Derrota parlamentaria, victoria cultural

Aborto: derrota parlamentaria, victoria cultural

M.M. 27/11/2009

Este jueves se han debatido en el Congreso las enmiendas a la totalidad al proyecto del Gobierno para convertir el aborto en un derecho. Las enmiendas han sido derrotadas por 183 votos que han apoyado al Ejecutivo y 162 que han rechazado el cambio. Victoria del Gobierno pero importante avance de la defensa de la vida.

Cuando hace un año se puso en marcha la subcomisión que estudió esta cuestión, la crítica a la pretensión del Gobierno de convertir el aborto en un derecho era casi políticamente vergonzante. Pero este jueves hemos visto a un PP que se ha mojado. La diputada Sandra Moneo ha realizado una apasionada y precisa intervención. Moneo ha utilizado los argumentos del Consejo Fiscal: la regulación que quiere sacar adelante el Gobierno es propia de los viejos países comunistas en los que el aborto era un sistema anticonceptivo. Casi todos los diputados de CiU, que tenían libertad de voto, han votado contra el Gobierno, uno ha votado con Zapatero y otro se ha abstenido. Y hasta Rosa Diez, que siempre está muy atenta a la sensibilidad de los electores pero que es pro-abortista, ha criticado el nuevo derecho.

La pobreza de los argumentos de la ministra Aído ha sido astronómica. ¿Qué ha cambiado en el último año? Ha habido una sociedad civil que ha sabido movilizarse de forma constructiva y que ha conectado con la opinión pública. El Gobierno ahora parece dispuesto a suprimir el aborto de menores sin consentimiento paterno porque se lo pide el PNV y sería muy llamativo que sólo sacara adelante la reforma con 6 ó 7 votos de ventaja. En cualquier caso se puede decir que se ha producido una derrota parlamentaria pero se ha escenificado una victoria cultural.

El cristianismo tiene muchas posibilidades

Entrevista a Angelo Scola, patriarca de Venecia

‘El cristianismo tiene, en la postmodernidad, muchas posibilidades’

Alberto Savorana 27/11/2009

En esta entrevista, el patriarca de Venecia, cardenal Angelo Scola, habla de la situación «precaria e inestable» en que se encuentra el hombre postmoderno y de las posibilidades del cristianismo. El desafío educativo, la experiencia elemental, la neurociencia, el crucifijo y el «reacontecer» del hecho cristiano dentro de todos los ambientes de la existencia humana.

En Brescia, Benedicto XVI ha hablado de «emergencia educativa… como en el 68».  ¿De qué naturaleza es esta emergencia?

Esta emergencia se debe, sobre todo en Europa, al hecho de que en cierto sentido se ha interrumpido la cadena de cuidados entre generaciones. Es como cuando, en una cadena,  se rompe un eslabón. Este dato nos obliga a replantearnos de forma global los estilos de vida propios del hombre europeo, porque el cuidado de las generaciones pasa a través de la «tradición» de un estilo de vida buena. Y la tradición favorece, como decía Juan Pablo II, el descubrimiento de que el nacimiento de cada uno de nosotros no se puede reducir a un puro inicio (biología), sino que implica siempre también un origen (genealogía). Pone en juego la cadena de generaciones que garantiza la experiencia completa de paternidad-filiación, sin la cual no acontece la persona con su capacidad de experiencia y de cultura. Esta dimensión integral del hecho de nacer es minusvalorada por el hombre contemporáneo, sobre todo en nuestra región europea y atlántica.

En el informe «El reto educativo», con el que el Comité del Proyecto cultural de los Obispos italianos ha sintetizado las preocupaciones de la Iglesia, podemos leer que «para la sociedad del pasado la educación era una tarea ampliamente compartida; para la nuestra se está convirtiendo sobre todo en un desafío».  ¿En qué consiste este desafío?

Evidentemente, no es posible resumir en pocas líneas el conjunto de factores que ha conducido  a esta amarga conclusión. Se pueden destacar ciertas limitaciones y preguntas abiertas por la modernidad a las que la «postmodernidad»  todavía no es capaz de responder. Pero también hay que contar con las transformaciones del todo inéditas que, desde hace treinta años, se han producido en la esfera de la afectividad, del nacimiento, de la vida y de la muerte, producidas sobre todo por obra de la biotecnología y la neurociencia. A menudo comparo al hombre postmoderno con un boxeador casi noqueado que, al encajar un derechazo, sigue su combate en el ring, pero en una situación precaria, inestable. ¿De qué modo  nos desafía esta situación? ¿Qué tipo de desafío supone? Se trata de reencontrar modos adecuados para educar, para descubrir, a través de unas costumbres buenas, un estilo de vida capaz de responder al deseo de felicidad y libertad que caracteriza al hombre de hoy. La primera modalidad es sencilla, aunque sin duda también ardua: consiste en la exposición del propio educador. Una vez más, la atención se centra en el adulto, como aquél que testimonia la verdad que propone.

¿El cristianismo tiene alguna posibilidad frente a una situación que parece dominada por la indiferencia en la que parece que nada es capaz de suscitar interés por la realidad o por el futuro, especialmente entre los jóvenes?

Yo creo que el cristianismo posee, hoy más que nunca, las mayores oportunidades. En el lenguaje actual, en el lenguaje más común, las dos palabras dominantes son felicidad y libertad. Del mismo modo que en la época de las ideologías eran verdad y justicia. Obviamente, no se trata de quitar valor a estas últimas, sino de partir de aquello que al hombre postmoderno le parece más interesante, o sea, la felicidad y la libertad.

Ahora bien, si leemos atentamente la experiencia de los amigos de Jesús, tal como la testimonia el Evangelio, nos encontramos con estas palabras del Señor: «Si queréis una vida cumplida -o sea, ser felices-, venid y seguidme». Y añade: «El que me siga, será realmente libre». Jesús se propone como el camino a la libertad y a la vida porque tiene el poder de donar la felicidad y es capaz de un amor apasionado e infinito por la libertad del hombre.

