cientos de personas, en el encuentro nacional de la Divina Misericordia
La solución definitiva para traer al mundo la paz, en el diario de una santa polaca
Esta devoción llama a vivir la misericordia en la vida cotidiana
El mismo Jesús llamó a acudir con confianza total a la misericordia de Dios,

hasta a los pecadores más empedernidos: “Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a mi misericordia”, reveló en sus apariciones a una monja polaca, santa Faustina Kowalska. A ella le transmitió que la solución verdadera para que el mundo encuentre la paz está precisamente en esta devoción: “La Humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a mi Misericordia”, fueron sus palabras, que ella recogió en su diario.
Para avivar la devoción en España y que se cumplan las promesas que hizo Jesús a la santa -canonizada en 2000 por Juan Pablo II-, se ha celebrado en la Basílica de El Pilar el III Encuentro Nacional de la Divina Misercordia. Tuvo lugar el domingo 25 de octubre y contó con el Arzobispo de Zaragoza, mons. Manuel Ureña, que presidió la Misa, tras el rezo del vía Crucis y de la Coronilla de la Misericordia.
El Papa Juan Pablo II, fiel a esta devoción, subrayaba en el 97 que acudir a ella era clave para el hombre en el siglo XXI: “No hay nada de lo que el hombre actual tenga más necesidad que la Misericordia Divina, este Amor benigno, compasivo, que eleva al hombre sobre su debilidad hacia las alturas de la Santidad de Dios”.
Llamada a la confianza total
Una de las organizadoras, Mª Carmen Alcoz, cuenta a ALBA que el Encuentro Nacional tiene cada año mejor acogida: “Este año estaba la basílica completamente llena, de personas procedentes de distintos puntos de España”. Recuerda que el mensaje central que trae esta devoción al hombre del siglo XXI es el de la plena confianza en Dios: “Le viene a decir que no tenga miedo. Que se fíe de Él, ¡que está vivo!“. Y es también una llamada a practicar la misericordia en los detalles más cotidianos: “Se puede vivir la misericordia con los demás de tres formas: con la oración, la palabra y la acción, como la limosna. Hay mucha gente que te hace un favor sin pensarlo. Por ejemplo, el conductor del autobús que para y te abre la puerta aunque hubiera arrancado. Y no la vives cuando entras en el portal, viene un vecino que no te apetece, y haces que no le has visto o cuando hay un pobre pidiendo limosna, y damos un rodeo para no pasar a su lado, en lugar de echar la mano al bolsillo”.
Jesucristo prometió a Santa Faustina que concedería mayores gracias a las personas que más confiaran en su Misericordia: “Deseo conceder gracias inimaginables a las personas que confían en mi misericordia en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina“. (Diario 1520 y 1541) (Diario 687). Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia,
Cómo vivir esta devoción
Existen varias formas de vivirla, como el rosario de la Divina Misericordia, conocido como ‘la Coronilla’,; la novena; o la ‘Hora de la Misericordia’, que consiste en hacer un momento de oración a las tres de la tarde, la hora de la muerte de Jesús en la Cruz. “A las tres de la tarde, invoca mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi Pasión, especialmente en mi abandono en el momento de mi agonía. Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión“. Y Jesús enseñó a Santa Faustina una breve oración para rezarla todos los días a las 15:00: “Oh sangre y agua, que brotaste del corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros y para el mundo entero, en ti confío”.
La fiesta de la Misericordia se celebra el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, como pidió el mismo Jesús en sus apariciones: “Yo deseo que haya una Fiesta de la Divina Misericordia. En aquel día, quien se acerque a la fuente de la vida, conseguirá la remisión total de las culpas y de las penas. Desdeo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la santa comunión el día de la fiesta de mi Misericordia“.
Para promover esta espiritualidad en todo el mundo, nació un movimiento, como pidió Jesús a la santa en 1935: “Quiero que se establezca cuanto antes un movimiento apostólico que implore y anuncie la Misericordia de Dios en el mundo entero“. Santa Faustina Kowalska escribía más tarde: ”Veo claramente que esta obra de apostolado será una gran asociación de fieles extendida por todo el mundo, a ella podrán pertenecer todos cuanto lo deseen: sacerdotes, religiosos y laicos. Ellos anunciarán con su palabra y sus obras, la infinita Misericordia de Dios al mundo entero y la implorarán con su oración”. (Diario de Santa Faustina, nº 436). Hoy está extendido por los cinco continentes.
Ahora, se prepara ya la II edición del Congreso Mundial de la Divina Misericordia que se celebrará en Polonia en 2011, con la participación del cardenal polaco Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia.
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