«LÉEME O LAMÉNTALO»

«LÉEME O LAMÉNTALO» ALMAS DEL PURGATORIO

Aprobación de Su Eminencia el Cardenal de Lisboa
Palacio Cardenalicio, Lisboa, 4 de marzo de 1936.
 

Aprobamos y recomendamos con todo el corazón este librito «Léeme o Laméntalo», por EDM (Engant de Marie, iniciales con las que se identifica el Padre O’Sullivan).

Aunque pequeño, está destinado a hacer grandes cosas entre los católicos, muchos de los cuales están increíblemente ignorantes acerca de la gran doctrina del Purgatorio. Como consecuencia, ellos hacen poco o nada para evitarlo para sí mismos y tampoco ayudan a las Almas Sufrientes que están en terribles tormentos, esperando por las Misas y las oraciones ofrecidas por ellos.

Es nuestro mas caro deseo que cada católico debiera leer este librito y que lo comunicara por todas partes, tanto como le sea posible.

Prefacio:

«Léeme o lamentalo»

 

El título es algo alarmante. Aún, estimado lector, si tú escudriñas este pequeño libro, verás por ti mismo cuán merecido es. El libro nos cuenta cómo salvarnos a nosotros mismos y a otros de un sufrimiento inenarrable. Algunos libros son buenos y algunos otros pueden ser de provecho. Otros son mejores y deben ser leídos sin falta. 

Hay, sin embargo, libros de tan excelente mérito por razón de sus consejos, la convicción que acarrean y la acción urgente a la que nos impulsa, que sería cabalmente alocado no leerlos.

«léeme o laméntalo» pertenece a esa clase de libros. Es por tu mayor interés, estimado amigo, que lo leas y releas, para ponderarlo bien y profundamente en sus contenidos. Nunca te arrepentirás de ello, por el contrario, grande y amargo será tu arrepentimiento si tu fallas en estudiarlo en sus sustanciosas páginas

 


¡AUXILIO, AUXILIO, SUFRIMOS MUCHO!
 

 

I: Nunca llegaremos a comprender lo suficientemente claro que una limosna, pequeña o grande, dada en favor de las almas sufrientes, se la damos directamente a Dios. El acepta y recuerda como si se la hubieran dado directamente a Él mismo. Así, todo lo que hagamos por ellas, Dios lo acepta hecho para El. Es como si lo aliviáramos o liberáramos a Él mismo del Purgatorio. En qué manera nos pagará! 

II. No hay mayor sed, pobreza, necesidad, pena, dolor, sufrimiento que se compare a los de las Almas del Purgatorio, por lo tanto no hay limosnas más merecidas, ni más placenteras a Dios, ni mérito más alto para nosotros, que rezar, pedir celebraciones de Misas, y dar limosnas en favor de las pobres Santas Almas.

III. Es muy posible que algunos de nuestros más cercanos y queridos parientes estén todavía sufriendo las purificantes penas del Purgatorio y llamándonos entre lastimosos gemidos para que los ayudemos y aliviemos.

IV. ¿¿No es terrible que seamos tan duros que no podamos pensar en ellos, ni tampoco podemos ser tan crueles que deliberadamente los olvidemos?

Por el amor de Cristo, hagamos todo, pero todo, lo que podamos por ellas.

Cada católico debería unirse a la Asociación de las Animas Benditas.

 

PURGATORIO:

«Tengan piedad de mí, tengan piedad de mí, por lo menos ustedes mis amigos, porque la mano del Señor me ha tocado» (Job 19:21). 

Esta es la conmovedora súplica que la Iglesia Purgante envía a sus amigos en la tierra.

Tierra, comiencen, imploren su ayuda, en respuesta a la angustia mas profunda. Muchos dependen de sus oraciones.

Es incomprensible como algunos católicos, aún aquellos que de una u otra forma son devotos, vergonzosamente desatienden a las almas del Purgatorio. Pareciera que no creen en el Purgatorio. Ciertamente es que sus ideas acerca de ello son muy difusas.

Días y semanas y meses pasan sin que ellos reciban una Misa dicha por ellas!

Raramente también, oyen Misa por ellos, raramente rezan por ellos, raramente piensan en ellos! Entretanto están gozando la plenitud de la salud y la felicidad, ocupados en sus trabajos; divirtiéndose, mientras las pobres almas sufren inenarrables agonías en sus lechos de llamas. Cuál es la causa de esta horrible insensibilidad? Ignorancia: gruesa, inexplicable ignorancia.

La gente no se da cuenta de lo que es el Purgatorio. No conciben las espantosas penas, ni tienen idea de los largos años que las almas son retenidas en esas horribles llamas. Como resultado, hacen poco o nada para evitarse a sí mismos el Purgatorio, y aún peor, cruelmente ignoran a las pobres almas que ya están allí y que dependen enteramente de ellos para ser auxiliadas.

Estimado lector, lee detenidamente este pequeño libro con cuidado y bendecirás el día que cayó en tus manos.

 

Capítulo Primero:  

¿QUE ES EL PURGATORIO?

Es una prisión de fuego en la cual algunas almas salvadas son sumergidas después de la muerte y en la cual sufren las mas intensas penas.

Aquí esta lo que los mas grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio.

Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.

Santo Tomás Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno, y que el mínimo contacto con él es mas aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra!

San Agustín, el mas grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas previo a ser aceptada en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego mas penetrante y mas terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida.

Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.

San Cirilo de Alejandría no duda en decir que «sería preferible sufrir todos los posibles tormentos en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio».

Otro gran Santo dice: Nuestro fuego, en comparación con el fuego del Purgatorio, es una brisa fresca».

Otros santos escritores hablan en idénticos términos de ese horrible fuego.

¿COMO ES QUE LAS PENAS DEL PURGATORIO SON TAN SEVERAS?

1. El fuego que vemos en la Tierra fue hecho por la bondad de Dios para nuestra comodidad y nuestro bienestar. A veces es usado como tormento, y es lo mas terrible que podemos imaginar.

2. El fuego del Purgatorio, por el contrario, está hecho por la Justicia de Dios para penar y purificarnos y es, por consiguiente, incomparablemente más severo.

3. Nuestro fuego, como máximo, arde hasta consumir nuestro cuerpo; hecho de materia, por el contrario el fuego del Purgatorio actúa sobre el alma espiritual, la cual es inexplicablemente mas sensible a la pena.

4. Cuanto mas intenso es el fuego, m as rápidamente destruye a su víctima; la cual por consiguiente cesa de sufrir; por cuanto el fuego del Purgatorio inflinge el mas agudo y la mas violenta pena, pero nunca mata al alma ni le quita sensibilidad.

5. Tan severo como es el fuego del Purgatorio, es la pena de la separación de Dios, la cual el alma también sufre en el Purgatorio, y esta es la pena mas severa. El alma separada del cuerpo anhela con toda la intensidad de su naturaleza espiritual estar con Dios. Es consumida de intenso deseo de volar hacia Él. Aun es retenida, y no hay palabras para describir la angustia de esa aspiración insatisfecha.

Qué locura, entonces, es para un ser inteligente como el ser humano negar cualquier precaución para evitar tal espantoso hecho.

Es infantil decir que no puede ser así, que no lo podemos entender, que es mejor no pensar o no hablar de ello. El hecho es que, ya sea lo creamos o no, todas las penas del Purgatorio están más allá de lo que podamos imaginar o concebir. Estas son las palabras de San Agustín.

Capítulo Segundo:

Sobre el purgatorio, ¿Puede todo esto ser verdad?

La existencia del Purgatorio es tan cierta que ningún católico ha tenido nunca una duda acerca de ello. Fue enseñado desde los tiempos más remotos por la Iglesia y fue aceptada con indubitable fe cuando la Palabra de Dios fue predicada. La doctrina es revelada en la Sagrada Escritura y creída por millones y millones de creyentes de todos los tiempos.

Aún, tal como lo hemos remarcado, las ideas de algunos son tan vagas y superficiales en este tema tan importante, que son como personas que cierran sus ojos y caminan deliberadamente en el filo de un precipicio.

Harían bien en recordad que la mejor manera de acortar nuestra estadía en el Purgatorio – o aún más, evitarlo- es tener una clara idea de ello, y de pensar bien en ello y adoptar los remedios que Dios nos ofrece para evitarlo.

No pensar en ello es fatal. Es cavarse a sí mismos la fosa, y prepararse para ellos mismos un terrorífico, largo y riguroso Purgatorio.

El Príncipe Polaco:

Hubo un príncipe polaco, que por una razón política, fue exiliado de su país natal, y llegado a Francia, compró un hermoso castillo allí.

Desafortunadamente, perdió la Fe de su infancia y estaba, a la sazón, ocupado en escribir un libro contra Dios y la existencia de la vida eterna.

Dando un paseo una noche en su jardín, el se encontró con una mujer que lloraba amargamente. Le preguntó el porqué de su desconsuelo.

¡Oh, príncipe, ella replicó, soy la esposa de John Marie, su mayordomo, el cual falleció hace dos días. El fue un buen marido y un devoto sirviente de Su Alteza. Su enfermedad fue larga y gasté todos los ahorros en médicos, y ahora no tengo dinero para ir a ofrecer una Misa por su alma».

El príncipe, tocado por el desconsuelo de esta mujer, le dijo algunas palabras, y aunque profesaba ya no creer más en la vida eterna, le dio algunas monedas de oro para tener la Misa por ella y su difunto esposo.

Un tiempo después, también de noche, el Príncipe estaba en su estudio trabajando febrilmente en su libro.

Escuchó un ruidoso tocar a la puerta, y sin levantar la vista de sus escritos, invitó a quien fuese a entrar. La puerta se abrió y un hombre entró y se paró frente al escritorio de Su Majestad.

Al levantar la vista, cuál no sería la sorpresa del Príncipe al ver a Jean Marie, su mayordomo muerto, que lo miraba con una dulce sonrisa.

Príncipe, le dijo, «vengo a agradecerle por las Misas que usted permitió que mi mujer pidiera por mi alma. Gracias a la Salvadora Sangre de Cristo, ofrecida por mí, Voy ahora al Cielo, pero Dios me ha permitido venir aquí y agradecerle por sus generosas limosnas».

Luego el agregó solemnemente «Príncipe, hay un Dios, una vida futura, un Cielo y un Infierno». Dicho esto, desapareció.

El Príncipe cayó de rodillas y recitó un ferviente Credo («Creo en Dios Padre Todopoderoso…»)

SAN ANTONINO Y SU AMIGO

Aquí hay una narración de diferente clase, pero no menos instructiva.

San Antonino, el ilustre Arzobispo de Florencia, relata que un piadoso caballero había muerto, el cual tenía un amigo en un convento Dominicano en el cual el Santo residía. Varias Misas fueron sufragadas por su alma.

El Santo se afligió mucho cuando, después de un prolongado lapso, el alma del fallecido se le apareció, sufriendo muchísimo.

«Oh mi querido amigo» exclamó el Arzobispo, estás todavía en el Purgatorio, tú, que llevaste tal piadosa y devota vida???»

«Así es, y tendré que permanecer aquí por un largo tiempo» replicó el pobre sufriente, «pues en mi vida en la Tierra fui negligente en ofrecer sufragios por las almas de Purgatorio. Ahora, Dios por su justo juicio aplica los sufragios que debían ser aplicados por mí, en favor de aquellos por los cuales debí haber rezado».

«Pero Dios, también, en su justicia, me dará todos los méritos de mis buenas obras cuando entre al Cielo; pero, primero de todo, tengo que expiar mi grave negligencia de no acordarme de los otros».

