La Reina y yo

La Reina y yo (2008) cuenta las vivencias de Farah Diba, la viuda del Sah, en su exilio

Dos mujeres iranianas exiliadas, la viuda del Sha y una joven cineasta, descubren tener mucho en común

Nahid Persson dirige documentales sobre su país, Irán, desde su exilio en Suecia. Con The Queen and I (La Reina y yo) contrapone dos mundos, la monarquía del Sah y la revolución islámica (1979) que dio lugar al exilio del Sah y a la llegada del régimen teocrático de Jomeini. Lo hace a través de una serie de encuentros con la viuda del Sah, Farah Diba, que ha vivido treinta años en el exilio, los últimos en Francia.

El documental nos acerca a la realidad de una tierra que anhela la libertad y la democracia pero que vive atrapada en regímenes totalitarios más propios de la Edad Media que del siglo XXI. No hay que olvidar un factor importante, que Irán es un país con petróleo que -como recuerda Farah Diba- suscitó intereses por parte de Rusia y Estados Unidos durante la guerra fría (1947 hasta 1991).

La evolución de los personajes

Hecho este apunte histórico, lo más relevante del documental es la evolución de Nahid, la autora del documental, a partir de conversaciones con su reina.

Según las reflexiones que ella misma introduce entre visita y visita a Farah Diba, asegura que su obra discurre en una dirección que no se imaginaba antes de empezar. Esta pérdida de control le hace cuestionar sus convicciones y valorar la influencia de la reina en su trabajo. Llega a reconocer que Farah Diba le cae cada vez mejor a pesar de que la primera vez que estuvo en su casa, en París, se sintió incómoda.

La misma Farah Diba hace una evolución similar. Después de ignorar durante 4 meses las cartas y llamadas de la cineasta, finalmente accede a recibirla en su casa. Al cabo de unos días, sin embargo, el secretario de la reina, después de investigar el pasado revolucionario de Nahid, hace suspender las sesiones.

Al cabo de unos meses, Nahid envía una cinta a la reina con el contenido de lo grabado para que ella misma saque conclusiones. La reina recapacita y le da una segunda oportunidad que ya no desperdiciará y que modera, en parte, el activismo inicial de la documentalista que sólo se atreve a hacer preguntas directas sobre el pasado controvertido del reinado del Sah en la última entrevista.

Es, por lo tanto, una muestra que con diálogo dos personas reticentes y enrocadas en sus mundos ideológicos pueden, poco a poco, irse abriendo si comparten algo: la lucha para recuperar la libertad de su país y el hecho de ser dos mujeres que han vivido el exilio.


«La Última Cima» supera en recaudación a «Sexo en Nueva York»

LA ÚNICA PELÍCULA QUE SE ESTRENA POR «ACLAMACIÓN POPULAR»

«La Última Cima» supera en recaudación a «Sexo en Nueva York» en su estreno madrileño

La vida de Pablo Domínguez, el cura cuyas últimas palabras a su familia por teléfono, unos minutos antes de morir, fueron: «He llegado a la cima». El largometraje se estrenará en más de 25 ciudades gracias al inusitado respaldo de miles de personas.

Actualizado 5 junio 2010

Enrique Rivera/ReL

«La Última Cima», la película que «habla bien de los curas», ha llegado a ser un verdadero fenómeno cinematográfico. En su estreno de este jueves 3 de Junio en Madrid, se convirtió en la primera película de España en recaudación por copia, es decir, por sala) superando a películas en cartelera como «Sexo en Nueva York 2» o «La Última Canción» de Miley Cyrus (Hannah Montana).

Así lo reveló Raúl Recuero, director de estrategia de «Infinito+1», la productora del documental que presenta la vida del sacerdote Pablo Domínguez que murió en la cima del Moncayo en el 2009 cuando tenía tan sólo 42 años de edad.

«La respuesta del público fue masiva», a pesar de ser día festivo -día del Corpus Christi-, situándose como «la primera película del país en recaudación por copia», explica.

En su estreno madrileño, la película de 82 minutos de duración recaudó más de 7.725 euros, con una media de 3.862 euros, «llegando con sólo dos copias al número 18 de recaudación del jueves en España», apunta Recuera subrayando que esto ha sucedido «en el mismo día que se estrenaban “Sexo en Nueva York 2” o la nueva película de Miley Cyrus».

