Dejó cargo abortista para ser activista pro-vida

Mujer ecuatoriana dejó cargo abortista en la ONU para ser activista pro-vida

ASUNCIÓN, 09 Dic. 09 / 06:21 am (ACI)

La ecuatoriana Amparo Medina sorprendió a la prensa local al revelar la sorprendente historia de su vida. Ella era funcionaria del Fondo de Población de la ONU (UNFPA) y desde su cargo promovía el aborto como «derecho» de la mujer. Sin embargo, ahora dedica su vida a defender la vida y a proclamar que con el aborto la mujer siempre pierde.

En una entrevista concedida al diario paraguayo Última Hora, Medina relató cómo llegó a ser la presidenta de la Red Pro Vida de Ecuador y trabajar contra del aborto y de leyes de salud sexual y reproductiva que promueven los gobiernos en los países de América Latina para introducir esta práctica.

Medina contó que su cambio radical pasó por etapas. Desde su trabajo en la UNFPA constató que los métodos difundidos por la ONU para combatir problemas como el SIDA no daban resultado.

«De las 49 millones de personas oficialmente enfermas de SIDA, más de la mitad afirmaba haber usado correctamente preservativo. Cuando ves esa realidad y sigues entregando preservativo a los jóvenes y se siguen enfermando te preguntas: ‘¿Cuántas víctimas voy a tener bajo mi conciencia?’ Eres atea pero tienes conciencia humana», sostiene.

Luego, enfrentó «directamente al aborto a través de una amiga mía muy querida que experimenta esa realidad y se derrumba totalmente, terminando con un síndrome postaborto muy fuerte. El tercer momento, me veo enfrentada directamente a una experiencia de Dios, a pesar de ser atea».

Medina aseguró que «en la militancia del aborto solo vi muerte, jamás vi una mujer feliz entrar o salir de una clínica de esas. Yo pedía a las mujeres que aborten porque les decía que era su derecho. Para abortar existen miles de pretextos, la pobreza, tu felicidad, que ya tienes muchos hijos, que eres joven».

«Ninguna mujer que ha abortado sale con un título o con un cheque para solucionar sus problemas. Ninguna, después de abortar, puede encontrar un hombre o la felicidad en la puerta del abortuario. Lo único que puede causar el aborto es empeorar tu situación. Lo más cruel que uno puede decir es que matando a su hijo la mujer puede solucionar sus problemas. Eso es mentira», sostuvo.

También afirmó que «hay mujeres, de 40 o 50 años que han abortado y hoy gritan al cielo un hijo. Tienen llenas sus paredes de títulos pero no pueden tener niños. Tenemos un batallón de voluntarios en toda América Latina, en las puertas de un abortuario informando y prestando ayuda a las mujeres. El resultado es que más 200 mil niños, en estos ocho años de trabajo, han sido salvados del aborto. Solamente en Ecuador, en estos últimos años hemos salvado a dos mil niños, solamente estando en las puertas y dándoles una mano».

Según la activista, las organizaciones que buscan imponer el aborto en América Latina impulsan «el control natal. Les permite el manejo de recursos en América Latina, tanto del agua cómo el oxígeno. Lo segundo, es que una población con chicos que viven la sexualidad como si fueran animalitos, que no tienen control sobre su carácter, es una población fácil de manipular. El tercer punto, el más importante, es el avance del ‘million sex’ (los millones del sexo). Es una empresa gigantesca«.

«Al vender sexo te venden pornografía, prostitución, anticoncepción, aborto, y hasta bebés abortados, inclusive por Internet, para sacarles el colágeno con los que elaboran cremas y champú; también para hacer investigaciones en farmacéuticas. Varios médicos se vuelven millonarios vendiendo y haciendo abortos», denunció Medina.

«El aborto más barato cuesta 60 dólares. En Estados Unidos se realizan más de 1 millón de abortos al año y cuestan 300 dólares cada uno. La pastilla de emergencia la compras a 25 centavos de dólar y la vendes a ocho dólares. Los dispositivos intrauterinos (DIU) los puedes encontrar a dos o tres dólares y te los ponen por 25 a 30 dólares. La International Planned Parenthood Federation (IPPF), la que más vende anticoncepción y aborto en América Latina, en el 2007 ganó 77 millones dólares», explicó.