Tan ciertas son las palabras de Nuestro Señor «Con la vara con que mides serás medido».

Recuerda, tú que lees estas líneas, el terrible destino de ese piadoso caballero será el de aquellos que desechan orar y rehúsan ayudar a las Santas Almas.

Capítulo Tercero:  

¿Cuánto tiempo las almas permanecen en el Purgatorio?

La extensión en tiempo por la cual las almas permanecen en el Purgatorio depende de:

a) el número de sus faltas;

b) la malicia y la deliberación con que éstas fueron realizadas;

c) la penitencia hecha, o no, la satisfacción hecha, o no, por los pecados cometidos durante la vida;

d) Y también depende de los sufragios ofrecidos por ellos después de sus muertes.

Lo que se puede decir con seguridad es que, el tiempo que las almas pasan en el Purgatorio es, por regla general, mucho más larga que la gente puede imaginar.

Extraeremos algunas citas de libros que hablan de la vida y las revelaciones de los Santos.

San Luis Bertrand : su padre era un ejemplar cristiano, como naturalmente se podía esperar, siendo el padre de tan gran Santo. En un tiempo deseó llegar a ser un Monje Cartujo, hasta que Dios le hizo ver que no era Su voluntad.

Cuando murió, luego de largos años de practicar cada virtud cristiana, su hijo completamente al cuidado de los rigores de la justicia Divina, ofreció algunas Misas y elevó las más fervientes súplicas por el alma del cual el amó tanto.

Una visión de su padre en el Purgatorio lo obligó a multiplicar centenares de veces sus sufragios. Agregó las más severas penas y largos ayunos a sus Misas y oraciones. Aún ocho años completos pasaron antes que obtuviera la liberación de su padre.

San Malaquías tenía una hermana todavía en el Purgatorio, lo cual hizo que redoblara sus esfuerzos, y asimismo, a pesar de las Misas, oraciones y heroicas mortificaciones ofrecidas por el Santo, permaneció varios años retenida!!!

Se cuenta que una santa monja en Pamplona, la cual logró liberar varias Carmelitas del Purgatorio, las cuales permanecieron allí por el término de 30 a 40 años!!!

Monjas Carmelitas en el Purgatorio por 40, 50 o 60 años! Cuál será el destino de aquellos que viven inmersos en las tentaciones del Mundo, y con sus cientos de debilidades?

San Vicente Ferrer, después de la muerte de su hermana, oró con increíble fervor por su alma y ofreció varias Misas por su liberación. Ella apareció al Santo al final de su Purgatorio, y le contó que si no fuera por su poderosa intercesión ante Dios, ella hubiera estado allí interminable tiempo.

En la Orden Dominicana es regla general orar por los Superiores en el aniversario de sus muertes. Algunos de estos han muerto varios siglos atrás! Ellos fueron hombres eminentes por su piedad y sabiduría. Esta regla no sería aprobada por la Iglesia si no fuera necesaria y prudente.

No queremos significar con esto que todas las almas están retenidas por tiempos iguales en los fuegos expiatorios. Algunas han cometido faltas leves y han hecho penitencia en vida. Por lo tanto, su castigo será mucho menos severo.

Todavía, las citas que hemos puesto aquí son muy oportunas. Si esas almas, quienes gozaron del trato, quienes vieron, siguieron, y tuvieron la intercesión de grandes santos, son retenidas largo tiempo en el Purgatorio, qué será de nosotros que no gozamos ninguno de esos privilegios?

¿PORQUE UNA EXPIACION TAN PROLONGADA?

Las razones no son difíciles de entender.

1. La malicia del pecado es muy grande. Lo que a nosotros nos parece una pequeña falta en realidad una seria ofensa contra la infinita bondad de Dios. Es suficiente ver cómo los Santos se condolieron sobre sus faltas.

Somos débiles, es nuestra tendencia. Es verdad, pero entonces Dios nos ofrece generosamente abundantes gracias para fortalecernos; nos da la luz para ver la gravedad de nuestras faltas, y la fuerza necesaria para conquistar la tentación. Si todavía somos débiles, la falta es toda nuestra. No usamos la luz y la fortaleza que Dios nos ofrece generosamente; no rezamos, no recibimos los Sacramentos como debiéramos.

2. Un eminente teólogo remarca que si las almas son condenadas al Infierno por toda la eternidad por el pecado mortal, no hay que asombrarse que otras almas debieran ser retenidas por largo tiempo en el Purgatorio quienes han cometido deliberadamente incontables pecados veniales, algunos de los cuales son tan graves que al tiempo de cometerlos el pecador escasamente distingue si son mortales o veniales. También, ellos pueden haber cometido algunos pecados mortales por los cuales tuvieron poco arrepentimiento e hicieron poca o ninguna penitencia. La culpa ha sido remitida por la absolución, pero la pena debida por los pecados tendrá que ser pagada en el Purgatorio.

Nuestro Señor nos enseña que deberemos rendir cuentas por cada palabra que decimos y que no dejaremos la prisión hasta que no hayamos pagado hasta el último céntimo.(Mt 5:26).

Los Santos cometieron pocos y leves pecados, y todavía ellos sienten mucho y hacen severas penas. Nosotros cometemos muchos y gravísimos pecados, y nos arrepentimos poco y hacemos poca o ninguna penitencia.

PECADOS VENIALES:

Sería dificultoso calcular el inmenso número de pecados veniales que un católico comete.

!) Hay un infinito numero de faltas en el amor, egoísmo, pensamientos, palabras, actos de sensualidad, también en cientos de variantes; faltas de caridad en el pensamiento, palabra, obra, y omisión. Holgazanería, vanidad, celos, tibieza y otras innumerables faltas.

2) Hay pecados por omisión que no pagamos. Amamos tan poco a Dios, y Él clama cientos de veces por nuestro amor. Lo tratamos fríamente, indiferentemente y hasta con ingratitud.

Él murió por cada uno de nosotros. Le hemos agradecido como se debe? Él permanece día y noche en el Santísimo Sacramento del Altar, esperando por nuestras visitas, ansioso de ayudarnos. Cuan a menudo vamos a Él? Él ansía venir a nosotros en la Santa Comunión, y lo rechazamos. El se ofrece a Si Mismo por nosotros cada mañana en el Altar en la Misa y da océanos de gracias a aquellos que asisten al Santo Sacrificio. Aún algunos son tan holgazanes de ir a Su Calvario! Qué abuso de gracias!

3) Nuestros corazones están llenos de amor a sí mismos, duros. Tenemos hogares felices, espléndida comida, vestido, y abundancia de todas las cosas. Muchos de nuestros prójimos viven en el hambre y la miseria, y le damos tan poco, mientras que vivimos en el despilfarro y gastamos en nosotros mismos sin necesidad.

4) La vida nos fue dada para servir a Dios, para salvar nuestras almas. Muchos cristianos, sin embargo, están satisfechos de rezar cinco minutos a la mañana y cinco a la noche!! El resto de las 24 horas están dedicados al trabajo, descanso y placer. Diez minutos a Dios, a nuestras almas inmortales, al gran trabajo de nuestra salvación. Veintitrés horas y cincuenta minutos a esta transitoria vida! Es justo para Dios?

Nuestros trabajos, nuestros descansos y sufrimientos deberían ser hechos para Dios!

Así debería ser, y nuestros méritos serían por supuesto grandes. La verdad es que hoy día pocos piensan en Dios durante el día. El gran objetivo de sus pensamientos son ellos mismos. Ellos piensan y trabajan y descansan para satisfacerse a sí mismos. Dios ocupa un pequeñísimo espacio en sus días y sus mentes. Esto es un desaire a Su Amantísimo Corazón, el cual siempre piensa en nosotros.

Y AHORA, LOS PECADOS MORTALES:

5) Muchos cristianos cometen, desafortunadamente, pecados mortales durante sus vidas, pero aunque los llevan al Sacramento de la confesión, no hacen satisfacción por ellos, como ya hemos dicho.

San Beda el venerable, opina que aquellos que pasan gran parte de su vida cometiendo graves pecados y confesándolos en su lecho de muerte, pueden llegar a ser retenidos en el Purgatorio hasta el Día Final.

Santa Gertrudis en sus revelaciones dice que aquellos que cometen muchos pecados graves y que no hayan hecho penitencia no gozan de ningún sufragio de la Iglesia por un considerable tiempo!

Todos esos pecados, mortales o veniales, se acumulan por 20,30,40,60 años de nuestras vidas. Todos y cada uno deberán ser expiados para después de la muerte.

Entonces, es de asombrarse que algunas almas tengan que estar en el Purgatorio por tanto tiempo?

 

Capítulo Cuarto:

¿PORQUE Y PARA QUE REZAR POR LAS ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO?

El gran Mandamiento de Nuestro Señor Jesucristo es que nos amemos los unos a los otros, genuina y sinceramente. El Primer Gran Mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. El Segundo, o mejor dicho el corolario del Primero, es amar al prójimo como a nosotros mismos. No es un consejo o un mero deseo del Todopoderoso. Es Su Gran Mandamiento, la base y esencia de Su Ley. Es tanta la verdad encerrada en esto que El toma como donación todo aquello que hacemos por nuestro prójimo, y como un rechazo hacia El cuando rechazamos a nuestro prójimo.

Leemos en el Evangelio de San Mateo ( Mt 25:34-46), las palabras de Cristo que dirigirá a cada uno en el Día del Juicio Final.

Algunos católicos parecen pensar que su Ley ha caído en desuso, pues en estos días existe el egoísmo, el amor a sí mismo, y cada uno piensa en sí mismo y en su engrandecimiento personal.

«Es inútil observar la Ley de Dios en estos días», dicen, «cada uno debe mirar por sí mismo, o te hundes».

No hay tal cosa! La ley de Dios es grandiosa y todavía y por siempre tendrá fuerza de ley. Por eso, es mas que nunca necesaria, mas que nunca nuestro deber y por nuestro mayor interés.

ESTAMOS MORALMENTE OBLIGADOS A ROGAR POR LAS ANIMAS BENDITAS

Siempre estamos obligados a amar y ayudar al otro, pero cuanto mayor es la necesidad de nuestro prójimo, mayor y mas estricta es nuestra obligación. No es un favor que podemos o no hacer, es nuestro deber; debemos ayudarnos unos a otros.

Sería un monstruoso crimen, por caso, rehusar al poder y desposeído el alimento necesario para mantenerse vivo. Sería espantoso rehusar la ayuda a alguien en una gran necesidad, pasar de largo y no extender la mano para salvar a un hombre que se está hundiendo. No solamente debemos ayudar cuando es fácil y conveniente, sino que debemos hacer cualquier sacrificio para socorrer a nuestro hermano en dificultades.

Ahora, qué puede estar más urgido de caridad que las almas del Purgatorio? Qué hambre o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus mas terribles sufrimientos? Ni el pobre, ni el enfermo, ni el sufriente que vemos a nuestro alrededor necesitan de tal urgente socorro. Aún encontramos gente de buen corazón que se interesa en los sufrientes de esta vida, pero, escasamente encontramos a gente que trabaja por las Almas del Purgatorio!

Y quién puede necesitarnos más? Entre ellos, además, pueden estar nuestras madres, nuestros padres, amigos y seres queridos.

DIOS DESEA QUE LAS AYUDEMOS.

