No sustituir a Jesucristo por Papá Noel en Navidad

«DEBEMOS FESTEJAR LA LLEGADA DEL SEÑOR»

El cardenal Bertone invita a no sustituir a Jesucristo por Papá Noel en Navidad

Con motivo de la visita de uno de los belenes e la capital romana, el Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, pidió a todos los presentes que no olviden la verdadera Navidad, dónde el protagonista es Jesucristo.

Actualizado 21 diciembre 2009

El Purpurado, que llevó el saludo del Papa Benedicto XVI, recordó delante del pesebre que el verdadero significado de la Navidad es la llegada de Jesús a nuestras casas. Por ello, el cardenal, hizo especial hincapié en los padres y madres de familia, pidiéndoles que expliquen a sus hijos el misterio de la Navidad. «No dejeís que Papa Noel sustituya a Jesús, verdadero protagonista de estos días» afirmó.

En este sentido, Bertone señaló que «tristemente muchos confunden la Navidad con una fiesta marcada por los bienes materiales, donde se busca tener el mejor regalo del año». Por ello, el cardenal recordó, una vez más que «durante estas fiestas es la llegada del Señor, la que debemos de festejar».

Además, hablando sobre el pesebre, Bertone aseguró que son muchos los que, «a través de estas representaciones muestran su fe» dando a conocer un «mensaje de amor y de verdad».

Finalmente, invitó a todos los que se encontraban en la celebración a «prepararse para la llegada de Jesús, ofreciendo en esta festividad, nuestro corazón».

Juan Pablo II y Pío XII, ya son venerables

Benedicto XVI autorizó este sábado la publicación de los decretos que reconocen las virtudes heroicas de los Papas Juan Pablo II y Pío XII, que de este modo pasan a ser reconocidos como «venerables» por la Iglesia.

Actualizado 20 diciembre 2009

Se trata del primer paso importante del proceso romano para la causa de beatificación de los dos pontífices. Para que puedan ser elevados a la gloria de los altares se necesitará el reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión tras su muerte por una comisión científica, una comisión teológica, una comisión de cardenales y obispos y, por último, por el mismo Papa.   Para ser declarados santos se requerirá el reconocimiento de otro milagro atribuido a su intercesión. Pío XII (Eugenio Pacelli), nacido en Roma en 1876, fue obispo de Roma entre 1939 y 1958, año en que falleció en Castel Gandolfo, la residencia de los papas cercana a la Ciudad Eterna. Guió el timón de la barca de Pedro en las difíciles tormentas de la segunda guerra mundial, desplegando una importante obra de ayuda a los perseguidos, incluidos los judíos.   Por su parte Juan Pablo II (Karol Wojtyla), nacido en1920 en Wadowice (Polonia), fue elegido Papa en octubre de 1978 y falleció el 2 de abril de 2005 acompañado por cientos de miles de personas congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano. Los historiadores del siglo XX le atribuyen un papel decisivo en la caída del comunismo y los historiadores de la Iglesia ven en su pontificado un impulso decisivo a la aplicación del Concilio Vaticano II. Los decretos fueron autorizados por Benedicto XVI en la audiencia que concedió al arzobispo Angelo Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.   Este proceso fue explicado por el mismo Papa Joseph Ratzinger al recibir en audiencia a los superiores, oficiales, y colaboradores de la Congregación para las Causas de los Santos con motivo del cuadragésimo aniversario de la institución de este organismo vaticano.

«Las principales etapas del reconocimiento de la santidad por parte de la Iglesia, es decir, la beatificación y la canonización, están unidas entre sí por un vínculo de gran coherencia. A éstas se les añade, como indispensable fase preparatoria, la declaración de la heroicidad de las virtudes o del martirio de un siervo de Dios y la verificación de algún don extraordinario, un milagro, que el Señor concede por intercesión del siervo fiel», explicó el Papa. «¡Cuanta sabiduría pedagógica se manifiesta en este camino!», aseguró.

