Sacrificó su propia vida

El norteamericano Brian Wood

Un joven padre sacrificó su propia vida para salvar a su esposa embarazada

En una valiente maniobra automovilística que le causó la muerte, salvó a su esposa y su hijo no nacido del mismo final.

Actualizado 24 septiembre 2010

ACI

Brian Wood se ha convertido en un héroe para sus amigos y familiares. En una valiente maniobra automovilística que le causó la muerte, salvó a su esposa Erin y su hijo no nacido del mismo final.

Brian tenía 33 años de edad y trabajaba como desarrollador de videojuegos. El 3 de septiembre se dirigía con su esposa –que dará a luz en noviembre a su primer hijo- y dos amigos a su hogar en Washington State, cuando una camioneta conducida por un sujeto bajo el efecto de las drogas, invadió el carril contrario de la autopista y se dirigió directamente hacia ellos.

Ante la inminente colisión frontal, Brian frenó con una maniobra que le permitió girar su automóvil para recibir el impacto de su propio lado. Murió en el acto. Su esposa solo recibió un golpe en el ojo y el niño no sufrió daño alguno. Según la policía, con esta maniobra usó su cuerpo como escudo para su esposa y el bebé.

Erin declaró al programa Today Show de la NBC que Brian actuó justo a tiempo para salvarlos. «Si ocurría el choque frontal, los dos habríamos muerto al instante, junto con nuestro bebé. Definitivamente Brian nos salvó. Él hizo esa elección, y estoy agradecida por eso», afirmó

Erin destacó que el sacrificio de su esposo –con quien estaba casada desde hace cinco años- no fue una sorpresa. «Él estaba muy emocionado por el bebé, siempre me trató con amor y me ponía en primer lugar«.

Su último acto de amor, «me rompe el corazón, y también me llena de gratitud», indicó.

En estos momentos de dolor, afirma, «sólo estoy tratando de sacar muchas fuerzas por saber que él tomó la opción de salvarnos a mí y al bebé. No puedo desperdiciar este regalo. Sólo estoy tratando de concentrarme en lo que tengo que hacer y de cumplir mi trabajo como madre».

A pesar de la tragedia, Erin aguarda «la alegría que vamos a tener una vez que este bebé nazca».

«Era un hombre maravilloso. Estaba muy emocionado por ser padre e hizo lo único que pudo para salvar al bebé. Estaba dispuesto a sacrificarse para salvarnos. Esa es la verdadera medida de un esposo y un padre. Él amaba la vida y estaba muy agradecido por ella«, agregó Erin.

Adolescente focolarina será beatificada este sábado

Chiara Badano

Adolescente focolarina fallecida en 1990 será beatificada este sábado

Murió el 7 de octubre de 1990. Las últimas palabras a su madre fueron: «Sé feliz porque yo lo soy».

Actualizado 22 septiembre 2010

Carmen Elena Villa/Zenit

Un partido de tenis cuando tenía 17 años fue el evento que cambió radicalmente la vida de Chiara Badano (1971 – 1990). Allí comenzó a sentir dolores muy fuertes. Era el principio de la enfermedad que meses después la llevó a la muerte. «Por ti, Jesús, ¡si tú lo quieres, yo también lo quiero!», eran las palabras que repetía durante su agonía.

Chiara pertenecía al Movimiento de los Focolares, fundado en Italia por Chiara Lubich en 1943. Será beatificada este sábado a las 16 horas en el santuario del Divino Amor en Roma, en una ceremonia presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en representación del Papa Benedicto XVI.

El mismo día, a las 20:30 horas, miles de miembros de los Focolares se reunirán en el Aula Paulo VI del Vaticano para festejar la llegada a los altares de la primera de sus miembros. El domingo a las 10:30 el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado Vaticano, oficiará una misa en acción de gracias en la basílica San Pablo Extramuros de Roma.

Chiara: la alegría del hogar
Después de 11 años de matrimonio, a los esposos Ruggero y Maria Teresa Badano se les cumplió el sueño de la llegada de su primera y única hija: Chiara, quien nació el 29 de octubre de 1971 en una pequeña población llamada Sassello, ubicada en la región de Liguria, al norte de Italia.

