Vida de Santo Domingo Savio

En 1950, el mismo año en que fue canonizada la jovencita María Goretti, mártir de la castidad, tuvo lugar la beatificación de Domingo Savio, confesor, de catorce años de edad. Su canonización tuvo lugar en 1954.

Domingo entra a formar parte de la familia de Don Bosco

Domingo, que significa: «el que está consagrado al Señor», nació en Riva del Piamonte, Italia, en 1842. Era hijo de un campesino y desde niño manifestó deseos de ser sacerdote. Cuando San Juan Bosco empezó a preparar a algunos jóvenes para el sacerdocio, con objeto de que le ayudaran en su trabajo en favor de los niños abandonados de Turín, el párroco de Domingo le recomendó al chico. San Juan Bosco, en el primer encuentro que tuvieron los dos, se sintió muy impresionado por la evidente santidad de Domingo, quien ingresó en octubre de 1854 en el Oratorio de San Francisco de Sales de Turín, a los doce años de edad.

Uno de los recuerdos imborrables que dejó Domingo en el Oratorio fue el grupo que organizó en él. Se llamaba la Compañía de María Inmaculada. Sin contar los ejercicios de piedad, el grupo ayudó a Don Bosco en trabajos tan necesarios como la limpieza de los pisos y el cuidado de los niños difíciles. En 1859, cuando Don Bosco decidió fundar la Congregación de los Salesianos, organizó una reunión; entre los veintidós presentes se hallaban todos los iniciadores de la Compañía de la Inmaculada Concepción, excepto Domingo Savio, quien había volado al cielo dos años antes.

Poco después de su llegada al Oratorio, Domingo tuvo oportunidad de impedir que dos chicos se peleasen a pedradas. Presentándoles su pequeño crucifijo, les dijo: «Antes de empezar, mirad a Cristo y decid: ‘Jesucristo, que era inocente, murió perdonando a sus verdugos; yo soy un pecador y voy a ofender a Cristo tratando de vengarme deliberadamente’. Después podéis empezar arrojando vuestra primera piedra contra mí». Los dos bribonzuelos quedaron avergonzados.

Mucho bien hizo a Domingo la guía de Don Bosco

Domingo observaba escrupulosamente el reglamento; por supuesto, algunos de sus compañeros llevaban a mal que el santo quisiese que ellos observasen el reglamento en la misma forma. Le llamaban chismoso y le decían: «Corre a acusarnos con Don Bosco»; con lo cual no hacían sino mostrar cuán poco conocían al fundador del Oratorio, que no soportaba a los chismosos. Muy probablemente Santo Domingo reía de buena gana en esas ocasiones, pues era de un espíritu muy alegre, cosa que algunas veces le creó dificultades.

Si Domingo no tenía nada de chismoso, era en cambio muy hábil para contar cuentos; ello le daba gran ascendiente con sus compañeros, sobre todo con los más jóvenes.

Fue en verdad una feliz providencia de Dios que Domingo cayese bajo la dirección de un director tan experimentado como Don Bosco, pues de otro modo se habría convertido fácilmente en un pequeño fanático. Don Bosco alentaba su alegría, su estricto cumplimiento del deber de cada día y le impulsaba a participar en los juegos de los demás niños. Así, Santo Domingo podía decir con verdad: «No puedo hacer grandes cosas. Lo que quiero es hacer aun las más pequeñas para la mayor gloria de Dios.»

«La religión debe ser como el aire que respiramos; no hay que cansar a los niños con demasiadas reglas y ejercicios de devoción» -solía decir Don Bosco-. Fiel a sus principios, prohibió a Domingo que hiciese mortificaciones corporales sin permiso expreso, diciéndole: «La penitencia que Dios quiere es la obediencia. Cada día se presentan mil oportunidades de sacrificarse alegremente: el calor, el frío, la enfermedad, el mal carácter de los otros. La vida de escuela constituye una mortificación suficiente para un niño».

Una noche Don Bosco encontró a Domingo temblando de frío en la cama, sin más cobertor que una sábana. «¿Te has vuelto loco? -le preguntó- Vas a coger una pulmonía.» Domingo respondió: «No lo creo. Nuestro Señor no cogió ninguna pulmonía en el establo de Belén.»

Don Bosco escribe la biografía de Santo Domingo Savio

La fuente más importante sobre la corta vida de Santo Domingo Savio es el relato que escribió el mismo Don Bosco. El santo se esforzó por no decir nada que no pudiese afirmar bajo juramento, particularmente por lo que se refiere a las experiencias espirituales de Domingo, tales como el conocimiento sobrenatural del estado espiritual del prójimo, de sus necesidades y del futuro.

En cierta ocasión, Domingo desapareció durante toda la mañana hasta después de la comida. Don Bosco le encontró en la iglesia, arrebatado en oración, en una postura muy poco confortable; aunque había pasado seis horas en aquel sitio, Domingo creía que aún no había terminado la primera misa de la mañana. El santo joven llamaba a esas horas de oración intensa «mis distracciones»: «Siento como si el cielo se abriera sobre mi cabeza. Tengo que hacer o decir algo que haga reír a los otros.»

San Juan Bosco relata que las necesidades de Inglaterra ocupaban un lugar muy especial en las oraciones de Domingo y cuenta que en «una violenta distracción», Domingo vio sobre una llanura cubierta de niebla a una multitud que avanzaba a tientas; entonces se acercó un hombre cubierto con una capa pontificia y llevando en la mano una antorcha que iluminó toda la llanura, en tanto que una voz decía: «Esta antorcha es la fe católica, que iluminará a Inglaterra.» A instancias de Domingo, Don Bosco relató el incidente al Papa Pío IX, quien declaró que eso le confirmaba en su resolución de prestar especial atención a Inglaterra.

Muere el joven santo

La delicada salud de Domingo empezó a debilitarse y en 1857, fue enviado a Mondonio para cambiar de aire. Los médicos diagnosticaron que padecía de una inflamación en los pulmones y decidieron sangrarlo, según se acostumbraba en aquella época. El tratamiento no hizo más que precipitar el desenlace. Domingo recibió los últimos sacramentos y, al anochecer del 9 de marzo, rogó a su padre que recitara las oraciones por los agonizantes. Ya hacia el fin, trató de incorporarse y murmuró: «Adiós, papá … El padre me dijo una cosa … pero no puedo recordarla . . .» Súbitamente su rostro se transfiguró con una sonrisa de gozo, y exclamó: «¡Estoy viendo cosas maravillosas!» Esas fueron sus últimas palabras.

La causa de beatificación de Domingo se introdujo en 1914. Al principio despertó cierta oposición, por razón de la corta edad del santo. Pero el Papa Pío X consideró, por el contrario, que eso constituía un argumento en su favor y su punto de vista se impuso. Sin embargo, la beatificación no se llevó a cabo sino hasta 1950, dieciséis años después de la de Don Bosco.

Fuente bibliográfica:

«Vidas de los Santos de Butler», vol. I, excepto algunas adaptaciones hechas por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, y partes en letra itálica, procedentes de: «Vidas de Santos (2)», del Padre Eliécer Sálesman, (Santafé de Bogotá: Editorial Centro Don Bosco, 1994).