Ellas son los amigos más queridos. El desea ayudarlos; El desea mucho tenerlos cerca de Él en el Cielo. Ellas nunca más lo ofenderán, y están destinadas a estar con Él por toda la Eternidad. Verdad, la Justicia de Dios demanda expiación por los pecados, pero por una asombrosa dispensación de Su Providencia El pone en nuestras manos la posibilidad de asistirlos, El nos da el poder de aliviarlas y aún de liberarlas. Nada le place mas a Dios que les ayudemos. El está tan agradecido como si le ayudáramos a El.

NUESTRA SEÑORA QUIERE QUE LOS AYUDEMOS:

Nunca, nunca una madre de esta tierra amó tan tiernamente a sus hijos fallecidos, nunca nadie consuela como María busca consolar sus sufrientes niños en el Purgatorio, y tenerlos con Ella en el Cielo. Le daremos gran regocijo cada vez que llevamos fuera del Purgatorio a un alma.

LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO NOS DEVUELVEN EL MIL POR UNO:

Pero qué podremos decir de los sentimientos de las Santas Almas? Sería prácticamente imposible de describir su ilimitada gratitud con para aquellos que las ayudan! Llenas de un inmenso deseo de pagar los favores hechos por ellas, ruegan por sus benefactores con un fervor tan grande, tan intenso, tan constante, que Dios no les puede negar nada. Santa Catalina de Bologna dice:»He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho mas grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)».

Cuando finalmente son liberadas de sus penas y disfrutan de la beatitud del Cielo, lejos de olvidar a sus amigos de la Tierra, su gratitud no conoce límites. Postradas frente al Trono de Dios, no cesan de orar por aquellos que los ayudaron. Por sus oraciones ellas protegen a sus amigos de los peligros y los protegen de los demonios que los asechan.

No cesan de orar hasta ver a sus benefactores seguros en el Cielo, y serán por siempre sus más queridos, sinceros y mejores amigos.

Si los católicos solamente supieran cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Animas benditas, no serían tan remisos de orar por ellos.

LAS ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO PUEDEN ACORTAR NUESTRO PROPIO PURGATORIO:

Otra gran gracia que obtenemos por orar por ellas es un corto y fácil Purgatorio, o su completa remisión!

San Juan Massias, sacerdote dominicano, tenía una maravillosa devoción a las Almas del Purgatorio. El obtuvo por sus oraciones (principalmente por la recitación del Santo Rosario) la liberación de un millón cuatrocientas mil almas!!! En retribución, el obtuvo para sí mismo las más abundantes y extraordinarias gracias y esas almas vinieron a consolarlo en su lecho de muerte, y a acompañarlo hasta el Cielo.

Este hecho es tan cierto que fue insertado por la Iglesia en la bula de decretaba su beatificación.

El Cardenal Baronio recuerda un evento similar.

Fue llamado a asistir a un moribundo. De repente, un ejército de espíritus benditos apareció en el lecho de muerte, consolaron al moribundo, y disiparon a los demonios que gemían, en un desesperado intento por lograr su ruina. Cuando el cardenal les preguntó quiénes eran, le respondieron que eran ocho mil almas que este hombre había liberado del Purgatorio gracias a sus oraciones y buenas obras. Fueron enviadas por Dios, según explicaron, para llevarlo al Cielo sin pasar un solo momento en el Purgatorio.

Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos. Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para esta Santa, el pensó en molestarla su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas. Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Angeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a su querida Santa. El le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las ánimas benditas, le llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

El Beato Enrique Suso, de la Orden Dominicana, hizo un pacto con otro hermano de la Orden por el cual, cuando el primero de ellos muriera, el sobreviviente ofrecería dos Misas cada semana por su alma, y otras oraciones también. Sucedió que su compañero murió primero, y el Beato Enrique comenzó inmediatamente a ofrecer las prometidas Misas. Continuó diciéndolas por un largo tiempo. Al final, suficientemente seguro que su santamente muerto amigo había alcanzado el Cielo, cesó de ofrecer las Misas. Grande fue su arrepentimiento y consternacion cuando el hermano muerto apareció frente a él sufriendo intensamente y reclamándole que no hubo celebrado las Misas prometidas. El Beato Enrique replicó con gran arrepentimiento que no continuó con las Misas, creyendo que su amigo seguramente estaría disfrutando de la Visión Beatífica pero agregó que siempre lo recordaba en sus oraciones. «Oh hermano Enrique, por favor dame las Misas, pues es la Preciosísima Sangre de Jesús lo que yo más necesito» lloraba la sufriente alma. El Beato recomenzó a ofrecerlas, y con redoblado fervor, ofreció Misas y ruegos por su amigo hasta que recibió absoluta certeza de su liberación. Luego fue su turno de recibir gracias y bendiciones de toda clase por parte de su querido hermano liberado, y muchas más veces que las que hubiera esperado.

Capítulo Quinto:

COMO PODEMOS AYUDAR A LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO:

1. La primera medida es unirse a la Asociación de las Santas Almas. Las condiciones son simples.

a) Tener tu nombre registrado en el Libro de la Asociación.

b) Oír Misa una vez a la semana (basta con la Misa del domingo) por las Santas Almas.

c) Rezar y promover la devoción a las Animas Benditas.

d) Contribuir una vez al año con un donativo a la Asociación, lo cual permite a la Asociación tener Misas perpetuas cada mes.

(Si se desean Misas espaciales por las Animas Benditas, es importante mencionar cuántas Misas se quieren).

Aquellos que desean unirse y no tienen la Asociación en sus Parroquias, pueden enviar sus nombres, direcciones y limosnas anuales a la Asociación de las Santas Almas, Hermanas Dominicas del Perpetuo Rosario, Monasterio Pio XII, Rua do Rosario 1, 2495, Fatima, Portugal. Esta Asociación está aprobada por el Cardenal Arzobispo de Lisboa.

2. La segunda medida para ayudar a las Animas Benditas, es pidiendo Misas ofrecidas por ellas. Esta es ciertamente la mas eficaz de las medidas para liberarlas.

3. Aquellos que no puedan ofrecer Misas, deberían asistir a cuanta Misa fuera posible por su intención.

Un hombre joven que ganaba un salario muy modesto le contó al autor de este libro: » Mi esposa murió unos años antes. Tengo 10 misas ofrecidas por ella. No puedo hacer mas por ella, pero oí 1000 misas por su querida alma.

4. La recitación del Santo Rosario (con sus grandes indulgencias) y hacer el Vía Crucis (el cual es ricamente dador de indulgencias), son excelentes vías de ayuda a las almas.

san Juan Masias, como vimos, liberó del Purgatorio más de un millón de almas, principalmente recitando el Santo Rosario y ofreciendo sus indulgencias por ellas.

5. Otra fácil y eficaz forma de ayuda es la recitación constante de oraciones breves que contengan indulgencias (aplicando dichas indulgencias en favor de las almas del Purgatorio) Mucha gente tiene la costumbre de decir 500, ó 1000 veces cada día la pequeña jaculatoria «Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío», o la sola palabra «Jesús». Estas son las mas consoladoras devociones; ellas traen océanos de gracias a quien las practican y dan inmenso alivio a las Santas Almas.

Aquellos que digan las jaculatorias 500, ó 1000 veces, ganan 300.000 días de indulgencias(ochocientos veintiun años de indulgencias)!!! Qué multitud de almas podemos liberar!!! Cuánto no será la cantidad de almas liberadas al cabo de un mes, de un año, de cincuenta años? Y a los que no dicen las jaculatorias… que inmenso número de gracias y favores habrán perdido! Es bastante posible-aunque no fácil- decir esas jaculatorias 1000 veces al día. Pero si no puedes decir 1000, por lo menos dilas 500, o 200 veces diarias.

6. Todavía otra poderosa oración es: «Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las Misas dichas en el mundo en este día, por las Almas del Purgatorio».

Nuestro Señor mostró a Santa Gertrudis un vasto número de almas dejando el Purgatorio (cerca de 1000 cada vez que se la recitaba!)y yendo al Cielo como resultado de esta oración, la cual la Santa acostumbraba decir frecuentemente durante el día.

7. El acto heroico: consiste en ofrecer a Dios en favor de las Almas del Purgatorio todos los trabajos de satisfacción que practicamos en nuestra vida y todos los sufragios que serán ofrecidos para nosotros después de nuestra muerte. Si Dios premia tan abundantemente la mas insignificante limosna dadas por un pobre hombre en Su nombre, que inmensa recompensa Él no dará a aquellos que ofrecen sus trabajos de satisfacción en vida y muerte por las Almas que Él ama tanto.

Este acto no evita que los sacerdotes ofrezcan Misas por las intenciones que ellos deseen, o que los laicos no recen por algunas personas u otras intenciones. Aconsejamos a todos realizar este acto.

LAS LIMOSNAS AYUDAN A LAS SANTAS ALMAS:

San Martin dio la mitad de su manto a un pobre mendigo, sólo para darse cuenta después que se lo había dado a cristo. Nuestro Señor apareció al Santo y le agradeció.

El Beato Jordán de la Orden Dominica, nunca podía rehusar dar limosnas cuando se lo pedían en el nombre de Dios. Un día el se había olvidado su monedero. Un pobre hombre imploraba una limosna por el amor de Dios. En vez de descartarlo, Jordán, por entonces un estudiante, le dio su mas preciado cinturón, el cual el apreciaba mucho. Poco tiempo después, el entró a una Iglesia y encontró su cinturón circundando la cintura de una imagen de Cristo Crucificado. El también, había dado sus limosnas a Cristo. Todos damos limosnas a Cristo.

CONCLUSION:

Dar todas las limosnas que podamos.

Pedir todas las Misas que estén en nuestro poder.

Escuchar todas las Misas, cuantas mas, mejor.

Ofrecer todas nuestras penas y sufrimientos por la liberación de las Almas del Purgatorio.

Liberaremos incontable cantidad de Almas del Purgatorio, las cuales nos pagarán 10000 veces mas.


Un bautizo en la UVI de una niña sindrome de Down

Otro angelote. Esta vez, es un ángel niña: acaba de nacer. Fátima se llama. De momento, la niña respira por sí misma y no necesita asistencia, aunque los problemas cardiacos pueden empezar en cualquier momento y habrá que medicarla, y esperar dos o tres meses para someterla a la primera intervención y recomponer su corazón. A los dos o tres años, se le hará una segunda operación.

Fátima tiene por delante un arduo camino, mientras no sabe si tirar para el cielo o quedarse con nosotros. Pero Fátima vive. Macarena y Quisco, sus padres: «¡El ejemplo que estáis dando a todos los que se acercan a vosotros es impresionante! Una vez os dije que, como Dios bendice con la Cruz, a vosotros os había bendecido con las dos manos y esperaba algo importante de vosotros.

Ese algo importante puede ser el intenso apostolado que estáis haciendo con vuestro testimonio. Recuerdo el bautizo de Fátima, en la UVI, con media docena de niños con problemas y otra media docena de enfermeras pendientes de ellos. Y ese sacerdote joven rodeado por vosotros, los abuelos y la madrina». Aquel buen sacerdote empezó la ceremonia del bautizo e iba desgranando la liturgia del sacramento, mientras contestábamos en voz alta, y las enfermeras callaban y contemplaban atónitas lo que ocurría. El joven sacerdote, que llevaba toda la ceremonia conteniendo sus lágrimas, cuando una enfermera levantó la tapa de la incubadora para permitirle verter una dedada de agua, ya no pudo más e hizo unos conmovedores pucheros que llenaron de lágrimas nuestras gargantas e hicieron que no pudiésemos rezar el Padrenuestro.