“No era sólo hija nuestra. Era, en primer lugar, de Dios y como tal teníamos que educarla, respetando su libertad”, testimonia su madre, en un video que puede verse en la página oficial de su beatificación http://www.chiaralucebadano.it/

En 1981 conoció al movimiento de los Focolares, gracias a una amiga llamada Chicca que la invitó a hacer parte del movimiento GEN (Generación nueva) “A Jesús lo puso en el primer lugar. Lo llamaba ‘mi esposo”, dijo en diálogo con ZENIT Maria Grazia Magrini, vicepostuladora de la causa de Chiara Badano.

De joven le gustaba cantar, bailar, jugar tenis y patinar. Amaba la montaña y el mar.  “También trataba de ir a misa todos los días”, dice Maria Grazia.

Un día jugando tenis sintió un dolor muy fuerte: “Regresó a casa muy pálida y subió ; las escalas”, dice su madre quien le preguntó: “¿Por qué regresaste Chiara?”. Y ella dijo: “porque durante el partido sentí un dolor tan fuerte en la espalda que se me cayó la raqueta”.

Los dolores iban empeorando. Luego le realizaron un TAC. El resultado fue el más temido: un osteosarcoma. Su madre todavía recuerda cuando llegó a casa después de la primera sesión de quimioterapia. No quería hablar: “La miraba y veía la expresión de su rostro, toda la lucha que estaba combatiendo dentro de sí para dar su sí a Jesús”. Tras 25 minutos le dijo a su madre “ahora puedes hablar”:

Chiara fue sometida a una operación que no tuvo éxito, desde ese entonces perdió el uso de sus piernas. Según su vice postuladora, esta joven deportista, a pesar del momento tan doloroso exclamó: “Si tuviera que elegir entre caminar o ir al paraíso, no tendría dudas, escogería el paraíso”, dijo Chiara. En ese tiempo estrechó una fuerte amistad con Chiara Lubich, fundadora del movimiento de los Focolares, a quien decidió llamarle Chiara “Luce” Badano.

Así transcurrió varios meses de agonía que la ayudaron para prepararse en su encuentro con Jesús:” “Los momentos más bellos fueron durante el último verano”, testimonia su amiga Chicca. “Ella permanecía inmóvil en su cama”, recuerda. Maria Grazia destacó la actitud de Chiara: “No lloró, no se lamentó, miraba en un mueble la imagen de Jesús”.

Chicca cuenta que la joven quiso preparar su propio funeral: los cantos de la misa, el vestido y el peinado: “Todo para ella era una fiesta. Me dijo que quería ser en terrada con un vestido blanco, como una esposa que va a encontrarse con Jesús”.

Y le hizo una última exhortación a su madre: “Cuando me vistas, deberás repetir tres veces: Ahora Chiara ve a Jesús”. Chiara pidió que las córneas de sus ojos fueran donadas a dos jóvenes. Murió el 7 de octubre de 1990. Las últimas palabras a su madre fueron: “Sé feliz porque yo lo soy”.


Acurrucada en su asiento, estaba hablando con Dios

Así explica Renzo Allegri cómo rezaba la Madre Teresa:

Cuando pienso en Madre Teresa, la imagen que se me viene en seguida a la mente es a ella en oración. La primera vez que viajé en coche con ella, tuve el honor de sentarme a su lado.(…)

El coche aceleraba nervioso en el tráfico caótico e intenso. A veces frenaba bruscamente, daba volantazos, arrancaba imperioso, agarraba las curvas de forma temeraria, era abordado por otros coches, impacientes y agresivos, que lanzaban amenazas con penetrantes golpes de cláxon. Yo estaba agarrado al manillar y miraba con preocupación al conductor, muy bueno pero imprudente. Madre Teresa, en cambio, estaba absorta en la oración, y no se daba cuenta de nada.

Acurrucada en su asiento, estaba hablando con Dios. Tenía los ojos semicerrados. El rostro arrugado, doblado sobre el pecho, estaba transfigurado. Parecía casi que emanara luz. Las palabras de la oración salían de sus labios, precisas, claras, lentas, casi como si se detuviera a saborear el significado de cada una de ellas. No tenían la cadencia de una fórmula continuamente repetida, sino la frescura del diálogo, de una conversación viva, apasionada. Parecía que la Madre hablara realmente con una presencia invisible.

A mi modo de ver el nuestro es tiempo de oración, de recogimiento, de contacto con Dios. Ante un mundo que se mueve febril y frenético los que una vez aprendimos a orar y sabemos hacerlo, conviene que lo hagamos.

