Los estigmas

Los estigmas, ¿pueden sucederle a cualquiera?

Siempre ha sido gente excepcional, virtuosa, probada en el dolor y convencida de la fe quienes los han recibido realmente

Autor: Ignacio Ibañez / Tito Paolo Zecca | Fuente: Acción Católica Argentina / Zenit.org

El estigma es un fenómeno místico extraordinario por medio del cual se presentan en el cuerpo las llagas de la pasión de Cristo. Y como afirma De Grandmaison, reconocida autoridad en el campo de la investigación sobrenatural, esta experiencia se concede únicamente a quienes merecen ser presencia amorosa de Dios en el mundo. El estigma es un hecho del todo extraordinario, como comprueba el doctor Imbert Gourbeyre, quien dedicó años a investigar sobre estos casos. El primer caso famoso fue el de San Francisco de Asís. Son numerosos los testimonios de quienes lo vieron y presenciaron.

La Iglesia nunca ha querido servirse de estos acontecimientos sobrenaturales para promover la fe católica o la misma imagen de la Iglesia. Al contrario, siempre ha adoptado una actitud de reserva, dando más importancia a las virtudes y al testimonio de vida que al carácter sobrenatural de los que han recibido la estigmatización en su cuerpo.

El último caso que ha dado la vuelta al mundo es el Padre Pío. Aunque el Padre Pío llevó durante 53 años la herida de los estigmas en sus manos, en sus pies y en su costado, la Iglesia nunca quiso hacer alarde de ello. Las llagas permanecían cerradas todos los días y sólo se abrían y sangraban los viernes. Las fotos que existen fueron tomadas de manera espontánea por gente que se saltó la prohibición de fotografiar las manos del capuchino. A pesar de la evidencia del caso, la Iglesia nunca declaró oficialmente que los estigmas del P. Pío fueran de origen divino.

Los estigmas no se han producido en gente neurótica, trastornada o hipocondríaca. La psiquiatría experimental afirma que no pueden ser simples fluxiones o supuraciones de sangre producidas por el poder de la imaginación, ya que las heridas aparecen y sangran sin ninguna intención ni esfuerzo por parte del estigmatizado.

Los estigmas se han dado siempre de manera instantánea, causando gran sorpresa e impresión en quienes los han recibido. Las llagas nunca han supurado y su sangre se ha mantenido siempre fresca y limpia. Además, han sido heridas que no se curan nunca y que permanecen un gran número de años sin que pueda darse una explicación médica o científica. Es cierto también que algunos ilusos se han dejado llevar por un fanatismo exagerado y han fingido llevar las huellas de las llagas de Cristo (Caso: Giorgio Bongiovanni). No hay que dejarse llevar por quienes tratan de apantallar. Ni en la vida, ni mucho menos, en la fe.

Han sido muy pocos quienes a lo largo de la historia han recibido realmente en su cuerpo la impresión de los estigmas. Siempre ha sido gente excepcional, virtuosa, probada en el dolor y convencida de la fe. Gente que ha recibido un don del que nunca se han sentido merecedores ni dignos. Gente que nos recuerda que es maravilloso imitar a Jesús. En las sonrisas y en las heridas. En todo. Y ofreciendo el dolor de sus heridas para que haya más sonrisas en todos. Como Jesús.

Los estigmas, desconcertante signo de la pasión de Cristo. Entrevista con el catedrático de espiritualidad Tito Paolo Zecca

Los estigmas, signo distintivo de la pasión de Cristo, se han convertido en el centro de un debate teológico muy interesante.

Desde Francisco de Asís (primer santo de la historia en que se ha podido comprobar este fenómeno) hasta el beato Pío de Pietrelcina (uno de los últimos casos) se han dado unos 250 casos de personas con estigmas, en la mayoría de los casos con comprobación científica. Pero, ¿qué significan esas llagas dolorosas en las manos y en los pies de personajes que en algunos casos, con su espiritualidad, han cambiado la historia del mundo y del cristianismo?

Para comprender mejor el debate, Zenit ha entrevistado al padre pasionista Tito Paolo Zecca, profesor de Teología pastoral y espiritualidad en la Universidad Pontificia de San Juan de Letrán y en el Ateneo Pontificio Antonianum de Roma. Este catedrático, que ha dedicado investigaciones y libros al argumento, es uno de los máximos expertos mundiales en la materia.

