Dios tenía sus planes…

Diario de un Católico

Ayer recibí en mi correo este testimonio de un recién ordenado sacerdote que sin lugar a dudas les moverá el corazón.

El mismo fue escrito por el sacerdote Jorge Bugallo, L.C. quien es profesor en el Centro de Noviciado y Humanidades en Monterrey:

La vida del sacerdote está plagada de experiencias únicas e irrepetibles. “Tomado de entre los hombres y puesto en favor de los hombres” (Heb 5,1). Algunos ya habrán escuchado esta experiencia, pero con mucho gusto se las comparto, por si puede hacer algún bien. A diferencia de otros momentos más “ordinarios”, éste ha marcado profundamente mi vida –desde el inicio mismo- y mi todavía incipiente ministerio sacerdotal.

Recibí la ordenación sacerdotal el pasado 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, en Roma. Ese mismo día, desde las diez y media de la mañana, Cristo me había hecho su sacerdote para siempre. Sábado, doce de diciembre, en el año sacerdotal. Más no podía pedir. Ese día no pegué ojo de la emoción y de la realidad que había vivido esa misma mañana. Pues bien, ya Dios nuestro Señor tenía prisa y María Santísima no desperdiciaría la oportunidad.

El domingo, 13 de diciembre, celebré mi “primera” misa, precisamente en el altar de la Virgen de Guadalupe, junto a la tumba de San Pedro y a unos metros de la tumba de Juan Pablo II, ¡qué gracia inmensa! Me sentía profundamente feliz y no pude aguantarme en la homilía, pues entre lágrimas y emociones no me cansé de decir ¡Gracias! a Dios, a nuestra Madre del Cielo y a cuantos me han acompañado en estos más de veinte años de preparación y formación. Y en el Cielo se estaba fraguando un gran acontecimiento para el día siguiente.

El lunes, 14 de diciembre, viajé con mi familia a San Giovanni Rotondo, donde se encuentra el monasterio y la tumba con los restos del Padre Pío. A pesar de distar algo más de cinco horas de Roma, merecía la pena el esfuerzo, pues tenía reservado un altar para celebrar allí la misa y visitar el lugar. Llegamos allá pasado el mediodía y pude celebrar a la hora convenida. Y aquí llega la parte más importante. Eran las seis de la tarde –ya satisfechos del día- y prácticamente se había oscurecido el cielo. Nos subimos al auto para regresar a Roma. No sé porqué, pero mi hermano pide pasar por una tienda para reparar su celular, pues no le funciona. Era ya tarde y comenzaba a lloviznar. Por el bien de la paz, buscamos una tienda para que Luis, mi hermano, resuelva su problema. Entre unas cosas y otras, media hora después, compra una nueva tarjeta SIM y así zanjar la cuestión.

El reloj marcaba las 18:45 horas cuando finalmente comenzamos a bajar la montaña por la carretera nacional, rumbo a la autopista que nos llevaba a Roma. Tanto por la noche como por la lluvia, la bajada era lenta. A esto se le sumó que una motocicleta, guiada por una chica y a velocidad muy prudente, nos iba marcando el ritmo a los siete (al menos) vehículos que la seguíamos. Mientras rezábamos el rosario, a media bajada, de repente noto que la moto “desparece” en una de las incontables “tornantes” o curvas.

Lo noté porque la fila comenzó a moverse más rápido y la moto ya no se veía. Pero unas curvas más abajo… ¡vi la moto! Estaba como a cinco metros de la carretera, con el faro encendido y como doblada por un lado. En ese momento sentí por dentro un “¡frena y baja!”. Paré el auto en el arcén de la carretera, les dije a mi mamá y a mi hermano que me esperaran, que era algo rápido. Bajé del coche. Continuaba lloviendo y la única luz que me guiaba era la de la moto semi-abollada que tenía en frente. Noté, por el estado de la moto, que quien iba encima sufrió un accidente o por lo menos una caída fuerte. Hablé en tono un poco alto para ver si alguien me escuchaba. No hubo respuesta. Lo intenté otra vez, un poco más fuerte, con el mejor italiano a disposición. Nadie contestó. Como era bosque, lleno de maleza y no se veía nada, pensé lo peor.