Asistimos hoy a una disolución de lo humano sin precedentes. No parece posible encontrar un principio unificador del yo. ¿Cómo responder a esta situación?

Construyendo -a través de comunidades educativas adecuadas, a partir de la familia, y los colegios, pasando por la iniciativas económicas hasta llegar a la comunidad cristiana- hombres y mujeres que vuelvan a proponer esta  experiencia en términos personales y comunitarios. El gran recurso a este respecto es el encuentro con Cristo. Como decía Luigi Giussani, el encuentro con una hipótesis existencial explicativa de la realidad que permite que todo concurra para el bien. Un encuentro que genera en el yo una capacidad crítica extraordinaria: «Examinadlo todo y quedaos con lo bueno». En concreto, se trata de construir ámbitos en los que cada persona pueda hacer esta experiencia.

Gracias a las enormes posibilidades que ofrece la tecnociencia, se abre camino el proyecto de reconstruir al hombre como si sólo fuera un aglomerado de materia. ¿Esto basta para explicar la naturaleza del hombre y el nacimiento de la conciencia?

El inquietante proyecto citado es objeto del trabajo de no pocos estudiosos de la tecnociencia, y se refiere a los asombrosos descubrimientos que se están haciendo en el campo de la física, la biología, las neurociencias, pero vuelve a plantear una pregunta: ¿cómo es posible que partes de materia sin conciencia produzcan conciencia? Personalmente, creo que una práctica rigurosa de las ciencias experimentales no puede negar la experiencia elemental del hombre que, por mucho que pueda estar enraizada en lo biológico y en el cerebro, conduce inexorablemente a una dimensión que podemos llamar espiritual y que, aun estando en profunda unidad con lo anterior, lo supera. Es una prueba, a mi parecer, de que  la unidad dual de cuerpo y alma, sostenida durante más de dos mil años de pensamiento, es insuperable.

En la conferencia inaugural del año académico del Instituto Juan Pablo II, usted lanzó la pregunta: «¿Existe un terreno común del que partir, con riguroso respeto hacia la fe y la teología, así como hacia aquello que es objeto del saber de la neurociencias para verificar hasta dónde podemos caminar juntos?». ¿Cuál es su respuesta?

Mi respuesta es afirmativa: es el terreno de la experiencia moral elemental. Los mismos estudiosos de neurociencia hablan de «moral antes de la moral», y dicen que  -como sostiene uno de los más famosos, Gazzaniga- «nuestro cerebro quiere creer». No sé si mañana se podrá demostrar que la mente se reconduce al cerebro, pero sé que, en todo caso, la experiencia moral elemental, por mucho que pueda tener su origen en mecanismos neuronales del cerebro, en último término los trasciende. Los trasciende precisamente porque entra en juego el sentido religioso.

Muchos cristianos sufren un dualismo entre su fe y su vida, como si la fe no fuese capaz de mostrar toda su carga de verdad y de bien en la realidad cotidiana (estudio, trabajo, relaciones). ¿Qué puede vencer este dualismo?

¿De dónde partir para reconstruir un sujeto cristiano unido? Volvemos a lo que he señalado antes: dado que nadie se educa por sí solo -el discurso sobre la autoeducación es un discurso banal-, es necesario que otro que ya vive esta experiencia de unidad se haga cargo del educando que le ha sido confiado. Y esto generalmente sólo puede suceder dentro de una comunidad vital. Para nosotros cristianos, la unidad no es un objetivo que conquistar, sino el don de un Origen (volvemos a la primera respuesta) que reconocer.

¿Por qué, según usted, el camino de regreso a la «experiencia elemental», la de cualquier persona cuando afronta las preguntas fundamentales de la vida, debería ser un recurso para afrontar la situación del hombre de hoy?

Porque la experiencia elemental supera cualquier complejidad. Esto es muy importante. Como bien mostraron Giussani en Educar es un riesgo, o Wojtyła en Persona y acto, o Von Balthasar en Gloria, la experiencia elemental es absolutamente indestructible. Yo la comparo con lo que a veces se puede ver en primavera en la ciudad, al pasar cerca de una zona abandonada donde alguna construcción vieja haya sido demolida y no se haya reconstruido nada todavía, cuando despuntan aquí y allá, entre los escombros, hilos de hierba. La experiencia elemental es como esos hilos de hierba: aunque pueda ser sofocada, es irreductible, despunta siempre, no la puedes erradicar.

La reciente sentencia sobre los crucifijos en las escuelas ha suscitado la reacción escandalizada de la mayor parte del pueblo italiano, hasta del 84%, según un sondeo del Corriere della Sera. ¿Este dato significa algo para usted?

Significa mucho. No estoy de acuerdo con quienes lo subestiman, pues no reconocen con objetividad una clara voluntad del pueblo que debe ser respetada. Pero es demasiado obvio que este dato aislado está destinado a disminuir. No nos podemos limitar a este episodio, aun cuando constituye una gran ocasión para redescubrir el potente significado del Crucificado para la cultura mundial, sino que debemos preguntarnos sobre la necesidad de testigos vitales del Crucifijo resucitado y vivo como Salvador, como Redentor, como compañía guiada al destino del hombre. Es la necesidad del testimonio cristiano.

Muchos de los que se han pronunciado a favor del crucifijo han hablado de defensa de nuestra tradición cultural y social, de símbolo universal de fraternidad. Pocos han hablado de la cuestión a otro nivel. ¿Qué es hoy el cristianismo?

El de siempre: el acontecimiento inaudito de Dios que sale al encuentro del hombre, haciéndose uno como nosotros, con una humildad tan potente que permite a nuestra presuntuosa libertad finita crucificarlo. Alguien que nos acompaña en el camino porque nos ha dicho: «Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, yo estoy en medio de ellos». Alguien que hace posible verificar, en la propia y frágil humanidad, la potente afirmación de San Pablo: «Todo es vuestro, vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios». Es una cualidad de vida diferente en esta tierra, porque hunde sus raíces en la paternidad amante del Dios Uno y Trino que nos ha donado a Su Hijo y que, por la potencia del Espíritu Santo, genera la Iglesia y las comunidades cristianas, en las que se puede hacer experiencia concreta de todo esto, viviendo intensamente desde ahora los afectos, el trabajo y el descanso.

