Cinco reglas de oro para tratar a los adolescentes

Escrito por Andrés Barba

Muchos padres se quejan al llegar la adolescencia de la dificultad de comunicación con sus hijos. En esa época de la vida no basta que queramos comunicarnos, es necesario que ellos también lo deseen. La comunicación positiva es un intercambio de sentimientos, hay padres que se limitan al simple interrogatorio, lo que da lugar a respuestas – si las hay – monosilábicas. El breve documento adjunto trata de cinco reglas sencillas, basadas en la experiencia cotidiana de muchas familias, que pueden ayudar en la comunicación con hijos adolescentes.

1.- Darles oportunidad de ser responsables, delegándole responsabilidades.
Para eso tienen que saber que se confía en ellos y les consideramos capaces. La mejor forma de que aprendan lecciones es enseñarlas a otros, por eso es tan eficaz el que se haga responsable, por ejemplo, del cuidado de un hermano pequeño, en ausencia de sus padres o el que le explique una materia en la que necesita ayuda.
También en múltiples gestiones personales que pueden hacer por sí mismo en lugar de los padres.

2.- Haga que el adolescente participe de las discusiones, alegrías y preocupaciones de la familia.
Cuántas veces se oye esta queja por parte de los chavales: ¡Es que en mi casa no me cuentan nada! ¡Me entero por otras personas y me cae fatal!

A veces, por miedo a que no sufran no les comunicamos una adversidad familiar, hablamos entre nosotros y nos callamos cuando entra en la habitación: un problema económico, la enfermedad de un pariente cercano, etc.

Ante esta postura, el adolescente puede imaginarse que algo terrible está pasando, incluso exagerar en su cabeza dada a la fantasía las circunstancias, y lo que es peor, creer que son demasiado insignificantes como para que sus padres les tengan confianza.

Se les debe informar para que se involucren, colaborando – si pueden hacer algo – o rezando para que el problema se solucione.

Estas muestras de confianza nunca caen en saco roto, pues al comunicárselas los consideramos personas dignas de nuestra confianza, y ellos se considerarán adultos y dignos de la confianza de sus padres.

3.- De aquí se podría deducir otra regla Comuniquemos a nuestros hijos cómo nos sentimos.
Escuchar a los hijos sus opiniones, sentimientos, alegrías y dificultades constituye sólo un aspecto de la comunicación. También tenemos el derecho y la libertad para expresarles nuestros propios sentimientos y ser oídos: alegrías, cansancio, una buena o mala jornada laboral, etc.
Esta dualidad en la comunicación es imprescindible para lograr la confianza del adolescente porque constituye el verdadero diálogo.
No vamos a perder nuestro prestigio como padres cuando nuestros hijos aprendan a vernos como personas que se cansan y tienen buenos o malos momentos; es más es con esa persona con las que querrán comunicarse no con el padre o la madre ideal o perfectos porque sencillamente no existe.
La obediencia está muy relacionada con el cariño y el cariño se fomenta con el conocimiento real de una persona. Un adolescente que quiere a sus padres puede desobedecerles, pero se sentirá muy mal al hacerlo, el cariño a sus padres hará que él mismo se proponga rectificar.

4.- Otra regla importante es No dejar de exigirles en el plano moral y social.

Ante una mentira manifiesta, el hurto – coger dinero sin permiso – la incorrección ante otras personas de sus modales o faltas de respeto a algún miembro familiar – incluido el propio servicio – no deben ser nunca pasadas por alto.
No basta pedir perdón, a veces creen solucionado el problema, sino compensar con un detalle su falta.
En este tipo de conducta ser inflexibles, porque el adolescente necesita de esta exigencia, si ante una conducta de este tipo la pasamos por alto la traducirá como indiferencia o que no nos importa.

5.- La formación de un frente unido.

En todas las edades, pero aún más en la adolescencia, es importante el hecho de que los hijos vean que padre y madre van en la misma línea de exigencia.
Es importante la formación de un frente unido para la batalla, sobre todo en las cuestiones que consideréis importante que obedezcan, y eso os toca a vosotros decidirlo a lo mejor con papel y lápiz.
Estas normas de obligado cumplimiento hay que delimitarlas bien para no quemarse ni gastar cartuchos en balde.

