Gaudí y el Santo Rosario

Era un gran devoto de la Virgen María y rezaba diariamente el Rosario, devoción que traspasó la intimidad de la oración personal para quedar reflejada en sus obras. Cuenta Juan Matamala, hijo del escultor que acompañó a Gaudí buena parte de su vida, que ambos rezaban diariamente el Rosario durante los años que convivieron en el Parque Güell.

En la Sagrada Familia, en la Fachada del Nacimiento -la única que terminó Gaudí-, se pueden encontrar, rodeando las escenas, las cuentas del Rosario. También el claustro del templo se inicia con la puerta del Rosario, en la que se encuentra una representación de la Virgen con Santo Domingo y Santa Catalina. En el muro contiguo se representa la muerte de los justos precedida por las palabras Ave María, así como las tentaciones que se pueden superar rezando el Rosario.

Emilia Capdevila, vecina de la sobrina de Gaudí en Reus, recordaba cuando fue a Barcelona que «un domingo mi madre y yo fuimos a visitar el templo y vimos a Gaudí en una cripta de rodillas rezando el Rosario, pero no lo quisimos molestar y nos fuimos».

Alfa y Omega

Tomemos nota, las madres

Actualizado 27 mayo 2010

Hace unos días leí en el semanario Alba una entrevista a Hervé Alustiza, creador de un personaje llamado Pepe Melodías, que acaba de estrenar un programa para niños en la televisión.

Resulta ser una belleza de persona, formado recta y creativamente por una madre que había estado de misiones. Una madre que «Cuando Hervé era pequeño y se quería alimentar a base de nocilla, ella le hablaba de los niños que en tantas partes del mundo no tienen qué comer», y que al mismo tiempo supo fomentar la creatividad de su hijo. Dice en la entrevista: «Para los niños la imaginación es el mejor juguete.(…) Recuerdo que de pequeño, en Navidad, mi madre nos dejaba pintar un belén con acuarelas en los azulejos de la cocina. Ese tipo de cosas nunca se olvidan y no hay que perderlas.». En esta línea, Daniel Goleman, en su libro el espíritu creativo explica también como Steven Spielberg pudo hacer sus primeras experiencias cinematográficas gracias a que su madre accedió a comprarle kilos de tomates maduros, tirarlos en las paredes de la cocina y simular de este modo la sangre de la película que a los 14 años rodó en la cocina de su casa.

Tomemos nota, las madres.

Además, Hervé conjuga creatividad y amor. Y la creatividad dirigida a Dios. Hervé explica que con su personaje, Pepe Melodías, «descubrió una forma nueva de buscar la expresión artística: focalizarla en la búsqueda de la expresión de la felicidad de los demás, en lugar de la satisfacción propia.». En este sentido, dice que su artista favorito es Dios. Vale la pena leer la entrevista entera, pues invita mucho a la reflexión y te abre horizontes de vida.

Por mi parte resalto esta pregunta y respuesta de la entrevista:

Ha vivido muy cerca del dolor: su trabajo en el hospital, las misiones, su padre… Y a la vez se dedica a hacer reír. ¿Qué le ayuda a mantener esa alegría que transmite?

«Ayuda mucho la oración. Y mi mujer también me da mucha alegría. Compartimos tanto lo artístico como lo espiritual. Me gusta ir con ella a misa todos los días y para nosotros la comunión de las dos almas con Jesús es como una boda diaria

Podéis leer la entrevista entera en el número del 15 de mayo de Alba digital
www.albadigital.es/2010/05/15/ocioycultura/el-arte-es-un-instrumento-para-hacer-felices-a-los-demas/

Un milagro con nombre y apellidos

Actualizado 8 junio 2010

Nació muerta, con tres bultos en la cabeza, y lesiones en el corazón y en la columna vertebral. El pediatra de la sala de partos dudaba en reanimarla porque iba a crecer con deficiencias seguras. Un desprendimiento de placenta hizo que el bebé naciera así, sin que nadie se lo esperara. La madre, después de una cesárea sin anestesia, estaba inhábil; así que la responsabilidad cayó sobre el padre, a quien el médico preguntaba si valía la pena reanimarla. Él se inclinaba a no hacerlo. El padre, sobreponiéndose como podía al shock, pudo reaccionar «¿qué me preguntan…? ¡claro, reanímenla!»