Hablando del reconocimiento de las virtudes heroicas, explicó que «en un primer momento, se invita al Pueblo de Dios a contemplar a estos hermanos que, tras un cuidadoso discernimiento, son propuestos como modelos de vida cristiana».   Refiriéndose a la beatificación, explicó que con ese paso «se exhorta a dirigirles un culto de veneración y de invocación circunscrito en el ámbito de las Iglesias locales o de órdenes religiosas». Por último, añadió, con la canonización, el pueblo cristiano «es llamado a exultar con toda la comunidad de los creyentes por la certeza de que, gracias a la solemne proclamación pontificia, un hijo o una hija suyos han alcanzado la gloria de Dios, donde participa en la perenne intercesión de Cristo a favor de los hermanos».

En este proceso, aclaró el pontífice, «la Iglesia acoge con alegría y maravilla los milagros que Dios, en su infinita bondad, le ofrece gratuitamente para confirmar la predicación evangélica. Acoge, al mismo tiempo, el testimonio de los mártires como la forma más límpida e intensa de configuración con Cristo». La Iglesia, afirmó, realiza estos procesos pues, «en el camino de reconocimiento de la santidad, emerge la riqueza espiritual y pastoral que involucra a toda la comunidad cristiana».   «Es decir -concluyó-, la transfiguración de las personas y de las realidades humanas a imagen de Cristo resucitado representa el objetivo último del plan de salvación divina».

Rusia prohibe la publicidad de centros abortivos

Para reducir el número de abortos entre los rusos menores de edad

Rusia prohibe la publicidad de centros abortivos en medios de comunicación dirigidos a jóvenes y adolescentes


Rusia restringe a partir de hoy la publicidad del aborto, con el fin de reducir los abortos entre adolescentes, que suponen el 20 por ciento de los que se practican en todo el país. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, promulgó una ley que prohibe la publicidad del aborto en revistas dirigidas al público adolescente, programas de radio y televisión juveniles, el transporte público y centros docentes. La ley, aprobada este mismo mes por ambas cámaras del Parlamento ruso, limita los anuncios sobre la interrupción voluntaria del embarazo, que a partir de ahora deberán además advertir sobre los posibles peligros del aborto para la salud de la mujer.

(Agencias/InfoCatólica) Según un sondeo del comité parlamentario para Asuntos Familiares, de la Mujer y de la Infancia, muchas jóvenes creen que el aborto no supone peligro alguno para su salud y se ven atraídas por anuncios sobre una interrupción del embarazo «rápida, barata y segura». El proyecto de ley sobre la limitación de la publicidad relativa a la interrupción del embarazo había sido recibido con entusiasmo por los antiabortistas y con escepticismo entre los activistas a favor del «derecho» de la mujer a abortar.

De acuerdo con las estadísticas, las mujeres rusas se someten a una media de dos abortos a lo largo de su vida, mientras un 20 por ciento de las parejas no podrán tener hijos tras un aborto mal practicado. Según datos del Servicio Federal de Estadísticas ruso, Rosstat, los abortos voluntarios practicados en Rusia casi triplican a los efectuados en países occidentales.

Aún así, los expertos señalan que la cifra de abortos descendió en los últimos 15 años en un 35 por ciento. En 2006 en Rusia se practicaron 1.582.000 abortos, lo que supone 40,3 interrupciones del embarazo por cada mil mujeres, mientras que en 2002 se registraron 2.138.000 casos, 54,2 por cada mil mujeres.

Según el Instituto de Demografía de Viena, el 55 por ciento de las mujeres rusas que no utilizan anticonceptivos no quiere tener niños y en caso de embarazo, opta por el aborto. «La mayoría de ellas ni siquiera utiliza el preservativo, porque cree que el aborto es menos perjudicial para la salud que el condón», señalaba recientemente Serguéi Kolesnikov, vicepresidente de la comisión parlamentaria para la Salud.

Según el diario digital «Dayonline», la situación ha empeorado con la llegada de la crisis: en noviembre de 2008 la palabra «aborto» fue consultada en el buscador Yandex en ruso 560.000 veces, frente a 53.000 el mes anterior.

Dios tiene un 62% de probabilidades de existir

Dios tiene un 62% de probabilidades de existir, según el cálculo de un ensayista alemán


Vasek lo calcula viendo que hay un universo, que éste es «bastante improbable», que existen los místicos, el mal y la evolución. (Publicado el 17 de noviembre de 2006).