Uma Thurman contra el aborto

SIGUE DANDO QUE HABLAR

El enigmático final de la película de Uma Thurman contra el aborto

Los foros sobre «La vida ante sus ojos» siguen intepretando la última escena, pero lo que no es interpretable es el formidable alegato contra la tortura interior que persigue a tantas mujeres que en su juventud optaron por matar a su hijo.

Actualizado 12 junio 2010

C.L./ReL

Basta teclear en la Red La vida ante sus ojos, o The life before her eyes, para encontrarse un buen arsenal de foros en torno a su escena final, de esas que pueden dar lugar a un video-forum entero. No debe hacerlo, por supuesto, quien no haya visto la película. Es como  curiosear sobre El sexto sentido y verla después: se le quita toda la gracia.

Pero no se desvela ningún secreto al afirmar que se trata de uno de los más contundentes alegatos antiabortistas que ha producido el cine moderno. Y tanto más llamativo cuanto que está interpretado por una actriz de primer nivel como Uma Thurman (Boston, 1970), que además apoyó la multitudinaria marcha proabortista celebrada en Washington el 25 de abril de 2004 en favor de los «derechos reproductivos de la mujer» y contra las políticas pro-vida del presidente George W. Bush.

La vida antes sus ojos
es, sin embargo, posterior. Se estrenó en Estados Unidos en abril de 2008 y pasó bastante desapercibida y con críticas bastante negativas en ámbitos del establishment, que lamentaban, tal vez conscientes del impactante mensaje del film, cierto confusionismo en la obra. Fue dirigida por el norteamericano de origen ucraniano Vadim Perelman sobre la base de una novela de Laura Kasischke publicada en 2002.

Narra la historia de dos amigas en los días previos a una matanza escolar que vivirán en su instituto, claramente inspirada en la masacre de Columbine que tuvo lugar en Colorado en abril de 1999 cuando dos adolescentes asesinaron a 15 compañeros y profesores e hirieron a una veintena más.

Los recuerdos de aquellos momentos han marcado la vida de Diana, el personaje que interpreta Uma Thurman, no sólo por lo que ocurrió, sino por la decisión dramática que tomó en esa etapa de su vida. Diana, rebelde, transgresora y burlona con la religión, es íntima amiga de Maureen, católica, conservadora e inocente.

La película es también un hermoso canto a la amistad entre ambas, a la lealtad, al sacrificio por los demás, a la integridad, pero sobre todo al valor de la conciencia y al juicio que nos brinda sobre el bien y el mal, y cómo nunca calla cuando hemos elegido el camino equivocado.

El desarriago familiar, las malas compañías y la sumisión a personas manipuladoras que nos prometen una vida de libertad, constituyen el entorno que va a llevar a Diana a cometer el error que condicionará el resto de sus días. Ni siquiera el ejemplo de Maureen servirá para salvarla del abismo.

La vida ante sus ojos ha vuelto a ser noticia en las últimas semanas en Estados Unidos, aunque sobre todo como parte del currículum de Laura Kasischke, con ocasión de publicarse su última novela, In a perfect world. En ella mezcla, como en The life before her eyes, los elementos más bellos de la existencia con los más duros, sugiriendo una personal filosofía de la vida que ha dado éxito allí (y en Francia, donde es una autora muy seguida) a bastantes de sus títulos.

Santo Domingo Savio, Niño

Domingo Savio tuvo una vida muy sencilla, pero en poco tiempo recorrió un largo camino de santidad, obra maestra del Espíritu Santo y fruto de la pedagogía de san Juan Bosco.

Había nacido en San Giovanni di Riva (cerca de Chieri, provincia de Turín) en una familia pobre de bienes materiales, pero rica de fe. Su niñez quedó marcada por la primera comunión, hecha con fervor a los siete años, y se distingue por el cumplimiento del deber. A sus doce años tuvo lugar un acontecimiento decisivo: el encuentro con San Juan Bosco, que lo acoge, como padre y guía, en Valdocco (Turín) para cursar los estudios secundarios.

Al descubrir entonces los altos horizontes de su vida como hijo de Dios, apoyándose en su amistad con Jesús y María se lanza a la aventura de la santidad, entendida como entrega total a Dios por amor. Reza, pone empeño en los estudios, es el compañero más amable. Sensibilizado en el ideal del Da mihi ánimas de san Juan Bosco, quiere salvar el alma de todos y funda la compañía de la Inmaculada, de la que saldrán los mejores colaboradores del fundador de los salesianos.

Habiendo enfermado de gravedad a los 15 años, regresa al hogar paterno de Mondonio (provincia de Asti), donde muere serenamente el 9 de marzo de 1857 con la alegría de ir al encuentro del Señor. Pío XII lo proclamó santo el 12 de junio de 1954.


Sophie Scholl y La Rosa Blanca

El 22 de febrero de 1943, a la edad de 21 años Sophie Scholl fue ejecutada por disposición de la Corte Popular de Alemania, , por haberse involucrado en La Rosa Blanca, una organización que redactaba en forma secreta panfletos que pedían el final de la guerra y denunciaban enfáticamente los actos de barbarie de los nazis.

En mayo de 1942 las tropas alemanas se encontraban en los campos de batalla de Rusia y del Norte de África, mientras que unos estudiantes de la Universidad de Munich asistían a clases en las que compartían su amor por la medicina, la teología y la filosofía, así como su aversión hacia el régimen nazi.

Hans Scholl, Alexander Schmorell y Sophie Scholl formaban el núcleo de este grupo de amigos.  Dentro de la misma universidad se contaban dos estudiantes de medicina, Willi Graf y Jurgen Wittgenstein, quienes habían prestado servicios en un hospital militar en 1939, conjuntamente con Hans, el hermano mayor de Sophie, y Christoph Probst, un soldado casado y padre de tres niños, quienes se unieron a La Rosa Blanca.

Sophie Scholl nació el 9 de mayo de 1921 en Forchtenberg am Kocher, un pueblo del que su padre, Robert Scholl, era el alcalde.  A los 12 años Sophie se unió a las Juventudes Hitleristas, pero luego se desilusionó. El arresto de su padre por haberse referido a Hitler frente a un empleado suyo como «El Flagelo de Dios», le causó una profunda impresión.  Para la familia Scholl la palabra «lealtad» significaba obedecer los dictados del corazón.»Lo que quiero para ustedes es vivir con rectitud y libertad de espíritu, sin importar lo difícil que esto resulte», le dijo el padre a su familia.

Cuando en 1942 comenzó la deportación masiva de judíos, Sophie, Hans, Alexander y Jurgen se dieron cuenta de que había llegado el momento de la acción.  Compraron una máquina de escribir y una copiadora.  Hans y Alex escribieron el primer panfleto con el encabezamiento:  «Panfletos de La Rosa Blanca», mientras que su texto decía que «nada es tan indigno de una nación como el permitir que sea gobernada sin oposición por una casta que ha cedido a los bajos instintos…  La civilización occidental debe defenderse contra el fascismo y ofrecer una resistencia pasiva antes de que el último joven de la nación haya derramado su sangre en algún campo de batalla».

Los miembros de La Rosa Blanca trabajaron día y noche en secreto, produciendo miles de panfletos que eran despachados a estudiosos y médicos desde sitios no detectables dentro de Alemania.  Sophie compraba papel y estampillas de correo en sitios diferentes para que sus actividades no llamaran la atención.

