Diario de Sor Emmanuel

12 de diciembre de 2009,
Fiesta de Ntra. Sra. de Guadalupe

Queridos hijos de Medjugorje, ¡alabados sean Jesús y María!

1 – El 2 de diciembre Mirjana recibió su aparición mensual en su domicilio (aquel día llovía) rodeada por algunos peregrinos. Al finalizar la misma, transmitió el siguiente mensaje:
“Queridos hijos, mientras los miro mi corazón se contrae de dolor. ¿Dónde están yendo, hijos míos? ¿Están tan inmersos en el pecado que no saben detenerse? Se justifican con el pecado viviendo en él. Arrodíllense ante la cruz y miren a mi Hijo. Él ha derrotado al pecado y murió, para que ustedes, hijos míos, pudieran vivir. Permítanme ayudarlos, para que no mueran, sino que vivan con mi Hijo para siempre. Gracias”.

2 – ¡Un aniversario memorable! Una carta imaginaria del Niño Jesús ha estado circulando últimamente por Internet. En síntesis, el Niño Dios nos cuenta su alegría ante todos los preparativos amorosamente elaborados en los hogares con motivo del aniversario de su nacimiento: magníficas decoraciones, velas, guirnaldas resplandecientes, arbolitos engalanados, maravillosos regalos, comidas festivas, atuendos elaborados, dulces melodías y toda clase de sorpresas… ¡Y tantos invitados! Lo que más le regocija es que, por amor a Él, las familias también han reproducido el lugar de su nacimiento en miniatura y han construido pequeños pesebres para recordar mejor aquella noche bendita. ¡Y todo ha sido preparado con mucho esmero!
Pero la historia termina de manera muy descorazonadora: cuando finalmente llega la Nochebuena y que todo está preparado, el Niño radiante de felicidad se presenta en el umbral de todas las casas, pero… ¡ante su gran sorpresa, no es esperado! ¡Nadie piensa en invitarlo a entrar! ¡Ni siquiera una mirada! ¡Se lo ignora por completo, se lo desprecia!
¿Van a celebrar su aniversario sin Él? ¿Cómo es posible? Y sí, Aquel cuyo aniversario están festejando se quedará afuera en el frío, en la soledad, el hambre y el dolor. Sin embargo, se había hecho tantas ilusiones pensando en que compartiría la fiesta con ellos! ¡Había preparado sus divinos regalos! Pero los festejos tendrán lugar sin Él… ¿Sin Él? María nos dice hoy:  “Deseo que mi Hijo nazca en ustedes. ¡Qué alegría para mí, siendo su madre!”
Y en casa, ¿cómo andamos? ¿qué lugar ocupará el Niño Jesús? ¿El primero?, ¿el último?, ¿ningún lugar?

3 – ¿Quién es mi madre? Volviendo a releer sus 27 mensajes de Navidad entre 1981 y 2008, vemos cómo la Santísima Virgen desea que nuestros corazones sean ese pesebre adonde nazca Jesús. Y con esto, nos comunica algo que le es propiamente suyo, ¡porque es ella quien ha llevado a Jesús y le ha dado a luz! ¿Acaso Jesús no nos ha dicho que podemos también ser una madre para Él? “¿Quién es mi madre?… El que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre!” (Mc 3, 31-35). Esta Navidad más que nunca, ¡el Niño Dios busca madres, corazones maternales! La Gospa le ha enseñado a los jóvenes del grupo de oración muchos puntos precisos para que prepararan convenientemente sus corazones para el nacimiento de su Hijo, ¡y este Adviento, podemos tenerlos en cuenta nosotros también!:
– Los llamaba a que se reunieran todos los días en familia para compartir los hermosos textos que la liturgia nos ofrece para este tiempo de Adviento. De esta forma nos ayudaremos unos a otros a crecer por medio de la Palabra de Dios. Nos es fácil imaginar que esto es precisamente lo que María solía hacer por las noches, una vez las labores concluidas, junto con José y Jesús, en su humilde casita de Nazaret; allí, donde sus corazones ardían tan intensamente en contacto con la Torah…
Ella les pedía que fueran a visitar a las personas que estaban solas, ya fueran ricas o pobres, y que les llevaran el calor de su presencia, una sonrisa, el consuelo de un gesto de afecto. Lo recomendaba particularmente con las familias que tuvieran algún miembro enfermo y les exhortaba a que rezaran por ellos, y con ellos.
Invitaba a los jóvenes del grupo de oración a que fueran a las familias más necesitadas y que se ofrecieran para la realización pequeñas tareas hogareñas para que sus casas lucieran bellas y aseadas (¡María es una verdadera mamá judía!) y que les dejaran algunos signos concretos de amor tales como alimentos, frutas, masitas caseras, etc.
Les pedía que rezaran con mayor intensidad para que ahondaran su espera del Niño Jesús en el día de Navidad, (al que ella llama Día de la Alegría) y que pusieran especial cuidado en reconciliarse con todos. Los invitaba a que encontraran momentos en los cuales pudieran aislarse y decirle a Jesús desde lo más profundo de sus corazones: “¡Gracias!”
Nos invita a que realicemos una novena antes de Navidad (del 16 al 24), a que renunciemos a aquello a lo que estamos más apegados (café, cigarrillos, alcohol, etc.) y que apaguemos la tele.
Finalmente, nos previene contra la tentación de sumergirnos en los preparativos materiales hasta el punto de olvidar lo esencial: la venida de Jesús al mundo y a nuestros corazones.

