Por una promesa al Niño Jesús

ALBERT GUBAY CUMPLE SU PROMESA

Un millonario dona la mayoría de su fortuna por una promesa al Niño Jesús cuando era pobre


El millonario inglés Albert Gubay, de 82 años, donó la mayoría de su fortuna –mil cien millones de dólares–, a una beneficencia, en cumplimiento a una promesa que le hizo al Divino Niño cuando todavía era pobre. Gubay, católico y practicante, vive en la Isla de Man y logró alzar su fortuna con tiendas minoristas de productos de bajo coste.

Actualizado 29 marzo 2010

R.R./ReL

Según la publicación Portafolio.com, la revista Forbes informó de que «tan agradecido quedó Gubay» con la ayuda brindada «desde lo alto» todos estos años, que donó la mayoría de su dinero y guardó para él 15 millones de dólares, para vivir los años que le quedan.

«La entidad de beneficencia a la cual donó su fortuna Gubay, dice Forbes, transferirá a su vez más o menos la mitad de esa riqueza a proyectos que tienen que ver con la Iglesia Católica», indicó el sitio web.

Según se informó, Gubay es católico practicante y vive en la Isla de Man, en el Reino Unido. El ahora magnate hizo su fortuna con tiendas minoristas de productos de bajo coste en la década de los 60; negocio que vendió en 1973 por 28 millones de dólares, informa ACI.

Luego se dedicó a otra serie de negocios en otros países, que le hicieron incrementar su fortuna.

Información más detallada, aquí.

Soñó con ser rico y ayudar a los pobres… y lo consiguió

Actualizado 29 marzo 2010

Es uno de esos casos hermosos que por un lado hablan de cómo Dios puede hacer que nuestros sueños se lleguen a cumplir si ponemos nuestra confianza en Él y por otro nos hablan de agradecimiento cristiano, que no se puede quedar solamente un sentimiento, por muy hermoso que sea, sino que se debe manifestar en buenas obras.

Se trata del que fue un joven modesto, que en su Gales natal vendía dulces en tiempos de la postguerra europea (1939-1945). Soñó con llegar a ser rico y, de familia católica, le prometió a Dios que si llegaba a serlo le daría  la mitad de su fortuna a través de los pobres. El modo de plantearlo habla ya de un corazón generoso, que no se quedó en un posible diezmo, lo que sin duda ya sería mucho, sino que ofreció prescindir de la mitad de su fortuna. La tradición representa a San Martín de Tours dando la mitad de su capa a un pobre, como acto símbólico de su entrega a Dios, y es un ejemplo encomiable. Pues algo parecido a lo de la media capa le pasó a este joven, aunque en un principio solamente en su deseo y en su sueño. Seguro que muchos han pensado algo parecido y se han quedado al final en una limosna más o menos sustanciosa, pero este muchacho se propuso que no quedsase en eso.

«Soñad y os quedaréis cortos» dijo un santo del siglo XX, y es lo que le pasó a este joven. Desconocido para todos, su nombre es hoy muy conocido en el mundo anglosajón: Albert Gubay, magnate multimillonario, el que fue un joven emprendedor que se convirtió en 1965 en fundador de una cadena de tiendas llamadas «Kwik Saver», de gran popularidad en el Reino Unido, de la cual se deshizo hace poco, vendiéndola a otra cadena todavía mayor. Pero entre esa venta y otros negocios, el hombre había ya amasado una fortuna de más de 490 millones de libras esterlinas (más de 500 millones de euros), fortuna nada despreciable.

Pues bien, la noticia interesante que leo en Telegraph.co.uk, es que a la edad de 82 años el millonario, que ahora vive en la Isla de Man, ha cumplido su promesa de modo sobreabundante regalando 480 de sus millones de libras esterlinas a instituciones caritativas, y se ha quedado con 10 millones para vivir su ancianidad, aunque piensa seguir dirigiendo las empresas que todavía tiene. Con esos millones que ha donado se ha creado una fundación que se calcula que producirá unos 20 millones de libras al año para dichos fines de caridad. Entre las cosas que ha estipulado el magnate, católico practicante, es que la mitad de ese dinero debe ir a instituciones caritativas de la Iglesia y el resto a diferentes instituciones de los mismos fines.

La primera vez que habló de dicha promesa fue en 1997, en un programa de la televisión irlandesa. En aquella ocasión contó su pacto con Dios: «Hazme millonario y quédate con la mitad del dinero». Si bien parece que lo que ha dado es más mucho más de la mitad de lo que tiene, él ha hecho sus cálculos pensando en que si Dios le da salud, su fortuna todavía puede crecer mucho más en unos años. Cálculos aparte, lo importante de esta historia, creo yo, es ver la generosidad de un joven al que el Señor le dio la oportunidad de cumplir sus deseos y hacer mucho bien.

Niña hace nacer un impresionante santuario

EL JUEVES SANTO, GRAN DÍA DE PEREGRINACIÓN

El doble milagro sobre la niña Rosa hizo nacer un impresionante santuario


Junto al Valle de los Caídos, Nuestra Señora de las Lajas constituye uno de los ejemplos más bellos de arquitectura religiosa integrada en la naturaleza. El prodigio que obró la Virgen lo justifica con creces.