Acaba de presentar sus últimos descubrimientos en una conferencia dictada sobre «El Crucifijo de la Sábana Santa y las personas con estigmas» en el centro de Sindonología del Caravita, en Roma (http://www.sindonologia.it).

¿Cuál es el significado de los estigmas?

En el misterio de la resurrección de Jesús, el Evangelio muestra cómo no han quedado canceladas su llagas. Los estigmas representan un signo de lo que sufrió Cristo durante la pasión, y por tanto constituyen un dato teológico en el que hay que profundizar mucho más de lo que hemos hecho hasta ahora. En el Evangelio de Juan, cuando Jesús entra en el Cenáculo con las puertas cerradas y saluda a los discípulos, muestra los estigmas para identificarse. A santo Tomás le dice: «Mete tu dedo en mi costado». La consternación de los apóstoles es también un hecho revelador de este misterio. Este fenómeno muestra la eficacia de la salvación de Cristo en la Cruz y permanece de manera particular en el signo de los estigmas, convirtiéndose en un dato distintivo de la eficacia redentora y salvadora de la fe.

Ha habido 250 casos de santos y beatos que han tenido los estigmas. ¿Cuál es el significado histórico de este signo?

Es un dato particular de la espiritualidad y de la mística occidental. A partir de san Francisco, hemos tenido un número significativo de santos y beatos que han vivido la experiencia desconcertante de la reproducción en su cuerpo de los estigmas de Cristo. Hasta ahora, la investigación ha subrayado el carácter de configuración e imitación de Jesús, que surge de la intensa relación personal que han mantenido con él estas personas. Sin embargo, se ha analizado muy poco el papel que estos santos y beatos han desempeñado en la Iglesia. No se ha reflexionado suficientemente en la misión particular que está ligada a los estigmas.

¿Puede poner algún caso concreto?

Por ejemplo, san Francisco de Asís recibió los estigmas cuando todos sus proyectos de santidad –fundación de la Orden, aprobación de la regla primitiva, viaje a Palestina– habían fracasado. Se encuentra solo y abandonado. La configuración con el Crucificado le consuela, pero al mismo tiempo el sufrimiento de los estigmas se convierte en un bien para su Orden y en un mensaje para toda la Iglesia.

El sucesor de san Francisco, Fray Elías, entendió el significado de los estigmas y así lo subrayó en la carta que dirigió a todos los fieles.

Este mismo mensaje y misión de los estigmas puede constatarse en Santa María Magdalena de Pazzi y en santa Catalina de Siena. En el siglo que acaba de concluir esta misión se constata con claridad en personajes como santa Gemma Galgani (fallecida en 1913), el beato padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), y Marthe Robin (mística francesa fallecida en 1981 de quien se están estudiando sus escritos antes de emprender el proceso de beatificación).

Marthe Robin se ha hecho conocida después de que el famoso escritor Jean Guitton escribiera el libro «El viaje inmóvil» Durante cuarenta años esta mujer estuvo sin moverse en su lecho. Al igual que Gemma Galgani y Pio de Pietrelcina, ha dado vida a muchísimos grupos de espiritualidad y oración en todo el mundo.

¿Qué es lo que experimenta quien recibe los estigmas de la pasión de Cristo?

Se trata de una experiencia de alegría y dolor. El Señor es siempre el que toma la iniciativa. Los destinatarios de los estigmas consideran esto como una inmensa gracia, de la que no se sienten dignos. De hecho piden al Señor que se la quite, pues se avergüenzan. Esta actitud es evidente en el padre Pío. El beato de Pietrelcina muestra claramente cuál es la misión de quien lleva los estimas. El padre Pío funda grupos de oración y la Casa de Alivio del Sufrimiento (un gran hospital), realizando una obra concreta para aliviar los sufrimientos físicos. Además, a través de la oración, profundiza en la capacidad de intercesión de las personas unidas a quien padece los estigmas que renueva el mundo, lo salva y lo protege.

Pero, entonces, ¿por qué da el Señor esta «gracia» a ciertas personas?

