El Papa se reúne con más de 60 mil monaguillos

EN LA PLAZA DE SAN PEDRO

El Papa se reúne con más de 60 mil monaguillos de toda Europa y les pide amar la Eucaristía

Dedicó la catequesis a san Tarcisio, patrón de los monaguillos y bendijo una nueva estatua del santo que será colocada en las catacumbas de San Calixto.

Actualizado 4 agosto 2010

Efe

Más de 60.000 monaguillos de doce países europeos, de ellos 45.000 alemanes, asistieron hoy en el Vaticano a la audiencia pública del Papa, quien les exhortó a venerar la Eucaristía y a realizar «con amor, devoción y fidelidad» su labor.

«La Eucaristía es un bien precioso, un tesoro cuyo valor no se puede medir. Es apoyo y fuerza para nuestro camino de cada día y vía hacia la vida eterna, es el don más grande que Jesús nos ha dejado», afirmó el Pontífice ante los miles de jóvenes.

La presencia de tantos muchachos y muchachas en el Vaticano, tras los numerosos escándalos de abusos de menores por parte de clérigos en diferentes países, entre ellos EEUU, Irlanda, Alemania, Austria, Holanda, Italia y Bélgica, testimonia, según señalaron fuentes vaticanas, la «gran confianza» en la Iglesia católica y en el Pontífice por parte de las familias.

Representantes de la organización Coetus Internationalis Ministratium (CIM), que les agrupa, señalaron que esos casos no han influido a la hora de venir a Roma, lo que no significa, que no se trate de hechos deplorables y que haya que esforzarse por mejorar la vigilancia.

En una mañana calurosa y en una plaza de San Pedro abarrotada también por miles de personas de todo el mundo, entre ellos centenares de españoles y latinoamericanos, Benedicto XVI reanudó su encuentro semanal con los fieles, tras tres semanas de vacaciones en la residencia de Castel Gandolfo, a 33 kilómetros al sur de Roma, donde transcurre el verano.

Benedicto XVI llegó al Vaticano procedente de Castel Gandolfo en helicóptero. Desde el helipuerto se trasladó en el «papamóvil» a la plaza de San Pedro, cubriendo la cabeza del sol con un sombrero rojo, el tradicional «galero».

El Papa Ratzinger recorrió la plaza, siendo acogido con vivas, palmas y ondear de banderas por los miles de jóvenes, de edades comprendidas entre 14 y 25 años, procedentes de Alemania, Francia, Bélgica, Suiza, Rumanía, Eslovaquia, Hungría, Portugal, Albania, Italia, Polonia y Croacia.

En deferencia a que la mayoría de los presentes eran de lengua alemana, utilizó este idioma para la catequesis, que dedicó a la figura de san Tarcisio, patrón de los ministrantes, como también son conocidos los monaguillos.

El joven Tarcisio vivió en Roma en la segunda mitad del siglo III, en la época del emperador Valeriano y durante las persecuciones cristianas. Murió lapidado por negarse a entregar a los paganos la Eucaristía que llevaba en su pecho para dar a cristianos enfermos.

«Que el testimonio de Tarcisio nos enseñe el profundo amor y veneración que debemos tener hacia la Eucaristía. Es un bien precioso, un tesoro cuyo valor no se puede medir. Es el Pan de la vida, es Jesús que se convierte en alimento, apoyo y fuerza para nuestro camino de cada día y vía hacia la vida eterna, es el don más grande que Jesús nos ha dejado».

Benedicto XVI animó a los muchachos a servir a Dios con generosidad y a desarrollar su labor «con amor, con devoción y con fidelidad y a prepararse bien para la Misa».

Concluida la audiencia, el Papa bendijo una nueva estatua del santo, de cinco metros de altura y cuatro mil kilos de peso, que será colocada en las catacumbas de San Calixto, en el sur de Roma, donde se encuentra el sepulcro de Tarcisio.

Concluida la audiencia, el Pontífice regresó al Palacio Pontificio de Castel Gandolfo, donde el domingo rezará el ángelus ante varios centenares de fieles.

