La inexplicable curación de un niño español

El caso se encuentra ya en manos del Postulador de la Causa de canonización de Juan Pablo II

Alfa y Omega, 24 Septiembre 2009

Avisamos a los lectores de que la historia de Chema, aunque puede parecer un relato de ficción, es tan real como los expedientes médicos que demuestran que la curación de este niño español de 5 años, enfermo de una dolencia incurable, es inexplicable para la ciencia. Sus padres, sin embargo, dicen saber dónde está el secreto: en la intercesión de Juan Pablo II. Hace sólo unos días, el ex portavoz del Vaticano, don Joaquín Navarro Valls, confirmaba que el difunto Papa podría ser proclamado santo a finales de 2010. Y quizá tenga que ver en ello el caso de esta familia, que ya está en manos del Postulador de la Causa de canonización del Pontífice

Será porque quien suscribe no puede dejar de pedir que Dios le aumente la 06_f1fe, pero les garantizamos que aún estamos en estado de shock. Cuando miramos a Chema, el niño de 5 años que camina, ríe y trota por las calles de Madrid cogido de nuestra mano, nos cuesta asumir que es el mismo crío que hace unos meses estaba atravesando un calvario de dolores, luchando por mantenerse en pie y con la única perspectiva de pasar el resto de su vida con casi la mitad del cerebro extirpado. La cicatriz que tiene un poco por encima de la nuca -una llaga de 20 centímetros, causada durante los seis días en coma inducido que pasó en julio, en los que los enfermeros posiblemente no le movieron lo suficiente- nos recuerda, sin embargo, que Dios puede hacer lo que quiere, como quiere y con quien quiere, aunque se escape a nuestras entendederas. ¿Qué le ha ocurrido, entonces, a este niño, para que haya pasado de no poder tenerse en pie a darnos un abrazo enorme, de los que duran hasta Navidad, cogido con fuerza a nuestro cuello? Por partes, que su historia no es de las que se despachan en dos líneas.

Una terrible y rara enfermedad

Chema es el segundo hijo de Concepción e Ignacio. Nació con hidrocefalia, en la provincia de Murcia, pero, después de un correcto tratamiento, terminó por ser un niño como cualquier otro. En marzo de 2009, después de que unos espasmos físicos diesen la voz de alarma, le fue diagnosticada una rara y terrible enfermedad: el síndrome de Rassmussen. La enfermedad, de tipo autoinmune, provocaba que su propio cuerpo no reconociese su cerebro y empezase a atacarlo. Como resultado, el hemisferio derecho de su cerebro se inflamó y comenzó a paralizársele el lado izquierdo del cuerpo. «El niño es presa de convulsiones continuas en su lado izquierdo, no cesan ni cuando duerme. Lleva meses teniendo convulsiones; algunas son dolorosas, otras no le permiten hablar, y otras le afectan al ojo, molestándole continuamente», relataba Concepción, en un correo electrónico que envió, el 18 de julio, solicitando oraciones. En todo el tiempo que duró la dolencia, «Chema ha llevado su enfermedad con una paciencia extraordinaria, alegría de corazón y soportando cualquier pinchazo y tratamiento sin derramar una lágrima ni enojarse por su situación. Su padre y yo estamos orgullosos y maravillados con él, y damos gracias a Dios y a la bendita Virgen María, que le están acompañando todo este tiempo. Tenemos encomendado al niño a los continuos cuidados de la Virgen Milagrosa, y le hemos dado una medalla con esta advocación, que lleva en la venda que le cubre la cabeza», proseguía Concepción.
El neurólogo del hospital murciano en el que estaba ingresado derivó a los padres al Hospital Niño Jesús, de Madrid, donde trabaja uno de los pocos médicos en todo el mundo que está especializado en síndrome de Rassmussen. La enfermedad le atacó con especial virulencia, y los síntomas que en otros niños tardan años en producirse, a Chema se le presentaron en pocos meses. Aunque fue tratado como exigía el protocolo médico, no se produjo la mejoría: «Ha sido tratado con muchos fármacos, le han hecho infinidad de pruebas, lo intentaron casi todo, pero sin resultado», explica ahora la madre, sentada en una terraza madrileña, junto a su marido y su hijo, que juega a levantarse y a sentarse en la silla, como cualquier niño de su edad.