La respuesta está precisamente en su misión. Es un servicio que la Iglesia necesita en un momento particular de su historia. Es como un signo profético, un llamamiento, una dato sorprendente capaz de recordar a los hombres las cosas esenciales, es decir, la conformación con Cristo y la salvación de Cristo que con sus llagas nos ha rescatado.

En cierto sentido, todos nosotros llevamos los estigmas, pues con el bautismo estamos sumergidos en la vida de Cristo, que nos permite participar en el misterio pascual de su muerte y resurrección. En su pequeñez, cada uno de nosotros lleva los estigmas. Si los lleva con espíritu de fe, esperanza, valentía y fortaleza, estas llagas, que pueden ser purulentas y que no cicatrizan nunca, pueden servir para curar a los demás.

En definitiva, los estigmas representan la aceptación consciente de la Cruz vivida espiritualmente.

Los Pilares de la tierra

Actualizado 16 octubre 2010

Luis Lopez-Cozar

«Las ideologías que hoy dominan, que se imponen con fuerza, hacen vacilar los fundamentos de la tierra. Con los problemas climáticos vemos hoy cómo son amenazados los fundamentos de la tierra, los fundamentos externos. Ocurre porque vacilan los fundamentos interiores, los fundamentos morales y religiosos. Sin embargo, los fundamentos de la tierra no pueden vacilar si permanece firme la fe.

El Salmo 81 nos dice que cuando los que parecían dioses no son dioses, pierden el carácter divino, caen a tierra. La verdadera sabiduría nos explica que estas ideologias son divinidades, que deben ser desenmascaradas, desveladas, pues no son Dios. Es el proceso de transformación del mundo, que cuesta la sangre, cuesta el sufrimiento de los testigos de Cristo. Y, si miramos bien, vemos que este proceso nunca ha terminado. Se realiza en los diversos periodos de la historia de formas siempre nuevas; también hoy, en este momento, en el que Cristo, el único Hijo de Dios, debe nacer para el mundo con la caída de los dioses: los poderes, caen y se convierten en súbditos del único Señor Jesucristo.

De esta lucha en la que estamos, de esta pérdida de poder de los dioses, de esta caída de los falsos dioses, que caen porque no son divinidades, sino poderes que destruyen el mundo, habla el Apocalipsis en el capítulo 12. Se dice que el dragón pone un gran río de agua contra la mujer para arrastrarla. Y parece inevitable que la mujer se ahogue en este río. Pero la buena tierra absorbe este río y éste no puede hacerla daño. El río es fácilmente interpretable: son estas corrientes que dominan a todos y que quieren hacer desaparecer la fe de la Iglesia, la cual ya no parece tener sitio ante la fuerza de estas corrientes que se imponen como la única racionalidad, como la única forma de vivir.

Sin embargo, la tierra que absorbe estas corrientes es la fe de los sencillos, que no se deja arrastrar por estos ríos y salva a la Madre y al Hijo. Por ello el Salmo 118 dice que la fe de los sencillos es la verdadera sabiduría, que no se deja devorar por las aguas, esa es la fuerza de la Iglesia». (Hasta aqui un extracto de la primera intervencion del Papa en el Sinodo de los Obispos para Oriente Medio, 11-10-2010)

Dos dias despues el obispo de Roma, da un paso mas en este trabajo de desenmascarar a estas falsas divinidades y hace un llamamiento para que surja una nueva generación de católicos, personas interiormente renovadas, que se comprometan en la actividad política sin complejos de inferioridad.

Este llamamiento me ha traido a la memoria el articulo del P. Iraburu que les copio, sobre cuáles han de ser los «Pilares» de esa política sin complejos:

“Resulta difícil hablar de la dimensión espiritual de la acción política. El mundo político está tan, tan, tan secularizado, que las palabras que sobre él deban ser pronunciadas y escuchadas, apenas resultan inteligibles, son un lenguaje olvidado. Cuando el pueblo cristiano, con sus representantes políticos, intenta sanear la Ciudad del Diablo, liberarla con la fuerza de Cristo de tantas divinidades –leyes criminales, abortos, pornografía, divorcios, suicidios, drogas, educación perversa, televisión basura, política anti-Cristo–, ignora muchas veces, que en su lucha no se enfrenta sólamente con ejércitos de hombres carnales, sino que va ante todo, contra «los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos» (Ef 6,12).