Entre tanto una llamada de un buen amigo suyo… Le cuenta lo acaecido, y éste, persona de fe vinculada a la Renovación Carismática, le dice que se va a rezar enseguida con su grupo de oración. Mi amigo, el padre, se abandonó a la oración de su amigo.

Pasados diez minutos el amigo le vuelve a llamar y, contra todo pronóstico, le dice: «El martes estará en casa, y además la veo rubita y con ricitos.»
Entretanto el padre intenta comunicarse con un médico hostil y ateo:
«Mire, mi amigo me ha llamado y dice que el martes estará bien…»

Entonces el médico se enfadó:

«Mire, aquí el médico soy yo y su hija, si sobrevive, tiene 99% de posibilidades de quedar deficiente, y 70-80% de no pasar de esta semana.»
A la mañana siguiente, el médico amaneció tembloroso, no quería mirar al padre. «¿Qué pasa?» preguntaba éste.

«No puedo hablar. Han desaparecido los bultos, las malformaciones, las heridas del corazón y la columna… Le estoy repitiendo pruebas y está bien.»
Llegó el martes, y tras realizarle repetidamete las pruebas pertinentes para comprobar que no tenía secuelas,  Fabiola entró en su casa, sana y feliz.
En el hospital la llamaban la niña-milagro; a los padres, del médico que les atendió ese fin de semana sólo les ha quedado el mal recuerdo, pues no han sabido más de él.

Lo que ahora tienen es una niña, la tercera, sana como una manzana, rubia y con ricitos…

Y un hermoso camino de fe para recorrer. A través de Fabiola Dios irrumpió en sus vidas de forma extraordinaria. Les habló de su poder y de la fuerza inmensa de la oración confiada.  Para ellos, ver que su hija amanece un día tras otro se ha convertido en una oración de alabanza.

El médico, que pudo prácticamente tocar el milagro y le volvió la espalda, me habla de la compleja naturaleza humana, del corazón del hombre cerrado a Dios. Ojalá algún día le vuelva el recuerdo de este acontecimiento a su corazón, y actúe como una piedra de toque en su vida.

Esto ocurrió hace dos años y medio, en un hospital de Madrid. Es un milagro con nombre y apellidos.

Cine fórum: La Última Cima

Actualizado 9 junio 2010

Ayer fui a ver la película, pensando que íbamos a estar solos en el cine. No fue así. La sala estaba bastante llena…

Abro aquí un cine fórum con mis primeras impresiones. Me encantaría que participarais.

Empiezo con unos flashes con los que me he levantado:

– Pablo empezaba el día entre las cinco y media y las seis menos cuarto y rezaba. Al final del día, había rezado al menos dos horas. Vivía conectado con el cielo. Jesucristo llenaba su corazón y su persona rezumaba esa presencia.

– A Oíta le dijo: «Lee mucho la Biblia, al principio no te dirá nada, pero poco a poco, si la lees todos los días, llenará tu vida con una nueva luz.» Hago mío el consejo.

– Alegre, humilde, siempre dispuesto, siempre al servicio, sacerdote 24 horas. Sacaba su fuerza de la misa. No es un decir. De verdad la sacaba de allí. Cristo, en la Eucaristía, fortalecía su corazón, biológicamente más grande de lo normal…

– Miraba a las personas con la mirada de Cristo, y las dignificaba.

– La sonrisa de la madre que acaba de dar a luz un hijo que sabe va a morir en breve. Sonríe porque Pablo le ha traído a Cristo al corazón, y la ha llenado de esperanza.

Me ha gustado el enfoque que se ha dado a su persona. Sacerdote por encima de todo, más allá de títulos y capacidades. Profundamente espiritual y con una gran humanidad.

– En los últimos Ejercicios Espirituales que dio, entre otras cosas, dijo que muchas veces lo más hermoso, lo más extraordinario está delante de nosotros y no lo vemos. Me invita a afinar mi percepción de cada instante que vivo.

– El bello testimonio de Ruth, la hermana de Sara, que falleció con Pablo en la montaña. Se la ve también, después de un hermoso proceso, llena de Jesús.

