La festividad del Cardenal Newman

La misma tuvo lugar el 9 de octubre de 1845

La festividad del Cardenal Newman se celebrará el día de su conversión a la fe católica

En la práctica tradicional, la Iglesia celebra a los santos y beatos en el día de su muerte, pero en el caso del futuro beato Cardenal John Henry Newman –converso del anglicanismo-, el Calendario Litúrgico lo festejará en la fecha de su conversión al catolicismo. A pocos días de la beatificación del Cardenal Newman, la Santa Sede ya publicó los detalles de la ceremonia que presidirá el Papa Benedicto XVI en Reino Unido el próximo domingo 19 de septiembre. El Papa proclamará que de aquí en adelante la fiesta del Cardenal Newman se celebrará cada 9 de octubre.

(Aci/InfoCatólica) Durante la celebración eucarística en el Parque Cofton de Birmingham, el Santo Padre pronunciará lo que se denomina la «fórmula de beatificación», en la que declara que el Cardenal Newman en lo sucesivo pueda ser invocado beato.

En general, los días de fiesta de los beatos y los santos están marcados en el día de su muerte. El Cardenal Newman falleció el 11 de agosto de 1890. Sin embargo, la Iglesia lo recordará el día se convirtió al catolicismo, el 9 de octubre de 1845.

En tono de broma, el Padre Federico Lombardi declaró en una conferencia de prensa que la Iglesia conmemora a muchos grandes santos en agosto así que para él es una buena idea celebrar al Cardenal Newman en octubre. El 11 de agosto la Iglesia celebra a Santa Clara de Asís.

Ricardo de la Cierva y la masonería

«EL OBSERVATORIO DE LA HISTORIA Y LA MASONERÍA».

El prestigioso historiador Ricardo de la Cierva se incorpora a ReL con un blog sobre la masonería

Anuncia un libro sobre masonería y satanismo. «Me ha impresionado comprobar que muchos sacerdotes y algunos obispos no creen en Satán».

Actualizado 13 septiembre 2010

Enrique Rivera/ReL

El famoso historiador especializado en historia contemporánea, Ricardo de la Cierva, se incorpora desde hoy al elenco de prestigiosos blogueros de Religión en Libertad con un blog dedicado al tema de la masonería.

En su blog que lleva por título «El observatorio de la historia y la masonería», de la Cierva presentará y analizará los asuntos más relevantes y controvertidos del pasado y presente de la masonería en España y el mundo, además de sus influencias en la sociedad, política y cultura actuales. En él trataremos asuntos «profundos, inquietantes o, simplemente interesantes», asegura.

Su primera entrega

Como ya podrán ver los lectores de ReL, de la Cierva anuncia en su primera participación que está preparando «uno de los libros que más me han apasionado en toda mi vida: «Masonería y satanismo, hoy».

«Me ha impresionado comprobar que muchos sacerdotes y algunos obispos católicos no creen en Satán y he decidido profundizar en el problema», dice el experto.

En esta primera entrega, Ricardo de la Cierva relata haber «encontrado sucesos increíbles» que los ha comprobado a fondo. «¡He tenido relación profunda con los primeros exorcistas del mundo!», exclama.

84 años y en plena producción intelectual

Ricardo de la Cierva es catedrático de Historia Contemporánea, doctor en Ciencias Químicas, amén de otras licenciaturas. Nació en 1926, en Madrid, bajo el signo de la Virgen de la Almudena, Patrona de la villa.

Va a cumplir, por tanto, 84 años y está en plena producción intelectual. Recientemente ha publicado el libro «Los rituales secretos de la masonería anticristiana» (Fénix), en el que hace un brillante análisis para comprender la infiltración del paganismo en las estructuras religiosas de nuestra sociedad.

Además el autor está preparando su libro número 156 y se dispone a escribir sus memorias que se titularán «La búsqueda».

Independiente, comprometido, siempre firme en sus principios, lo que le ha acarreado soledad e incluso le ha relegado al ostracismo, si bien esa actitud le ha granjeado no pocos admiradores y su obra es seguida por miles de personas en todo el mundo.

¡Desde ReL le damos una cordial bienvenida a don Ricardo de la Cierva!