O hay Dios, o no hay Dios. ¿Debemos atribuir un 50% de probalidad a cada posibilidad?   Ya en el s.XVII Blaise Pascal -genial matemático, jugador, inventor del cálculo de probabilidades y místico- enunció su famosa «apuesta de Pascal». O hay Dios, o no la hay. Si lo hay, pero apuesto que no lo hay, me arriesgo a perderlo todo (ir al infierno). Si no lo hay, pero vivo como si hubiese un Dios, no pierdo nada y tengo una vida virtuosa. Me sale a cuenta vivir creyendo en Dios, comenta Pascal como jugador consumado y calculador.   Pero el periodista y ensayista alemán Thomas Vasek fue algo más allá, e hizo hace tres años en la revista alemana P.M. su cálculo a partir de una fórmula que ya planteara hace 250 años el pastor presbiteriano Thomas Bayes, añadiéndole algunas ideas del físico Stephen D. Unwin (del libro La probabilidad de la existencia de Dios, del 2005).   Resultado: hay un 62% de probabilidad de que Dios exista. Vasek baja 5 puntos el cálculo del físico Unwin, que le daba un 67% a Dios.   El cálculo se hace así. Se parte de asumir que la probabilidad básica es un 50%: o Dios existe, o no existe, y no sabemos qué es más probable, así que asumimos ese 50% de base.

Tenemos a partir de aquí 5 ámbitos de indicios para reflexionar:

Va bien pararse a reflexionar

1) Asumimos que el Universo existe. ¿Qué es más probable, dado que hay un Universo: que éste haya surgido por la acción de un Creador o que no? Vasek considera que es «algo más posible» un Universo surgido de un Creador que uno que ha salido de la nada. Esto eleva la pausibilidad de Dios a un 67%.

2) Asumimos que es un Universo bastante improbable: sus leyes físicas penden de un hilo muy fino; una variación diminuta y el Universo colapsaría. Y sin embargo no se produce esta variación. Parece haber un orden. Vasek aumenta la pausibilidad de Dios a un 80%.

3) Asumimos que los seres vivos evolucionan y se transforman. ¿Hay un Dios, una mente providente, una teleología -voluntad- dirigida? ¿O la evolución es autosuficiente? Vasek piensa que ambas posibilidades son igualmente factibles, así que no afecta a la probabilidad acumulada del 80%.

4) Asumimos que los hombres pueden reconocer el bien y el mal. Que el hombre tenga conciencia moral habla a favor de Dios (¿quién se la ha enseñado, en qué se basa la misma idea de un «debe ser, es bueno»?) Pero la sola existencia del mal moral le parece a Vasek que contradice la idea de que existe Dios, y que la existencia del mal baja radicalmente la pausibilidad de un Dios creador a un 45%.

5) Asumimos que hay muchas personas con experiencia mística y religiosa. El testimonio de muchas personas de valía hace que la pausibilidad de Dios aumente hasta un 62%.

Y todo ello sin reflexionar sobre las 5 vías de Santo Tomás, el sentido del arte-belleza, el instinto de vida eterna (único instinto natural que tienen los hombres y que nada en la Tierra satisface, pues el instinto sexual o de nutrición lo satisfacen cosas reales, como el sexo y la comida; argumento popularizado por C. S. Lewis).   Es una aportación a un debate que asume así un tono probabilístico. Y hay espacio para más aportaciones.

Motor imprescindible para el desarrollo de la sociedad

Las familias numerosas son un motor imprescindible para el desarrollo de la sociedad


La aventura de ser muchos

Al menos un día al año -y en el que está a punto de terminar, será el día 27 de diciembre, en Madrid-, las familias españolas sacan pecho en la calle. Especialmente las familias numerosas. Sin embargo, la aventura de tener muchos hijos se desarrolla durante los otros 364 días entre el silencio de los medios, la falta de ayudas del Estado…, y la alegría de saber que, pase lo que pase, sus miembros jamás estarán solos

Doña María Jesús Prieto celebrando su cumpleaños. «Las ocasiones alegres son más felices, y las tristes, menos dolorosas, porque son compartidas», dicen