En 1933 Hitler fue electo Canciller de Alemania, Muchos alemanes que se sentían incómodos con los desvaríos antisemitas del Partido Nazi se dieron cuenta de la habilidad de Hitler para canalizar el orgullo en una nación humillada.

El segundo panfleto de La Rosa Blanca leía: «Desde la conquista de Polonia 300.000 judíos han sido asesinados, un crimen contra la dignidad humana… Los alemanes alientan a los criminales fascistas cuando carecen de un sentimiento que clame a la vista de semejantes acciones.  Es preferible el fin del terror antes que un terror sin fin».

Hans, el hermano de Sophie, sirvió dos años en el ejército y estudió medicina en la Universidad de Munich.  Luego en 1942 se desempeñó como médico en el frente oriental con Alex, Willi y Jurgen.  Jurgen transportó montones de panfletos a Berlín.  El viaje era peligroso.  «Los trenes estaban repletos de policía militar.  Si uno era un civil y no podía probar que había logrado una prórroga, se lo llevaban de inmediato», recordaba. Nadie en los Estados Unidos puede comprender lo que es vivir bajo una dictadura absoluta.  El partido controlaba las noticias, la policía, las fuerzas armadas, el sistema judicial, las comunicaciones, la educación, las instituciones tanto culturales como religiosas.

El tercer panfleto pedía:  «Sabotage en las fábricas de armamento, periódicos, ceremonias públicas y del Partido Nacional Socialista… Convencer a las clases más bajas de lo insensato que es continuar la guerra, donde confrontamos la esclavitud espiritual a manos de los nacional-socialistas».

Las leyes de Nuremberg de 1935 exigían la expulsión de cualquiera que no fuera ario, declarándose a los judíos como no-ciudadanos.  La prensa internacional había comenzado a informar sobre castigos corporales en las calles, por lo que Hitler trasladó los actos de crueldad de las ciudades a los campos de concentración.

El 9 de noviembre de 1938 se arrestó y golpeó a 30.000 judíos, y las Fuerzas de Asalto quemaron 191 sinagogas durante la «Noche de los Cristales Rotos» (Kristallnacht), lo que provocó el éxodo de 200.000 judíos hacia el campo.

Cuando a Alexander Schmorell se le pidió que hiciera un juramento a Hitler pidió que se lo diera de baja en el Ejército.  Willi Graf se pasó a la resistencia pasiva, al igual que el resto, luego de servir como asistente médico en Yugoslavia.  Fue asignado a la Segunda Compañía de Estudiantes en Munich, donde conoció a Sophie, Hans, Alexander, Christoph y Jurgen. Christoph Probst era el único miembro de La Rosa Blanca que estaba casado y tenía hijos, de modo que los demás trataron de protegerlo.

En el cuarto folleto escribieron:  «Le pregunto a usted como cristiano si duda en la esperanza de que algún otro levante su brazo para defenderlo… Para Hitler y sus seguidores ningún castigo guarda relación con la magnitud de sus crímenes».

Luego de la derrota de los alemanes en Stalingrado en 1943 y la exigencia de Roosevelt de que las fuerzas del Eje se rindieran incondicionalmente, la invasión aliada estaba ya muy próxima.

Esa  noche Hans, Willi y Alexander escribieron «Libertad» y «Abajo Hitler» y dibujaron cruces swásticas tachadas en algunos edificios de Munich.

Su profesor de filosofía, Kurt Huber, se mostró shockeado cuando se enteró de las atrocidades cometidas por el Estado en Alemania, y trabajó en la edición de los últimos panfletos de La Rosa Blanca.  También se sintió motivado para dar conferencias sobre temas prohibidos, tales como los escritos del filósofo judío Spinoza.

Cada folleto era más crítico de Hitler y el pueblo alemán que el anterior. El quinto decía que «Hitler está llevando al pueblo alemán hacia el abismo. Siguen ciegamente a sus seductores hacia la ruina…   ¿Hemos de ser para siempre una nación odiada y rechazada por toda la humanidad?

La Gestapo había estado buscando a los autores de los panfletos desde que apareciera el primero.  A medida que el lenguaje de los folletos se hacía más vehemente, redoblaron sus esfuerzos.  Arrestaron a personas ante la menor sombra de sospecha.

Sophie y Hans llevaron una valija llena de los folletos finales escritos por el Profesor Huber a la Universidad, y los dejaron en los corredores para que los estudiantes los encontraran y los leyesen.

Jakob Schmidt, un empleado de maestranza de la Universidad y miembro del Partido Nazi, vio a Sophie y a Hans con los folletos y los denunció.  Fueron llevados bajo arresto a la Gestapo.  El «interrogatorio» de Sophie fue tan cruel que apareció ante el tribunal con una pierna rota.  El 22 de febrero de 1943 Sophie, Hans y Christoph fueron condenados a muerte por el Tribunal del «Pueblo», que había sido creado por el Partido Nacional Socialista para eliminar a los enemigos de Hitler.

Las últimas palabras que Hans Scholl gritó desde la guillotina fueron: «¡Viva la Libertad!».

En un gesto sin precedentes de los guardias, Christoph Probst fue autorizado a pasar unos momentos a solas con  Hans y Sophie antes de que fueran ejecutados.  Luego de meses de interrogatorios por parte de la Gestapo para obtener los nombres de sus camaradas, Willi fue ejecutado.  Su pensamiento final fue:  «Ellos continuarán lo que nosotros hemos comenzado».

Alexander Schmorell fue arrestado en un refugio antiaéreo y ejecutado en Munich.   Kurt Huber fue uno de los acusados en el juicio del Tribunal Popular contra La Rosa Blanca.  Los sobrevivientes recuerdan las últimas palabras de Huber, una reafirmación de su postura humanitaria.

Jurgen Wittenstein fue interrogado por la Gestapo pero no pudieron probar su participación, de modo que lo dejaron en libertad.   Consiguió ser transferido al frente, más allá del control nazi, y resultó ser el único sobreviviente.  Luego de la guerra se trasladó a los Estados Unidos, donde obtuvo el título de doctor, y recibió un premio del Gobierno de Alemania Occidental por su valor.

«¿Cómo podemos esperar que prevalezca la justicia cuando casi no hay gente que se brinde individualmente en pos de una causa justa», dijo Sophie.  «Un día tan lindo, tan soleado, y debo irme», continuó diciendo, «pero, ¿qué importa mi muerte, si a través nuestro miles de personas se despiertan y comienzan a actuar?»

«La Rosa Blanca es una página radiante en los anales del Siglo Veinte.  El coraje de nadar contra la corriente de la opinión pública, aún cuando el hacerlo era equivalente a un acto de alta traición, y el convencimiento de que la muerte no era un precio demasiado alto a pagar por seguir los dictados de la conciencia», escribe Clara Zimmerman en «La Rosa Blanca: su Legado y su Desafío».

Existen doscientas escuelas alemanas que llevan el nombre de los Scholl, y hay políticos como el anterior alcalde de Nueva York, David Dinkins, que invocan sus nombres y visitan sus tumbas.

Con el auge de la limpieza étnica en Bosnia y la violencia que se ejerce en Alemania contra los extranjeros, el aniversario de las ejecuciones es un recordatorio poderoso.  Inge Aicher-Scholl, la hermana de Sophie Scholl, escribió:  «Tal vez el heroísmo genuino resida en decidirse a defender con tosudez las cosas de todos los días, las terrenales, las inmediatas».