Como la luz de la moto apuntaba hacia unos árboles, caminé hacia ellos. La sorpresa me la llevé cuando, unos metros adelante, me encontré con la chica que había visto minutos antes subida a la moto mientras bajábamos por la carretera. Me dio mucho asco, porque tenía amputado el brazo izquierdo por completo, y por el hombro salía sangre sin parar. Del otro brazo sólo conservaba la mitad, hasta el codo, pues también había perdido la otra mitad…, y salía mucha sangre. Las piernas las tenía totalmente empotradas hacía sí misma, hacia dentro, prácticamente rotas. Parecía una muñeca rota, pero en realidad era una persona viva. Un espectáculo que no se lo deseo a nadie.

Me acerqué. Su rostro se veía a mitad, pues el casco se había “encasquetado” en su cabeza, oprimiendo y aplastando la mitad derecha de la misma. No veía más que por el ojo izquierdo. Le hablé al oído: “soy sacerdote…, ¿me escuchas? Si quieres, puedo darte la absolución… Si estás de acuerdo, basta que lo indiques con alguna señal…”. Noté cómo la cabeza se movió un poquito. Entretanto se acerca mi mamá, y nada más ver la escena, pega un grito. También llega mi hermano, alertado por el grito. En ese momento, aprovecho para pedirle a mi hermano que llame por el celular –que ya le servía- a una ambulancia del pueblo. Quince minutos más tarde se acercaba una ambulancia. En esos minutos estuve con esta chica, acompañándola y tapando como podía las zonas de su cuerpo por donde continuaba saliendo sangre. Y lo que es más importante, le di la absolución. Era la primera persona a la que le administraba este sacramento –sólo habían transcurrido 36 horas desde la ordenación-. Llegaron los paramédicos. Le tomaron el pulso. Estaba muy débil. –“Non c’e la fa”, me susurra uno de ellos. La tomé en mis brazos (a la chica), y mientras la llevaba hacia la ambulancia, me miró a la cara, cerró el ojo visible y su cuello se echó para adelante: se fue de este mundo. Marchó al cielo mientras estaba en mis brazos. Así fue. Su nombre era Rosanna y tenía 17 años.

Así sucedió. Entre las pertenencias de la chica encontramos su celular, y pudimos hablar con su mamá. Vivía en un pueblo a diez kilómetros del accidente. Imagínense ustedes lo que significa decirle a una mamá que su hija acaba de fallecer en un accidente de tráfico. Las palabras que le dije, más o menos fueron:

–         “Signora, sono sacerdote; anzi, novello sacerdote, ordinato sabato scorso. Guardi, (…) ho avuto l’opportunità di compartire con la Sua figlia Rosanna gli ultimi minuti della sua vita (…), e sono davvero molto contento di aver comminciato così il mio ministero sacerdotale (…).

–         En castellano: -Señora, soy sacerdote. Es más, recién ordenado el sábado pasado. Mire, he tenido la oportunidad de compartir con su hija Rosanna los últimos minutos de su vida, y estoy muy contento de comenzar así mi ministerio sacerdotal.

Entre lágrimas y voz entrecortada, la mamá me agradeció la llamada y entre muchas palabras que no lograba entender (era una especie de dialecto de la región), sí me dijo:

–         “Padre, Lei é sacerdote. Sa, Padre, mia figlia è molto devota del Sacro Cuore. Io sono una persona credente, come mia figlia. E non so perchè, ma certamente una cosa so bene. Rosanna ha fatto due volte la novena al santissimo Cuore di Gesù. Cioè, ha presso la comunione e si è confessata i primi nove mesi un paio di volte. Quindi, non poteva andarsene senza l’aiuto del Cuore di Gesù. Grazie, Padre e Dio la benedica sempre (…).

–         En castellano: -Padre, usted es sacerdote. Sabe Padre, mi hija es muy devota del Sagrado Corazón. Yo soy una persona creyente como mi hija. Y no sé porqué, pero ciertamente una cosa sí sé y bien. Rosanna ha hecho dos veces la novena al Sagrado Corazón. Es decir, ha comulgado y se ha confesado los primeros nueve meses un par de veces. Por eso, no podía irse (morir) sin la ayuda del Corazón de Jesús. Gracias, padre, y que Dios le bendiga siempre.

Las palabras hablan por sí solas. Es posible que no sean exactas, pero es cuanto recuerdo.