A pesar de la lógica aplastante de sus palabras, hogares como el que han construido don Antonio Páramo y su esposa, doña Cristina Soto, brillan por su excepcionalidad en una sociedad, la española, que ostenta la tasa de natalidad más baja de la Unión Europea, con una media de 1,3 hijos por mujer; muy lejos del 2,1 necesario para garantizar el relevo generacional. Los argumentos para formar familias sin hijos, o con uno o dos como mucho, son de lo más variados: los sueldos bajos, las casas pequeñas, el ritmo de vida, la falta de tiempo, el trabajo absorbente, la pérdida del tiempo libre y de los espacios para uno mismo, el temor ante una responsabilidad tan grande… Una combinación que lleva a muchos a preguntarse si, en la España del siglo XXI, un matrimonio puede tener cuatro, cinco, siete, diez o tantos hijos como Dios le conceda.

Una familia como otra cualquiera

Doña María Jesús Prieto desmonta los tópicos desde su propia experiencia. Y no sólo porque ella provenga de una gran familia, sino porque junto a su marido, don Luis Roa, ha sacado adelante a diez hijos como diez soles. «Una familia numerosa -dice- no es tan distinta de una familia con uno o dos hijos. Al fin y al cabo, hacemos lo mismo: llevarlos y recogerlos del colegio, estudiar y jugar con ellos, darles de comer…, sólo que lo hacemos con varios a la vez. En realidad, cualquier madre, aunque sólo tenga un hijo, dice que le falta tiempo. Lo único que varía es a qué dedicas ese tiempo: yo prefiero dedicárselo a mis hijos. Además, al tener que atender a varios, desarrollas cierta capacidad para simplificar las cosas, para descomplicarte, y para dar a cada circunstancia su importancia justa, ni más ni menos».

Es más difícil educar sólo a uno

La experiencia de los Roa Prieto es de lo más ilustrativa. Porque cuando uno

Teresa, Luis y Miguel Roa Prieto. «De vez en cuando, no viene mal una disputa, con su consecuente reconciliación. Así también se aprende», dice su madre

piensa que es imposible hacerse con los mandos de una casa en la que conviven doce personalidades diferentes -dos adultas, el resto en formación, y algunas de ellas en plena edad del pavo-, se impone el sentido común: «Para nosotros, el tiempo más difícil fue cuando sólo teníamos un hijo, porque dependía exclusivamente de nosotros. En cuanto nació su primera hermana, comenzaron a entretenerse juntos, y a medida que la familia crecía, unos buscaban a los otros, y la unidad familiar se iba enriqueciendo con los talentos y habilidades de cada uno. Mis hijos saben nadar, montar en bici, jugar al tenis…, pero nosotros sólo enseñamos a los primeros. Los demás aprendieron de éstos. Ellos tienen la oportunidad de aprender, de coexistir con una gran variedad de personalidades, en un clima de afecto absolutamente informal, donde los errores se olvidan, precisamente porque son muchos, y donde el cariño sobreabunda».

Alegrías multiplicadas

Basta pararse a charlar con los miembros de una gran familia para darse cuenta de que las ventajas son mayores que los sacrificios. En primer lugar, porque la comunicación, por contradictorio que parezca, es más fluida: «Siendo muchos es más fácil comunicarte y expresarte. En casa sólo hay una televisión en el cuarto de estar, y está encerrada en un mueble; supongo que gracias a eso las comidas y las cenas se prolongan en tertulias que ayudan a convivir. Tener muchos hijos multiplica las alegrías y divide las tristezas, porque las ocasiones felices son más festivas, y las tristes, menos dolorosas porque son compartidas. Es de una inmensa ayuda el saber que uno pertenece a alguien, y que existe un núcleo -el familiar, yo no sé de otro- que te quiere con independencia de lo que valgas…, incluso de lo que hagas», dice doña María Jesús.