Ha sido el bautizo más impresionante al que he asistido. Cuando hoy se mata, se masacra, se tira a la basura, se abandona a miles de criaturas -y esto lo sabían muy bien las enfermeras-, en aquella ceremonia había una madre guapísima y sonriente, llena de ternura por su niña, y un padre que, con intenso amor, arropaba a la madre y a la niña, y les hacía mil fotografías.

Allí no había muerte, había vida, una enorme fe, unos corazones llenos de esperanza, una naturalidad sostenida por la Providencia, mientras Fátima, la niña, sumida en un sosegado sueño, no sabía si tirar para el cielo o quedarse aquí, con nosotros.

Santiago Mata
Publicada en Alfa y Omega

Padre Pío: un nuevo y novedoso libro

El Padre Pío sigue vivo hoy. Lo sabemos quienes, a través de la oración, mantenemos una relación de confianza con él. Lo atestiguan también decenas de testimonios en un nuevo libro que sale HOY a la venta sobre el Padre Pío. El título: Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas (Libros Libres). Escrito por José María Zavala, quien ha experimentado en carne propia la acción del santo en su vida, es, entre otras cosas, una recopilación de testimonios muy actuales, algunos de este mismo año, 2010.

Frases como “Yo he visto al Padre Pío”, o “Mi historia no es la de un gran milagro, sino la de muchos pequeños milagros que el Padre Pío ha obrado en mi corazón”, dan inicio al relato de experiencias conmovedoras sobre la acción del santo en la vida de muchas personas.

O la experiencia de un radiólogo de conocido prestigio, con una grave lesión ocular, que queda sanado, en abril de 2010, de forma milagrosa. Cuenta: “los médicos no daban crédito a mi repentina curación: la tensión ocular había disminuido hasta 10 (de 20-22) La cirugía carecía ya de sentido. Tratando de convencerse, los especialistas me sometieron a múltiples revisiones que confirmaron la milagrosa curación”.

También se puede leer el hermoso testimonio de María Vallejo Nájera, quien explica cómo el Padre Pío la ayuda a cuidar de su madre enferma cuando ella no puede atenderla por diversos motivos. Dice: “En esos casos – sobre todo, si estoy de viaje – , rezo al Padre Pío, implorándole: ´Padre, hoy no puedo ir a ver a mamá. Por favor, llévale tú la Santa Comunión desde el Cielo, como sacerdote santo que eres.´ (…) Sin ver nada, algo en lo más profundo del alma me dice que el Padre Pío atiende mis súplicas…”

Son sólo una muestra de los “Milagros de Hoy” que constituyen la segunda parte del libro. Ni siquiera los he tenido que seleccionar. Todos son de lo más llamativos, con nombre y apellidos. Todos cuentan la acción concreta del Padre Pío en su vida, y cómo ésta se ha transformado para orientarse en el camino al cielo, viviéndolo ya aquí.

La primera parte del libro se titula “El Gigante”, una amena semblanza del Padre Pío, hecha desde el relato que ha recogido el autor de los testimonios aún vivos hoy que tuvieron ocasión de conocer al Padre Pío personalmente. Son ya ancianos, pero cuando hablan del Padre Pío, parece que lo que te estén contando sucediera ayer mismo, por lo vívido de la narración.

Y la tercera parte es una recopilación de los testimonios recogidos en los documentos de la causa de canonización del Padre Pío. Por ejemplo, podemos leer: “La señorita Cleonice Morcaldi, en sus “Testimonios sobre el Padre Pío” anota que el Siervo de Dios, antes de escucharla en confesión, le dijo: “Yo conozco tu alma como tú conoces tu rostro en el espejo, y antes de que hables ya sé lo que quieres decir…” Y era verdad…

Curaciones, conversiones, profecías, perfumes, escrutación de los corazones, bilocaciones y más prodigios es lo que se puede leer en esta tercera parte. Testimonios sintéticos, y en su brevedad, llenos de elocuencia.

Finalmente, decir que tiene cuatro cuadernillos de fotos a todo color, muchas de ellas inéditas, bien editadas, y que constituyen ya por sí mismas un documento que vale la pena tener.

Un libro que puede leerse de un tirón o no, pues los testimonios son independientes. Es nuevo pero sobre todo novedoso por lo inédito de su contenido. Un libro que nos acerca de forma real al santo a nuestra vida cotidiana, con una gran belleza y realidad. Una ayuda para la fe y el acercamiento a Dios.

Georgina Trías
www.georginatrias.wordpress.com

El Mensaje de Garabandal en Australia

John Leriou y su esposa Helen.

Un ateo y una protestante se convierten en fervientes católicos difundiendo el Mensaje de Nuestra Señora de Garabandal.

Helen y John, poco después de su boda en 1980.

El Mensaje de Garabandal en Australia

Un Prodigio de la Gracia Divina.

Una maravilla de la Gracia Divina fué todo el proceso de difusión del mensaje de Garabandal en Australia y por el mundo entero.

Jesús dijo a Conchita en una locución:

— No te preocupes si te creerán o no te creerán, Yo lo haré todo.

En Australia, todo comenzó por personas que oyeron el Mensaje que dió Nuestra Señora en Garabandal, se dieron cuenta de su importancia y creyeron. Hubo verdaderos prodigios de la Gracia Divina, con numerosas conversiones y curaciones.

Ante la Urgencia de los Mensajes de la Santísima Virgen María en Garabandal, surgieron pequeños centros, llenos de amor, esperanza y dedicación a la Bendita Madre. Los primeros fueron fundados por Roma Martino, de Perth, Western Australia; Ben Forshaw y Bernice King, Sydney, New South Wales; Jim y Adele Cockburn, Queensland; Dorothy James, Melbourne, Victoria; Sylvia Pope,  Jack y Girlie Tippins, South Australia.

La admirable historia de la conversión y curación de Roma Martino está detallada en el capítulo 58 .

En Marzo de 1980, Ben Forshaw y Bernice King invitaron al sacerdote P. Francisco A. Benac S.J., misionero jesuita español en la India, a una serie de conferencias sobre las Apariciones de Garabandal. A partir de entonces los diferentes centros empezaron a trabajar juntos.

Otra maravilla de la Gracia Divina fué la conversión de Helen y John Leriou. Helen era protestante de nacimiento y John Leriou un ateo convencido. Helen era viuda; una inspiración de Dios la llevó a una librería en el suburbio de Manuka en 1979.

Helen y John se encontraron en esta librería en marzo de 1980. Se vieron a menudo porque, a pesar de sus  opuestas creencias religiosas, sentían afinidad el uno por el otro. En junio del mismo año, se casaron.

Un par de semanas más tarde, en la librería, deliberaban sobre los libros que deberían llevar, incluidos libros esotéricos y sobre la filosofía humanística como sustituto de la religión.

Foto: John Leriou, pensaba jubilarse y retirarse a una vida tranquila pero en lugar de esto escogió una vida de intenso trabajo durante veinte años más dedicados a Nuestra Señora de Garabandal.

En cierto momento, John dijo a Helen:

— Es admirable, ¿cómo puede ser?, aunque sea un ateo, siempre he estado interesado por las Apariciones de María, especialmente Lourdes y Fátima. ¡De algún modo inexplicable, lo sobrenatural está presente en mí!.

Al oír estas palabras, Helen le entregó un libro sobre Fátima, recientemente publicado, pensando para sí:

— ¡John creerá dentro de 12 meses si son los deseos de María!.

Dice Helen en su diario:

Después de leer el libro, John se sentía atraido a leer más libros. De 10 o 12 libros, escogió «Nuestra Señora viene a Garabandal» por P. Joseph Pelletier. Aunque nunca habíamos oído de Garabandal, este libro cambió nuestras vidas.

El libro no lo consiguió de inmediato. John encargó a Helen que pidiese el libro a los EE.UU. Pero Helen sintió que debía buscarlo con urgencia e hizo indagaciones en una librería católica. Se le dijo que hace dos años, una señora llamada Julie Keating había dejado uno en la tienda, con su nombre y número de teléfono escrito en la tapa de atrás, con el deseo de darlo a leer a quien estuviese interesado en su lectura. Nadie lo había pedido. ¡Helen había sido la primera!.

Continúa Helen en su diario.

Jueves, 17 de julio de 1980:

— John está absorbido en la lectura de Fátima y en los Mensajes de Garabandal y sus Profecías. ¡Yo también siento que los Mensajes de Garabandal y las Profecías son verdad!.

Miércoles, 23 de julio de 1980:

— John me dijo esta noche que las Apariciones de Garabandal han cambiado sus creencias.

Martes, 29 de julio de 1980:

— ¡John me asombró diciendo que había tenido una noche de DIOS!.

Yo nunca creí realmente que John fuese un verdadero ateo; lo que pensaba, que tardaría 12 meses en cambiar, ¡Nuestra Señora lo ha hecho en 12 días!.

Durante una semana hablamos de esto y finalmente tomamos la decisión de que el Mensaje de Garabandal se debía dar a conocer a todos los Australianos.

Fué por esto que llamaron por teléfono a Julie Keating para tener una reunión y decidir cómo se haría esto. Era un martes, 5 de agosto de 1980; tres días después, el viernes 8 de agosto se encontraron con Julie.

En esta reunión supieron que Julie había estado deseando durante años organizar un Centro de Garabandal, pero a nadie le interesó esto. Julie estuvo rezando a nuestra Bendita Madre para que álguien la viniese a ver con esta intención.

¡La Bendita Madre escuchó sus Oraciones!. Allí y entonces se fundó el primer Centro de Garabandal en Canberra.

Dice Helen en su diario:

Viernes, 8 de agosto de 1980:

— Esta noche nosotros, Julie Keating, John y yo, tuvimos una reunión y decidimos formar el primer Centro de Garabandal en Canberra.

Todo esto es increíble:

— En cinco meses, John me conoció, se casó y se convirtió en creyente. ¡Y ahora debemos empezar una cruzada por la difusión de los Mensajes!. ¡Bendito sea Nuestro Señor y Su Bendita Madre!.

Jueves, 14 de agosto de 1980:

— Cuando veo cómo John ha cambiado en seis semanas, siento que !es un milagro!.

Todo fué Providencia de Dios:

John encontró a Helen en marzo, se casaron en junio, leen el libro «Nuestra Señora Viene a Garabandal» en julio, y fundaron un Centro de Garabandal en Canberra, con Julie Keating, en agosto.

El Centro de Canberra creció de 3 a 12 miembros; convencieron a la Australian Broadcasting Commission para adquirir y televisar el documental de la BBC sobre Garabandal.

A esto siguió una entrevista por radio; se escribieron artículos en periódicos, se adquirió un proyector y las películas de Garabandal. Se dieron unas cien presentaciones públicas y también a los miembros del movimiento y a los niños de las escuelas. Se distribuyeron miles de Escapularios y folletos enviados por Joey Lomangino y los Trabajadores de Nuestra Señora del Monte Carmelo, Nueva York. Se publicó un Boletín mensual y se coordinaron los esfuerzos de los Centros de Garabandal existentes.

Se hacía necesario extender la difusión a toda Australia y organizar la cohesión y la cooperación entre centros. El Centro de Canberra lo consideró primordial y para lograrlo debía convocarse una Conferencia Nacional.

Hasta entonces, Australia pertenecía a la zona de difusión de Nueva Zelanda. Si la Conferencia tenía éxito, Australia sería autosuficiente para una labor eficaz de difusión de los Mensajes. No había experiencia en este tipo de eventos. Se pidió ayuda a Joey Lomangino para esta conferencia.