Bodas de Oro sacerdotales

miércoles, 04 de agosto de 2010
José Domínguez González


Atlantico.net (Entrevista de Ana Baena)

Llamado “el cura” entre los fieles de sus parroquias, José Domínguez González recibió el sábado un homenaje de sus feligreses con motivo de sus bodas de oro en el sacerdocio. Es el primero de los tres religiosos vigueses que cumplen este mes 50 años de oficio. Plácido Almudi.org - José Domínguez GonzálezVázquez, de Sampaio, y Avelino Rodríguez, de Cabral, le seguirán con sus celebraciones. Ayer, más tranquilo, don José (como le conocen en la parroquia), descansaba del ajetreo del día anterior y repasaba mentalmente la fiesta.

Supongo que su homenaje tuvo momentos de gran emotividad.

Todo estuvo muy bien: la misa en Montecastelo y la comida en el hotel Bahía. Fue extraordinario, magnífico. Uno de los componentes del Club Juvenil me hizo una serigrafía muy bonita, y antes del almuerzo me entregaron varios regalos, uno de especial valor para mí: un icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. El reencuentro con gente que no veía desde hace años fue el aspecto más emotivo de la jornada.

El propio día de su aniversario es el próximo sábado, ¿cómo lo va a celebrar?

Ese día siete sacerdotes de la diócesis cumplen 50 años desde su ordenación. Lo celebraré oficiando misa en Bouzas y luego asistiré a la comida homenaje al párroco de Sampaio, Plácido Vázquez, en el hotel Bahía.

Medio siglo de sacerdote habrán dado para mucho.

Por lo pronto he oficiado 250.000 misas. Me asusta un poco el número, porque se refiere a miles de milagros de primera categoría, la consagración de una hostia, algo que sólo Dios puede hacer y el hombre a través de su gracia. Impresiona, la verdad.

En este tiempo ha recorrido distintas parroquias viguesas, ¿cómo han cambiado?

Han cambiado mucho y para mal. Tenía razón Alfonso Guerra cuando dijo que a España no la conocería ni la madre que la parió. Estamos en una época de crisis económica y de valores, y es la Iglesia la que da de comer a los pobres: En Madrid van a los comedores sociales los peinados, pero eso el Gobierno no lo cuenta.

En los 60 ya le conocían por el cura medio comunista.

Medio comunista no (risas). En esos años fui pionero en la organización de campamentos para los jóvenes y acudía a las cárceles para apoyar a los chavales. A algunos conseguía sacarlos bajo mi responsabilidad y rehabilitarlos.

“Un sacerdote se jubila cuando lo entierran”

¿Ha pensado en la jubilación?

Para nada, yo sigo haciendo mi labor en San Pablo. Creo que un sacerdote se jubila cuando lo entierran. El cristianismo es esto: la lucha constante. Hago mías las palabras que dicen los Evangelios: “no tengáis miedo a recibir a Cristo”. Un cristiano es un hombre activo, con ilusión y optimista, pero sabedor de lo que hay.

¿La Iglesia vive malos momentos?

Es un momento difícil, pero así y todo los cristianos aumentan en todo el mundo con nuevos fieles.

Católicos acomplejados

martes, 03 de agosto de 2010
Pablo Cabellos Llorente


Las Provincias

Ruego disculpas por titular negativamente. Sólo es un intento de recabar la atención del lector. Es negativo, pero existe hoy día un catolicismo vergonzante, poco valiente, trufado de relativismo, deslumbrado por la ciencia experimental que en ocasiones sólo es base de una teoría no demostrada; dudoso de si trata de vivir algo bueno pero aburridísimo; y arrinconado Almudi.org - Pablo Cabellos Llorentepor un laicismo rampante y viejo, aunque expuesto como dogma imprescindible para la convivencia democrática.

Algunos han logrado que en bastantes ambientes no se mencione a Dios ni para despedirse, ni se hable de las preguntas fundamentales en torno al hombre —de dónde vengo, adónde voy, el más allá, la muerte, el sentido de la vida—; muchos se han convencido con el pensamiento de que el cristiano no debe imponer sus ideas —cosa bien cierta—, pero aceptan como obligatorias las anticristianas, que acabamos viendo como lo moderno. Desean ser razonables, pero esconden a Dios o lo pretenden con cabida en sus mentes y actuando como ellos decidan. Nos citan a Galileo y nos callan.