¿En qué condiciones se puede dar hoy el nacimiento de esa «criatura nueva» que es el cristiano -es decir, un protagonista nuevo en la escena del mundo-, del que habló Giussani en la larga entrevista que le concedió en 1987?

Me limito a añadir un aspecto a todo lo que ya he dicho: lo primero que hace falta es que se pueda revivir la experiencia de Andrés y Juan. Un día, mientras estaban con el Bautista, fueron invitados por él a conocer a Jesús, que pasaba por la otra orilla del Jordán. Los dos lo siguieron e hicieron el potente descubrimiento que describe el dinamismo de la experiencia cristiana: encontrar, seguir, ver, convivir, comunicar. Estos verbos pueden traducir prácticamente la fisonomía de la criatura nueva.

¿Qué posibilidades tiene el anuncio cristiano en un mundo que, como decía T. S. Eliot, después de dar la espalda a la Iglesia, «avanza hacia atrás, progresivamente»? Dicho en otras palabras: ¿cómo un cristiano de hoy puede comunicar a los demás su identidad?

Puede hacerlo si está en la realidad hasta el fondo y a 360 grados, dentro de todos los ambientes de la existencia humana, como uno que, habiendo recibido la gracia extraordinaria de encontrar lo que le permite decir tú a Cristo, lo comunica con toda sencillez. El resto son consecuencias. No sirven las estrategias ni los proyectos.

www.ilsussidiario.net

Síndrome de Down, la marca del exterminio

El 95% de los casos detectados en el embarazo acaba en aborto

27/11/2009 | Rosa Cuervas-Mons

Irene es, según sus padres, “la pieza que le faltaba al puzzle de la vida para que todo encajara”. Es una niña con síndrome de Down (alteración cromosómica que se da en uno de cada 700 embarazos aproximadamente) que llegó a la familia Alonso después de que sus padres biológicos la dieran en adopción al conocer su diferencia.

“Cuidar de un hijo y sacarlo adelante con las complicaciones que pueda tener es lo que más satisfacción da”, asegura a ALBA Álvaro Alonso, padre de Irene, que considera que “la sociedad está renunciando a lo mejor que tiene la vida, a entregar tu tiempo a las personas queridas”.

José María y Ana Peña son padres de cinco hijos. El cuarto, José María, nació con síndrome de Down. Su caso, al igual que el de Irene, fue detectado en el nacimiento, pero por motivos muy distintos. Los padres de José María tenían claro que nunca iban a abortar, viniera como viniera su hijo, así que no necesitaron hacerse la prueba. El caso de Irene es uno de esos en los que, o bien no se pudieron realizar las pruebas, o bien fallaron.

Mentalidad eugenésica

“Hoy nacen niños con Down por dos motivos: porque las madres no se han hecho las pruebas (por voluntad propia o por ser embarazos sin seguimiento) o porque en las pruebas no se ha detectado; de los demás, el 95% de los detectados acaba en aborto”, confirma a ALBA Esteban Rodríguez, portavoz de Ginecólogos por el Derecho a Vivir (DAV), que denuncia “el exterminio de las personas con Down o con otras alteraciones cromosómicas”.

Para encontrar las causas de este genocidio silencioso hay que prestar atención a dos hechos principales. Primero los avances médicos que, aunque han mejorado e incluso salvado la vida de muchos no nacidos,también han permitido conocer el nivel de ‘perfección’ física del feto hasta límites antes inimaginables. Segundo, una sociedad cada vez más ideologizada a la que no es ajena la clase médica,”inmersa en la mentalidad eugenésica que equipara moralmente la decisión de seguir adelante con un embarazo a la de no seguir si el niño tiene un problema”, dice Rodríguez. ¿El resultado? “El diagnóstico prenatal se concibe como un instrumento para decidir si un niño enfermo debe o no debe nacer”, denuncia el portavoz de Ginecólogos DAV.

En España, además, a esta peligrosa concepción del diagnóstico prenatal se une una ley que permite acabar con la vida del feto si está enfermo (art. 417 bis del Código Penal que autoriza el aborto cuando “se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas”).

Las mujeres que, ante una alteración cromosómica optan por el aborto, esgrimen con frecuencia el siguiente argumento: “No puedo tener un hijo que va a sufrir y que no va a ser feliz…”.

A juicio de Alonso, “las personas con síndrome de Down, como cualquier otra persona, son felices a veces y a veces no. Evidentemente tienen más dificultades y épocas complicadas en su vida, pero hay épocas complicadas en todas las vidas. Ni son niños eternamente felices, ni son infelices toda su vida”. “Por esta regla de tres -continúa Álvaro- solo deberían nacer las personas de clase media alta con un trabajo asegurado y que además tengan confirmado que no van a estar enfermos nunca. Me parece un argumento absolutamente peregrino, y además no creo que sea sincero: creo que es más una frase hecha que nos permite proyectar nuestro egoísmo”.

“Ahora estáis solos”

Tópicos egoístas que, sin embargo, están poniendo en peligro de extinción a los niños con síndrome de Down. “La sociedad no te ayuda. La salida que te dan es abortar, y si no lo haces, la mentalidad de las instituciones es:’ahora, te quedas sola, porque no has querido abortar’”, denuncia el matrimonio Peña. “A nosotros, una trabajadora social nos dijo “ahora estáis solos” porque no quisimos llevar a José María a un colegio público sino al de sus hermanos, Veracruz, porque las monjas lo aceptaron sin ningún problema. Y como lo llevamos a un colegio privado, no nos dijo que podíamos pedir una beca de ayuda para los estudios”.