Los políticos secularizados de hoy, y en buena parte el pueblo cristiano, ignora que «la Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado» (Gál 3,22), cautivo del «príncipe de este mundo» (Jn 12,31), sujeto bajo el yugo del Maligno (1Jn 5,19). Por eso muchas veces entran los católicos y sus políticos a «combatir los buenos combates de la fe» en la vida política (1Tim 6,12), sin «revestirse de la armadura de Dios» (Ef 6,13), sin tomar el escudo que les defienda de «los encendidos dardos del Maligno», sin atreverse tampoco a dar testimonio de la verdad, es decir, a blandir «la espada del espíritu» (6,16-17), «la espada de doble filo» (Heb 4,12), que es la verdad de Cristo. No entienden que al entrar en política, lo quieran o no, entran en una tremenda batalla contra el poder de las tinieblas (y que sin la fuerza del Espíritu es para ellos imposible la victoria, y que por muchas campañas, manifestaciones, recursos jurídicos y congresos que organicen –siendo buenos y convenientes todos esos medios– están condenados al fracaso).

La espiritualidad, propio de toda acción de reforma cristiana, ha de estar presente también en  la actividad política. El cristiano, también el político, no tiene para vencer los males de este mundo un arma más poderosa que la oración, el testimonio de la verdad, la eucaristía, el martirio y todo lo que es propio de la vida sobrenatural de la gracia, a saber:

1.– El reconocimiento de los males. Los falsos políticos cristianos dicen: «hay mucho por mejorar, pero el camino que llevamos [el de la democracia liberal relativista] es el bueno». Los verdaderos dicen: «vamos muy mal, y si no enderezamos el planteamiento fundamental de nuestra vida política, iremos de mal en peor»… Sin reconocimiento, sin diagnóstico verdadero de los males de la sociedad política, no puede haber tratamiento sanante adecuado.

2.– El reconocimiento de nuestras culpas. No hay política cristiana que valga si no comenzamos por ahí: «eres justo, Señor, en cuanto has hecho con nosotros, porque hemos pecado y cometido iniquidad en todo, apartándonos en todo de tus preceptos… Por eso nos entregaste al poder de enemigos injustos y apóstatas» (Dan 3,26-45). Ésa es la situación verdadera que estamos viviendo, y conviene saberlo.

3.– Los males políticos que nos abruman son castigos medicinales. Son innumerables los males que aquejan a nuestra sociedad, pero tengamos bien claro que el Señor «no nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas» (Sal 102,10). Por el contrario, todo lo dispone con sabiduría y amor en su providencia, y aunque permite a veces grandes males, procura siempre el bien de los que le aman (Rm 8,28).

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Centenario de la Beata Carmen Sallés

Arranca el centenario de la Beata Carmen Sallés

Sus cuatro palabras más célebres han guiado la educación de generaciones de alumnos

Cuando llegó desde Barcelona a Burgos en 1892, tenía una idea muy clara: ciertos dramas juveniles sólo pueden frenarse en las aulas.

Actualizado 16 octubre 2010

C.L./ReL

«Haz lo que haces»: hay gurús de la autoayuda que ganan mucho dinero con similares exhortaciones a la concentración y a la responsabilidad, pero la Beata Carmen Sallés (1848-1911) regaló esos y otros consejos a las alumnas de sus colegios. El año que viene se cumple el centenario de su muerte, y las celebraciones arrancaron este viernes en todos los centros de las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, evocando aquel 15 de octubre de 1892 en que la religiosa, natural de Vic (Barcelona), llegó a Burgos con tres compañeras más para fundar, gracias al amparo del obispo Manuel Gómez-Salazar, el primer colegio.

Carmen Sallés había sido prometida en matrimonio, pero logró romper una decisión que le era ajena para ingresar primero en las monjas Adoratrices, que recuperaban a mujeres de la marginación del delito y la prostitución. Fue allí donde comprendió que esos dramas y otros similares sólo podían frenarse eficazmente mediante la educación de las jóvenes. Ingresó en las Dominicas con ese fin, y tras dedicar veintidós años a la enseñanza de la mujer, decidió fundar una congregación aparte.