Esa noche llegamos de madrugada a Roma. Yo no pude dormir. Me quedé pensando sobre todo lo que había vivido unas horas atrás. No es fácil explicarte las cosas que a veces te pasan, y menos así. Apenas estaba comenzando a asimilar el sacerdocio recibido unas horas antes y ya Dios nuestro Señor me pedía mi colaboración. Dos caminos se cruzaron esa tarde: el de Rosanna y el mío. Y Cristo tenía prisa esa noche. El celular, que no le funcionaba a mi hermano, retrasó el regreso. Después, el accidente mientras rezábamos el rosario. Gracias al celular de mi hermano, que ya funcionaba, pudimos llamar a la ambulancia, etc. Está muy claro. No existen las casualidades en la vida. Simplemente la mano de Dios y la intercesión de la Santísima Virgen fueron suficientes para obrar el milagro, para llevar una persona al cielo.”

Impresionante ¿cierto? De mi parte un solo comentario me resta por decir: “Dios existe”

Primer periodista laico a los altares

Lolo, discapacitado y primer periodista laico a los altares


Más de 18 mil personas participan en la beatificación

LINARES, domingo, 13 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Más de 18 mil personas, 20 obispos y más de 200 sacerdotes participaron, en la tarde de este sábado, a pesar de la lluvia, en la beatificación de Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo (1920-1971), primer periodista laico elevado a la gloria de los altares.

El arzobispo Angelo Amato S.D.B., prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, explicó en la celebración, que presidió en nombre del Papa en el recinto ferial de Linares, que «Benedicto XVI nos entrega un ejemplo de santidad, que transforma el dolor en peregrinación de redención».

Nacido en esa localidad, en 1920, a los 22 años Lolo, joven de la Acción Católica, comenzó a sufrir una enfermedad que en un año le provocaría una parálisis total, obligándole a vivir 32 años en silla de ruedas y en sus 9 últimos además quedó ciego. Falleció el 3 de noviembre de 1971.

«El Papa ve en este ejemplar laico español un infatigable apóstol que aceptó la parálisis y la ceguera con espíritu sereno y dichoso –explicó monseñor Amato–. Como escritor y periodista propagó las verdades evangélicas, sosteniendo la fe de su prójimo, con la oración, con el amor a la Eucaristía y su filial devoción a la Virgen».

«Su cuerpo se convirtió en un amasijo retorcido de huesos doloridos; pero nunca se quejó ni habló de sí mismo, sin embargo, cuando pierde el movimiento de la mano derecha, aprende a escribir con la izquierda, cuando también la izquierda se paraliza, dicta a un magnetófono y así se convierte en escritor y periodista incansable desde su silla de ruedas», recordó monseñor Amato.

A pesar de la parálisis, escribió para el diario «Ya», las revistas «Telva» y «Vida Nueva» y la agencia «Prensa Asociada», así como 9 libros, cuentos, poesías, ensayos, que le llevarían a ganar distintos premios.

El momento culminante de la celebración tuvo lugar cuando monseñor Amato leyó solemnemente en latín la carta apostólica con la que el Papa Benedicto XVI inscribe en el Libro de los Beatos al siervo de Dios.

A continuación, se desplegó el tapiz gigante de Lolo. Tras ello, el padre Rafael Higueras, postulador de la causa de beatificación, quien acompañó en el momento de su muerte al periodista inválido, leyó de nuevo la carta en español.

Se oyeron entonces las campanas de las Iglesias de Linares, mientras un grupo de amigos de Lolo llevaron en procesión la urna con las reliquias del nuevo beato hasta ser colocadas junto al altar e incensadas.

Durante la misa una intérprete permitió a sordos poder seguir la celebración con el lenguaje de los signos. La primera lectura del libro de Job la leyó un invidente. En la procesión de ofrendas, uno de los dones fue presentado por un discapacitado en silla de ruedas.


Monseñor Amato recordó también los años de adolescencia y juventud de Lolo, en plena persecución religiosa, durante la cual perdió a su hermano Agustín y distribuyó la Eucaristía entre los encarcelados. Por este motivo, él mismo fue encerrado en prisión durante tres meses. Ahora bien, más tarde perdonaría a la persona que le delató.

Y concluyó: «Lolo nos invita a dar amor, porque Dios tiene un solo nombre, que es Amor, nada más que Amor».