Hemiparésico de por vida

Cuando nos recuerdan lo que le sucedía hace sólo unos meses, parece que se refieren a otra persona: movimientos espasmódicos en la mano, en los pies o en las aletas de la nariz; no podía andar correctamente, y en ocasiones casi no podía ni hablar. Día a día, y ante la mirada de sus padres, se iba quedando hemipléjico del lado izquierdo. Por fin, los médicos dieron la única solución que se conoce para el síndrome de Rassmussen: extirpar parte de la mitad dañada del cerebro, en concreto, las zonas que controlan el aparato motor. De este modo, la enfermedad no avanzaría más, «aunque las consecuencias de la operación son una hemiparesia permanente en el lado izquierdo, perder funcionalidad en su mano (es posible que con una dura rehabilitación consiga agarrar, aunque no usar los dedos) y llegar a andar aún con un baile característico de su pie. Los daños mentales sólo serán evaluables después de la operación», relataba su madre, en julio. Sin embargo, «cuando no era por una cosa, era por otra, y le iban posponiendo la operación cada vez más, a pesar de que habían dicho que había que operarle con urgencia. Por fin, nos dieron fecha para la primera semana de septiembre», dice Ignacio.
Si el lector ha llegado hasta aquí, debe tener en cuenta un factor determinante: los cuidados médicos no eran los únicos que recibía el pequeño.

Rezar como si estuviese curado

En efecto, sus padres, abuelos y un inabarcable número de amigos y

Las manos de Chema sostienen la imagen de Nuestra Señora del Olvido, el Triunfo y la Misericordia
Las manos de Chema sostienen la imagen de Nuestra Señora del Olvido, el Triunfo y la Misericordia

conocidos le dedicaban sus cariños y sus rezos. Concepción e Ignacio visitaban a diario la capilla del hospital, encomendaban a su pequeño a la Virgen y pasaban largos ratos ante el Santísimo, expuesto en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en Madrid, muy cerca del centro hospitalario: «Estábamos seguros de que Dios podía curar a nuestro hijo. Que sólo Él podía y que, si se lo pedíamos con fe, lo haría. Un día, mientras rezaba, escuché una cita de san Agustín que venía a decir que rezar con fe es rezar pensando que Dios nos quiere conceder lo que le pedimos, que ya nos lo ha concedido o nos lo concederá, porque, de hecho, por el Bautismo ya nos ha concedido el mayor milagro al convertirnos en sus hijos. A partir de ese día, empecé a pedir como si mi hijo ya se hubiese curado y sólo tuviese que manifestarse su curación».

Eso sí, Concepción no sólo pidió la sanación de Chema. «Durante la oración sentía que Juan Pablo II podía interceder por Chema, y que el milagro que hiciese con él podría suponer la canonización del Papa». Así que comenzó a pedir la intercesión del Pontífice, sin decírselo a nadie. La sorpresa llegó cuando, al comentarlo con su marido, él le confesó que también pedía la intercesión del Papa. Ahora, con su hijo sobre el regazo, Ignacio cuenta que «siempre he tenido claro que Juan Pablo II es un santo, que podía interceder para que Chema se curase, y que merece que su santidad sea reconocida. Sabía que Juan Pablo II podía interceder para lograr un milagro». Casi no ha terminado de hablar cuando su hijo, de pie frente a la mesa de la terraza, le reclama para seguir jugando. E inevitablemente, uno recuerda el pasaje del Evangelio en el que la fe de la hemorroísa arranca un milagro a Jesús; o ese otro en el que, por la fe de su madre, Cristo resucitó al hijo de la viuda de Naím: «Muchacho, a ti te digo, levántate».