El representante de la productora resaltó que «La Última Cima» es «la única película que se estrena por aclamación popular», gracias apoyo masivo que está recibiendo a través de la red.

«Somos testigos de un milagro», reconoce Recuero a ReL. «Nosotros hemos puesto tan solo cinco peces…y lo demás lo ha hecho Dios».

Debido a este respaldo, agregó, el largometraje se estrenará en más de 25 ciudades, con más de 25 copias. «Un éxito que se debe a la enorme acogida y aclamación popular obtenida por esta película desde el comienzo de su andadura», comentó.

«Mi alegría será cuando los asesinos de mi hijo se conviertan»

HABLA LA MADRE DEL SACERDOTE MÁRTIR JERZY POPIELUSZCO

Con ocasión de la beatificación de Jerzy Popiełuszko, capellán de Solidarność, el domingo 6 de junio, el semanario católico polaco Niedziela ha publicado una entrevista con Marianna, la madre del sacerdote mártir asesinado por el régimen comunista.

Actualizado 5 junio 2010

ReL/Zenit

En una entrevista con Milena Kindziuk, periodista de Niedziela, Marianna Popiełuszko recordó la infancia y los años juveniles de su hijo.

«Desde niño – relató – Jerzy rezaba en casa con toda la familia. Siempre hemos rezado todos juntos. Cada miércoles rezábamos ante la imagen de María del Perpetuo Socorro, cada viernes la oración era ante el Sagrado Corazón de Jesús, mientras que cada sábado rezábamos ante la Virgen de Czestochowa».

En la entrevista, Marianna recuerda también que Niepokalanów (que significa Ciudad de la Inmaculada), en las cercanías de Varsovia, donde hay una comunidad religiosa católica fundada en 1927 por el padre Maximiliano Kolbe, era el lugar privilegiado de Popiełuszko.

«Tras el examen final del Liceo, Jerzy – prosiguió – fue a Varsovia al Seminario Mayor para entregar los documentos. Recuerdo que mi hijo leía mucho el Rycerz Niepokalanej (Miles Immaculatae), la revista mariana fundada por san Maximiliano María Kolbe. Para Jerzy, san Maximiliano María Kolbe era el más grande ejemplo de sacerdote».

«La muerte de Jerzy – prosiguió la madre del sacerdote muerto por el régimen comunista – ha sido para mí el dolor más grande. Pero no juzgo a nadie. Dios juzga. La alegría más grande será para mí cuando las personas que mataron a Jerzy se conviertan».

A la pregunta de si reza por intercesión de su hijo, la mujer respondió: «yo rezo a Dios. Hay que rezar cada día. Muchas veces he rezado por intercesión de Jerzy Popiełuszko, mi hijo, y me ha ayudado. Jerzy sabía que Dios es la presencia más importante en la vida».

Un santo en la corte del Emperador

Actualizado 7 junio 2010

Fue el primer cristiano de Shangai, discípulo y gran amigo personal de Matteo Ricci, el apóstol de China. Fue personaje influyente de la corte del Emperador, hombre culto entre los cultos de su época, hábil político y sabios consejero, pero sobre todo fue un santo, un hombre que amó profundamente a su fe cristiana y a su patria. Ahora se están dando los primeros pasos para su Beatificación, que esperemos llegue a buen puerto.

Cuando leemos que hoy en día Shanghai es una de las zonas de China donde la Iglesia florece con más vigor (150.000 católicos, 78 sacerdotes, 60 seminaristas, in crescendo), si después consideramos los avatares por los que dicha Iglesia ha pasado, especialmente en el siglo XX, de triste memoria para los chinos, pero también antes, y lo dignamente que ha sobrevivido, nos damos cuenta de las bases tan sólidas que pusieron los Jesuitas que allí llegaron el el siglo XVII. La primera de ellas fue el poner el ojo en un personaje de tanta valía que, convirtiéndose en el primer cristiano, sería la piedra angular (de tejas para abajo, pues de tejas para arriba es Cristo, claro está) de aquella Iglesia y dejaría un ejemplo que ha sobrevivido a los siglos. Los Católicos nunca se han olvidado de él y ahora, con más libertad que en décadas pasadas, quieren verle camino de los altares.