Sophie Scholl: Una vida de coraje

Por Wendy McElroy
iFeminists.com – El Instituto Independiente

El film alemán de 2005 Sophie Scholl: Los últimos días (Die letzten Tage) personifica a la heroína anti-nazi Sophie Magdalena Scholl (9 de mayo de 1921–2Sophie_scholl2 de febrero de 1943). Sophie y su hermano, Hans, eran miembros prominentes de un grupo de la resistencia no-violenta llamado la Rosa Blanca. Cinco estudiantes veinteañeros formaron el grupo en 1942 en la Universidad de Múnich.

La Rosa Blanca pronto obtuvo mala reputación por una campaña panfletaria que bregaba por la remoción de Hitler del poder y la finalización de la irracionalidad de la Segunda Guerra Mundial. El grupo subsecuentemente se tornó famoso como mártires de la libertad y una prueba de que la tiranía no puede destruir la pasión del hombre por la justicia.

Sophie Scholl fue ampliamente aclamada en Europa, ganando tres premios de la Academia de Cine Alemán o “Lolas”—el equivalente alemán del Oscar. Julie Jentsch, quien personificó a Sophie, fue nominada Mejor Actriz por el Festival de Cine de Berlín, los Premios de la Academia de Cine Alemán y los Premios Fílmicos de Europa.

La película estuvo nominada para un Oscar en la categoría “Mejor Film en Lengua Extranjera” pero perdió ante el film sudafricano Tsotsi.

Este film brillantemente producido merece cada silaba de elogio. Es la confirmación de que la cinematografía alemana, la cual ha venido discutiblemente declinando desde los años 70, está restableciendo su reputación por la innovación y la excelencia.

La ejecución del film combina con su tema. La iluminación es uniforme y a menudo anodina, con rayos de luz que fluyen desde las ventanas, lámparas y velas a fin de contrarrestar la oscuridad. En varias ocasiones, el film se interrumpe mientras Sophie contempla el cielo radiante antes de retornar a la lúgubre atmósfera del gobierno nazi. En ese mundo gris, el ojo es atraído de inmediato por los dos “oponentes” que se enfrentan: el nazismo representado por brillantes banderas rojas que ostentan una esvástica y Sophie en un romo sweater rojo.

Los escenarios son minimalistas y austeros, y gran parte de la acción acontece en una habitación La música llena de suspenso a veces suena como un corazón latiendo, a veces como un reloj en funcionamiento. Es la vida de Sophie la que está sonando.

La película se inicia en 1943 con una alegre escena en la cual una Sophie de 21 años de edad, Hans y otros dos muchachos se encuentran preparando el último panfleto de la Rosa Blanca: El número 6. Ignorando el peligro, Sophie y Hans deciden distribuir el panfleto en la Universidad de Múnich a plena luz del día, mientras las clases se están dictando y los pasillos se encuentran vacios. Desean provocar al campo universitario con la pasión en contra de la guerra.

Mil novecientos cuarenta y tres fue un año decisivo tanto para la guerra como para la actitud del pueblo alemán hacia ella. Los puntos centrales en la guerra por lo general resultan de tasas de victimas inaceptablemente elevadas que, a su vez, inspiran el desencanto con el gobierno y dudas acerca de sí el conflicto puede ser ganado. El panfleto 6 sostiene que “330.000 efectivos” han sido enviados “a una muerte sin sentido” en el frente oriental, especialmente en Stalingrado. (Eventualmente, 740.000 soldados del Eje fueron muertos o heridos, y 100.000 serían capturados en el frente oriental). El panfleto sostiene, “Hitler no puede ganar la guerra. Tan solo puede prolongarla”.

Los nazis reaccionan con una brutalidad predecible hacia aquellos que le dicen la verdad al poder. En vez de admitir públicamente la pérdida de todo un ejército en Stalingrado, el régimen perversamente reprime de manera drástica a los disidentes que son acusados de “ayudar al enemigo” al dar a conocer los hechos. Tal como el compañero de celda de Sophie declara más tarde, “Incluso los cabecillas están muy asustados”. Este es el momento de la historia nazi en el que el ministro de propaganda, Joseph Goebbels, pronuncia su famoso discurso de la “guerra total”. Desesperado por retener el control tras la derrota militar en el extranjero y las dificultades económicas en el país, Goebbels declara,

La guerra total es la exigencia de la hora…. La patria debe permanecer pura e intacta en su totalidad. Nada puede perturbar la situación…. Todos deben aprender a prestar atención a la moral de la guerra, y atender las justas demandas del pueblo trabajador y combativo. No somos aguafiestas, pero tampoco toleraremos a aquellos que impidan nuestros esfuerzos.

En el film, este discurso suena de fondo en una radio mientras Sophie entrega sus pertenencias y se desviste en la prisión. De hecho, se está convirtiendo en una víctima de la “guerra total”. La Rosa Blanca es tratada con una ferocidad especial debido a que sus sentimientos en contra de la guerra se están tornando crecientemente populares; de los primeros cuatro panfletos del grupo se habían impreso cientos de ejemplares, de los últimos dos, miles.

Arresto e interrogatorio

Contra este entorno político, Sophie y Hans dejan pilas del panfleto número 6 en los corredores y rincones vacios de la universidad. Pronto sonará el timbre y los estudiantes saldrán de las aulas para encontrarse con este llamado a favor de la resistencia. A último momento—casi cuando están por escapar sin problemas—Sophie y Hans deciden distribuir una última pila de panfletos en uno de los pisos superiores. El tiempo se acaba. Sophie abandona una pila sobre una barandilla que mira hacia la galería principal del edificio. Entonces con el impulso, cuando se apresta a mezclarse con una multitud de estudiantes, deja los panfletos sobre el borde de la barandilla de modo tal que se desparramen, llenando el aire de la galería.

Ahora es demasiado tarde para que Sophie y Hans escapen. Un portero corre tras ellos. Al principio, solo acusa a Hans pero Sophie insiste en asumir la responsabilidad por diseminar los panfletos, y así, ambos son atrapados.

Por el crimen de distribuir los panfletos, serán acusados de “alta traición, desmoralizar a las tropas y ayudar al enemigo”. En un comienzo, no obstante, sus captores desean información… especialmente, quieren los nombres de otros miembros de la Rosa Blanca. Pese a las amenazas intercaladas con promesas de indulgencia, Sophie y Hans no los complacen.

La el resto de la película, la parte más extensa, tiene que ver con los cuatro días de cárcel y el interrogatorio de Sophie en una prisión nazi, seguida más brevemente por su juicio y ejecución. (A pesar de que Hans y Christoph Probst, un compañero miembro de la Rosa Blanca, enfrentaron procesos similares, sus ordalías tienen lugar casi enteramente fuera de escena.)

Sophie Scholl es una de esas raras películas que mantienen la tensión y el suspenso aun cuando se conoce el final desde la escena inicial. Parte del motivo de su éxito es el realismo del drama, que se beneficia de los registros de los archivos de Alemania del Este sobre Sophie y su encarcelamiento y que se tornaron accesibles tras la caída del Muro de Berlín.

Al combinar el “dialogo” de los panfletos de la Rosa Blanca con la información de los archivos recuperados, el guionista, Fred Breinersdorfer, fue capaz de reconstruir los “últimos días” con veracidad.