Es imposible abarcar lo que nos acompleja; lo escrito anteriormente son unas pinceladas de lo que podríamos llamar el secuestro de Dios incluso en las mentes y vidas cristianas. Somos prisioneros de unos tópicos bien manejados y con algún fundamento en comportamientos inadecuados para un seguidor de Cristo, pero que en modo alguno invalidan su doctrina ni modo de ser.

Podríamos preguntarnos qué es ser católico y cómo se debe mostrar; ir a buscar nuestra quintaesencia y no quitarle ni un pelo por más que seamos débiles. Frágiles, sí, pero sabiendo lo que somos y lo que hemos de vivir, aunque hayamos de rectificar en muchas ocasiones.

Como es sabido, las fuentes de lo revelado por Dios al hombre —ahí se contiene lo que somos— son la Sagrada Escritura y la Tradición custodiadas por el Magisterio de la Iglesia. Lo que Dios ha manifestado de Sí mismo, del hombre y de su destino está en esos dos manantiales, con el natural cuidado de la Providencia para evitar interpretaciones de parte o simplemente erradas.

Eso es el Magisterio de la Iglesia: la custodia e interpretación del depósito de la fe, como lo llama muy adecuadamente san Pablo. El cristianismo no es una «religión del libro», sino la religión de la Palabra de Dios, «no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo», como afirmó san Bernardo.

Volvamos a la pregunta: ¿qué es ser cristiano? Y lo primero que permanece claro es que no somos seguidores de una palabra muerta, sino discípulos del Dios vivo, que por obra del Espíritu Santo son identificados con ese Verbo encarnado, con Cristo, para ser y actuar como hijos de Dios.

Escribe san Pablo a los romanos: «los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios». Y poco más adelante añade que la creación espera ansiosa la manifestación de los hijos de Dios. Esto puede no entenderse o no creerse por  carecer del don de la fe, pero un cristiano es otro Cristo —un hijo de Dios en Cristo por la fuerza del Espíritu— al que  toda la creación espera con dolores de parto —dice gráficamente el Apóstol— hasta ver a Cristo formado y actuando en cada uno, para que, sin complejos, viva con la mayor honradez posible lo que en verdad es, algo no realizable sin la gracia de Dios y sin la libertad humana.

Con esta fuerte razón teológica, afirmó el fundador del Opus Dei: «el que no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima». Ahí radica la identidad cristiana y de ahí deriva nuestro comportamiento apropiado.

El mismo san Josemaría indicaba en una entrevista —recogida en  «Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer»— que esa verdad de ser hijo de Dios en Cristo ha de penetrar la vida entera, ha de dar sentido al trabajo, al descanso, a la amistad, a la diversión, a todo. «No podemos ser hijos de Dios sólo a ratos, aunque haya unos momentos dedicados a considerarlo, a penetrarnos de ese sentido de nuestra filiación divina, que es la médula de la piedad». Conocer la verdad no quita libertad, la da. La libertad se pierde en la ignorancia.

Si volvemos a las consideraciones iniciales, comprenderemos que no tiene sentido vivir un catolicismo acomplejado; en todo caso, hemos de moderar el buen complejo de superioridad nacido de lo que realmente somos. Pero no por sentirnos más que nadie, sino por experimentar con sencillez la fuerza de saberse y ser hijo del Padre nuestro que está en los cielos, por la identificación con Cristo operada por el Espíritu Santo, cosa que no sucede de ningún modo mágico: se adquiere por el bautismo, se refuerza en la confirmación, se rehace en la confesión sacramental, se alimenta con la Eucaristía, se vive con las luces y el empuje de la oración, y requiere lucha, empeño constante para vivirlo en todo momento. «Hay que ser conscientes de esa raíz divina, que está injertada en nuestra vida, y actuar en consecuencia» (Es Cristo que pasa, n. 60).

PRIMERA «CIUDAD CATÓLICA» DEL MUNDO

CONTRUTE LA PRIMERA «CIUDAD CATÓLICA» DEL MUNDO

Tom Monaghan, el multimillonario católico de EE UU que quiere construir el cielo en la tierra

El fundador de Dominos Pizza, invierte su fortuna en negocios que sigan la Doctrina Social de la Iglesia católica.