Había toda clase de dificultades. Era un Conferencia sin precedente en Australia y por lo tanto sin ninguna experiencia; otro problema fue la gran extensión de Australia, tan grande como los EE.UU. pero con solo 20 millones de personas; los gastos para viajar impedirían a muchos asistir, etc.

Sin embargo, no se pensó en los problemas ni en la financiación; se puso todo en manos de la Santísima Virgen María, con una fé y confianza absoluta. La Conferencia se planificó para el 24 y 25 de abril de 1982 y ¡fué un éxito extraordinario!.

Asistieron representantes de toda Australia y de sitios tan lejanos como Alice Springs en el Territorio Septentrional, a 2300 kilómetros de Canberra. Se eligió un Comité Ejecutivo Nacional, y una resolución inspirada, propuesta por Ben Forshaw, para elegir a la Santísima Virgen bajo el título de Nuestra Señora de los Dolores como Patrona y Presidente del Movimiento Australiano de Garabandal, fué aprobada por unanimidad.

· Nuestra Señora de los Dolores, Patrona y Presidente.

· John Leriou, Vicepresidente primero y Director Nacional.

· Benedict Forshaw, Vicepresidente segundo y Codirector nacional.

· Helen Leriou, Secretaria y Tesorera.

Papua Nueva Guinea se ha incorporado recientemente y Brian McKee ha sido designado Coordinador allí. Dado el número creciente de Centros en Australia, Phillip Aquilina fue nombrado ayudante del Director Nacional.

Desde la Primera Conferencia en 1982, se han fundado 104 Centros y el 30 de octubre de 1983, había 110:

New South Wales, 32

Victoria, 23

Queensland, 23

Western Australia, 9

South Australia, 11

Northern Territory, 2

Papua New Guinea, 4

Australian Capital Territory, 6

Total 110 centros.

Ahora, diez años después de la Conferencia, hay 110 centros por todo el País, incluido Papua Nueva Guinea, con el Centro Nacional en Brisbane. Se redactaron e imprimieron 30.000 boletines, se han distribuido 100.000 folletos y miles de revistas de Garabandal, libros y videocasetes. El ímpetu de este movimiento extraordinario aumenta y tuvo un impulso adicional en la Segunda Conferencia Nacional.

La Segunda Conferencia Nacional tuvo lugar en Brisbane del 25 al 27 de noviembre de 1983. Hubo Adoración Perpetua de Nuestro Señor desde las 6:00 de la tarde del viernes 25 de noviembre hasta las 4:30 de la tarde del domingo 27 de noviembre. Todos los miembros estuvieron en Adoración del Santísimo Sacramento; al menos una hora con Nuestro Señor.

Los objetivos de la Conferencia eran consolidar el movimiento, mejorarlo y ampliarlo, establecer Centros y difundir el Mensaje de Nuestra Señora de Garabandalel por el Sudeste de Asia, Papua Nueva Guinea y las Islas del Pacífico.

Se imprimierían folletos propios y la Revista de Garabandal, además de su Boletín mensual y otros libros. Se planeó editar un libro sobre Garabandal para imprimir en 1984. Se harían Escapularios y Rosarios suficientes para su distribución en Australia e islas del Pacífico.

Se sugirió al programa de televisión «60 Minutos», de Nine Network-Australia, producir y televisar a nivel nacional un documental sobre Garabandal en hora de gran audiencia. Esto fue un paso mas que se logró en la cooperación con los Medios Audiovisuales con el fin de difundir el Mensaje de Nuestra Señora. Esta cooperación debía continuar y las grabaciones de videocasete se harían disponibles a todos los Centros de Garabandal.

El P. Benac S. J., habló los tres días de la Conferencia en Brisbane, así como también en Sydney, Canberra, Melburne y Perth. Se puso énfasis en lo que el Concilio Vaticano II dice de la Bendita Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra. El Santo Padre Juan Pablo II, durante la proclamación del Año Santo de la Redención, resaltó el papel único de María, Madre de Dios y Madre Nuestra, en el Misterio de la Salvación.

John Leriou y Helen entran en la Iglesia Católica.

La Segunda Conferencia australiana era la culminación del progreso extraordinario logrado por el movimiento nacional durante 19 meses. ¿Era posible que una obra completamente Católica se confiase a dos personas no católicas, John, Director Nacional y Helen como Secretaria y Tesorera, para dirigir a los Trabajadores de Nuestra Señora?.

Lo que se logró sobrepasaba toda las esperanzas, pero los Garabandalistas Australianos pedían a su Patrona y Presidente, Nuestra Señora de los Dolores, la conversión de John y Helen a la Iglesia Católica.

El 29 de octubre de 1983, John y Helen Leriou entran definitivamente en la Iglesia Católica. P. Benac S.J. ha dicho sobre la conversión de John y Helen:

— Veo claramente que fué la intervención de Dios, por la intercesión de la Santísima Virgen María, la que logró esta conversión que se puede llamar un prodigio de la Gracia Divina.

Lo que se ha hecho en Australia, se puede hacer en cualquier país o comunidad, con amor, dedicación y humildad. ¡Amando a Dios, todo es posible!.

El Movimiento Australiano de Garabandal fue siempre fiel al Mensaje de Garabandal; siempre fiel al Papa y al Magisterio de la Iglesia. Es miembro de la Federación Internacional y siempre está dispuesto a ayudar a quien desee establecer un Centro de Garabandal en cualquier país.

¡John Leriou, adiós querido Amigo!

Como prometió la Santísima Virgen María, los que lleven los objetos besados por Ella, pasarán su Purgatorio en este mundo y, los que la den a conocer, irán con Ella a la Vida Eterna en el Cielo.

Dice John Landy:

El 13 de diciembre 2003 , después de mucho sufrimiento, John Leriou, nuestro Director Nacional, recibió su recompensa eterna. Tenía 88 años y 20 años entregado por completo a difundir el Mensaje que Nuestra Señora dió en Garabandal. John dijo que:

— Servir a Nuestra Señora es un gran privilegio .

La devoción de John a Nuestra Señora fué muy grande. Con un pasado ateo, a primeros de 1980, empezó a estudiar las Apariciones de la Santísima Virgen María. La Urgencia de los Mensajes, le hicieron decidirse, con la ayuda de su esposa Helen, a difundir el Mensaje de Garabandal.

En la Tercera Conferencia Nacional tenida en Canberra, Barry Hanratty informó que él y Joey Lomangino estaban admirados de que el Movimiento Australiano de Garabandal estaba en manos de «personas tan capaces y dedicadas» que por eso «los Australianos nos han dado ejemplo de que se puede hacer más aún con el esfuerzo conjunto de mucha gente; mucho más que trabajando independientemente unos de otros».

Recuerde, por favor, a John en sus Oraciones y en la Santa Misa.

A. M. D. G.

Ven, sígueme.

Creer en las Apariciones de la Santísima Virgen en Garabandal es un gracia muy grande de Dios.

En 1968, en Candè, Francia, durante la reunión anual sobre Garabandal. De izquierda a derecha, P. Turner, P. Bailliencourt, junto con  un señor del norte de Francia, P. Materne Laffineur, Suzanne Laudet, el padre Blanco Obispo J. Bretault, el jesuita español P. José  Alba, P. Alfred Combe y Madame Teresa le Pelletier a la derecha de la foto.

François Turner es el nombre de religión, en la Orden Dominicana, del joven Robert Turner. Robert François es un seudónimo utilizado en sus libros.

El teólogo francés, P. François Turner O.P., es uno de los favoritos del Papa Benedicto XVI por el gran trabajo de estudio teológico que hizo de las Apariciones de Garabandal.

Después de someter a las Apariciones de Garabandal a una rigurosísima prueba teológica de 24 criterios, aún las partes negativas dieron un resultado favorable. Concluyó, junto con el profesor Jacques Serre, profesor en la Universidad de la Sorbona en París, que Garabandal es una Obra portentosa de Dios, una innegable manifestación de su Omnipotencia.

P. Turner nació en París de padres americanos residentes en Francia. Se bautizó y creció en la Iglesia Episcopaliana. A los catorce años perdió la fe y así estuvo cuatro años más hasta que un amigo católico y su familia invitaron a la familia de Robert a un sermón donde un Sacerdote católico explicaba los fundamentos de la doctrina católica en toda su extensión. Un sentido sermón que hizo decir a Robert Turner:

— Si hay una Religión verdadera, ésta es la religión Católica.

Todas sus falsas impresiones y dudas que había tenido acerca de la Iglesia católica se desvanecieron.

Dice el P. Turner:

— Desde mi ventana observaba el crecimiento de un grupo de árboles y me preguntaba quién sería el causante de tal crecimiento, quién mueve todos los procesos físicos y químicos, quién es la causa última. ¿Habría algún Ser o Persona que lo hiciese?. Si así fuese, Él podría oir mis oraciones y súplicas.

Esta era la oración del incrédulo que busca la verdad. Pedí a esa Persona que, si realmente existía, me escuchase. Y esa Persona me escuchó. Me invadió un profunda Paz y toda mi persona sentía su Presencia. Dios se estaba manifestando en mí.

Empecé mi instrucción religiosa católica, y un año después, mientras andaba por una calle contigua a mi casa en París, sentí la presencia de Nuestro Señor Jesucristo que me decía con toda claridad:

— Ven, sígueme.

Estas palabras las oí en el interior. Se oyen con mucha más perfección que con los oídos y la llamada era clara. No lo dije a nadie excepto a un sacerdote jesuita. Para mi era una clara llamada al Sacerdocio.

Con este sentimiento hice mis estudios, terminé el bachillerato y estudié física por dos años en Harvard hasta que fui llamado al ejército durante la II guerra mundial. Finalizada la guerra, entré en la Orden Dominicana y fui ordenado sacerdote en 1946. Robert Turner ahora se llamaba por su nombre de religión P. François Turner. Tuve varios destinos: misionero en Irak, Capellán de grupos de jóvenes y mayores, de grupos de estudios Bíblicos y de inmigrantes españoles.

En 1966, mientras pasaba unos días en el Seminario de Tarragona, sucedió que, mientras desayunaba con un grupo de profesores, me llamó la atención un folleto acerca de las Apariciones de Garabandal.

No tenía ni idea de que el conocimiento de aquellos hechos me llevaría a vivir la mas hermosa historia de mi vida.

El P. Turner no creyó inmediatamente en la Apariciones de Garabandal. Tras un encuentro con el P. Materne Laffineur, pionero en la difusión de las Apariciones y Mensajes de Garabandal en Francia, leyó su libro «La Estrella en la montaña». Aún todo esto no le bastó. Tan portentosos sucesos requerían un mayor estudio. Cuanto más lo estudiaba más lo creía. Ante las dudas que se planteaban a algunos pensó en un rigurosísimo estudio que empezó con unos pocos criterios y se extendió hasta veinticuatro criterios inequívocos de la verdad de las Apariciones de Garabandal.

Durante este tiempo pasó varias semanas en la Biblioteca de Poitiers estudiando a los «maestros del espíritu». Dice el P. Turner:

— Estudié a los mejores maestros, los antiguos maestros, en temas como apariciones, revelaciones y vivencias místicas y apliqué todos sus criterios a las Apariciones de Garabandal. La conclusión fue que los hechos de Garabandal eran auténticos y de Origen Divino.

En 1978, tras un tiempo de Apostolado sobre las Apariciones en colaboración con P. Combe, su convencimiento ya era absoluto. Colaboró con el P. Combe en la organización del primer Congreso Internacional sobre las Apariciones de Garabandal que tuvo lugar en Lourdes en 1978. Asistieron más de 200 delegados de 26 países de los cinco continentes. En la traducción simultánea a tres idiomas, francés, inglés, y español, el P. Turner fue uno de los traductores.