La persecución contra estos niños comienza en el primer trimestre del embarazo (10-14 semanas). “En la primera prueba de cribrado se determina el riesgo del feto de tener una cromosomopatía; a los que tienen riesgo alto se les ofrece la amniocentesis, que tiene riesgo de aborto”, explica Rodríguez, que lamenta que no se informe a la mujer de que estas pruebas son voluntarias.
Aunque el problema no está solo en la clase médica, también en unas leyes que condenan a los profesionales médicos por no detectar malformaciones o enfermedades en el plazo legal para abortar.

Y es que ese es, al fin y al cabo, el principio rector de este rosario de pruebas prenatales. “En la semana 20 de embarazo se hace una ecografía en alta resolución; se hace precisamente esa semana, y no la 24 o la 30, no porque los resultados vayan a ser más claros o concluyentes sino para que, en función del resultado, la mujer esté a tiempo de abortar“, aclaran desde Ginecólogos DAV. “Al final, estos cribados han conseguido que no nazcan niños con síndrome de Down ni con discapacidades”, señala Rodríguez, que alerta de que en Reino Unido “ya se están abortando niños por labio leporino y por pies zambos”.

Colas en el estreno nacional de «Pablo de Tarso. El último viaje»

El obispo de Ciudad Rodrigo escribe una carta animando a verla

El estreno nacional de la película ‘Pablo de Tarso, el último viaje’ provocó ayer algunas colas en la entrada de los Cines Valderaduey, que extendieron la alfombra roja para recibir al director, Pablo Moreno, y a dos de los treinta actores profesionales que han participado en esta producción sobre el apóstol San Pablo, rodada en Ciudad Rodrigo (Salamanca). La película, fruto de una coproducción entre Contracorriente Producciones y San Pablo Multimedia, fue presentada al festival Internacional de Cine de Trento (Italia), donde fue seleccionada, y posteriormente nominada como mejor película aspirante al premio Signis. En noviembre, abrió la semana de Cine Espiritual de Barcelona.

Publicado el 2009-11-28 07:55:00

(NortedeCastilla/InfoCatólica) Su exhibición comercial en Zamora viene precedida por el llamamiento del Obispado a las parroquias de la ciudad para «apoyar y promover un producto realizado en una tierra vecina a la nuestra y desde una postura creyente».

La cinta estará en la cartelera una semana, hasta el 3 de diciembre. A comienzos del 2010 continuará su andadura por los cines de toda España.

Por su parte, el obispo de Ciudad Rodrigo, Monseñor Atilano Rodríguez ha escrito la siguiente carta a sus fieles acerca del film:

Estimados Amigos:

La película “Pablo de Tarso. El último viaje”, inicia a partir del mes de noviembre de 2009 su viaje por el mundo, a través de la distribución y exhibición en salas de cines y, posteriormente, en TV y en DVD. He sido testigo de todo el proceso desde que se inició el rodaje, así como de los primeros montajes y del pre-estreno en Ciudad Rodrigo el día 29 de junio, solemnidad de san Pedro y san Pablo. Este acontecimiento fue un magnífico colofón al Año Paulino en mi diócesis civitatense.

El director, Pablo Moreno, que es el delegado de la diócesis para la pastoral juvenil, ha seguido trabajando en dicha película con la grabación de secuencias nuevas y he podido ver, en primicia, a principios de noviembre, el resultado del montaje definitivo en la propia sede de su joven empresa. Me satisface profundamente el resultado del trabajo realizado por su equipo de profesionales en estrecha colaboración con San Pablo Multimedia y, sobre todo, me llena de alegría saber que la figura de Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles, ha sido llevada a la pantalla de forma tan acertada, precisamente aquí en esta tierra de Ciudad Rodrigo. La presencia de esta película en el Festival Internacional de Cine y Religión de Trento el pasado 18 de octubre, donde fue nominada para uno de los premios, y su estreno con motivo de la apertura de la VI Semana de Cine Espiritual de Barcelona, el 6 de noviembre, con excelentes críticas, auguran una gran difusión de la misma, tanto en España como en otros países.

En ocasiones nos lamentamos del maltrato que sufre el mensaje de Cristo o de la propia Iglesia en determinados medios y contribuimos a su difusión con la crítica negativa, pero no siempre somos capaces de impulsar y potenciar de forma positiva otro tipo de iniciativas, que como ésta, contribuyen de forma muy profesional y artística a presentar la figura de uno de los grandes hombres del cristianismo. Ojalá que esta película sea difundida ampliamente y sirva para debatir, reflexionar y acercarse con emoción a san Pablo. Espero y deseo que este tipo de iniciativas sean cada vez más viables en la pastoral de la Iglesia.

+ Atilano Rodríguez Martínez, Obispo de Ciudad Rodrigo

Centenares de jóvenes defienden la Catedral de Medellín

Centenares de jóvenes defienden la Catedral de Medellín ante una manifestación de abortistas

«No queremos vivir la degradación social y moral que hoy vive España y Europa en general»

Unos 700 jóvenes se apostaron en el atrio de la Catedral de Medellín ante la publicitada convocatoria de grupos feministas que pretendían atacar el templo para manifestar su apoyo al aborto. En menos de doce horas, los católicos se organizaron para proteger la Catedral en una concentración pacífica, marcada por el rezo del Rosario y cantos religiosos. Los abortistas, que apenas sumaron 30 manifestantes, no pudieron concretar el propósito de su convocatoria: protagonizar un acto masivo de apostasía y pegar carteles ofensivos en las puertas del templo mayor de la ciudad. Los manifestantes anti-vida se marcharon luego de proferir insultos a los asistentes.

Publicado el 2009-11-28 07:28:00

(ACI/InfoCatólica) «Este hecho nos demuestra que la fe en ciudad esta viva, que los jóvenes amamos la Iglesia y queremos vivir según la doctrina que en la Iglesia el Señor Jesús nos ha dejado», declaró Liliana Vélez, una de las jóvenes que defendió la Catedral.

Asimismo, recordó que «como católicos merecemos respeto y tenemos todo el derecho de hacernos respetar» así como expresar «que nuestros pastores, sacerdotes y obispos, no están solos, cuentan con un laicado entusiasta y decidido a luchar en contra de la anticultura de muerte que algunos grupos quieren imponer a la fuerza, manipulando datos estadísticos, presionando a las autoridades municipales con organismos internacionales y con amañadas interpretaciones de las leyes y la constitución».