Para un adolescente unos pantalones vaqueros gastados y un jersey puede ser su vestidura más usual y querida, conforme al grupo con el que se relaciona, otro tanto sucede con el pelo. Una actitud impositiva o sancionadora en estos casos puede ser contraproducente. Lo que no equivale a aceptar tales cosas. Se debe exigir limpieza, eso sí creo que es importante.

Las normas en las que tenemos que exigir obediencia debe ir, en mi opinión, hacia temas más transcendentales como por ej. la hora de llegada a casa, el no ir a dormir a casa de los amigos, etc., eso tenéis que decidirlo entre padre y madre y tratarlo muy claramente con el hijo.

En estas cosas si es muy necesario el frente unido que antes comentaba No nos encontremos en la situación en la que uno tenga que ser «el malo» mientras que el otro sea siempre «el bueno».

Los hijos aprenden muy pronto la divisa «divide y vencerás»; También saben distinguir muy bien cual de las partes, ese día, está agotado y -al no tener ganas de pelea tiende por el camino más fácil, que es ceder a su petición- con lo cual a la opinión contraria la pone en una situación conflictiva.

 

Más de 50 sectas satánicas actúan en España

Escrito por Juan Manuel Rodríguez (ageanet)

El mayor experto de la Iglesia española en estos temas tiene catalogados 54 grupos diabólicos. Más de 6.000 personas adoran a Lucifer en nuestro país. Las zonas de mayor implantación son el Levante y las grandes urbes como Barcelona. La Iglesia en España ha dado la voz de alarma. A través de Manuel Guerra, sacerdote de Burgos y máximo experto eclesiástico en estos temas -toda una autoridad dentro y fuera de nuestro país- ha denunciado a LA RAZÓN la existencia de más de 50 sectas satánicas operando de forma activa y peligrosa en la península. El culto al diablo se está generalizando y con ello diversos rituales satánicos. Según estos datos más de 6.000 personas estarían enganchadas a estos movimientos diabólicos. Madrid, Barcelona y, sobre todo, la Comunidad Valenciana son los lugares de mayor implantación de estos grupos. Está confirmado que tanto la secta «Toro» como «Hermanos de Changó» han practicado sacrificios humanos.

El poeta francés del siglo XIX P. Baudelaire afirmó que «la astucia más hábil del diablo es convencernos de que no existe». En el Occidente actual esa máxima parece cumplirse, pues, paradójicamente, junto al descreimiento generalizado proliferan las sectas satánicas y el culto al «Príncipe de este mundo».

Durante los últimos años la Iglesia, al tiempo que en ambientes católicos se relativiza -cuando no se niega- la existencia del demonio, ha insistido frecuentemente en la influencia de Satanás en el mundo. El propio cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha dicho que «La cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del terror de los demonios que le trajo el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo se apagara, a pesar de toda su sabiduría y de toda su tecnología, el mundo volvería a caer en el terror y en la desesperación. Y ya pueden verse signos de este retorno de las fuerzas oscuras, al tiempo que rebrotan en el mundo secularizado los cultos satánicos».

Demonismo en España

Nuestro país no es ajeno a ese rebrote. El sacerdote Manuel Guerra, catedrático en la Facultad de Teología del Norte de España, doctor en Filología Clásica y en Teología Patrística y el máximo experto en sectas de la Iglesia española, tiene catalogadas un total de 164 sectas satánicas, de las cuales más de 50 operan en el territorio español. Por su parte, José Antonio Fortea, párroco de Nuestra Señora de Zulema, en la diócesis de Alcalá de Henares, exorcista y estudioso de la Demonología, asegura que en España el número de estas sectas superaría las 100, de las cuales sólo en la Comunidad de Madrid estarían implantadas alrededor de 30.

Su número exacto, sin embargo, es muy difícil de determinar, ya que, como afirma Manuel Guerra a LA RAZÓN, «la mayoría de las sectas satánicas y sus grupos tratan de permanecer ocultas, desconocidas, a no ser para sus miembros y muy pocos más». «Prefieren dividirse y subdividirse a formar un grupo numeroso, que, aunque contaría con más fuerza, estaría más expuesto al desvelamiento de sus secretos y a las denuncias, con la consiguiente localización de los centros e identificación de sus adeptos, su represión y disolución».

