Parece que el gobierno regional de Andalucía ha decidido retirar los crucifijos de las aulas de un colegio “por respeto a la pluralidad de la sociedad”. No es la primera vez que se plantea esta cuestión en países de antigua tradición católica. Dejando al margen otras posibles consideraciones, vale la pena recordar las palabras que la escritora Natalia Ginzburg (1916-1991) escribió el 25 de marzo de 1988 en el diario L’Unità (órgano entonces del Partico Comunista Italiano) a propósito de la exposición del crucifijo en los lugares públicos:
“El crucifijo no genera ninguna discriminación. No habla. Es la imagen de la revolución cristiana que ha difundido por el mundo la idea de igualdad entre los hombres, hasta entondes desconocida. La revolución cristiana ha cambiado el mundo. ¿Queremos tal vez negar que ha cambiado el mundo? Para los no católicos, el crucifijo puede ser simplemente la imagen de uno que ha sido vendido, traicionado, torturado y muerto en la cruz por amor de Dios y del prójimo. Quien es ateo cancela la idea de Dios, pero conserva la idea del prójimo. Cristo representa a todos porque nadie había dicho nunca que todos los hombres son iguales y todos hermanos”.
Ginzburg se consideraba agnóstica. De origen hebreo, experimentó en su propia carne la persecución nazi. De hecho, su primer marido -Leone Ginzburg- murió en la cárcel romana de Regina Coeli, en 1944, durante el control nazi-fascista de la ciudad. Quizá ese encuentro con la cruda realidad humana le hizo más sensible para entender el mensaje universal del crucifijo, hasta el punto de querer publicar esas consideraciones en L’Unitá. Ella misma fue elegida diputada comunista en 1983.
[Actualización, 12 junio] En Compostela se puede leer una traducción del texto completo del artículo, junto con algunos otros datos biográficos de la escritora .
Natalia es una de mis escritoras preferidas la adoro! Estoy muy de acuerdo con la reflexión sobre el crucifijo, aunque soy consciente de las polémicas que desata en el ámbito de la discusión de la escuela laica y las otras religiones que también querrán poner otros símbolos de igualdad en las aulas. Gracias, saludos.