Para Medina, los gobiernos «deben generar propuestas que mejoren la calidad educativa de nuestros países. El nivel educativo está en un promedio de 3 o 4 sobre diez. Las matemáticas y la lectoescritura no están bien impartidas. Entonces, si nuestros niños no aprenden a leer ni a escribir correctamente sería una ignorancia pedir que los mismos maestros, que ni siquiera están bien instruidos, enseñen a los chicos a usar anticonceptivos, que lo único que van a hacer es matarlos».

Además, urgen políticas de salud, «donde se creen más maternidades y espacios donde los chicos sepan lo que son las enfermedades de transmisión sexual. Que se diga la verdad, que se les diga que existen 55 tipos de enfermedades de transmisión sexual en el ambiente. Que las enfermedades de transmisión sexual no tienen que ver con el uso de preservativo solamente, porque hay enfermedades que se transmiten piel a piel, como el virus del papiloma humano que causa cáncer de útero».

«Que la clamidia es una enfermedad incurable que te deja estéril para toda tu vida. Eso es lo que le tienen que decir y no: ‘Ten sexo libremente’. Finalmente, lo más importante dentro de las políticas es apoyar a las familias, es decir, que las familias grandes puedan tener, por ejemplo, rescisión de impuestos, sistemas accesibles de compras de casas, o sea, apoyarlas», concluyó.

La religión es pública

miércoles, 09 de diciembre de 2009
Massimo Borghesi


PaginasDigital.es (*)

En el debate suscitado por el referéndum suizo sobre la prohibición de los minaretes, hay un punto que no ha quedado claro para los que se alegran del resultado, como si supusiera la reafirmación de la identidad de un pueblo.

La batalla de los promotores del referéndum no se juega en la línea de la reivindicación «cristiana» de la Confederación Helvética sino de la «laica» que prohíbe los símbolos religiosos.

Como ha afirmado Oskar Freysinger, líder de la Unión Democrática de Centro, promotor de la consulta, «nos oponemos al símbolo de la penetración política del islam, a la interferencia de la religión en la esfera pública. La oración es un hecho privado, no tenemos necesidad de torres que proclamen la existencia de un solo Dios».

Se trata de un caso análogo al que hace poco hemos visto en el Tribunal de Estrasburgo al prohibir la presencia del crucifijo en las escuelas. Una sentencia elaborada según el modelo francés de laicidad, que prevé la abolición de los símbolos religiosos en las escuelas públicas, ya sean cristianas, judías o musulmanas.

Si éste es el contexto, no nos puede no sorprender el aplauso de aquéllos que, en Italia, han leído el resultado del referéndum helvético como una vuelta a las raíces religiosas, cristianas, hasta el punto de lanzar la propuesta, llevados por el entusiasmo, de insertar la cruz en la bandera nacional.

En realidad en Suiza, un país con una alta tasa de secularización, lo que estaba en juego no era la identidad religiosa sino, sobre todo, el temor a un cuerpo extraño, a una avanzadilla de «bárbaros», como han dicho algunos.

Se trata de miedo y no de defensa de las «raíces» cristianas. La Confederación ha vivido, desde su entrada en el área Schengen con el referéndum de 2005, la llegada masiva de inmigrantes, 170.000 sólo en el último año. Los musulmanes suizos son actualmente 400.000, un número significativo para una población de 7,5 millones de habitantes. Son estos números los que causan alarma y explican las reacciones y el resultado del referéndum. Así, podemos observar cómo su éxito contiene, para los ciudadanos suizos de origen islámico, una doble lección.

La primera es la oportunidad de una respuesta inteligente por parte musulmana al resultado negativo del referéndum. Frente a ello, la reacción inmediata es, como documentan muchos, entre ellos la cadena Al-Arabiya, la condena y hostilidad hacia Occidente. Se trata de una reacción equivocada.

Como ha declarado Yussuf Ibrahim, imán de la gran mezquita de Ginebra, «el problema que nos queda es la ignorancia recíproca. Tampoco nosotros hemos hecho lo suficiente para difundir el conocimiento del islam». La comunidad islámica, para disipar las sospechas de hostilidad, tiene que aprender a abrirse a la confrontación y al diálogo con la cultura y las realidades sociales, religiosas y políticas de los países europeos en que se encuentra. La tutela de la identidad debe ir de la mano con el diálogo.