Por razones tácticas el número de sus miembros suele ser muy reducido (entre 10 y 25), aunque algunas tienen varios grupos. Continuamente aparecen y desaparecen nuevas sectas demoníacas y en muchas ocasiones los miembros de unas no saben de la existencia de otras. Según Guerra el demonismo español está integrado por más de 6.000 personas. De ellas 2.000 pertenecen a sectas, algo más de 1.500 son creyentes en Lucifer, Satanás, etc., y mantienen relación con algunas de las sectas, aunque no estén incorporados a las mismas, y aproximadamente un grupo de 3.000 estaría dividido entre practicantes de magia negra, el ocultismo de signo satánico, el vampirismo o la brujería. El resto lo forman adeptos de la música heavy-metal en su vertiente satanista.

Las zonas de nuestro país donde más implantación tienen las sectas satánicas son el Levante, desde Barcelona hasta Valencia, provincias mediterráneas costeras como Murcia, Almería o Málaga, y en general todas las grandes ciudades. Madrid y Barcelona ocupan los primeros puestos por número de estas sectas, habiendo experimentado la segunda un aumento considerable en los últimos años.

Este actual auge del satanismo se debe, según Manuel Guerra, a numerosos factores, entre los que destacan «la profunda crisis de los principios y de los valores tanto religiosos como éticos. Una crisis agravada por el permisivismo, por el consumismo y por el laicismo, promovidos a veces por no pocos gobiernos occidentales». La «fascinación por lo oculto» es otro de los factores que influyen en este aumento del culto al diablo. Otros expertos como Giuseppe Ferrari, secretario general del italiano «Grupo de investigación e información sobre las sectas», indican que buena parte de las personas que llegan al satanismo lo hacen por frecuentar ambientes esotéricos, mágicos y ocultistas hasta llegar a habituarse a las ideas y prácticas de los mismos, al «deseo de ir más allá para experimentar nuevas vías de conocimiento», así como la participación en reuniones espiritistas para la evocación de seres particulares, donde no es difícil que se llegue a la «invocación de espíritus demoníacos».

Crímenes rituales y hornos crematorios

Los adeptos de las sectas satánicas celebran actos del culto demoniaco, tales como las misas negras o los robos de cálices y hostias consagradas para su profanación en misas u orgías rituales. También son frecuentes los sacrificios de animales e incluso en ocasiones humanos. El profesor Guerra dice que los relatos de crímenes rituales, sobre todo del satanismo, han disparado la imaginación popular que no conviene «exagerar ni generalizar» y que los números de muertos rituales en muchos casos aparecen hinchados. Por otro lado asegura que estas sectas utilizan «últimamente crematorios portátiles que permiten incinerar los restos en el acto mismo» y que «suelen comprar hijos de emigrantes, gitanos, etc. De esa forma nadie reclama y no puede iniciarse una investigación policial ni el proceso judicial». Testimonios de ex miembros de sectas satánicas han confirmado esta práctica. Según explican, embaucan a los padres del bebé que va a ser sacrificado, diciéndoles que éste irá a una familia que no puede tener hijos y que los padres han de renunciar a cualquier contacto posterior. Está confirmado que sectas españolas como la denominada «Toro» (única que se mantiene desde la Edad Media) o los «Hermanos de Changó» han practicado sacrificios humanos en sus rituales.

(Artículo publicado el «La Razón» de Madrid)

 

De la “muerte digna” a la eutanasia

De la “muerte digna” a la eutanasia a la carta, olvidando los cuidados paliativos

sábado, 18 de diciembre de 2010
R. Serrano / Ana Carmen Trujillano / Agea.net


Ageanet

Hace más de 25 años, en Holanda se empezó a hablar de “muerte digna”. Tal y como hizo el pasado viernes el vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, se advirtió de la necesidad de preservar la libertad de los enfermos terminales incurables. Como consecuencia, la asistencia al suicidio fue despenalizada en 1984.

Casi dos décadas después se aprobó la ley que regula la eutanasia, y Holanda se convirtió en el primer país en legalizar esta práctica. En principio, quedaba reservada para enfermos terminales que hubieran expresado su voluntad de ser ayudados a morir cuando no quedara nada que hacer por su vida. Pero en los años posteriores el debate se ha ampliado. ¿Qué hacer con los bebés que nacen gravemente enfermos? ¿Qué pasa cuando los enfermos están inconscientes? En cada caso se ha ido cediendo a favor de facilitar la muerte de estas personas.