Como un escritor de crímenes de ficción y un dramaturgo, Breinersdorfer es particularmente hábil en presentar el duelo dialéctico que constituye el interrogatorio de Sophie por el oficial de la Gestapo Robert Mohr. A pesar de que Sophie Scholl no fue adaptada del teatro, rememora a las películas que comienzan como obras teatrales. Por ejemplo, gran parte del drama tiene lugar en una sola escenografía: la oficina de Mohr en la prisión. La mayor parte del conflicto ideológico proviene del escueto y sustancioso dialogo entre dos personas: Sophie y Mohr.

La banalidad del mal

El retrato del mal que hace la película resulta fascinante. “Mal” es la palabra adecuada. Sophie está siendo procesada por un sistema que desea eliminarla por decir la verdad y tener el coraje de decir “no”. Se defiende y emplea solamente medios pacíficos. A medida que se aproxima la ejecución de Sophie, su dignidad es tan impresionante que un guardia femenino quebranta las reglas de la prisión para permitir que Sophie se reúna por última vez con los igualmente condenados Hans y Christoph. Sin embargo esta misma guardia es un eslabón voluntario en la maquinaria que está diseñada para destruir a la joven a la que admira.

La descripción del mal sorprenderá a quienes están acostumbrados a los nazis de Hollywood como sádicos que calzan botas y que gritan “Raus! Raus!” a los judíos que están llevando a los campos de concentración. El trato que le dan a Sophie no es brutal comparado con lo que podríamos esperar de los nazis de Hollywood. Es encerrada en una prisión sombría pero no en un campo de concentración. Es interrogada pero no torturada. Su familia es arrestada pero también es liberada.

Con seguridad, la caracterización de Hollywood captura un aspecto del régimen nazi, pero también pierde la sutileza que permitió al nazismo volverse parte de la vida cotidiana en una nación moderna y educada. Pierde el sentido de cómo el mal se puede convertirse en un lugar común y tan rutinario como el papeleo. O cómo la gente común puede absolverse de toda responsabilidad por facilitar el mal.

Este concepto ha sido denominado “la banalidad del mal”. La frase fue popularizada por el teórica política germano-estadounidense Hannah Arendt en su libro de 1963, Eichmann in Jerusalem: A Report on the Banality of Evil. Arendt asistió al juicio a a Eichmann, quien había sido instrumental en la administración de los campos de la muerte nazis como un burócrata de alto nivel. No observó a un monstruo sádico en el juicio. Al igual que su camarada nazi, Heinrich Himmler, quien pasó de ser un criador de pollos a jefe de la notoriamente sádica SS, Eichmann parecía ser un hombre común que tenía talento para cumplir órdenes. Arendt continúa describiendo cómo la gente común puede cometer actos terribles debido simplemente a que los actos son desarrollados de manera sistemática y dentro de un contexto socialmente aprobado que no exige ni alienta la responsabilidad personal.

Así, la confiscación de propiedades de los judíos no era un robo sí la propiedad era confiscada mediante formularios que estaban correctamente sellados y completados por triplicado en una oficina gubernamental. Aquellos que procesaban el papelerío y realizaban un inventario de los bienes no estaban haciendo otra cosa que: papeleo e inventario. Se encontraban divorciados de la responsabilidad personal. De ese modo, la muerte de Sophie no es un asesinato sí ella es ejecutada tras recibir una parodia de juicio por violar las leyes en contra de la expresión de opiniones políticas equivocadas. Nadie involucrado en el proceso precisa sentir como un asesino; cada uno solamente se encuentra cumpliendo una tarea.

Cualquier extenso programa gubernamental depende de servidores civiles comunes que llenen los pasillos de la burocracia y las prisiones, que completen y archiven el papeleo. Estas son personas que “hacen su trabajo”; obedecen órdenes y respetan la ley al pie de la letra sin cuestionar su contenido. En verdad, la ley asume el papel que a menudo desempeña la consciencia. Les dice qué es correcto e incorrecto hacer, y ellas obedecen.

Algunas de las personas que facilitan el asesinato de Sophie son anónimas, tal como los hombres intercambiables que la conducen por los corredores a una celda o una sala de interrogatorio. A estos hombres no les interesa el contenido de sus acciones. Mientras un guardia lleva a Sophie y otra disidente política a su celda, las reprende, “Apúrense, damas. Deseo oír el discurso”, el cual estaba soñando fuerte en la radio. Sí le preguntaban, probablemente hubiese afirmado no tener ninguna animadversión para con Sophie.

Otros son “gente pequeña” que se llenan de un orgullo que toman prestado de sus roles como encargados de aplicar la política del Estado. Por ejemplo, el portero de la Universidad que ve como los panfletos están siendo arrojados desde la barandilla; corre detrás de Hans y Sophie, gritando, “Deténganse. ¡No se muevan! ¡Deténganse de una buena vez! Están bajo arresto”. O el apocado empleado de la prisión con un mal peinado a lo Hitler que procesa el papeleo de la prisión de Sophie con un tono sarcástico y obtiene un obvio placer en el hostigamiento de jóvenes y prometedores estudiantes a los que la mayoría de la gente consideraría sus “mejores”.

Otros todavía son lo suficientemente conscientes como para darse cuenta, en algún nivel, de que están pactando con el diablo; están vendiendo sus almas a cambio de seguridad o un trozo de poder.

El arbitrario Tribunal del Pueblo

Por ejemplo, su abogado defensor designado de oficio por el tribunal, e identificado solamente como Klein, es un adulón manipulado que no formula preguntas y no ofrece defensa alguna en su juicio. En su primer y breve encuentro en su celda en la prisión, Sophie le pregunta, “¿Qué le ocurrirá a mi familia?” Cuando él desecha la pregunta con ligereza, ella objeta, “¡Usted es mi abogado!” Ante esta puñalada a la legitimidad de su posición, Klein explota en un furioso ataque personal contra Sophie que termina con su regocijo acerca del veredicto previsto del tribunal; pone a Sophie en su lugar. Klein ha elegido conscientemente ocultarse detrás de una burocracia amoral y no tolerará un espejo moral frente a su cara.

El juez que preside el juicio a Sophie es similar. La compañera de celda de Sophie le cuenta que Roland Freisler, el presidente del Tribunal del Pueblo, es un ex comisario soviético que necesita “rehabilitarse en el frente interno”. Desesperado por probar su lealtad, Freisler se ensaña con los tres acusados con tanta furia que el fiscal parecía redundante. Y no obstante, claramente Freisler tiene miedo. Observa a la audiencia para descubrir su reacción ante sus palabras. En un punto, Hans replica al alarde de Freisler de no tener miedo de los acusados al decir, “Sí usted y Hitler no tuviesen miedo de nuestra opinión, no estaríamos aquí”.

De lejos, el rostro del mal más interesante pertenece a Herr Mohr, el agente de policía que interroga a Sophie y establece una conexión personal con ella, a su pesar. Su renuente admiración por ella claramente lo vuelve incomodo, quizás debido a que se percata plenamente del papel que está jugando en su destrucción y asume cierta responsabilidad. Mohr es el más peligroso de los burócratas del servicio civil: inteligente, competente y leal tanto a los ideales como a la estructura del régimen nazi.