Una señal, de la mano de la Virgen

Los amigos y familiares que se acercaban al hospital comentaban a sus padres las plegarias que elevaban al santo de turno. Un día, mientras rezaba, Concepción se planteó cómo sabría que era Juan Pablo II quien había intercedido por su hijo, y no otro santo, en caso de que Dios les concediese el milagro. «Me vino a la cabeza la imagen de una Virgen. Todos traían juguetes, y a lo sumo alguna estampa, pero una figura de la Virgen no es el típico regalo para un niño hospitalizado. Así que si recibía una figura de María, sería como una señal de que el Señor aceptaba la intercesión del Papa. Y para no hacer trampas, no se lo conté a nadie. Sólo unos meses después lo supieron mi marido, mi hijo y mi madre», cuenta. A finales de agosto, «justo cuando había dejado de pedirla, el Señor quiso enviarme una señal: mi suegro me contó que una mujer, a quien yo no conocía, le había abordado a la salida de misa para entregarle una imagen de Nuestra Señora del Olvido, el Triunfo y la Misericordia, que se venera en Guadalajara y que Juan Pablo II había conocido años atrás, en el santuario mariano de Czestochowa, en Polonia». Se cerraba el círculo.

Y se curó

En agosto, como los médicos se iban de vacaciones y no podían hacer el seguimiento, se fijó una nueva fecha para la operación, ya después del verano. Pero no hizo falta: un día, Chema empezó a mover el brazo. Después, las piernas. Y más adelante, se irguió con normalidad. Los médicos del Niño Jesús se lo confirmaron en septiembre a la familia: no se habían equivocado de diagnóstico, no tenían explicación médica, no sabían qué había pasado. «Nos dijeron que la Medicina no lo explica todo, que la enfermedad, simplemente, había desaparecido, y le dieron el alta al niño», dice la madre. Ahora, el niño reza desde su casa a la Virgen, juega con sus hermanas y ha empezado la vuelta al cole. Su caso está en manos de la Causa de canonización de Juan Pablo II. «Dirán que es o no un milagro -comenta su madre, con una sonrisa de oreja a oreja-. Lo que importa es que mi hijo estaba hemipléjico por una enfermedad incurable y se ha curado. Sé que Dios nos ha concedido un milagro y creo que ha sido por mediación de Juan Pablo II. Y quien no lo crea, que mire a Chema». Chema, con cara de pillo, nos mira, nos lanza un beso y nos dice adiós con la mano izquierda, mientras se va, corriendo, por las calles de Madrid. «El muchacho se levantó y se puso hablar; y Jesús se lo entregó a su madre», sigue el pasaje de la viuda de Naím…

El Derecho debe servir al hombre, no a la ideología

Los juristas católicos dicen Basta:

«Ganar unas elecciones no da derecho a cambiar el código moral de una sociedad».

El catedrático de la Universidad Complutense y antiguo diputado don Andrés Ollero resumía así una de las principales preocupaciones de los juristas católicos reunidos, el pasado fin de semana, en la Universidad CEU San Pablo, de Madrid. Políticos, magistrados, catedráticos o abogados expertos en las diversas ramas del Derecho coincidieron en advertir acerca de la peligrosa deriva impuesta por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, empeñado en sustituir los fundamentos morales del Derecho por los postulados de la ideología de género. El antídoto -dice don Benigno Blanco, Presidente del Foro Español de la Familia- pasa por recuperar «una mirada cariñosa hacia la realidad» (hacia el niño, el enfermo, la naturaleza…), que nos permita redescubrir el sentido de la moral.

La Asociación Católica de Propagandistas ha puesto en marcha los Congresos de Juristas Católicos, con vocación de permanencia. Su Presidente, don Alfredo Dagnino, explica que deben servir no sólo para promover la unidad de acción de estos profesionales, sino para que liderar en la sociedad un amplio movimiento de regeneración del Derecho. «Se necesitan hombres con valentía que se opongan a las innumerables violaciones de los derechos de las personas, también en nuestras modernas democracias», dijo. La potestad que quiere otorgar el Gobierno a la madre de terminar impunemente con la vida del hijo que lleva en su seno es uno de los ejemplos más dramáticos y visibles, además de una seria advertencia de que no es posible confiar hoy en que el sentido más elemental de la lógica inspire la acción del legislador: matar será un derecho.
Junto al Presidente de la ACdP, en la inauguración del Congreso, el director del Servicio Jurídico Civil de la Conferencia Episcopal Española, don Silverio Nieto, aplaudía «esta iniciativa, especialmente oportuna», ante la urgencia que tiene hoy ante sí el jurista católico de «responder a la exigencia de reencontrar el fundamento auténtico del Derecho, sustrayéndolo a la arbitrariedad de un uso político». Para ello, debe «desempeñar el papel de conciencia crítica en la comunidad más amplia de juristas españoles», con razones y argumentos sólidos, frente a la tendencia actual de «confundir derechos auténticos con reivindicaciones subjetivas». La brújula es clara: «Para los juristas católicos, el Derecho no sólo es un sistema normativo para articular la convivencia o para garantizar la paz social, que también. Es, ante todo y primero, un instrumento para defender la dignidad de la persona, de cada persona».