«Los católicos vamos a defender Medellín y Colombia porque no queremos vivir la degradación social y moral que hoy vive España y Europa en general, queremos ser un país que testimonie al mundo que la familia es fuente vida y amor, que la mujer tiene dignidad, que su vocación a la maternidad y el rol que debe tener en la sociedad debe ser valorado rectamente y que no queremos vivir bajo la oscura y maligna ideología de género», agregó.

Sacerdotes entregados a Cristo como el Cura de Ars

Ser sacerdotes entregados a Cristo como el Cura de Ars, exhorta Cardenal Bergoglio


BUENOS AIRES, 26 Nov. 09 / 04:02 pm (ACI)

En una multitudinaria Misa celebrada en la Catedral de Buenos Aires y ante

El corazón incorrupto del Cura de Ars (foto AICA)

el corazón incorrupto de San Juan María Vianney, el Cura de Ars, el Arzobispo de la capital argentina, Cardenal Jorge Mario Bergoglio, alentó a los sacerdotes a vivir intensamente su vocación en la paciencia y el servicio.

En su homilía, el Purpurado recordó que «todos estamos revestidos de su gloria», pero «de manera especial los presbíteros, que de alguna manera queremos seguirlo a Él de cerca en este camino de anonadamiento y de compasión«, al recordar que todos los bautizados han recibido la gloria que el Padre le dio a Jesús, y que «la gloria de Cristo es la cruz, es consumar su camino de compasión».

Seguidamente el Cardenal alertó a los sacerdotes que «quizás podemos perdernos en la imaginación, pensando que esto puede desembocar en el camino del martirio, de la sangre, como fue en el caso de Jesús, y esto nos puede desorientar» y no permitir «sacar el jugo de esto que Jesús nos está diciendo». Pero San Pablo enseñó a los pastores «cómo llevar adelante este ser ungidos por la gloria de Jesús», teniendo sus mismos sentimientos, los que «inicialmente lo llevaron a anonadarse para compartir nuestro camino«.

El Arzobispo de Buenos Aires dijo luego a los sacerdotes que su martirio y que el participar de Cristo, pasa por los sentimientos de benevolencia, humildad, dulzura y paciencia, que tienen que tener para conducir al pueblo.

El Cardenal exclamó luego: «¡qué difícil, a veces, es la paciencia para un cura! Imagínense lo difícil que habrá sido para Jesús». El sacerdote tiene que tener esos sentimientos «pero sin perder la firmeza de la conducción» y «sin negociar la doctrina», añadió.

«Somos sacerdotes –continuó– para caminar con nuestro pueblo fiel, con benevolencia, humildad, dulzura y paciencia. Jesús no nos quiere líderes de una ONG que pueda triunfar». «Nos quiere ungidos como Él y con sus mismos sentimientos«, insistió.

A ejemplo del Cura de Ars, que logró alcanzar esos sentimientos porque le abrió su corazón a Cristo, exhortó a los sacerdotes a hacer lo mismo. «Si abrimos nuestro corazón, Él nos va a llenar de esta unción que nos va a llevar a este tipo de conducta, de conducción pastoral del pueblo de Dios, del cual también nosotros formamos parte», concluyó.

Concelebraron con el Arzobispo de Buenos Aires el Cardenal Estanislao Esteban Karlic, Arzobispo Emérito de Paraná; los obispos pertenecientes a la provincia eclesiástica de Buenos Aires y más de 100 sacerdotes, entre ellos, el custodio de la diócesis de Belley-Ars (Francia) que acompaña el itinerario de la reliquia, P. Karlo Tyberghien.

Previo a la celebración eucarística, el corazón incorrupto del Santo Cura de Ars permaneció expuesto para la veneración de los sacerdotes, hubo una conferencia del Cardenal Karlic y un momento de adoración eucarística.

Dios se ‘vende’ solo

‘Hablemos de Dios’ con manolo portabella, publicitario

“En los evangelios ya se habla de ‘anunciar’”

24/11/2009 | Gonzalo Altozano

Una imagen vale más que mil palabras… o no. El tipo de la foto no anuncia una marca de cigarrillos, sino el Evangelio. No lo hace desde un púlpito; lo hace desde una peculiar agencia de publicidad: la Fundación Kolbe, iniciativa que echaron a andar hace años él y Paco Segarra.

-Dice Chus Rojo, publicitaria, que Dios se ‘vende’ solo.

-Y es verdad. Lo que pasa es que hace falta difundir su mensaje. En marketing, un producto puede ser muy bueno, pero si nadie lo conoce…

-O sea, la publicidad como instrumento evangelización.

-En el Evangelio ya se habla de “anunciar”. Y la Iglesia, a lo largo de los siglos, ha empleado diferentes medios para hacerlo: el arte, las catedrales, la música… ¿Por qué no la publicidad?

-Eso hacen en la Fundación Kolbe. Por cierto, ¿católicos publicitarios o publicitarios católicos?

-Publicitarios católicos. Si el adjetivo pasara a ser sustantivo, perdería fuerza el matiz profesional, que es el que queremos subrayar.

-Le enseña un anuncio a un publicitario no católico. ¿Qué le dice éste?

-”¿Pero te lo van a dejar sacar?”

-¿Usted qué responde?

-Que sí, que el mensaje lleva ahí dos mil años, que en Kolbe sólo le hemos dado forma.

-¿Alguna vez les han tachado de irreverentes?

-Nunca. ¿Cómo vamos a serlo si, repito, el mensaje no lo hemos inventado nosotros?

-¿Y es bueno que el mensaje siga siendo el mismo, veintiún siglos después?
-Si no lo fuera, ¡qué tragedia! La Iglesia perdería su razón de ser. Por eso no debe acomodarse a los poderes terrenales, casi siempre sometidos a dudosos intereses. Tiene que ser fiel a sí misma.