La espiritualidad sería la misma, una piedad honda y sin sensiblerías, y de hecho se denominó originariamente Concepcionistas de Santo Domingo, pero luego cambió el nombre por el actual. En 1892 obtuvo la aprobación diocesana y en 1908 la aprobación pontificia, por parte de San Pío X. Fundó en vida 13 Casas de María Inmaculada, y falleció el 25 de julio de 1911. Juan Pablo II la beatificó en 1998.

«Mientras haya jóvenes que educar y valores que transmitir, las dificultades no cuentan», repetía Carmen Sallés, que transmitió a sus religiosas un concepto de la educación basado en la voluntad y el esfuerzo: «Adelante, siempre adelante, Dios proveerá» o, sobre todo, «Haz lo que haces, hazlo bien, hazlo por Dios», son santo y seña de la institución, extendida hoy, además de España (catorce centros), en Italia, Japón, Corea del Sur, India, Filipinas, México, Venezuela, República Dominicana, Brasil, Estados Unidos, Congo, Camerún y Guinea Ecuatorial.

Al abrir el II Congreso Internacional Concepcionista, la superiora general, María Luz Martínez, exhortó a la comunidad a convertirse en heredera «de una historia que nos transciende y que nos sitúa ante la responsabilidad de acoger y enriquecer este legado inagotable y continuarlo, expresándolo de una manera siempre renovada». Herencia y compromiso es de hecho el lema que guiará durante los próximos meses la vida de la congregación y los actos festivos de sus centros educativos.

¿Habéis visto mi interpretación de La Pasión….?

Actualizado 12 octubre 2010

Jim Caviezel: «¿Habéis visto mi interpretación de La Pasión….?»

Jesús García

El pasado martes día 5, Jim Caviezel presentó en Madrid su última película, y fui al pase con un montón de amigos. Era una ocasión única ver en persona al actor que puso rostro a nuestro Señor en la mejor película que se ha hecho sobre Él.

La verdad es que el tío tiene una planta de actor de Holywood que te caes, sin embargo, en la presentación se le notó nervioso. Explicó por qué había hecho la nueva peli, titulada La verdad de Soraya M., basada en la historia real de una mujer que muere lapidada en un pueblecito iraní, víctima de una confabulación perpetrada por su marido, que se quiere enrollar con otra y no sabe cómo quitarse de encima a su esposa. Y lo consigue. Vaya si lo consigue…

La cosa es que Borja Mec probó suerte con pedir una entrevista a Caviezel cuando aún le llamábamos Caviezel, para colarnos en una agenda que manejaba quince encuentros con la prensa, por día, durante los dos siguientes.

El miércoles, a eso de las diez, recibí la llamada. Todo estaba en marcha y nuestra cita era a quince minutos de la una del mediodía, suficiente para atar las tareas de la mañana y organizarme.

Cogí la cámara y un taxi y en un periquete estaba en el hotel de Caviezel escribiendo una dedicatoria para él en un ejemplar del libro que escribí sobre Medjugorje. De pronto, Lucía nos llamó. Era nuestro turno, y es curioso porque recuerdo que Borja y yo nos colocamos allí como si nos fuesen a entrevistar a nosotros. Me explico. Aquello no formaba parte de una entrevista, sino de una conversación que teniamos pendiente. Sencillamente, se nos había echo esperar el tal Caviezel…

Borja le hizo las preguntas de rigor sobre la peli. Respuestas de concurso, ni una sola sonrisa y nada de aire en unos siete minutos que fueron un muermo. Hasta que Borja tuvo las narices de ofrecerle un trabajo a Jim. Ese fue el momento en que dejamos de llamarle Caviezel. Jim lo rechazó, pero nos habló de otras dos personas a las que preguntar. En ese momento, Borja le pidió que explicase que fue para él el hecho de haber conocido Medjugorje, y Jim fue explícito. Está grabado, para los incrédulos: “Medjugorje… verás, la cosa funciona de la siguiente manera: Yo no habría hecho La Pasión de Cristo de no haber ido a Medjugorje. ¿Habéis visto mi interpretación de Cristo en La Pasión”. Ahá, la hemos visto. “Pues entonces habéis visto un fruto de Medjugorje. Yo no sé si lo que dicen que allí sucede es verdad, lo que yo sé es que allí conocí el Amor de Dios, experimenté la maternidad de María… Yo no oí ninguna voz física, pero sentí que Dios me prevenía de que algo iba a pasar y de que yo debía estar preparado”.