Escribió un importante libro sobre las Apariciones: «Hijos, escúchenme», según el texto de los Proverbios, aludiendo a la petición de la Santísima Virgen en Garabandal, de la urgencia de cumplir sus Mensajes. Escribió artículos en revistas, tradujo al francés el film de Dick Everson sobre Garabandal y dio numerosas conferencias. Dondequiera que se requiriese una profunda reflexión teológica sobre los hechos o algunas aclaraciones, él era uno de los teólogos consultados.

Su libro estuvo en la mesa de trabajo del Cardenal Ratzinger, quien, tras su lectura y de otros libros e informes de la Sagrada Congregación, consideró las Apariciones de Garabandal de la máxima importancia para el futuro de la Iglesia.

El P. Turner solucionaba las controversias por la vía más pacífica de la meditación, en la PAZ de la Oración: «no se pueden comprender las cosas de Dios sin escuchar a Dios».

Desde 1976 fue un entrañable amigo del Obispo de Santander don Juan Antonio del Val Gallo, con quien se reunía todos los años. Fue Dominico durante 53 años y sacerdote durante 49, hasta su descanso en el Señor, en la casa de las Hermanitas de los pobres en Tours, el 30 de julio de 1995, tras sus dos últimos años en Bloise, en la Residencia donde anteriormente había sido Capellán por muchos años.

Las dificultades para extender el Mensaje de Garabandal fueron muy grandes hasta el año 1969. Lo explica con toda claridad su gran colaborador el P. Combe, quien preguntado sobre si encontró dificultades en propagar el mensaje dijo:

Ciertamente, especialmente al principio. La feligresía era constantemente prevenida al respecto desde los púlpitos. Artículos desagradables y ásperos aparecían en los periódicos católicos oficiales y no oficiales contra los pequeños encuentros que sosteníamos aquí y allá para divulgar las noticias y el Mensaje. La oposición y el rechazo del Clero eran casi completos. Este fue el período heroico.

Luego, un día tuve la idea de realizar un dossier confidencial que sería enviado a todos los Obispos. El P. Laffineur y yo trabajamos en este informe y los obispos lo recibieron. Eso fue a finales de 1969. De ahí en adelante tuvimos, sino una paz perfecta, al menos más libertad.

Uno de los autores que más conoce sobre esto, porque lo ha vivido personalmente, es el conocido escritor D. Francisco Sánchez-Ventura y Pascual, con su primer libro «Las Apariciones no son un mito». Casi todos los peregrinos de aquellos primeros años en España y el extranjero conocían el libro de Sánchez Ventura y el del P. Laffineur.

De una entrevista al P. Turner:

Pregunta: Los aspectos negativos de Garabandal tales como el veredicto de la primera comisión y las dudas y negaciones de las videntes ¿representan un tropiezo o escollo en su estudio sobre los eventos?

P. Turner: No, no en absoluto. De hecho, una cosa que me llamó la atención fue la debilidad de las objeciones hechas acerca de la autenticidad de Garabandal, indistintamente vinieran ellas de la primera comisión o de otra gente, usted sabe, ya que toda clase de gente ha presentado objeciones. Y recuerdo que un día Jacques Serre me contó, «No hay aspectos negativos sobre Garabandal.» Y pensé, bien, después de todo, tiene razón. Porque los aspectos negativos que fueron propuestos eran inconsistentes, especialmente aquellos presentados por la primera comisión.

De una entrevista al P. Turner:

Pregunta: Los aspectos negativos de Garabandal tales como el veredicto de la primera comisión y las dudas y negaciones de las videntes ¿representan un tropiezo o escollo en su estudio sobre los eventos?

P. Turner: No, no en absoluto. De hecho, una cosa que me llamó la atención fue la debilidad de las objeciones hechas acerca de la autenticidad de Garabandal, indistintamente vinieran ellas de la primera comisión o de otra gente, usted sabe, ya que toda clase de gente ha presentado objeciones. Y recuerdo que un día Jacques Serre me contó, «No hay aspectos negativos sobre Garabandal.» Y pensé, bien, después de todo, tiene razón. Porque los aspectos negativos que fueron propuestos eran inconsistentes, especialmente aquellos presentados por la primera comisión.

En 1994, de izquierda a derecha, el testigo del milagro de la Comunión visible Dr. Jean Caux, el P. Turner O.P. y su gran colaborador, el profesor Jacques Serre, a la derecha de la foto.

 

Aquellos que presentan las dudas de las videntes como aspectos negativos, simplemente no parecen conocer que en los casos de Santa Teresa de Ávila, Bernadette de Lourdes y los videntes de Pontmain, dudas del mismo tipo son bastante numerosas y son casi siempre la regla. Lo que me sorprendió en demasía fue que el trabajo de la primera comisión simplemente no estaba terminado. Don Valentín, que fue párroco de Garabandal, me comentó que alguien le había preguntado si la labor de la comisión estaba terminada. El respondió, «No está terminada, no ha comenzado.»

Pregunta: Alrededor de 1970, el entonces obispo de Santander, monseñor José Cirarda, a través del Secretario de Estado Vaticano, se las arregló para hacer circular una carta a todos los obispos de la Iglesia, la cual sin condenar a Garabandal, hablaba sin embargo en términos absolutos de que el movimiento no debería ser difundido. Por lo menos en algunos lugares, esa actitud todavía persiste hasta hoy. ¿Cuál es la posición oficial de la Iglesia sobre Garabandal ahora?

P. Turner: Para comenzar, el obispo Cirarda no es la autoridad sobre las apariciones de Garabandal o los mensajes. En un tiempo lo fue, pero ahora ya no. Actualmente se encuentra un obispo cuyo nombre es Vilaplana quien recientemente sucedió al obispo del Val, y él es la autoridad. Y el obispo Vilaplana no actúa de una manera o de otra. El considera el caso de Garabandal como una asignatura abierta.

Recientemente, recibió a mi amigo, Ramón Pérez, autor de «Garabandal, el Pueblo habla», y le dijo que se mostraba abierto y que actuaría de acuerdo a lo que la Santa Sede le señale, sea lo que sea.

Hay un dossier en Roma sobre Garabandal que fue hecho por una comisión cuádruple establecida por el obispo del Val, su trabajo duró desde 1985 hasta septiembre de 1991. Este conjunto de documentos en Roma está siendo estudiado. De esto prácticamente tengo certeza. No puedo decirle exactamente por qué estoy tan seguro ya que debo ser discreto.

Pregunta: ¿No es más bien un tanto inusual que la Santa Sede estudie apariciones, como si se opusiera a que las mismas sean investigadas a nivel diocesano?

P. Turner: Sí, no me parece muy común. Pero la Santa Sede está solamente verificando lo que se hizo en Santander. Quieren proceder en un nivel más elevado, como una corte de apelaciones, ¿entiende?. ¿Por qué? Bien, aparentemente porque la difusión de estos mensajes ha alcanzado el mundo entero. No es un asunto local como Pontmain. Pontmain nunca pasó de ser un asunto local, y podría dar otros ejemplos de apariciones que tuvieron lugar en Francia. Y fueron todas locales excepto en el caso de Lourdes.

Lourdes realmente llegó a ser internacional. Está siendo más internacional este año, 1992, de lo que nunca ha sido. Así, en tales circunstancias, cuando se torna ciertamente internacional, la Santa Sede siente que debería intervenir como una corte de apelaciones. Todo esto se hace en completa discreción.

Benedicto XVI cree en las Apariciones de Garabandal. Ya hemos visto que, siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Ratzinger estudió las Apariciones con gran interés y espera los acontecimientos profetizados.

También el Papa Juan Pablo II creía en las Apariciones de Garabandal. El leyó el libro en alemán sobre las Apariciones «Garabandal, Der Zeigefinger Gottes», de la foto, escrito por Albretch Weber.

A partir de su segunda edición se pueden leer estas palabras que el Papa escribió a su autor:

«Que Dios te recompense por todo. Especialmente por el profundo amor con que estás dando a conocer los sucesos relacionados con Garabandal. Que el Mensaje de la Madre de Dios sea acogido en los corazones antes de que sea demasiado tarde. Como expresión de gozo y gratitud el Santo Padre te da su Bendición Apostólica».

El Papa Juan Pablo II añadió un saludo personal con su letra y firma.

A. M. D. G.

Doctor Sonrisa

jorgellop

Leo una entrevista al «doctor sonrisa» en La  Vanguardia. Me quedo con estas preguntas y sus contestaciones.

André Poulié era director de marketing de Procter & Gamble, Tag Heuer, L´Oréal… ¡Muchos matarían por esos cargos! -comenta- pero no me llenaban, no era lo que yo quería. Y cuando mi madre enfermó, lo dejé… para proporcionar payasos a los hospitales mediante la Fundación Theodora

¿Qué le pasó a su madre?

Le diagnosticaron cáncer de mama. Estuvo en tratamiento durante dos años, y yo quise estar a su lado todo el tiempo. Ella me decía: «Sobre todo, no dejes por mí tu trabajo…». ¡Típico de ella! No le dije que lo dejaba, claro… Pero para mí era muy, muy importante estar a su lado.

¿Por qué?

Porque tengo muy vivo lo que me pasó cuando tenía 10 añitos: me corté medio pie derecho con una máquina cortacésped que teníamos en el jardín de casa, y siguieron dos años con catorce cirugías y seis meses de cama de hospital… Yno olvidaré lo que hizo Theodora, mi madre.

¿Qué hizo?

Estuvo cada día en la sala del hospital. Allí convalecíamos ocho niños. Eran niños camboyanos con piernas o pies mutilados por minas antipersona. A todos nos entretuvo, consoló y divirtió: cuentos, juegos, historias, imaginación… Yo padecía enormes dolores y la angustia de no saber si volvería a caminar…, pero la alegría de mi madre lo hizo todo llevadero, me evadió de la tristeza del hospital.

¿Cómo fue vivir el final de su madre?

Hablamos de todo, de la vida, de mi padre muerto algo antes, caminamos, vivimos cada minuto, el presente, que es lo que importa… Y, tras su muerte, decidí crear la Fundación Theodora.

¿Y dónde empezó a actuar?

Me dirigí al hospital universitario de Lausana, temeroso: yo tenía 27 años y mis amistades me miraban como a un chiflado cuando sabían que iba a dedicarme a los payasos de hospital… Hablé con el doctor jefe de psicooncología, ¡y le gustó la idea! Pero no podía aprobarla sin el visto bueno de la enfermera jefa… Y me avisó de que era una germana muy estirada, muy rígida, muy estricta…

¿Y qué hizo usted?

Pues, muy temeroso, fui a hablar con ella. Al abrir la puerta de su despacho, me di cuenta de que conocía a esa enfermera: ¡era la que me había cuidado de niño, cuando estaba internado por lo de mi pie!

¿Y cómo reaccionó ella?

En cuanto me reconoció, su rigidez se dulcificó, porque entonces se acordó de mi madre y de todo lo que ella había hecho por los niños de aquella sala… Y así pude empezar a llevar payasos al hospital. Todo gracias a la bondad, generosidad y amor de Theodora, mi madre. Este es su fruto.