Diálogo cultural y religioso que permita a quien viene de fuera apreciar los tesoros de Occidente, y a los europeos estimar la vastedad de la civilización islámica. Diálogo también sobre el terreno social. Sobre este punto, la comunidad musulmana podría aprender de la presencia cristiana en los países islámicos, de sus numerosas obras (escuelas, hospitales, centros de acogida), que están abiertas a todos, independientemente de su fe religiosa. De este modo, los cristianos se han ganado el respeto de la población, inicialmente hostil.

La segunda lección que la comunidad islámica puede extraer del referéndum suizo es que su mejor aliada en Europa es la Iglesia. Los obispos suizos han criticado el resultado. La religión, en sí misma, es un hecho «público», no privado. Esto vale para el crucifijo tanto como para el minarete, vale en Europa como en las tierras del islam, vale para los musulmanes como para los cristianos.

La libertad de religión implica su relevancia pública. Las amenazas eventuales de un islamismo radical, fanático e intolerante serían neutralizadas desde el principio con un acuerdo previo con los países islámicos de origen. De lo contrario, se convierten en el argumento propagandístico de aquéllos, y son muchos, que se aprovechan del islam para negar cualquier relevancia pública de la fe en Europa.

(*) Publicado originariamente en IlSussidiario.net

El quinto dogma sobre la Virgen María

Llegan millones de firmas de fieles y peticiones de obispos y cardenales

Piden al Vaticano el quinto dogma sobre la Virgen María

08/12/2009 | Sonsoles Calavera

La proclamación del dogma de la Virgen como ‘Corredentora, Mediadora y Abogada nuestra’ sería un acontecimiento clave en la historia de la Iglesia. Así lo han pedido millones de fieles, cientos de obispos y decenas de cardenales en los últimos años. La doctrina de la corredención “ha sido por cerca de un siglo el tema teológico de nuestro tiempo”, según el mariólogo Peter Damien Fehlner. Y teólogos consultados por ALBA sostienen que este “podría ser el último dogma mariano”.

Ni los cardenales, ni los más ilustres teólogos y estudiosos del dogma: el pueblo fiel, de piedad sencilla y profunda, ha sido el primero en reconocer, a lo largo de la historia, la verdad contenida en los dogmas marianos. El arte representó a la Virgen como inmaculada siglos antes de la proclamación del dogma, en 1854. Ya en el siglo XVII había un chascarrillo popular que decía: “Aunque lo niegue Medina -en alusión a un teólogo dominico de Sevilla-, y su padre provincial, la Virgen fue concebida sin pecado original”. También antes de que el concilio de Éfeso, en el año 431, promulgara el dogma de la maternidad divina de María, el pueblo salió a la calle con antorchas encendidas para pedir su proclamación. “Fueron alabando a Dios y diciendo “Santa María Madre de Dios”, por lo que esa parte del Ave María tiene su origen en la aclamación del pueblo de Dios, según la tradición”, cuenta a ALBA el teólogo Joaquín Ferrer. Y ahora el pueblo de Dios está alzando su voz para pedir la proclamación de una quinta verdad de fe sobre la Virgen María: que sea reconocida como ‘Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada del pueblo de Dios’.

Un dogma es, según el Catecismo, una verdad -contenida en la Revelación divina o que tiene con ella un vínculo necesario- que define el Magisterio de la Iglesia, de forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe. Se trata de una verdad presente de manera implícita en la Revelación, que con el progreso a lo largo de los siglos en la comprensión del depósito de la fe, se explicita: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os conducirá a la verdad completa”, dijo Jesucristo antes de la Pasión (Jn 16, 13). A veces, la aparición de nuevos errores obliga a la Iglesia a definir y declarar lo que siempre ha sido verdad, pero las circunstancias reclaman aclamar.

Y las del momento actual reclaman la proclamación de un nuevo dogma, según los participantes en un Congreso Mariológico que se celebró en Fátima en mayo de 2005. Participaron buen número de cardenales y obispos de los cinco continentes que redactaron un “Votum” en el que expusieron al Papa las razones doctrinales y de oportunidad que -consideran- parecen auspiciar la proclamación del quinto dogma. Proponían una posible formulación del dogma en estos términos: “Jesucristo, el Redentor del hombre, le dio a la humanidad desde la Cruz a su madre María para que fuese la Madre Espiritual de todos los pueblos, la Corredentora que, bajo y junto a su Hijo, cooperó en la Redención de todos los pueblos; la Mediadora de todas las gracias, que como Madre nos otorga los dones de la vida eterna; y la Abogada que presenta nuestras oraciones a su Hijo”. El texto añade que la definición papal sería la “última expresión de claridad doctrinal al servicio de nuestras hermanas y hermanos cristianos y no cristianos, que no están en comunión con Roma”.