-Eso la coloca en una situación difícil.

-Y es bueno que así sea. La Iglesia tiene que ser incómoda, presentar batallas, levantar pasiones. No puede dejar indiferente.

-¿Siempre lo consigue? Se lo digo por un estudio según el cual los niños americanos sienten más cerca a Ronald McDonald que a Jesucristo.

-Eso significa que algo estaremos haciendo mal.

-¿En qué sentido?

-No en uno de comunicación publicitaria, sino de transmisión del mensaje. Ya debimos haber tomado nota cuando John Lennon soltó aquella boutade provocativa: “Los Beatles somos más famosos que Jesucristo”.

-Otro que ha ganado la batalla del marketing es Papá Noel.

-Y no sólo porque Coca Cola haya sabido explotarlo comercialmente.

-Diga otro factor.

-Nos hemos acostumbrado a la comodidad. Que los regalos de Papá Noel se pongan el día 24, y los niños tengan todas las vacaciones para jugar, ha contribuido a arrinconar al Niño Jesús y a los Reyes Magos.

-Ayude a sacarlos del rincón del establo.

-Hace años, en Kolbe, hicimos un christma con la foto de un bebé y el siguiente texto: “¿Habrá que explicar a todo el mundo que quien nace en Belén no es Papá Noel?”.

-¿Se atreve con una felicitación para esta Navidad?

-”Queremos compartir contigo el mejor regalo de todos los tiempos: la fe”.

-Está en racha. Ahora imagine que una cofradía le encarga un cartel para el Viernes Santo.

-Utilizaría la imagen de unos costaleros llevando un paso. “Esta Semana Santa te alegrarás de ponerte un gran peso encima”.

-Oiga, ¿se le ocurre algo para que la gente apague el móvil en misa?

-Hemos cambiado la noción de lo importante por la noción de lo que es urgente. Así que propongo: “¿Hay algo más urgente que hablar con Dios? Por favor, apaga tu móvil”.

-La urgencia de hablar con Él, ¿la tuvo siempre?

-De niño recibí una estricta educación religiosa que provocaba cierto temor (ya sabe, el ojo vigilante de Dios…). Eso hizo que, por pura reacción, me alejara de la Iglesia.

-¿Qué le hizo volver?

-Una crisis personal que me llevó a reflexionar sobre todo.

-¿A qué conclusión llegó?

-A que la forma en que me fue transmitida la fe quizás no fue la correcta, como puede que tampoco lo fuera la forma en que yo la había entendido.

Dios en la planta 33

El grupo Villar Mir inaugura una capilla en Torre Espacio

25/11/2009 | Luis Losada Pescador

Torre Espacio es una de las cuatro torres emblemáticas de la prolongación del madrileño Paseo de la Castellana. Propiedad del Grupo Villar Mir, cuenta con todo tipo de servicios para sus inquilinos: Sonatrach, British Tobacco, Red Bull, y las embajadas de Gran Bretaña, Australia, Canadá y Holanda, entre otros. Sólo faltaba una capilla. Voilà!

La propuesta nace del director general de Pacadar (Grupo Villar Mir), Javier Martínez Castañeda. Muy pronto varios empleados se sumaron a la iniciativa con entusiasmo. Un entusiasmo compartido por el consejero delegado del grupo, Tomás García Madrid, y por el presidente y propietario Juan Manuel Villar Mir. Esta ilusión se transformó en realidad el pasado 3 de noviembre cuando vio la luz el sagrario más alto de Madrid. “Me da pena ser noticia por poner una capilla; debería ser tan normal que no fuera noticia”, señala García Madrid a ALBA.

No hubo inauguración oficial, pero sí bendición y primera misa. Su próximo objetivo: instalar un faro detrás del sagrario que sirva de referencia a la ‘cristiandad madrileña’. El faro del ‘Cristo de Torre Espacio’ servirá de guía a todos los habitantes de la capital. “Se verá desde muchos kilómetros”, señala con ilusión Martínez Castañeda.

Un torpedo contra el laicismo

¿Qué hace una capilla en un centro de trabajo?, ¿no es una provocación para el discurso secularizante? “Es un error horroroso y malévolo tratar de separar la fe del trabajo; cuidar el alma es más importante que el cuerpo; la fe no es que forme parte de nuestra vida; es que es lo más importante de la vida”, responde con contundencia García Madrid a ALBA. “Es como si alguien decide venir a trabajar sin brazo”, añade. Un mensaje gráfico que se convierte en todo un torpedo contra la línea de flotación de un laicismo militante del Gobierno que pretende ‘privatizar’ la fe. La fe es algo personal, y por tanto, necesariamente público.

¿Algún ‘ateo militante’? “No hemos recibido ninguna queja; en la mayoría de los casos se ha recibido con alegría, satisfacción y agradecimiento; en otros, con respeto. Pero ninguna queja”, apunta García Madrid. De momento sólo se celebra la eucaristía los martes y los jueves, pero la asistencia está siendo muy exitosa. “Sentados caben unos treinta y siempre hay gente de pie”, señala Martínez Castañeda. ¿Por qué sólo martes y jueves? “Nuestra intención es ir ampliando poco a poco; nos encantaría poder tener misa diaria”, responde García Madrid. De hecho ya ha comenzado un grupo que reza el rosario los miércoles a las 14.05 y a través de capilla@gvm.es se reciben propuestas para mejorar la atención espiritual. Por ejemplo, horarios de mediodía o de tarde. Lo próximo es dejar libros de espiritualidad que ayuden en la visita al Santísimo. Martínez Castañeda lo hace dos o tres veces al día. “Siempre me encuentro a alguien”, señala. A largo plazo, aspiran a organizar retiros y ejercicios espirituales.

¿Qué trascendencia tiene la fe en el mundo del negocio? “Todos nuestros actos deben de estar impregnados de la fe; sabemos que nuestras acciones trascienden”, responde. Ya, pero, ¿eso en qué se traduce? “En seguir la ley de Dios y las enseñanzas de Jesucristo, actuar con honestidad”, responde García Madrid, que se arranca afirmando que la fe “te lleva a observar a los demás como hijos de Dios; un amor que te lleva a amar al prójimo”. Es decir, es encontrar el verdadero sentido de la laicista responsabilidad social corporativa.