Parte de su lealtad es interesada. Cuando Sophie defiende la Antigua democracia de Alemania, él replica con amargura, “¡Yo era tan solo un sastre en esa maldita democracia!” Pero el interés propio no puede explicar porqué Mohr está orgulloso de que su hijo sea enviado al frente oriental. Ha abrazado a la totalidad de los ideales del nazismo. Defiende hábilmente a esos ideales en contra de los incómodos hechos que presenta Sophie y en contra de deberes desagradables tales como condenarla a muerte (de facto) mediante la preparación de su confesión. Después de hacerlo, camina hasta una pileta y lava sus manos en un gesto que es una reminiscencia del de Poncio Pilatos.

La esencia del conflicto ideológico entre Sophie y Mohr, el cual es en esencia la totalidad del conflicto del film, tiene lugar en un pasaje del dialogo entre ellos. Sophie se encuentra sentada a un costado del escritorio de Mohr al otro lado de él en la sala de interrogatorios:

Mohr: Puedes haber utilizado slogans falsos pero empleaste medios pacíficos. Sophie: ¿Entonces por qué desea castigarnos? Mohr: Porque es la ley. Sin ley no existe orden alguno. Sophie: La ley a la que se refiere era para proteger la libertad de expresión antes que los nazis llegaran al poder en 1933. Alguien que habla libremente actualmente es encarcelado o condenado a muerte. ¿Eso es orden? Mohr: ¿En qué podemos confiar sí no es en la ley? No importa quién la redactó. Sophie: En nuestra conciencia. Mohr: ¡Absurdo! [Tomando dos libros, uno en cada mano, como si quisiese ponderar el peso de uno respecto del otro.] Aquí está la ley y aquí está la gente. Como criminalista, es mi deber descubrir si coinciden, y si no lo hacen, encontrar el punto defectuoso. Sophie: La ley cambia. La consciencia no.

Sophie Scholl no es meramente una película acerca del coraje moral. Su valor al respecto no debería ser subestimado pero, para mí, el aspecto más fascinante fue la interacción entre los ideales y el mal que tiene lugar de maneras sutiles y variadas a lo largo del film. Una y otra vez, aquellos que “procesan” la muerte de Sophie están moralmente muertos—es decir, se han vuelto verdaderos burócratas que solo están haciendo un trabajo—o son sacudidos por la simple verdad y bravura de su ser. Su existencia es un reproche a la devastación que causan bajo el disfraz de los “grandes principios” o la conveniencia.

Como los rayos de luz que atraviesan a las escenas de oscuridad, la existencia de Sophie se abre paso y los hace confrontar la responsabilidad por sus propias acciones.

No es ninguna sorpresa que ella deba morir.

La muerte de Sophie está bien tratada sin buscar el efecto. Sus últimas palabras, al menos en la película, son “El sol sigue brillando”. Luego se siente el sonido de la guillotina que cae.

Las últimas palabras de Christoph son “No fue en vano”.

La película termina con un texto que dice, “El 6º panfleto fue llevado a Inglaterra a través de Escandinavia. A mediados de 1943, millones de copias fueron arrogadas por los aviones aliados sobre Alemania. Ahora llevan el título de ‘Un panfleto del Manifiesto Alemán de los Estudiantes de Múnich’”

Dos films anteriores describieron la Resistencia de la Rosa Blanca: The Last Five Days (Fünf letzte Tage, 1982) y The White Rose (Die Weiße Rose, 1982). Pero es el director alemán Marc Rothemund quien trajo a Sophie Scholl a la atención estadounidense. Creó una película que detiene y rompe el corazón y que es toda una inspiración sin predicar. Crea una fresca perspectiva acerca de las libertades que damos por sentadas, tal como la capacidad de expresarnos sin que nos maten por ello. Nos recuerda que debemos proteger celosamente esa libertad… especialmente en épocas de guerra cuando decir la verdad puede fácil y oficialmente convertirse en “ayudar al enemigo” y en traición.

Traducido por Gabriel Gasave

Wendy McElroy es Investigadora Asociada en The Independent Institute y directora de los libros del Instituto, Freedom, Feminism and the State y Liberty for Women: Freedom and Feminism in the Twenty-first Century.

‘La última cima’, todo un número 1

08/06/2010 | Hazte Oír

Cerca de 6000 personas ya han visto esta película de Juan Manuel Cotelo, a pesar de estar en tan sólo en cuatro cines de toda España y de competir directamente con las grandes. De hecho ha doblado el número de espectadores por cine a la segunda en el ranking, Sexo en Nueva York 2, y llegando a triplicar la cifra en el caso de El Príncipe de Persia o Robin Hood.

Pablo Domínguez era un enamorado de la montaña.

La respuesta del público está siendo masiva, hasta el punto de que La Última Cima, pasará por petición popular y en una sóla semana de proyectarse en cuatro cines a nada menos que a más de 50 salas de toda la geografía española, y es que pese a haberse estrenado en mitad del puente del Corpus, se ha situado como la primera película del país en recaudación por copia en cine. Algo muy sorprendente si tenemos en cuenta que es un documental cuyo protagonista es nada más y nada menos que un sacerdote.

Son decenas los cines que han decidido quitar de sus carteleras las éxitosas películas en 3D para hacer hacer un hueco a La Última Cima, la única película que habla bien de los curas. La fuerza de esta cinta es, según los espectadores que han escrito a través de http://www.laultimacima.com está en que es : “emotiva, divertida, dinámica… ¡contagia su felicidad!”; “sencillamente Pablo era un cómico de Dios”; “¡Yo quiero vivir así”.

El próximo día 11 de junio, La Última Cima se estrenará en más de 50 ciudades españolas gracias al apoyo masivo que está recibiendo desde hace semanas a través de la red. Un éxito que se debe a la enorme acogida obtenida por esta película desde los comienzos de su andadura, tanto por la fígura de Pablo Domínguez como por el apoyo a todos los sacerdotes.

Si no sentimos nada, lo ético es dejarlo

Pijama para dos

12/06/2010 | Alfonso Basallo*

Lo dice mucha pareja al borde de la ruptura. Y se lo plantea El País, en un reportaje reciente en el que trata de explicar el porqué de tantos fracasos. Cita a mucho autor americano, más confuso que Woody Allen en un garaje, y se hace de la cosa un lío, ya que da por hecho que el amor se acaba. ¿Se acaba? Pónganse cómodos.

Todos deseamos amar y ser amados. Sin embargo, muchas relaciones afectivas terminan convirtiéndose en sinónimo de rutina, conflicto y sufrimiento. A pesar de nuestras buenas intenciones, muy pocas parejas logran mantener encendida la llama del amor con el paso del tiempo”, decía El País en un reportaje aparecido el domingo pasado con el título “¿Por qué se termina el amor?”. Hasta aquí todo OK.

Luego el periódico de Prisa se despeña por el abismo del tópico o de la ignorancia. Pero al menos da en el clavo en un punto crucial: los que se casaron prendados y terminaron hastiados años después habían cometido el error más común: confundir amor con enamoramiento. Ésa es una de las causas más típicas de ruptura, pero el hombre (y la mujer) es el único animal que tropieza siempre en la misma piedra.