La condición de católico no puede ser algo de lo que avergonzarse. La herencia cristiana, recordó el padre Nieto, propició «la evolución del Derecho hacia la protección de la dignidad de la persona y de los derechos del hombre». De hecho, si «se ha producido hoy una minusvaloración de la dignidad de la persona», esto se debe al «olvido de Dios».

Más alto aún apuntó el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, él mismo reconocido jurista, durante la Eucaristía que celebró con los participantes en el Congreso, y en la que partió de una visión integradora de todas las dimensiones del ser humano: «Entre la santificación personal y la santificación de las realidades temporales hay una estrecha y decisiva vinculación». Si el apostolado del seglar en la vida pública es fundamental para que «el Evangelio fructifique», de particular relevancia resulta la misión del jurista católico, a quien concierne especialmente la pregunta sobre «la buena ordenación de las relaciones sociales y del Derecho conforme a las exigencias de la ley natural y de la Ley de Dios».

Evangelizar y defender dignidad humana en redes sociales

LIMA, 28 Sep. 09 / 09:22 pm (ACI)

El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, destacó que los católicos que participan en las redes sociales deben evangelizarlas y defender la dignidad de la persona humana, usando los recursos tecnológicos de la mejor manera y con una conciencia ética.

Así lo expresó el Purpurado en el I Congreso Internacional Universitario sobre Redes Sociales «Link, únete a la red», el pasado viernes en el auditorio ZUM de la Universidad de Lima.

El Arzobispo de Lima reconoció que las redes sociales, usadas correctamente, son herramientas con singulares ventajas, aunque señaló que el mundo virtual no tiene que reemplazar la relación personal, de amistad, cercanía y ternura que debe haber entre los seres humanos.

«Las familias pueden estar en contacto aunque sus miembros estén muy lejos unos de otros; los estudiantes e investigadores tienen un acceso fácil e inmediato a documentos. Las redes facilitan mucho el progreso y la inclusión social, son herramientas maravillosas al servicio de la seguridad, emergencia y las cadenas de solidaridad», mencionó.

«Las redes sociales comunican con una rapidez mayor la condición humana, el modo en que la persona tiene que captar, interiorizar, abstraer, comparar, analizar, enjuiciar, etc. Esa rapidez de la comunicación hace muy difícil asimilar la información de modo razonado, respetando la complejidad de lo que es el tejido humano, por lo que hace falta desarrollar un especial aparato crítico en la persona: más veloz, claro y honesto», dijo el Cardenal.

Tras explicar la necesidad de la conciencia ética en las redes sociales, el Purpurado animó a afirmar «la dignidad de la persona, la centralidad de la familia, la grandeza de la verdad, del bien y de la belleza. Que haya un código no solo ético sino también civil y penal de lo que puede ocurrir con estas redes. Las nuevas tecnologías deben excluir palabras e imágenes degradantes para el ser humano, lo que es violación de la intimidad, el maltrato de la sexualidad humana, o todo lo que es explotación de los niños, de los débiles».

El Arzobispo recordó de manera especial a Juan Pablo II un «¡extraordinario comunicador ¡La que hubiera armado!, porque sin esta tecnología él construyó su red social que movilizó a miles de millones de personas de diferentes idiomas, culturas, lenguas, razas, y con ese método suyo del gesto tuvo una cercanía e hizo del mundo, una familia«.