La capilla, pulmón de la torre

No. No estamos en un seminario. No es una homilía. La conversación se desarrolla en el fenomenal despacho de García Madrid, planta 52 de Torre Espacio. Nuestros interlocutores lucen traje gris y corbata tradicional. Al terminar, aceleran el paso a sus múltiples ocupaciones. Dios está presente en el mundo del trabajo. “La capilla está en el mismo corazón de la torre; es el pulmón; pero queremos que Cristo se encuentre en el centro de nuestros corazones”, afirma Martínez Castañeda. ¿Objetivo? “Enriquecer nuestra fe y acercarla a quienes podamos; aquí estamos 3.000 personas y es una ocasión para hablar de Dios a los demás”, responde Martínez Castañeda. No sería la primera vez que se produce una conversión en la oficina. Las oficinas de Telefónica en Las Tablas cuentan con una sala multifuncional donde se celebra la misa. “Ya ha habido conversiones; nosotros también queremos que la capilla remueva el corazón“, apunta Martínez Castañeda.

Pintadas amenazantes en la sede de la Fundación Red Madre

“Os beberéis la sangre de nuestros abortos”

26/11/2009 | Rosa Cuervas-Mons

Entrar en el pequeño bajo de la madrileña calle Pamplona que sirve de sede a la Fundación Red Madre, compartida con la asociación Provida de Madrid, es entrar en un almacén de ropa de bebé, carritos, leche y cunas; dos austeros despachos completan este cuartel general al que acuden cada día mujeres embarazadas sin recursos o mujeres que, tras un aborto provocado, necesitan ayuda médica o psicológica.

Éste y no otro ha sido el blanco de los últimos ataques proabortistas. Pintura roja imitando sangre y frases como “os beberéis la sangre de nuestros abortos”, “aborto porque me sale del koño”, “aborto libre y gratuito” o “violencia es no poder decidir sobre mi cuerpo”, adornan el portal de Red Madre desde la pasada noche.

“He llegado esta mañana y me he encontrado con la desagradable sorpresa de que en España no hay libertad; que los que intentamos defender a la mujer de la agresión que supone para ella el aborto y de ayudar a las madres en dificultades, nos vemos atacados de esta forma con pintadas tan horribles como ‘os beberéis la sangre de nuestros abortos’”, señala a ALBA la presidenta de la Fundación, Carmina García Valdés.

“No es sólo que les moleste que trabajemos ayudando a mujeres a ser madres; parece que quieren que el aborto, como dice una pintada, sea libre y gratuito y yo añadiría obligatorio, porque es lo que parece que quieren”, continúa Valdés, que está convencida de que “los que estamos a favor de que la mujer que quiere ser madre lo sea, estamos haciendo daño a los empresarios del aborto, porque es un gran negocio”.

Además de la desagradable sorpresa, la presidenta de Red Madre ha tenido que enfrentarse al enfado de algún vecino -”esto pasa porque estáis vosotros aquí”-, aunque también ha recibido el apoyo de muchos otros, que se han ofrecido a denunciar ante la policía.

Denuncia que ya han puesto tanto García Valdés como el administrador del edificio. “No sabemos quién puede haber sido, lo que sí sabemos es que cerca de esta oficina está la clínica Dátor; no sé si serán simpatizantes de esa clínica o simplemente personas que no saben que a la mujer el aborto le hace más daño que bien”, dice Valdés, que termina con una advertencia: “Si hacemos daño a los que tienen una ideología contraria a la vida, que se fastidien, porque aquí vamos a seguir“.

Unidos por la vida y la familia

DECLARACIÓN DE MANHATTAN

Protestantes, ortodoxos y católicos, unidos por la vida y la familia en EEUU frente a Obama

 

La llamada «Declaración de Manhattan» ha sido suscrita por líderes católicos, protestantes y ortodoxos, unidos para defender la vida y la familia. Con la Casa Blanca en el punto de mira. En Europa la hubieran estigmatizado como «ingerencia» política de la Iglesia. En EEUU, donde no se plantea la posibildad de un concordato, no escandaliza en absoluto.

Actualizado 26 noviembre 2009

En este extremo del Atlántico la noticia ha pasado casi desapercibida: aquella referente a un fuerte llamado público a defender la vida, el matrimonio, la libertad religiosa, y la objeción de conciencia, lanzado conjuntamente –cosa rara– por exponentes de primerísimo plano de la Iglesia católica, de las Iglesias ortodoxas, de la Comunión anglicana y de las comunidades evangélicas de los Estados Unidos.

Entre los líderes religiosos que han presentado el llamamiento en público, el viernes 20 de noviembre en el National Press Club di Washington (en la foto) estaban el arzobispo de Filadelfia, el cardenal Justin Rigali, el arzobispo de Washington, Donald W. Wuerl, y el obispo de Denver, Charles J. Chaput.

Y entre los 152 primeros que suscriben el llamado están otros 11 arzobispos y obispos católicos de los Estados Unidos: el cardenal Adam Maida, de Detroit, Timothy Dolan, de New York, John J. Myers, de Newark, John Nienstedt, de Saint Paul y Minneapolis,  Joseph F. Naumann, de Kansas City,  Joseph E. Kurtz, de Louisville, Thomas J. Olmsted, de Phoenix, Michael J. Sheridan, de Colorado Springs, Salvatore J. Cordileone,  de Oakland,  Richard J. Malone, de Portland, David A. Zubik, de Pittsburg.

El llamado, de 4.700 palabras, lleva por título: «Manhattan Declaration: A Call of Christian Conscience [Declaración de Manhattan. Un llamado de la conciencia cristiana]» y ha tomado nombre de la zona de New York en donde se discutió y decidió su publicación el pasado mes de setiembre.