Puede leerse la homilía de monseñor Amato en la beatificación en la sección de Documentos de la página web de ZENIT (Cf. Homilía en la beatificación de Manuel Lozano Garrido, Lolo).

Dió la vida por su bebé

Joven hispana dio la vida por su bebé en Florida

MIAMI, 14 Jun. 10 / 06:12 am (ACI)

La joven de origen dominicano Benny Abreu ha conmovido a los pobladores de Florida por su testimonio de amor maternal. Ella padecía serios problemas cardiacos y prefirió morir antes que abortar al hijo que esperaba.

Benny, de 25 años de edad, se graduó en la Universidad de Florida Central a principios de mayo, decidió proseguir con su embarazo, sabiendo que padecía una severa condición cardiaca que podría causarle serias complicaciones.

Según informó el diario La Prensa de Florida, la joven nunca consideró la posibilidad de un aborto y aseguraba que su embarazo era una bendición.

«El doctor le dijo que tenía que abortar si quería vivir, pero ella le dijo que no, que ella no podía matar a su hijo y que iba a seguir su embarazo», relató su madre a la prensa local.

El 17 de mayo dio a luz a su hijo pero su condición empeoró, la trasladaron al Shands Hospital de Gainsville, un centro especializado en cardiología, donde falleció el pasado 30 de mayo.

«Yo sabía que ella tenía una condición médica con su corazón, incluso la llevé al médico varias veces, pero nunca en mi mente imaginé que iba a morir, ellos (los médicos) dijeron que el bebé debía venir temprano y que podría sufrir un poco, pero nunca esperé que esto sucediera», explicó Jovan Toliver, padre del bebé.

Toliver señaló sentir que «he perdido un pedazo de mí mismo, pero lo único que me mantiene es saber que ella nunca querrá que yo deje solo a su bebé y por eso debo ser fuerte».

«Ella fue muy valiente y nunca dudó en tener a su bebé, aunque para eso tuviera que pagar el precio más alto. Yo sé que ahora ella está en las manos de Dios y cuando mire hacia abajo verá la mejor parte de ella con nosotros y sabrá que siempre lo cuidaremos», agregó la madre de Jovan, Martha Motley.

Escenificar «La Pasión» cada diez años

«LA PASIÓN» DE OBERAMMERGAU

2.500 alemanes se convierten en actores para escenificar «La Pasión» cada diez años

Actualizado 14 junio 2010

R.R./ReL

Entre el 15 de mayo al 3 de octubre de este año, la ciudad alemana de Oberammergau (Baviera) celebra su propia versión de «La Pasión», una representación que se hace cada diez años y que en esta ocasión se llevará a cabo hasta 102 veces.

El espectáculo titulado «La representación del sufrimiento, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo», se celebra desde 1634. En el evento colaboran 2.472 paisanos -la mitad de la ciudad- de los que 638 son niños. Para participar hay que haber nacido en Oberammergau o haber vivido allí por lo menos 20 años.

La representación tiene su origen en un voto de agradecimiento del pueblo por haberse librado de la peste que afectó con especial crudeza la región de Baviera. La Pasión dura todo el día: empieza a las 14:30 y, con una pausa de 3 horas en medio, termina a las 22:30. La gente suele reservar las entradas con meses de adelanto, reseña Alfonso Méndiz en su blog «Jesucristo en el cine».

El director de la Pasión de Oberammergau 2010, Christian Stückl, comenta que «lo más apasionante de esta tarea consiste en cómo tratar a la figura de Jesús de Nazaret. Después de leer múltiples libros, ver películas sobre la Pasión de Gibson, Scorsese, Pasolini o tener conversaciones con diferente gente, siempre vuelve la pregunta: ¿cómo conseguir que sea Él? Mostrarlo totalmente hombre y totalmente Dios es una tarea difícil». Y añade: «Quiero huir de la Pasión como mera representación histórica, pero ¿cómo conseguir poner fe en una escena, cómo mostrar la Última cena o la Resurrección? Ahí está el reto».

Las escenas que lucen más en este tipo de representación son las que cuentan con muchos personajes. Una de las más vivas es la entrada de Jesús en el mercado del Templo: con tenderetes, niños correteando, ovejas y cabras en movimiento, hasta que Jesús hace el gesto más simbólico al final: liberar decenas de palomas al cielo de Oberammergau.