Ojo, y yo el primero. No resulta sencillo distinguir una cosa de otra, tal vez por la fuerza arrolladora que tiene ese tsunami emocional llamado enamoramiento. Rebobina y recuerda la última vez que te quedaste loco/a por otro/a. Dijiste: ¿cómo nadie más en el mundo se ha fijado en ese chico (o en esa chica)?, ¿cómo ha podido pasar desapercibida esa maravilla andante y Naciones Unidas no ha declarado el Año Internacional de Pepe (o de Pepita)? Si la cosa fue a más, descubriste que sólo eras feliz con él, y concluiste que nada malo te sucedería a su lado. Lo cual es precioso, pero también engañoso.

La mejor definición del enamoramiento es la más graciosa: Estado de Imbecilidad Transitoria, EIT. La hizo el médico humanista Gregorio Marañón. En esas tres palabras está todo dicho.
¿Eso significa que el enamoramiento es malo? En absoluto. Porque no puede llegarse a la siguiente y más importante fase (el amor) si no se pasa primero por el Estado de Imbecilidad Transitoria.
Sin embargo, eso no es exactamente el amor. Hay mucho de instinto, de ceguera, y también de pasividad y poco de voluntad, que es el ingrediente imprescindible del amor. Una cosa es sentir y otra querer. ¿Cuál es entonces el paso del enamoramiento al amor? El lenguaje cotidiano nos da una pista: es el paso de “me gusta” a “la quiero”.

Solemos confundirnos. Creemos que gustar ya es querer, lo cual lleva a errores mayúsculos. Un señor casado y con hijos puede sufrir un EIT con una compañera de trabajo; y una chica comprometida puede sentir atracción por un amigo de su novio. ¿Qué quiere decir eso? Nada. Que el instinto funciona, que el otro sexo atrae en general, y una persona con nombre y apellidos, en particular. Nada más.

¡Pero es que a veces cuesta renunciar! Sin duda. Del mismo modo que cuesta renunciar a birlar una moto fantástica o a seguir en la oficina en lugar de irse de copas. Ni más ni menos. El problema es que muchos confunden enamoramiento con amor y están siempre de copas, incluso toda la vida.

El enamoramiento se apaga inexorablemente, como indica su nombre (Estado de Imbecilidad Transitoria), incluso respecto a la persona con la que te casas. Pero eso no significa que el amor se acabe. El fracaso de muchas parejas es querer prolongar esa fascinación que sentimos hacia el otro. Han confundido el amor con un espejismo.

Y cuando se apaga su EIT respecto a la persona elegida optan por buscarlo ansiosamente en otra. Lo que a algunos les pasa hoy en día es que están enamorados del enamoramiento. No quieren pasarlo mal por otro, sino sólo flotar en una nube.

¿Cómo distinguir amor de enamoramiento? Para eso está el proceso de elección de pareja, un margen de tiempo para adoptar una de las decisiones más cruciales de la vida, y en su caso, el noviazgo.

La verdadera lista de bodas no es el ajuar ni los regalos, sino el listado de temas que él y ella tienen que abordar antes de iniciar su vida en común. Y ahí entran el trabajo, el dinero, los hijos, la concepción de la vida, el carácter, las virtudes, los defectos, los padres y hermanos de cada uno, los amigos, las circunstancias personales y profesionales… Hay materia de sobra para estudiar con la misma seriedad y método que con los que se acomete una oposición a judicaturas.

¡Menuda tarea! Naturalmente, ya que se trata de la decisión más trascendental de tu vida: más que la elección de carrera. Insistimos en esto porque algunos se tiran alegremente a la piscina y se echan novio o novia como quien decide el modelo de coche. Y no tiene sentido invocar a la mala suerte cuando te has dado el batacazo si no has preparado el matrimonio con responsabilidad.

pijamapara2@hotmail.com

*Alfonso Basallo es periodista de Intereconomía, padre de familia y autor del libro Pijama para dos.

Un judío se ordena sacerdote católico

Otro éxito de la lucha pro-vida: un judío se ordena sacerdote católico (Paul Schenck)


Por Juanjo Romero

Paul Schenck
Mañana 12 de junio a las 10:00, recibirá el orden sacerdotal Paul Schenck, co-fundador de Operación Rescate.

Muchos de los ‘rescatados’ ya son mayores de edad, así que imagino que la Iglesia de St. Joseph estará llena.

Días y días gastados en la «lucha por la vida», una de las tareas más hermosas e importantes a las que, humanamente, podemos dedicarnos. Pero no es sólo eso. Como he dicho en otras ocasiones, no debemos quedarnos ahí, en puro activismo. Un ejemplo muy claro es Human Life International, que junto a las vidas que salva, tiene como meta final la conversión de las personas, de todos.

Es normal que cuando hay coherencia, los propios implicados sufran procesos de conversión muy radicales (en la raíz). Digo normal, porque la densidad de virtudes humanas es alta. Y la rocosa defensa de la persona como hijo de Dios que realiza la Iglesia Católica es faro que guía y atrae, aunque se sea ateo.

Por eso un personaje como Paul Shenck, con nueve hijos, considera que la Iglesia es la última estación:

El movimiento pro-vida me llevó hacia el reencuentro con la Iglesia Católica. Vi que la teología moral coherente, unidad de los cristianos y la autoridad espiritual son esenciales para el éxito.

¿Nueve hijos (uno en el cielo, como le gusta decir a Schenck) y sacerdote católico? No adelantemos acontecimientos.

Paul nace en una familia de judíos reformados (judíos liberales). Cuando tiene 16 años recibe el bautismo con su hermano Bob en la «Asamblea de Dios». Durante veintidós años ejerció como ministro evangélico y pastor anglicano (se hace episcopaliano en 1995, su hermano metodista). Participa en la promoción de numerosas institutuciones ecuménicas orientadas a la construcción de la «Cultura de la Vida» Y también dos escuelas parroquiales, una asociación para «los sin techo» y una ONG internacional que ofrece atención médica y dental para los más pobres del planeta.

Es vicepresidente de la American Center for Law and Justice (ACLJ), que tantos quebraderos de cabeza provoca en los partidarios de la Cultura de la Muerte.

En 2004, ya en Washington, en medio de la sorpresa de alguno correligionarios, entra en plena comunión en la Iglesia Católica y se hace notar en el mediático tema de Terry Schiavo y en las nominaciones al Tribunal Supremo (el affaire de Sam Alito).

Ayudó a poner en marcha Priest for Life. Ya se ve que es un «soldado universal» de la Doctrina Social de la Iglesia: oración, matrimonio abierto a la vida, ayuda a los más necesitados, influencia en la esfera política y judicial.

Ordenado diácono transitorio católico, en virtud de la Provisión Pastoral de 1980 será ordenado sacerdote y acompañará a los cerca de cien sacerdotes casados «de origen» episcopaliano.

Bienvenido a Casa, Paul. Y, gracias.

«Se acerca el momento»

«Se acerca el momento», carta del obispo de Jaén ante la beatificiación de “Lolo” que hoy tendrá lugar en Linares (Jaén)


Por SIC el 12 de Junio de 2010

Se van a cumplir, por fin, las ilusiones de muchos. Durante meses hemos venido preparando la celebración que tendrá lugar en Linares el próximo día 12 a las 7, 30 de la tarde: la Beatificación de Manuel Lozano Garrido.

