La parroquia anglicana de San Juan Evangelista en Calgary se une a la Iglesia Católica
La comunidad anglicana de San Juan Evangelista en Calgary se ha convertido en la primera parroquia anglicana de Canadá que da el paso de unirse a la Iglesia Católica, tras el ofrecimiento que el año pasado hizo Papa Benedicto XVI a los anglocatólicos en la «Anglicanorum Coetibus». El 90% de los parroquianos se han mostrado de acuerdo con la decisión.
(InfoCatólica) La hasta ahora comunidad eclesial anglicana se había manifestado previamente en contra de la ordenación de mujeres y del matrimonio homosexual. La estructura en la que se integrará la nueva parroquia católica está siendo puesta en marcha por el Arzobispo de Toronto y será con total seguridad un ordinariato.
Está previsto que la comunidad siga teniendo por párroco al presbítero anglicano que la dirigía hasta ahora, aunque él mismo habrá de recibir la ordenación sacerdotal en la Iglesia Católica. Casado y con dos hijos, se acogerá a las excepciones a la regla del celibato que la Iglesia concede a los pastores luteranos y anglicanos que se convierten al catolicismo y quieren seguir desempeñando un ministerio pastoral.
La propiedad del tempo no será objeto de disputa entre la diócesis anglicana y la diócesis católica debido a que el edificio es propiedad de quienes ahora piden ser aceptados en la plena comunión con la Iglesia Católica. En efecto, los parroquianos aseguran que el templo les pertenece, entre otras razones, porque han contribuido a su mantenimiento durante décadas, lo cual les da derecho legal sobre el mismo.
Para las madres y los padres, la relación con nuestros hijos es un espejo de cómo estamos.
Cuando estamos bien, alineados interiormente, con un buen control, regulación y aceptación de nuestras emociones y pensamientos, entonces la proactividad nos sale de forma natural. Ante el reto de educar día a día, estar bien es sinónimo de querer encontrar recursos, y encontrarlos.
Motivados por llevar a cabo la tarea más importante de nuestra existencia, y teniendo presente esta motivación, arrinconamos, habiéndolas aceptado, nuestras limitaciones, y construimos sobre nuestras fortalezas y las de ellos, nuestros hijos. Nuestra mirada se amplía y en lugar de ver defectos, vemos posibilidades de crecimiento.
Al trabajarnos interiormente, experimentamos en primera persona que nuestra limitación (pues, ¿quién no se sabe limitado?) – aunque en un primer momento nos haga sufrir- es una palanca de proyección y de crecimiento. Todo lo que te trabajes interiormente revierte en bien de los que te rodean, y si eres madre, o padre, en bien de tus hijos que, nos guste o no, van a ser reflejo de nuestras grandezas y nuestras pequeñeces. Sí, claro, con su propia originalidad.
A mi modo de ver vale la pena ocuparse en que lo pequeño, lo limitado, lo que oscurece nuestra mejor parte, no cobre protagonismo en nuestras relaciones, haciéndolas dramáticas, tristes, eufóricas… Cuando veamos que esto sucede, trabajémonos. Sin duda, la oración, la gracia son una gran ayuda. Pero caen en saco roto si, además, nosotros, con nuestras posibilidades humanas, no ponemos de nuestra parte. Si pensamos que todo el trabajo lo hace Dios, nos equivocamos. Dios hace su trabajo, el que le es propio, y si nosotros hacemos el nuestro, entonces él puede brillar a través de nosotros. Él nos da la luz para conocernos mejor, para orientarnos al mejor fin, para ir descubriendo poco a poco nuestra vocación; a nosotros nos toca organizar nuestra vida, actuar en base a lo que él nos permite conocer, y permitir que la bondad que forma parte de nuestro ser esencial se transforme en actos concretos, y de este modo, ser actuando lo que creemos.
Cuando estamos mal, pasa todo lo contrario, en nuestros hijos sólo vemos limitaciones, defectos, carga, y tomando el todo por la parte, nos dejamos llevar por arrebatos emocionales en los que descargamos nuestro cansancio y nuestra propia limitación. Y ellos, a cargar. Porque, mientras que nosotros sí podemos gestionarnos, ellos todavía no tienen herramientas para hacerlo. Cuando proyectamos nuestra propia limitación en nuestros hijos, unos preciados tesoros cuyo desarrollo está en nuestras manos, ya sea en forma de grito, sobreprotección, indiferencia o frialdad, les privamos del amor que necesitan de forma absoluta para un desarrollo armónico.