En casa de los Páramo son de la misma opinión. Don Antonio reconoce que «tener una descendencia amplia implica muchos sacrificios, porque tu esquema mental cambia: empiezas a vivir por y para otros, y puedes tener la impresión de que tu tiempo y tus cosas ya no son tuyas. Pero cuando vives tu vocación, y sabes que lo que haces responde al plan de Dios, todo eso se vuelve en una aventura fantástica, en la que puedes entregarte a los demás, compartir y renunciar a tus cosas y a tu tiempo para dárselo a quienes más quieres. Y cuando empiezas a darte, quieres darte a cuantos más, mejor».

Controlar la tormenta perfecta

Doña Cristina, con su hija Paloma en brazos, añade: «Quitarte de tus

«Tu esquema mental cambia: empiezas a vivir por y para otros», dice don Antonio Páramo,junto a su hijo Fernando

caprichos puede parecer lo más costoso, pero lo haces encantada, porque los tuyos son lo más importante. Mucha gente se crea necesidades artificiales que anteponen a los hijos. Piensan que es mejor poder ir a la peluquería o a jugar al pádel, o creen que ya no van a poder viajar ni salir por ahí… En realidad, nada de eso se acaba, lo que pasa es que lo haces en familia».

En efecto, las actividades comunes son la tónica general en las grandes familias. Sobre todo, porque de otra forma es complicado mantener la unión entre todos sus miembros. «Nosotros rezamos en familia, vamos juntos a misa, jugamos juntos a algún juego de mesa, hablamos, hacemos excursiones, nos vamos a una casa rural por Navidad con todos los primos», cuenta don Antonio. Y María José Prieto, incluso, apunta hasta la necesidad de pelear juntos -pero nunca todos a la vez, que eso sería una tormenta perfecta-: «Las peleas surgen siempre entre dos, y es más fácil de controlar. Los mayores suelen mediar, y, de hecho, los pequeños casi nunca se pelean porque, viendo a sus hermanos, han aprendido a convivir. De vez en cuando, no viene mal una disputa, con su consecuente reconciliación. Así también se aprende». Y, medio en broma, añade que, «en el colegio, nos decían que eran muy tranquilos, que nunca se peleaban, ¡porque ya salían pegados de casa!»

La mejor herencia, los hermanos

Desde luego, si alguien tiene claro lo bueno que es tener muchos hermanos son, en primer lugar, los hijos. Para quienes descalifican a las familias numerosas diciendo que sus miembros son poco menos que un peligro para la sociedad, las palabras de Pedro Páramo (12 años) suponen un argumento difícil de rebatir: «Tener muchos hermanos está super bien, porque nunca te aburres: siempre tienes con quién hablar, con quién jugar, a quién pedir ayuda si tienes un problema… –¡Y a quién molestar!, añade su hermana Teresa-». Marta (14 años) espera un momento de silencio para exponer serenamente que, «cuando creces entre tanta gente, te acostumbras a renunciar a cosas que te apetecen pero que no son buenas para ti o para la familia. Y eso luego ayuda a decir No ante ciertas propuestas que te hacen tus amigos o la gente de tu entorno». Richi (15 años) le comenta algo por lo bajo, sin dejar de puntear -con bastante buen oído- su guitarra. Y Marta, claro, lo comenta como si fuera de su cosecha: «Además, para los hijos es muy importante el ejemplo de los padres. Yo creo que tener muchos hijos une más al matrimonio –cuando ya está unido, matiza su padre-, porque tantos hijos te hacen pensar más en los demás, y por eso piensas más en tu marido o en tu mujer, y te das mucho más al otro, sin esperar nada». Las miradas de don Antonio y de doña Cristina, además de una profunda ternura ante lo que piensan sus hijos mayores, demuestran que están cien por cien de acuerdo. Y por si queda alguna duda, don Antonio Páramo concluye: «La mejor herencia que se le puede dar a un hijo o a una hija, es un hermano. Y cuando ya se lo has dado, una hermana. Porque la complementariedad de los sexos se aprende en casa, igual que todo lo que hace sociable (y feliz) al ser humano. Darle hermanos a tus hijos es darles una familia que les quiere, les acepta, y nunca los va a dejar solos. Por eso, cuantos más sean, más amor reciben y más amor son capaces de dar. No hay nada mejor que pueda hacer un padre por ellos».