¿Qué se entiende por eutanasia pasiva?

La suspensión, en casos de enfermos terminales, de todo tratamiento que sólo tenga como objetivo prolongar de forma artificial la vida.

¿Cuál es la diferencia con la activa?

En este caso, lo que se pretende es acabar con la vida del paciente, para lo que se emplean fármacos u otros medios. Es la modalidad legalizada en Holanda, Bélgica y Luxemburgo.

¿En qué consiste el suicidio asistido?

Este caso se da cuando un enfermo necesita de la intervención de un tercero para acabar con su vida, como ocurrió con el tetrapléjico gallego Ramón Sampedro. No necesariamente se trata (como en este caso) de enfermos terminales.

En general cuando actualmente se habla de “muerte digna” o de “eutanasia” se está haciendo referencia a la eutanasia activa.

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“Invitados” a morir

Como resultado, actualmente en Holanda «entre un 15 y un 20 por ciento de los casos de eutanasia, casi uno de cada cinco, no responde a una iniciativa del paciente». Así lo explica César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Comité de Bioética de España nombrado por el Ministerio de Sanidad y las autonomías. Nombela teme que, si sale adelante la Ley de Muerte Digna anunciada por el Ejecutivo, en unos años la situación sea similar a la de los Países Bajos, donde «muchas personas mayores consideran que la sociedad los invita a morir».

Por ello no es de extrañar que se haya producido un “efecto frontera” y muchas personas mayores de los Países Bajos hayan trasladado su residencia a ciudades limítrofes en Alemania.

“Turismo de la muerte”

Parece una exageración, pero las últimas reformas legales podrían conducir a este camino. La última iniciativa que se debate en Holanda es permitir el suicidio asistido para cualquier persona mayor de 70 años, aunque no padezca ninguna enfermedad. Sólo porque no le apetezca vivir más. Y no es el único país donde sucede algo similar.

Suiza no tiene legalizada la eutanasia, pero su Código Penal no castiga a quien ayuda a otro a suicidarse si no le mueven fines egoístas. Como consecuencia nació la Clínica Dignitas, que se ha convertido en los últimos años en epicentro del “turismo de la muerte”. Enfermos terminales, pero también personas que sufren dolencias crónicas, aunque no amenazan su vida a corto plazo o, simplemente, desean morir junto a su cónyuge acuden de todo el mundo para recibir un cóctel de fármacos letal.

Nombela no es el único que teme llegar a una situación similar. El presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, Javier Rocafort, es optimista respecto a la ley anunciada por el Gobierno, porque cree que mejorará la atención a terminales. Pero recuerda que «las personas no sólo sufren por dolor, sino por muchas causas. Por ejemplo, los parados sufren. ¿Podría ser la eutanasia una vía para acabar con su sufrimiento? Yo creo que es mejor ayudarles a buscar trabajo».

En cualquier caso, Nombela considera que la norma prometida, como mínimo, es innecesaria. «No hay una ley de vivienda digna, ni una de enseñanza digna. ¿Por qué una de muerte digna? Esto es sospechoso, porque ya tenemos una Ley de Autonomía del Paciente, que reconoce el derecho de los enfermos a rechazar tratamientos». A su juicio, «este tipo de iniciativas contribuyen a la cultura de la muerte», y aceptar la eutanasia como normal en el sistema sanitario supondría tanto como «aceptar la derrota de la Medicina».

Cuidados paliativos. En España sólo los recibe el 40% de los enfermos terminales

Un enfermo en fase terminal de Cataluña tiene muchas más posibilidades de morir sin dolor que uno que viva en Castilla-La Mancha. En su comunidad autónoma —de menor extensión geográfica y dispersión poblacional— cuenta con 131 unidades de cuidados paliativos, mientras el enfermo castellanomanchego cuenta con 16, de los que 10 son equipos de soporte a domicilio

Con este ejemplo se ilustran las “desigualdades autonómicas” que los profesionales del sector llevan décadas denunciando y que han hecho que menos de la mitad de los pacientes (un 40 por ciento) reciban una prestación sanitaria “que es un derecho”. Así lo explica Javier Rocafort, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal).