Xu Guangqi nació en Shanghai en 1562. A la edad de 19 años, pasó la primera etapa del sistema chino de examen de servicio civil y recibió el grado de shengyuan (licenciatura). Sin embargo, no pasó el segundo grado, juren o maestría, hasta el 1597, e incluso entonces el conseguirlo fue casi un milagro. Parece ser que cuando el jefe examinador Chiao Hung (1541-1620), preocupado por no poder encontrar a un candidato destacado para el “graduado número uno”, empezó a revisar los exámenes de los candidatos rechazados, sorprendiéndose al encontrar los excelentes ensayos de Xu Guangqi. Rápidamente elevado de la categoría de «no aceptado» a la posición “número uno», se convirtió en alguien bien conocido, pero le costó otros dos intentos en un período de siete años antes de pasar a la tercera etapa de jin-shi (doctorado), grado que obtuvo en 1604. A la edad de 42 años, , obtenido el doctorado, estuvo por fin preparado para obtener posiciones importantes en el gobierno, cosa que ocurrió rápidamente.

Xu había nacido en una familia cuyas finanzas estaban en desorden. Aunque su abuelo había amasado una pequeña fortuna a través de relaciones comerciales, los terrenos de la familia habían sido saqueados por los piratas japoneses que habían atacado la zona de Shangai entre el 1551 y el 1557. La división de las propiedades de la familia entre los varios parientes llevó también a un mayor empobrecimiento. El padre de Xu se dedicaba a la agricultura y la enseñanza para llegar a fin de mes, mientras que su abuela y la madre aumentan los ingresos con el hilado y el tejido. Por pura necesidad, Xu combinó su preparación para los exámenes de la función pública con puestos de trabajo en la agricultura y la artesanía. Los rumores sobre nuevas incursiones de piratas japoneses también lo llevaron a prestar atención a los asuntos militares y estudiar los problemas de la defensa marítima.

Se dio cuenta de que la dinastía Ming era diez veces más débil militarmente que la cdinastía Song (Sung o Soong, 960-1279) que había sido conquistada por los Mongoles. La cuestión de cómo hacer la dinastía próspera y fuerte absorbió una gran parte de su pensamiento. Influido por las teorías tradicionales chinas, se convenció por el año 1597 que sólo a través del énfasis en la agricultura China podría ser próspera, y sólo a través de una adecuada formación y unas fuerzas militares bien equipadas la dinastía Ming podría ser fuerte. Según contaba su único hijo, Xu Guangqi albergaba un profundo sentido de patriotismo hacia la nación china. Con su interés en la agricultura, artesanía, tecnología y artes militares, poco a poco desarrolló un espíritu científico y una actitud innovadora. Su hijo dice que Xu Guangqi regularmente investigó las fuentes antiguas y evaluó los registros contemporáneos sobre la economía nacional. Tomaba notas voluminosas y reunió información variada en materia económica.

A comienzos del siglo XVII, la dinastía Ming era no sólo económicamente, y militarmente débil, sino también políticamente corrupta. Las habilidades de los emperadores habían ido degenerando y los eunucos habían ido ganando poder. Los funcionarios chinos eruditos estaban preocupados y el destino de la nación se convirtió en inquietud. Algunos de ellos formaron grupos partidistas para promover las reformas necesarias, otros se refugiaron en el interés por el budismo y el taoísmo. Es así como algunos ilustrados empezaron a interesarse por el Gran Oeste (Europa), del cual el misionero jesuita Matteo Ricci (1552-1610) y sus compañeros habían traído noticias a China a partir de 1583. Fue en este clima político e intelectual que Xu Guangqi se convirtió a la fe católica.

Hubo varios factores que contribuyeron a la conversión de Xu. En primer lugar, los nuevos conocimientos sobre una Europa bien gobernada atrajeron su profundo interés. En 1603, Xu estaba ya convencido que la religión católica podría complementar el confucianismo, reemplazar el budismo, y facilitar el «buen gobierno». Estaba convencido de que la nueva religión podría hacer el corazón de cada chino sincero y honrado, recreando así una sociedad noble en China. En segundo lugar, Xu admiraba el estilo de vida de los misioneros jesuitas como Ricci, Lazare Cattaneo (1560-1640), y Joao de Rocha (1566-1623). Afirmó que el estilo de vida santa de los jesuitas era comparable a la de los sabios idealizados en la literatura Confuciana a través de los siglos. En tercer lugar, Xu estaba buscando el significado de la vida y la muerte, y se encontró con que la existencia de un Dios personal cristiano le trajo la paz de la mente. En cuarto lugar, Xu estaba fascinado por la ciencia y la tecnología europeas que trajeron los jesuitas a China. Estaba particularmente interesado en la geografía occidental, matemáticas, astronomía, mecánica, hidráulica, y las artes militares. En cada uno de los campos, China tenía sus propios logros, pero se habían quedado atrás.