Actualizado 1 abril 2010

E.R./ReL

Era en 1754, y María Menseses de Quiñones, descendiente de caciques indígenas, se dirigía a su casa por el cañón del río Guaítara, en lo que es hoy Colombia, cerca de la frontera con Ecuador. Estalló una tormenta tan violenta que María se refugió en una cueva y, aterrorizada, comenzó a rezar a Nuestra Señora del Rosario, cuya devoción extendían por la zona en aquellos tiempos los frailes dominicos. Sintió que alguien le tocaba la espalda, pero al volverse no vio a nadie, y huyó, presa del pánico.

Pocos días después pasó por el mismo lugar con su hija Rosa, que era sordomuda, colgada a la espalda. Cuál no sería su sorpresa cuando, al detenerse en la misma cueva, Rosa se bajó y comenzó a subir por el monte, hablando por primera vez en su vida: «¡Mamá, mira! Aquí hay una señora blanca con un niño en brazos.» Pero María no vio, tampoco esta vez, a nadie, y cogiendo a la niña volvió a irse de prisa, llena de miedo al escuchar la voz de su hija, desconocida para ella hasta entonces, en tan extrañas circunstancias.

Nadie la creyó cuando lo contó a amigos y familiares, pero en una tercera vez que pasó por el lugar, Rosa volvió a dejarse oír: «¡Mamá, la señora me está llamando!» María seguía sin ver nada, pero la insistencia en el relato hizo que se extendiese la fama del lugar, muy transitado, por toda la comarca.

Pasado un tiempo, Rosa desapareció y nadie la encontraba. Hasta que su madre intuyó lo que podía estar pasando, y fue a la cueva, donde, esta vez sí, pudo ver a la señora blanca, que jugaba con ternura con su niño y prodigaba también su ternura con Rosa. Madre e hija guardaron el secreto de la aparición de la Virgen, temiendo que aún les creyeran menos ahora que la habían visto. Iban con frecuencia a la cueva y la decoraban con flores y regalos.

Pero pronto Rosa cayó enferma y murió. María, llena de dolor, llevó el cuerpo a la cueva y rogó a la Virgen que se la volviera a la vida. Y entonces se obró el segundo milagro sobre Rosa, y la niña resucitó.

Cuando ambas volvieron al pueblo, esta vez ya nadie dudó de que en aquella cueva sucedían cosas extraordinarias. Todos los habitantes de Ipiales acudieron al lugar, donde pudieron ver cómo despedía una luz maravillosa, y quedaba como memoria de lo sucedido una imagen milagrosamente fabricada en piedra, que todavía se venera.

Un monumento excepcional

Éste es el origen del Santuario de Nuestra Señora de las Lajas, que figura entre las siete maravillas de Colombia y fue declarada en 2006 bien de interés cultural nacional. El Jueves Santo es uno de los tres días, junto al 16 de septiembre (fiesta patronal oficial) y el fin de año, en que se concentran allí los peregrinos de la zona, y todos quienes acuden, por razones religiosas y turísticas, a contemplar un paraje y una construcción impresionantes.

De estilo neogótico, mide más de cien metros desde la base, sobre el lecho del río, hasta la torre, y está unida al otro lado del valle por un puente de cincuentas metros. En el enclave se construyó el templo varias veces. La primera piedra del actual se puso en 1916, en una delicada obra de ingeniería concluida en 1949.

En 1954 la Santa Sede concedió al Santuario de Nuestra Señora de las Lajas (que había sido entronizada canónicamente tres años antes) la condición de basílica. La construcción, que interiormente consta de tres naves con bóveda de crucería y vidrieras de gran valor artístico, además de la imagen venerada de la Virgen del Rosario sobre piedra, está considerada, junto al Valle de los Caídos en Cuelgamuros (Madrid), uno de los principales exponentes modernos de integración de un templo en el entorno de la naturaleza.

El santuario ha sido objeto de numerosos estudios arquitectónicos y reportajes fotográficos, dada la impresionante belleza del cañón donde está construido y la dificultad de vértigo de su emplazamiento.

Ataques al Papa, sugeridos por el demonio

EL REPUTADO EXORCISTA HACE SU DIAGNÓSTICO

«Los ataques al Papa son sugeridos por el demonio», según Amorth

Actualizado 30 marzo 2010

R.R./ReL

El exorcista más experimentado y conocido del mundo, P. Gabriele Amorth, se refirió a la campaña difamatoria contra el Papa Benedicto XVI, especialmente a la del New York Times y señaló que «los ataques al Papa son sugeridos por el demonio».

En declaraciones a News Mediaset de Italia, el exorcista de 85 años expresó que «los ataques de estos días al Papa Benedicto XVI sobre algunos casos de pedofilia son sugeridos por el demonio. Sobre esto no hay duda. Porque siendo un Papa maravilloso, digno sucesor de Juan Pablo II, se ve que el demonio se quiere “prender” de él».

El padre Amorth indicó luego que en los casos de abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero, el demonio «usa» a los sacerdotes para culpar a toda la Iglesia: «El demonio la tiene contra la Iglesia, quiere la muerte de la Iglesia porque ella es la madre de los santos. Combate a la Iglesia a través de los hombres de Iglesia, pero con la Iglesia no tiene nada que hacer», informa ACI.

El experimentado exorcista también manifestó que «el demonio tienta a los hombres de Iglesia y entonces no nos debe maravillar si también los sacerdotes, que tienen todos los auxilios divinos, de la oración y los sacramentos, caen en la tentación. También ellos viven en el mundo y pueden caer como hombres del mundo».