Jim sonrió ante nuestros comentarios, no le importó no tener ni idea de español cuando le regalé el libro, y nos brindó una divertida y emocionante representación a dos voces de una conversación que él tuvo con Juan Pablo El Grande, como le llama, imitando la voz del anterior Papa y poniendo la suya propia cuando tocaba.

Jim sonrió cuando le dijimos que la culpa de haberle ofrecido trabajo la tuvo él cuando, la noche anterior, nos contó una anécdota en la que él mismo, recién llegado a Hollywood y trabajando de camarero, le dijo a un afamado actor que quería ser actor como él. “No tengáis miedo. No tengáis miedo de hacer lo que hay en vuestro corazón”, dijo. Y nos remató con una indicación acerca de la responsabilidad que tenemos los que tenemos fe, y más aún, los que nos dedicamos al mundo de la Comunicación. Él mismo nos dijo que en Hollywood se hacen películas para ganar dinero, pero que a él no le sale. “Yo recibí un don de Dios y lo pongo a su servicio”.

Para acabar, Borja le preguntó que qué se siente cuando alguien le dice que, al rezar, es su rostro el que le pone al rostro de Cristo. “No es solo mi rostro. También es el tuyo, y el del otro, y el de todos, porque Cristo murió por todos nosotros”.

 

Un legionario agradece al Opus Dei

Actualizado 16 octubre 2010

Un legionario agradece al Opus Dei (y un ejemplo a seguir)

Que el viaje apostólico de Benedicto XVI a Gran Bretaña fue un éxito, está sobradamente reconocido incluso por los medios más hostiles al catolicismo (véase, por ejemplo, el siguiente análisis). Desde luego que la fuente del éxito no ha sido otra que la acción de Dios en el alma de millones de personas, pero también es justo reconocer que hubo quienes se esmeraron de una manera particular por facilitar un clima más receptivo y de acogida hacia el Santo Padre. En este contexto entra la gratitud hacia el Opus Dei.

Alguno podrá preguntarse qué relación hay entre el éxito del viaje papal y el Opus Dei y, en definitiva, la gratitud a la fundación de san Josemaría Escrivá.

La idea de un grupo de “portavoces” no oficiales que pudieran servir de allanadores de caminos para preparar la llegada del Papa y de su mensaje al Reino Unido fue lanzada por Austen Ivereigh, un periodista de 44 años del rotativo The Guardian. La iniciativa halló bien pronto el apoyo del responsable del Opus Dei en Inglaterra, Jack Valero (la agencia zenit le hizo una entrevista a Valero después del viaje del Papa, se puede leer Medios de comunicación y polémica, una oportunidad para la Iglesia), y de una ex productora de la BBC, Kathleen Griffin. Así nació Catholic Voices, apoyada por The Catholic Union of Great Britain y el beneplácito de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.

El semestre precedente a la visita de Benedicto XVI fue un periodo de preparación intenso en temas controversiales sobre la vida de la Iglesia, en comunicación y, finalmente, en intervenciones en programas de radio, televisión y prensa impresa y digital.

Sorprendentemente no faltaron candidatos: de entre un grupo inicial de 80 personas, fueron 24 las elegidas para fungir como voces católicas en base a criterios de personalidad, actitud y catolicidad.

Catholic Voices nació como iniciativa independiente de laicos pero fielmente apegada al Magisterio de la Iglesia. Ahora se mantiene como una especie de observatorio de información socio religiosa y también como oportunidad para seguir saliendo al paso sobre temas controversiales en la vida de la Iglesia católica en el Reino Unido (se puede ver el portal de Catholic Voices en http://www.catholicvoices.org.uk/, y también su blog http://catholicvoicesmedia.blogspot.com/).

El proyecto Catholic Voices pone de manifiesto el bien que el laicado puede realizar por la promoción y defensa de la fe. Al mismo tiempo, se convierte en un ejemplo que bien pueden imitar otros movimientos eclesiales. A nivel diocesano, piénsese en un “Catholic Voices” para ayudar al obispo local en su misión pastoral, sobre todo por cuanto respecta a salir al paso en la tratativa de temas sobradamente tendenciosos y recurrentes como las riquezas de la Iglesia, las cruzadas, el papel de la mujer en la Iglesia o el caso Galileo, entre tantos otros. A un nivel parroquial también se puede aplicar la iniciativa, si bien con un alcance más reducido y no por ello menos importante.