Si eres una persona orante, vives en el mundo y estás presente. Conectado conel cielo, aprendes a moverte no por cálculo o interés sino por impulso espiritual. Si oras, el Espíritu Santo va acoplándose y moldeando tu personalidad, de forma que poco a poco vas orientando tu quehacer según el parecer de Cristo, que vive en ti.

Él nos lo enseñó, pues constantemente, a lo largo de su vida pública, “se retiraba a orar”. Han seguido su estela todos los santos que han sabido descubrir y gustar de la oración, pues en ella y desde ella encontraron el sentido y la clave de su existencia.

De hecho, todas las personas que han hecho algo significativo en la vida, gente de a pie como tú y como yo, al final siempre cuentan su secreto, que es entrar en la cámara del Esposo, amar y dejarse amar.

¿Te animas?

Georgina Trías
www.georginatrias.wordpress.com

San Pío de Pietrelcina

Hoy, fiesta de San Pío de Pietrelcina, (23 Septiembre) abro la ventana a la relación que este santo sacerdote tenía con los niños. Así trabajaba afinando la conciencia de las pequeñas almas que querían amar cada día más y mejor a Jesús. Escuchad cómo confesaba a las niñas de 6 años. Lo cuenta Felicita Massa, a quien he podido conocer personalmente, oriunda de San Giovanni Rotondo, hoy ya anciana.

“El Padre Pío me preguntó si había recitado la oración de la mañana. Y yo le respondí:
A veces sí, a veces no-. Y él me preguntó:
– Y el desayuno, ¿te lo has tomado?
– Sí, el desayuno me lo tomo siempre.
– Fenómeno, el desayuno sí. En el cuerpo sí piensas, y en el alma no. Tienes que rezar todas las mañanas.
Yo se lo prometí y he intentado mantener la promesa.”

Con esta sencillez hablaba esta señora de nuestro santo. El Padre Pío, sacerdote que recibió los estigmas de Nuestro Señor durante cincuenta años, era así: con pocas palabras decía mucho, y de forma definitiva, pues como veis, las palabras que le dijo a los seis años, Felicita no las ha olvidado.
Este episodio me hace reflexionar sobre un tema del que últimamente vuelve a hablarse, que es el de la edad de la primera comunión. Meditando sobre cómo hablaba el Padre Pío a una niña de seis años, cómo creía en su capacidad de formar desde muy temprano la conciencia, y uniéndolo a la reflexión que hizo el Cardenal Cañizares el pasado mes de agosto, quiero unirme desde aquí, también desde mi propia sensibilidad espiritual a este llamamiento.

Dice el Cardenal: “Todos, especialmente los niños, tenemos necesidad del pan bajado del cielo, porque también el alma debe nutrirse y no bastan nuestras conquistas, la ciencia, las cosas técnicas, por muy importantes que sean. Necesitamos a Cristo para crecer y madurar en nuestras vidas.”

Verdaderamente, creo que a los siete años, los niños y las niñas ya necesitan a Cristo para crecer y madurar de forma armónica, integrarlo en la unidad de su ser, y arraigar así su persona. Un mínimo de atención a tus hijos o a cualquier niño que tengas cerca te confirma la idea de que “ellos son siempre amigos muy especiales del Señor”, de que “son, por su alma limpia y abierta, los mejor dispuestos al encuentro, la amistad, la unión con Jesús.” Así como a recibir su presencia y su fuerza. No les privemos, pues, como dice el Cardenal, del don de Dios. Pidámoslo a nuestros catequistas, en las parroquias, en los colegios, y se nos dará. Hagamos lo que esté en nuestra mano para dar este alimento esencial a nuestros hijos, a los niños que nos rodean. Seguro que nos sorprenderemos viendo que ellos mismos nos lo piden, pues su alma clama por ello.

“¡Habrá santos entre los niños!”, dijo San Pío X. Os invito, para concluir, a conocer la historia de Nennolina, una niña italiana que tenía tan solo seis años y medio cuando murió, y enseguida se sucedieron una catarata de conversiones y gracias. Una vida corta de intenso amor a Jesús, que hará que se convierta pronto en la santa más joven, no mártir, de la Historia de la Iglesia.

Georgina Trías
www.georginatrias.wordpress.com