“El movimiento pro vida reprochó a Aznar su falta de coherencia”
Jesús Poveda, médico, apasionado docente y gran provida.
Se define como un “enamorado de la vida”. Jesús Poveda, médico y

profesor de la Autónoma de Madrid, comenzó su aventura pro vida hace más de 25 años, tras atender el aborto espontáneo de una embarazada de 12 semanas. Entonces se debatía en España la ley del aborto y Poveda, solo frente a los restos del no nacido, decidió que alguien tenía que hacer algo.
Desde aquel lejano 1982 hasta hoy no ha parado de manifestarse, de aprender, de enseñar y de curar. Recibe a ALBA en una consulta que entremezcla libros y material de trabajo con fotos, recuerdos y la mochila de montaña. Poveda en estado puro.
-¿Hacia dónde se inclina la balanza de su aventura pro vida, hacia las alegrías o hacia las tristezas?
-La historia de la ley del aborto en España es una historia dramática: han fallecido muchos miles de inocentes y muchas mujeres se han visto abocadas al aborto incluso contra su voluntad… Ha sido duro, pero hemos recogido frutos preciosos.
-¿Cómo por ejemplo?
– Hace un par de días estaba delante de una clínica abortista y se me acercó una chica que la semana anterior iba a entrar a abortar. Había decidido seguir adelante con el embarazo.
-¿Sabe cuántas mujeres han decidido seguir adelante por usted?
-Por conversaciones que he mantenido personalmente con ellas, unas 500. Luego hay muchos casos de los que no eres consciente. Hace meses me llamó un ginecólogo de La Paz que había atendido un parto. La chica le había dicho que estaba pensando abortar y cuando fue a Dator se encontró con nosotros en la puerta. Ella lo interpretó como una señal de que no debía entrar y ahí estaba, dando a luz tan contenta. Una de las cosas que más me gusta es eso, burlar al destino: algo que irremediablemente va a ser, cambiarlo. Como el proyecto de la Ley Aído.
– ¿Cree que va a cambiar?
– Creo que esa ley, que se ha aprobado con ‘sabadosidad’ [en un Consejo de Ministros celebrado en sábado] y alevosía, no va a salir. Está habiendo mucha reacción social y eso, aunque parezca paradójico, tenemos que agradecérselo a la ministra de Igualdad.
-¿Por qué?
-Porque ha puesto el dedo en la llaga. Ha dicho que un feto de 12 semanas no es vida humana y ese es el gran debate. En la cultura de la vida pensamos que sí es un ser humano y que hay que protegerlo. Mientras que Bibiana Aído, que no lo considera humano, lógicamente es partidaria de la ley que está promoviendo.
-Volviendo a la reacción social. Provida, a la que usted pertenece, es una de las entidades convocantes de esa gran manifestación del 17 de octubre. ¿Por qué cree que hay que ir?
-Porque va a ser la gran manifestación de la cultura de la vida y porque se hace bajo el lema ‘Cada vida importa’. No hablamos sólo de eutanasia o aborto sino también de malos tratos, de violencia doméstica, de terrorismo, de todo lo que sea atentar contra la vida.
-¿Usted dónde estará?
-Donde me digan; he dicho a los organizadores que me organicen.
-¿Habrá unidad o se notará que hay más de 40 asociaciones convocantes?
-Yo creo que habrá unidad. La convocatoria está hecha desde hace mucho tiempo, hay un logotipo… Luego, evidentemente, cada grupo alardeará de lo que crea que debe alardear, pero yo creo que en el movimiento pro vida hay mucho sentimiento de decir: ¡ahora!
-¿Cree que Rodríguez Zapatero y Aído verán la manifestación por la tele?
-Preferirán no mirar y si pueden irse al extranjero se irán. Pero al día siguiente les darán los resúmenes de prensa y verán que los periódicos nacionales e internacionales hablan de esa gran manifestación en Madrid.
-¿Servirá de algo?
-Una manifestación de estas proporciones lo que está diciendo es que esta ley no gusta. Sobre todo va a ser una manifestación no hipócrita, al contrario que la Ley Aído, que es muy hipócrita.
-¿En qué sentido?
-Por un lado dice que el aborto está mal y por otro lo fomenta. A nosotros en cambio, el aborto nos parece mal y por eso decimos que hay que abolir la ley y ayudar a la mujer embarazada.
-¿Por qué una reforma ahora?
-La Ley Aído es el último eslabón de una cadena que comenzó cuando el doctor Morín fue detenido y procesado en Barcelona tras descubrirse en la clínica una trituradora de fetos.
-Esa detención tuvo consecuencias…
-En ese momento se encendieron las luces rojas del negocio abortista en plan: ‘nos han pillado’. Empieza a haber denuncias por irregularidades en Madrid (Isadora, El Bosque, Dátor) y de pronto, por primera vez en la historia de la democracia, hay una reunión entre ministros de Justicia, Sanidad, Igualdad y personas con causas pendientes para ver qué pueden hacer. Se decide entonces hacer la Ley Aído, que intenta proteger a médicos y administradores de clínicas abortistas.
-A usted le han detenido muchas veces por manifestarse delante de Dator, tantas que ya se ha hecho amigo del comisario de Tetuán, y sin embargo se protege a las clínicas. ¿El mundo al revés?
-Estas detenciones ponen de manifiesto el doble rasero que hay para medir. No se hace nada con las irregularidades conocidas de los centros abortistas, mientras que una persona que pacíficamente se sienta ahí es contestada de una manera desproporcionada.
-¿Qué piensa cuando le detienen?
-Pues pienso que hasta dónde hemos llegado, pero también creo que para muchas personas que trabajan en instituciones públicas es un punto de reflexión. Yo no le digo a nadie que haga lo que yo hago, pero pienso que mis detenciones pueden servir, y me consta que así ha sido, para que alguien se replantee qué está pasando con el aborto en España.
-Cambiemos de tercio. En las pasadas elecciones europeas se embarcó en la aventura de Libertas y escribió una carta en la que explicaba los motivos por los que lo hacía. Sonaba casi a disculpa…
-No, no. Creo que es una deformación profesional como docente, siempre estamos dando explicaciones. Me presenté con dos objetivos: presionar a los partidos políticos para que hicieran la campaña que creo que debían hacer y hacer ver que el movimiento pro vida no está enconsertado en un partido político, ni en dos, ni en tres. Se puede estar en cualquier partido siempre que éste respete la vida humana.
-¿Se cumplieron sus objetivos?
-Con creces. Me consta que Mayor Oreja hizo una buena campaña a favor de la vida, en parte presionado por Libertas, y mucha gente entendió que los provida somos políticamente libres. Con el PP, por ejemplo: es cierto que Aznar gobernó ocho años y que Zapatero lleva seis, pero yo he estado más veces en la cárcel con Aznar que con Zapatero, aunque bueno…
-¿Qué?
-Que todavía me quedan unos años, espero que pocos. Pero eso certifica que también en la época de Aznar el movimiento pro vida reprochó la falta de coherencia.
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