– Me gusta imaginar, porque se me llena el alma al hacerlo, la belleza de las misas que celebraba en la montaña…

– Destaco la naturalidad, la espontaneidad de toda la película. Los padres de Pablo, tan vivos y reales, y toda su hermosa familia. Sus hermanos, sus sobrinitos: «de todas las profesiones, la número uno, sacerdote», su ahijado…

Un testimonio estupendo, lleno de sugerencias para el alma. ¿Compartís?

Otra historia de amor

Actualizado 10 junio 2010

Ésta, también impresionante, no me la han contado en primera persona sino que la he leído en el blog de Derecho a Vivir. Extraigo lo esencial del artículo. Preparad el alma para algo hermoso:

EL AMOR DE UNA MADRE SALVÓ SU VIDA.
Por DaV-Madrid

Ahora te voy a contar una bella historia, la de la estadounidense Carolyn Isbister, madre de dos niños, Samuel de 10 y Kristien de 8, que aseguró cuando se quedó embarazada de su tercero, Rachael diciendo:“estábamos aterrados de perderla. Yo había sufrido ya tres abortos espontáneos anteriormente, así que no creíamos que hubiera muchas esperanzas.

Cuando Rachael nació, estaba gris y sin vida. El doctor solo le echó un vistazo y dijo: No. Ni siquiera intentaron ayudarla a respirar, dijeron que eso prolongaría la agonía. Simplemente todos se rindieron”. Todos, menos su madre.

Un abrazo lleno de amor… el de una madre, fue lo que salvó la vida de su hija prematura Rachael; nacida tras solo 24 semanas de gestación y con un peso de 600 gramos. La pequeña Rachael tenía tan pocas esperanzas de sobrevivir que los médicos que atendían el parto ni siquiera lucharon., Ni la intentaron reanimar ya que apenas le quedaba unos minutos de vida. Pero –como he dicho antes- un abrazo, el de su madre, fue la mejor reanimación… Rachael respiró, lloró y luchó. Hoy es un bebé sano. Nos dice Carolyn –su madre- “fue ese primer abrazo el que le salvó la vida y estoy muy contenta de haber confiado en mi instinto y haberla levantado y abrazado cuando lo hice. De otro modo, no estaría aquí hoy”. Carolyn Isbister está convencida de que fue su gesto el que salvó la vida de su pequeña y luchadora hija Rachael.

Y ella no es la única, Ian Laing, un neonatólogo del hospital en el que nació Rachael, afirmaba: “Todos los signos indicaban que la pequeña no lo lograría, y tomamos la decisión de permitirle a la madre ese abrazo; era todo lo que podíamos hacer. Dos horas después esa cosita diminuta estaba llorando. Era un bebé milagro. No he visto nada así en mis 27 años de práctica.

No tengo la menor duda que el amor de esa madre salvó a su hija. Y es que la historia de Rachael es una historia de puro amor. Del amor de unos padres que (cuando los doctores se rindieron, asegurando que a la recién nacida le quedaba minutos de vida) la sacaron de su manta y la pusieron en el pecho de su madre

“No quería que muriera con tanto frío y la puse sobre la piel para calentarla. ¡Sus pies estaban tan fríos!. Era el único abrazo que le podía dar, así que quería recordar el momento”, explica Carolyn.

Entonces sucedió algo extraordinario. El calor de la piel de su madre hizo que el corazón de Rachael, cuyo corazón latía una vez cada diez segundos, empezara a latir apropiadamente, lo que le permitió inhalar un poco de aire por sí misma, “Pero ella aguantaba, y entonces, increíblemente, el color rosado volvió a sus mejillas. Estaba cambiando del gris al rosado, allí, enfrente de nuestros ojos. También empezó a mejorar su temperatura”.Inmediatamente se conectó a la niña a un ventilador y ella continuó haciendo progresos, recibiendo cuidados paliativos. Ahora si había esperanza.