Obligan a abortar a una mujer china

La inyectaron una sustancia que mató a su hijo

Obligan a abortar a una mujer china embarazada de ocho meses por violar la ley que permite tener un solo hijo

Una mujer china embarazada de ocho meses ha sido obligada a abortar por haber violado la ley de un solo hijo. Luo Yanquan, marido de la mujer, ha denunciado que más de una docena de personas, oficiales de planificación familiar, entraron en su casa el pasado 10 de octubre, golpearon a su mujer y se la llevaron para ingresarla durante tres días en una clínica abortiva. Allí, prosigue Luo, le inyectaron una sustancia que provocó la muerte del bebé.

(Agencias/InfoCatólica) Según la denuncia, que publica hoy The Guardian en su página web, los policías de planificación familiar informaron a la pareja de que no tenían permiso para tener un segundo hijo.

Desde hace 30 años, el Gobierno chino ha impuesto un límite a la mayoría de parejas urbanas para que no puedan tener más de un hijo. El objetivo es frenar el crecimiento desmesurado de la población, que cuenta ya con más de 1.300 millones de habitantes. En los últimos meses, sin embargo, esta política se ha flexibilizado.

Un oficial del distrito Siming miembro de la comisión de planificación familiar ha confirmado a The Guardian que existe un registro de la mujer de Luo, Xiao Aiying. No obstante, señala que el aborto fue voluntario y que estaba embarazada de seis meses en lugar de ocho.

Además, asegura que Luo aprobó el aborto de su esposa, algo que el interesado ha desmentido. “Jamás he firmado papel alguno. Nadie de mi familia lo ha hecho”.

Luo tiene un blog en el que ha informado de todo lo sucedido.

Carta del Santo Padre a los Seminaristas

martes, 19 de octubre de 2010
Benedicto XVI


Almudi.org - Escudo de Benedicto XVI

Carta del Santo Padre Benedicto XVI
a los Seminaristas

Queridos seminaristas:

En diciembre de 1944, cuando me llamaron al servicio militar, el comandante de la compañía nos preguntó a cada uno qué queríamos ser en el futuro. Respondí que quería ser sacerdote católico. El subteniente replicó: Entonces tiene usted que buscarse otra cosa. En la nueva Alemania ya no hay necesidad de curas. Yo sabía que esta “nueva Alemania” estaba llegando a su fin y, que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al País, habría más que nunca necesidad de sacerdotes. Hoy la situación es completamente distinta. Pero también ahora hay mucha gente que, de una u otra forma, piensa que el sacerdocio católico no es una “profesión” con futuro, sino que pertenece más bien al pasado. Vosotros, queridos amigos, habéis decidido entrar en el seminario y, por tanto, os habéis puesto en camino hacia el ministerio sacerdotal en la Iglesia católica, en contra de estas objeciones y opiniones. Habéis hecho bien. Porque los hombres, también en la época del dominio tecnológico del mundo y de la globalización, seguirán teniendo necesidad de Dios, del Dios manifestado en Jesucristo y que nos reúne en la Iglesia universal, para aprender con Él y por medio de Él la vida verdadera, y tener presentes y operativos los criterios de una humanidad verdadera. Donde el hombre ya no percibe a Dios, la vida se queda vacía; todo es insuficiente. El hombre busca después refugio en el alcohol o en la violencia, que cada vez amenaza más a la juventud. Dios está vivo. Nos ha creado y, por tanto, nos conoce a todos. Es tan grande que tiene tiempo para nuestras pequeñas cosas: “Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados”. Dios está vivo, y necesita hombres que vivan para Él y que lo lleven a los demás. Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre.

El seminario es una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal. Con esto, ya he dicho algo muy importante: no se llega a ser sacerdote solo. Hace falta la “comunidad de discípulos”, el grupo de los que quieren servir a la Iglesia de todos. Con esta carta quisiera poner de relieve —mirando también hacia atrás, a mis días en el seminario— algunos elementos importantes para estos años en los que os encontráis en camino.

1. Quien quiera ser sacerdote debe ser sobre todo un “hombre de Dios”, como lo describe san Pablo (1 Tm 6,11). Para nosotros, Dios no es una hipótesis lejana, no es un desconocido que se ha retirado después del “big bang”. Dios se ha manifestado en Jesucristo. En el rostro de Jesucristo vemos el rostro de Dios. En sus palabras escuchamos al mismo Dios que nos habla. Por eso, lo más importante en el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo. El sacerdote no es el administrador de una asociación, que intenta mantenerla e incrementar el número de sus miembros. Es el mensajero de Dios entre los hombres. Quiere llevarlos a Dios, y que así crezca la comunión entre ellos. Por esto, queridos amigos, es tan importante que aprendáis a vivir en contacto permanente con Dios. Cuando el Señor dice: “Orad en todo momento”, lógicamente no nos está pidiendo que recitemos continuamente oraciones, sino que nunca perdamos el trato interior con Dios. Ejercitarse en este trato es el sentido de nuestra oración.  Por esto es importante que el día se inicie y concluya con la oración. Que escuchemos a Dios en la lectura de la Escritura. Que le contemos nuestros deseos y esperanzas, nuestras alegrías y sufrimientos, nuestros errores y nuestra gratitud por todo lo bueno y bello, y que de esta manera esté siempre ante nuestros ojos como punto de referencia en nuestra vida. Así nos hacemos más sensibles a nuestros errores y aprendemos a esforzarnos por mejorar; pero, además, nos hacemos más sensibles a todo lo hermoso y bueno que recibimos cada día como si fuera algo obvio, y crece nuestra gratitud. Y con la gratitud aumenta la alegría porque Dios está cerca de nosotros y podemos servirlo.

2. Para nosotros, Dios no es sólo una palabra. En los sacramentos, Él se nos da en persona, a través de realidades corporales. La Eucaristía es el centro de nuestra relación con Dios y de la configuración de nuestra vida. Celebrarla con participación interior y encontrar de esta manera a Cristo en persona, debe ser el centro de cada una de nuestras jornadas. San Cipriano ha interpretado la petición del Evangelio: “Danos hoy nuestro pan de cada día”, diciendo, entre otras cosas, que “nuestro” pan, el pan que como cristianos recibimos en la Iglesia, es el mismo Señor Sacramentado. En la petición del Padrenuestro pedimos, por tanto, que Él nos dé cada día este pan “nuestro”; que éste sea siempre el alimento de nuestra vida. Que Cristo resucitado, que se nos da en la Eucaristía, modele de verdad toda nuestra vida con el esplendor de su amor divino. Para celebrar bien la Eucaristía, es necesario también que aprendamos a conocer, entender y amar la liturgia de la Iglesia en su expresión concreta. En la liturgia rezamos con los fieles de todos los tiempos: pasado, presente y futuro se suman a un único y gran coro de oración. Por mi experiencia personal puedo afirmar que es entusiasmante aprender a entender poco a poco cómo todo esto ha ido creciendo, cuánta experiencia de fe hay en la estructura de la liturgia de la Misa, cuántas generaciones con su oración la han ido formando.

3. También es importante el sacramento de la Penitencia. Me enseña a mirarme con los ojos de Dios, y me obliga a ser honesto conmigo mismo. Me lleva a la humildad. El Cura de Ars dijo en una ocasión: Pensáis que no tiene sentido recibir la absolución hoy, sabiendo que mañana cometeréis nuevamente los mismos pecados. Pero —nos dice— Dios mismo olvida en ese momento los pecados de mañana, para daros su gracia hoy. Aunque tengamos que combatir continuamente los mismos errores, es importante luchar contra el ofuscamiento del alma y la indiferencia que se resigna ante el hecho de que somos así. Es importante mantenerse en camino, sin ser escrupulosos, teniendo conciencia agradecida de que Dios siempre está dispuesto al perdón. Pero también sin la indiferencia, que nos hace abandonar la lucha por la santidad y la superación. Cuando recibo el perdón, aprendo también a perdonar a los demás. Reconociendo mi miseria, llego también a ser más tolerante y comprensivo con las debilidades del prójimo.

4. Sabed apreciar también la piedad popular, que es diferente en las diversas culturas, pero que a fin de cuentas es también muy parecida, pues el corazón del hombre después de todo es el mismo. Es cierto que la piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de la Iglesia. La fe se ha hecho carne y sangre. Ciertamente, la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro, pero merece todo nuestro aprecio, y hace que nosotros mismos nos integremos plenamente en el “Pueblo de Dios”.

5. El tiempo en el seminario es también, y sobre todo, tiempo de estudio. La fe cristiana tiene una dimensión racional e intelectual esencial. Sin esta dimensión no sería ella misma. Pablo habla de un “modelo de doctrina”, a la que fuimos entregados en el bautismo (Rm 6,17). Todos conocéis las palabras de san Pedro, consideradas por los teólogos medievales como justificación de una teología racional y elaborada científicamente: “Estad siempre prontos para dar razón (logos) de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere” (1 P 3,15). Una de las tareas principales de los años de seminario es capacitaros para dar dichas razones. Os ruego encarecidamente: Estudiad con tesón. Aprovechad los años de estudio. No os arrepentiréis. Es verdad que a veces las materias de estudio parecen muy lejanas de la vida cristiana real y de la atención pastoral. Sin embargo, es un gran error plantear de entrada la cuestión en clave pragmática: ¿Me servirá esto para el futuro? ¿Me será de utilidad práctica, pastoral? Desde luego no se trata solamente de aprender las cosas meramente prácticas, sino de conocer y comprender la estructura interna de la fe en su totalidad, de manera que se convierta en una respuesta a las preguntas de los hombres, que aunque aparentemente cambian en cada generación, en el fondo son las mismas. Por eso, es importante ir más allá de las cuestiones coyunturales para captar cuáles son precisamente las verdaderas preguntas y poder entender también así las respuestas como auténticas repuestas. Es importante conocer a fondo la Sagrada Escritura en su totalidad, en su unidad entre Antiguo y Nuevo Testamento: la formación de los textos, su peculiaridad literaria, la composición gradual de los mismos hasta formar el canon de los libros sagrados, la unidad de su dinámica interna que no se aprecia a primera vista, pero que es la única que da sentido pleno a cada uno de los textos. Es importante conocer a los Padres y los grandes Concilios, en los que la Iglesia ha asimilado, reflexionando y creyendo, las afirmaciones esenciales de la Escritura. Podría continuar en este sentido: llamamos dogmática a la comprensión de cada uno de los contenidos de la fe en su unidad, o mejor, en su simplicidad última: cada detalle particular, en definitiva, desarrolla la fe en el único Dios, que se manifestó y que sigue manifestándose. No es necesario que diga expresamente lo necesario que es estudiar las cuestiones esenciales de la teología moral y de la doctrina social de la Iglesia. Es evidente la importancia que tiene hoy la teología ecuménica, conocer las diversas comunidades cristianas; es igualmente necesario una orientación fundamental sobre las grandes religiones y, sobre todo, la filosofía: la comprensión de la búsqueda y de las preguntas del hombre, a las que la fe quiere dar respuesta. Pero también aprended a comprender y —me atrevo a decir— a valorar el derecho canónico por su necesidad intrínseca y por su aplicación práctica: una sociedad sin derecho sería una sociedad carente de derechos. El derecho es una condición del amor. Prefiero no continuar enumerando más cosas, pero sí deseo deciros una vez más: amad el estudio de la teología y continuadlo con especial sensibilidad, para anclar la teología en la comunidad viva de la Iglesia que, con su autoridad, no es un polo opuesto a la ciencia teológica, sino su presupuesto. Sin la Iglesia que cree, la teología deja de ser ella misma y se convierte en un conjunto de disciplinas diversas sin unidad interior.