Un rey alemán y un presidente de EEUU

La representación de la Pasión de Oberammergau se hizo famosa en Europa ya en el s. XVIII. A principio del XIX corrientes anticlericales intentaron suprimirla sin éxito. A finales del mismo siglo despertó la curiosidad del rey de Baviera Ludwig II, amigo de Wagner, que pidió una representación privada. Y en la Pasión de 1950 fueron invitados el canciller de la Alemania Oeste y Dwight D. Eisenhower, futuro presidente de los Estados Unidos.

Por lo que respecta al escenario, las primeras representaciones tenían lugar en la iglesia parroquial. Muy pronto, la afluencia de espectadores obligó a trasladar la Pasión al aire libre, en el cementerio que lindaba con la iglesia.

En 1800 se construyó un teatro, construcción que fue totalmente rehecha en 1930. Actualmente, el teatro cuenta con las técnicas más recientes y tiene una capacidad de 4.800 localidades a cubierto. El escenario se mantiene al aire libre contando con las montañas, cielo y nubes como escenografía natural.

Un sacerdote anciano pidiendo por los jóvenes

Actualizado 12 junio 2010

Me llevé al Encuentro Internacional de sacerdotes en Roma a un anciano  sacerdote de una Residencia de Mayores  que, apoyado en un bastón porque tiene una pierna mal y además arritmia, se quiso venir al encuentro con el Papa para rezar desde Roma por todos los sacerdotes. En los pocos días que duró el evento anduvo cojeando muchos kilómetros por las calles empedradas de la Urbe romana.  Se cansaba, pero no se quejaba. Lo único que repetía constantemente era  –“¡qué hermoso es esto!”. Y se le veía emocionado al oír la buena doctrina, y el clamor de tantos miles de sacerdotes (al final nos juntamos 20.000) gritando como si fueran jovenzuelos: ¡¡Viva el Papa!! Y coreando aquel estribillo conocido del encuentro con la juventud: ¡¡¡Benedicto!!! (Tres palmadas), ¡¡¡Benedicto!!!(Tres palmadas), y así un largo rato. En verdad que ponía los pelos de punta. El Papa sensiblemente emocionado, que tuvo que beber un vaso de agua para “ahogar” un suspiro inevitable y seguir hablando. Nuestro cura mayor lloraba de alegría. Un verdadero testimonio para tantos curas más jóvenes que a veces nos cansamos demasiado pronto.

Las intervenciones que siguieron en el segundo día una maravilla. El Cardenal Marc Quellet incidió en la figura del sacerdote como hombre de Dios llamado a ser instrumento de paz y reconciliación. Es muy recomendable leer su disertación en los servicios de documentación de www.vatican.va ,  y otras páginas. En la Santa Misa un Obispo africano nos hizo ver como el sacerdote es padre y madre. Madre en el sentido de que “engendra” cada día a Cristo y lo da a luz en la Santa Misa. Una magnífica visión de la mayor de las  tareas sacerdotales  de la que todos pueden disfrutar.

Un grupo de sacerdotes nos reunimos con nuestro Obispo en la Capilla de las Religiosas de la Madre Teresa de Calcuta, junto al Palacio de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Rezamos Vísperas en un ambiente de total sencillez en aquella casa en donde son acogidos indigentes de Roma que encuentra en la Iglesia una Madre buena. Nos decía una pobre anciana al salir: –Yo rezo todos los días por ustedes.  Muchas gracias, fue nuestra  justa respuesta.

El jueves por la tarde fue impresionante. Una Vigilia de oración y testimonios presidida por el Papa. Testimonio vivo de una familia que varios hijos entregados al Señor, que dio la clave para la buena educación: que el hombre que se ha de casar de con una buena mujer, y la mujer con un buen hombre. Cuando hay fe y armonía Dios se vuelca porque la tierra es generosa.

Nos habló el actual párroco de Ars, sucesor del Santo Cura. Nos dirigió la palabra el párroco de  Hollywood, que celebra y predica al mundo del cine, entre los cuales hay muchísimos católicos. Habló también un sacerdote que vive su entrega a los pobres en las favelas del Brasil.  Todos distintos en su estilo pero con la misma misión: llevar a Dios a los hombres hambrientos de Verdad.