Debido a que Rachael sufrió falta de oxigeno, los doctores dijeron que había un alto riesgo de daño en su cerebro; pero los estudios realizados con posterioridad no mostraron ningún problema. A medida que pasaban los días, Rachael empezaba a ganar fuerza y peso, recibió tratamiento de láser para salvar su vista, porque los vasos sanguíneos no habían tenido tiempo de desarrollarse mientras estuvo en el útero y recibió también seis transfusiones de sangre “No podíamos creer que lo estuviera haciendo tan bien: su ritmo cardiaco y su respiración a veces caían sin previo aviso, pero ella seguía luchando y cada día estaba más fuerte. Cinco semanas después le fue retirado el ventilador y pude darle el pecho”, relata Carolyn. A los cuatro meses de su nacimiento llegó la autorización del hospital para llevar a la pequeña Rachael a su casa. Sus padres nunca creyeron que ese día llegaría, y sin embargo ese día se hizo realidad. La pequeña pesaba más de tres kilos y medio (el peso aproximado de un recién nacido no prematuro), tenía un saludable apetito y se encontraba en buen estado de salud. La madre de Rachael, químico de 36 años en West Lothian, aseguró que la pequeña había sido una autentica luchadora “Es un milagro que esté entre nosotros” “Le encantan mis abrazos y puede dormir horas y horas, acurrucada en mi pecho”, explicó con la pequeña en su casa, y una vez superados los difíciles momentos.

Porque tanto Carolyn como su marido, David Elliot , estaban exultantes cuando ella se quedó embarazada. En el control de las 20 semanas que le realizó el Hospital Real de Edimburgo los doctores les dijeron que era una niña., y decidieron llamarla Rachael. Cuatro semanas más tarde, en la 24 de gestación, una infección los llevó a un parto prematuro.

Podéis leer el artículo completo en davnoroeste.wordpress.com/2010/06/10/el-amor-de-una-madre-salvo-su-vida/

Después del Polo Norte, el Everest y el Cabo de Hornos… a la parroquia

EL EXPLORADOR RUSO FEDOR KONYUKHOV QUIERE SER SACERDOTE

Tras lograr alcanzar los lugares más extremos de la tierra, el popular aventurero quiere dedicar su vida a Dios.

Actualizado 10 junio 2010

Suso Trillo/La Razón

Fedor Konyukhov es un ucraniano de 58 años que se ha convertido en uno de los exploradores más grandes de la historia y su nombre ya aparece por mérito propio en la enciclopedia «Crónica de la humanidad». Ha conseguido alcanzar los cinco puntos más extremos del mundo: el Polo Norte, el Polo Sur, el Polo de la Inaccesibilidad (el lugar de acceso más complicado de la Tierra, en el Ártico), la cima del monte Everest y el Cabo de Hornos, siempre difícil de recorrer por mar.

Nació en una familia humilde de campesinos y pescadores, trabajó en el campo y estudió en la escuela de navegación de Odessa, para entrar posteriormente en el seminario ortodoxo de San Petersburgo, aunque en aquella época no llegó a acabar sus estudios. Su esposa  Irina le dio dos hijos y ahora el matrimonio ya tiene cinco nietos.

La llamada de Dios

Después de lograr todas sus hazañas como explorador y aventurero, Fedor ha declarado que le toca el turno a Dios. «He servido mucho a mi país como viajero, ahora es el momento de servir a Dios y a la Iglesia ortodoxa», afirma. El 24 de mayo fue ordenado diácono, con el permiso expreso del Patriarca de Moscú y todas  las Rusias, Kiril I. En dos años quiere convertirse en sacerdote diocesano y trabajar como párroco en su Ucrania natal. Cuenta con el apoyo de su esposa, necesario en la Iglesia Ortodoxa para ordenar a un hombre casado.

Su padre, Oscar Konyukhov, explica que su hijo «ha distribuido su vida de la siguiente manera: 30 años de aprendizaje activo, los siguientes 30 años de viajes y los años que le quedan quiere servir a Dios». A Fedor Konyukhov le gustaría organizar una pastoral especial para exploradores. «Dios tiene que estar cerca de los aventureros, porque necesitan de una intercesión especial. Con los amantes del deporte extremo es necesario encontrar un lenguaje común religioso», afirma por experiencia propia.

Recuerda cuando el huracán Daniel desmanteló su barco y quedó a la deriva sólo con una botella de agua y un icono de San Nicolás. «Ahí me di cuenta de que debía retomar la llamada de Dios», afirma, y añade que «en el sufrimiento es posible ver a Dios».

Una vieja cruz

El abuelo de Fedor, antiguo coronel zarista, le regaló a su nieto una cruz que le había confiado el explorador ruso Georgy Sedov, que murió sin llegar al Polo Norte.  Fedor alcanzó este punto en tres ocasiones, con la histórica cruz siempre en su pecho. Ahora quiere llevar la cruz a la vida cotidiana de sus parroquianos.