Animémonos pues a conocernos cada día mejor a nosotros mismos, para de ese modo, gestionarnos adecuadamente, y educar cada día mejor.
En Darjeeling, la región montañosa de la India fronteriza con Nepal, Bhután y Bangla Desh, los católicos y su obispo, Stephen Lepcha, están entusiasmados con lo que ya se llama «el milagro de Darjeeling» o «milagro de Sonada».
En el pueblo de Sonada hay una comunidad llamada Dirnberger Niketan. Allí, el pasado 20 de noviembre, un sacerdote y dos parejas predicaban un retiro a novicias claretianas. Una de las oradoras era una conversa del islam, una chica de Kerala (estado del sur de la India con mucha presencia católica) llamada Mary. De hecho, Mary se bautizó hace poco: el 7 de agosto.
El día 20 por la mañana, mientras Mary estaba rezando en una habitación, «se vieron de repente manchas de sangre en la pared al lado del crucifijo, y también empezó a salir sangre de las manos de Mary«, explica la agencia católica Ucanews. Después «otros crucifijos, rosarios y una gran estatua de la Virgen María de la casa empezaron también a sangrar«, explicó el obispo Lepcha, que tiene 58 años y ha servido toda su vida en Darjeeling.
Además, la joven Mary afirmó recibir un mensaje de la Virgen con tres mensajes muy cortos y directos: «que la gente se arrepienta de sus pecados», «llevad una vida santa», «rezad más». Esta «hoja de ruta» se ha impreso en inglés y bengalí y se ha colgado por la casa del retiro, por la que estos días han pasado más de 20.000 personas, incluyendo hindúes y musulmanes y hasta monjes budistas.
«Cosas poderosas» para la diócesis
El obispo explica que Mary además tenía otros dos mensajes: uno para los sacerdotes y otro para él. A los sacerdotes la Virgen les pedía «ser conscientes de cómo celebran la misa». Al obispo, la Virgen le prometía «cosas poderosas» en su diócesis.
El obispo explicó a la agencia Ucanews que en otra ocasión vio a la joven Mary caer en un «trance». El obispo, como si estuviera hablando con la Virgen, dijo entonces en voz alta que tenía un gran deseo de llevar el Evangelio a Bhutan, reino budista dentro de su diócesis donde la apenas hay unos mil católicos. «Yo iré allí», dijo Mary en trance y, quizá a través de ella, la Virgen.
El párroco local, el salesiano Padre Martin, afirmó que los crucifijos y los ojos de la imagen de la Virgen sangraron durante 4 días (del 20 al 24 de noviembre).
Además, el día 22 las dos manos de Mary empezarona sangrar y ella gritaba de dolor. El obispo Lepcha dice que con un algodón limpió las manos de sangre manos y no encontró agujero. De hecho, hay un vídeo (en el diario The Himalayan Beacon) muy nítido en que se ve la sangre en la mano, aunque no ninguna herida.
El obispo Lepcha declaró a Ucanews el 26 de noviembre que «nuestra gente está entusiasmada con este primer milagro público». En Occidente resulta de lo más inusual que un obispo se acerque tanto a un caso de posible acción milagrosa y se manifieste tan convencido, pero hay que tener en cuenta que el rebaño de monseñor Lepcha apenas tiene 33.000 bautizados y él lleva allí toda su vida.
El reino del dragón budista
Darjeeling es una diócesis montañosa de la India, en la encrucijada entre Nepal (país hinduísta), Bangla Desh (musulmán) y Bhután (budista). Aunque en la diócesis viven 2,3 millones de habitantes, sólo unos 33.000 son católicos. El obispo cuenta, eso sí, con bastante clero: 55 curas diocesanos, 90 religiosos (45 son sacerdotes) y 320 religiosas, repartidos en 35 parroquias.
Si el obispo lograra evangelizar Bhután, sin duda, estaría realizando «cosas poderosas». Pero hay posibilidades que hace pocos años no había. El informe 2010 de Ayuda a la Iglesa Necesitada explica que desde enero de 2008 el país es una monarquía parlamentaria que reconoce la libertad religiosa, aunque define el budismo mahayana como «legado espiritual de Bhután». El rey asume la responsabilidad de «protector de todas las religiones». La Constitución prohibe al Estado ejercer coacción sobre las elecciones de cargos religiosos. Las minorías cristianas empiezan a poder realizar obras de caridad y apostolado en un país muy, muy pobre y ya no hay restricciones a la entrada de religiosos extranjeros.
Sobre una población de 708.000 habitantes, en Bhután hay un 84% de budistas, 11% de hinduístas, 3,4% de animistas y un 1% de cristianos.
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