Una monja en África por 1.5 millones de euros

Mucho me temo que ser cooperante, así moderno, con pashmina de lino al cuello para atajar las inclemencias del desierto, valga más que un hábito roído por el calor, los años y la penuria.

Luján Artola

Actualizado 24 agosto 2010

Tras la liberación de los dos cooperantes catalanes, la alegría , el alboroto, el pago y la vergüenza ajena. Ahora mismo, miembros de la oficina administrativa de Al Qaeda deben estar como locos con los dedos a mil por hora en las calculadoras. Teniendo en cuenta que en África en estos momentos hay cerca de 3.200 misioneros y misioneras dejándose la piel en las zonas más devastadas y conflictivas, pues multipliquen. Las monjas valen cerca de 1.5 millones de euros y los misioneros más o menos 3.5 por eso de ser hombres. Yo hago el cálculo, contando con que valgan lo mismo los cooperantes liberados que todas esas personas que llevan años y años trabajando por la verdadera solidaridad.

Sin menosprecio, estas tres personas se bajaron al moro a jugar a llevar bolsitas de tiritas y entregarlas con flashes, aplausos y banderas catalanas detrás. Eso que me encantan las banderas, la catalana también, resulta torpe y hasta sonroja ver la realidad tan hipócrita que nos rodea. ¿De verdad esta sociedad toleraría que se pagara eso por la Hermana Lucía, o el Padre Ernesto? ¿Y de verdad se entendería que se canjeara a un terrorista a cambio de sus vidas?.

Mierda de gafas que se pone la gente para ver lo que quiere. Para darle el color que apetezca, para que la rueda de prensa quede lucida, para que se escriba lo que interesa y se lea lo que el director de gabinete haya escrito el día anterior cebándose con Google…para que cosas que pasan, las veamos como alegrías, cuando dan pena. No deseo en absoluto que estas personas hayan sufrido este secuestro lleno de tiranía. Eso por supuesto. Pero leo que piensan volver a bajar con otro cargamento en breve. Sugiero, se hagan con un buen seguro, un arsenal de Kalashnikov o directamente hagan su solidaridad con las familias de Al Qaeda, que aunque a ellos no les haya quedado claro, son los malos de la película. Y nos amenazan a todos por igual. Aunque mucho me temo que ser cooperante, así moderno, con pashmina de lino al cuello para atajar las inclemencias del desierto, valga más que un hábito roído por el calor, los años y la penuria.

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

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