Ante la inminencia de la fecha damos gracias a Dios por la lluvia de bendiciones divinas que se habrán derramado con abundancia desde la reflexión y conocimiento de la vida y virtudes de este hombre de Dios. Habrá sido, sin duda, esta Iglesia diocesana de Jaén la principal beneficiaria.

Mi gratitud a tantos sacerdotes y catequistas que habéis regalado vuestro entusiasmo generoso para que muchos niños y niñas se hayan acercado a Dios a través de la figura del nuevo Beato.

Un recuerdo especial a las oraciones desde el silencio y el entusiasmo del numeroso grupo de jóvenes que peregrinaron al Cerro del Cabezo, para postrarse ante el Santísimo Sacramento y a los pies de la Patrona de la Diócesis, la Virgen de la Cabeza. Las profundas palabras de Manuel Lozano, frescas siempre en sus escritos, podrán ayudarnos para enriquecer nuestros nobles deseos, llenos de coraje y decisión, en nuestro seguimiento y entrega a Jesucristo.

¡Cuántas reflexiones en numerosas comunidades parroquiales en torno a sus abundantes perfiles espirituales! ¡Cuántos artículos y colaboraciones en prensa y otros medios de comunicación destacando su fuerte vocación de periodista y escritor! No cedió en su empeño, ya paralítico y ciego, “para ganarse el pan con el sudor de su frente”, pero, sobre todo, desde la fuerza de un impulso profundo para ser “portador de Cristo” a favor de los demás.

Lolo siempre creyó que el seglar bautizado debe ser necesariamente misionero y apóstol. Vivió e hizo suyas las enseñanzas del Concilio Vaticano II, profundamente convencido de que no se puede amar a la Iglesia con pasión y responder a la amistad de Cristo sin evangelizar. Escribió en la prensa, con un gracejo característico: “Pentecostés: un plan Marshall para las misiones”. Ese plan de “reparto de abundancias” él lo encontró y vivió en el dolor ofrecido por los “enfermos misioneros” a los que llamó “los gemelos de Cristo que sufre”. Sumó al suyo, además, el tesoro del dolor de sus amigos.

Ejerció con entusiasmo también otra misión: rezar por los periodistas para que, con sus plumas, fueran defensores de la Verdad. Sumó su oración a la de las almas contemplativas y otras asociaciones en la obra “Sinaí”, creada para este fin.

Podríamos destacar otros perfiles de Manuel Lozano en las encrucijadas tan ricas de su vida: Lolo, orante y místico; Lolo, mariano y eucarístico; Lolo, joven seglar de Acción Católica… Muchos son los tesoros de Dios que él supo gustar y vivir desde la alegría profunda que brota de la fe.

Nos disponemos a celebrar su Beatificación. Damos gracias a Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, que ha concedido tan alta gracia a esta Iglesia diocesana de Jaén. La preparación ha sido intensa y es muy de agradecer al numeroso grupo de fieles generosos que no han escatimado en esfuerzos para preparar tan deseado acontecimiento. El nuevo Beato será como un faro luminoso para muchos cristianos.

Invito también a todos los fieles a la Misa de Acción de Gracias por este don del cielo, que celebraremos en la Santa Iglesia Catedral de Jaén, el próximo día 19 de junio a las 8 de la tarde. Celebraremos por primera vez la Eucaristía con el formulario en honor del Beato Manuel Lozano Garrido. Que él interceda por todos nosotros.
Con mi saludo y bendición.

+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ
OBISPO DE JAÉN
Jaén 10 de junio de 2010

Crónica visita de Marija Pavlovic a Madrid

El pasado 29 de mayo, Marija Pavlovic, una de los seis videntes de Medjugorje, ha visitado la capital de España para ofrecer su testimonio y revelar ante unas dos mil personas los secretos del corazón de la Virgen María.

Ese día por la tarde, los numerosísimos asistentes al encuentro celebrado en la capilla del madrileño colegio de Nuestra Señora de las Maravillas pudieron disfrutar, conmovidos, de un trocito de las vivencias que tienen lugar en el pequeño pueblo de Bosnia-Herzegovina, depositario del mensaje que la Gospa da a toda la humanidad desde hace casi veintinueve años.

Tras el rezo meditado del Santo Rosario, Marija resumió el mensaje de Nuestra Madre en una media hora de gran riqueza y belleza espiritual.
En Medjugorje la Gospa no dice nada nuevo, solo nos repite lo que lleva diciendo durante dos mil años, y que se puede resumir en: la Eucaristía como centro de nuestra vida, la oración en familia, sobre todo del Rosario, el ayuno, la confesión mensual y la lectura de la Biblia.

Puede que algunas personas encuentren decepcionante el hecho de descubrir que es lo mismo de siempre, pero si la Virgen todavía se sigue apareciendo en esta diminuta localidad es para recordarnos que estamos llamados a responder a su llamada.

Desde el púlpito y acompañada por Filka Mihalj, que iba traduciendo del croata al castellano, la vidente recordó que, al comienzo de las apariciones, la Virgen les pedía que rezaran siete Padrenuestros, siete Avemarías y siete Glorias. Hoy, sin embargo, pide que se contemplen tres partes del Rosario al día.

Así, Marija insistió en la importancia de la oración resaltando que sólo en Dios está nuestra paz. La Virgen, añadió, confía en nuestra propia conversión e intercede por nosotros. Por ello pidió poner a Cristo en el primer lugar, exhortando a que el centro de nuestra vida sea la Santa Misa, y que recemos siempre por los que no conocen el amor de Dios. En esta línea, se refirió también a la importancia de formar grupos de oración, y que el primero de ellos debe ser la familia.

En otro momento de su testimonio, la vidente de Medjugorje relató cómo Vicka y Jacob fueron llevados en cuerpo y alma a ver el cielo, el purgatorio y el infierno. Tras describir esta experiencia, destacó la importancia de la libertad del hombre de escoger entre el bien y el mal.

Al término de su intervención, Marija subrayó una vez más que la Virgen nos llama a la santidad y nos pide que seamos Sus manos extendidas para los demás.

Preguntada sobre cómo compagina su vida cotidiana con las apariciones que experimenta diariamente, la vidente señaló que lo hacía con el anhelo de eternidad y el deseo de que la Gospa se quede más tiempo con ella. Eso sí, la Madre está realmente presente en nuestra oración, enfatizó.

Marija se refirió también a la importancia de orar con el corazón. En los momentos de mayor dolor, de desierto espiritual… Dios habla más. En los momentos de sufrimiento, la oración tiene más valor aun. Recemos en nuestra vida cotidiana, cuando estamos tristes Dios está con nosotros, aseguró.

Interrogada sobre cómo frenar el aborto contestó que este crimen es peor que cualquier guerra y que sólo se frena con nuestra conversión personal.

Al concluir el turno de preguntas, y antes de que los asistentes rezaran un segundo rosario, la vidente señaló que entre tanto mal que hay en el mundo, ella ve algo positivo: La presencia de la Virgen entre nosotros es lo más positivo, Ella esta aquí para llevarnos por el camino de la salvación.
Por último, dijo que la Virgen María es Reina y, al mismo tiempo, Madre. Por este motivo pidió que La sigamos e imitemos.

El colofón de esta preciosa jornada mariana fue la multitudinaria celebración de la Santa Misa y la Adoración al Santísimo al estilo de la Parroquia de Santiago Apóstol en Medjugorje…

Iván de Vargas