No se trata de “suplir” la misión específica del portavoz diocesano cuanto de salir al paso sobre controversias de comunicación y tópicos de interés más amplios. Y no está de sobra decir que el interés, la ilusión y la buena intención no suplen la necesidad de una adecuada formación, en este caso concretamente en el rubro de la comunicación tanto oral como escrita y, desde luego, en la fe que son sobre todo obras hechas vida cada día.

A continuación una de las intervenciones de Catholic Voices nada menos que en la BBC.

Canonización de la primera santa guipuzcoana

Marta y María

Golpe de Benedicto XVI al activismo en la canonización de la primera santa guipuzcoana

La Madre Cándida, fundadora de las Hijas de Jesús, subió a los altares acompañada por otros cinco religiosos.

Actualizado 17 octubre 2010

C.L./ReL

Ya hay en la Iglesia seis nuevos santos, entre ellos dos de los que suelen llevar el adjetivo «primero»: la primera mujer guipuzcoana que llega a los altares para ser venerada por la Iglesia universal, la Madre Cándida María de Jesús (1845-1912), fundadora de las Hijas de Jesús, y el primer australiano, hombre o mujer, que recibe el mismo honor, la Hermana María de la Cruz McKillop (1842-1909), quien llegó a ser excomulgada por su obispo por «insubordinación», aunque la pena fue rápidamente levantada por contraria al Derecho Canónico.

Además Benedicto XVI proclamó santos, ante decenas de miles de personas de muchos países (con abundante presencia de españoles, encabezados por el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla), al canadiene André Bessette (1845-1937), al polaco Stanislaw Soltys (1433-1489) y a las italianas Giulia Salzano (1846-1929) y Camilla da Varano (1458-1524).

Durante la homilía leída en la celebración, el Papa destacó sobre todo la importancia de la oración. Evocando la liturgia del día, señaló su enseñanza fundamental: «La necesidad de rezar siempre, sin cansarse de hacerlo». Y lanzó una clara crítica al activismo que, como eco de la vieja discusión entre Marta y María, prescinde de la relación con Dios para confiar sólo en los medios humanos: «A veces nos cansamos de rezar, y tenemos la impresión de que la oración no es útil para la vida, de que es poco eficaz. Y entonces sentimos la tentación de dedicarnos a la actividad, de emplear todos los medios humanos para alcanzar nuestros objetivos y no recurrimos a Dios. Jesús, sin embargo, enseña que hay que rezar siempre».

Pero no de cualquier manera: «La oración debe ser expresión de fe. Si no, no es verdadera oración. Si uno no cree en la bondad de Dios no puede rezar de forma realmente adecuada. Por consiguiente, la fe es esencial como base de la actitud orante», y citó como ejemplo a los seis nuevos santos.

La vida «ligada a la Eucaristía» de San Stanislaw Kazimierczyk, la vida interior «en medio del sufrimiento y la pobreza» de San André Bessette, la decisión firme y durante toda la vida de «vivir sólo para Dios» de Santa Cándida de Jesús, la insistencia en la «formación espiritual» de Santa María McKillop, la importancia pedagótica del «fervor espiritual» que transmitía Santa Giulia Salzano y la opción por la «vía de la penitencia» de Santa Battista Camilla Varano en un tiempo de relajación de costumbres, fueron las virtudes glosadas por el Papa para situar a los seis religiosos -casi todos ellos de la enseñanza, y casi todos pertenecientes al gran siglo del anticlericalismo que fue el XIX- como modelos de la oración constante que recomendó a todos en la que calificó como «fiesta de la santidad».

A la que acudieron, entre otros, el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, y los ministros de Asuntos Exteriores canadiense y polaco.

Tras el Angelus del mediodía, el Papa se dirigió en diversos idiomas a todos los fieles presentes, y dijo en español: «Confío a las Religiosas Hijas de Jesús a la intercesión de Santa Cándida, su Fundadora. Pido a Dios también que los nuevos santos sirvan de modelo al pueblo cristiano, particularmente a los jóvenes, para que sean cada vez más los que acojan la llamada del Señor y entreguen por completo su vida a proclamar la grandeza de su amor».