En la última parte cinco sacerdotes de los cinco continentes le hicieron cinco preguntas al Santo Padre. Con su genial profundidad y sencillez de gran Teólogo y Pastor fue dando las pautas a seguir en el desempeño de nuestra tarea. Fidelidad a la doctrina, orden en la vida espiritual, saber descansar para seguir trabajando. El sacerdote debe ser humilde para reconocer que con sus solas fuerzas no puede llegar a todo. Necesita la Gracia de Dios, los Dones del Espíritu.

Y la Clausura llenó la Plaza de San Pedro de todo un manto blanco, no era nieve, sino 20.000 sacerdotes revestidos con el alba para la Eucaristía.. Caía un sol de justicia (parecía “eterna”), pero aguantamos desde las ocho de la mañana hasta doce y media. No es fácil describir la Solemne Misa. Son momento que hay que vivirlos. Tras los gorros blancos, o de cualquier color, que nos defendían un poco del agresivo sol romano, se escondían miles de historias de unos hombres que, a pesar de nuestras limitaciones y fallos, intentamos ser útiles a Dios y a los demás. El Papa desentrañó en su homilía la figura del buen pastor. Debemos defendernos del lobo que quiere hacer estragos en las ovejas y los pastores. Para ello hay que utilizar el bastón, el báculo que nos protege de los males que acechan constantemente al rebaño de Cristo.


Terminamos cansados, pero satisfechos del alimento recibido y la ilusión renovada para seguir sirviendo con amor. Nuestro sacerdote mayor arrastrando esa pierna que ha aguantado el peso del día y del calor, sonreía diciendo: “
Ha valido la pena. Gracias a Dios”. Y ya, cada uno en su puesto de trabajo, seguimos sembrando y alimentando a las almas con los dones que El pone en nuestras manos, renovados estos días junto a Pedro. ¡Gloria al Señor!

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com

Próxima pelicula de los autores de «A prueba de fuego»

PROMETE ACCIÓN, CORAZÓN Y PRINCIPIOS

En una semana, los autores de «A prueba de fuego» tendrán lista su próxima película

Esta vez el protagonista no será un matrimonio a punto de saltar por los aires, sino un grupo de cuatro policías, su trabajo y sus familias, y la delincuencia que genera la desestructuración familiar. La factoría Sherwood continúan arrasando en el ámbito del cine cristiano.

Actualizado 13 junio 2010

C.L./ReL

Va a doblar el presupuesto de Fireproof [A prueba de fuego], alcanzando el millón de dólares, y doblará también el casting y el número de localizaciones de rodaje. Y, además, contará con un importante plantel de actores profesionales, al contrario que su predecesora, donde sólo lo era el protagonista, Kirk Cameron. Sin que falten, por supuesto, los voluntarios, sin los cuales este sueño habría resultado imposible.

Hablamos de Corageous, la última película de la factoría de Alex y Stephen Kendrick, los auténticos reyes del cine cristiano en Estados Unidos. Estará terminada el 21 de junio y se estrenará en algún momento del año que viene que los productores todavía no desvelan.

Esta vez no se trata de la historia de un matrimonio roto y de la última oportunidad de salvarlo, como en la emotiva historia de Caleb y Catherine que arrasó como película y como libro y ha publicado recientemente en España la editorial LibrosLibres. Corageous tiene como aliciente el mundo policial, lo cual dará lugar a persecuciones y tiroteos siempre efectistas.

Pero no es ésa la parte por la que llenan los cines las películas de los Kendrick, a pesar de que la factura de las escenas de acción de A prueba de fuego no desmerece de las grandes producciones de Hollywood. En Corageous se nos cuenta la historia de cuatro policías y sus dificultades para ser buenos padres, al tiempo que tienen que combatir el crimen en su ciudad.

La película de la factoría Sherwood mostrará las consecuencias que produce el desarraigo familiar y cómo empuja a los jóvenes a la delincuencia y, por el contrario, los beneficios de un hogar donde se viva en el temor y el amor de Dios. Invitará además a los padres a implicarse en la educación de los hijos, en línea con los más recientes estudios científicos sobre la diferenciación de roles de padre y madre y la similar relevancia de ambos.

Por estar destinada sobre todo a ese 33% de hogares norteamericanos de donde está ausente la figura del padre, el guionista de Corageous, Robert Amaya, ve con ilusión el trabajo en marcha: «Si un solo hombre ve esta película, y tras verla decide volver a su casa y quedarse con su familia, seré la persona más feliz del mundo».