Intelectual, sacerdote y santo

John Henry Newman, intelectual, sacerdote y santo

Actualizado 12 septiembre 2010

Monseñor Francisco Gil Hellín

El próximo 19 de septiembre, el Papa Benedicto XVI beatificará a John Henry Newman, más conocido como «el Cardenal Newman», en el aeropuerto de Londres. Se trata de un acto de enorme calado y proyección, porque así hay que calificar tanto el hecho de que sea el Papa de Roma quien acuda a beatificar a un ex miembro de la Iglesia anglicana, precisamen te en el corazón de esa misma Iglesia, como el que pueda hacerlo sin que se conmuevan los cimientos de la Iglesia de Inglaterra, en la que la Reina es su Jefe Supremo. No es, pues, de extrañar que el acto haya suscitado un inusitado interés y sea cubierto por una nube de periodistas.

¿Quién era Newman? Newman fue un inglés nacido en Londres, cuyo padre era banquero y su madre pertenecía a una familia de fabricantes de papel. A los siete años fue enviado a una escuela privada, donde se distinguió por su inteligencia y buena conducta. Pronto comenzó a leer la Biblia, por la que se sintió no sólo atraído sino subyugado. Más adelante realizó los estudios universitarios, en los cuales volvió a sobresalir. Pero no se encerró en lo estrictamente académico, pues representó obras de teatro en latín, tocaba el violín, ganó premios d e oratoria y editó publicaciones periódicas.

El año 1816 tuvo una influencia decisiva en su vida. El banco de su padre dio en quiebra, como consecuencia de las guerras napoleónicas, y él mismo contrajo una grave enfermedad, que, a la larga, sería una de las tres enfermedades que él calificaría luego como ‘providenciales´. Además, tuvo una conversión religiosa, en cuanto que su fe derivó hacia posiciones evangélicas y calvinistas, llegando a sostener que el Papa era el Anticristo. Años más tarde, en 1824, fue ordenado presbítero de la Iglesia de Inglaterra. Por esa época se convirtió en párroco de St. Clement, en Oxford, donde permaneció dos años, auque sacando tiempo para publicar importantes y densos artículos.

A finales de 1827, Newman sufre una especie de colapso nervioso, provocado por el exceso de trabajo y los problemas financieros de la familia, a lo que se unió la muerte repentina de su hermana menor. Poco después, en las vacaciones de 1928, comenzó a leer sistemáticamente las obras de los Padres de la Iglesia.

Entró en el llamado Movimiento de Oxford, el cual trataba de demostrar que la Iglesia de Inglaterra era la descendiente directa de la Iglesia de los Apóstoles. Esto le llevó más tarde a reconsiderar la relación de la Iglesia de Inglaterra con la Iglesia Católica Romana. Los puntos de vista de Newman fueron asumiendo progresivamente un mayor tono católico. En 1842 se retiró a Littlemore y vivió como monje con un pequeño grupo de seguidores y en condiciones de gran austeridad física. A sus discípulos les asignó la tarea de escribir sobre la vida de los santos ingleses, mientras él escribía «Ensayos sobre el desarrollo de la doctri na cristiana». Poco a poco se fue reconciliando con el dogma y la liturgia de la Iglesia Católica. En 1843 hizo una retractación formal de todas las afirmaciones pronunciadas contra la Iglesia Romana y en septiembre de ese mismo año predicó su último sermón como anglicano. Dos años más tarde se convirtió al catolicismo, siendo ordenado sacerdote católico en junio de 1847.

En 1889 a los 88 años de edad, fue nombrado por León XIII cardenal de la Iglesia Católica. Murió el 11 de agosto del año siguiente. En 1991 fue declarado Venerable y el 3 de junio de 2009 la Santa Sede promulgó el decreto que le atribuye un milagro. El próximo 19 de septiembre será beatificado por Benedicto XVI.

El nuevo beato nos ha dejado en herencia tres grandes amores: a la verdad, a la Sagrada Escritura y a los Padres de la Iglesia. Los tres son de suma actuali dad e importancia.

Francisco Gil Hellín es arzobispo de Burgos

Resultaron milagrosamente ilesas del 11-S

ST. PAUL Y ST. PETER, EN EL CORAZÓN DE MANHATTAN

Dos iglesias cristianas que resultaron milagrosamente ilesas del 11-S, hoy fuente de esperanza

Una católica y otra episcopaliana, juegan un rol fundamental en los esfuerzos por asumir la tragedia del atentado terrorista de Al Qaida.