Peticiones de ciento cincuenta países

Según explica a ALBA el doctor en Teología y en Derecho, Joaquín Ferrer, ponente del Congreso de Fátima, y sacerdote del Opus Dei, aunque este dogma estaba maduro, desde el punto de vista teológico y de la fe del pueblo de Dios, desde el s. XVII, su promoción recibió impulso, recientemente, del cardenal belga Mercier, a partir de 1913. Y está teniendo eco en los últimos años, fundamentalmente en EEUU, Italia, India, Filipinas y Sudamérica, y, en general, en el Tercer Mundo. Además, varias sociedades mariológicas de EEUU e Italia presentaron siete millones de firmas procedentes de 150 países en el Vaticano, para pedir la proclamación, encabezadas por la de la beata Teresa de Calcuta. “Desde luego, María es Corredentora: le dio a Jesús su cuerpo, y su cuerpo es el que nos salvó”, afirmó en 1993. “La definición papal de María Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada, traerá grandes gracias a la Iglesia. Todo por Jesús a través de María”, sostuvo en su carta de apoyo a la definición papal.

Mark Miravalle, profesor de Teología en la Universidad Franciscana de Steubenville (EEUU), y presidente de Vox Populi Mariae Mediatrici, movimiento que promueve el dogma, considera significativo que la hermana Lucia, vidente de Fátima, y numerosos santos y beatos, como san Pío de Pietrelcina, san Josemaría Escrivá, santa Teresa Benedicta de la Cruz -Edith Stein-, o san Maximiliano Kolbe hayan usado el título de María Corredentora. Y en una entrevista en Zenit, aseguró que en los últimos años se han enviado a la Santa Sede los respaldos a la petición del quinto dogma de 550 obispos y más de 40 cardenales.

En España, el grupo de oración de los Sagrados Corazones de Jesús y de María ha recogido y enviado 25.000 firmas al Vaticano. “Muchos inmigrantes han firmado, así que hemos hecho llegar al Papa firmas no sólo de España sino de Méjico, Guatetmala, Colombia, y de muchos países”, cuenta Aurora, una de sus promotoras, a ALBA. En la página web www.fifthmariandogma.com aparece una fórmula de petición en castellano, que se puede firmar y enviar al Papa a la siguiente dirección: A Su Santidad, Papa Benedicto XVI/ C/o Rev. Msgr. Gänswein/ Palacio Apostólico/ 00120 Ciudad/Estado Vaticano.

Sin embargo, también ha habido voces dentro de la Iglesia que dudan de la oportunidad de definir un quinto dogma. Ya en el Concilio Vaticano II hubo una recogida de firmas entre los padres conciliares que no prosperó. Más recientemente, una comisión de mariólogos en el Congreso Internacional de Mariología de Chestokowa, en 1996, tampoco lo consideró oportuno. Y, según asegura Ferrer a ALBA, el Papa Juan Pablo II, que impulsó también esta causa, se encontró con escollos insalvables que frustraron sus esperanzas de proclamarlo: “Me consta que Juan Pablo II estaba deseando promulgarlo, pero hubo dificultades por problemas de contagio protestante”, afirma. Y es que uno de los argumentos al que más recurren sus detractores es la inoportunidad por las dificultades que puede suponer para atraer a los protestantes a la Iglesia Católica. “Yo creo que es todo lo contrario, porque donde está la Virgen desaparecen todas las herejías“, sostiene Ferrer. En su libro La mediación materna de la Inmaculada, esperanza ecuménica de la Iglesia, argumenta que “María no puede ser obstáculo para ninguna forma de ecumenismo sano y constructivo, sino su más sólida garantía de evitar equívocos y graves adulteraciones. María atrae a sus hijos y obtendrá de su Hijo ‘Primogénito entre muchos hermanos’ (Rm 8, 16) su plena comunión ‘en un sólo rebaño bajo un sólo Pastor’ (Jn 10, 16). Ella, como en Caná de Galilea, acelerará el cumplimiento de esa profecía que funda la esperanza ecuménica de la Iglesia”. Y pone de manifiesto que son muchas las voces que consideran que este nuevo dogma traería grandes gracias al mundo y a la Iglesia. El Padre Fehlner, uno de los teólogos organizadores del simposio de Fátima, considera que en la batalla por la prosperidad de la Iglesia, el éxito es una participación en la victoria de Cristo sobre satán en el Calvario. Y esta participación “o es por la vía de la mediación de María ¡o no será!”. Según subrayaron allí muchos cardenales y teólogos, “la proclamación de este dogma mariano constituye un pre-requisito para la auténtica paz en el mundo y para el completo florecimiento del Triunfo del Inmaculado Corazón de María”.