Actualizado 4 agosto 2010

José Antonio Méndez/ReL

Algunos lo consideran un mecenas cristiano del siglo XXI. Otros, un «excéntrico ultracatólico». Lo único en lo que todos coinciden es que el magnate norteamericano Thomas Monaghan, fundador de Dominos Pizza y propietario de una de las mayores fortunas del mundo, no responde al estereotipo de multimillonario superficial. Siguiendo la Doctrina Social de la Iglesia, Monaghan ha invertido varios miles de millones de dólares durante la última década en negocios e iniciativas que generen beneficios sin descuidar los valores evangélicos. La última de sus hazañas es, como mínimo, sorprendente. Va a convertir un solar yermo de Florida en la primera «ciudad católica» del mundo. La ciudad Ave Maria. Para ello va a invertir más de 250 millones de dólares… y un ingente número de oraciones.

En total, Monaghan pretende levantar 11.000 viviendas, una biblioteca, un laboratorio informático para la investigación, un centro lúdico, instalaciones para las disciplinas deportivas más solicitadas por los jóvenes y una monumental iglesia presidida por el mayor crucifijo de EE UU (ni más ni menos que 20 metros de altura). En sus calles se promocionará la cultura y el respeto a la vida, se cuidará el medio ambiente, no se venderá pornografía ni anticonceptivos, se promoverá la justicia y la libertad… seguirá, en suma, la Doctrina Social católica.

Criticado por los extremistas

Los progresistas lo tachan de «nazi reaccionario», los neoconservadores de «liberal sin criterio». Y él, a lo suyo, que es «intentar que el día de mi muerte pueda ir al cielo, pero con tanta gente como pueda llevar conmigo». Por eso, los 250 millones de la ciudad Ave Maria (que espera tener concluida en 2008) se suman a los 220 que invirtió en la primera universidad católica que se contruye en EE UU desde los años 60. Los cientos de estudiantes que ocupan las aulas del Ave MarIa College serán los principales beneficiados de este «edén urbano», que formará parte de su campus.

Este jubilado de 63 años posee una biografía muy particular. Educado en un orfanato católico, fundó Dominos Pizza en un pequeño local junto a su hermano y su esposa. Un negocio que hoy genera dos mil millones de dólares anuales y tiene 80.000 establecimientos por todo el mundo. Su vida se convirtió en un torrente de éxito, dinero, fama y poder. Hasta que un día cayó en sus manos un libro, «Mero cristianismo», de C. S. Lewis. «Me di cuenta de que si el mayor de los pecados es el orgullo, yo era el más pecador del mundo», pensó, y decidió cambiar de vida. Desde entonces ha fundado el centro legal Tomas Moro, el diario «Credo», una radio, el fondo de inversión Ave MarIa Catholic Values, la fundación Legatus -un grupo de empresarios adinerados dispuestos a seguir su senda de inversiones éticas- y una web para solteros católicos. Todo con el mismo objetivo: acercar a Cristo al mundo.

Reponen al catedrático despedido

HABÍA SIDO ACUSADO DE DIFUNDIR UN «MENSAJE DE ODIO»

Reponen al catedrático despedido por enseñar la verdad sobre los actos homosexuales

La Universidad de Illinois le informó a Kennetn Howell que podrá enseñar el curso de Introducción al Catolicismo en el segundo semestre de 2010.

Actualizado 3 agosto 2010

Aci

La diócesis de Peoria saludó la decisión de la Universidad de Illinois de reinstalar al doctor Kennetn Howell, quien había sido separado al final del semestre pasado –pese a las altas calificaciones obtenidas en las evaluaciones hechas por los estudiantes– por haber enseñado la verdad sobre la naturaleza inmoral de los actos homosexuales en el curso de introducción al catolicismo.

Howell había sido despedido tras una acusación de un alumno que no estaba en su clase quien afirmaba que el profesor, al explicar la naturaleza intrínsicamente perversa de los actos homosexuales, estaba difundiendo un «mensaje de odio».

El jueves pasado la Universidad le informó al maestro que podrá enseñar el curso de introducción al catolicismo para el segundo semestre de 2010.

Al respecto, una vocera de la diócesis de Peoria, Patricia Gibson, indica en una nota de prensa que «nos hemos reunido varias veces con las autoridades de la Universidad y estamos muy contentos al anunciar que el resultado de estos esfuerzos es el regreso del Dr. Kenneth Howell a las aulas».