La redacción final del texto fue confiada al católico Robert P. George, profesor de derecho en la Universidad de Princeton, a los evangélicos Chuck Colson y Timothy George, este último profesor de la Beeson Divinity School, en la Universidad de Samford, en Birmigham, Alabama.

Entre los otros firmantes figuran el metropolitano Jonah Paffhausen, primado de la Iglesia ortodoxa en Estados Unidos, el arcipreste Chad Hatfield, del seminario teológico ortodoxo de San Vladimiro, el reverendo William Owens, presidente de la Coalition of African-American Pastors, y dos notorios personajes de la Comunión anglicana: Robert Wm. Duncan, primado de la Anglican Church in North America, y Peter J. Akinola, primado de la Anglican Church en Nigeria.

Entre los católicos, obispos aparte, han suscrito el llamado el jesuita Joseph D. Fessio, discípulo de Joseph Ratzinger y fundador de la editorial Ignatius Press, William Donohue, presidente de la Catholic League, Jody Bottum, director de la revista «First Things», George Weigel, miembro del Ethics and Public Policy Center.

La «Declaración de Maniatan» no cae en el aire sino en un momento crítico para la sociedad y la política de los Estados Unidos: precisamente mientras la administración de Barack Obama está muy afanada en hacer pasar un plan de reforma de la atención de salud en los Estados Unidos.

Defendiendo la vida humana desde la concepción y el derecho a la objeción de conciencia, el llamado contesta dos puntos puestos en peligro por el proyecto de reforma actualmente en discusión en el Senado.

En el Congreso el peligro ha sido destapado gracias a una apremiante acción de lobby conducida a plena luz del día por el episcopado católico. Después que el voto final había garantizado tanto el derecho a la objeción de conciencia así como el bloqueo de cualquier financiamiento público al aborto, la conferencia episcopal había reivindicado este resultado como un «triunfo». Pero ahora en el Senado la batalla ha vuelto a comenzar desde el inicio, sobre un texto base que de nuevo la Iglesia juzga inaceptable. La conferencia episcopal ya ha dirigido a los senadores una carta indicando las modificaciones que quisiera que fueran aportadas a todos los puntos controversiales.

Pero ahora además está la ecuménica «Declaración de Maniatan», cuyo último capítulo, titulada «Leyes injustas», termina con este anuncio solemne: «No nos dejaremos reducir al silencio o a la aceptación sumisa o a la violación de nuestras conciencias por ningún poder en la tierra, sea este cultural o político, sin importar las consecuencias que esto pueda tener para nosotros».
   
E inmediatamente después: «Daremos al César lo que es del César, en todo y con generosidad. Pero bajo ninguna circunstancia le daremos al César lo que es de Dios».   En un pasaje inicial, el llamado también dice esto: «Mientras la opinión pública se ha movido en una dirección pro vida, fuerzas poderosas y decididas están trabajando para expandir el aborto, la investigación que destruye embriones, el suicidio asistido y la eutanasia».   Y es verdad. Según las más recientes encuestas, la opinión pública en los Estados Unidos está virando sensiblemente hacia una mayor defensa de al vida del concebido.  De 1995 al 2008 todos los sondeos habían registrado una prevalencia de los abortistas respecto a los pro vida, con diferencia neta: los primeros con el 49 por ciento, los segundos con el 42. En cambio, hoy, las posiciones se han invertido. Los abortistas han bajado al 46 por ciento, y los pro vida han subido al 47 por ciento, superándolos.

Por lo tanto, los líderes religiosos que apremian a Obama en los terrenos minados del aborto, del matrimonio entre homosexuales, de la eutanasia, saben que tienen con ellos una amplia y creciente parte de la sociedad estadounidense.

El lanzamiento de la «Declaración de Maniatan» ha tenido un fuerte eco en los medios de los Estado Unidos, sin que ninguno protestase contra esta  «ingerencia» política de las Iglesias. Pero los Estados Unidos están hechos así. En esa nación existe desde siempre una rigurosa separación entre las religiones y el Estado. Los concordatos no existen y ni siquiera son concebibles. Pero precisamente por esto se reconoce a las Iglesias la libertad de hablar y de actuar en campo público.

En Europa el paisaje es muy diferente. Aquí la «laicidad» está pensada y aplicada en conflicto, latente o explícito, con las Iglesias. Esto también es, quizá, un motivo del silencio que en Europa, en Italia, en Roma, ha cubierto la «Declaración de Manhattan». Es considerada un fenómeno típicamente estadounidense, extraño a los cánones de juicio europeo.

Una diferencia análoga de aproximación existe en la comunión eucarística negada a los políticos católicos pro-aborto. En los Estados Unidos la controversia es muy viva, mientras a este lado del Atlántico no. Esta sensibilidad diferente divide también a la jerarquía de la Iglesia católica: en Europa y en Roma la cuestión es prácticamente ignorada, dejada a la conciencia de los individuos.

Sin embargo, se debe notar que sobre este punto algo está cambiando en el Viejo Continente. Y no sólo porque hay un Papa como Benedicto XVI que declaradamente prefiere el modelo americano de relaciones entre las Iglesias y el Estado.

Una señal vino hace pocos días desde España, donde la Iglesia católica está en litigio con un gobierno ideológicamente hostil, el de José Luis Rodríguez Zapatero, y donde se prepara una ley que liberaliza el aborto más de cuanto ya lo es.

Según cuanto ha referido «L´Osservatore Romano», el secretario general de la conferencia episcopal española, el obispo Juan Antonio Martínez Camino, no ha dudado en advertir a los políticos católicos que, si votan por el sí a dicha ley, no podrán ser admitidos a la comunión eucarística, porque se pondrían en una situación objetiva de «pecado público».

No sólo. Monseñor Martínez Camino ha agregado que quien sostiene que es moralmente legítimo asesinar a un niño por nacer se pone en contradicción con la fe católica y por lo tanto corre el riesgo de caer en la herejía y en la excomunión «latae sententiae», es decir, automática.

Es la primera vez que en Europa se oyen palabras tan «americanas» de parte de un dirigente de una conferencia episcopal.