En manos del Papa

Después del Congreso, el cardenal Toppo, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de la India, entregó las actas a Benedicto XVI. Y subrayó que el Santo Padre las recibió con particular entusiasmo e interés, dijo que las leería antes de pasarlas al Santo Oficio, y se sorprendió de que tantos cardenales y obispos (6 cardenales y una treintena de obispos) hubiesen firmado el Votum. Después animó a los cardenales a que escribieran al resto de los cardenales de la Iglesia para que se adhirieran, que así lo hicieron, invitando a los purpurados de todo el mundo a unirse a ellos para pedir la proclamación al Papa.

Según el carmelita Enrique Llamas, catedrático emérito de la Pontificia Universidad de Salamanca y presidente de la Sociedad Mariológica Española, “desde el punto de vista teológico, doctrinal, la colaboración de la Virgen María en la Redención como corredentora es hoy una verdad definible”. Y desde el punto de vista de la oportunidad -teniendo en cuenta el gran movimiento de profunda devoción mariana que suscitó la promulgación de otros dogmas, como el de la Inmaculada-, considera que en el momento de crisis actual sería muy conveniente que ocurriera algo similar. El P. Llamas ve un paralelismo entre el “martirio silencioso con el que se acosa actualmente a la Iglesia, en el anonimato”, y la persecución y abuso de poder civil que sufría la Iglesia en los tiempos de Napoleón, que precedieron a la procamación del dogma de la Inmaculada. Sin embargo, subraya que “eso depende del Papa, que es quien debe ver si existen inconvenientes en la definición dogmática, según la situación de la Iglesia, que Él conoce. Él está asistido por el Espíritu Santo y hay que mantener un alto grado de prudencia”, advierte. Sobre el proceso para la definición, explica que lo más probable sería que el Papa Benedicto XVI, igual que hizo Pío IX con el de la Inmaculada, atendiendo a las peticiones que recibe, consultara a los obispos para la proclamación.

Ahora el tema está abierto a la petición de todas las voces de la Iglesia y en manos del Papa. Y, como sentencia Ferrer Arellano, “llegará cuando llegue la hora de Dios”.

Cuatro verdades sobre la Virgen

1. Maternidad divina
Este dogma es la clave de toda la Mariología, porque la maternidad divina es la raíz y la suprema razón de todas las demás gracias y privilegios concedidos por Dios a la Virgen María. Fue solemnemente definido por el Concilio de Éfeso. Este Concilio, celebrado en el año 431, siendo Papa San Celestino I definió:
“Si alguno no confiesa que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santa Virgen es Madre de Dios, pues dio a luz según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema.”

2. Perpetua virginidad
El dogma de la perpetua virginidad se refiere a que María fue virgen antes, durante y perpetuamente después del parto. La Iglesia ha manifestado su fe en él constantemente.
La expresión “siempre virgen” fue recogida por el II concilio de Constantinopla, que afirmó: el Verbo de Dios “se encarnó de la santa gloriosa Madre de Dios y siempre Virgen María”. Esta doctrina fue confirmada por otros dos concilios ecuménicos, el IV de Letrán y el II de Lyon, y por el texto del dogma de la Asunción, en 1950.

3. Asunción
Este dogma se refiere a que la Virgen fue elevada en cuerpo y alma al cielo. Lo definió el Papa Pío XII, hablando ex cátedra, el 1 de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentissimus Deus:
“Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.

4. Inmaculada Concepción
Proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus, este dogma revela que María fue preservada del pecado desde su concepción:
“La doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles”.