6. Los años de seminario deben ser también un periodo de maduración humana. Para el sacerdote, que deberá acompañar a otros en el camino de la vida y hasta el momento de la muerte, es importante que haya conseguido un equilibrio justo entre corazón y mente, razón y sentimiento, cuerpo y alma, y que sea humanamente “íntegro”. La tradición cristiana siempre ha unido las “virtudes teologales” con las “virtudes cardinales”, que brotan de la experiencia humana y de la filosofía, y ha tenido en cuenta la sana tradición ética de la humanidad. Pablo dice a los Filipenses de manera muy clara: “Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta” (4,8). En este contexto, se sitúa también la integración de la sexualidad en el conjunto de la personalidad. La sexualidad es un don del Creador, pero también una tarea que tiene que ver con el desarrollo del ser humano. Cuando no se integra en la persona, la sexualidad se convierte en algo banal y destructivo. En nuestra sociedad actual se ven muchos ejemplos de esto. Recientemente, hemos constatado con gran dolor que algunos sacerdotes han desfigurado su ministerio al abusar sexualmente de niños y jóvenes. En lugar de llevar a las personas a una madurez humana y ser un ejemplo para ellos, han provocado con sus abusos un daño que nos causa profundo dolor y disgusto. Debido a todo esto, muchos podrán preguntarse, quizás también vosotros, si vale la pena ser sacerdote; si es sensato encaminar la vida por el celibato. Sin embargo, estos abusos, que son absolutamente reprobables, no pueden desacreditar la misión sacerdotal, que conserva toda su grandeza y dignidad. Gracias a Dios, todos conocemos sacerdotes convincentes, forjados por su fe, que dan testimonio de cómo en este estado, en la vida celibataria, se puede vivir una humanidad auténtica, pura y madura. Pero lo que ha ocurrido, nos debe hacer más vigilantes y atentos, examinándonos cuidadosamente a nosotros mismos, delante de Dios, en el camino hacia el sacerdocio, para ver si es ésta su voluntad para mí. Es tarea de los confesores y de vuestros superiores acompañaros y ayudaros en este proceso de discernimiento. Un elemento esencial de vuestro camino es practicar las virtudes humanas fundamentales, con la mirada puesta en Dios manifestado en Cristo, dejándonos purificar por Él continuamente.

7. En la actualidad, los comienzos de la vocación sacerdotal son más variados y diversos que en el pasado. Con frecuencia, se toma la decisión por el sacerdocio en el ejercicio de alguna profesión secular. A menudo, surge en las comunidades, especialmente en los movimientos, que propician un encuentro comunitario con Cristo y con su Iglesia, una experiencia espiritual y la alegría en el servicio de la fe. La decisión también madura en encuentros totalmente personales con la grandeza y la miseria del ser humano. De este modo, los candidatos al sacerdocio proceden con frecuencia de ámbitos espirituales completamente diversos. Puede que sea difícil reconocer los elementos comunes del futuro enviado y de su itinerario espiritual. Precisamente, por eso, el seminario es importante como comunidad en camino por encima de las diversas formas de espiritualidad. Los movimientos son una cosa magnífica. Sabéis bien cuánto los aprecio y quiero como don del Espíritu Santo a la Iglesia. Sin embargo, se han de valorar según su apertura a la común realidad católica, a la vida de la única y común Iglesia de Cristo, que en su diversidad es, en definitiva, una sola. El seminario es el periodo en el que uno aprende con los otros y de los otros. En la convivencia, quizás a veces difícil, debéis asimilar la generosidad y la tolerancia, no simplemente soportándoos mutuamente, sino enriqueciéndoos unos a otros, de modo que cada uno pueda aportar sus cualidades particulares al conjunto, mientras todos servís a la misma Iglesia, al mismo Señor. Ser escuela de tolerancia, más aún, de aceptarse y comprenderse en la unidad del Cuerpo de Cristo, es otro elemento importante de los años de seminario.

Queridos seminaristas, con estas líneas he querido mostraros lo mucho que pienso en vosotros, especialmente en estos tiempos difíciles, y lo cerca que os tengo en la oración. Rezad también por mí, para que pueda desempeñar bien mi servicio, hasta que el Señor quiera. Confío vuestro camino de preparación al sacerdocio a la maternal protección de María Santísima, cuya casa fue escuela de bien y de gracia. A todos os bendiga Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Vaticano, 18 de octubre de 2010, Fiesta de San Lucas, evangelista.

Vuestro en el Señor

Benedictus PP. XVI

Ratzinger y el padre Brown

viernes, 22 de octubre de 2010
Andrea Monda


Alfa y Omega tomado de Avvenire (traducción de María Pazos Carretero)

En sus Ensayos católicos, Graham Greene sostiene que habría que nombrar al cardenal Newman Patrono de los escritores católicos o, mejor dicho, Patrono de los escritores que también son católicos.

Su clamorosa conversión, a mediados del siglo XIX, produjo un efecto en cadena de otras conversiones en el campo literario: Hopkins, Chesterton, Waugh, Tolkien, Lewis, Marshall y el propio Greene son sólo algunos de los nombres, entre todos los que se podrían citar de la avalancha Newman.

Benedicto XVI conoce bien no sólo a Newman, sino también algunos contenidos de aquella avalancha que trajo su conversión. Es posible que no haya leído las novelas de Greene, tan querido por el Papa Montini, pero seguro que hay dos autores de ese grupo a los que conoce muy bien: Gilbert Keith Chesterton y Clive Staple Lewis.

Este último es un caso aparte, porque es el único que se convirtió del ateísmo al cristianismo, pero permaneció, al menos formalmente, fuera del catolicismo; sin embargo, es un autor al que Ratzinger quiere y ha citado muy a menudo (en concreto Las cartas de Berlicche y La abolición del hombre), destacando su capacidad de tratar argumentos elevados, serios y profundos con agudeza, ligereza y humor típicamente ingleses.

Por ejemplo, el 18 de noviembre de 1998, al presentar la encíclica Fides et ratio, en San Juan de Letrán, el entonces cardenal Ratzinger exhortaba con estas palabras: «Permitidme comenzar con una cita extraída de las «Cartas de Berlicche», del famoso escritor y filósofo inglés C.S. Lewis.

Se trata de un pequeño libro publicado por primera vez en 1942, que saca a la luz los problemas y peligros del hombre moderno de una manera graciosa e irónica». Otra vez la enésima confirmación de la falsedad de los lugares comunes y de los estereotipos sobre el Papa: al actual Pontífice romano le encanta el cristianismo tal y como es sentido al otro lado del Canal de la Mancha.

¿Principales características de este modo de vivirlo?: la unión humorismo-humildad y la alegría. Ratzinger sabe que ser cristiano, en el fondo, quiere decir dejarse sorprender por la alegría, como ilustra eficazmente la autobiografía de Lewis, que lleva por título, precisamente, Cautivado por la alegría.

Pero la alegría necesita del humor, como el humor necesita de la alegría. Así se ha expresado el Papa en una catequesis reciente: «La alegría profunda del corazón es una condición indispensable para el sentido del humor; el humorismo es, en cierto modo, la medida de la fe».

El humor, hermano de la humildad

El joven Ratzinger maduró este convencimiento a lo largo de los años, gracias a las lecturas de autores como Chesterton, al mismo tiempo humorista y apologeta de la fe, para el que la alegría es «el gigantesco secreto del cristiano». La dicotomía aburrimiento-alegría es, para ambos, un punto central, como manifestó en su primer discurso el recién elegido Papa: «¡No tengáis miedo a Cristo! Él no quita nada, lo da todo. Quien se entrega a Él, recibe el ciento por uno».

Es fortísimo el eco de Chesterton, por ejemplo, cuando ha hablado a los jóvenes polacos, exhortándoles: «¡No tengáis miedo de ser sabios, es decir, no tengáis miedo de construir sobre roca!» En su trabajo Ortodoxia, Chesterton afirma: «Algunos han cogido el hábito estúpido de hablar de la ortodoxia como algo pesado y monótono. Sin embargo, no hay nada más apasionante que la ortodoxia: la ortodoxia es la sabiduría, y el ser sabios es más dramático que estar locos. Es fácil estar locos, ser heréticos; es siempre fácil dejar que cualquier cosa de una época se meta en la cabeza; lo difícil es conservar la propia cabeza».

El Papa llega incluso a citar, si bien implícitamente, a Chesterton en una entrevista que concedió a una televisión alemana; a la pregunta sobre el papel del humor en la vida de un Papa, Benedicto XVI afirmó cándidamente: «Yo no soy un hombre al que se le ocurran continuamente chistes. Pero es necesario saber ver el aspecto divertido de la vida y su dimensión alegre, y no tomarse todo en un sentido trágico. Esto lo considero muy importante, y diría incluso necesario, para mi ministerio. Un escritor dijo que los ángeles pueden volar porque no se toman a sí mismos demasiado en serio. Y nosotros, quizás, podríamos volar un poco más, si no nos diéramos tanta importancia».

La cita es, una vez más, de un fragmento de Ortodoxia, cuando insiste en la imagen de Lucifer, el ángel que cae por la fuerza de la gravedad. Y esta gravedad significa, en realidad, la seriedad, la falta total de humor, que tanto para el escritor inglés como para el Papa alemán es aquella capacidad de visión, capaz de cambiar la perspectiva y quedarse con la alegría (y también la diversión, según Benedicto XVI). El Papa-teólogo, que varias veces ha invocado la necesidad de una teología de rodillas, sabe bien que el humor es, también etimológicamente, hermano de la humildad, y que las dos proceden del humus, de la tierra.

Sólo quien tiene los pies bien plantados en la tierra, quien reconoce su adanidad (Adán es decir el terroso, según el Génesis), puede volar alto, hasta el cielo. Éste ha sido también el mensaje que el Papa ha ido a proclamar, junto con la grandeza de su maestro Newman, volando para llegar a Inglaterra, la tierra de los anglos (¿quizá de los ángeles?)

‘Un sacerdote en Dachau’

‘Un sacerdote en Dachau’, de Jean Bernard

Uno de los mejores testimonios personales del siglo XX en torno a la violencia totalitaria, una apasionante y verídica historia de supervivencia en medio de la brutalidad, la degradación y las torturas más inhumanas

ForumLibertas.com

En mayo de 1941, el padre Jean Bernard es arrestado por denunciar a los nazis e internado en uno de los ‘barracones para sacerdotes’ del campo de Dachau, que albergaba a más de 3.000 clérigos de distintas confesiones, la mayoría de ellos sacerdotes de la Iglesia Católica. Un sacerdote en Dachau narra una apasionante y verídica historia de supervivencia en medio de la brutalidad, la degradación y las torturas más inhumanas.

Este libro figura entre los mejores testimonios personales del siglo XX en torno a la violencia totalitaria. Perseguido y encarcelado por su condición de sacerdote, B ernard se aferró con obstinación a su fe en Jesucristo, a su propia humanidad y a su capacidad de olvidar. Conmoverá profundamente a todas las personas de conciencia.
“Se han escrito centenares de libros sobre los campos de concentración alemanes… Las memorias del padre Jean Bernard se sitúan entre los mejores…. Todo estudioso de este espeluznante capítulo de la historia del siglo XX debería leer, y tener en cuenta, su contenido”, afirmó John Lukács
“El padre Bernard sirvió a una de las comunidades más necesitadas que ha habido jamás: la del campo de concentración de Dachau, una parroquia incardinada en las mismísimas puertas del cielo, precisamente por estarlo también en las del infierno”, reza el prólogo escrito por Juan Orellana
Jean Bernard
Editorial Palabra
192 páginas