José Antonio Méndez

La vida y la fe en una familia numerosa

Nuestros ocho hijos únicos

Más allá del asombro y de la curiosidad que suelen provocar, las familias numerosas constituyen un ejemplo de vida para la sociedad. En el caso de la familia Orduña Méndez, este ejemplo está unido al deseo que tienen para sus hijos el día de mañana: Sobre todo, que sean buenos cristianos

En casa de Alfredo y María, la olla es grande como para hervir una ternera

La familia Orduña Méndez

entera, la lavadora tiene una puerta como para que entre un camión y se pasa el día dando vueltas. Todo para facilitar la vida en una casa en la que viven junto a sus ocho hijos, en el barrio de Cuatro Caminos, en Madrid. «Hay quien dice que estamos locos -comenta Alfredo-, y también hay quien se mete contigo». Sin embargo, afirman que, hoy en día, su ejemplo causa admiración, sobre todo porque, como explica María, «hoy no se lleva la fidelidad. Muchas veces nos han preguntado: ¿Pero todos son vuestros? ¿Pero todos, todos?» Y afirma con rotundidad que, «para tener una familia así, no hay que estar loco; simplemente hay que estar muy enamorada de tu marido y de Cristo. Y, como Cristo no falla, al final todo va llegando. Vivimos la multiplicación de los panes y los peces todos los días».


Esta admiración que causa su familia no se ve acompañada por ayudas concretas por parte de las intituciones. Lo explica Alfredo: «Una familia puede aportar uno o dos hijos a la sociedad. Nosotros, en cambio, vamos a aportar ocho. Resulta que nosotros, cuando nos jubilemos, no vamos a poder disfrutar, por ejemplo, de un plan de pensiones, porque no hemos podido hacerlo, como sí han podido hacerlo otras familias que han aportado menos». Y María apostilla: «Además -y ya no sólo hablamos de renuncias de ocio, como viajes y cosas así-, profesionalmente, nosotros no tenemos presupuesto para poder pagar, por ejemplo, un máster a nuestros hijos. Hay una serie de renuncias que hemos tenido que realizar sí o sí». Entre esas renuncias está la de haber vivido, hasta su quinto hijo, en una casa de 33 metros cuadrados. Pero Alfredo matiza que, «sin embargo, teníamos de todo y no echábamos en falta nada. Nos acostumbramos a vivir una serie de virtudes, como la fortaleza y el desprendimiento. En esos 33 metros cuadrados vivíamos muy felices, y ahora también, aunque tampoco es que vivamos actualmente en el palacio de Buckingham».

Estos sacrificios también atañen a la vida laboral. Cuenta María que ellos sopesaron que la calidad de vida de sus hijos era superior si ella no trabajaba, así que sólo se ha reincorporado al trabajo al cumplir 40 años, cuando los niños se han hecho más mayores. Pero reconoce: «Estoy feliz de que hayamos tomado esta decisión. ¡A mí, que me quiten lo bailao!» Y un detalle significativo sobre la educación que dan a sus hijos: en su casa apenas se ve la tele, sólo para ver alguna película concreta y, eso sí, «para seguir el tradicional sorteo de la lotería de Navidad». Y desmontan un mito que suele acompañar a las familias numerosas: «Nosotros tenemos tiempo para todos nuestros hijos. Cada uno de ellos es para nosotros como un hijo único».

Preparados para la vida

En ese espíritu han educado a sus hijos. María señala por propia experiencia -ella misma es la menor de siete hermanos- que, «en una familia numerosa, te preparas para la vida mucho mejor, porque aprendes a hacer renuncias. Te das cuenta a lo largo de la vida de que los mejores profesionales son personas que han estado curtidos en su familia, pero curtidos en el cariño: han tenido muchísimo cariño y, al mismo tiempo, han renunciado a muchas cosas». Y subraya algo fundamental: «Ahora que en estos últimos años la vida nos ha dado duro, me he dado cuenta y he dado gracias a Dios por tener tantos hermanos. Amigos para tomar una cerveza siempre hay; pero cuando vienen las dificultades, la familia siempre está ahí para salir a tu encuentro».