Esta sociedad científica ha saludado el anuncio de la Ley de Muerte Digna hecho por el Gobierno, porque espera que sirva para equiparar la atención de este grupo de pacientes “tan frágil” en toda España, pero no quiere ni oír hablar de eutanasia. «Esperamos que no se trate de legalizar la eutanasia, que no se confundan términos», señala Rocafort.

Y es que los médicos que se dedican a la atención al dolor creen que nada mejor que evitar el sufrimiento para cortar de raíz las peticiones de pacientes que quieren acabar con su vida. «No sufrir al final de la vida es posible, y con una buena atención se puede evitar por completo. No hay por qué plantear estas medidas», indica el presidente de la Secpal.

Sin embargo, y pese a esta posibilidad, la atención en nuestro país aún deja mucho que desear. «En un primer nivel, de cuidados paliativos básicos, éstos son accesibles para el 70 o el 80 por ciento de los enfermos», explica Rocafort.

Se refiere al control del dolor y el manejo psicológico que se ofrece a los pacientes en los centros de salud. Unos 250.000 enfermos están en situación cada año de recibir esta atención. Pero, cuando los síntomas “se complican” y hace falta “un equipo especializado”, cosa que le ocurre a aproximadamente la mitad de estos pacientes, la situación es peor, y aquí es cuando la atención no llega ni al 40 por ciento, según la Secpal.

Otras estimaciones menos optimistas apuntan a que sólo uno de cada cuatro pacientes que los necesitan reciben cuidados paliativos. Pero, lo más preocupante son las diferencias de una región a otra. Cataluña es un ejemplo de buenas prácticas, como también lo son la Comunidad de Madrid y Extremadura. En el otro extremo, las dos Castillas y Ceuta y Melilla (estas últimas dependen directamente de Sanidad) aún carecen de un plan específico. Por su parte, Andalucía es la única comunidad que cuenta con su propia ley de “muerte digna”, pero, paradójicamente «está más atrasada que otras regiones y no todas las zonas están dotadas de unidades de cuidados paliativos».

La receta, más equidad

Los especialistas en cuidados paliativos han reclamado al Gobierno una serie de medidas para mejorar esta atención. La primera “la dotación definitiva” de una red de dispositivos de cuidados paliativos para adultos y niños al alcance de todos los ciudadanos “de forma equitativa”. También reclaman agilidad en las ayudas a la dependencia, facilitar el acompañamiento de familiares y la acreditación oficial de los profesionales, además del apoyo a la investigación.

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La eutanasia con celofán de dignidad

Ana Carmen Trujillano

El Gobierno aprobará una ley sobre muerte digna, según ha anunciado el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Dice Don Alfredo que es una ley a la que «dan mucha importancia», ya que permitirá a cualquier ciudadano «tener el derecho a morir dignamente, que es tanto como decir morir sin dolor cuando la ciencia médica permite que así sea».

Además, ha reconocido que «todo el mundo puede entender esta ley» porque «casi todo el mundo ha tenido alguna situación de la naturaleza que va a regular». También, el portavoz del Gobierno ha explicado que «se produce cuando alguien en el pasillo de un hospital recibe a un médico que le dice que un familiar, su madre, su hermano o su mujer, está muy mal, que se muere irremediablemente, y lo que es peor, nos tememos que lo va a pasar muy mal de aquí a que se muera, va a sufrir, y el familiar le dice al médico si no lo podemos evitarlo».

El Gobierno lo que debería es preocuparse de que los ciudadanos vivan dignamente. Porque el pueblo no ha pedido la eutanasia, ni ha pedido el aborto, ni ha pedido el matrimonio homosexual, ni ha pedido la Educación para la Ciudadanía, lo que sí están pidiendo los cerca de cinco millones de parados es que se les ofrezca un puesto de trabajo, que se agilicen las listas de espera en la Sanidad y a las familias se les ayude con una ley para la maternidad. Eso es lo que necesita y pide el pueblo.

¿Ha olvidado el señor Zapatero lo que nos prometía cuando estaba en la oposición? «Me comprometo a gobernar para todos con humildad», «los españoles quieren y merecen que se les escuche».