En quinto lugar, los misioneros jesuitas, bajo la dirección de Ricci, habían adoptado una política cultural de inculturación con el Confucionismo. Esta decisión había sido tomada por el respeto hacia la tradición china, y sabemos que le trajo no pocos quebraderos de cabeza al Padre Ricci en su Europa natal. Al darse cuenta de que la política de europeización adoptadas en el ámbito no tenía ningún futuro en China, la inculturación permitió el uso de la terminología tradicional china para expresar las ideas religiosas del cristianismo, lo que a su vez permitió a los conversos chino a continuar su participación en el ejercicio de los ritos tradicionales cívicos Confucianos. Este modo de hacer las cosas impresionó a los intelectuales chinos y les hizo pensar que el catolicismo y el confucionismo eran complementarios. Según Xu, la llegada de los jesuitas fue motivada por el hecho de que «se dieron cuenta de que el confucianismo también enseñaba la doctrina de servicio para el cielo y el cultivo de la mente individual.» En China, un funcionario erudito confuciano ppodía adherirse a cualquier fe religiosa siempre y cuando cumpliese con sus obligaciones sociales y políticas para con el emperador y el Estado. Por tanto, la política de inculturación cultural hizo posible que algunos funcionarios eruditos chinos, como Xu Guangqi, Li Zhizao (1565-1630), Yang Tingyun (1557-1627), llevasen a cabo los cambios necesarios dentro de la tradición china.

Por último, pero lo más importante, la conversión de Xu Guangqi fue posible porque ocurrió en momentos en que los chinos no tenían ningún conocimiento de primera mano acerca de Europa. Tampoco sabían nada sobre el Patronato Portugués, que fue, según palabras de George H. Dunne, la unión entre la misión y el imperialismo colonial, querido por los reyes de Portugal. Siendo un idealista, Xu estaba más o menos convencido de que existía una utopía en Europa. No conocía la realidad europea ni tenía conocimiento de la Reforma protestante que entonces estaba ocurriendo.

La conversión de Xu Guangqi a la fe católica fue, sin embargo, un importante capítulo en la historia de los contactos culturales entre China y Occidente. En el pasado, los escritores católicos en China y en Occidente en general han glorificado este evento inusual, pero algunos escritores chinos modernos tienden a rebajar su importancia y prefieren hacer hincapié en la preeminencia de Xu como científico y como autoridad en la agricultura. Durante su vida, Xu mismo parece haber tenido éxito en llevar a cabo su propia inculturación religiosa, es decir, en materia religiosa aceptó la fe católica romana y siguió las instrucciones de los padres jesuitas y en el ámbito de las obligaciones políticas y sociales para con el Estado, actuó como un intelectual oficial Confuciano en su servicio leal a la dinastía.

En las actividades políticas, Xu fue miembro de dos importantes cargos de la corte imperial Ming desde 1604 hasta 1621: la Academia Hanlin, que proporcionaba servicios literarios a la corte, y al Servicio Imperial de Supervisión de la Instrucción, que dirigía la educación del heredero el trono. Estas posiciones le proporcionaron un profundo conocimiento del funcionamiento interno de la corte, pero también lo aislaron de la lucha entre facciones que se convirtió en frecuente cuando la dinastía se debilitó. Probablemente sabía que él no estuvo exento de simpatías en la corte cuando defendió a los jesuitas de las acusaciones injustificadas en 1616. Aunque tuvo que respetar el plazo obligatorio de luto de tres años desde 1607 hasta 1610 después de la muerte de su padre en 1607, sus posiciones en estas oficinas se reanudarán en 1611 con los ascensos correspondientes. También se le asignaron algunas funciones especiales: en 1611 se le pidió enseñar los clásicos confucianos a los eunucos; en 1613 sirvió como un co-examinador para el examen jin-shi, y en 1617 fue enviado a la provincia de Ninghsia para otorgar la investidura imperial a un miembro de la familia imperial.

