriz (El forajido, Rostro pálidoLos caballeros las prefieren rubias) y sex-symbol de los 50′.Una vida accidentadase sometió a un aborto con 18 años y en la «operación» perdió la capacidad para tener hijos. Tiempo después, arrepentida, adoptó a tres hijos, y con la experiencia fundó la World Adoption International Agency, que ha ayudado en más de 40.000 casos. Tres matrimonios, caída en el alcoholismo, consiguió salir gracias a su fe. Cayó y se levantó, una y otra vez:

«Sin fe, nunca lo habría hecho», comentó unos meses después de la muerte de su tercer marido. «No sé cómo la gente puede sobrevivir a todos los desastres de la vida sin fe, sin conocer que el Señor nos ama y se preocupa por nosotros y tiene otro plan»

En una de sus últimas entrevistas, cuando le pidieron un consejo para aquellos que querían dedicarse al cine en Hollywood dijo:

—Si un cristiano está pensando entrar en la industria del cine, ¿qué consejo le daría?

Russell: Buena suerte, cariño

—¿Y si aún asi quiere?

Russell:Bien, adelante, hazlo, ¡por amor del Cielo!. Pero no tienes por qué romper los mandamientos del Señor en ello.

No fue católica, ni perteneció a ninguna denominación, pero se consideraba cristiana y activista provida, algo que debería ser un pleonasmo pero que, desgraciadamente, no lo es. Así quería ser recordada.

En lugar de flores para su entierro, la familia pidió que se donase el dinero al Care Net Pregnancy and Resource Center de Santa María (una red de centros para el cuidado de embarazadas, y que ha salvado muchas vidas). Descanse en paz.