Y a la hora de sacar a la familia adelante tienen el apoyo fundamental de la fe. «Nos encanta ir a misa todos juntos -reconoce Alfredo-. Es la manifestación más importante de la fe. Desde pequeños hemos tratado de educarlos en la fe, en la libertad y en la responsabilidad». Algo que, según dice María, «no está de moda, pero mola mogollón. A nosotros, nuestros hijos nos ven rezando, nos ven dar gracias a Dios y contarle lo que nos preocupa. A mí, hay veces que la vida no me da y, mientras hago la comida, pido ayuda a mis hijos para que se turnen para rezar el Rosario conmigo en la cocina, y así van rezando un misterio cada uno». El próximo día 27, en la fiesta de la Sagrada familia, estarán en la Plaza de Lima, en Madrid, para seguir viviendo su fe. No en vano, lo primero que contestan cuando se les pregunta qué quieren que sean sus hijos el día de mañana es: «Sobre todo, buenos cristianos».

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Pide rezar por su agresor

En Brasil, sacerdote polaco pide rezar por su agresor

BRASILIA, 17 Dic. 09 / 01:45 pm (ACI)

El P. Mario Uztazewisck de 65 años, originario de Polonia, fue agredido el pasado 13 de diciembre por una persona con desequilibrios mentales, quien le arrojó medio litro de alcohol en el rostro cuando el sacerdote celebraba Misa.

Según la agencia Fides, el sacerdote, párroco de Nuestra Señora de la Concepción, Diócesis de Sao José do Rio Preto, había tenido contacto días atrás con Marcos Buzzini Guimarães Teixeira, de 30 años, la persona que posteriormente lo atacaría.

La asistente parroquial Egidia Moraes relató que Marcos Buzzini Guimarães «había venido a la parroquia a hablar con el sacerdote y le había dicho que era un enviado de David y que había venido a salvar el mundo». Según la asistente, durante esta conversación, el P. Mario había estado muy gentil con Marcos, y «le había incluso dado algunos libros al joven, el cual se comportó afectuoso en su relación con el sacerdote».

Sin embargo, durante una Misa para niños, el agresor aprovechó el momento en que todos tenían los ojos cerrados para lanzarle medio litro de alcohol. El sacerdote solo sufrió heridas leves en los ojos y fue asistido con un tratamiento especial.

Luego del incidente el P. Mario pidió «rezar por aquella persona y perdonarla. Necesita mucha luz de Dios, de nuestro perdón y de nuestra comprensión».

Promueven objeción de conciencia a educación sexual

Promueven objeción de conciencia a educación sexual impuesta por Gobierno


MADRID, 21 Dic. 09 / 02:18 am (ACI)

La Federación de Plataformas de Padres por la Libertad de Educación España Educa en Libertad, anunció que promoverá entre los padres de familia la objeción de conciencia al programa de educación sexual que el Gobierno quiere imponer con la nueva ley del aborto, pues induce a los menores a las relaciones sexuales precoces y el aborto.

La presidenta de la Federación, Marisa Pérez Toribio, señaló que «la expresión ‘formación en salud sexual y reproductiva’ es un burdo eufemismo» usado para imponer «un modelo de educación sexual muy concreto (…) que se traduce en el fomento de las relaciones sexuales precoces, de la promiscuidad sexual, del uso del condón y de la píldora postcoital y, en último término, de la práctica del aborto».

«Esa es, en síntesis, la educación sexual que, con total desprecio del criterio que podamos tener al respecto, se les quiere transmitir a nuestros hijos a partir de los 11 años», expresó.

España Educa en Libertad exigió al Estado respetar el derecho de los padres a decidir la formación moral y religiosa de sus hijos, pues son «los padres a quienes compete decidir cuándo iniciar la educación sexual de los hijos, qué contenidos abordar en cada etapa de su desarrollo y qué orientaciones de índole moral se les han de transmitir».

Pérez Toribio reafirmó el derecho de los padres a objetar de conciencia «las medidas en el ámbito educativo» impuestas por la ley del aborto, la cual, junto a «los actuales currículos de Educación para la Ciudadanía se complementan, porque unas y otros forman parte de un mismo proyecto de transformación de nuestra sociedad».