Antes de regresar a Shanghai en 1607 para observar el período de duelo, Xu recibió instrucción por parte de Matteo Ricci sobre matemáticas, astronomía y teología cristiana. Un resultado de estos esfuerzos conjuntos fue la preparación de una traducción al chino de los primeros seis capítulos de los Elementos de Geometría, de Euclides que se publicó en mayo de 1607. Era el primer libro científico occidental traducido al idioma chino. Después, también realizó una traducción al chino de una obra de trigonometría. Además, Xu escribió una posdata para un libro sobre la doctrina cristiana escrita por Ricci.

En su camino a Shanghai a través de Nanking, Xu también invitó a Cattaneo a establecer una iglesia católica en su ciudad natal. Esta iglesia se convirtió con el tiempo en un importante centro católico en Shanghai ya en el siglo XX. Mientras tanto, Xu utilizó el período de luto a participar en empresas agrícolas: Plantó la batata, que se introdujo en China desde América, y abogó por la plantación generalizada con el fin de hacer frente a la sequía o de inundaciones. Él promovió la siembra de nabos para la alimentación también. Reconociendo que los sauces que salpicaban el paisaje sólo tenían efectos estéticos, aconsejó a los agricultores plantar un árbol de hoja perenne y árboles de bambú especial ya que ambos tenían valor económico real. Por otra parte, al descartar el mito antiguo, demostró sin lugar a dudas que el algodón podía ser plantado en el norte de China y que la industria textil podría establecerse allí y tener ganancias. Cuando le llegó la noticia de la muerte de Matteo Ricci, Xu hizo los preparativos para su regreso a Beijing (Pekín) y estuvo presente cuando cuando el ataúd de Ricci fue enterrado el 1 de noviembre 1611, en el Día de Todos los Santos.

Desde 1611 en adelante, Xu continuó su labor para introducir el conocimiento científico occidental y tecnológicos en China. Con la ayuda de los jesuitas, publicó en 1612 un trabajo sobre el sistema occidental de conservación de agua y riego. En ese momento, él también hizo un intento infructuoso para que el tribunal Ming contratase a los jesuitas para la reforma del calendario lunar chino, en el que se basaban muchas de las actividades agrícolas.

En julio de 1616, Xu fue llamado rápidamente a la capital. Fue en ese momento que un funcionario conservador en Nanjing inició la persecución y expulsión de los jesuitas. Las celebraciones privadas de la iglesia y las conversiones rápidas había fomentado las sospechas de los servicios secretos. Xu defendió con valentía a los misioneros, ofreciéndose a recibir el castigo si había algo de cierto en las acusaciones falsas. Su petición al trono, el Chang Hsueh-Pien-su (Memorial sobre Enseñanzas occidental), es el documento más importante en la historia temprana de la Iglesia Católica china. Finalmente, Xu, junto con Li Zhizao y Tingyun Yang, fueron capaces de proteger a los jesuitas que no estaban involucrados en el episodio de Nanjing.

Xu terminó sus años en retiro forzoso en 1628 cuando subió al trono el emperador Chong Zhen, el último de la dinastía Ming. En cinco años, Xu ascendió desde el puesto de viceministro en el Ministerio de Ritos al de Gran Secretario en el gabinete imperial y al mismo tiempo el Ministro de Ritos. A pesar de haber alcanzado gran prestigio, otros secretarios más antiguos en el gabinete imperial monopolizaban el poder político, por lo que Xu decidió concentrar sus esfuerzos en la Oficina del Calendario, del que también era el jefe. Al completar la reforma del calendario chino, desde 1629 hasta su muerte en 1633, se ganó la gratitud eterna del pueblo chino. Para dicha tarea, hizo venir a los jesuitas para ayudar. Él no sólo salvaguardó la posición de los hijos de San Ignacio en China, sino también allanó el camino para el jesuita alemán Johann Adam Schall von Bell (1591-1666) para convertirse en influyente en los comienzos de la dinastía Manchú. Extraoficialmente, todavía se hace referencia a este calendario hoy en día cuando el pueblo chino en todo el mundo celebran el Día anual de Año Nuevo lunar. Xu falleció el 08 de noviembre 1633 y sus descendientes continuaron activos en la Iglesia católica en China. Una pariente lejana de undécima generación fue la esposa del presidente Chiang Kai-shek, Song Meiling, fallecida en 2003.