Estas indicaciones son para todos nosotros. ¡Provienen de lo Alto y concuerdan perfectamente con las enseñanzas evangélicas! Me parece que si las seguimos, la Gospa podrá verdaderamente decir en Navidad: “¡Qué alegría para mí, como madre! Gracias”. ¡No dejemos de ofrecerle este bien merecido regalo navideño!

4 – Con san Francisco de Asís.
En 1223, tres años antes de su muerte y poco tiempo antes de ser estigmatizado, Francisco de Asís buscó un lugar dónde celebrar la Nochebuena junto con sus hermanos y una asamblea de fieles. Como su capilla era demasiado pequeña, pensó en utilizar una gruta natural de la montaña de Greccio. Inspirado por Dios, su deseo era el de reproducir la verdadera gruta donde nació nuestro Salvador: la pobre gruta de Belén, desprovista de las comodidades más elementales, con su mobiliario propio: un pesebre repleto de heno, un buey de verdad y un burro bien real. Francisco no llegó a tomar conciencia de que acaba de crear el primer pesebre viviente del mundo! Es allí, en aquel magnífico lugar del Greccio, en la más absoluta pobreza, que vivirá la misa solemne de medianoche en presencia de los habitantes de toda esa comarca, maravillados y radiantes. Poco a poco, gracias a san Francisco, la tradición franciscana del pesebre navideño se fue arraigando y se extendió a millones de cristianos, convirtiéndose en la más popular de sus tradiciones.

Uno de sus biógrafos, fray Tomás de Celano que se encontraba presente aquella noche, describe con mucha poesía aquella Nochebuena memorable. Otro de ellos, san Buenaventura nos relata:
”El hombre de Dios estaba frente a la gruta, penetrado de la más tierna piedad, con el rostro bañado en lágrimas y el alma inundada de felicidad. Se celebró una misa solemne en la misma gruta, Francisco cantó el Evangelio y después predicó al pueblo sobre el nacimiento del Rey pobre, que la ternura de su amor hacía que lo llamara el Niño de Belén. Ahora bien, un soldado virtuoso y digno de fe, Juan de Grecio quien, por amor al Señor, había renunciado a la vida militar y estaba unido a Francisco por una estrecha amistad, este soldado digo, asegura haber visto en la gruta a un niño de una belleza admirable; que Francisco estrechaba en sus brazos, como intentando despertarle. Pese a que la piedad de este soldado religioso bastaría por sí misma para dar fe de semejante visión, lo que ella significa constituye una prueba bien contundente, y los milagros que se produjeron a continuación la confirman. El heno que había sido colocado en el pesebre curó milagrosamente a animales enfermos y preservó a los pobladores de la región de flagelos y pestes sumamente contagiosas. Dios quería glorificar en todo a su servidor y mostrar mediante prodigios evidentes la virtud eficaz de sus santas plegarias…”

Ver www.catholictradition.org/Children/creche.htm y http://christianisme.suite101.fr/article.cfm/saint_franois_dassise_invente_la_creche#ixzz0Z1IbxENS

5 – Año Sacerdotal: He aquí una nueva oración para los sacerdotes que podremos recitar a lo largo del mes:
¡Oh Jesús! Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes, por tus sacerdotes tibios e infieles, por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación, por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación, por tus jóvenes sacerdotes, por tus sacerdotes ancianos, por tus sacerdotes enfermos, por tus sacerdotes agonizantes, por los que padecen en el Purgatorio.

Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes que me son más queridos,
al sacerdote que me bautizó, al que absolvió mis pecados, a los sacerdotes a cuyas misas he asistido y que me dieron tu Cuerpo y tu Sangre en la Sagrada Comunión, a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron, me aconsejaron y alentaron, a todos los sacerdotes a quienes me liga una deuda de gratitud, especialmente a …..

¡Oh Jesús!, guárdalos a todos junto a tu Corazón y concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y en la eternidad!
Amén.

6 – ¡No se olviden de su santo para el año 2010! Es muy provechoso tener un santo compañero para el nuevo año. ¿Quién no necesita esta presencia celestial a su lado, siempre disponible y bienhechora? (Ver PS).

© Children of Medjugorje 2009
www.childrenofmedjugorje.com
pray@childrenofmedjugorje.com

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

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