En los años que lleva en el poder ni ha gobernado con humildad, ni ha escuchado a la mayoría de los ciudadanos, así que procure recuperar la memoria y recuerde lo que dijo un famoso médico: «si tienes un dolor insoportable no pidas la eutanasia, pide que te cambien de médico». A mi entender, pienso que usted y los suyos lo que quieren es acabar con aquellos que ya no producen y que sólo gastan.

(Publicados en La Razón y en ForumLibertas.com)

Matrimonio Católico por Internet

¿Soltero(a)? ¿Católico(a)?

Fe e internet: cuando el mundo digital y creer ayudan a encontrar la «media naranja»

Pululan portales donde se posibilita encontrar pareja. Varios son confesionales católicos que posibilitan el conocimiento a partir de la fe en miras a un posible matrimonio.

Actualizado 20 diciembre 2010

Jorge E. Mújica/ReL

«Estoy convencido que sin esta página web, no hubiera conocido al amor de mi vida. Y luego nos ha servido para crecer en nuestra relación». Son palabras de Bob, un varón que encontró al amor de su vida, Linda, gracias a su fe. Y a internet…

Fórmulas para encontrar pareja las hay de los más diversos estilos. La mayoría con fines moralmente inconvenientes. El hecho es que en el mundo digital pululan portales donde se posibilita encontrar a la «media naranja». Y en esta línea han nacido varios portales confesionales católicos que posibilitan el conocimiento a partir de la fe en miras a un posible matrimonio.

Es el caso de catolicossolteros.com (en inglés http://www.catholicsingles.com que también tiene el blog http://www.catholicsingles.com/blog/), un portal «para fe, amistad y amor», como dice su lema. Se trata de una iniciativa que permite establecer amistad y relaciones a partir de la fe. Ofrece correo electrónico, personas en línea para establecer comunicación, páginas personales, noticias y posibilidad de consultas a sacerdotes. No son pocas las historias de quienes han terminado unidos por algo más importante que el ordenador: un matrimonio (véanse ejemplos en este enlace).

Pero no es la única iniciativa. Solterosdelavemaria.com es otro portal que, gracias a los vínculos de fe, puede ayudar a encontrar a esa persona con la cual compartir el resto de la existencia (en inglés http://www.avemariasingles.com/): «Para utilizar bien este servicio, hay que estar dispuesto a hacer sacrificios heroicos, el Señor se encarga del resto. No pueden detenerte las barreras de la distancia física. Debes estar consciente que la persona que buscas pertenece a una especie rara, difícil de encontrar en estos tiempos, la de solteros católicos practicantes, comprometidos con su fe que comparten contigo una vocación sincera hacia el matrimonio católico y esperan llenos de fe discernir con la ayuda de Dios quien es la persona que se convertirá en su futuro esposo o esposa. Tenemos la esperanza que nuestros esfuerzos por reunir a estos raros ejemplares católicos en un mismo sitio te ayuden a realizar tus sueños. No nos caracterizamos por la cantidad, sino por la calidad humana de nuestros socios», dice el portal.

La sección testimonial donde varios matrimonios cuentan su experiencia no podía ser menos elocuente. Algunos incluso fueron recibidos por el Papa.

Estas dos grandes iniciativas no son las únicas aunque sí las más importantes. Ahí están también portales como http://parejacatolica.es/, Encuentro Cristiano (http://www.iktoos.com/, en siete idiomas) o BigChurch.com (http://www.bigchurch.com/, para cristianos en general).

La pregunta que podría venir como consideración moral es: ¿y esto es válido? ¿Es seguro?

Sobre lo primero no se debe olvidar que se trata de un medio –internet– éticamente neutro. La maldad o bondad que en él hay depende de quienes lo usan para bien o para mal. Y si en los casos que nos ocupan se utilizan para un fin bueno y adecuadamente, nada obsta usarlos.

Respecto al tema de la seguridad, es indudable que los dos primeros portales referidos ofrecen una garantía mayor de responsabilidad (en parte respaldados por los testimonios), pero no se puede perder de vista que en definitiva sólo son plataformas y que es el usuario el que debe poner todas las precauciones necesarias.

Las modernas plataformas digitales, concretamente en los casos apenas referidos, ponen de manifiesto el bien que se puede conseguir por medio de ellas cuando se les agrega la «pizca» de fe necesaria.