Beatificación del «mártir de la democracia polaca»

FUE TORTURADO Y ASESINADO POR EL RÉGIMEN COMUNISTA EN 1984

Polonia celebra la beatificación del «mártir de la democracia polaca» Jerzy Popieluszko

Entre los miles de asistentes se encontraba su madre, Marianna, a la que la Iglesia quiso agradecer el sacrificio de su hijo.

Actualizado 7 junio 2010

Agencias/ReL

Más de 130.000 fieles acudieron este domingo a la misa de beatificación del sacerdote Jerzy Popieluszko, asesinado en 1984 por miembros de la policía política comunista a causa de su oposición al régimen, uno de los símbolos de la lucha del movimiento Solidaridad y mártir de la democracia polaca.

Los fieles comenzaron a llegar a las seis de la mañana, cinco horas antes del comienzo de la ceremonia, concelebrada por el arzobispo Angelo Amato en calidad de enviado especial del Papa Benedicto XVI.

Entre los miles de asistentes, 1.600 sacerdotes y 100 obispos, también estuvo presente la madre de Jerzy Popieluszko, Marianna, a la que la Iglesia quiso agradecer el sufrimiento y el sacrificio de su hijo.

Importantes líderes polacos incluyendo al primer ministro Donald Tusk, y también a los candidatos presidenciales Bronislaw Komorowski y Jaroslaw Kaczynski rezaron frente a un altar que tenía el lema de Popieluszko: «vencer el mal con el bien».

«(Popieluszko) tipificó la verdad, honestidad, amor y libertad de conciencia, pero el sistema del mal no aceptó tales valores, así que fue acosado, atormentado, torturado y asesinado», dijo Amato en la homlía.

«Las fuerzas del desprecio no tenían respeto por la vida humana y arrojaron su cuerpo como el cadáver de un animal», sostuvo.

Por su parte, el arzobispo metropolitano de Varsovia, Kazimierz Nycz dijo que «el padre Popieluszko es beatificado como ejemplo de la defensa de derechos y de la dignidad humana, también como modelo del diálogo y reconciliación».

Popieluszko es hoy símbolo por su apoyo a la oposición democrática en la Polonia comunista y por sus «misas por la patria» durante la ley marcial, al inicio de los años ochenta, cuando desafiando a las autoridades utilizaba el púlpito para criticar a la dictadura comunista y gritar por la libertad, en unas homilías llenas de referencias al entonces Papa Juan Pablo II.

Su actitud de lucha y su gran capacidad de influir en los fieles desde su parroquia de Varsovia acabó con la paciencia del régimen, que ordenó su secuestro y asesinato en octubre de 1984.

La aparición de su cuerpo sin vida en una represa, golpeado y torturado, provocó conmoción en Polonia y la indignación en la comunidad internacional, y puso en jaque al gobierno comunista polaco que, cinco años después, cayó definitivamente.

Tras la misa de beatificación, que tuvo lugar en la céntrica plaza Pilususkiego de la capital polaca, se llevó a cabo una procesión de 12 kilómetros a través de la ciudad al suburbio sureño de Wilanow, donde sus restos fueron bendecidos en la basílica de la Divina Providencia, un templo aún en construcción que pronto se convertirá en el más grande del país.

Allí se celebró otra misa y diferentes actos para festejar la beatificación del sacerdote polaco.

Alegría de Benedicto XVI por la beatificación

En su intervención con ocasión del Ángelus dominical, pronunciado al término de la Eucaristía celebrada en el Palacio de los Deportes Eleftheria de Nicosia (Chipre) con ocasión de su visita a la isla mediterránea, el Pontífice tuvo un pensamiento particular hacia los fieles polacos.

«Envío un cordial saludo a la Iglesia en Polonia que se regocija hoy por la elevación a los altares del padre Jerzy Popiełuszko», afirmó.

«Su celoso servicio y su martirio son un signo especial de la victoria del bien sobre el mal. Que su ejemplo y su intercesión nutran el celo de los sacerdotes e inflame a los fieles con el amor».