Actualizado 13 septiembre 2010

Pedro Rodríguez/ABC

Se puede decir que la Zona Cero de Nueva York está llegando a un punto sin retorno en su camino de vuelta hacia la vida normal. El Burger King de la esquina está abarrotado, al igual que la tienda de ropa rebajada Century 21 e incluso el Millenium Hilton. Pero junto al consumo y lo mundano, en esa parte del Manhattan más antiguo y con más historia -y donde la iniciativa Cordoba House quiere construir una polémica mezquita- la espiritualidad, lo religioso, es parte fundamental de los esfuerzos por asumir la tragedia del 11-S.

El mejor ejemplo es la capilla de Saint Paul, que estaba, literalmente a la sombra de las Torres Gemelas. Por eso se utiliza con frecuencia la palabra milagro para explicar que ese templo episcopaliano no sufriera daños significativos, ni tan si quiera en sus vidrieras, durante la catástrofe de hace 9 años. Desde un primer momento que se extendió durante ocho meses, fue refugio, base de operaciones y simbólico lugar de luto. Sus rejas de hierro terminaron recubiertas por flores, recuerdos, fotos de desaparecidos, amuletos y toda la improvisada iconografía del 11-S.

La capilla -el edificio de continuado uso más antiguo de la ciudad y antes famosa porque George Washington rezó allí en 1789, el día de su investidura como primer presidente de Estados Unidos- no ha vuelto a la normalidad. Se ha convertido en una exposición permanente sobre lo ocurrido hace nueve años: Un uniforme de bombero en un banco, un camastro de los utilizados por los equipos de rescate, altares que recuerdan a las víctimas y las insignias de oficiales de Policía de todo el mundo -también de España- que sirven para recordar que entre los más de 2.700 muertos del World Trade Center, cuatro centenares eran servidores públicos.

En el suelo, los responsables de la capilla con el mérito de haber sobrevivido también al Gran Incendio de 1776 han colocado un laberinto circular de tela. Invitan a los visitantes a seguirlo en silencio y meditar. Mientras que en el exterior, con vistas a las obras en curso, un pequeño e histórico camposanto sirve también como simbólico cementerio para muchas familias que nunca recuperaron los restos de sus muertos en la ofensiva terrorista de Al Qaida.

En ese cementerio se ha colocado la Campana de la Esperanza, que cada aniversario de 11-S en cuatro ocasiones repica cinco veces consecutivas (“ four-fives”, el tradicional saludo de los bomberos de Nueva York a los caídos). Todos los días del año el trasiego de visitantes es constante y hay algunas cajas de kleenex estratégicamente colocadas en su interior.

Parroquia católica de San Pedro
A poca distancia también se encuentra la parroquia de San Pedro, el templo católico más antiguo del Estado de Nueva York y donde se convirtió Elizabeth Ann Seton, la primera ciudadana de Estados Unidos canonizada por el Vaticano. El 11-S, esa iglesia también se salvó contra todo pronóstico. El peor daño fue el agujero en el tejado provocado por un trozo del tren de aterrizaje de uno de los aviones estrellados contra las Torres Gemelas.
El padre Madigan, párroco de San Pedro hace nueve años, recuerda cómo botiquines, máscaras de gas, botas, mangueras y raciones de comida se amontonaron sobre los bancos de la iglesia y también en la cripta. Allí llevaron el cadáver del capellán de los bomberos de Nueva York que murió en el World Trade Center, el fraile franciscano Mychal Judge. Su reflexión es que “conforme esos edificios se convirtieron en polvo ante nuestros ojos, empezamos a vernos unos a otros para comprobar donde se encuentra el verdadero poder y fuerza“. Para descubrir que “nuestra verdadera fortaleza fueron todos esos actos de compasión, obras de generosidad y sacrificio”.

El Memorial 9/11, a cargo del monumento previsto dentro del nuevo World Trade Center, ha reunido todos estos sitios en una ruta del recuerdo, con su propio mapa y una aplicación para el iPhone. Como introducción a este vía crucis contemporáneo, ya se puede visitar una pequeña exposición introductoria a lo que será ese monumento y museo. Al ver la presentación en una pantalla gigante de video, todavía hay gente que llora.